The Unending Gift

viernes, julio 22, 2016

LA VENGANZA DE LA OCULTACIÓN

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 22.07.16


Las autoridades tienen miedo. A los refugiados llegados y a los que llegarán. Pero ante todo tienen miedo a sus electores

YA está aquí. La pesadilla más temida. Un joven refugiado graba un vídeo en el que se proclama feliz porque va a matar al mayor número posible de infieles en Alemania para mayor gloria del islam y de Estado Islámico. Y como pago directo de brutal desprecio por haber sido acogido y cuidado en Alemania. «He vivido en vuestras casas y os voy a cortar el cuello». Solo le faltó dar gracias personalmente a Angela Merkel. Es el perfecto escenario del horror para la canciller alemana. La consumación de una amenaza que se ha querido minimizar o negar desde el 4 de septiembre de 2015, cuando ella decidió abrir de par en par las fronteras alemanas. Aquella decisión personal, con convicción y buena fe, ha causado un terremoto de aún incalculables consecuencias. Entre sus efectos ya consumados muchos incluyen el Brexit, el auge espectacular de partidos populistas y las tensiones sin precedentes entre miembros de la UE. Nadie sabe si algo habría sido distinto con otra decisión. Con una reafirmación incondicional de fronteras, leyes y procedimientos vigentes. No se hizo. Ya no importa. La UE está sumida en una crisis realmente existencial. Ya tiene un miembro menos. Y su credibilidad colapsa. En cuestiones de mayor calado que la estabilidad presupuestaria o el rescate de Grecia. La seguridad, la libertad y la identidad asumen el protagonismo. Ya es imposible separar inmigración y comunidades musulmanas del colapso de la percepción de seguridad de los europeos. Con el terrorismo islamista convertido en amenaza cotidiana general y obsesión, las sociedades europeas exigen seguridad. Quieren soluciones a su angustia. Si no las ofrecen los partidos democráticos tradicionales, las buscarán en otros.

El atentado del joven afgano de 17 años que armado con un hacha y cuchillo hirió a pasajeros en un tren en las proximidades de Würzburg es una bomba para Merkel en un panorama general de inseguridad. Se cumplen los peores augurios expuestos con la llegada de ese millón en pocos meses. Ahora se reconoce, por ejemplo, que nadie sabe ni la edad real ni la procedencia del «afgano de 17 años» del hacha, que podría ser un paquistaní de 22 o 23. Un pequeño ejército de suicidas puede provocar el colapso general de la seguridad en el continente. Son 55.000 los menores sin compañía que se estima han entrado desde aquella fecha. Más centenares de miles con menos de cuarenta. La inmensa mayoría pacífica deseosa de una nueva vida. Pero nadie sabe cuántos componen esa minoría con intención bien distinta. La otra bomba, la política, es el escándalo de la ocultación del peligro por las autoridades. En muchos países se están falsificando estadísticas para que no reflejen esta relación entre inmigrantes ilegales y la inseguridad. Se ocultan o minimizan miles de agresiones sexuales y otros delitos. Con el atentado de Würzburg no podían negar que fuera un refugiado musulmán. Pero fue grotesca la obsesión por negar el carácter islamista del crimen. Eso después de Niza, donde el supuesto loco contaba con una célula de apoyo. Ya se disponía del referido vídeo del terrorista de Würzburg y había reivindicado el IS y aún se presentaba el atentado como obra de un desequilibrado, abatido por la muerte de un amigo. Las autoridades tienen miedo. A los refugiados llegados y a los que llegarán. A las comunidades islámicas, que ni son controlables ni colaboran con la Policía. Pero ante todo tienen miedo a sus electores. Tienen miedo a la venganza de unas sociedades con miedo cuya seguridad han puesto en peligro por cuestiones ideológicas. Y cuya defensa entorpecen por su incapacidad de exponer en toda su crudeza una dramática situación creada precisamente por una política de permanentes ocultaciones.

martes, julio 19, 2016

ORFEBRES DE LA MENTIRA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Martes, 19.07.16


España ha sufrido una grave regresión en la madurez y sofisticación de su criterio sobre la guerra de los abuelos

EL 18 de julio, 80 aniversario de la sublevación contra el Gobierno de la República, detonante de 32 meses de guerra civil, aquella tragedia con tantísimos culpables, es siempre buena fecha para reflexionar sobre los españoles. No ya sobre los de entonces, sobre los de ahora. Que se definen mucho por lo que saben, creen o piensan de los de entonces. Y hay que decir con tanta claridad como preocupación que España ha sufrido una grave regresión en la madurez, honradez y sofisticación de su criterio sobre la guerra de los abuelos. Hasta hace veinte años, una mayoría amplia considerábamos la guerra como una tragedia común, y a sus muertos de ambos bandos, como caídos españoles que merecían respeto y luto. Millones de españoles hemos vivido con razonable orgullo ese respeto, por los esfuerzos de comprensión mutua, gestos de generosidad entre enemigos de antaño, actos colectivos con grandeza, que los hubo, y nos redimían de años de encono y vilezas y del inmenso fracaso colectivo de tres años de muerte por la incapacidad de convivir. Nunca habían vuelto a tener las diferencias políticas esa carga de odio que hace imposibles las relaciones humanas. Hasta ahora. Hoy una frase que habría pasado hace décadas por aséptica, como que la guerra fue culpa de ambos bandos, actúa en las redes sociales como una descarga sobre cerebros que reaccionan con una andanada de odio. Y más alusiones a matar al fascista que en pleno asalto al Cuartel de la Montaña.
Las posiciones más radicales de la extrema izquierda que los comunistas descalificaban y ridiculizaban hace 35 años son hoy defendidas por socialistas. La visión de la II República y de la guerra que domina en las redes y los medios es una caricatura grotesca de buenos y malos, propia de una arenga de trinchera. Idealizan una democracia donde no había rastro de ella y se inventan un régimen franquista cuasinazi hasta 1975 que no existió ni en la posguerra. No saben que en España chocaron dos ideologías redentoras, dictatoriales, que no dejaban espacio a nadie más. Es difícil entender cómo generaciones con tantos medios han sufrido un proceso de embrutecimiento político que las despoja del matiz, de la duda, de la curiosidad y el afán de conocimiento. Aunque sabemos que desde hace mucho trabajan en esta dirección el sistema educativo y medios periodísticos y culturales. Sabemos de la anomalía que suponen dos televisiones de propaganda de extrema izquierda, propiedad de sendos grupos con la concesión de un duopolio que, con complicidad del Gobierno, monopoliza el mercado publicitario. También en sus otras cadenas supuestamente más inocentes es permanente el goteo ideológico en series, documentales, concursos e informativos. Algunos no saben que el siniestro concejal de Madrid Guillermo Zapata escribía guiones para series, entre otras para «Hospital Central». Y que talleres para esta orfebrería ideológica del adoctrinamiento están en Cuba. No es casualidad ni moda, por tanto, sino fruto de un largo trabajo que culminó en razón de Estado con el principal responsable del revanchismo y la nueva era del odio que es Rodríguez Zapatero. Javier Pradera solía decirme, aludiendo a nuestra común, remota y breve militancia comunista: «Qué suerte, Hermann, que no ganaran los nuestros». Él se refería a la Transición. Pero es aplicable al final de la gran tragedia. Trágico es que los orfebres de la mentira sobre el pasado no tengan en España a nadie enfrente. No hay nadie que desenmascare este nuevo secuestro de jóvenes generaciones para la misma aventura criminal que precipitó aquella tragedia. Como nadie les hace frente, en este mundo tan líquido e inseguro, tan proclive hoy a la trágica sorpresa, nadie se sorprenda si van y ganan de repente.

domingo, julio 17, 2016

EL GOLPE REAL COMIENZA AHORA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Domingo, 17.07.16


Erdogan utilizará este «regalo de Alá» para aplastar a lo que le queda de oposición. La venganza se anuncia brutal

Poco creíble Quienes conocen el poder de ese ejército colosal no pueden creerse que este golpe fuera en serio

Megalomanía Para herir la imagen de Erdogan habría sido eficaz un ataque al inmenso palacio presidencial

Unos pocos aviones, unos cuantos helicópteros y tampoco muchos tanques, de estos solo uno en el aeropuerto de Estambul que fue liberado por un grupo de policías y de empleados desarmados. Un ataque al Parlamento que solo produce buenas imágenes de daños de la agresión simbólica pero inútil. Cuando para herir la imagen del presidente Recep Tayyip Erdogan habría sido tan eficaz un ataque al inmenso palacio presidencial, máxima expresión de su megalomanía y deriva despótica de estos pasados años.
                                                                                        EFE
Partidarios de Erdogan se manifiestan contra el golpe, ayer junto a un hospital turco en Sidón (Líbano)

La televisión estatal pudo ser liberada sin combate por pocos policías y sus empleados desarmados. Y otras televisiones no fueron ocupadas, en contra del manual del buen golpista. Las que eran necesarias para que se difundiera el mensaje épico del presidente llamando a inundar las calles en defensa de la democracia y de su presidente. Erdogan pudo hablar a través del móvil como un perseguido. Pero con televisiones prestas a difundir el mensaje del estadista lleno de resolución y tranquilidad que disparó la admiración por el líder.
Y el pueblo salió. Todos unidos, partidarios y críticos de Erdogan contra el golpe, con el presidente. Contra unos golpistas que decretaron pero no impusieron la Ley Marcial. No se vio ninguna de las unidades especiales de ese grandísimo ejército. Todo eran reclutas de 18/20 años, campesinos de la Anatolia profunda, muchos sin órdenes, aterrados en cuanto se les acercaba un grupo de civiles.

Con estudios en EE.UU.
Quienes conocen el poder de ese ejército colosal, dirigido por grandes profesionales militares, la mayoría con estudios en Estados Unidos, no pueden creerse que este golpe fuera en serio. No pueden creer que tuviera intención de vencer. Hay excesiva discrepancia entre medios disponibles y medios utilizados. Desde luego no habría salido mejor de haberlo organizado Erdogan.
Para superar la fuerte oposición a recientes decisiones suyas y considerables reveses como el malestar por su planeada concesión de la nacionalidad a los refugiados sirios, sus cambios de alianzas y fracasos estratégicos, la inseguridad ante el terrorismo de Daesh y la guerra con los kurdos. Pero ante todo para superar las resistencias que le impiden coronarse como, muy por encima del que fuera padre de la patria Kemal Atatürk, una nueva especie de Gran Sultán, padre del Estado y del Islam. Tiene que ser el padre incuestionable del islam en Turquía.

Destruir a Gulen
Para eso necesita destruir a su gran rival en el mundo religioso suní en Turquía que es su antiguo amigo y hoy mayor enemigo, el clérigo e intelectual Fetula Gulen, exiliado en Estados Unidos y a quien Erdogan culpa directamente del golpe. Este, mucho más docto, espiritual y sofisticado que Erdogan, cuenta en su movimiento de masas Hizrem, de gentes más preparadas que los seguidores del presidente y presentes en todas las profesiones urbanas y en la administración.
Recep Tayyip Erdogan necesita aplastar a este movimiento que ha participado con éxito en toda la resistencia de la sociedad turca a Erdogan. Este dijo ayer que el golpe «lo había enviado Alá». Todo indica que utilizará este «regalo de Alá» para aplastar a lo que queda de oposición política y resistencia civil. La venganza se anuncia brutal. A las miles de detenciones de militares ya se une el despido, solo horas después de sofocado el golpe, de 2.745 jueces.
El presidente ha sentenciado que los seguidores de Gulen pagarán el precio más alto. Pronto estará en marcha una revisión constitucional y la reintroducción de la pena de muerte. El islamismo de Erdogan fue tachado de moderado porque sus tiempos eran suaves.

Con este golpe, lo diera quien lo diera, se precipitan drásticamente esos tiempos. Mueren las esperanzas de un Estado de Derecho en Turquía. Y del aparente triunfo de la democracia nace un dictador por la gracia de Alá. Al que ayer recibían sus seguidores en Estambul al grito de «Dinos que matemos, dinos que muramos, Alahu Akbar». (Dios es grande).

viernes, julio 15, 2016

PROS Y CONTRAS DEL MIEDO

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 15.07.16


En el Reino Unido no funcionó la campaña que auguraba un futuro catastrófico para el caso de que triunfara la salida de la UE

MUCHO se ha hablado de la campaña del miedo en las pasadas elecciones en España, como también en la campaña sobre el Brexit en el Reino Unido. Dicen que en España la campaña funcionó el 26 de junio porque muchos votantes, los suficientes, tuvieron miedo a que llegaran al poder los neocomunistas de Podemos. Ante la sospecha muy razonable de que, pese a su manía de disfrazarse cada día de otra cosa, al final acabaran pareciéndose demasiado a los comunistas de siempre. En cambio, en el Reino Unido, no funcionó la campaña que auguraba un futuro catastrófico para el caso de que triunfara la salida de la Unión Europea. La democracia más antigua del mundo votó por irse de la UE. Porque su rechazo a prácticas de la UE superaron al miedo a lo desconocido. Estrenará independencia con todos sus pros y contras. Los contras son enormes y es cierto que dan miedo. Pero cuando se piensa en ventajas de no estar en la UE surgen cada vez más, y eso es grave. No extraña que cada vez sean más los europeos que creen que, o las cosas se cambian radicalmente, o lo mejor es salirse de un club donde pierdes soberanía, pierdes libertad de actuación y se te imponen leyes y decisiones absurdas o indignas a cuyos autores ni votaste ni podrás echar. Cuando se piensa en ello la rabia puede llegar a superar al miedo a la soledad. Las ofensas son también del día a día. Vean la rabia que genera por la intolerable inmoralidad que supone que la UE apoye la infame actuación del expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero en Venezuela para salvar al presidente Nicolás Maduro y su régimen de militares corruptos, narcotraficantes y colectivos del hampa que aterrorizan a la población civil. Para dar el portazo es sin ir más lejos ver los sueldos de los personajes mediocres que pululan por el Parlamento Europeo, una casta que tiene miedo al fin del chollo de un abuso que se va pareciendo al pozo corrupto de las Naciones Unidas.

Frente al miedo prudente del voto anti-Podemos está el miedo paralizante. Que es el común. Miedo hay mucho en una Europa en la que todo se mueve, porque los anclajes de las convicciones, convenciones y valores se han roto o soltado con el relativismo infinito. Con la infinita tolerancia a todo lo intolerable se huye del conflicto inmediato y se transige hasta que amenazan con romperse todos los diques. Y miedo/pánico comienzan a tener los gobernantes a sus electores. En España hay más. Aquí tiene miedo todo el mundo. Los grandes empresarios se lo tienen al Gobierno que controla el BOE. Por eso jamás tienen el valor de decir una verdad inconveniente para el Gobierno ni para esas 17 réplicas del Estado de un sistema autonómico grotesco y fuera de control. Miedo tienen los medios de comunicación a los grandes empresarios que ponen y quitan publicidad. Miedo tienen las empresas a los periodistas por lo que las más grandes los meten en nómina. Y miedo tienen los periodistas a dejar de estar en nómina en unos sitios y en otros. Miedo tienen todos al Gobierno que nunca había utilizado como este su poder para influir en los medios y en los profesionales. Miedo tiene la población por supuesto al paro y a la pobreza. Miedo tienen las elites en su infinita codicia. Pero miedo se tiene hoy en España sobre todo a decir la verdad. Porque hay una jauría que persigue y castiga la verdad y por indolencia o cobardía no hay apenas nadie que la defienda.

martes, julio 12, 2016

ESPAÑA EN LA AGENDA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Martes, 12.07.16


Pocas veces ha tenido más contenido político una visita en España. Obama dejaba claro que es interés común de la OTAN una España unida y sólida

EL presidente norteamericano ha hecho una brevísima visita a España. Tan corta que no ha dado tiempo a Barack Obama a sentarse con Pablo Iglesias a estudiar y debatir extensamente todos los grandes problemas mundiales del momento. Esta vez no pudo ser. Tres minutos y medio dedicó Obama a cada uno de sus tres interlocutores de la oposición al presidente en funciones que son Pedro Sánchez, el referido Iglesias y Albert Rivera. Tres minutos y medio en los que le dio tiempo a hablar con alguno de ellos hasta de baloncesto. Por lo que hay que deducir que no traía planes de arrancarle a ninguno sus más íntimos secretos. El presidente Obama ha sido implacable con su economía del tiempo. Quería estar ya en EE.UU., pero tenía que venir a lo que venía. A hablar en Rota. A sus militares, pero también al resto del mundo. También a aquellos que amenazan con los misiles. También desde Irán, de ese régimen por cierto que tienen a sueldo en su televisión al tal Iglesias que hoy cuenta con 71 diputados en el parlamento español. Era Rota, no Zarzuela ni La Moncloa el centro de su visita. Claro que Obama se ha sentido cómodo con el Rey Felipe VI. No son esclavos del momento político. Lo son los políticos, que se comían las uñas para no pedirle un selfie al visitante, amenazaban con dejar a alguien tuerto con el abanico o le regalaban al presidente un librito comunista, dedicatoria con faltas de ortografía incluida.

Con el presidente en funciones no tenía que esforzarse. Los intereses de Rajoy estaban cubiertos con su mera presencia. Ambos sabían que estas visitas no se hacen con un presidente en funciones. Ni se anuncian en campaña electoral. La visita y su realización, pese a no haber nuevo gobierno y al final pese a la sangre de Dallas, responde a urgencias trascendentes. Que el Gobierno de Rajoy quisiera la visita no habría sido suficiente. Angela Merkel había hablado de España a Obama en Hanover en abril. De la alarma en la UE ante la posibilidad de un gobierno liderado por la extrema izquierda en Madrid. Una alarma que no se calma y cuyas consecuencias el consumado Brexit solo agrava. Un gobierno izquierdista que empezara a exigir una revisión de política, el disparar el gasto y la ingeniería social sería el pretexto perfecto para que en el norte de Europa se plantaran los del «hasta aquí hemos llegado». Podría haber cola para el referéndum para despedirse de un invento, la UE, definitivamente fracasado. Pero además está la seguridad de todos. En Varsovia se ha producido un pequeño milagro. Con el despliegue de tropas de los grandes países de la OTAN en la peligrosa vecindad de Rusia. Y con la plena activación del escudo antimisiles, principal proyecto de seguridad occidental hoy. Tiene cinco pilares, en Polonia, Rumanía, Turquía, Alemania y España. Todavía hay quienes dicen que el viaje no ha tenido contenido político. Pocas veces ha tenido más contenido político una visita en España. El mundo va a ser un sitio muchísimo más peligroso. Un esfuerzo internacional intenta evitar que el kindergarten que es la política española genere un daño irreversible en una defensa común necesaria. Con el disparate separatista e izquierdista y la debilidad y vulnerabilidad de los defensores del sistema, España ha demostrado el inmenso daño que es capaz de hacerse a sí mismo. Se trata de evitar que esos daños se hagan permanentes y afecten a otros. Obama dejaba claro que es interés común de la OTAN una España unida y sólida. Que España está en la agenda, no solo de los enemigos de esta alianza más necesaria que nunca para todos.

sábado, julio 09, 2016

UN HITO EN VARSOVIA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Sábado, 09.07.16


El mensaje de Varsovia sobre la inquebrantable cohesión defensiva de las democracias occidentales era imprescindible

La cumbre de la OTAN en Varsovia es el hito más importante en la política de defensa occidental desde el fin de la Guerra Fría. Ni más ni menos. Y la única noticia incuestionablemente buena que deja Barack Obama en materia de seguridad en Europa en su presidencia. La OTAN asume en su política estratégica la nueva realidad de una Rusia de vocación expansionista y agresiva. Que ha atacado en el pasado reciente a vecinos suyos como Georgia o Ucrania y anexionado con Crimea territorio de esta última. La OTAN amplía drásticamente sus garantías a los países bálticos y Polonia. Con su despliegue de cuatro batallones de intervención rápida allí, cualquier ataque a un país miembro verá involucrados de inmediato a fuerzas de los grandes países de la Alianza. Tropas permanentes de EE.UU., Canadá, Alemania, Reino Unido y otros reafirman así espectacularmente el compromiso con el Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte. También se refuerza el sistema antimisiles aunque se subraye que su principal objeto es la contención de misiles de Irán y Siria. Putin se hará el ofendido y amenazado. Pero parece logrado el equilibrio en el que Rusia sepa que sus protestas son exageradas pero no vea debilidad ajena que pueda tentar a Vladimir Putin a distraer tensiones internas con aventuras externas.

Nunca falta en Polonia la referencia histórica simbólica. Por eso la cumbre se celebró en la ribera oriental del Vístula, donde Stalin paralizó el avance del Ejército Rojo en 1944 para dar tiempo al ejército alemán a aplastar el levantamiento de Varsovia y consumar la destrucción total de la ciudad. De capital importancia es también la declaración conjunta de OTAN y UE para la cooperación en guerra cibernética e híbrida. Y garantías de que el Brexit no afecte a la cohesión de la defensa occidental. Londres fue clave en la defensa desde la UE. Ha de seguir siéndolo fuera. El mensaje de Varsovia sobre la inquebrantable cohesión defensiva de las democracias occidentales era imprescindible. No siempre estuvo claro que se lograra. Por eso es un éxito doble.

viernes, julio 08, 2016

ELECCIONES HOY O ELECCIONES MAÑANA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 08.07.16


Si Mariano Rajoy no logra encajonar al PSOE lo suficiente, España va a unas nuevas elecciones en noviembre

NO deja de oírse en esta España prevacacional que no va a haber una terceras elecciones seguidas porque «los españoles no las tolerarían». Que por esa simple razón no puede haberlas y no las habrá. Me temo que quienes creen eso infravaloran las tragaderas de la sociedad española. Los españoles han tolerado y tolerarán prácticamente todo. E igual que han tolerado que se prohíba escolarizar en lengua española a los niños de casi media España y que los asesinos de guardias civiles y sus cómplices den lecciones de moralidad y ética política dentro y fuera del Parlamento español, tolerarán la próxima convocatoria de las terceras elecciones generales en un año. Y las que hagan falta. ¿Cómo y para qué iban además a impedirlas? Nadie va a alterar el curso de las cosas, y si Mariano Rajoy no logra encajonar al PSOE lo suficiente en sus angustias como para que parte o todo el grupo socialista se abstenga, España va a unas nuevas elecciones en noviembre.
El entusiasmo en Génova por el resultado obtenido el 26-J hacía presuponer ya desde la noche electoral que volveríamos a las actitudes más temidas del PP y su líder. El resultado supo a gran victoria a quienes horas antes se veían en la oposición a un gobierno del Frente Popular con Pablo Iglesias de caudillo. Por desgracia, los aprendices de brujo que han alimentado a las fuerzas totalitarias para presentarse como la única alternativa al caos se ven confirmados en su osadía y desbordante autoestima. Consideran que con haber evitado el Frente Popular, que la encuesta de las 20.00 horas daba por hecho, han ganado su apuesta y ahora los socialistas han de darles la razón… y el gobierno. Con sus condiciones y sobre todo, con Mariano Rajoy a la cabeza. Porque el PSOE sería visto como único culpable de unas terceras elecciones en las que, además, se cumplirían los augurios que anuncian que, hartos de votar, los españoles votarían en masa a Rajoy. Para darle así una mayoría absoluta con la que él pueda, no ya salir a besar a Viri en un andamio, sino dejarse celebrar en una carroza por la Castellana. Estas cosas tienen gracia y algunos se las creen. En el PSOE también hay mucho intoxicado por el resultado. Como no ha sido superado por Podemos algunos tienden a creer que el PSOE está hasta vivo. Por lo que lo creen capaz de sumar votos de todo rincón y sumidero hasta una mayoría para la investidura de ese hombre, Pedro Sánchez, que solo ha conseguido batir sus propias marcas de fracaso en los subsuelos electorales.

Lo cierto es que con una somera ojeada a las exigencias ineludibles que dictará la agenda económica inmediata –sin contar con un probable empeoramiento de toda la situación europea– la hipotética legislatura de un hipotético gobierno de Rajoy gracias a Ciudadanos y una abstención del PSOE acabará pronto en un incendio social de movilizaciones. Conflicto general que volvería a situar al movimiento neocomunista de Podemos y las fuerzas separatistas en posiciones desde las que poder desestabilizar el sistema. Y acometer el asalto al poder en un nuevo embate mucho más consistente, esta vez acompañado por esa violencia en la calle que algunos de sus dirigentes echaron expresamente de menos en esta pasada fase electoral. O elecciones, por tanto, en cuatro meses, o gobierno y elecciones en año, año y medio. ¿Se podría haber evitado este callejón terrorífico sin salida? Muy probablemente sí. Si hubiera habido coraje para relevar a quienes no tuvieron la generosidad de hacerse a un lado por iniciativa propia. La falta de valor personal y el coraje cívico, una vez más esa permanente tragedia española.

jueves, julio 07, 2016

LAS FUGAS IRRESPONSABLES

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Martes, 05.07.16


Tres grandes protagonistas del momento más dramático en el Reino Unido han decidido huir de la política

DESDE que una mayoría de votantes en un referéndum decidiera que el Reino Unido se retira de la Unión Europea, un fantasma recorre aquellas islas, y es el de la retirada de políticos con responsabilidad en el cataclismo. En Londres ahora lo único realmente de moda es convocar una conferencia de prensa para anunciar la dimisión, la retirada, la jubilación. O la huida. Hay que decir que es una moda conservadora porque el líder de los laboristas, Jeremy Corbyn, repudiado por el 80% de sus diputados, no se va ni con agua caliente. Pero estamos en una racha espectacular. Comenzó con ello el principal responsable del síncope político histórico que sufren el Reino Unido y toda Europa, David Cameron. «Adiós. Os ordeno un poco los papeles y me voy», vino a decir en la mañana del 24 de junio. Eso nada más saber que concluía en catástrofe su apuesta juguetona y arrogante para imponerse a sus compañeros de partido, aquel alarde irresponsable de valor y generosidad con pólvora ajena. Nunca pensó que pudiera perder. Ahora, con todos sus planes de gobierno hechos añicos y ante una salida de la UE para la que no hay plan alguno, Cameron se quita de en medio. Iba a sucederle como primer ministro su amigo y enemigo más fiel, Boris Johnson.
David y Boris, siempre juntos a lo largo de la vida, aunque siempre separados, diferentes, rivales.
Como en esa foto de una gala del colegio en el que fueron compañeros, por supuesto Eton. David de pie, más pretencioso y solemne, Boris sentado, con la mata rubia sobre los ojos, cara de gamberro displicente. Este Boris con una trayectoria arrolladora en política y gestión, creación, escándalo y enredo y un pedigrí perfecto, con aristocracia, bellezas y hasta príncipes turcos. Alcalde olímpico y triunfal de Londres, se decidió a última hora a dar la batalla contra Cameron en el referéndum. Fue la estrella del Brexit. Y ganó. ¿Cómo no aspirar a sustituir a David? Boris, adorado por sus gentes, para muchos el más perfecto narciso en la política británica. Lo apuñalaron los suyos. El siempre irredento Boris no luchó y proclamó su retirada en horas. Debió de haber argumentos de peso mayor que las aspiraciones del gris ministro de Justicia, Michael Gove.

Ayer se unió a la desbandada Nigel Farage, el líder del UKIP, un político brutal, eficaz e inmensamente elocuente, que con Johnson ha sido adalid del Brexit. Farage anunció ayer que una vez conseguido el Brexit y «recuperado su país» quiere «recuperar mi vida». ¿Recuperar su vida de élite después de trastornar todas las demás? Tres grandes protagonistas del momento más dramático en el Reino Unido desde la pérdida del Imperio han decidido huir de la política. Y de las consecuencias de sus acciones. Es un ejemplo espectacular de ese terrible fenómeno actual de la abolición de la ética de la responsabilidad, de la necesidad de que el gobernante considere las consecuencias de sus actos como imperativo moral. Ha sido suplida por una ética de la intención por la que la motivación funciona como eximente total para posibles efectos catastróficos de sus actos. No hay que ser un adversario del Brexit para ver en esta fuga motivo de un cuestionamiento moral profundo de la conducta de sus principales adalides. Que debilita la salida de la actual situación traumática para construir una nueva normalidad británica fuera de la UE. Y que alimenta insensatas sugerencias y muy irresponsables propuestas de buscar algún ardid o trampa legal para anular el referéndum e ignorar el Brexit. Eso sería jugar con fuego y crear el peligro real de un enfrentamiento civil en el Reino Unido.

JUNCKER, UN LÍDER CUESTIONADO

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Domingo, 03.07.16


Crecen las voces de los que creen que no es el político adecuado para reformar la Unión

Bajo la tormenta El Brexit ha puesto al presidente de la Comisión Europea en el centro de todas las críticas

Tiene razón Jean-Claude Juncker cuando dice que él no tiene toda la culpa de la actual crisis de la Unión Europea, la peor de su historia. Pero como casi todas las suyas, tiene trampa esa afirmación de este viejo zorro luxemburgués de la política, que lo ha sido todo menos Gran Duque en su país y a veces parece querer suplirlo portándose como un monarca del «ancien régime» en la presidencia de la Comisión Europea. Nadie le acusa de ser el culpable de todo. Pero sí de ser uno de los responsables de que todo vaya peor. Cada vez son más los que ven en Juncker una lacra para la reforma ineludible de la Unión Europea. La que pueda evitar que la salida del Reino Unido sea solo la primera de muchas y el principio del fin de la unión.
El momento es de gravedad extrema. Crece el frente que cree que fue un error nombrar a Juncker. Y que convendría que se fuera cuanto antes. Él no se lo va a poner fácil a quienes quieren jubilarlo. Nadie va a escatimar virtudes y capacidad a este luxemburgués de 62 años que se montó en el coche oficial a los 24, apenas terminó la carrera de Derecho y tiene firme intención, según sus palabras esta semana, de no bajarse de él hasta el final. En el año 1985, a los 31, ya dirigió reuniones del Consejo Europeo como ministro de Trabajo de Luxemburgo. Ha sido primer ministro de su país durante la friolera de dieciocho años. Y en las instituciones europeas, desde dentro y fuera, es el campeón imbatible del limar diferencias, del apaño bajo mesa, del acuerdo eficaz y no siempre confesable. Sus apaños financieros internacionales desde Luxemburgo siempre fueron piruetas poco moralizantes, muchas veces con una pata fuera de la legalidad. Eso sí, le debe favores medio mundo y él sabe recordarlo, prueba de ello es que probablemente tenga más condecoraciones y distinciones que todos sus colegas europeos.
Juncker es un europeo conservador de vieja escuela, un afable político representante de la tradicional casta real de políticos y funcionarios del entramado surgido con el proceso de formación de las instituciones europeas. Sabe todo lo que hay que saber y lo que hay que ocultar. Y llevarse bien. Muchos recuerdan como cima de su capacidad de adulación sin pudor sus elogios a Angela Merkel en plena campaña para su nombramiento en la presidencia de la Comisión tras perder las elecciones en Luxemburgo en 2013.
El semanario «Die Zeit» lo calificó como «adulación propia de la televisión norcoreana al líder». Decía Juncker que Merkel era una virtuosa narradora del europeísmo, de profunda convicción y respeto por los países pequeños. «Es justo y bueno que Angela Merkel dirija Alemania y Europa».

Despotismo ilustrado
Según sus amigos, es Juncker un amante de la buena mesa, de la buena bodega y mejor conversación, según sus enemigos un fumador compulsivo y bebedor desmedido. A todos ha sorprendido alguna vez con gestos excesivos o excéntricos de afecto a sus interlocutores. Y con actitudes tan disipadas que hacían imposible toda conversación específica. Pero todos saben también de su magistral control de las corrientes de opinión, estados de ánimo y juegos de intereses que lo hicieron jugador imbatible en el tablero europeo. Hay mil citas que le revelan como un gobernante muy dado al despotismo ilustrado. Una reveladora: «Nosotros decidimos algo y lo ponemos ahí en el espacio a ver qué es lo que pasa. Si no hay mucho griterío ni ninguna revuelta porque la mayoría ni siquiera entiende qué es lo que hemos decidido, seguimos hacia adelante, paso a paso, hasta que no haya vuelta atrás». Con el Brexit ha quedado claro que los hábitos y actitudes de Juncker han dejado de tener eficacia. Su desprecio hacia quienes cuestionan la trayectoria de la UE lo comparten muchos en la burocracia europea y en los partidos tradicionales. También esa facilidad para descalificar a todo el que tenga quejas de Bruselas. Pero él está ahora en el centro de la exposición por el fracaso más grave de la historia de la UE. Y su primer gran paso atrás. Y Juncker ya siempre está en actitud defensiva, incapaz de entender que la actual Europa no es la de Helmut Kohl o su antecesor Jacques Santer. No ha sabido tener empatía con las inquietudes que han llevado a tantos británicos a votar el Brexit como a cada vez más millones de europeos a votar partidos muy críticos o radicalmente hostiles a la UE. Coquetea con frecuencia Juncker con que es un hombre de modas antiguas de los que ven los cambios con más preocupación que esperanza. Es probablemente el mejor argumento para su adiós.

UN POLÍTICO MUY EXPRESIVO

Mejor no escuchar Juncker se tapa los oídos a su llegada a la cumbre de junio de 2016, en plena crisis de los refugiados y cuando había que negociar con Turquía



Ahogar a De Guindos Juncker simula que ahoga a De Guindos en 2012, cuando Bruselas exigía más ajustes a España


Saludo militar a Margallo  En mayo de 2015 saluda “a lo militar” a su buen amigo José Manuel García-Margallo


Un abrazo a Ségolène En junio de 2016, abraza a Ségolène Royal, ministra de Medio Ambiente de Francia y exmujer del presidente Hollande

BOCHORNO SIN CONSUELO

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Sábado, 02.07.16


Norbert Hofer demandará una reforma profunda de la Unión Europea o el Austrexit

La anulación de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales austriacas es una bomba política que trastorna la vida del país y enrarece aun más el clima en Europa. Más allá del bochorno nacional que los austriacos asumían ayer con resignación, se abre una nueva campaña para la repetición con Europa como centro de la disputa, cuando la situación ha cambiado dramáticamente por el voto británico en el Brexit. Concurren los mismos candidatos. Por un lado el frustrado vencedor, el líder de los Verdes, Alexander Van der Bellen, que iba a asumir la presidencia de la República el próximo día 8 de julio. Cuenta con el apoyo de todo el espectro de los partidos tradicionales, incluidos los dos de la gran coalición, el socialista SPÖ y el popular ÖVP, con su posición netamente europeísta. Enfrente tiene de nuevo a Norbert Hofer, el candidato del FPÖ, el partido derechista y populista liderado por Heinz Christian Strache, entusiasta defensor de un Brexit que, sin duda, convertirá en ejemplo en campaña.

Aunque se veía venir desde el lunes cuando comenzó la vista pública el estupor fue absoluto ayer cuando Gerhart Holzinger, presidente de la Corte Constitucional, anunciaba anulación y repetición obligatoria. Por haberse probado irregularidades en 14 de 20 distritos investigados, en los que se dirimían más votos de los que separaron en el resultado final a Van der Bellen de Norbert Hofer. No se ha detectado fraude para favorecer a ningún candidato. Pero las infracciones de las normas han sido numerosas y revelan una rutina repleta de chapuzas. Puede que en otros países una investigación rigurosa revelara chapuzas similares. Pero eso no es consuelo. La defensa del rigor en las formas del Estado de Derecho es saludable. Pero en Austria ahora reabre una lucha política con un inmenso potencial de conflicto en el debate europeo. El caballo de batalla de Hofer será la demanda de una reforma profunda de la UE o Austrexit. Y el resultado es más incierto que nunca.

MENOS PATERNALISMO

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 01.07.16


La decisión del pueblo británico de abandonar la UE ha generado un profundo trauma. Sus efectos serán inmensos

ES cierto que resulta difícil mantener una perspectiva abierta y clara ante el auténtico tumulto de acontecimientos políticos al que asistimos en Europa en estos momentos. Conviene saber dónde estamos. Y siempre es útil recurrir a la efeméride y evocar cómo estaba Europa hace hoy un siglo. El 30 de junio de 1916 comenzaba la batalla del Somme. En un tramo del frente occidental de apenas 50 km y en menos de cuatro meses morían un millón y trescientos mil jóvenes europeos. Son 1.300.000 chicos franceses, británicos y alemanes muertos en un inmenso barrizal de sangre. Para nada, porque el frente apenas se movió. Lo de hoy, en eso estaremos todos de acuerdo, es otra cosa. Eso no resta gravedad a lo que sucede y a lo que puede suceder. Porque claro está que ha vuelto el germen de la división y la desconfianza. Y que con el recuento de la noche al 24 de junio, asistimos al mayor revés para un camino europeo hasta ahora incuestionable. La decisión del pueblo británico de abandonar la Unión Europea ha generado un profundo trauma. Sus efectos serán inmensos y se prolongarán en el tiempo. Sin que esto prejuzgue la forma en que se vaya a valorar este Brexit dentro de medio siglo.
Hoy, en Europa continental, la mayor parte de la opinión pública, publicada y oficial lo consideran como un hecho muy negativo cuando no trágico. Y tienen un claro culpable. Pero no son tan pocos los que lo ven como un paso lógico y valiente ante la evolución de la UE, una decisión saludable para un Reino Unido siempre incómodo con la pérdida de soberanía y control democrático y una gran oportunidad para que la UE enmiende su rumbo y busque un nuevo equilibrio en su proyecto. En todo caso, quienes atribuyen el Brexit poco menos que a un mero arrebato del torpe y necio chovinismo inglés, debieran observar cómo reaccionan países muy distintos a las cacicadas de la Comisión Europea. Véase la última: Juncker pretende aceptar el Tratado de libre Comercio con Canadá sin consultar a los parlamentos nacionales. Es legal permitir que lo apruebe solo ese Parlamento europeo de políticos de desecho de tienta. Pero es un nuevo desprecio que alimenta los recelos de las sociedades europeas celosas de sus derechos. Imaginen que pretenden imponer de esa forma cuotas regulares de inmigración a los miembros. El presidente y sus comisarios, cargos apañados y amañados, muestran hábitos de ministros del Rey Sol. Y han sido de una perfecta impotencia e ineptitud ante la crisis. Si estuvieran sometidos a un control democrático real, Juncker y su gente habrían tenido que dimitir en bloque.

El ambiente se ha deteriorado seriamente. Conviene no agravarlo con llamamientos al castigo o la venganza contra el Reino Unido. Ni con fantasiosos intentos de algunos en el caos político de Londres de retrasar indefinidamente su salida de la UE. Como si echándole meses encima pudiera olvidarse el voto del día 23. Angela Merkel parece ahora la más realista. Rapidez, sobriedad y limitación de daños. Y dosis de humildad para todos esos políticos continentales autocomplacientes que tratan como extremistas, imbéciles o viejos retrógrados a todos los británicos que decidieron salir de la UE. Menos regañarles y menos paternalismo. Muchos son los que no tienen ninguna garantía de que su pueblo no fuera a decidir de la misma forma. El Reino Unido está en un lío. Pero la Unión Europea lo tiene también y muy gordo. Porque ha de reformarse de forma convincente y urgente para que los emuladores de Londres no hagan pronto cola.

PLAZO DE ENMIENDA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Martes, 28.06.16


Quien no sea capaz de enmienda debiera echarse a un lado porque pronto harán falta firmeza para evitar el próximo asalto

POCAS veces gusta tanto equivocarse como cuando la realidad desmiente un desastre que se ha dado por seguro. Más aún cuando no se trata de un habitual revés político ni una mera derrota electoral, sino de una catástrofe humana que podría llevarse por delante todo aquello por lo que se ha trabajado, por lo que se lucha y en lo que se cree. Diversas circunstancias han evitado esa catástrofe política, cultural y humana que habría sido el triunfo en España de un Frente Popular liderado por Podemos. Que era la toma del poder por un partido neocomunista financiado desde el exterior, alimentado por ofensas y necesidades genuinas o inventadas, pero guiado por todos los peores y más bajos instintos. Por el odio, la envidia, el resentimiento y la venganza que han marcado siempre las páginas más negras de la historia de España. Los habíamos dominado durante la transición y fueron reactivados por el más indigno de nuestros gobernantes en un siglo, el padre político de estas siniestras criaturas que se disponían a «asaltar los cielos», Zapatero.
Muchos españoles, guiados por una ira justificada ante la forma de gobernar y las montañas de agravios acumulados en décadas, estaban decididos a romper el pescuezo a los dos grandes partidos. Y de paso al sistema democrático. Al final, una mayoría ha optado por evitarlo. Muchos han tenido miedo, un miedo saludable y razonable, y un instinto de supervivencia que ha funcionado ante una decisión irreversible y de terribles consecuencias. España ha tenido la inmensa fortuna de que tres días antes, desde el Reino Unido, los españoles recibieran una directa, inmensa e inolvidable lección de cómo un voto por rabia puede pesar y lamentarse una vida entera. El Brexit y la abismal caída en las bolsas del mundo han sido la perfecta escenificación de un dramático punto de inflexión en la historia y en las vidas causado por un voto que ya horas después muchos lamentan. No podía haber mejor demostración de lo que podía ser ese voto trágicamente trascendente. Ese fue el momento en el que mucho votante de Podemos decidió que su enfado no era suficiente como para romper toda la vajilla con el mueble incluido. Otros lo tendrían ya decidido antes, inducidos por una estrategia del miedo de un Gobierno que fomentó a Podemos y después conmina a la lealtad asustada. Una operación irresponsable de la que no debiera vanagloriarse nadie. Por el inmenso daño que ha hecho a la convivencia.

Lo importante ahora será aprovechar el tiempo. Que es lo único que han ganado los gobernantes. Porque si hay gobierno será muy precario. Y si no lo hubiere, lo precario sería un sistema que muchos están a punto de dar por agotado. Lamentable será que la apoteosis de la pleitesía al único que no ha perdido haga olvidar que tampoco él ha ganado nada. Quien no sea capaz de enmienda debiera echarse a un lado porque pronto harán falta firmeza y convicción para evitar el próximo asalto. En cuanto el gobierno, sea cual sea, tome medidas económicas ineludibles, le estallará la calle. Se levantará en desacato el poder territorial y municipal separatista y neocomunista. Intentarán que ardan las calles de España aquellos que han fracasado en el asalto parlamentario. Su revés este domingo ha sido inmensa suerte y un regalo. Que es este plazo de enmienda. Es solo tiempo y no mucho. Pero es una oportunidad para cambiar formas, política y circunstancias y recomponer emociones comunes amables que sustituyan la frágil cohesión del miedo. Serán necesarias en la lucha contra esta peste del neocomunismo que ya prepara su siguiente acometida.

ESCOCIA LUCHARÁ POR PERMANECER EN LA UE AL MARGEN DE GRAN BRETAÑA

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Edimburgo
ABC  Domingo, 26.06.16


La ministra principal, Nicola Sturgeon, quiere acelerar los preparativos para la consulta independentista y contar con los tories y los laboristas escoceses

«El gabinete ha decidido que abriremos de inmediato conversaciones con instituciones de la Unión Europea y otros países miembros de la UE para estudiar todas las posibilidades y proteger el sitio de Escocia dentro de la Unión». Esta frase de la declaración oficial del Gobierno escocés, expuesta ante la prensa por su jefa, la ministra principal Nicola Sturgeon, dejaba claro en la mañana de ayer que la Escocia oficial está decidida a no perder tiempo. Sturgeon, que ya había repetido una y otra vez en la campaña que Escocia no aceptaría ser obligada a abandonar la Unión Europea en contra de su voluntad, manifestaba ayer ante la sede de su gobierno que ya han comenzado a dar pasos para intentar impedir que el Brexit arrastre a Escocia fuera de la UE. Para ello desde ayer mismo el gobierno del Partido Nacional Escocés (SNP) ya tiene sobre la mesa los estudios preliminares para la convocatoria de otro referéndum sobre la independencia de Escocia del Reino Unido. Según explicó ayer el Gobierno escocés, la radical ruptura de las condiciones previas que ha provocado la victoria del Brexit genera unas circunstancias que liberan a Escocia de todo compromiso con el resultado de la consulta de 2014 que ganó por muy poco la permanencia en el Reino Unido. Edimburgo se pone en marcha para intentar desvincularse del resultado del referéndum del jueves.
Los nacionalistas escoceses gobiernan con unas condiciones económicas severas y ya sin aquellos regalos de la naturaleza del petróleo del mar del norte a precio de oro. Perdieron aquello y también su mayoría absoluta en las pasadas elecciones, tienen problemas sociales y estructurales muy considerables y un nuevo referéndum era una de sus más remotas prioridades que ya no servía ni para irritar a sus rivales. Pero, de repente, el resultado de un referéndum ha puesto a la cabeza de la agenda de nuevo esta consulta para romper el Reino Unido. Tras el triunfo del Brexit, en Edimburgo se da como seguro un fuerte y muy rápido impacto en la economía escocesa. Nadie se atreve a vaticinar cual será el clima social en la propia Escocia o en general en el Reino Unido dentro de seis meses. Sturgeon no prometió de inmediato el referéndum porque quiere que todos los pasos que se den a partir de ahora en una situación de máxima emergencia sean conjuntos con los demás partidos. Y tanto el Partido Conservador, el segundo más votado después del SNP, como el laborista, que es el tercero, se han manifestado en contra de un nuevo referéndum.


Con permiso de Londres
Escocia no tiene impedimentos constitucionales para la realización de la consulta, siempre que reciba una autorización de Westminster, como fue el caso en 2014, pero todos son conscientes del alto riesgo de la operación sin un amplio consenso. En las actuales circunstancias y con un probable rápido deterioro de la situación económica y social, toda división interna conlleva un alto y muy grave peligro de conflicto civil. Mucho más cuando se trata de romper un estado de la trayectoria y entidad histórica como es el Reino Unido de la Gran Bretaña. Más allá del deseo mayoritario –que no general– de permanecer en la UE, en el seno de la sociedad escocesa también están muy lejos de unanimidades. Las circunstancias de estos dos procesos de separación que se producirían simultáneamente tienen un potencia de desestabilización y conflicto que nadie debiera infravalorar. Es este un peligro que observadores también vaticinan para el Ulster, la otra región que votó, con Escocia y Londres, mayoritariamente a favor de la UE.

El pasado jueves, frente al resultado del Reino Unido del 52% a 48% en favor del «Leave», Escocia votó por un 62 % frente a un 38% por la permanencia. La jefa de Gobierno anunció que para poder afrontar con eficacia la labor encomendada de garantizar para el futuro la permanencia en la UE, su gabinete comenzará de inmediato con la elaboración de un paquete legislativo para tener el marco dispuesto. «Cuando el artículo 50 se aplique dentro de tres meses (para la desconexión del Reino Unido de la UE), el Reino Unido estará en un camino de dos años hacia la puerta de salida». Para entonces, el Gobierno escocés quiere tener todos los instrumentos legales para evitar que Escocia tenga que abandonar la UE con el resto del Reino Unido, según dio a entender Sturgeon. La tarea que afronta ahora este gobierno es perfectamente ciclópea en el terreno jurídico y político. Es nada menos que intentar quedarse en un club en el que se entró siendo otro, que, a su vez, se ha despedido de mala manera. Sin duda habrá muchos cuestiones que serán imposibles de resolver en estos dos años. Solo hay que pensar en la anunciada intención de cambiar la libra esterlina por el euro en esas circunstancias.

ESCOCIA SE PLANTEA CELEBRAR OTRO REFERÉNDUM DE INDEPENDENCIA

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Edimburgo
ABC  Sábado, 25.06.16


Todo indica que el final de la aventura en la UE será también el final del Reino Unido

La reacción al Brexit ha sido fulminante por parte del Gobierno de Escocia. Ya lo había advertido. Aún estaba todo el Reino Unido bajo la estupefacción y el trauma con que recibió en la mañana del viernes la noticia del voto favorable a la salida de la UE, cuando la ministra principal del Ejecutivo escocés, la nacionalista Nicola Sturgeon, anunciaba que Edimburgo reaccionaría con rotundidad a este voto que arranca a Escocia contra su voluntad de la UE. Y que como ya había anunciado esta reacción pasa con toda probabilidad por un referéndum para decidir la secesión del Reino Unido y la permanencia en la Unión.

Sturgeon ya había advertido que un Brexit liberaba a las fuerzas políticas escocesas de todo compromiso con el resultado del referéndum de 2014 que decidió la permanencia en el Reino Unido. Y que pondría en marcha este mecanismo así como un proceso para sustituir la libra esterlina por el euro. Para Escocia, donde se produjo el más alto margen favorable a la permanencia en la UE con el 68% frente a un 32% de partidarios del Brexit, comienza un proceso de profundas incertidumbres.

Contradicciones internas
La sociedad británica solo está partida en dos como indica el resultado del 51,9% frente al 48,1% si se toma en su conjunto. Porque su división real es territorial y generacional. Que el gran Londres es una región europea que poco tiene que ver con su entorno es algo conocido. Pero nadie esperaba que la Inglaterra septentrional de gran influencia del laborismo se uniera de tal forma al sur y a las tierras medias en su rechazo a la UE. Así han quedado junto al Gran Londres, Escocia e Irlanda del Norte como las partes del Reino Unido claramente contrarios a la suerte que se ha impuesto por algo más de un millón de votos. El Gran Londres no puede desgajarse de Inglaterra, pero Escocia e Irlanda del Norte sí. Todo indica que el final de la aventura del Reino Unido en la UE será también el final del Reino Unido. En el tumulto del populismo europeo y la globalización, desaparece la Britannia de glorioso pasado como cabeza de un imperio y labor civilizadora solo superada por Roma y España.

En Escocia los problemas pueden multiplicarse rápidamente antes de que cristalicen los proyectos de la mayoría gobernante de salir del Reino Unido para no abandonar la Unión Europea. La complejidad jurídica, económica, administrativa y política es inmensa y nadie sabe realmente cómo va a producirse. En Edimburgo ahora se considera prioritario conocer los planes que adoptará Londres para dar los primeros pasos en su divorcio europeo. Que también tiene inmensas dificultades y que tampoco se ha hecho nunca. Aunque mucho gustaría a algunos que el proceso fuera lo más lento posible, lo cierto es que desde el otro lado, en la UE, sí hay voces que demandan diligencia en la salida. Y algunas de tanto peso como el presidente François Hollande y el presidente de la Comisión Jean Claude Juncker. Escocia puede volver así a celebrar pronto un referéndum sobre la independencia y en este caso con más posibilidades de ganarlo. Pero nadie se engaña sobre las inmensas dificultades y las profundas incertidumbres y peligros, especialmente con una economía que se espera mucho más débil por un deterioro que –se da por hecho– se agravará drásticamente como efecto directo del anuncio del Brexit.

MISA EN LA CAPITAL ESCOCESA A FAVOR DEL VOTO EUROPEÍSTA

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Edimburgo
ABC  Viernes, 24.0.16


En Edimburgo no se vivió la crispada polarización que sacudió a Inglaterra

Canongate El párroco de la iglesia de Canongate, donde está enterrado Adam Smith, reza por la permanencia

Sin confiarse Jóvenes hacen campaña a favor del voto: «Que nadie crea que la victoria de Remain está asegurada»

«Esperemos que el voto sea razonable y optemos en mayoría por quedarnos. Si no, vamos a tener inmensos problemas. Si nos vamos como Reino Unido de la Unión Europea, nosotros tendremos otro referéndum aquí en Escocia para irnos del Reino Unido y quedarnos en la Unión Europa. Pero será todo duro, agresivo y muy complicado. Estallarían juntos muchísimos problemas, también sociales». Habla así Douglas Smith, un profesor que quiere quedarse en la UE y teme el voto «de la Inglaterra pequeña, la que sueña con el aislamiento espléndido». Lo decía al mediodía de ayer sentado en una escalera en Queen Street, una de las zonas elegantes del centro donde el Brexit tiene poco predicamento. Es cierto que las élites y los ricos son europeístas. Más en Escocia que en Inglaterra. Pero también lo son otros como Clay, un albañil de 29 años, que trabaja no lejos de allí en la reforma de una magnífica casa, pero vive muy lejos del centro. Él ya había votado a primera hora. Reconocía haber votado «Remain», pero también que lo había hecho por miedo. «Sobre todo por miedo». Como decía la noche anterior un viejo camarero, «dar el paso hacia lo desconocido en una decisión así es muy difícil».

                                                                       REUTERS
Nicola Sturgeon votó con su marido, Peter Murrel, en Glasgow

También lo era en el referéndum de 2014, pese a toda la épica y retórica nacionalista, y lo era ayer para romper con una UE en la que han nacido todos los que no son ancianos. Pero Clay reconocía que muchos de sus amigos, a pesar de la incertidumbre, habían votado el Brexit. Amigos de su barrio, trabajadores como él, que creen que el Reino Unido puede volver a ser grande si se libera de Bruselas. Esa opinión también se da en Edimburgo que, según estimaciones de su universidad, podría ser el rincón del Reino Unido en el que más se vote a favor de la permanencia en la Unión Europea.
En Escocia no hubo una campaña de polarización rayana tantas veces en el enfrentamiento y la descalificación. Se daba por hecho una mayoría por el «Remain», no se movilizó y al final ha cundido el miedo. «El pánico», dice Ella, una joven estudiante inglesa que vino a Edimburgo a hacer campaña ayer. Repartía en Princess Street, a los pies del castillo, unos folletos que rogaban a los viandantes que se acercaran a votar si no lo habían hecho. Que nadie creyera que la permanencia estaba asegurada. Según decía con humor, en el sureste de Inglaterra, de donde es ella, nadie se iba a olvidar de votar después de estos meses de enfrentamientos virulentos.
No así en Escocia, donde también la prensa, «The Scotsman» a la cabeza, pedían participación para que no hubiera un amargo despertar. «El voto de los escoceses debe importar». La ministra principal y líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP), Nicola Sturgeon ha advertido de que, en el caso del Brexit, Escocia prepararía pronto un nuevo referéndum sobre su propia independencia para seguir en la UE, pero además con un rápido abandono de la libra esterlina para abrazar el euro. Eso es más fácil decirlo que hacerlo. El camino sería complejísimo, lleno de problemas y sobresaltos. La economía de Escocia ya no es la que era con el petróleo del Mar del Norte a unos precios por las nubes que jamás volverán.

Miedo y odio

La preocupación era ayer general entre quienes llegaban en goteo constante al colegio electoral de la parroquia de Mayfield-Salisbury. De allí salían ayer Felice y Laura Cassidy, una pareja que antes de tener a los dos niños que llevaban, vivieron en Córdoba y Vilanova. Con los brazos más tatuados que Beckham. Felice se proclamaba europeísta convencido «por los niños y por nosotros». Como gane el Brexit quiere hacerse con un pasaporte de Italia, de donde es su madre. «Se ha generado odio. Pero ante todo miedo. Miedo al futuro, miedo a lo desconocido y miedo a la inmigración». Ayer entre los votantes en Edimburgo había miedo a entrar en un nuevo proceso hacia lo desconocido. A nadie extraña que la iglesia de Edimburgo haya celebrado misas abiertamente europeístas. La última ayer en la iglesia de Canongate en cuyo bello cementerio ajardinado reposa un sabio escocés estudioso del bienestar de las naciones que no sabemos qué pensaría de presenciar estos momentos. Se llamaba Adam Smith.

IDEALISMO DESPÓTICO

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 24.06.16


La libertad es lo que está en peligro con ese poder lejano, no elegido, arbitrario que los europeos no pueden fiscalizar

EL grandísimo Rüdiger Safranski, un hombre de cultura total en esta Europa cada vez más chata, llena de comunicadores, escribió hace unos años un libro apasionante sobre el Romanticismo, que definió como «una cuestión alemana». Es un bellísimo tratado sobre el idealismo alemán, su plasmación romántica y sus numerosas, inmensas y muchas veces terribles, monstruosas derivadas. El principal peligro del idealismo es su evidente necesidad de desactivar o ignorar parcial o totalmente la razón. Con el idealismo alemán sabemos cuáles fueron los monstruos del sueño de la razón y adónde nos llevaron. Sin que haya que evocar continuamente el peor infierno, sí hay que advertir de que lo mejor es el peor enemigo de lo bueno. Incluso cuando esa supuesta utopía la promueven los descreídos plutócratas y partitócratas del mundo unidos. Puede que a algunos les haya parecido oportuno y razonable que Bill Gates, George Soros o el presidente Barack Obama se asomaran por Londres para amenazar a los británicos con todo tipo de represalias si el voto soberano no era el que ellos creían conveniente. Lo que está claro es que la opinión de los pueblos soberanos solo resulta digna de respeto cuando cumplen a pies juntillas los designios que ha dispuesto para ellos ese consenso aterciopelado. No dejamos de ver en Europa cómo opiniones populares de pleno derecho y basadas en realidades comprobables y verdades irrefutables son desacreditadas, ignoradas y censuradas sin otros argumentos que la inconveniencia para ese credo de la corrección política impuesto por un poder establecido tan lejano y poco controlable como Juncker o los propios Gates o Soros.

Escribo estas líneas poco antes de que cierren los colegios electorales en el Reino Unido. Lo hago en Edimburgo, donde la población mayoritariamente favorable a permanecer en la UE ahora recibe el aplauso del tabernáculo biempensante, cuando hace dos años era condenada por un separatismo que a todos irritaba. Que los argumentos favorables a la UE hoy en Escocia emanen en parte de ese nacionalismo condenado en 2014 no es óbice para que ahora sean elogiados. Mientras el nacionalismo inglés contrario a la permanencia en la UE está en la más cruel de las picotas. Cierto es que muchos argumentos blandidos por los partidarios del Brexit han sido groseros, demagógicos, populistas y hasta falsos. Como también lo han sido las descalificaciones, las acusaciones y las amenazas de los partidarios de la permanencia. No es difícil presentar el Brexit como un desastre irreversible. Y es difícil convencer a una población de dar un salto al vacío de la soledad al desgajarse de una comunidad de 500 millones. Por eso convendría afrontar bien las causas del clamor por el Brexit y de todos los emuladores surgidos en Europa. Si la reacción a este referéndum pretende ser reforzar la infinita arrogancia y enajenación de las elites europeas, es fácil augurar una situación explosiva y pronto irreversible para la UE. A eso nos llevaría ese idealismo sin escrúpulos que tan bien simboliza el ministro José Manuel García-Margallo cuando pide «aprovechar el momento» para una mayor centralización y unificación política bajo Bruselas. La Unión Europea se hizo para evitar guerras, cierto. Pero también para defender la libertad. Y la libertad es lo que está en peligro con ese poder lejano, no elegido, despótico y arbitrario que los europeos no pueden fiscalizar. Las sociedades europeas necesitan a sus estados-nación que son garante de identidad, soberanía y libertad a un tiempo. Porque los europeos no quieren déspotas en un supuesto megaestado ideal en la cima del mundo, sino sociedades democráticas e individuos libres. Si la Unión Europea se enmienda profundamente y puede garantizar que así sea, suyo será el futuro. Si no, su tiempo se agotará pronto.

UNA VICTORIA DEL «LEAVE» ATIZARÁ EL SENTIMIENTO INDEPENDENTISTA

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Edimburgo
ABC  Jueves, 23.06.16


La capital escocesa se convierte en un bastión del voto europeísta

Las casas de apuestas, esos agentes mucho más fiables que las encuestas electorales, dicen que esta ciudad, Edimburgo, capital de Escocia, puede convertirse hoy en la urbe con mayor porcentaje de partidarios de permanecer en la UE de todo el Reino Unido. Y dejar así claro que, como los británicos decidan en su mayoría irse de la UE, el deseo contrario en Escocia llevará a un replanteamiento de su propia pertenencia al Reino Unido y a un nuevo referéndum sobre la independencia de Escocia del Reino Unido para imponer su permanencia en la UE. Todos son conscientes de que se abriría un proceso legal, político y económico de una abrumadora complejidad. Conscientes de que la independencia escocesa de la que se hablaba con mucha alegría con el petróleo a 150 dólares el barril, no goza ya ni gozará nunca de aquel decisivo argumento económico.

N. Sturgeon, líder nacionalista
                                                                         REUTERS

En todo caso, el nacionalismo escocés ha advertido de que no aceptará ser arrancada de la UE por un voto principalmente inglés que no comparte y combate. La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, firme e hiperactiva militante en favor de la permanencia en la UE, advirtió que, en caso de Brexit, Escocia se plantearía el acceso al euro y un rápido abandono de la libra con su propia independencia. La ruptura con el Reino Unido estaría, dijo Sturgeon, inmediatamente de nuevo en la agenda.
Es el «Remain» el lema que dominaba ayer la escena en esta ciudad en vísperas del histórico referéndum. Apenas se veía algún cartel favorable a Brexit y todos ellos con aspecto y ubicación desangelados, con aire de opción perdedora. Aunque eso no debería hacer creer que los partidarios del Brexit no existan en Escocia. Cerca de un 30% de los votantes del Partido Nacional Escocés (SNP) podría votar esa ruptura inmediata con la UE para convertir el 23 de junio, como dicen desde Londres los líderes del movimiento del Brexit, en «el Día de la Independencia del Reino Unido». Pero este partido, hoy absolutamente hegemónico en Escocia con 63 escaños, y con unos conservadores tímidamente reforzados con 31 a costa de unos laboristas hundidos en su peor nivel histórico con 23 diputados, dicta el discurso después del proceso separatista de hace dos años. El referéndum de la independencia escocesa entonces se perdió por un leve margen. Pero el SNP que, con la promesa del mismo logró una mayoría absoluta en 2011, mantiene la hegemonía pese a perder la mayoría absoluta por un escaño en los pasados comicios.

Agravios

Que la capital sea un bastión del voto europeísta no significa que Escocia esté al margen del durísimo debate que ha polarizado a la sociedad británica. Desde los muchos miles de puestos de trabajo en los pesqueros que, según se dice aquí, se han perdido en favor de España por culpa de la UE, son muchos los agravios reales o no, pero en todo caso percibidos y sufridos. Y llevan también a muchos escoceses, pese a su recelo nacionalista a «quedarse solos con los ingleses» en un Reino Unido más aislado, a creer que, libres de la tutela de Bruselas, podrían defender sus intereses. La mayoría parece no creerlo, según las encuestas, pese a que sí es generalizada la opinión de que la UE necesita una profunda reforma. El principal factor de movilización a favor del Brexit, que es la inmigración, se percibe en Escocia como menos angustioso. En Edimburgo la principal presencia extranjera es la de los polacos que no son percibidos como conflictivos, desde luego no como amenaza a la identidad propia.

CONTRA EL FACHA TODO VALE

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Martes, 21.06.16


Con la excusa de la lucha contra el «populismo» se proclama censurable cualquier verdad inoportuna

LAS elecciones presidenciales austriacas tendrán previsiblemente que ser anuladas ante la certeza de masivas irregularidades en el recuento del voto por correo. Sin prejuzgar la decisión del alto tribunal, en la primera sesión de la vista por la denuncia presentada por el partido derechista FPÖ quedó ayer claro que en muchos colegios electorales se abrieron los sobres la noche anterior y no a las nueve de la mañana como prevé la ley electoral. En algunos se llegó a contar los votos por correo ya el día de las elecciones. Conviene recordar que fue el voto por correo el que dio la victoria al candidato de los Verdes, Alexander Van der Bellen, por delante del candidato del FPÖ, Norbert Hofer. La diferencia final de votos fue de tan solo 31.026. En ningún caso se ha denunciado ni indicación de falsificación o manipulación del sentido del voto. Pero es difícil ya que Van der Bellen pueda jurar el cargo en ceremonia prevista para el próximo 8 de julio.
Pues ya ven, no era una pataleta de los «neonazis» que no saben perder y que poco menos que quieren convertir con Norbert Hofer a Austria en una Hitlerlandia, según la ridícula y primitiva caricatura que impone esa verdad revelada de la socialdemocracia, ese consenso de la ideología de la bondad oficial. Quizás no recuerden ya la sorna y el desprecio de los medios austriacos y europeos porque «los ultras» pretendían una revisión del recuento. Estos días se ve un nuevo despliegue del afán justiciero del consenso socialdemócrata europeo con el Brexit. Los británicos que, por mil razones, crean que su futuro será mejor fuera de la UE son una especie ultrainsular parecida al FPÖ austriaco, fascistas primitivos contra los que todo está permitido. Todo vale en toda Europa la opinión que no cuadra con lo que opinan los partidos tradicionales, la Comisión Europea y las élites en los periódicos biempensantes. Con la excusa de la lucha contra el «populismo» se proclama censurable cualquier verdad inoportuna. Quien se atreva a decir que paga cada vez más impuestos porque el Estado permite unas bolsas de beneficencia que aumentan sin control es un nazi. Quien reconoce en cualquier rincón de Europa que no quiere una sociedad multicultural en la que las leyes y la constitución, la igualdad de las mujeres y el respeto a los cristianos solo tengan vigencia en ciertos barrios es un ultra terrible. Quien vivía en un pueblo pacífico alemán hace un año y hoy sus hijas no pueden salir de una casa que vale la tercera parte, porque tienen enfrente un refugio con 300 hombres musulmanes, no tiene derecho ni a lamentarse si no quiere ser tachado de hitleriano. Fachas. Como quienes han pedido siempre inútilmente que en España se aplicaran las leyes para imponer la igualdad entre españoles y la vigencia de la Constitución en todo su territorio. Fachas crispadores. Quien quiera tener opinión propia y exija el cumplimiento de las leyes para todos es un excéntrico a combatir. Solo hay un populismo que disfruta de la tolerancia infinita de la socialdemocracia, el de extrema izquierda. Todo lo implacable e inquisitorial que es con quienes recuerdan soberanía, leyes y propiedad, es suave, apaciguadora y mansa con los enemigos de la libertad y las leyes. Así, en Madrid los neocomunistas de Podemos despliegan sus pancartas sin recato ni control. Y amenazan a cualquiera que se lo haga notar. Ellos se saben ya por encima de la ley. Y lo hacen notar a todos. Pero los malos son los fachas. Asúmanlo. Si tienen opinión propia, cállenla. Pero si son de los que no quieren o pueden, pierdan el miedo a ser llamados facha. Es la única forma aquí de ser libre.

VOTO EN LUTO

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Sábado, 18.06.16


Los éxitos de la UE no debieran perderse por no acometer a tiempo una revisión del camino emprendido

Hay quienes creen que Jo Cox ganará después de muerta esta batalla. Porque suponen que entre los indecisos serán muchos los que expresen con su voto la simpatía a la muerta y la condena al asesino. Y se inclinarán por votar en contra del Brexit. Ya se verá si hay voto de luto. Hoy nadie se atreve a un pronóstico. Los intentos de ridiculizar y denigrar a los partidarios del Brexit como meros ultras, chovinistas y proletariado ignorante, todo lo peor de la sociedad británica, han fracasado. Quienes lo hicieron, las elites británicas y todas las fuerzas del consenso europeísta «biempensante» en Europa, se equivocaron casi tanto como David Cameron que, en su arrogancia, confundió apoyo electoral con una adhesión en un profundo dilema identitario y cultural. Dilema que hoy comparten en diversa medida los demás países europeos. Y que se acentuará sea cual sea el resultado del jueves. Quienes no ven o no quieren ver la profunda crisis de confianza y afecto que aleja a los pueblos del proyecto europeo actual, son quienes más alimentan el peligro de que acabe enterrado como un error inviable.

Los éxitos de la Unión Europea no debieran perderse por no acometer a tiempo una profunda revisión del camino emprendido. Europa necesita esta unión en un mundo global. Pero no puede ser una unión de élites que desprecie inquietudes de las naciones y maltrate identidades y soberanías. No porque sea buena o mala. Sino porque es imposible.