The Unending Gift

martes, abril 28, 2015

VALIENTES DEL MUNDO DE AYER

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Martes, 28.04.15


Por salvar la vida se hace cualquier cosa. El ideal ahora es vivir el máximo tiempo posible, para la mayoría, sea como sea

EL siglo XX nos dejó el legado casi imperecedero de algunos de los más pérfidos canallas que recordamos en la historia de la Humanidad. Pero también el testimonio de hombres de tan increíble ejemplaridad que son apenas digeribles por la tiranía de la mediocridad actual. Que por eso hurga y escarba hasta en el pasado hasta las heces, en busca de algo que haga caer a los grandes hombres de su pedestal. Hay que encontrarles una desviación sexual o un gesto de codicia, un hábito hoy cuestionable o un vicio, siquiera manía. En realidad se trata de un esfuerzo supremo de nuestras sociedades fanatizadas por el igualitarismo. Es el permanente esfuerzo por cortarle los pies o la cabeza al que más ha crecido, para que no se le ocurra destacar por encima de la monótona superficie formada por las cabezas de los demás. Es la deriva de las sociedades modernas, no ya hacia la actitud del antihéroe ya consumada, sino hacia la conducta de los roedores en el galeón que se hunde. Presumir de cobardía era una moda de intelectuales en los años veinte del siglo pasado, en solidaridad con quienes la habían sufrido en las condiciones más pavorosas e infernales de la Primera Guerra Mundial. Hoy presumen de cobardía casi todos los colectivos humanos, salvo el militar y el socorrista y sanitario, de momento. No arriesgar nunca nada y huir ante cualquier peligro, aunque sea imaginado, se ha convertido en la mayor prueba de un moderno sentido común. Que considera que cualquier sacrificio que ponga en riesgo a uno mismo es un disparate propio de fanáticos, necios o antiguos. Resulta lógico en las gentes que no creen en nada superior a sí mismo y por tanto a su propia vida. No hay dios, ni nombre, ni patria, ni honor, ni ideas que merezca el sacrificio de lo único importante, que es la vida. Y por salvar la vida se hace cualquier cosa. El ideal ahora es vivir el máximo tiempo posible, para la mayoría, sea como sea.
No solo porque esta deriva irreversible los hace ya tan raros, me resultan a mí desde siempre fascinantes los grandes valientes del siglo XX. Y me ha resultado particularmente dolorosa la muerte de uno de ellos. Admiro a muchos valientes que lucharon en ese inmenso campo de batalla militar e ideológica que fue la Europa de los totalitarismos. A muchos de los luchadores por verdad y libertad, tuve la suerte de tratarlos ya ancianos. De los que unieron su indoblegable voluntad de libertad y verdad a una inconcebible valentía física destacaré hoy al británico Peter Kemp, jefe de los comandos británicos en Albania; al genial montenegrino Milovan Djilas, el judío polaco héroe del gueto de Varsovia Marek Edelman, y al católico polaco Wladislaw Bartoszewski. Este último concluyó hace tres días una vida prodigiosa de 93 años en las que hizo la guerra al nazismo, pasó por Auschwitz y salió vivo para unirse al levantamiento, combatió al estalinismo, otros seis años en sus cárceles, fue profesor de universidad ilegal, editor, director de periódico clandestino, dio inolvidables clases en Múnich en los años ochenta, inspiró, organizó y codirigió el levantamiento de Solidaridad, fue ministro ya en la Polonia democrática en dos ocasiones y justo entre las naciones por su ayuda a los judíos en Polonia, con riesgo permanente para su propia vida. Bartoszewski ha muerto nonagenario como un humilde cristiano. Con su permanente sonrisa y su pétrea determinación por el bien, ningún sacrificio le fue nunca ajeno ni excesivo. Y ahora le llega la muerte que tantas veces vio de cara, tras una maravillosa vida como uno de los grandes entre los hombres valientes y nobles del mundo de ayer.

domingo, abril 26, 2015

TODOS ANTIFRANQUISTAS «Días de ira» de Hermann Tertsch

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Domingo, 26.04.15


ABC avanza extractos de dos capítulos de «Días de Ira», una reflexión urgente de Hermann Tertsch sobre la política en España y Europa. Es la visión de un momento histórico en el que hechos imprevisibles producirán cambios profundos con grave incidencia en las vidas de todos nosotros


La deslegitimación de la Transición «Memoria histórica» es el eufemismo que Zapatero convirtió en nombre de su operación de fomento de la revancha para la liquidación de la reconciliación nacional

Una operación brillante La mentira del antifranquismo, es evidente, ha sido la operación político-cultural más eficaz y brillante de la izquierda española

La gran mentira antifranquista tuvo efectos añadidos de inmensa gravedad, de cuyo alcance comenzamos a ser conscientes muy tarde. Con la mentira sustentada en el desconocimiento vigilado y cultivado, grandes sectores de la sociedad identifican con la simpleza y puerilidad de las sociedades actuales al franquismo como el mal absoluto y la República y el antifranquismo como el bien impoluto.

                          IGNACIO GIL
Zapatero, junto a un retrato de Azaña en el Congreso

Por ello todas las virtudes que habían sido protegidas o ensalzadas durante el franquismo pasaron a ser despreciables o sospechosas. Muchas de ellas eran las virtudes tradicionales, honradas y fomentadas en todos los estados europeos. Así la propia unidad de España y su símbolo, la bandera nacional, el sentimiento religioso, el patriotismo, el deber, el sacrificio, la lealtad o la autoridad, incluso la cortesía, pasaron a formar parte de vergonzosas rémoras franquistas al progreso. Que debían ser combatidas. Y progresista –¡cuán prostituida palabra! – era todo lo contrario a las virtudes enumeradas. La derecha no combatió este acoso a los valores tradicionales.
Por lo mismo que no ha hecho tantas otras cosas que se exigía de las fuerzas conservadoras y liberales. Por miedo a ser tachadas de franquistas o fascistas. Así, aunque en la vida privada mantuviera otro lenguaje, la derecha acató muy pronto esa narrativa de la izquierda. Décadas sin enmienda en una educación entregada irresponsablemente a la izquierda y a los nacionalismos periféricos han hecho el resto. Con el triunfo generalizado del nacionalismo antiespañol, el localismo, el desmantelamiento de la cultura clásica y tradicional y la imposición de una subcultura del igualitarismo y el resentimiento social, que actúa como un mecanismo de bloqueo a toda excelencia y esfuerzo. Ya se han juntado todos los factores necesarios para una ofensiva de quienes pretenden ganar una guerra que perdieron sus correligionarios hace ochenta años y lograr el desembarco en Europa de un nuevo proyecto totalitario, que se ha hecho fuerte en Latinoamérica pese a sus catastróficos resultados.



España, con las debilidades que han aflorado en la pasada década en sus estructuras democráticas y en su sociedad, es un campo de experimentación que reúne para ellos todas las condiciones. Hay ciertos gremios, periodistas, jueces, farándula de la secta tradicional socialista, que ya se han integrado en dos grupos. Unos son de Podemos porque sí y otros son de Podemos por si acaso. Una vez más, cuando más se necesitan personas que levanten la voz y hagan frente a la mentira y la intimidación, la inmensa mayoría prefiere que todo le coja de perfil.
La terrible trampa para las nuevas generaciones que ha sido la educación pública no ha creado individuos independientes ni valientes. La mentira del antifranquismo, es evidente, ha sido la operación político-cultural más eficaz y brillante de la izquierda española. Ha paralizado durante décadas, atenazado en sus complejos, a toda la sociedad que no forma parte de esa izquierda trágicamente identificada de nuevo con el frente popular de la Guerra Civil.
Además, la creciente indiferencia del español hacia todo lo que no le afecte de forma directa nos va acercando de nuevo al aislamiento de los pueblos primitivos. Debería producir consternación esta evidencia de que gran parte de la sociedad española parece intelectualmente incapaz de entender situaciones externas que la ponen en peligro. Una mayoría parece convencida de que un peligro nacional puede y debe solventarse por sí mismo. En todo caso sin que nadie deba asumir una responsabilidad y mucho menos un riesgo. Lo que convierte a España poco menos que en un inmenso rebaño de ovejas que, ante cualquier agresión, reaccionaría con pánico y en una huida desorganizada. De la oveja indolente a la oveja aterrada. La capacidad de una autodefensa nacional organizada sería nula y, en teoría al menos, nos podrían invadir, ocupar y tiranizar a toda la nación con fuerzas muy escasas. Ahí está el problema. En que el peligro es real y nadie quiere darse por enterado. No existe la percepción del peligro, ni siquiera la noción del peligro mismo. El dato más tenebroso está en que solo un 16 por ciento de los españoles se declara dispuesto a sumarse a luchar en defensa de la patria de ser esta atacada.
No hay ningún país de cultura occidental en libertad donde tan libremente la gente en general reconozca sin ningún pudor que no dice lo que piensa. Quienes asumen sin resistencia, queja ni réplica las mentiras, son cómplices de las mismas y corresponsables del daño que aquellas produzcan. El daño que ha producido no decir la verdad en España es bastante evidente en todos los campos de la actividad humana. Ahí están hechos añicos los prestigios y las reputaciones y famas de personas otrora admiradas, y de instituciones antaño intocables. Ahí están quienes ante las fantasías y ocultaciones de los nuevos bárbaros de Podemos responden que las prefieren a las mentiras de siempre del «sistema» y de la «casta». De ahí que estemos de nuevo en una situación histórica en la que la necesidad, la urgencia, por defender la democracia podría forzarnos a la virtud de comenzar a desmantelar las mentiras del pasado. Para inocular veracidad y autenticidad al nuevo discurso político.

Oportunismo e impostura

Todos creyeron necesario ocultar sus vergüenzas en España, donde quienes más presumen de antifranquismo –siempre ha pasado cuando caen las dictaduras– son los que más sumisos fueron al régimen anterior. Los mismos que se esfuerzan por serlo también con el siguiente. Nada hay en contra de que las personas se adapten a las nuevas circunstancias históricas para vivir de la mejor forma posible. Pero la dignidad, en quien la tenga, debiera impedir que los muy comprometidos con un régimen defiendan al régimen contrario con el mismo ahínco. Solo gentes como la pareja de brillantes villanos y cínicos geniales de Joseph Fouché y Charles Maurice de Talleyrand pueden lograrlo con algo de gracia.
He asistido muy directamente, tanto en España como en Europa oriental, a una infinidad de transformaciones, la mayoría de ellas aceptables, con algo de condescendencia, como muy humanas debilidades en los intentos de adaptación para no renunciar a ambiciones en las nuevas circunstancias bajo signo contrario. A su cabeza están los grandes impostores. El más célebre en España ha sido Enric Marco, el gran representante de los prisioneros españoles en Mauthausen que, ya nonagenario, tuvo que reconocer que jamás había estado en aquel campo de concentración. Pero la legión de impostores va mucho más allá. Vean, por ejemplo, el caso de dos abuelos que han tenido una trágica relevancia para la política actual española y por desgracia ya en alguna medida para la historia. Son los abuelos del gran artífice del retorno del revanchismo y el enfrentamiento entre españoles, José Luis Rodríguez Zapatero, y del hombre que se dice destinado a seguir sus pasos en la jefatura del Gobierno de España, Pablo Iglesias. Zapatero tenía, como todo el mundo, dos abuelos. Aunque él siempre habló de uno solo. Paradójicamente, lo hacía y de forma emocionada sobre el abuelo que nunca conoció, el capitán Rodríguez Lozano, un militar leonés muy activo en la represión de la Revolución de Asturias en 1934, pero después fusilado por las tropas de Franco tras el alzamiento por sus simpatías socialistas y masónicas. Y con el que construyó todo el esperpéntico armazón argumental para darle una vertiente personal y emocional a la llamada «memoria histórica», ese eufemismo que Zapatero convirtió en nombre de su operación de fomento de la revancha para la liquidación de la reconciliación nacional. Que era la piedra angular de toda la operación de deslegitimación de la Transición política y, por ende, de la Constitución Española de 1978. Zapatero se dedicó a construir todo un mito en torno al abuelo, tan ridículo y falsario como toda su visión de la Guerra Civil, que era cantada, promovida y difundida por el coro de aduladores y los bardos del «Bambi del talante».

Restos de fusilados en la fosa de El Madroño, en Sevilla

No es casualidad que ahora tengamos que vérnoslas con otro abuelo. Ni que este sea precisamente el de Pablo Iglesias, el joven profesor que acaudilla el partido de Podemos, un híbrido de genialidad del oportunismo político, movimiento ciudadano antisistema y franquicia dictatorial. Pablo Iglesias es el hijo político más relevante de Zapatero. Sin el abuelo de Zapatero, sin la «memoria histórica», el movimiento de protesta contra la crisis, contra la corrupción, contra la austeridad, no habría tenido el carácter de ataque frontal al sistema democrático emergido de la Constitución de 1978.
El movimiento del 15-M solo pudo ser secuestrado por una extrema izquierda para formar el núcleo de Podemos porque, en dos legislaturas de Zapatero, se había producido una ideologización masiva, toda ella enfocada a idealizar al Frente Popular y dividir la sociedad española. Aquel proyecto quedaba diseñado en el Pacto del Tinell en Cataluña –todos juntos contra el PP, frente popular contra el fascismo–, cuando Zapatero ya era secretario general en España. Su principal objetivo era el desmantelamiento de la legitimidad de la Transición política. Gracias a ello ha podido llegar después, cabalgando sobre la ola de indignación, tensión y resentimiento por la crisis y la corrupción, la cúpula de Podemos con Iglesias a la cabeza propugnando acabar con la Constitución.
Como resultado directo de la irrupción del zapaterismo en la historia de España, se han vuelto a formar bandos que odian a otros españoles única y exclusivamente por motivos ideológicos. En todo caso, el odio ha vuelto y es, de nuevo, un factor importante para la lucha política cotidiana y para la movilización de ciertos sectores de la ciudadanía. Ese es, en mi opinión, el principal legado de Rodríguez Zapatero a la historia de España. Ese legado es también, y no casualmente, la lanzadera para el proyecto político, sin duda de intenciones golpistas, de Iglesias, Monedero y los demás cabecillas neobolcheviques.

sábado, abril 25, 2015

EL SOCIO INCOMPATIBLE

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Sábado, 25.04.15


Sin ayuda, Grecia estará en quiebra en junio

En Riga hubo unidad en el Eurogrupo como no se daba desde hace mucho. Todos contra uno. Yanis Varufakis ha logrado que los restantes 18 ministros miembros se levantaran ayer para expresar su hartazgo en términos inequívocos. «Jugador», «aficionado», «incompetente» e «insensato» son algunos de los epítetos que recibió el ministro griego de sus aun compañeros.
El esloveno Dušan Mramor pidió un plan para la salida de Grecia del euro. Había indignación porque Varufakis no avanza con planes de reforma. Que son condición inexcusable para la ayuda financiera sin la cual Grecia estará en quiebra en junio. Además genera inmenso malestar la permanente intoxicación a la opinión pública de Varufakis. Con sus anuncios de avances que son literalmente mentira. Al hartazgo contribuyen las noticias de que el Gobierno griego tiene a los técnicos de la troika bloqueados en Atenas sin acceso a fuentes y datos en los ministerios. Los que anunciaron desde el principio un sabotaje y engaño por parte del Gobierno de Syriza se cargan de razón. Grecia no intenta colaborar para salir de la crisis sino que trata como enemigos a engañar a todos los demás. Que ayer se revolvieron ante el procaz desafío de un moroso que no muestra la mínima disposición para colaborar, no hace sino amenazar y no tiene la mínima buena fe. El Gobierno ultraizquierdista de Atenas es un cuerpo extraño en la Eurozona. Un socio que no quiere cumplir con nada es incompatible con el funcionamiento de una organización. La situación es insostenible. Hay otros problemas al margen de Grecia, aunque Grecia no lo crea.

viernes, abril 24, 2015

DÍAS DE IRA

Por HERMANN TERTSCH
   ABC  Viernes, 24.04.15


La desconfianza, la acritud y la mala fe se han instalado en la vida cotidiana, como nunca habíamos visto la mayoría

HE escrito un libro con ese título para una historia de grandes ilusiones y tremendas frustraciones. Es un libro breve sobre este desgraciado comienzo del siglo XXI en España. Sobre las razones de tanto error y las esperanzas de que logremos enderezar el rumbo y no sucumbir una vez más en el caos y el fracaso histórico. Algo que había crecido con lentitud, con paciencia de todos y esfuerzo común desde los mismos duros años de la posguerra, quebró en la sociedad española allá en el 2004. Desde entonces nada ha vuelto a los cauces de convivencia que creímos haber encontrado definitivamente después de la dictadura. Fue el retorno de la llamada de las banderías. La irrupción del clamor de la revancha, de la rabia justiciera. Y al final de diez años devastadores para España, cuando algunos pretendían que optábamos a la normalidad recobrada, se ve surgir el peligro de que todo lo recién pasado podría ser tan solo el comienzo de un largo túnel de final desconocido.
En solo un año ha quedado claro que, por mucho que pudieran mejorar algunos datos económicos, por mucho que crezca la economía, no hay retorno a aquella aparente senda del desarrollo hacia la normalidad europea que abandonamos hace once años. España es otra. Y de repente, en un mundo sin anclajes, donde todo está en movimiento, todo parece ya líquido, desde los electorados a las expectativas, desde el pensamiento mismo a las menguantes certezas, lealtades o esperanzas, los españoles se encuentran en un año en el que saben que han de suceder muchas cosas. Y algunas pueden tener dramática trascendencia para lo que han de ser España y Europa en este próximo medio siglo. Cuarenta años después de una guerra civil, los españoles decidimos, unidos como nunca, no tener otra. Fue una sabia decisión que nos hizo mejores y fuimos aplaudidos por ella. Hoy, cuando han vuelto a pasar cuarenta años, estamos de nuevo ante similar dilema. Recobramos la confianza en la unidad y la ley o en lucha sin cuartel hasta que haya vencedor. Más de dos lustros de discordia y reveses han envenenado la sociedad.
La desconfianza, la acritud y la mala fe se han instalado en la vida cotidiana, como nunca habíamos visto la mayoría los hoy vivos. Truenan los llamamientos a la destrucción purificadora, a la revancha y la venganza. Surgen con pujanza fuerzas que se dicen justicieras y redentoras. Unas claman por los pobres y maltratados, otras por tribus viejas o naciones inventadas. Enfrente se encuentran a un Estado cuestionado y asediado y a una sociedad confusa. Con un orden legal que se atasca y lealtades y disciplina olvidadas. Nadie aporta la firmeza en la defensa de unas leyes y una razón cada vez más desprestigiadas. Tanto por sus enemigos como por sus supuestos garantes. Estamos en un momento de enormes y trascendentales decisiones. Y es muy difícil tomarlas cuando, en vez de razón y criterio, todo lo que se hace notar es agravio. Es el fin de una era y el principio de otra. Y hay que estar extraordinariamente alerta. Nadie puede estar seguro de que la nueva era vaya a ser mejor que la vieja. Y todos deben ser conscientes de que los errores pueden hundir a una sociedad en un infierno para varias generaciones.
Ahora todo es confusión, y todas las seguridades, falsas. Es imposible adivinar cómo y qué seremos, tendremos y haremos dentro de muy poco. Se ha hundido una realidad y aún no la ha sucedido otra. Y habrá que dar los primeros pasos de exploración por lo desconocido en el peor momento posible, en la hora de la rabia, en estos «días de ira».

martes, abril 21, 2015

LA ISLA Y LOS BALSEROS

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  21.04.15


Europa es una isla de afortunados en muchos sentidos. Hundirla bajo el peso de un tsunami descontrolado no ayudaría a ningún náufrago

¿CUÁNTAS muertes va a ser capaz de soportar Europa en el Mediterráneo de sus vacaciones playeras sin hacer algo más que llevarse las manos a la cabeza? ¿Y qué va a hacer Europa cuando el ritmo de los barcos hundidos y de los relatos publicados y emitidos, cada vez más detallados, más personalizados, con nombres propios de las víctimas de la tragedia, se hagan insoportables para sus opiniones públicas? ¿Qué van a hacer contra los traficantes de inmigrantes que, como en el siglo XVIII, han creado ya pujantes organizaciones que controlan vías a través de todo el continente hasta las costas libias? Con la misma brutalidad que los peores negreros de antaño, esos traficantes de hoy comparten negocio con el yihadismo islamista, cuando no son ellos, en esa costa de Libia que ya han privatizado para sus fines. Tolerancia en la frontera no es opción. Esa noticia vaciaría los países africanos, no de pobres y desesperados como algunos creen, sino de sus capas formadas y su escasa clase media. En las terribles bodegas de esos barcos se juntan fugitivos de la guerra siria con emigrantes de Bangladesh y el África negra. Pero no son los pobres si no los que pueden pagar. Devolverlos a las costas solo sube el precio de volver a intentarlo. Intervenir militarmente en Libia es otra opción. Entrar a destruir las organizaciones de traficantes y a los yihadistas. Pero eso supone una guerra abierta contra el Estado Islámico en la región. Para eso hay que estar dispuesto a entrar a mancharse las manos en Libia y traerse cadáveres propios y, para los delicados estómagos europeos, eso es algo aún más difícil de digerir que mil muertos ahogados a la semana. ¿Pero, y si son diez mil o cinco veces eso? ¿Qué nos amargaría más nuestra vida, diez mil muertos semanales de africanos ahogados o mil ataúdes de soldados europeos?
Quien diga que tiene la solución miente. Quien pretenda que esa presión va a reducirse con ayuda al desarrollo se equivoca. Esas gentes tienen prisa. Huyen de sociedades y estados fracasados, de culturas paralizadas y crueles. Muchos de ellos viven en sus países mejor que los demás. Pero les urge salir porque quieren otra cosa. No buscan sobrevivir sino mejorar. Por mejorar, por perseguir ideales arriesgan la vida. Es el sueño de la prosperidad y la libertad. Buscan el bienestar que ha sido capaz de generar el capitalismo allá donde hay libertad. En Asia como en Europa o América. Por eso es grotesco que, una vez más, el coro del izquierdismo y el buenismo europeo se dé golpes de pecho, culpe al capitalismo de los muertos ahogados y exija la apertura de las fronteras. La entrada masiva y no regulada de inmigrantes del Tercer Mundo en Europa no solo dinamitaría las democracias europeas. Podría destruir en poco tiempo todo equilibrio de la convivencia, legalidad y seguridad. Y abocarnos a la deriva hacia sociedades fracasadas no muy distintas de aquellas de las que huyen hoy los inmigrantes. Europa necesita inmigración, mucha, pero ha de ser por fuerza reglada. Es patético ver al izquierdismo europeo acusar al capitalismo de naufragios y tragedias. Ellos, acostumbrados a que los seres humanos mueran huyendo de sus regímenes, no aceptan que aquí arriesguen la vida por llegar al sistema más humano, libre y eficaz. El que ellos quieren sistemáticamente destruir. A la izquierda radical solo parecen quedarle ya como argumento y aliado el islamismo y la cristofobia y un tercermundismo que es «racismo antiblanco», como dice Michel Houllebecq. Europa es una isla de afortunados en muchos sentidos. Hundirla bajo el peso de un tsunami descontrolado no ayudaría a ningún naufrago. Y nos convertiría a todos en balseros potenciales.

sábado, abril 18, 2015

LA MUERTE DE UN SÍMBOLO

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Sábado, 18.04.15


Con su experiencia y dotes de mando, Al Duri tuvo un papel decisivo en la toma de Mosul por el EI

Hace muchos años que persigue la muerte a Izat Ibrahim al Douri y dicen que podría haberlo encontrado en las montañas de Hamrin en un combate con el enemigo chií. Habría sido al este de Tikrit, la ciudad natal del jefe al que sirvió lealmente hasta su final, Sadam Hussein. Allí habría sido abatido por soldados iraquíes, compatriotas y antes subordinados suyos y enemigos desde que él se integró en la dirección del ejército del Estado Islámico (EI). Poco después del anuncio de su muerte, surgieron ayer varios comunicados que negaban el fallecimiento del vicepresidente con Sadam, legendario dirigente baazista y uno de los líderes actuales del EI con mayor prestigio. Insistían en que sigue vivo. El Gobierno iraquí asegura que es Al Duri, el ya legendario lugarteniente del dictador iraquí, que sobrevivió a mil purgas, a la invasión norteamericana y a la guerra sectaria y civil de los últimos lustros. Y anunció que enviará a Bagdad el cuerpo del cadáver pelirrojo para el estudio del ADN.
Al Duri es el dirigente iraquí leal a Sadam de más alto rango que se integró en los pasados años en las fuerzas yihadistas suníes que formaron el EI. Y se llevó a centenares o miles de soldados y oficiales expertos leales consigo. Con su experiencia, su talento, su autoridad y dotes de mando jugó un papel decisivo en la toma de la ciudad de Mosul, el mayor éxito militar del EI hasta el momento.
El Estado islámico ha gozado inicialmente de gran prestigio por ser la única fuerza suní capaz de resistir al régimen prochií del primer ministro, Nuri al Maliki. Relevado Maliki, los intentos auspiciados desde el exterior por crear en Bagdad unas fuerzas menos marcadas por la supremacía sectaria chií chocan con el poder cada vez mayor que ejerce ya directamente Irán en el país vecino.
Si Al Douri ha muerto, desaparece el mayor símbolo del fracaso occidental de reconducir las lealtades en el Irak post Husein, comienzo de todos los dramáticos errores que tanto contribuyeron a la inmensa tragedia en la región.

viernes, abril 17, 2015

RETORNO A EVIAN

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Viernes, 17.04.15

Todos brindamos con zumo para ayatolás porque somos aliados de civilizaciones y muy conciliadores


ES Evian-les-bains una idílica localidad termal en la parte francesa del lago ginebrino de Leman. Allí convocó el presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt del 6 al 14 de julio de 1938 una conferencia internacional. Reunió Roosevelt a 32 países para tratar un problema que había adquirido ya virulencia tras la anexión de Austria por la Alemania hitleriana. Con la absorción de golpe de los 200.000 judíos austriacos, el III Reich había pasado a tener una población hebrea de más de 700.000 personas sin derechos, sometidos a permanente acoso y vejación. Todavía quedaban ilusos entre ellos que creían que la pesadilla del nazismo acabaría pronto. Pero centenares de miles habían reconocido en su gobierno hitleriano al mortal enemigo y querían huir, emigrar. Pero nadie daba visados. Todos querían ir a EE.UU. o Inglaterra. Para evitar la presión política, Washington decidió repartir la carga. Pero no la carga de la inmigración sino la responsabilidad de no permitirla. El resultado fue devastador. Solo sirvió para que los judíos supieran que tenían todas las puertas de huida cerradas. De los 32 países en el Hotel Royal de Evian, solo Costa Rica se mostró dispuesta a aceptar la entrada de cierto número. EE.UU. no aceptó cuota alguna. Suiza cerró sus fronteras bajo el lema de «das Boot ist voll» (la barca está llena). El Reino Unido anunció que la pequeña isla estaba superpoblada y esa inmigración tendría graves repercusiones sociales y económicas. También cerró sus territorios en Palestina para evitar problemas con los árabes. Los 29 estados restantes respondieron igual. Australia llegó a decir que «no tenemos un problema racial y no queremos crearlo ahora». El gran triunfador fue Hitler. «Espero que aquellos que tienen tantas simpatías por estos criminales (los judíos) sean lo suficientemente generosos para convertir la simpatía en ayuda práctica. Nosotros estamos dispuestos a poner a su disposición a todos los criminales, si es por mí, hasta en barcos de lujo». Evian dejó claro que nadie haría nada por los judíos europeos. Si cada país presente en Evian hubiera aceptado menos de 20.000 judíos, habrían salvado a la totalidad de los judíos del Tercer Reich de 1938. Pero nadie quiso creer que Hitler fuera a aniquilar a su población judía como prometía una y otra vez. Sin escapatoria, todos salvo unos pocos afortunados acompañarían a la muerte a los millones de judíos de Europa oriental.
Muchos aquí no conocen la historia de Evian. Los judíos la sienten aunque no la estudien. Evian es médula de Israel. De ahí que Barack Obama, tan ansioso por la foto iraní como por la cubana para su por lo demás frustrada biografía presidencial, recuerde mucho a Roosevelt, cuando reparte responsabilidades. Mientras confía en las buenas intenciones de Hitler, perdón, del régimen de Irán. El ministro de Exteriores de ese régimen, Mohamad Yavad Zarif, distinguió esta semana a Madrid como primer destino oficial tras el acuerdo con Obama. Y no ocultó sus intenciones: «Hay que destruir Israel». Lo dijo en España. En visita oficial. Y nadie le ha replicado. Ni Rajoy ni Margallo. Nadie en Madrid ni en Washington. Todos se dicen convencidos de que el acuerdo con el régimen de Irán tendrá grandes beneficios. Los riesgos denunciados por la amenaza iraní se tachan como fruto de la paranoia de los judíos o de Israel o del «radical Netanyahu». Pero el ministro iraní es claro: «Hay que aniquilar Israel». Sentados en el hotel Royal de Evian-les-bains le escuchamos en Madrid. Proclama su voluntad de exterminar a nuestro aliado Israel. Y todos brindamos con zumo para ayatolás porque somos aliados de civilizaciones y muy conciliadores y, como entonces en Evian, la amenaza no puede ir en serio.

martes, abril 14, 2015

GRASS Y MITSCHERLICH

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Martes, 14.04.15


La literatura fue decisiva como «terapia» colectiva en la superación de la incapacidad del luto y de la mentira del pasado

A finales de los años sesenta, publicada ya la trilogía de Danzig, Günter Grass ya era la estrella más rutilante en el firmamento literario de Alemania. Eran unos años de profunda transformación. Por primera vez no solo en el paisaje y la economía. También en las cabezas y los corazones. Tras años de implacable e inagotable trabajo en la reconstrucción, pasada la urgencia, pasado el hambre, había llegado el momento de la introspección, de las preguntas, de la reflexión y del luto. Alexander y Margarethe von Mitscherlich publicaron en 1967 un libro clave, «La incapacidad para el luto» (Die Unfähigkeit zu trauern). Era un ensayo para el tratamiento moral y sentimental de la historia reciente alemana. Establecían los Mitscherlich que las masas en la sociedad moderna pierden en el siglo XX la referencia del padre y entran en una volatilidad de emociones y voluntad que implica inmensas amenazas como el propio nacionalsocialismo había demostrado. Y que frente a ello solo sirve una permanente ilustración de esas mismas masas. La capacidad del luto se genera haciendo posible que los individuos trabajen colectivamente con los conceptos de la culpa y el luto, la responsabilidad individual y colectiva y el crimen y la percepción del peligro de la repetición. Concluye que no hay posibilidad de construir una sociedad sana, constructiva, creativa y honrada si se ocultan los crímenes y no se vive el proceso de luto por las víctimas. Las víctimas han de estar siempre presentes. Pero en el caso del mayor crimen del nazismo, el Holocausto, las víctimas tienen una terrible peculiaridad: no hay rastro de ellas. No hay tumbas. Desaparecieron en el humo sobre los campos de exterminio. Por eso hay que crear un sistema de monumentos y de símbolos y ante todo una educación contra la educación manipuladora. Es un entrenamiento contra el adoctrinamiento que dominan los planes de estudio. Y la literatura es un elemento clave en ello.
El Grupo 47 es decisivo en el auge de la literatura como «terapia» colectiva en la superación de esa incapacidad del luto de Mitscherlich y que es la falta de coraje para afrontar el pasado, la tentación de vivir en la mentira. Inspirado en Der Ruf (el grito), un boletín literario de un campo de prisioneros de guerra alemanes en Rhode Island, el Grupo 47 integra pronto a los principales escritores alemanes. Destacan Heinrich Böll y Günter Grass. Ambos, moralistas. Böll, de una honradez casi hiriente. Grass, como se demostraría, de una torturada hipocresía que solo supo vencer al final de sus días. Su secreto fue su tortura. Cuando la literatura de ambos es permanente «Vergangenheitsbewältigung», superación del pasado. Tras años de silencio pétreo en la posguerra en la que casi todos tenían algo de qué avergonzarse, todo son preguntas de adolescentes que como niños ya no tuvieron educación hitleriana. Quieren saber qué pasó. Por qué pasó. Y cómo fue posible que pasara. Son el 1968 alemán. Exigen verdades. Hoy sabemos que la educación alemana ha sido, con todas sus imperfecciones, la más eficaz y honrada en el tratamiento del pasado y la culpa. Había más que en ningún sitio. Ni en Francia, ni en Italia, ni en los países comunistas por supuesto hubo algo parecido a lo sucedido en Alemania y Austria.
En mi libro «Días de ira», que se publica este mes, relato cómo fue aquello en mi infancia y en mi casa. En casa de un periodista exdiplomático que fue nazi primero y prisionero de los nazis después. También reflexiono de lo bien que vendría a España una mayor honradez y menos falacias sobre el antifranquismo que han hecho de la sociedad española, como auguraban los Mitscherlich, una prisionera de sus mentiras.

domingo, abril 12, 2015

OBAMA Y SUS ANSIAS DE HISTORIA

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  11.04.15


Obama necesita fotografías históricas para ser recordado por algo más que por ser el primer presidente mulato

La VII Cumbre de las Américas va a ser en verdad histórica, aunque no sean pocos los que crean que lo será por las razones equivocadas. Porque el principal acto de la cumbre de jefes de Estado de los treinta y cuatro países no será para celebrar la democracia, sino para honrar a una dictadura. Esto no era exactamente lo que tenía «in mente» Washington cuando, bajo el paraguas de la Organización de Estados Americanos (OEA), auspició estas cumbres. Se trataba de encauzar el impulso hacia la democracia y la libertad surgido de la caída de los regímenes comunistas europeos y la URSS. Con un tratado para el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que se soñaba con tener en 2005. Sucedió lo contrario.
En 1994 se creía que la dictadura de Cuba, aislada, caería. Pero en el 2000 el régimen comunista de la isla tenía ya un poderosísimo aliado en Venezuela. Desde entonces la libertad ha retrocedido sin cesar ante el «socialismo del siglo XXI». En 2012, una mayoría de países forman un compacto frente integrados en el Foro de Sao Paulo, donde en 1989 se había lanzado el proyecto revolucionario y antiimperialista de nuevo cuño. La falta de condenas oficiales al régimen demente de Maduro en Venezuela revela hasta qué punto las democracias tienen más dificultad hoy que entonces en defender la libertad frente al socialismo.
Hoy se celebrará ese encuentro entre Barack Obama y Raúl Castro. La imagen que dará la vuelta al mundo será la escenificación del fin del aislamiento de Cuba como un hito de la presidencia de Obama. Se deberá básicamente al cúmulo de fracasos de Obama, que, a dos años de dejar la Casa Blanca, necesita con urgencia fechas y fotografías históricas para ser recordado por algo más que por ser el primer presidente mulato. El acuerdo con la dictadura de Cuba es uno de ellos. Otro es el acuerdo con Irán. Ambos los ha deseado Obama tanto que no ha sido exigente con el contrario. Las consecuencias se verán cuando él ya no esté.

LA GUERRA DEL PELUQUERO

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  10.04.15


El yihadismo se aprovecha de nuestras debilidades y de la inanidad de los mensajes que dominan la vida cotidiana en los países europeos desarrollados

FUE un ataque de una calidad e intensidad no conocida el que llevó a negro la emisión en la mayor parte del mundo a la televisión francófona TV5Monde en la noche del jueves. Y el agresor ha sido el Estado Islámico. Tres ministros de la República de Francia, los de Interior, Bernard Cazeneuve; Exteriores, Laurent Fabius, y Comunicación, Fleur Pellerin, se reunieron ayer con el director de la cadena para escenificar el estado de alerta. Las agresiones a los sistemas informáticos por parte del Estado Islámico van a más. Y aunque nadie quiere dar ideas, nadie es tampoco tan iluso como para creer que los expertos de la internacional terrorista yihadista con todos sus inmensos apoyos, no saben de la vulnerabilidad de los sistemas informáticos que regulan hoy absolutamente todo en nuestra vida cotidiana. Una cosa es que nos dejen sin un canal de televisión en francés y otra que ataquen sistemas de nuestras comunicaciones, transportes e infraestructuras. Esa es una faceta menos conocida, pero no menos alarmante que el joven peluquero español Antonio S.M. (ya nos dirán por qué rayos no tenemos derecho a saber el nombre de alguien detenido bajo tan gravísima acusación) de Sabadell, que comenzó a dejarse crecer la barba hasta niveles chocantes, para volcarse después en otros quehaceres más alarmantes. La guerra cibernética de la yihad está ya en marcha. Como lo está la guerra tradicional en Oriente Medio en diversos frentes, la insurreccional en muchos puntos de África y la puramente terrorista en todo el mundo y con un escenario muy probable para grandes acciones en un futuro próximo que es Europa.
En todo el continente está en pleno auge el reclutamiento y no solo para acudir a su Estado propio que resiste en parte de Siria e Irak. Hay sobre todo un gran auge del interés de esos jóvenes de países desarrollados que se consideran en vías muertas sociales y existenciales. Y hay una obvia incapacidad de los Estados democráticos para controlar sus inmensas bolsas de población musulmana en las que gran parte de los sectores moderados no participan en las actividades de conspiración terrorista pero no colaboran tampoco con las autoridades. Una región española, Cataluña, ya está catalogada como zona de alto riesgo para las fuerzas que combaten al Estado Islámico y sus células que surgen por todo el planeta. No vamos a hablar aquí de lo mucho que han facilitado las autoridades nacionalistas catalanas la creación de unas comunidades musulmanas con focos especialmente agresivos. A nadie debe extrañar que muchos jóvenes de origen musulmán busquen consuelo y sentido en la religión en un entorno volcado en el seguimiento de Belén Esteban. Y hay cierta lógica en que ese atractivo de las convicciones fuertes, el sacrificio y la entrega también atraiga a españoles que no tienen un origen musulmán. En este sentido, como todos los demás enemigos de la sociedad abierta, el yihadismo se aprovecha de nuestras debilidades y de la inanidad de los mensajes que dominan la vida cotidiana en los países europeos desarrollados. Por muy bien que actúe nuestra policía española, que lo hace, solo puede combatir a aquellos que, como nuestro peluquero barbudo, ya han dado el salto a la acción. No siempre tendremos la suerte de poder evitar sus acciones. Para hacer frente al fenómeno global, que incluiría la acción solidaria y movilizada por los perseguidos por el yihadismo y en especial los cristianos, nuestra sociedad necesita conciencia del peligro, la percepción del riesgo y la voluntad de autodefensa. Requieren lo contrario a esa corrección política fuente de infantilismo y cretinismo político. Es decir, valor y verdades.

LOS OJOS DE ALEMANIA EN ESPAÑA Walter Haubrich (1935-2015)

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  09.04.15


Conocía a todos en España y todos los alemanes con interés en España le conocían

Walter Haubrich nació el 25 de agosto de 1935 en Sessenhausen y ha muerto el 6 de abril de 2015 en Madrid. Fue un periodista que entre 1968 y 2002 ostentó la corresponsalía del «Frankfurter Allgemeine Zeitung» (FAZ) en Madrid. En la etapa final del franquismo fue enlace entre partidos opositores españoles y sus homólogos alemanes.

Allá en los años de las guerras yugoslavas, Viktor Meier, una leyenda del periodismo en el este de Europa que escribía en el « Frankfurter Allgemeine Zeitung», harto de bombas y violencia balcánica, me dijo en varias ocasiones: «Sí, mi sueño es que me den la corresponsalía en España. Pero me moriré sin cumplirlo porque a Walter Haubrich no hay quien lo saque de allí.» Y en efecto, Viktor Meier se murió hace unos meses en Suiza sin haberle quitado el envidiado puesto a Haubrich que le seguiría a la muerte el pasado lunes. Y es cierto que hasta su jubilación, el periodista renano grandullón, tan apacible como apasionado, ha sido el corresponsal inamovible desde la década de los setenta.

                JOSÉ ALFONSO

Haubrich ya había estado en España estudiando románicas en Salamanca –como en Dijon, en Francia– e ingresó en el periódico serio y conservador que siempre fue el «FAZ» en el año en el que, alrededor de la sede en Fráncfort, volaban los adoquines en el mayo del 1968 alemán. Pronto estaba instalado como corresponsal del periódico en la España tardofranquista. Ya conocía a jóvenes de la oposición de sus estancias estudiantiles. Desde entonces hasta 2002 en que se jubiló oficialmente, pero también después en sus colaboraciones que no cesaron, Haubrich fue el testigo de excepción de la historia política de España para las clases dirigentes en Alemania. No solo para ellas, pero sí muy especialmente para los estamentos de la política, economía, finanzas y cultura.
Como joven con muy buenos contactos en la oposición democrática al régimen fue en innumerables ocasiones el transmisor de los mensajes entre la oposición democrática y los partidos alemanes. Y llegado el momento de la muerte de Franco, después la transición y los años de vértigo que después siguieron, Haubrich fue uno de los principales canales de comunicación en unas relaciones hispano-alemanas que fueron decisivas para la estabilización de la democracia y para el posterior ingreso de España en la Comunidad Europea. Fue, como recordaría muchas veces su amigo personal Felipe González, uno de los «aparatos de oxígeno» para la oposición como conexión directa con la república de Bonn. Él conocía a todo el mundo en España y todo el mundo en Alemania con interés político y económico en España le conocía a él. Era Haubrich probablemente el único socialdemócrata entre los corresponsales del «FAZ». Pero sus estrechos lazos con Felipe y toda su generación y tantos otros amigos que tenía en el PSOE así como en el SPD nunca le supusieron un problema ni aquí ni allí. Porque estaba siempre fuera de duda el grado de información, de conocimiento y de credibilidad. Haubrich sintió pasión por España y por su despertar a la libertad. Tuvo la suerte de vivirla en primera fila y contarla como nadie para generaciones de alemanes que han sabido de nuestra historia a través de sus crónicas.

PEOR QUE UNA TONTERÍA

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  08.04.15


Es imposible. Grecia no cabe en la Unión Europea. No cabe porque no quiere. Se ha intentado por todos los medios. Se han hecho todos los esfuerzos. Los han hecho los gobiernos y las opiniones públicas de todos los países miembros de la UE. Hasta ahora siempre había funcionado. Con todas sus dificultades y diferencias, desde el comienzo de la andadura europea común, siempre se ha llegado tarde o temprano a un punto de encuentro, de conciliación de intereses, con voluntad de acuerdo, con buena voluntad. Por primera vez resulta imposible. Cada vez son más los que llegan a la misma conclusión de que los griegos eligieron en enero a un Gobierno que resulta incompatible con su pertenencia a la UE. El último gesto griego es la provocación consumada. Que nadie calificará en Alemania como tal. Donde todas las cuestiones relacionadas con el pasado nacionalsocialista son objeto de un trato exquisito en su formalidad. Pero a nadie se le oculta que la exigencia oficial de reparaciones de guerra a Alemania con que ayer se destapó el gobierno griego quiebra toda posibilidad de entendimiento. Y condena al fracaso los últimos intentos de la Gran Coalición que dirigen Ángela Merkel y Sigmar Gabriel por impedir esa salida de Grecia del euro que la sociedad alemana y muchas otras demandan cada vez con mayor vehemencia. Cuando se esperaban las propuestas de reformas que de una vez por todas dieran algo de credibilidad a los planes del gobierno griego y posibilitaran la reapertura de las ayudas, llega un sobre de Atenas pero con contenido muy diferente. El Gobierno de Alexis Tsipras pide formalmente 278.700 millones de euros a Alemania por los daños estimados por una comisión parlamentaria en Atenas. Como decían ayer con amargura en Berlín, podían ser tan exactos y hábiles con los otros números y cálculos.
Un día antes de la visita de Alexis Tsipras a Rusia, el gobierno griego decide tratar a Alemania como a un enemigo y exigir lo imposible para que todos los esfuerzos posibles de solución interna en la UE fracasen. Un chantaje sobre otro. Es la única política que Tsipras parece capaz de concebir. Allá va al Kremlin con su exigencia de reparaciones a Alemania, donde le espera un Vladimir Putin, cuyo principal objetivo político exterior es la destrucción de la Unión Europea. Allí recibirá Tsipras un trato preferente y mucha comprensión. Para aumentar los chantajes a Europa. Con el fin tan inviable como absurdo de lograr que la UE rompa reglas y principios básicos para financiar a fondo perdido un proyecto de régimen socialista en Grecia. Este disparate histórico puede tener muchas causas y culpables. Pero el hecho ya no controvertido es que el gobierno de extrema izquierda de Grecia no quiere cumplir ni su palabra ni los acuerdos ni las reglas. Y su permanencia en la UE se hace por ello del todo imposible. Esto no quiere decir que Alemania vaya a despreciar las exigencias de reparaciones del gobierno de Syriza. Aunque jurídicamente nada se le puede ya exigir. Pero todo lo que logren quizás sacar las autoridades actuales griegas en gesto simbólico alemán nunca compensarán el inmenso coste de la ruptura. Y la UE entra en una nueva fase con el precedente de un país que se va por incompatibilidad ideológica. Como dijo ayer el vicecanciller Sigmar Gabriel, siempre esforzado por defender a Grecia en Alemania, “solo puedo decir que es una gran tontería”. En Berlín eran pocos los que aun se resistían a aceptar que Grecia se tiene que ir. Desde ayer son aun menos.

EL DESPRECIO DESCOMPENSADO

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  07.04.15


Todos los méritos de Rajoy pueden ser devorados por un demérito decisivo. Que está en una irremediable falta de empatía

NO va a haber cambios, El Gobierno está funcionando muy bien y el partido está funcionando muy bien. Estoy satisfecho de cómo están funcionando las cosas». Quien dice esto dirige el partido que acaba de perder un 30% de sus votos en la región más poblada del país que gobierna. Tiene sobre la mesa sondeos que le quitan la mayoría de gobierno en casi todas las regiones y muchas decenas de ciudades. Su jefa de partido y su vicepresidenta de gobierno están en guerra abierta que ni siquiera se molestan en ocultar. Intrigantes profesionales «que jamás ganaron nada y jamás se presentan a las elecciones», como dijo –y dijo bien– María Dolores de Cospedal en boca delegada, utilizan el poder vicario para sus propios intereses, agendas y calendarios. Como también utilizan medios de comunicación privados desde posiciones de gobierno para sus vendettas personales y descalificaciones en sus litigios. El presidente debe tener cuidado con esa convicción de que a él no le pasa factura el negar obviedades. Los españoles están muy irritados y todo les parece ya una falta de respeto. Hasta aquello que realmente lo es, como que desprecien sistemáticamente su capacidad de interpretar la realidad.
El poder del Partido Popular, el mandato más abrumador y rotundo habido en España en democracia, solo comparable al que con la victoria de Felipe González abría una larga era de cuatro legislaturas de gobiernos socialistas, se diluye como un azucarillo tras apenas tres años y medio de gobierno. Y eso que las cosas van bien, como dice el presidente. Porque tiene mucha razón el presidente Mariano Rajoy en que las cifras económicas van mucho mejor y allí se volvió a ver. Tiene razón en que estamos dejando atrás la crisis que le llevó a él al poder tras dos derrotas y ocho largos años de espera. En los que su rival José Luis Rodríguez Zapatero tuvo tiempo para hacer un daño infinito a España, en todos los terrenos, niveles y categorías. Aquellos años de acción devastadora de gobierno socialista los pasó Rajoy pacientemente en la oposición sin cambiar tampoco entonces nada. Entonces no vio motivo de cambio de forma de oposición, cuando la labor destructora del zapaterismo abría heridas y destruía tejidos. De no haber mediado la brutal crisis y la intervención europea, es difícil negar la posibilidad de que Rajoy hubiera pasado esta legislatura también en oposición, también sin cambiar nada, en paciente espera a que el tiempo le diera su oportunidad. Lo cierto es que hoy, una vez más, como ayer dejó claro en su entrevista en RNE, Rajoy está dispuesto a esperar y no hacer nada. Mientras, todo menos él se ha puesto en movimiento. Muchos hablan de techos de Podemos o Ciudadanos, pero ignoran que son tan inciertos esos techos como los suelos de otros. Después del 24 de mayo, cuando muchos miles de cargos políticos del PP estén buscando trabajo, Rajoy volverá a decir que todo va bien y que los españoles le darán en las elecciones generales las medallas que merece. Por salvarlos de un rescate que, gracias a la economía que ciertamente mejora, probablemente pocos recuerden. Y que nadie agradecerá. Desde la derrota electoral de Churchill el 5 de julio de 1945 –sin querer hacer estúpidas comparaciones–, debiera estar claro que el voto de gratitud no existe. Todos los méritos de Rajoy pueden ser devorados por un demérito decisivo. Que está en lo que parece una irremediable falta de empatía. Pero ante todo en su incapacidad para entender que ni el mayor milagro económico teutón suma beneficio y gratificación suficiente a corto plazo en la población para compensar un permanente desprecio político del gobernante al gobernado.

EL TIEMPO JUZGARÁ

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  03.04.15


Al menos una declaración por la que Irán renuncia a la destrucción de Israel podría haber sido exigible. El tiempo dirá si este acuerdo es un avance o un trágico error

TODOS los participantes anuncian que hay acuerdo. Todos se felicitan por ello. Y el primero en hacerlo, en Twitter, fue el presidente de la República Islámica de Irán, Hasán Rouhani. Es un acuerdo marco para la redacción de uno final que estará listo para finales de junio. Tras posponer en dos ocasiones en el maratón final la fecha límite, que era el 31 de marzo, por fin se pudo decir que EE.UU, China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania han llegado a un acuerdo con Irán. Un acuerdo que todos los participantes deseaban. Algunos, con especial ansia. Se trata de un acuerdo general garantizado por todos los firmantes para desmantelar las sanciones internacionales contra este país a cambio de condiciones que limitan su actividad nuclear y sus nunca reconocidos pero siempre evidentes intentos de fabricación de armamento atómico. Veremos pronto en qué consiste todo ello y si realmente este acuerdo, el que se firme a finales de junio, cuyo texto habrá de ser redactado, ofrece suficientes garantías para aquellos que están convencidos de que el régimen teocrático de Teherán tiene el firme objetivo de fabricar armas nucleares y que este acuerdo no lo impedirá. Las fervientes ganas de firmar del presidente Barack Obama no han ayudado a despejar sospechas. Han agudizado las preocupaciones de los partidarios de atar mucho más corto a un régimen que muestra un rostro diplomático más civilizado pero no deja de aplicar una política de poder sin escrúpulos.
Irán tiene ahora un presidente, Rouhani, afable y relajado en contraste con su antecesor, el furibundo fanático Ahmadineyad, o con los ayatolás dirigidos por el líder espiritual Jamenei. Pero eso no ha cambiado la política en el interior de Irán, donde al sangriento aplastamiento de las revueltas de 2009 ha seguido un ominoso rigor de la represión. Y en el exterior, Irán ha aprovechado bien la aparición del brutal terrorismo sunita del Estado Islámico para erigirse en la vanguardia de la batalla contra el mismo. Y extender así su control sobre Irak. Su intervención en Yemen como apoyo a los rebeldes y su pleno apoyo al régimen de Assad y a la intervención extranjera del aliado libanés de Hizbollah son otras de las piezas de un régimen que aumenta cada vez más su poder sin ceder en ninguno de los brutales postulados del mismo. Que toda la comunidad internacional está interesada en que Irán vuelva a ser un miembro de pleno derecho de la comunidad internacional es un hecho. Y sería beneficioso para todos. Pero sólo si cambia su actitud y sus postulados que lo hicieron uno de los países más agresivos del mundo. Y lo sigue siendo, aunque no les convenga verlo a todos los países que esperan un suculento mercado. Y aunque no le convenga verlo a Obama, que quiere un acuerdo para poder tener algún hito no marcado por el fracaso en su presidencia. Este «triunfo para la historia», como el restablecimiento de relaciones con Cuba, debe convertirse en medalla para una pechera muy desnuda de ellas. Veremos con qué consecuencias. Porque si en Cuba el gesto de Obama de momento sólo ha supuesto satisfacción para los Castro y más detenciones de opositores, en Irán la normalización y fortalecimiento del régimen, si no logra evitar la bomba nuclear, sería una catástrofe mundial de consecuencias imprevisibles. Esa bomba tiene como primer destinatario un país, que es Israel. Y es un aliado de muchos firmantes cuyos temores e intereses se han despreciado en estas negociaciones. Al menos una declaración por la que Irán renuncia a la destrucción de Israel podría haber sido exigible. El tiempo dirá si este acuerdo es un avance o un trágico error.

MIRAFLORES Y LA PIEDRA QUE ARDIÓ

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Martes, 31.03.15


San Juanito y el «Tríptico de Miraflores», milagros de lo mejor del ser humano que han sufrido por lo peor del mismo, vuelven a ser testigos de la mezquindad

AYER al mediodía me permití el lujo de escaparme al Museo del Prado a ver la maravillosa exposición del flamenco Rogier van der Weyden y confirmar que la gesta de reunir sus grandes obras conocidas, «El Descendimiento», «El Calvario» y el «Tríptico de Miraflores», así como el «Tríptico de los Siete Sacramentos», es un acontecimiento inolvidable. Parece que costó trabajo convencer a la Gemäldegalerie de Berlín de que prestara el tríptico pintado por Van der Weyden para España. Lo regaló Juan II de Castilla a la Cartuja de Miraflores en 1445 y allí o en la catedral de Burgos debería seguir si en 1809 no hubiera caído en manos de un general francés, Jean Darmagnac, que se lo llevó. En la traducción inglesa del texto explicativo de esta joya en la exposición madrileña pone textualmente: «In 1809 it was adquired by the General…». Nosotros, como siempre, tan piadosos con las tropelías ajenas. Todo indica que el general napoleónico «adquirió el tríptico» como Göring o Himmler «adquirieron» sus maravillosas pinacotecas por toda la Europa ocupada. Lo cierto es que el «Tríptico de Miraflores» apareció veinte años después de Waterloo. Fue en Londres en una subasta en Christie’s, y acabó en 1850 en la colección real prusiana en Berlín.
Pero ayer no solo disfruté de la soberbia exposición de Van der Weyden. La suerte quiso que encontrara al director del museo, Miguel Zugaza, con Ignacio de Medina, el duque de Segorbe, que acababan de inaugurar una muy especial exposición de una sola pieza. ¡Y qué pieza! Nada menos que el «San Juanito de Úbeda», como se conocía a la única escultura de Miguel Ángel que había en España. Y que dejó de haber cuando un grupo de milicianos del Frente Popular la rompió y quemó sus trozos junto al altar de Berruguete de la Capilla de San Salvador en Úbeda. Después de aquella barbaridad se pudieron recuperar 16 fragmentos de aquella finísima talla helenística del autor de la Pietá del Vaticano. Que venía a ser un 40% del total de la escultura. Gracias a las últimas técnicas se ha logrado una reconstrucción general encargada por la Fundación de la Casa Ducal de Medinaceli al «Opificio delle Pietre Dure» de Florencia, una especie de taller de genios de la reconstrucción y preservación del patrimonio escultórico italiano y europeo. Ahí tienen por tanto una fiesta de la belleza, de la armonía y emoción serena de Van der Weyden en el Prado, que hace casi olvidar hoy aquella «adquisición» del general napoleónico del Tríptico, solo un robo más de un inmenso saqueo y daño sin medida al patrimonio cultural español en aquellos años de invasión. Y ahí está el San Juanito creado en 1495 por Miguel Ángel entre pincelada y pincelada a la Capilla Sixtina, destrozado y quemado por el odio español en 1936. Ha vuelto. Con magulladuras, eso sí, como tanto superviviente de la historia española del siglo XX, pero de regreso en España. Pues el mismo día, ayer, unos políticos catalanes, con cargos institucionales, anunciaron que el año próximo proclamarán el fin de España. Ni más ni menos. San Juanito y el «Tríptico de Miraflores», milagros de lo mejor del ser humano que han sufrido por lo peor del mismo, vuelven a ser testigos de la mezquindad y el encanallamiento imperecederos. Unos mequetrefes quieren robar una parte de España como el general Darmagnac se llevó el Tríptico y quieren que vuelva a arder la piedra como la cabeza del San Juanito de Miguel Ángel. Pero como en España hoy no sufrimos ni invasión extranjera ni guerra civil y tenemos un Estado de Derecho, sabemos que quienes intenten tamaño crimen y encima lo proclaman serán detenidos y enjuiciados cuanto antes. ¿No es cierto?