YA NADA SERÁ IGUAL
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 31.08.13
El efecto potencial del castigo por el uso de armas químicas
se ha difuminado. Y volverán a utilizarse
Hay un antes y un después del voto del
Parlamento de Westminster negando al primer ministro David Camerón y a los
Estados Unidos de América su apoyo a una intervención armada en Siria. Nadie
debiera dudarlo. La « relación especial » entre Londres y Washington, principal
eje de la Alianza Atlántica durante más de medio siglo ha dejado de existir. No
de otra forma puede interpretarse que el Parlamento británico adopte la
posición alemana respecto a la intervención en Siria y el presidente americano
tenga que buscar en París y Ankara, en Hollande y Erdogán lo que se le niega en
Londres.
Han sido muchos los factores que han llevado a esta votación de 285 en
contra frente a 272 a favor, con 30 diputados conservadores negando su apoyo a
la acción militar solicitada por Cameron. Por un lado, el compromiso
incondicional de los años de Tony Blair dispararon en la sociedad británica el
resentimiento y la percepción del Reino Unido como «el caniche de Washington»
desde 2001. Y con él, el antiamericanismo que siempre existió en la izquierda.
Pero además, ha llegado finalmente a la capital británica el recelo habitual en
otras capitales europeas hacia un liderazgo avasallador como el de Bush o la
falta de liderazgo de Obama, quien no parece creerse sus propias propuestas y
soluciones. Lo cierto es que el Reino Unido ha tomado una decisión
profundamente europea que va a abrir un serio debate en Londres.
Evidente es el tremendo
fracaso del presidente Barack Obama para articular una alianza en torno a una
iniciativa propia. La falta de decisión de Washington ha llevado a dudar a
aliados absolutamente incondicionales del ataque en la propia región. Pase lo
que pase, el efecto potencial del castigo disuasorio por el uso de las armas
químicas se ha difuminado. Y volverán a utilizarse.
DE FUGA A MIAMI
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 30.08.13
LA dirigente socialista Carme Chacón ha anunciado que
desaparece por un año de España porque se va a la Universidad Dade de Miami. A
dar clases. Nos parece bien que se vaya a esa discreta universidad o a
cualquier otra. A recibir clases o a darlas. Como si se va de Au pair.
Cosa que no será necesaria porque, al fin y al cabo, este viaje como toda la
carrera política de doña Carme es un producto más de marketing de su pudiente
marido. Que es un hombre viajado, apañado e inteligente y ha decidido que este
año es mejor no dejarse ver y pretender estar lejos haciendo algo. Eso es lo
que llaman una propuesta ganadora. Ganas con la ausencia y con la sugerencia de
que ésta responde a algo relevante en algún sitio capital.
Estamos todos de acuerdo en que queremos políticos más
cultos, más solventes y versados. Gusto da que la política socialista, bien
asesorada, se vaya a Miami, aquella ciudad en la que encontraron refugio muchos
de los que huyeron de una dictadura que el partido de Chacón protegió y
protege. Está muy bien que no se vaya a Cuba a cuchipandear con los elementos
más graciosos del régimen, a quienes su marido conoce bien. Eso demuestra que
Barroso sí sabe que el PSOE no puede seguir anclado en proyectos zarrapastrosos
de frentepopulismo. Y en esa carrera manda la creatividad del hombre sobre las
carencias de la mujer. Es muy bueno y sano viajar y mejor aún vivir un cierto
tiempo en el extranjero. Ayuda a relativizar las cuitas patrias y sobre todo a
situar en sus justos y ridículos términos todo lo relacionado con los
casticismos, las paletadas y, por tanto, los nacionalismos separatistas
españoles. Esto es importante para todo español, pero mucho más para una
política socialista que no ha sido precisamente inmune a las peores tentaciones
políticas del odio a España, simbolizado en su caso para siempre en su apoyo al
actor Rubianes cuando injurió gravemente a los españoles.
Ya sabemos de la toxicidad del nacionalismo y lo mucho que
ha debilitado al socialismo catalán. Pero desde el momento en que Chacón hizo
públicas sus aspiraciones políticas nacionales, resulta intolerable que siga
meciéndose en esa ambigüedad que tanto le ha convencido durante mucho tiempo. Y
en la cual se propone seguir. Porque todas las ventajas añadidas, que el señor
Barroso ha inventado para este mutis de relanzamiento político de su señora de
aquí a un año, tienen una pieza central que es la causa principal de esta
operación. Que es precisamente evitarle a doña Carme tener que adoptar una
clara decisión ante el desafío separatista ilegal del presidente de la
Generalidad, Artur Mas. Y ahí es donde salta nuestro problema con este viaje,
no nuestra sospecha sino nuestra certeza. Chacón no quiere estar en España
cuando haya que tomar decisiones para defender a España de las permanentes agresiones
que está sufriendo.
Pero sucede que la disparatada situación de este Gobierno
autonómico de Mas no se explica sin la devastadora y miserable actuación y
trayectoria de un gobierno de la Generalitat que presidió y dirigió el partido
de doña Carme. Si Mas y los demás son hoy enemigos de la Constitución, de la
unidad, de las leyes y el sentido común es en gran parte por culpa de Maragall,
Montilla y Chacón. Y la señora se quiere ausentar para no tener que
significarse en decisiones graves a tomar. Huye a Miami. No le vaya a ver
Rubianes desde el Más Allá, obligada a defender a la puta España.
LOS PUENTES DEL CENTRO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 27.08.13
Con ellos, los agresores de los extremos dejan de ser una
amenaza. La necesidad es tan evidente como la urgencia
ANTE la agresión a un candidato por parte de unos grupos de
extrema izquierda todos los partidos democráticos han mostrado su solidaridad
con el agredido. Tranquilos, que no hablamos de España. Aquí hoy no puede ser.
Se dio durante casi veinte años. Ya no es así. Lejos queda, más allá de aquel
proyecto perverso y tan carísimo para la convivencia en España que fue el Pacto
del Tinell, como ensayo para la incalificable estrategia de revancha de
Rodríguez Zapatero en toda España. La antes citada envidiable reacción se
produjo en Alemania estos días. Fue tras un ataque al presidente del nuevo
partido contra el euro, «Alternativa por Alemania (AfD) durante un mitin en la
ciudad hanseática de Bremen. Ocho encapuchados asaltaron la tribuna y tiraron
al suelo a empujones a Bernd Lucke. Policía y seguidores lograron detener a
tres que fueron identificados como miembros de grupúsculos de extrema izquierda
de la ciudad. Prácticamente al mismo tiempo se producía en Berlín una
manifestación de neonazis. En un barrio obrero muy deprimido ha tenido la
alcaldía la muy infeliz idea de abrir un inmenso centro de residencia para
solicitantes de asilo político. Todos coinciden en que es un error grave un
centro tan grande en un barrio tan difícil como es Hellersdorf. Y muchos
expertos ya advirtieron que la extrema derecha no dejaría escapar esta ocasión
de pescar en río revuelto. Así ha sido y el partido neonazi NPD se ha querido
erigir en el único portavoz de la hostilidad de gran parte de la población del
barrio al centro de refugiados. Y sin embargo y pese a la buena oportunidad que
esta situación les supone, los ultraderechistas no logran que se sumen a sus
manifestaciones gentes del barrio por mucho que se opongan al centro de asilo.
Pues esto se debe a esa misma actitud a la que nos referíamos al comentar la
condena unánime de la agresión al presidente del partido AfD. La firmeza y la
unión en el rechazo común a las agresiones de los ultras de izquierda y derecha
es una asignatura que desde hace veinte años, desde los graves acontecimientos
después de la unificación alemana, se han aprendido muy bien los partidos
democráticos. Saben que esta necesaria actitud no admite excepciones. AdF fue
creado por miembros desencantados de la derecha que son contrarios al euro con
los países europeos meridionales. Este partido es un competidor directo de la
CDU de Angela Merkel y los liberales que forman coalición con ella. AfD no goza
de las simpatías de nadie en el espectro político alemán. Y sin embargo todos
le han mostrado el apoyo en el instante en que su líder era agredido. Estos dos
hechos protagonizados por la ultraderecha e ultraizquierda, muestran una salud
básica de la sociedad alemana, que sin duda puede atribuirse como mérito a los
partidos democráticos. Ahora mirémonos nosotros con vergüenza y veamos los
escombros del consenso. La iniciativa de buscar una alianza de los socialistas
con el extremismo, ETA incluida, contra el otro gran partido la tomó Zapatero.
Hoy este gobernante felón ha desaparecido. Su herencia es toda nefasta, pero su
peor legado es la recreación de unos españoles divididos como en los años de la
Guerra Civil, la reactivación de la hostilidad entre dos Españas. Amenaza con
dinamitar la convivencia. Y también con hacer imposibles los cambios que España
necesita para sobrevivir como Estado desarrollado competitivo. Ha de ser
enterrado cuanto antes. La lección es fácil. Con los puentes tendidos en el centro
los agresores de los extremos dejan de ser una amenaza. La necesidad es tan
evidente como la urgencia. Se requiere honradez. Y algo de coraje.
GUERRA E IMPOTENCIA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 24.08.13
Todo apunta a que sí se han utilizado armas químicas en la
guerra civil de Siria. Y no por primera vez. Ya hubo denuncias en pasados
meses. Con muertes similares, no explicadas, sospechosas. Tiene sentido como
estrategia utilizar estos gases de forma aislada y menor en un principio. El
efecto del terror total se logra. Pero no hay pruebas. Diversos gases atacan al
sistema nervioso, tienen su efecto letal y se disuelven después sin dejar
huella en el cadáver. Será difícil probar nada. Eso si existe disposición a
probarlo. Porque el hacerlo obligaría a medidas que nadie quiere concretar y
nadie quiere asumir. Por eso se han puesto todos realmente nerviosos ahora. Y
no es un «paripé humanitarista», como montan a veces los gobiernos para demostrar
buenos sentimientos ante sus opiniones públicas. Tienen miedo porque muchos
cuentan con que la guerra de Siria se amplíe y agrave. Y nadie excluye que se
extienda a países vecinos.
En este contexto, los «ensayos» con armas químicas en
ciertos frentes actuales podrían augurar que alguien estudia abandonar en un
futuro la contención habida. O que al menos ese es el mensaje que se transmite.
Aunque también existen razonables dudas de que Assad haya recurrido a estas
armas en un momento que no es, ni mucho menos, el más amargo para él en los dos
años de guerra. La reacciones son nerviosas y revelan la impotencia. Todos
saben, Assad también, que nada le costará más a Obama que meterse en una guerra
en los dos años finales de su mandato. Sin EE.UU., las intenciones de
británicos y franceses son un brindis al sol. Con una Alemania sin intención de
participar. La situación en Egipto ha venido a ayudarle al sátrapa sirio. La
opinión pública occidental no ve una oposición siria que merezca su ayuda pese
a las salvajadas del régimen. Sino unos grupúsculos peores que los Hermanos
Musulmanes. Igual que no hay escenario de reconciliación en Egipto, no hay
escenario de paz en Siria. Estamos en un momento de guerra en que muchos ya
sólo rezan para que no sea una inmensa contienda incontrolable en un futuro no
lejano.
MAREAS DE ODIO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 23.08.13
Las caras de odio de quienes querían expulsar del hospital a
una mujer en gravísimo estado han hecho añicos una confianza básica
UN grupo de unos cien «trabajadores de la sanidad» del
Hospital de La Paz se manifestaron ayer en contra de la presencia en este
centro de Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid,
gravemente herida en un accidente de motocicleta dos días antes. Los cien
«batas blancas» exigían a gritos que Cifuentes fuera trasladada a un centro
hospitalario privado por su supuesta hostilidad a la sanidad pública. Si a
Cristina Cifuentes la hubieran llevado a un centro privado habrían salido con seguridad
a poner el grito en el cielo estos mismos u otros sindicalistas que no
estuvieran demasiado ocupados en malversar fondos. Y habrían dicho que no
acudía a la pública porque la sabía degradada por los «recortes del PP».
Da igual recordar que Cifuentes como su partido no están
contra la sanidad pública sino por la privatización de su gestión para
garantizar su viabilidad. Da igual reiterar que la gestión privada que se lleva
a cabo en Madrid se hizo en hospitales de Andalucía y Cataluña, y que ni socialistas
ni sindicalistas se irritaron mucho. Es inútil recordar que Cifuentes paga la
sanidad pública como todos los que trabajan en España y tiene pleno derecho a
ella. Más que algunos agitadores, que claman por la pública, pero no pagan
impuestos en España y paren en las clínicas privadas más caras en California o
Madrid. Tiene derecho a esa sanidad pública Cifuentes y es plena defensora de
la misma como siempre, en todas sus afirmaciones, ha subrayado. Más que muchos
hipócritas que salen de «marea blanca» cuando pueden compatibilizarlo con su
rentabilísimo baile entre pública y privada, mañana y tarde, y cómodas
sinergías resultantes.
Pero las mareas blancas y de colores varios, para intentar
sabotear las reformas necesarias de un Gobierno electo, no funcionan como
esperaban sus agitadores, cada vez más frustrados y fanatizados. Eso produce
odio, especialmente en sectores en los que los diez años de revanchismo de
Zapatero han dejado renovado el rencor histórico sectario. Un rencor que
durante más de un cuarto de siglo creímos superado para siempre. Quizás la
aportación más trascendente de Zapatero a la historia de España, más allá de la
ruina y la traición, haya sido su exitosa dinamitación de la reconciliación
nacional. En todo caso, en la izquierda.
En España se han roto diversos muros de contención que son
necesarios para la convivencia civilizada en un país desarrollado. El de la
vergüenza se rompió hace tiempo. Ahora se rompe el del odio organizado. La
izquierda, impotente ante los nuevos retos económicos y sociales, vuelve a sus
peores orígenes. Los socialistas, que jamás hicieron oposición seria a Franco,
se la hacen ahora. El enemigo es Franco, es el PP y es el mal absoluto. Esos
jóvenes, adoctrinados con los mensajes del odio de los tomasgómez
políticos y los televisivos guayomines o evahaches,
ya no ven compatriotas en el PP. Ni siquiera semejantes. Ven enemigos. Por eso
se alegran del accidente de Cifuentes y de cualquier desgracia del enemigo. La
realidad de la reforma de la sanidad no les interesa. Pero es allí donde
movilizan el miedo total, por la supervivencia frente al enemigo. Que los
quiere matar. Quitándoles su mayor bien, la sanidad pública, es decir, la vida.
Es una mentira perfecta y eficaz. Es lo más cercano a una guerra civil que son
capaces de organizar. Es política con la muerte física presente. Dicen que todo
el personal médico de La Paz cumple con su deber. Las caras de odio de quienes
querían expulsar ayer del hospital a una mujer en gravísimo estado han hecho
añicos una confianza básica. Irreparable si tan deplorable acto quedara impune.
MIRAR A ALEMANIA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 20.08.13
Todos los países europeos y la Unión Europea como tal han de
hacer esos cambios si no quieren sucumbir, juntos y por separado
DENTRO de dos meses llegamos al ecuador de la legislatura.
Han sido dos años terroríficos, por decirlo de algún modo. En su dureza, en su
crudeza, en su crispación y amargura. Hemos estado durante mucho tiempo
convencidos de que nuestro naufragio era poco menos que inevitable. En estos
dos años hemos comprobado que el daño que se ha hecho a España en las
legislaturas pasadas no ha sido sólo económico. Por la conocida voluntad de
engaño que llevó a no acometer reformas y a no tomar las medidas
imprescindibles para evitar los efectos catastróficos que hemos acabado
sufriendo. También en la política y en el mensaje a una nación convulsa,
inquieta y atenazada por las incertidumbres. Nuestra unidad está en peligro, la
territorial, la del consenso básico constitucional y la de nuestra convivencia
pacífica, amenazada por las cada vez más frecuentes descalificaciones totales
del adversario como enemigo. Se han abierto heridas muy serias y graves con las
que antes no había tenido que lidiar ningún Gobierno. Se han cruzado líneas
rojas que jamás se deberían haber traspasado. Ya está hecho.
Los pasados años han de ser vistos como una desgracia más,
una tragedia nacional cuyos efectos todos debemos ayudar a superar. Ahora nos
enfrentamos a dos años de legislatura que habrán de ser muy distintos. Sin
pausa habrá que continuar las reformas que en este país siempre amenazan con
quedar abortadas u olvidadas. Los cambios han de ser radicales. Muchos quizás
mayores que los habidos. Porque hay reformas que la realidad impondrá pese a la
resistencia de los políticos a acometerlas. Cambios que parecen imposibles
habrán de acometerse.
Habría que mirar un poco más a Alemania que ahora se
enfrenta a unas elecciones que con seguridad ganará la canciller Angela Merkel.
Y que también se plantea nuevas y profundas reformas. Porque todos los países
europeos y la Unión Europea como tal han de hacer esos cambios si no quieren
sucumbir, juntos y por separado. Y muchos de los cambios que todavía no se
entienden serán asumidos por las sociedades europeas como lo fueron otros.
Alemania implantó hace ya una década, de forma mucho más consecuente y radical,
las reformas que nosotros estamos haciendo en el peor momento posible. Lo
hicieron con no pocos reveses, con varios intentos, con esfuerzos fallidos y
muchas enmiendas. Porque no había precedentes ni referentes. Hubo por supuesto
muchas protestas porque se estaba desmantelando, cierto, todo un sistema que
había funcionado. Pero que, con éxito se explicó, ya había dejado de ser
viable. Todo intento de preservarlo era un fracaso lastrado por la melancolía.
Así se produjeron los cambios en la economía alemana que permitieron al país
salir de la depresión en que se había hundido tras la unificación. La unidad de
Alemania fue un objetivo histórico al que dedicaron todos sus esfuerzos cuando
se hizo posible con la caída del comunismo. Nosotros que tenemos esa unidad
desde hace 500 años, la estamos dinamitando.
Después llegó la reforma de competencias que trajo consigo
por primera vez la recentralización de ciertos poderes. Parecía imposible. Hoy
todos saben que fue eficaz. Y ya está sobre el tapete otra centralización que
sería la educación. Pensemos en ello. También se debate ya la unificación de
varios estados en uno. Turingia, Sajonia y Sajonia Anhalt podrían ser pronto el
estado unificado de Alemania Central. Son pasos racionales para una mayor
eficacia del país y a la postre un mayor bienestar para todos. Y se harán por
el bien de todos. Aunque intereses egoístas los intenten impedir. Porque un
Gobierno con fuerza y convicción las sabe implantar y explicar. ¿Por qué no
vamos a poder hacer nosotros lo mismos?
JUGAR LA CARTA GEOESTRATÉGICA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 17.08.13
En su
afán por distinguirse en todo de su antecesor, George W. Bush, que reaccionó
tan rápida y drásticamente tras el atentado del 11 de septiembre, el presidente
Barack Obama parece tener especial celo en mostrar parsimonia ante la crisis en
El Cairo. Pero ya parece que hasta a colaboradores suyos les parece excesivo
que, mientras Egipto arde y los muertos se cuentan por centenares, el
presidente parezca concentrarse sólo en mejorar su «drive» en Martha’s
Vineyard. Disfrutando de los insuperables campos de golf del enclave más
exclusivo de multimillonarios que existe en el mundo. Otros se lo toman más en
serio. Como el presidente ruso Vladimir Putin que podría haber visto una gran
oportunidad de ampliar la influencia rusa en el mundo árabe. Y especialmente en
Egipto, que estuvo en la órbita soviética hasta la presidencia de Anwar el
Sadat.
El
Kremlin ha apoyado al Ejército egipcio. No se ha limitado como Obama a hacer
por boca de portavoces una condena superficial de las muertes de los
manifestantes. Sin pararse en razones más profundas. Y sin dedicar un minuto a
los muertos de las fuerzas de seguridad que son los representantes y defensores
del que aún es, al menos sobre el papel, el principal país aliado de EE.UU. en
el mundo árabe. Sobre el papel y todavía. Porque se siente traicionado el
ejército egipcio, que intervino el 4 de julio a solicitud de grandes masas de
egipcios que pedían protección contra la deriva golpista del islamismo de
Mursi. Se siente traicionado porque entre hoyo y hoyo de golf, Obama hizo
anunciar que se suspendían las maniobras conjuntas egipcio-norteamericanas a
celebrar ahora. Con lo que todas las fuerzas islamistas decididas a ir a la
guerra contra el Ejército tienen un apoyo psicológico más. Y los defensores del
Estado aún aliado de EE.UU. un apoyo menos. El presidente ruso Vladimir Putin,
anunció en un medio en inglés, «Independent Egypt», muy respetado por sus
fuentes, habría ofrecido su plena disposición a sustituir a las tropas
norteamericanas con fuerzas rusas en esas maniobras.
Y desde el Kremlin sólo se oyeron palabras de respeto al
Ejército egipcio que estaría luchando por evitar el colapso del orden y la
seguridad. Rusia ha demostrado de forma brutal su lealtad a su aliado sirio.
Obama no ha sido leal a nadie. Y no lo está siendo ahora. Tan sólo pensar que
Egipto pudiera volver a una órbita rusa después de 35 años de leal aliado de
Washington produce escalofríos en el sistema de seguridad occidental en todo el
mundo. Con Siria, amplia presencia en el Mediterráneo y con Suez, la puerta al
Gofo. Si al final, Obama concluye su presidencia con la pérdida total de la
influencia norteamericana en Egipto, habrá competido con éxito con el más
desgraciado y nefasto presidente norteamericano que se recuerda, el también
demócrata Jimmy Carter.
DE EL CAIRO A MARTHA'S VINEYARD
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 16.08.13
El islamismo ha demostrado ser enemigo de todo compromiso. Y
el presidente egipcio depuesto, Mursi, es la prueba de ello
EL jueves 4 de junio del 2009, cinco meses tan sólo después de
acceder a la Presidencia de Estados Unidos, Barack Hussein Obama, hacía un
encendido discurso programático dirigido al mundo árabe y por extensión a todo
el islam. Lo hacía desde el alma mater de la sabiduría sunita, desde la
Universidad Islámica de Al-Azhar, en El Cairo. El nuevo presidente
norteamericano, que tanto febril entusiasmo había despertado, se aprestaba a
extender más allá de Occidente la buena nueva del «cambio moral» en Washington.
No con ideas concretas. Sino con un mensaje de sentimental afecto y elogio a
todo lo bueno que puede identificarse con el Islam. Y una oferta de
complicidad, desde esa postura tan propia de Obama de presentarse, negro y
africano de origen, como víctima, al igual que el mundo árabe, de un enemigo
común, que serían el imperialismo y el colonialismo.
Obama había llegado a El Cairo a anunciar que el mal había
quedado atrás. Y ese mal no era sólo ese lejano imperialismo, sino su propio
antecesor en el cargo, el presidente George W. Bush, representante del Gran
Satán, iniciador de guerras y símbolo de todo mal para tantos musulmanes. Obama
no iba a contradecirles. Al contrario. Se presentó en el perfecto «adanismo»
del presidente nuevo y puro de una potencia nueva y purificada por la reciente
elección que lo había llevado al cargo. Todo iba a ser mucho mejor a partir de
ese mismo momento. En todo. Anunció su visión de un mundo desnuclearizado y,
junto a otras promesas, esta que no me resisto a citar: «He prohibido
inequívocamente el uso de tortura por Estados Unidos y he ordenado que se
clausure la prisión en la bahía de Guantánamo para comienzos del próximo año»
(año 2010).
Pero más allá de promesas después incumplidas o siempre
incumplibles, más allá de «buenismos», de juicios morales y proclamación de
pulcritud de intenciones, el discurso de El Cairo no le granjeó a Washington
una sola simpatía que no tuviera antes, ni un enemigo menos. Por el contrario
debilitó a las fuerzas aliadas de Washington en todos estos países, muchas de
ellas enormemente expuestas durante décadas con diferentes presidentes. Y de
repente puestos en evidencia por un presidente norteamericano que prometía
hacer todo de otra forma y no ocultaba que su país consideraba errores o algo
peor conductas previas de Washington. Además de dar a entender que había tenido
aliados insoportables y odiosos que ya no gozarían de su favor. Es difícil
saber cuánto tuvo que ver aquel discurso de Obama en El Cairo con lo que pasó y
pasa.
Las vanguardias urbanas que iniciaron las revueltas árabes
vieron posibilidad de derribar a sus tiranos. Y las fuerzas que mantenían estos
regímenes, en especial el de Hosni Mubarak, quedaron debilitadas. Siempre será
discutible que fueran inicialmente buenas o no las revoluciones celebradas como
«primaveras». O estuvieran condenadas desde un principio como algunos creían
entonces y muchos creen saber ahora. Lo cierto es que el islamismo ha
demostrado una vez más ser enemigo de todo compromiso. Y el presidente egipcio
depuesto Mursi es la prueba de ello. Él es el iniciador del golpe permanente en
Egipto al que respondió el ejército por clamor popular. Y que ha entrado en una
fase prebélica. Pero algunos olvidan que entre los muchos muertos de anteayer
había 43 policías. Obama, por ejemplo, que desde su deliciosas vacaciones en el
edén de multimillonarios de MarthaŽs Vineyard, castiga al ejército egipcio y
olvida todo lo demás. Entre yates, champán y joyas, Obama regaña a los egipcios
por no portarse tan educadamente como él recomendó en Al Alzhar. Tolerancia,
señores, tolerancia.
PEDOFILIA "PROGRESISTA"
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 13.08.13
Como culto a la transgresión y mitificación del
totalitarismo exterior, el sesentayochismo tuvo efectos nefastos en la sociedad
ANTE las elecciones
federales que se celebran en Alemania el 22 de septiembre, ciertas fuerzas de
izquierdas intentan aun hoy desesperadamente convertir en gran cuestión
electoral el espionaje del amigo americano. Con las últimas revelaciones del
analista informático de la NSA Edward Snowden que afectan sobre todo a Alemania,
se intenta influir en estas elecciones. Además de generar una brecha entre
Berlín y Washington, objetivo siempre prioritario de esos oscuros movimientos
como Wikileaks de Julian Assange. En Alemania sus efectos son menores. Por
mucho que en España se exageren sin cesar. La opinión pública alemana se
escandaliza poco por los eventuales abusos de unos sistemas de vigilancia
informática que, todos reconocen, son de vital importancia para la seguridad
común y la lucha antiterrorista.
Y ahora, de repente,
estalla una controversia muy distinta, que cautiva el interés y genera una
inmensa conmoción. Por el poder que tiene esta otra visita del pasado en
Alemania. Un pasado más reciente. Pero también con enorme fuerza traumática.
Porque nos recuerda muchos errores y crímenes en las sociedades avanzadas en el
nombre sagrado de la libertad. Que estamos pagando. Y porque afecta a una de
las cuestiones que más angustian a la sociedad, que es la seguridad de los
niños y las agresiones contra ellos. Ciertas investigaciones comenzadas hace
años en la Universidad de Gotinga con objeto sociológico y científico se han
convertido en una bomba política. Se trataba de estudiar la evolución y efectos
del debate radical sobre libertad sexual que comenzó en Alemania Occidental
dentro del movimiento del sesentaiocho y que se prolongó, en la ola
sociocultural antiautoritaria, ecopacifista y de los Verdes, hasta
prácticamente la unificación. En ese debate que surge del culto al «amor libre»
y del desprestigio de todo límite a la sexualidad, se defendieron en aquellos
años unas causas que la mayoría de sus protagonistas entonces hoy no quieren
recordar. Entre ellas, y esta es la clave, la apología y defensa de la
pederastia. Espantada leyó la candidata al Bundestag por el liberal FDP, Dagmar
Döring, sus propias afirmaciones vanagloriándose de practicar la pederastia
como forma suprema de libertad sexual. Hoy dice que todo fue una pose política,
que le repugna su posición de entonces cuando era una socialista radical. Pero
ya se ha convertido en víctima de esta visita del pasado. Ha renunciado a la
candidatura. Ya hay muchos otros que conmocionados por sus propias actitudes
pasadas. Ahí está el flamante europarlamentario verde y líder del mayo
parisino, Daniel Cohn Bendit, y tantos otros protagonistas e ídolos del
movimiento antiautoritario, pacifista, enalteciendo la pederastia como un
derecho. El Partido los Verdes demandó oficialmente su legalización hasta 1993.
Cómo es posible que tantos defendieran tales aberraciones, preguntan muchos ahora.
También se defendían otras. Como a la banda terrorista de Baader y Meinhof. O
un muro y alambre de espino para que no pudieran huir de sus «benefactores»
cientos de millones de europeos.
Esta
visita del pasado nos revela cuán lejos se llegó en el sesentaiochismo en
desafiar al sentido común y en agredir a los cánones y principios
civilizatorios. Ni Dios, ni padres ni orden. Prohibido prohibir. Todo sin
limites. Mensajes letales para la inteligencia y la convivencia. El
sesentaiochismo tuvo un efecto acelerador en el proceso de liberación
individual en marcha en las democracias occidentales. Pero como culto a la
transgresión en Occidente y mitificación del totalitarismo exterior tuvo
efectos nefastos en la sociedad. Y produjo monstruos. Su portadora fue una
izquierda que hoy queda estupefacta cuando se le recuerdan algunas de estas
aberraciones. Pero se niegan a ver muchas otras que perviven en ella.
EL TAMAÑO DE LA OFENSA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 09.08.13
PARECEN
surgir aquí eternos atavismos cuando Londres da a conocer ahora que nueve
barcos suyos pasarán por Gibraltar, y Madrid tuerce mucho el gesto. Por ambas
partes. Como si uno y otro no supieran que esos barcos que van al Golfo suelen
pasar por Gibraltar. Precisamente porque el Reino Unido es mucho más constante
y mucho más riguroso con sus gestos siempre. Ellos cuidan sus colonias mientras
las tienen. Protegen su bandera, que ondea en todos y cada uno de los rincones
de su territorio nacional. Y si tuvieran una sarta de separatistas desafiando
las leyes todos los días con cargo al erario nacional, los habrían procesado y
inhabilitado. Y a los peores sediciosos probablemente los habrían encarcelado
acusados de alta traición. Así es la política de gestos y símbolos del Reino
Unido. Y funciona. Ahora preguntémonos nosotros por qué no funciona la nuestra.
Si es que alguien adivina a reconocer su existencia.
Dicho
esto, España tiene razón en el origen de esta crisis puntual. Y Londres lo
sabe. Una colonia ni establece sus lindes ni las revisa o mueve. Eso no puede
ser y además es imposible. Ni por una supuesta nueva línea telefónica
internacional ni por hacer la puñeta a los pescadores españoles son tolerables
los jugueteos con los bloques de cemento. Menos aún por crear unos hechos
consumados que buscan ir llenando de hormigón espacios para crear más
superficie en la que poner un par de decenas de miles de buzones más para
compañías piratas o semipiratas, oscuras u opacas u obscenamente transparentes.
El
modelo de negocio de Gibraltar es una tomadura de pelo insostenible. Ahora que
hasta las más dignas casas bancarias de Suiza, Liechtenstein y Austria, están
en pleno «outing», Gibraltar es una ordinariez horrorosa y un delito
continuado. Lo que pasa es que las autoridades llanitas están muy mal
acostumbradas. En estos últimos treinta años no se buscó una fórmula de
transición más o menos inspirada en la de Hong- Kong, mucho más lógica entre
dos socios y aliados con tantos intereses comunes. No, se ha dejado que la
política la marcaran unos políticos gibraltareños de intereses nada probos. Con
Zapatero se eligió por supuesto la fórmula que más pudiera dañar a la soberanía
española al institucionalizar los encuentros a tres. Como si de uno de sus
compromisos con ETA se tratara, maximizó el daño. Ahora cruje la situación
porque el Gobierno español no puede permitir a Gibraltar crear nuevos hechos
consumados. Porque debe quedar claro que por muy crecidos que estén los
gibraltareños, la colonia no puede crecer. Aunque esto frustre los planes de
expansión del negociado, más que capitalista filibustero, del socialista Fabian
Raymond Picardo. David Cameron no puede tener problemas para entender nuestra
posición. La actual. Quizás los tuviera para entender lo que no hicimos en años
pasados.
Cameron
y la opinión pública británica saben que Picardo, como una reedición cutre del
negocio de Francis Drake, no granjea gloria alguna. El blanqueo y el trampeo en
Gibraltar también revuelve tripas en el Reino Unido. Madrid y Londres tienen
que llegar a un compromiso. La colonia tiene que poder vivir. Pero sin olvidar
que es una colonia. Luego seamos todos prudentes. A nadie sorprenda el
donjulianismo socialista. Pero menos lema cañí. La agresión a los intereses de
España en Gibraltar merece respuesta, pero no es ni mucho menos la más grave.
Muchos indolentes con la permanente ofensiva separatista contra la soberanía
constitucional e histórica en amplias zonas de España parecen de repente
veteranos de la guerra de Sucesión, indignados que no han tenido tiempo de
acostumbrarse a un Gibraltar británico. Los enemigos de España, queridos
compatriotas, no están en Londres.
BOLINAGA, OCASIÓN DE ENMIENDA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 06.08.13
De Juana nunca estuvo cerca de morir. Tampoco Bolinaga. Con
éste, ETA logró reeditar el pulso al Gobierno, ahora del PP
JOSU Uribetxberria Bolinaga no tiene prisa por ir al médico.
Dicen que tiene un cáncer terminal. Decían que era terminal hace un año. Ahora
ya se antoja interminable hasta para las autoridades judiciales. Éstas han
pedido otra prueba. Porque sospechan, como tantos españoles, que con Bolinaga
se les ha engañado. Pues sepan que dice el etarra que no le da la gana que le
hagan otro informe. Que no, dice. Que creamos pasados informes que tanto le
convienen. Pues nosotros queremos uno nuevo. Para que se destape el engaño. Y
eso que su salud nos da igual. Queremos que el etarra vuelva a la cárcel en
todo caso. Que no pinta nada en la calle, tomando chiquitos y pinchos, un
asesino con una condena firme y vigente pendiente por cumplir. Que no se ha
arrepentido, no ha colaborado con la Justicia. Cuando agonice, que se
arrepienta. Entonces se verá. Si no es así y muere en la cárcel, su cadáver
deberá ser tratado con todo el respeto que no merece su persona en vida. Y ser
entregado a sus familiares como sucede con los cientos de presos que, por una
causa u otra, mueren en prisión cada año.
Bolinaga mató a tres guardias civiles. Mantuvo encerrado
durante 532 días en condiciones de tortura a José Ortega Lara. No quiso
confesar el acceso al zulo para condenar así a muerte de hambre, sed y asfixia
al funcionario de prisiones secuestrado. Vamos, que este hombre es una mala
persona, por decirlo de algún modo. Y es un reo condenado a 178 años de prisión
por los tres asesinatos y 32 por el secuestro. Él no ha cumplido aún los 60
años de edad. Y de prisión, apenas quince. Con un cáncer que podía ser terminal
o no, este etarra se convirtió en pieza idónea para echar el pulso al Gobierno
del PP cuando apenas llevaba unos meses en el poder, en 2012.
Era la primera prueba al Gobierno de Mariano Rajoy en
materia terrorista. Las expectativas del electorado de la mayoría absoluta del
PP eran grandes. Se había prometido poner fin de forma radical a la política de
concesiones a ETA del Gobierno Zapatero. Aquella política socialista había
degenerado en una abierta colaboración del Ejecutivo con la banda armada. Ese
acto continuado de traición llevó a muchas concesiones secretas y algunas
públicas, grandes humillaciones del Estado de Derecho. La liberación de De
Juana Chaos bajo el Gobierno Zapatero fue una de las mayores. Y una inmensa
estafa a la sociedad española. El asesino múltiple De Juana sólo cumplió 18
años de prisión por 25 asesinatos. De Juana salió de la cárcel y ETA ganó el
pulsó porque Zapatero y Rubalcaba temían que toda su narración sobre el fin del
terrorismo, con la que pretendían ganar las elecciones en 2012, se hundiera con
cualquier represalia de ETA por una muerte de De Juana. De Juana nunca estuvo
cerca de morir. Tampoco Bolinaga. Con éste, ETA logró reeditar el pulso al
Gobierno de España, ahora del PP. Y también lo ganó. Con una insoportable
claridad y contundencia. Rajoy actuó con la misma cobardía que Zapatero. Y el
ministro del Interior, Fernández Díaz, jugó el papel de farsante con el mismo
celo que Rubalcaba.
Ahora, con su insufrible acto de chulería, Bolinaga da una
magnífica oportunidad al Gobierno para enmendar su error. ¿Se niega a un
informe? Que lo detengan e ingresen de inmediato en prisión. Pronto pedirá él
que ese informe se realice. Quizás para entonces ese informe ya no interese. Y
se quede. Cumpliendo su pena y deuda con la sociedad y con España. Allí, en
prisión, de donde nunca debió salir.
EL RIJOSO IRREDUCTIBLE
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 03.08.13
Pocos
titulares han sido tan frecuentes y son por ello tan ridículos como el de
«Berlusconi contra las cuerdas». Pero siempre caen las redacciones en la
tentación de pensar que ahora, esta vez, por fin, va la vencida. Y que ya es
hora de dar carnaza a todos los enemigos de «Il Cavaliere». A los honradamente
escandalizados por toda su conducta y trayectoria pero también a la sarta de
hipócritas que sueñan desde hace lustros con destruirlo.
Por el
odio acumulado en las mil humillaciones que han sufrido todos a manos de este
animal político, tan incombustible hasta hoy como irreductible seguramente
hasta el final. Berlusconi ha sido procesado 34 veces en veinte años. La
inmensa mayoría quedó en nada. Porque algo sucedió siempre para que así fuera.
Pero ahora le ha llegado su primera condena en firme. Cierto, por una cuestión
de vulgar dinero. Ni siquiera cuestiones de sexo ni de poder. Una mera estafa
con los derechos de películas del imperio de Mediaset. Y llegan más. Unos creen
que aquí está el «rubicón». Otros recuerdan decenas de rubicones cruzados
Berlusconi. Tras los que iba a hundirse. Y él siguió gozando de magnífica salud
y muchísimo humor para todo tipo de guateques. Y de ese regalo de los dioses que
es su capacidad de comunicación. Porque lo tiene. Un vídeo de siete minutos de
un anciano de 76 años con veinte estiramientos de piel, pelo falso teñido,
célebre por su rijosidad, condenado por estafa, reo de prostitución de menores,
que pide socorro a la ciudadanía ante una conspiración de los jueces, debería
ser un espectáculo grotesco. Pues no lo es.
A este
hombre lo derribó toda la UE con Merkel a la cabeza. Y volvió. Es un monstruo y
no sólo en el mal sentido. Berlusconi puede mentir mucho. Pero también dice
verdades allá precisamente donde los otros políticos se creen obligados a
ocultarla.
CONTRA LA INDOLENCIA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 02.08.13
Rajoy
puede no estar ya en manos de un Bárcenas hundido. Pero quizás sí dependa ahora
de la forma de explicarse ante el juez de gentes a las que ha maltratado
CONOZCO
a un juez relevante que cosecha aun grandes éxitos con las mujeres. Si, en
plena tontería, le pide alguna joven rendida que se apunte su teléfono, él, en
el colmo de su fatua autosuficiencia, replica: «Dímelo sin más, que soy
opositor». Entiendo muy bien que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no
tenga tiempo para ejercitar la memoria en conquistas promiscuas. Pero siendo
tan opositor como ese juez, sí debería ser posible pedirle en ocasiones que
memorice dos o tres argumentos. Sobre todo si no se trata de cuestiones
anecdóticas, sino de las razones básicas de un debate político a cara de perro.
Con su supervivencia en juego. Porque los magníficos momentos que tuvo ayer el
presidente, que los tuvo, podrían haber sido arrolladores si no se le hubiera
visto leer permanentemente. Cuanto menos bajaba la cara a los papeles, más
convincente era y más ánimo transmitía a la bancada popular, tan blandita ella,
tan carente de carácter, tan necesitada. Y, ahí está la clave, cuanto más
enfadado estaba, menos bajaba la mirada y mejor exponía el mensaje. Rajoy
podría memorizar más. Pero no lo hace. Como podría hacer otras muchas cosas
para facilitar la vida política de su gente en momentos tan duros. Y para
paliar la rabia de la calle y hacer frente al tsunami de demagogia y populismo
izquierdista que se vierte a diario por televisiones y radios sobre la
población. Pero tampoco lo hace. Y el que así sea hay que atribuirlo ya a una
auténtica falla de carácter en el gobernante: la indolencia.
Ayer
Rajoy volvió a demostrar que herido personalmente reacciona. En su intervención
inicial, pero mucho más en su réplica demostró que tiene de sobra la fuerza
narrativa para imponerse en el debate político. Sobre todo frente a unos
adversarios que al final sólo tienen un principal argumento real contra él, que
es precisamente lo que tachan de cobardía. Por si no estaba claro, Rajoy dejó
ayer muy claro que él tiene la culpa de semanas y meses pasados de crisis
política y zozobra. Porque en su mano estaba haber desactivado esto antes. Y
ahora ya puede que no sea suficiente. Porque el señor del Faisán, por ejemplo,
ya no tiene nada que hacer, en la poca vida política que le resta, que intentar
tumbar a Rajoy. Y porque Rajoy puede no estar ya en manos de un Bárcenas
hundido por su albacea. Pero quizás sí dependa ahora de la forma de explicarse
ante el juez de gentes a las que ha maltratado. Álvarez Cascos es el primero de
ellos. Pero lo peor es que Rajoy ha demostrado que es culpa suya que el PP esté
crónicamente a la defensiva. Que es esa indolencia la que ha hecho olvidar
principios y valores. Que de su miedo al conflicto se derivan los efectos que
deprimen a sus militantes y alejan a sus votantes. Que es culpa suya que la
guerra de la comunicación ganen siempre los enemigos de los valores y el
electorado del PP. Y con ayuda del Gobierno.
Ayer
demostró que todo puede ser diferente. Si le importan las cosas y los demás.
Que tiene que hablar del Faisán, pero no porque haya sido atacada su persona. Y
levantar las alfombras del zapaterismo. Y no maltratar a los suyos. Ni mendigar
armonías imposibles con quienes desean su fin. Ni ser injusto a favor de los
desleales e incumplidores. No busque paz Rajoy en estos dos años, porque será
inútil. No la tendrá, a no ser que se vaya. Si se queda, que batalle. Y no sólo
por sí mismo. Sino por quienes le dieron el cargo.
EL LUTO ECLIPSADO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 30.07.13
La
tragedia sobre la tragedia está en nuestra renovada vocación por
automutilarnos. En dar máxima prioridad al daño
AL
principio la infamia fue marginal. Estaban algunos de los más reputados
representantes de la peor calaña en las redes sociales, canallas, necios y
dementes, que desde el primer momento acusaron a «los recortes» de la tragedia
de Santiago. Allí estaba la inefable socialista madrileña Garrote. La que
lamenta que en la Guerra Civil no se asesinaran más curas y quemaran más
iglesias. Allí apareció el extravagante aún juez Elpidio Silvia. Allí estaban
esos profesores que han hecho de alguna ciencia social en la Complutense una
fábrica de desequilibrados antidemócratas y totalitarios. Pero el espanto, que
era para enmudecer, impedía cacofonías de relevancia. Los partidos políticos se
portaban bien, con serenidad. Y todos aplaudían la inmensa labor de los
servicios de rescate, de Policía y población. No duró mucho. Al segundo día ya
se había desplegado toda una tropa de expertos surgida de la nada. Había
comenzado el baile de teorías, un rondo infinito. Suelta estaba también la
manada de sospechas. Daba igual que todavía hubiera muertos y, sí, pedazos de
muertos, desperdigados en restos de vagones. Daba igual que la caja negra no se
fuera abrir aun en días —se abrirá hoy—. Pronto hubo periodistas que sabían que
existían dos sistemas de seguridad, el bueno y el malo, el de ricos y el de
pobres. Ya tenían la primera clave para el sentimiento perfecto, el
resentimiento. La causa ya da igual. Como el maquinista. Quien pida prudencia
es un agente de la ocultación. ¿Por qué, si hay un sistema mejor, no se dispone
de él allá donde ha habido muertos? ¿Por qué en Atocha sí y en Santiago no?
Llegados a ese punto todo es una causa general contra una de las mejores
infraestructuras ferroviarias del mundo. Si se gastara todo el PIB en sistemas
de seguridad, habría motivos de agravio. ¿Por qué no todo lo mejor del mundo en
todas partes? En todos nuestros transportes. En todos nuestros hogares. Nadie
se atreva a decir que es una lógica cuestión de dinero. Como en todo el mundo.
Nadie lo diga porque ahí asoma la pata del fantasma de los recortes.
La
oposición no hace sangre porque toda la obra afectada fue construida por el
Gobierno Zapatero, con sus ministros Maleni y Pepiño de máximos responsables.
Si no llega a ser así, teníamos hace días ya en marcha de qué es capaz la
maquinaria socialista. Tenemos el pasado cuajado de ejemplos. Por eso la
escalada de la insidia va por otros derroteros, mediáticos. Aquí hay
insensatez, arrogancia, soberbia e ignorancia suficientes para que, junto a los
somatenes organizados por cúpulas políticas, circulen infinidad de
francotiradores. Aunque haya titulares que parecen dictados por los «dircom» de
las industrias ferroviarias extranjeras competidoras de las españolas.
La
tragedia sobre la tragedia está en nuestra renovada vocación por
automutilarnos. En dar máxima prioridad al daño a infligirnos entre nosotros.
La peor miseria de los huéspedes de «Viridiana» —a los treinta años de la
muerte de Buñuel— como espantosa, siniestra actualidad. Ha habido accidentes de
trenes en todos los países desarrollados. En ninguno se dio este espectáculo.
La generosidad, la inmensa calidad humana, el amor al prójimo y la compasión
mostradas por los gallegos, como siempre por los españoles en casos extremos,
quedaron pronto ocultas tras la virulencia del agravio y la sospecha. Y por la
mezquindad de la ignorancia, por la falta de sentido de la realidad, por la
nula ecuanimidad y honradez de tantos. Lo peor es que todo ello también eclipsó
el luto. No han tenido los muertos el luto que merecen. Ni nosotros el que
tanto necesitamos para que no se nos enquiste otro drama en el alma.
RAJOY EN LEIPZIG
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 26.07.13
El
Gobierno de la mayoría absoluta del PP es hoy la única esperanza de estabilidad
y prosperidad para España
SIEMPRE
ha sido la historia la mejor escuela para la conducta de los hombres. Y aunque
todos somos muy conscientes de que nuestro presidente de Gobierno que no es
precisamente un ratón de biblioteca, sí se le puede recomendar algún episodio
histórico de cara a su cita del próximo 1 de agosto. Hay uno muy célebre. Que
en su día tuvo aun más repercusión mediática que esta comparecencia de Mariano
Rajoy. Su protagonista también se jugaba más. Salió airoso del lance. Y dio una
humillante lección a sus enemigos. Partamos del hecho poco discutible de que
Rajoy nunca se ha jugado tanto en una sola jugada parlamentaria. En una suerte
de intervenciones —una inicial, muchas de respuesta, una final—, de la que
muchos se prometen su definitivo debilitamiento y pronta dimisión pero otros su
resurgimiento y plena consolidación. Sus partidarios creen que será posible su plena
recuperación para una segunda mitad de legislatura, con crecientes expectativas
de hechos y evoluciones amables. Una parte se reúne para exigir su decapitación
política. Los otros para sacarlo a hombros, triunfador y beneficiario de los
frutos que, en los próximos años, han de dar los duros esfuerzos hechos, el
inmenso desgaste habido. Todo dependerá de él. Si actúa como un político que
acude al parlamento obligado, arrastrado y acobardado, con ansias de
justificarse, estará metiendo el segundo pie en su fosa política. El día 1 verá
Rajoy mejor que nunca que sus adversarios le han perdido el respeto. Y que
quieren que ese día, definitivamente, se lo pierda toda España. Pero hay otras
opciones. Ha habido grandes hombres en peores circunstancias. Uno de ellos fue
Georgi Dimitrov, comunista búlgaro que tuvo la mala suerte de estar en Alemania
cuando Hitler incendió el Reichstag en Berlín en febrero de 1933. Éste acababa
de llegar al poder y aun necesitaba un pretexto para la persecución de la
izquierda. Fueron acusados del incendio un pobre diablo, el joven comunista
holandés, Marinius Van der Lubbe –que gimoteaba que era inocente y fue el único
declarado culpable y decapitado-, Dimitrov y un par de comunistas búlgaros.
Memorable proceso. Se abrió el 21 de septiembre de 1933. Hitler los quería
guillotinados a todos. En prisión, Dimitrov, germanoparlante, aprendió leyes y
jurisprudencia alemanas. Con su autodefensa, ante casi un centenar de
corresponsales extranjeros, convirtió el juicio en un proceso al acusador. Su
retórica ridiculizó a los mismísimos Goebbels y Göring, allí presentes. Fue
absuelto por falta de pruebas. Porque aun quedaban restos del Estado de
Derecho, cierto. Pero en realidad, porque la convicción personal había
triunfado sobre el artificio de la maquinación del proceso.
Nadie
busque tontos paralelismos inexistentes en posiciones políticas. Que no los
hay. Piensen sólo en la actitud personal de Dimitrov. Como él debiera
plantearse Rajoy su lance. Primero ha de librarse del lastre de sus muchos
errores. Pedir perdón a los españoles, condenar la falta de probidad y
transparencia de todos y ofrecer soluciones eficaces. Para tener la espalda
libre. Pero después debe arremeter con una causa política ofensiva contra el
coro de hipócritas que ha convertido la criminalización del PP en su única
política. Coro en el que está casi toda la oposición. Sin una opción
alternativa en economía ni en nada que no sea miseria frentepopulista. Capaces
de hacer descarrilar la recuperación de España por mezquindades ideológicas y
nacionalistas. El Gobierno de la mayoría absoluta del PP es hoy la única
esperanza de estabilidad y prosperidad para España. Rajoy tiene la destreza
parlamentaria para transmitirlo. Pero sobre todo tiene los argumentos. Armado
de política, Rajoy puede ser el triunfal Dimitrov de Leipzig. Si no, acabará,
en sentido figurado, hecho un pobre Van der Lubbe.
RAJOY Y SUS NIETOS
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 23.07.13
Tendría interés conocer la versión extraoficial que
transmitirá Rajoy a sus nietos sobre lo que ha pasado en estas semanas
PASADAS unas décadas, quizás les cuente Mariano Rajoy a sus
nietos que, cuando él era presidente del Gobierno dominaba muy bien los
tiempos. Tan bien, tan bien los dominaba el abuelo, que lograba engañar siempre
al jefe de la oposición. Y a muchos otros. Y les hacía creer que lo que sucedía
era producto de los esfuerzos de todos ellos. Cuando no era sino el
cumplimiento de una agenda gallega bien llevada. En sus tabarras, les explicará
a los niños lo que los cronistas por entonces ya conocerán como la metafísica
de la indolencia. Tendría interés conocer la versión extraoficial que
transmitirá Rajoy a sus nietos sobre lo que ha pasado en estas semanas, más
bien meses. Será más interesante que la versión que nos prometió ayer presentar
en el Congreso de los Diputados. En la que justificará con más o menos acierto
una actuación que, a la vista de los resultados, no ha sido nada acertada. En
esa historia íntima el abuelo confesará a los nietos cuánto tiempo le duró ese
delirante convencimiento de que la historieta de Bárcenas moriría por sí sola.
Y cuando vio hasta qué punto era ridícula esa pretensión. Les dirá por qué no
dio ni uno solo de los pasos que habrían dado los socialistas en una situación
similar. Tales como relevar de forma más o menos discreta a todo el casting
militante del partido político contrario que, en la policía y en la fiscalía,
recibieron durante años órdenes muy específicas desde el poder. Que actuaban
muy legítimamente contra ese grupo de empresarios delincuentes que habían hecho
de las estructuras del Partido Popular su perfecto hábitat. Pero con el fin acordado
por el anterior Gobierno de hacer el máximo daño posible al Partido Popular.
Por qué hubo tanta cobardía a la hora de quitar a cargos políticos puestos por
los socialistas que siguen en idéntica función y con idéntica lealtad a quienes
pretenden sabotear la acción de Gobierno y las reformas. Les dirá a los nietos
que su partido no es como el socialista que cuando toma el poder entra a sangre
y fuego en las instituciones a relevar a todo el que no haga ejercicio, no ya
de docilidad, sino de obsequiosidad. En realidad es que el abuelo cree que con
tener el BOE la obediencia es inmediata. Un grave error que se debe a su
desprecio al poder de las ideas.
También explicará a los nietos lo que sabía sobre el
enjambre de listos sin ideología ni escrúpulos que se fue colocando
perfectamente en las estructuras del partido para crear el tamiz que no
permitiera que se moviera un billete sin que otro se quedara enganchado. Y
cuánto ha tenido que ver en esta cómoda estructura del pragmatismo el desprecio
a la política y a los valores, ese carácter tan práctico que simboliza Pedro
Arriola, un hombre inmensamente discreto cuyo nombre curiosamente surge de
forma invariable a la mínima mención del dinero. Ese carácter que racionaliza
todo menos las minutas. Cuán bien vino tener un teórico de la mediocridad. Para
no dejarse distraer por planes de Gobierno o proyectos de futuro para el día de
volver al Gobierno. O incluso por alguna idea nueva. Así se llegó al poder en
2011. Y no había nada hecho. Nada pensado. Metafísica de la indolencia. Con
estas claves explicará a los nietos la deriva hacia ese relativismo que tanto
se critica en los papeles. Pero que no combatió. Y combatió a quienes lo
combatían. Y les explicará a los nietos la íntima relación entre dejar de
creer, dejar de tener ideas y dejar de tener escrúpulos.
DEL SUEÑO A LA PESADILLA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 20.07.13
Detroit no es la única gran ciudad de EE.UU. en la que sólo
viven los que no pueden irse. En todas ellas sucedió lo mismo. Pero, como en
sus mejores tiempos de opulencia y esplendor, Detroit es pionera también ahora.
Porque también es superlativa en el hundimiento. Si las ruinas urbanas e
industriales de una guerra son desoladoras, más pueden serlo las de la
devastación del tiempo en abandono. Quedan las ruinas en pie, como carcasas
muertas mas sin descanso. Fundada por el explorador francés Antoine de la Mothe
Cadillac, en el estrecho paso entre dos de los grandes lagos, allí habría de
centrarse la explosión industrial de finales del XIX. A principios del XX abrió
allí su fábrica Ford. Y los hermanos Dodge, Packard, Walter Chrysler. La
ingente demanda del automóvil, símbolo de libertad, individualidad y bienestar,
hizo la ciudad inmensamente pujante y rica. Y vividora en su legendaria época
de trece años de ley seca. Durante la guerra, sus industrias se convirtieron en
el «arsenal de la democracia». El principio del fin fue la crisis del petróleo
de 1973, aunque la decadencia ya estaba en marcha. Fue un severo golpe. Otro
llegó con gravísimos disturbios raciales. Gran parte de la población blanca
abandonó la ciudad hacia zonas suburbiales de Michigan. Las industrias se
fueron mudando o cerrando una tras otra. Unos y otros dejaron de pagar
impuestos. Y los que se quedaban, una inmensa mayoría negros, no pagaban
impuestos, pero sí vivían de la beneficencia. Desde entonces, Detroit ha
perdido el 65% de su población. Hay 80.000 edificios vacíos, barrios enteros
vacíos en los que a nadie gustaría perderse. Es la segunda ciudad en crimen y
muertes violentas de EEUU. La primera, Flint, también está en Michigan. En
Detroit fue donde Martin Lutero King pronunció su célebre discurso «He tenido
un sueño». Se consumó la quiebra del sueño americano, que no supo reconvertirse
y hoy es pesadilla.
BLANCO SUPREMO
Por HERMANN TERTSCH
ABC, Viernes, 19.07.13
Hay que felicitar hoy a don José
Blanco porque desde ayer está libre de toda
sospecha oficial por el célebre caso
Campeón. Como ha sido el Tribunal Supremo el
que ha archivado su causa, no debe temer ya inconveniencias por aquellas
gestiones que hizo para favorecer a unos empresarios en sus contactos con
ciertos ayuntamientos. Es un caso cerrado y, a no ser que surjan nuevas
denuncias distintas contra quien fuera factótum del PSOE con Rodríguez Zapatero
y su omnipotente ministro de Fomento, podrá éste disfrutar a partir de hoy
tranquilamente de sus casas en Madrid y Galicia. Aunque en el futuro llegáramos
a saber que familiares suyos gozan de negocios o propiedades por el extranjero,
ya sería maledicencia intentar buscar conexiones con este caso felizmente
cerrado. Blanqueado supremo. Ha sido un año muy duro. Pero valió la pena. Ahora
se irá vacaciones y después a vivir con sabiduría, dice. No tiene intención de
volver a la política de primera línea. Hace bien. Probablemente ya no le haga
falta.
Es un político que no tenía nada y se ha convertido en un
paradigma del éxito sereno. Como su tocayo, otro don José. Es decir, Bono. A
ninguno de los dos se les conocen en su vida actividades al margen de la
política. Pero ordenaditos como son, ésta les ha cundido. Llegó vestido de Ángel
Cristo y ya parece, con su sastrería fina,
el campeón de Savile Row. Tiene propiedades, sus hijos se codean con los ricos
de verdad y él ha aprendido mejores modales que la inmensa mayoría de los
diputados. Aunque esto no sea mucho decir. Para él y para Bono, el socialismo
ha sido toda una escuela de vida con la que ni Oxbridge, ni Harvard ni la LSE
pueden competir. Tampoco hay escuela de negocios que haga sombra a un buen
cargo público, asumido con constancia y provecho como han hecho estos dos
Pepes. Ha sucedido algo fantástico. El Tribunal Supremo da por probados y
buenos todos los hechos acumulados a lo largo de la investigación. Que son los
que llevaron a la jueza de Lugo y al fiscal de Lugo a la convicción de que
había delito, al menos de tráfico de influencias. Así pasó también con la
fiscalía y el juez instructor del Supremo. Que también vieron delito. Y miren
que se habló y escribió de cuentas que no salen y de eso que llaman «signos
externos de riqueza». Esos que llevan igual a empurar a un narco que a torturar
a un ciudadano decente para exprimirle explicaciones agónicas hasta del último
euro. Pues ya lo hemos olvidado todo.
El sereno don José habla bien de la presunción de inocencia.
La que él, hasta ayer, jamás había aplicado a nadie. Pero se transforma en
regresión en el tramposo Pepiño cuando dice que el Supremo ha sentenciado que
todo «el infundio político» contra él era una falsedad. Porque lo que dice el
Supremo es lo contrario, que todo es cierto. Pero llega a la conclusión de que,
pese a ello, no hay delito. Conclusión opuesta a la de los demás fiscales y
jueces implicados. Lo dicho, celebremos el archivo de la causa por el bien de
don José, por sus padres y por la mano de Rubalcaba.
Eso sí, no nos pidan que creamos hoy en la justicia española un poquito más que
ayer. El espectáculo político nacional genera inmensas ganas de salir huyendo
de este país. La justicia es complementaria. La justicia genera directamente
miedo ante la imposibilidad de huir de inmediato. La desconfianza en la
justicia y en los políticos tiende a igualarse. Porque ya se ven como parte del
mismo negociado.