The Unending Gift

sábado, mayo 31, 2014

EL AÑO PELIGROSO DE ERDOGÁN

Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 31.05.14


El presidente ha dicho que quien quiera conmemorar las manifestaciones de hace un año será tratado como
hace un año. A palos

Participación Tres millones y medio de personas se manifestaron el año pasado Once muertos
En las 11.000 manifestaciones hubo además 8.000 heridos

     Hace un año una manifestación pacífica en contra de un proyecto urbanístico en el parque Gezi junto a la plaza Taksim en Estambul concluyó a palos con la policía. Al día siguiente se repitió. Con igual resultado. Así comenzó una avalancha de movilizaciones en Turquía en la que participaron más de 3.5 millones de turcos, murieron al menos once manifestantes en más de 11.000 manifestaciones relacionadas con el movimiento y se produjeron más de 8.000 heridos, muchos muy graves. Ha sido la mayor movilización de las clases medias urbanas y educadas habida jamás en Turquía.

     Al final fracasó, porque ya no pretendía parar una especulación inmobiliaria sino derribar al primer ministro Recep Tayip Erdogán. Pero Gezi cambió Turquía porque dejó definitivamente sin careta conciliadora a Erdogán. Los tics autoritarios que había mostrado hasta entonces el primer ministro y dirigente del partido islamista AKP, pasaron a formar un perfil claro de personalidad enconada, de reacción violenta a cualquier crítica y vocación despótica y megalómana. Ha sido el año más duro para Erdogán.

     El hombre con más poder que el fundador Mustafa Kemal «Atatürk» comenzó su enfrentamiento total con los turcos urbanos y educados que quieren una democracia europea y ven cómo el sueño se aleja. Después tuvo que luchar contra la parte de la administración que no controla y que expuso la inmensa corrupción de su partido, el AKP, pero sobre todo de su familia y entorno. Ya está claro que los islamistas roban con tanto entusiasmo, dedicación y eficacia como los gobiernos laicos. Y mucho más que los militares turcos que gobernaron después de golpes de Estado en el siglo XX.

     El escándalo de las grabaciones en las que las voces reconocidas por el propio Erdogán, su hijo y otros fieles, hablaban de dinero, comisiones y favores literalmente como Al Capone, no lo habrían sobrevivido en ningún país europeo. Ni en España siquiera. También hubo otro escándalo, éste internacional, con los preparativos de la simulación de un ataque sirio para una intervención en el país vecino. Y recientemente se ha producido la catástrofe de Soma, en el oeste del país. El 13 de mayo una explosión en una mina de carbón subterránea causó 301 muertos en el peor accidente de la historia de la minería turca que no anda escasa de ellos. Las condiciones en la mina eran lamentables y lo fueron en el rescate. La arrogancia de Erdogán y el despliegue de soberbia de su gente durante la gestión de la crisis fue tal, que provocó indignación general. Hasta entre las víctimas, gente humilde rural y votantes del AKP.


     Pero a todo ha sobrevivido Erdogán. Y en las elecciones municipales de marzo reafirmó su mayoría en todo el país. Erdogán dice que le atacan los judíos, los antiturcos y los enemigos del islam. Así de fácil. Y quiere ser elegido presidente en agosto. De momento ha dicho que quien hoy intente conmemorar las manifestaciones de hace un año, será tratado como hace un año. A palos.

viernes, mayo 30, 2014

LA PESADILLA DEL OLIGARCA

Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 30.05.14


El pacto del autócrata con oligarcas garantiza la estabilidad común en un capitalismo de Estado, cerrado, cautivo, brutal y corrupto

     SON muchos los que se han escandalizado por la escasez de sanciones impuestas a Rusia tras su salvaje violación de la ley internacional en Crimea. La invasión de un vecino, con desprecio a tratados y fronteras internacionales, merecía una respuesta mucho más rotunda. Y la inmediata anexión del territorio ocupado, aún más. Es cierto que Europa es básica y esencialmente cobarde y ciega en su mezquindad y ceguera. Lo fue durante todo el siglo XX y no ha mejorado. No es capaz de sacrificar una uña hasta que se da cuenta de que ha perdido un brazo. Y tienen que venir otros a arreglar las miserias para que no se macere el continente en su propia sangre. Por eso desde hace años se trabaja en EE.UU. en el diseño de sanciones. Su aplicación se revela inmensamente eficaz. Se estudió la naturaleza de los regímenes surgidos en las repúblicas exsoviéticas tras abandonarse la pretensión democrática real. Se basan estos en el pacto del poder oficial del autócrata, sea Putin, Nazarbaev, Lukashenko o un caudillo local, con oligarcas con los que comparte tareas y recursos. Juntos se garantizan la estabilidad común en un capitalismo de Estado, cerrado, cautivo, brutal y corrupto.

     Otras sanciones son difíciles de aplicar y tienen muchas resistencias por sus repercusiones negativas generales. Estas son represalias personales hacia dirigentes y cómplices del régimen a sancionar. Los oligarcas, por elegantes que sean sus trajes, inmensos sus yates, sus aviones, palacios y estadios, por bellas y siempre jóvenes que sean sus mujeres desechables, inmensos sus patrimonios y colosales sus fortunas, son gánsteres hechos a sí mismos. Tienen sus códigos de honor, su ansia de reconocimiento. Son los émulos de aquellos triunfadores del salvaje oeste, los gigantes del petróleo y el ferrocarril en América. En el salvaje este exsoviético, los oligarcas fueron los más arrojados, más crueles y brutales. Su prestigio es su poder y ambos son el dinero. Y la disponibilidad de dinero es la clave. Para sus permanentes e ingentes gastos inmediatos, que van desde el ejército de escoltas y servicio en decenas de mansiones por todo el mundo hasta favores, novias, mujeres e hijas vaciando tiendas de lujo y joyerías. Y las redes de obediencia para que los negocios funcionen. Los bloqueos de cuentas hacen milagros. Establecidos precedentes, ha bastado muchas veces la amenaza. La sofisticación de la vigilancia y los mecanismos de sanción creados hacen posible que los oligarcas propietarios de miles de millones se queden en días sin dinero para el keroseno del jet, para las exigencias de novias insaciables de dinero, para el pago de promesas y compromisos que, incumplidos, se convierten fácilmente en peligros mortales para ellos. Ya hay viejos gánsteres que tienen cientos o miles de millones depositados por el mundo y se quedan sin efectivo para pagar la escolta y vigilancia de su casa. Ya no pueden viajar. Su prestigio entre su gente colapsa. Se les van sus hombres y sus mujeres. De adorados como héroes pasan a ser apestados por estar en la lista negra. Es la pesadilla del oligarca. El cambio de actitud de algunos respecto al separatismo ruso en Ucrania podría deberse a esto. Dicen que habrá más. Y no solo allí. Reconversión. Se les ofrece respetabilidad, como la que lograban con la filantropía los magnates yanquis de turbios orígenes a finales del siglo XIX. En Ucrania sí defienden el proceso democrático. Si no se avienen, se arriesgan a la humillación de la insolvencia ante los suyos y la angustia de quienes con los peores enemigos en el hampa más peligrosa del mundo deben dinero a quienes les cubren la espalda.

jueves, mayo 29, 2014

POROSHENKO TOMA LA INICIATIVA POLÍTICA Y MILITAR EN UCRANIA

Por HERMANN TERTSCH
Enviado especial a Kiev
ABC Jueves, 29.05.14


La operación de recuperación del aeropuerto de Donetsk ha ayudado a poner fin a la sensación de impotencia de la población frente a los prorrusos

  REUTERS    Petro Poroshenko, el pasado lunes durante una conferencia de prensa

Las operaciones militares para restablecer el control del Gobierno de Kiev en las regiones orientales se acelerarán en los próximos días. Pero además se esperan nuevas medidas también por parte de los oligarcas y sus fuerzas civiles para una rápida recuperación del control y la soberanía ucraniana en zonas de los distritos de Lugansk y Donetsk. «Ajmetov y otros van a ayudar ahora de forma clara. El presidente les ha hecho saber que es el momento y que no se aceptan dilaciones ni ambigüedades como las pasadas. Si quieren no quedarse fuera, con todo lo que tienen ellos que perder, van a colaborar y ahora en serio».

Quien dice esto es uno de lo personajes más brillantes de la escena política y social ucraniana, Oleg Rybachuk, uno de los líderes del Maidan. Economista, banquero, asesor de varios gobiernos, experto en relaciones internacionales, dirige desde 2009 uno de los principales movimientos cívicos. Rybachuk cree en rápidos avances en esta operación de pacificación. Lo que no significa que Vladmimir Putin vaya a poner fin a sus intentos de mantener permanentemente desestabilizada Ucrania. Pero el Kremlin no va a arriesgarse a una mayor implicación operativa de la existente en las actuales circunstancias. La iniciativa está por primera vez en meses, en la parte ucraniana.

Esto hace posible unos éxitos militares para el nuevo presidente que la sociedad ucraniana aplaude pero en todo caso le exige. La presidencia de Petro Poroshenko empezaría torcida, coinciden muchos interlocutores en Kiev, si no se producen estos rápidos avances en la pacificación. A Poroshenko se le ha votado masivamente, no por un carisma que no tiene ni por ningún entusiasmo. Sino por la confianza en que sea eficaz y pragmático. No se le ha votado con el corazón sino con el cerebro. Por eso no ha habido tampoco segunda ronda. No se ha votado ilusión, se ha votado eficacia. Y esa eficacia se le va a exigir desde el primer momento. Y sentirá la presión.

Por eso la presidencia ha comenzado con fuertes combates y esos previsiblemente se van a reproducir en los próximos días. Y Poroshenko llegará a París, a los actos conmemorativos del desembarco de Normandía (el Día D), con nuevas pruebas de la implicación del Kremlin en las operaciones terroristas de grupos separatistas en el este de Ucrania.

Con los líderes mundiales

Allí estarán el anfitrión, François Hollande, pero también Barack Obama, Angela Merkel, David Cameron y otros muchos dignatarios mundiales. Pero ante todo estará también Vladimir Putin. Las operaciones llevadas a cabo estos pasados días han supuesto para la sociedad ucraniana un claro y muy aplaudido cambio de actitud por las fuerzas regulares.

El éxito de la recuperación inmediata del aeropuerto y el gran número de bajas de los separatistas rusos frente a la ausencia de bajas en sus propias filas, ha puesto fin a la sensación de impotencia de los días previos a las elecciones. Y el anuncio de Poroshenko de que tiene intención de ganar muy pronto esta guerra que han declarado los grupos separatistas ha sido recibido con general aplauso.

Que ha tomado la iniciativa también se refleja en una nueva disposición de informar al exterior en un intento por batirse también en la guerra de la información. Ya hay pruebas de la implicación actual de Rusia en las operaciones terroristas como son los camiones retenidos en la noche del lunes parte en la frontera rusa parte ya en territorio ucraniano con armamento y equipo para estos grupos. Las pruebas de la presencia de los grupos de militares veteranos chechenos y de otros rincones de Rusia ya están en manos de algunos países occidentales. También las declaraciones de activistas prorrusos detenidos que confiesan haber recibido entrenamiento, equipamiento, pagos e instrucciones en Rusia.

miércoles, mayo 28, 2014

POROSHENKO QUIERE CONTROLAR ANTES DE UN MES EL ESTE DE UCRANIA

Por HERMANN TERTSCH
Enviado especial a Kiev
ABC Miércoles, 28.05.14


Los combates en el aeropuerto de Donetsk provocan más de cincuenta muertos

Nuevo secuestro. Se teme que cuatro observadores de la OSCE hayan sido secuestrados por rebeldes prorrusos

     El presidente Petro Poroshenko está decidido a sofocar la actividad armada de los separatistas rusos en las próximas semanas. Lo ha prometido públicamente pero además ha acordado con sus íntimos colaboradores que esta es la máxima prioridad de aquí al verano. Como primer resultado de esta decisión, debe considerarse la rápida y masiva respuesta militar a la toma del aeropuerto de Donetsk por separatistas rusos la noche del domingo.

AFP   Milicianos prorrusos retiran a sus combatientes muertos en Donetsk

     Poroshenko ordenó la intervención de aviones y helicópteros artillados. No dejó apenas tiempo a las fuerzas ocupantes para instalarse. Los asaltantes sufrieron numerosas bajas, que fuentes separatistas cifraron en cincuenta, aunque se llegó ayer a hablar de doscientos muertos. Los combates convirtieron la zona del aeropuerto Donetsk en zona de guerra. La situación podría complicarse y nadie sabe cual será la situación cuando Poroshenko se encuentre, cara a cara, con Vladímir Putin el 6 de junio en los actos de celebración del 70 aniversario del desembarco en Normandía.

     Poroshenko llegará a Francia directamente desde Varsovia, donde visitará al vecino polaco. Con el presidente polaco, Bronislaw Komorowski, viajará a los actos en lo que se convertirá en la presentación de Poroshenko en una cumbre con asistencia de Barack Obama, Angela Merkel, François Holland, David Cameron, Putin y otros dignatarios mundiales.

Rusia protesta

     Rusia ha protestado por la reacción ucraniana al asalto y ocupación separatista del aeropuerto. Kiev rechazó la protesta e insiste en que el deseado diálogo con Rusia no puede afectar a la pacificación y el restablecimiento de la ley en las zonas que controlan los grupos rusos. El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, quería condicionar el diálogo a una especie de reconocimiento de facto de esos territorios de los separatistas que han dado en llamar «Nueva Rusia» en los distritos de Donetsk y Lugansk. Eso ya está claro que no sucederá. Dos días después de ser elegido, Poroshenko ya ha cambiado dramáticamente la estructura de la denominada «lucha antiterrorista». Ha retirado a unidades de la Guardia Nacional de voluntarios ineficaces y sin formación. Y enviado al este a grupos especiales del cuerpo presidencial. Todos los grupos de elite del maltrecho Ejército de Ucrania estarán volcados en estas operaciones. Que las actividades separatistas no van a parar lo revela también la captura en Lugansk de decenas de camiones con munición procedentes de Rusia y el aparente secuestro de cuatro observadores de la OSCE.

     Los separatistas rusos han demostrado haber sufrido un serio revés con este cambio cualitativo en la fuerza de combate del ejército ucraniano, pero también en la posición de los oligarcas de la región en favor del estado unitario. Ayer fue destruido por un incendio el estadio de hockey sobre hielo de Maurice Koleshnikov, un socio del mayor oligarca, Ritan Ajmetov. Este, tras meses de ambigüedad, ha declarado la guerra a los separatistas rusos, muchos creen que presionado por gobiernos de países occidentales en los que tiene gran parte de su fortuna. Los separatistas han amenazado con quemar el impresionante campo del equipo de fútbol de su propiedad, el Shajtar de Donetsk. Cuenta en Kiev gente que conoce a Ajmetov que nadie puede prever cómo reaccionaría si le queman su orgullo y la niña de sus ojos, que es uno de los campos más sofisticados de Europa. En el entorno del presidente se da por seguro que estamos ante unas semanas muy duras en las que habrá bajas.

Tragedia artificial

     En lo que no es una guerra civil. Al menos aún y pese a los esfuerzos de algunos por presentarla como tal desde hace meses. Dentro de esa eficaz campaña difamatoria de la propaganda rusa que logró trasladar el mensaje de que el Gobierno de Kiev era una fuerza de ultraderecha. Los dos candidatos ultranacionalistas en las elecciones han recibido juntos menos del 3% del voto. Es la batalla en el Donbass una tragedia artificial en la que los diversos protagonistas chocan sin tener ninguno pleno control. Todos son piezas de un juego geoestratégico por el que Putin, que no puede permitirse ocupar esta región –un pozo negro de gastos de mineros y siderúrgicos hambrientos–, como hizo con Crimea, quiere hipotecar a largo plazo la política e independencia de Ucrania. En medio, una población de mezcladas identidades y sin otras lealtades más firmes que las de hijos y padres, familias a cuidar y alimentar en una región de industria ruinosa, de pobreza subvencionada. En los que la agitación y propaganda de guerra que Rusia genera masivamente desde hace seis meses ha convencido a muchos. Y a muchos otros los convence la mera presencia amenazadora de esos grupos armados de hombres, muchos de los cuales nadie conoce.

martes, mayo 27, 2014

POROSHENKO PROMETE PACIFICAR UCRANIA CON «FIRMEZA Y DIÁLOGO»

Por HERMANN TERTSCH
Enviado especial a Kiev
ABC Martes, 27.05.14


Combates de cierta intensidad en el aeropuerto de Donetsk, asaltado por prorrusos

Julia Timoshenko Se teme la actitud de la derrotada candidata porque «su capacidad destructiva es legendaria»

     Petro Poroshenko ya es presidente legítimo de Ucrania. Como tal se ha puesto a ejercer sin esperar a la toma de posesión, en coordinación con el primer ministro, Arseni Yatseniuk. Y una prioridad máxima, ha anunciado ya, es restablecer el imperio de la ley en Ucrania oriental. Allí, fuerzas separatistas rusas mantienen el control en diversas localidades e impidieron con éxito que se votara el domingo en la mayor parte de los distritos de Donetsk y Lugansk. Ayer se produjeron combates de cierta intensidad en el aeropuerto de Donetsk, asaltado horas antes por fuerzas separatistas.

AFP  Víctima mortal de combates entre separatistas y soldados en Slaviansk

     La pacificación del este es para Poroshenko un objetivo de máxima urgencia. Como señalan asesores suyos, «antes del otoño tiene que estar funcionando la convivencia allí. Cuando llegue el otoño habrá suficientes problemas de otro tipo. Y la población exige ahora que se solucione la cuestión del este. Si no, habrá frustración muy temprano».

     Poroshenko se dispone a hacerlo en varios frentes. Por un lado, con una respuesta contundente y organizada del Ejército que recupere presencia en toda la región. «Implacable con los terroristas y muy comprensivo con todos los que ven a Kiev con lógica desconfianza y temor», dice uno de sus hombres. Con ofertas de diálogo a diversos grupos de la minoría rusa que se hayan divididos y enfrentados entre sí, y con una apertura del diálogo con Rusia que, según manifestó ayer a diversos interlocutores, espera entablar pronto.

     Junto con la buena voluntad hacia las partes en conflicto, el entorno de Poroshenko anuncia también firmeza. «Si hay que cerrar la frontera, se cierra». Y también queda claro el mensaje de que hay toda disposición a una descentralización, pero que no habrá federalización de Ucrania, que seguirá siendo un estado unitario. Todos son conscientes de que, en una división federal, Rusia tomaría el control de regiones federadas de Ucrania y podría hacer de Ucrania un estado fallido.

     En Kiev están en marcha las conversaciones para establecer un programa de reformas tan denso como urgente. Hay general alivio por haberse concluido con éxito un proceso muy peligroso y de grave precariedad institucional, que comenzó con el anuncio del pacto de Victor Yanukóvich con el presidente Vladímir Putin para bloquear la asociación con la Unión Europea.

     Ahora, Poroshenko establece un calendario cuyo principal hito próximo está en la celebración de elecciones legislativas para renovar un Parlamento que nada tiene ya que ver con la situación política actual. Para romper las posibles resistencias a esta disolución, Poroshenko ya ha comenzado a establecer alianzas, entre las que se destaca una que podría acabar siendo estratégica con el actual primer ministro, Arseni Yatseniuk.

     En diversas conversaciones mantenidas en Kiev ha quedado identificado como principal peligro en el terreno político en la capital la actitud que vaya a tomar la derrotada candidata y ex primera ministra Julia Timoshenko. «Su capacidad destructiva es legendaria», sentencia un aliado del presidente. Ella cuenta con un fuerte grupo en el Parlamento y son muchos los que dudan que vaya a dar al presidente un mínimo margen de tranquilidad. Por no hablar de colaboración. Tal es este temor, que han sido varias las personalidades occidentales que han aprovechado sus contactos con Timoshenko para pedirle que ofrezca colaboración o al menos tranquilidad al presidente durante este periodo crítico que ahora comienza.

Magnates

     Poroshenko también tiene que establecer sus relaciones con los magnates. Aunque los observadores coinciden en que por su fortuna, por no ser corruptible por ellos y porque los conoce muy bien, este presidente tendrá más facilidad para hacer compatibles los intereses de estos oligarcas, algunos con ejércitos privados y total control territorial, con los intereses reformistas del Estado y de la sociedad ucraniana. Esta sociedad está profundamente concienciada del carácter mafioso y paramafioso de la clase política que ha gobernando en los pasados veinte años, surgida toda de las relaciones de poder político y económico en la disolución de la Unión Soviética. Otra de las prioridades de Poroshenko es un esfuerzo de comunicación exterior para transmitir a la comunidad internacional la verdad sobre una crisis ucraniana en la que la propaganda desde Rusia siempre se ha impuesto, especialmente en Europa.

DE AGONÍAS DIVERSAS

Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 27.05.14


Casi lo peor de esta tragedia es la oportunidad perdida para dar a España vigor y verdad suficiente para liberarse de sus traumas, lastres y miserias

     ES posible que tengan razón los más fieles entendedores de este Gobierno. Puede que la aparición de ese grupo de ultraizquierda de Podemos, propiciada por los grandes grupos mediáticos de España, sea un mero error de cálculo de algunos maquiavelos de medio pelo y flor de un día. Es posible que el ridículo contenido de su programa, que garantizaría en días el colapso del orden público, el hundimiento de la economía y los servicios públicos y una cuarentena internacional, quede como una anécdota más en estos tiempos convulsos que vivimos en España y Europa. Es posible que la gamberrada de la circunscripción electoral única en las elecciones europeas quede en eso. Y que no estemos ante el surgimiento de un Le Pen con coleta en España, que con toda lógica es de extrema izquierda. En este país, con tanta mentira a cuestas, hasta los fascistas son de izquierdas. Mientras, en la derecha se esconden todos, hasta quienes se escinden para cuestionarla. Pero también podría ser que esos leales entendedores del Gobierno incomprensible se equivoquen. Puede ser que el final del Partido Socialista como organización hegemónica de la izquierda española haya entrado en fase avanzada. Que su izquierdismo bajo Zapatero no fuera mero producto de una despreciable irresponsabilidad personal, sino el comienzo de una deriva letal. Que se lleva al PSOE al sumidero de la historia, donde ya está el PSI de Craxi y al que se acerca presto el Pasok de Papandreu. Rubalcaba se quita de en medio ahora. Da lo mismo. Se va con una llamada a girar a la izquierda. Impotente porque para él es un estertor. Pero la obedecerán quienes sean sus sucesores. Para ponerse a correr detrás de los votantes de Podemos e IU. Que a su vez corren detrás de un líder que firmaría cualquier acción de gobierno conjunto con Bildu o la propia ETA, con los hermanos Castro, con ese presidente Nicolás Maduro cuya Policía mata a estudiantes y viola a detenidas sin que haya queja. Si se añaden los comunistas de IU y por el extremo opuesto la pequeña izquierda nacional de UPyD, van a ser muchos para repartirse los despojos de un partido muerto en el desgarro inevitable de un partido institucional que quiere ser bando en una guerra civil pendiente. Como había muerto el PCE de la reconciliación. A manos del mismo verdugo y por la mismas razones: había que ganar la guerra. Ahora ya tienen a un cuco con coleta que se les ha metido en el nido común de la izquierda. Y para quien esa guerra no es retórica, sino voluntad clara de someter política, economía, libertades y democracia a objetivos «superiores». Y vencer, como sea, las resistencias que se presenten. Por ahí van a ir las mayorías que van a buscar. Para ganar la guerra.

     Mientras, aquí otros hablan de la gran coalición en la que unos socialistas históricamente responsables dejarían gobernar al bueno de Mariano. ¿Se lo creerá Mariano? Ya saben, por Europa. Pues miren a Europa. Casi lo peor de esta tragedia es la oportunidad perdida para hacer en el principio del siglo XXI lo que no se hizo ni en el XIX ni en el XX, dar a España vigor y verdad suficiente para liberarse de sus traumas, lastres y miserias. Se podía haber hecho. Lo que faltó esta vez, a la vista está. Si Europa, cien años después del comienzo de su hundimiento en el caos y el horror del siglo XX, corre riesgo de volver a deslizarse hacia el espanto, España parece condenada a repetir sus particulares infiernos. Con la tragedia añadida de la plena conciencia de que ahora habrían sido evitables.

lunes, mayo 26, 2014

MUERE EL GENERAL JARUZELSKI, DICTADOR Y «PATRIOTA» DE LA POLONIA COMUNISTA

Por HERMANN TERTSCH
ABC Lunes, 26.05.14


Salvó sangre polaca y en ningún momento retrasó el fin de la pesadilla comunista

Hombre de contradicciones. Cuatro años de aplicación de la ley marcial le habían demostrado que el sistema estaba acabado.

Casi todos los que le conocían sabían que llevaba gafas oscuras porque la nieve le había quemado los ojos cuando de adolescente, deportado por la Unión Soviética con toda su familia, realizaba trabajos forzados en Siberia. Pero nadie duda de que también le servían para manejar su enorme timidez y ese noble distanciamiento que revelaba su atípica procedencia. Que tanto contrastaba con la campechanía campesina o de toscos funcionarios de tantos líderes de regímenes comunistas con los que tuvo que hacer política a partir del año ochenta. Asumió el papel de villano del odiado sistema comunista en Polonia cuando encabezó la declaración de la ley marcial como respuesta, no polaca, sino soviética, a la fundación y al auge del Sindicato Solidarnosc. Que a la postre sería el fin del sistema comunista en toda Europa y la disolución de la URSS.

En diciembre de 1981 asumió ese protagonismo en una operación clásica de represión del régimen comunista. Como tantas habidas a lo largo de casi medio siglo de dictadura soviética en Europa Central y Oriental. Sí parece claro que Jaruzelski siempre intentó evitar el derramamiento de sangre en su país. Y fue de los primeros en la década de los ochenta en darse cuenta de que el sistema se había agotado. Como me diría a mí años más tarde en uno de sus viajes a España, en 1985 ya sabía que el régimen no tenía arreglo. Los cuatro años desde la imposición de la ley marcial le habían demostrado que el sistema ya era incapaz de generar un mínimo de bienestar para cimentar la más mínima legitimación. «Se había acabado».

Paladín de las reformas

Cuando llega Mijail Gorbachov al poder en el Kremlin, el líder polaco se convierte por ello en un aliado de las reformas propugnadas por el Kremlin y saboteadas en otros países como la RDA, Checoslovaquia o Rumanía. Y es evidente que él había asumido la dirección del régimen y del partido comunista como una obligación militar y en ningún momento se dedicó al medro personal y familiar y al culto de la personalidad como habían hecho todos los dirigentes comunistas que le precedieron sin excepción. Es difícil convencer a muchos polacos de que el viejo general está mucho más cerca del heroísmo que de la villanía. Aunque mucho indica que, de haberse negado a tomar la terrible decisión, los tanques los habría dirigido por las calles polacas el Ejército soviético y no el polaco. Y nadie sabe cómo podría haber terminado aquello con toda la población ya movilizada y decidida, como les había dicho el Papa Juan Pablo II, a no resignarse. Pero pocos piensan que lo hiciera con muchas ganas.

Wojciech Jaruzelski, que murió ayer a los 90 años en Varsovia, no tenía predeterminación ninguna de acabar siendo comunista. Nacido en una familia de la pequeña aristocracia polaca, su familia huyó a Lituania tras el pacto de Hitler y Stalin. Allí fueron finalmente capturados todos los miembros de la familia y los hombres fueron deportados a Siberia donde morirían su padre y un hermano. Con vocación militar temprana, solo los daños impidieron que Jaruzelski estuviera entre los miles de oficiales polacos que Stalin asesinó en los bosques de Katyn. Se sabe que Jaruzelski tuvo intención de unirse al ejército polaco del general Wladislaw Anders, que era anticomunista.

«Patriota polaco»






Pero en 1943 los grupos combatientes ya estaban bajo control del Ejército soviético. Participó en la toma soviética de Varsovia y de Berlín. Después ya escaló en la carrera militar bajo las estructuras soviéticas. Con Jaruzelski muere uno de esos hombres marcados por todas las contradicciones posibles de la larga tragedia de sangre y horror que fue el siglo XX en Europa. Muchos considerarán que llamarle a él «patriota polaco» es un insulto a los muchos que no asumieron jamás compromisos con los invasores del nazismo y el comunismo. Otros piensan que Jaruzelski salvó sangre polaca y en ningún momento retrasó el fin de la pesadilla del sistema comunista.

AFP  Sus últimos días Jaruzeslki con uniforme militar en 1989. El sindicato Solidaridad ya cuestionaba seriamente su liderazgo

EL MAGNATE POROSHENKO GANA LAS ELECCIONES EN UCRANIA

Por HERMANN TERTSCH
ABC Lunes, 26.05.14

Con una victoria aplastante, enfrenta el reto de preservar la paz y la unidad del país

Adelanto electoral: Poroshenko pretende celebrar elecciones legislativas este mismo año. Europeísta: El vencedor de las elecciones anunció su «compromiso con Europa» y la unidad de Ucrania.

El multimillonario Petro Poroshenko es ya el nuevo presidente de Ucrania, según todos los sondeos y a falta de los resultados oficiales que se harán públicos hoy. Todas las encuestas a pie de urna otorgaban a Poroshenko más del 55% de los votos. Una muy amplia mayoría absoluta, con más de 40 puntos de ventaja sobre el siguiente de los 21 candidatos. El vencedor ya ha asumido la victoria en sus primeras declaraciones tras el cierre de los colegios. Ha anunciado que su máxima prioridad será «la pacificación y poner fin al caos y la guerra», en referencia al este del país en algunas de cuyas regiones no se pudo votar ayer. En Donestsk y Lugansk apenas hubo colegios electorales que se atrevieran a abrir. Las manifestaciones del separatismo ruso para la intimidación de votantes fue masiva en algunas localidades.

Poroshenko ya ha dicho que su prioridad está en apaciguar aquellas regiones. No se sabe en este sentido de posibles iniciativas respecto a Rusia, sin duda implicada con un papel clave en la situación existente en las regiones fronterizas ucranianas. Sí anunció ayer el nuevo jefe de Estado rápidas reformas tendentes a «reforzar el compromiso europeo» y también el estado unitario. Son las dos cuestiones que sirvieron de detonante a la crisis y al conflicto que llevó al país al borde de la guerra y que concluyó con la invasión y anexión de Crimea por parte de Vladimir Putin. Dijo el presidente que jamás se reconocerá el referéndum orquestado en Crimea y la ocupación y anexión subsiguiente por Rusia.

Larga experiencia

Poroshenko es un viejo conocido de la política ucraniana y, por tanto, un mal menor para una gran parte de sus votantes. Fue ministro de Economía con el depuesto y huido Víctor Yanukóvich, y titular de Asuntos Exteriores con Víctor Yúshenko. Es un multimillonario que debe su fortuna a la fabricación de chocolate. Es por tanto también un magnate de los que han controlado la política ucraniana hasta ahora. Pero no es del grupo de los oligarcas del gas y la industria pesada que son los más temidos y símbolo de la corrupción de este país.

Petro Poroshenko se alineó con la apuesta europeísta del Maidan y en contra de lo que calificaron de operación de secuestro de Ucrania por parte de Yanukóvich y Rusia. Y lo hizo en las calles, cuando estaba aún lejos de verse que iba a triunfar. Este gesto de alto riesgo en su día lo distingue de los oligarcas que mantuvieron muy ambiguas posiciones hasta el final.

Fin de la incertidumbre

El primer efecto de este resultado es que se desactiva el peligro de tres semanas añadidas de precariedad institucional y política que nadie deseaba. Lo que sin duda ha tenido su influencia en la votación. El propio Poroshenko y otros líderes ucranianos habían advertido que si no había un resultado claro y definitivo en la primera vuelta se corría el peligro de que no se celebrara la segunda.

También el fuerte descalabro de Julia Timoshenko, la controvertida ex primera ministra, que habría logrado un 12,9 por ciento, refuerza la autoridad del presidente y no da mucho margen a maniobras postelectorales de la «dama naranja» ni del viejo Parlamento, aún no renovado.

Disolución del Parlamento

En medios políticos de Kiev ya se había anunciado que, con un resultado así, Poroshenko buscaría pronto una disolución de este Parlamento y elecciones legislativas para emprender las reformas con una mayoría que refleje los cambios habidos desde el terremoto de noviembre y la caída de Víctor Yanukovich en febrero.

El magnate lo confirmó ayer y anunció que pretende se celebren las legislativas en este año. En todo caso, para la comunidad internacional y para Rusia, por mucho que el presidente Vladimir Putin no quiera, Ucrania vuelve a contra con un presidente de la república de incuestionable legitimidad democrática con un masivo apoyo en unos comicios de alta participación.

En muchas zonas orientales ha sido muy significativo el éxito en la apertura de colegios y un fracaso de la intimidación que llega después de un visible debilitamiento de los grupos separatistas.

Rusia no parece interesada en agitar las aguas durante estos días. Lo que muchos relacionan con el efecto contundente que ha tenido en toda la región del Donbass el llamamiento en favor de la unidad del paí s y lealtad al gobierno de Kiev por parte del mayor magnate del país, Rinat Ajmetov.


REUTERS Petro Poroshenko y su mujer, Marina, votan ayer en Kiev

domingo, mayo 25, 2014

EL TRIUNFO DEL MAL MENOR EN UCRANIA

Por HERMANN TERTSCH
Enviado especial a Kiev
ABC Domingo, 25.05.14


La celebración, hoy, de elecciones ya es una victoria para quienes ansían el cambio

El favorito Petro Poroshenko es un magnate, pero no tiene vínculos mafiosos ni lealtades sospechosas


     Los ucranianos votarán en mucho mayor número que las sociedades de los países miembros de la Unión Europea. El Gobierno provisional hizo la convocatoria coincidente con las elecciones europeas con tanta intención como tino. Ucrania elige a un presidente del que se espera dirija todos los pasos de la política a acercar a Ucrania a su ansiada pertenencia a ese club de los 28 que vota este domingo.

     El hecho de que se celebren las elecciones ya es un motivo de alivio. Aunque no haya elecciones en Crimea, un territorio que se da por perdido aunque quede como denuncia contra Rusia para el futuro previsible. Y aunque haya pocas posibilidades de votar en algunos distritos de Ucrania oriental y en especial en Donetsk y Lugansk.

     A pesar de la división y la debilidad de los separatistas rusos, queda claro que un número indeterminado de colegios no abrirán sus puertas y un número no cualificado de ucranianos no podrán votar en la región del Donbass. Pero allá en febrero no todos estaban tan seguros de que fueran a celebrarse en absoluto.

     Más allá de la comprensible retórica épica de algunos miembros del Gobierno y de las muy marginales soflamas ultranacionalistas que la propaganda rusa y alguna occidental se empeñan en magnificar, lo cierto es que en Kiev se percibe un amplísimo consenso basado en la aceptación general del mal menor. De todos los males menores que forman la realidad ucraniana tras la caída del régimen de Yanukovich y la invasión y anexión de Crimea por parte de Rusia. Es un mal menor que no pueda votarse en ciertas zonas de Ucrania oriental.

     Es un mal menor que se produzca allí una violencia armada de baja intensidad con un goteo de muertos y una evidente falta de control del gobierno central. Es un mal menor que el presidente de un inmenso país vecino pretenda que Yanukovich sigue siendo presidente de Ucrania. Porque se arroga el poder de decidir quién es el presidente de un país vecino y lo subraya un día antes de que los ucranianos lo elijan libremente. Peor habría sido, se dice todo el mundo, que se hubiera propuesto sabotear las elecciones. Porque lo habría conseguido.

     Es un mal menor también que los oligarcas, a los que el nuevo Gobierno y el Estado tienen que recortar poderes y someter a la ley, sean los únicos que pueden garantizar el orden público y el funcionamiento de los servicios en muchas partes del país. Lo es, porque los oligarcas podrían haber optado por otras lealtades. Y es trágico pero cierto que si el «dueño del Donbass» que es el oligarca más poderoso de Ucrania, Ajmetov, hubiera decidido hacer causa común con el separatismo y no con el gobierno de Kiev como hizo, hoy Ucrania sería otro país.

     Y es un mal menor finalmente que el favorito a ser elegido hoy presidente –quizás incluso lo logre en primera ronda– sea otro multimillonario, Petro Poroshenko, el rey del chocolate de Ucrania. Es un mal menor, porque no es uno de los oligarcas del gas, porque no es de los marcados por sus estructuras mafiosas y porque no parece tener otras obediencias que sus intereses.

Poroshenko y el futuro

     Este Kiev de primavera espectacular, con sus palacios, sus edificios oficiales del zarismo y estalinismo, sus barrios nobles con sus majestuosas avenidas, sus centenarios castaños, tilos y acacias en flor, sus barrios obreros de la estrechez masificada del socialismo real, todos convertidos en inmenso bazar, este Kiev vive en el miedo al futuro, templado por el alivio de no haber visto cumplirse todo lo peor imaginado.

     Pero la situación económica es dramática. Y todos saben que con la llegada del próximo invierno se habrán de tomar decisiones que muchos temen no vaya a poder soportar el tejido social. Las condiciones para las ayudas occidentales será severas. Se espera que el realista Petro Poroshenko haga gestos a todos los afectados por el desgarro nacional. Que confirme la innegociable condición europeísta y a un tiempo intente rebajar los recelos de los sectores prorrusos.

     Se hará con una política de descentralización, pero no de federalización como pretenden unos con mejor intención que otros. Y también hay esperanza en que Poroshenko encuentre, pese a sus ahora limitados poderes, vías para disolver este parlamento y convocar legislativas. Tan general es el deseo de que Poroshenko salga en la primera ronda que casi resulta imposible pensar que no lo consigue.
Nadie quiere en Kiev tres semanas más de precariedad institucional. Todos tienen ansias de pasar página. Aunque teman las siguientes.


Petro Poroshenko se dirige a sus simpatizantes en la ciudad de Cherkasi


viernes, mayo 23, 2014

VIAJE A UNA UCRANIA CONVULSA ( II )

Por HERMANN TERTSCH
ABC Kiev, Viernes, 23.05.14

Hermann Tertsch, nuestro enviado especial relata una angustiosa campaña


MÁS MUERTOS Y URNAS INCIERTAS EN UCRANIA


La muerte de al menos diecisiete soldados ucranianos tensa las elecciones del domingo

     Fueron diecisiete los jóvenes ucranianos muertos ayer. Uno cayó en la región de Lugansk; los otros dieciséis, en el asalto a un control de la Guardia Nacional, en la madrugada de ayer, en la localidad de Volnovakha, a unos 18 kilómetros de Donetsk, en el este de Ucrania –también hubo 36 heridos–. Los mataron otros ucranianos, se supone que separatistas rusoparlantes, mucho mejor entrenados. Los muertos, miembros de la Guardia Nacional cuajada de voluntarios, tan generosos como ineptos con las armas, tienen pocas posibilidades frente a hombres con experiencia militar, muchos con entrenamiento reciente y, según Kiev, también con instrucciones desde allende la frontera. Todo indica que no serán los últimos. A tres días de las elecciones, las autoridades ucranianas temen que sea el comienzo de una escalada de violencia para convertir el hecho de votar en un acto de heroísmo en el este del país. «No sabemos cuántos colegios podrán abrir y cuántos no. En estos momentos se liberan unos edificios festoneados a las elecciones mientras otros son ocupados», revela Andri Magera, vicepresidente de la Comisión Electoral Central. «En todo caso, en muchos se votará, en otros no, pero las elecciones tienen plena validez y legitimidad».


AFP Un hombre cubre el rostro de un militar ucraniano muerto ayer en los enfrentamientos de Volnovakha

     Lo cierto es que también en estas regiones orientales los partidarios de boicotear las elecciones son una minoría. Por fuerte que sea. Por organizada y bien armada que esté. Y su relevancia se debe a una capacidad militar que nadie duda que tiene su origen en los planes de la vecina Rusia. «La mayoría, también en esas regiones, quiere elecciones», resaltaba ayer el embajador alemán Wolfgang Ischinger, que preside las mesas redondas para el diálogo organizadas por la OSCE. Nadie sabe lo que puede suceder en estos tres días ni cual será la situación de seguridad en las regiones conflictivas. Magera confesaba ayer de forma poco ortodoxa para el cargo que ejerce como autoridad electoral que, a título personal, preferiría, como el candidato favorito, Petro Poroshenko, que no fuera necesaria una segunda ronda. Porque muchos temen que las instituciones y la propia estabilidad no aguanten tres semanas más de precariedad con una embestida violenta desde el este.

     «Sería mejor que, si los ucranianos han decidido, lo hagan ya este domingo». Poroshenko aparece en todos lo sondeos como seguro ganador con una mayoría absoluta. Con una ventaja de más de cuarenta puntos sobre el siguiente candidato, la ex primera ministra Julia Timoshenko. En el Instituto de Política Mundial (IWP) la directora Alyona Getmanchuk reconoce que «en estas condiciones hasta un día más es un peligro, imaginen tres semanas», que son las que separan la primera ronda de la segunda, a celebrar el 15 de junio.

Un pulso incierto
Las fuerzas ucranianas intentan controlar el máximo territorio posible en las zonas conflictivas estos días. Lo que conlleva un alto riesgo de que se produzcan más enfrentamientos previos a los comicios. Es un pulso que está abierto y de resultado muy incierto. La decisión de los oligarcas de las regiones orientales de unirse al Gobierno de la nación para hacer frente a los grupos armados separatistas prorrusos parece ser la causa de los ataques de ayer. En especial la decisión del mayor magnate del país, Rinat Ajmetov, de declarar la guerra a los separatistas ha supuesto un considerable cambio en la correlación de fuerzas en las regiones orientales.

Apuesta de los oligarcas
Hace tres días, los grupos separatistas armados que controlaban los distritos de Donetsk y Lugansk desaparecieron del paisaje, cuando Ajmetov ordenó salir a la calle a los obreros y empleados de sus empresas. La apuesta de los oligarcas en contra de los separatistas es una gran noticia en la actual situación desesperada porque solo su colaboración garantiza un cierto control de las regiones del Donbass. Pero también es una inmensa hipoteca para el futuro de una Ucrania con vocación europeísta y democrática. Como decía ayer Leonid Litra del IWP, «ellos buscan perpetuar un estado de cosas que la población ucraniana quiere liquidar». El objetivo del proceso democrático que surgió del Maidan es a la postre quebrar el estado postsoviético caracterizado por la masiva corrupción y los grandes poderes económicos surgidos de las estructuras comunistas. Poroshenko, el rey del chocolate, otro millonario surgido del sistema, pasa por ser un realista. Pero cuando hayan pasado los tambores de guerra de las regiones orientales surgirá el conflicto entre la vocación europea que levantó el Maidan y los intereses de los oligarcas.

TIEMPOS QUE NO VOLVERÁN

Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 23.05.14


Rusia tiene que volver a entender que hay tiempos que nunca volverán. Por mucho que los invoque

EL presidente Vladimir Putin no puede ocupar por la fuerza un país de la extensión de Ucrania. Puede hacer mucho daño. Pero no puede ya arrollar y merendarse al país entero como ha hecho con Crimea. No tiene la fuerza para ello. Y su régimen, medianamente sólido hoy gracias a la represión y a su discurso nacionalista, no ha olvidado los sobresaltos que tuvo hace tres años. Podría volver a tambalearse en no mucho tiempo. El Kremlin creía que podría hacerse con Ucrania por medio de esa operación de imperialismo y anexión pacífica que se dio en llamar Eurasia y que era la reconstrucción de la Unión Soviética por una especie de confederación de estados autocráticos soberanos que dejarían muy pronto de serlo. Para eso necesitaba a Yanukovich igual que a Lukashenko. Tras el desastre de Yanukovich, ni siquiera Lukashenko parece ya dispuesto. Se trataba de llegar por desvíos a la meta final de una reunificación con Moscú como metrópoli. Cuando los ucranianos vieron aquella amenaza, se revolvieron con pavor, decisión y valentía. Sabían que de no reaccionar, una política de hechos consumados los condenaba de nuevo durante generaciones a vivir sojuzgados por un régimen lastrado no ya por una ideología, sino por un estado de ánimo. Esa tragedia que todos los ucranianos, sean demócratas o no, tienen grabada en la memoria o en el relato. Por eso, los ucranianos salieron dispuestos a dar la vida y muchos de ellos la perdieron en el Maidan. Otros la están perdiendo estos días en asaltos, emboscadas y combates para restaurar la soberanía y el control de Kiev sobre los territorios orientales en los que una minoría rusa se presta al juego político del vecino. Es una operación que ya vimos en toda su hipocresía en los Balcanes. Su resultado fue catastrófico. Porque no ofrecía más que terror. Hoy los responsables de aquella aventura criminal de la Gran Serbia, los que quedan vivos tras la muerte prematura de Milosevic, cumplen condenas o están siendo juzgados en el Tribunal sobre Yugoslavia en La Haya. Ucrania quiere salir de esa fatalidad histórica de ser el último rehén de un proyecto imperial hace mucho tiempo fallido. Pero sin Ucrania, Rusia no puede articular ningún proyecto de expansión y poderío totalitario. Por el contrario, un proceso democratizado con éxito en Ucrania se convertiría en la prueba más evidente de que tampoco los rusos están predestinados a un gobierno autocrático, brutal, oscurantista y despótico.

El proceso de gran éxito democratizador y de espectacular aumento de la prosperidad en el corazón de la Europa oriental que fue Polonia desencadenó una inmensa fuerza de atracción hacia la Unión Europea en Ucrania. Ya se había roto el tabú, un tabú insoportable por ofensivo e injusto, de que partes de la URSS no podrían formar parte de las organizaciones occidentales. Si la URSS se rompió y el comunismo se hundió y la democracia venció, fue para que todos estos pueblos pudieran elegir su suerte, sus dirigentes y sus alianzas. Y nadie en el extremo occidental del continente puede decidir vetar el ingreso de un país democrático en una organización occidental si cumple las condiciones. El veto de Rusia no está previsto para ninguna de las decisiones de la UE, de la OTAN ni de ninguna otra asociación de estados libres y soberanos. Son por eso ofensivos para Occidente mismo los intentos de aplacar a Moscú violando o ignorando los derechos de estos pueblos que quieren acceder al progreso y la libertad en la UE y son amenazados por el retorno al pasado oscurantismo de la Rusia de Putin. Rusia tiene que volver a entender que hay tiempos que nunca volverán. Por mucho que los invoque.

jueves, mayo 22, 2014

VIAJE A UNA UCRANIA CONVULSA ( I )

Por HERMANN TERTSCH
ABC Kiev, Jueves, 22.05.14


Con este reportaje desde Kiev, Hermann Tertsch inicia su cobertura especial sobre la crisis ucraniana

CRECE EL MIEDO EN UCRANIA EN LA RECTA FINAL DE LAS ELECCIONES

El magnate Poroshenko, que se perfila como el favorito en los comicios, advierte de que Rusia podría impedir una segunda vuelta electoral

Si no hay decisión en la primera ronda, puede que no haya segunda». Esta frase del candidato que lidera las encuestas refleja sin duda el interés del favorito y para muchos ya virtual presidente, Petro Poroshenko. Pero la comparten muchos ucranianos. Hay mucha preocupación en Kiev ante las elecciones del próximo domingo. Aunque las encuestas den ya casi por seguro vencedor a Poroshenko, un multimillonario que ya ha sido ministro de Exteriores y Economía con gobiernos anteriores. Y que, de lograr ese 53-55% que le otorgan las encuestas, no tendría que ir a segunda vuelta.

Ayer Poroshenko articuló claramente esta preocupación y la recondujo en favor de su interés político. Según dijo, Rusia podría aprovechar el frágil momento entre las dos rondas para poner fin al proceso. Y de no decidirse los ucranianos este domingo por darle esa mayoría absoluta, fuerzas externas podrían impedir que el proceso electoral continuara. Es un claro «yo o la catástrofe». Pero parece que son muchos los que consideran que el planteamiento es el cierto. «Seamos realistas, si no se decide la elección en la primera ronda puede que no haya segunda. El grado de desestabilización puede ser tan alto que tengamos que luchar por nuestra legitimidad», dijo ayer el candidato en Odesa, otra ciudad en la que una minoría rusa intenta imponer una anexión a Rusia como la de Crimea. Los rivales de Poroshenko, sin excepción, incluida la ex primera ministra Julia Timoshenko, no pasan de porcentajes de un solo dígito.


El temor es palpable. En las calles, en los hogares y en el Gobierno provisional. Han pasado muchas cosas en pocos meses. Hay miedo a ese vecino que es Rusia. Por mucho que asegure el presidente Putin que nada tiene contra las elecciones, es decir, que no las saboteará. Por mucho que diga que ha retirado las tropas de la frontera común. Lo ha dicho varias veces en las pasadas semanas. Y al parecer sigue habiendo suficientes tropas para retirar y que los observadores de la OTAN no noten la retirada. Y cualquiera se fía. También dijo en su día Rusia que respetaría las fronteras de Ucrania. Y por eso le entregó Kiev a Moscú todas sus armas nucleares. A cambio de un respeto a su integridad territorial brutalmente violado con la invasión y anexión de Crimea. Ahora ya a tres días de las elecciones y los peligros de que Rusia decidiera dinamitarlas a gran escala parecen haber pasado.


Temor al día después

Pero hay miedo al día después. Aunque no haya sucedido lo peor que muchos auguraban. Aunque en las regiones en las que los separatistas rusos han autoproclamado sus entes independientes puede incluso haber cambiado la situación a favor de las autoridades centrales. Que tienen una lógica obsesión por intentar garantizar las elecciones en todo el territorio nacional, también en las regiones orientales del Donbass. Por lo que prosiguen sus operaciones militares. Ayer anunciaba el portavoz oficial militar Vladislav Selezniov avances en el control de territorio y edificios. Y la detención de «agentes» que, aunque de nacionalidad ucraniana, habían recibido entrenamiento e instrucciones en Rusia. Pero el cambio de la situación en el este no se debe a los precarios éxitos de un Ejército y una Policía que, reconocido por las autoridades, han de luchar contra la falta de medios y contra la infiltración y deslealtad. El cambio que puede ser decisivo para que las elecciones tengan legitimidad también en los distritos hasta ahora controlados por los separatistas habría llegado por la espectacular toma de partido en favor del Gobierno de Kiev del mayor oligarca del país y hombre fuerte en aquella región del Donbass, Rinat Ajmetov.

Tras meses de ambigüedad, Ajmetov ha dado la espalda a la llamada «república de Donetsk» . Ha tachado de «rufianes, salteadores y secuestradores» a los grupos armados separatistas que llegaron a hacerse con el control de Donetsk y Lugansk. El martes Ajmetov llamó a los partidarios de las elecciones y la unidad de Ucrania a manifestarse tocando el claxon de los coches e hizo sonar las sirenas de sus fábricas. Obreros de sus empresas salieron a las calles e hicieron desaparecer los controles de los separatistas de la llamada república independiente.

A nadie se le oculta la situación dramática y peligrosa en que se hallan la región y el Estado. El hecho de que Ajmetov se posicione en favor de la unidad podría incluso garantizar la celebración de las elecciones. Pero queda muy claro quién es el amo de la situación. Y parece evidente que el Estado queda comprometido con el magnate para el futuro. Cuando uno de los aspectos capitales de la próxima acción del Gobierno que surja de las elecciones estará en poner coto al poder ilimitado de los oligarcas. Para garantizar la igualdad ante la ley, la competencia y la transparencia que exigirán las instituciones europeas y occidentales a cambio de una ayuda que será imprescindible.

El futuro

El futuro del Estado ucraniano como proyecto democrático depende en gran parte precisamente del desmantelamiento de los poderes de los magnates. También del que ahora le está facilitando, salvo nuevas interferencias de Rusia, el control de las regiones orientales. Es una condición inaplazable para el avance del Estado de Derecho que tendrá obstáculos muy serios en los compromisos que se fraguan estos días. Y que quizá, también hay que decirlo, sean inevitables si se quiere acabar con este periodo de precariedad institucional y profesionalidad política general. Que todos los primeros protagonistas actuales de la política ucraniana sean millonarios dice mucho de la evolución habida en estos veinte años de poder oligarca surgido del sistema soviético. Y de la complejidad política a que se enfrenta el próximo Gobierno. Lo presidirá Poroshenko, el llamado rey del chocolate, cuya fortuna de 1.400 millones de dólares es muy modesta comparada con la de Ajmetov. A diferencia de Rusia, donde todos los oligarcas tuvieron que elegir entre sumisión a Putin, el exilio o la cárcel, en Ucrania todos han sido de lealtades mutantes. El Gobierno provisional de Artseni Yaseniuk, surgido en febrero tras la matanza del Maidan y la fuga a Rusia de Yanukóvich, tiene varios méritos. El primero, el de haber sobrevivido. Y haber evitado el colapso económico y un caos de orden público que en los primeros días nadie podía descartar. No se ha producido y, al margen de las actuaciones de los separatistas, el civismo ha imperado en toda la sociedad ucraniana.

En estos meses se han desmantelado bastantes de las mentiras lanzadas por un aparato propagandístico de Putin que ha perdido toda mesura. El Kremlin se lanzó a una agitación cuajada de propaganda bélica de difícil reconducción, pero de muy fácil desmentido. Porque todas las monstruosidades que pretende son fácilmente rebatibles. Putin ya ha fracasado en muchos sentidos porque jamás controlará ya toda Ucrania como pretendía tras sus acuerdos de noviembre con Yanukóvich. Y sin embargo, todos en Ucrania están pendientes de los próximos pasos del nuevo zar en el Kremlin.

martes, mayo 20, 2014

LA EUROPA DE MONTECASSINO

Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 20.05.14


En Montecassino se dieron cita, hace 70 años, la valentía, la fe, el amor a la verdad, a la libertad y a la cultura, el sacrificio y la dignidad

«LA bandera de Polonia ondea sobre las ruinas del antiguo monasterio». Con estas palabras anunciaba la BBC el 18 de mayo de 1944 que había concluido la fiera batalla de Montecassino. Tras cinco meses de brutal batalla, con infinidad de bajas por ambos lados; después de tres ofensivas aliadas repelidas por las fuerzas alemanas que habían retrasado así en meses la ofensiva hacia Roma, con la toma de los restos del monasterio en la cumbre quedaba expedito el camino para la liberación de la Ciudad Eterna. Los primeros en llegar a los humeantes escombros fueron voluntarios polacos, huidos de su patria aplastada por Hitler y Stalin. Entre ellos, oficiales milagrosamente escapados de la matanza de Katyn. Y en Cassino también heroicos protagonistas, como lo fueron en la Batalla de Inglaterra en los cielos de Londres. Su bandera entre las aliadas era un canto de esperanza a la libertad de toda Europa, que habría de frustrarse muy pronto, cuando Stalin toma el relevo de Hitler en sojuzgar Europa central y oriental. Cuando cayó el telón de acero.

Los políticos ahora en campaña electoral no se han acordado de Montecassino hace 70 años. Del drama bélico en aquella abadía fundada en el año 524 por san Benito de Nursia, cuna de la orden benedictina que extendería por toda Europa la fe como el estudio y el arte. Y la conciencia europea. Hoy pocos políticos saben de la batalla o de la abadía. Ni de benedictinos ni de conciencia europea. Que no es la de la burocracia, el fervor regulatorio y los sueldos de Bruselas. Los británicos y los polacos, siempre respetuosos con su historia, han honrado Montecassino. Londres envió al príncipe Harry. Los polacos, una nutrida representación. Este 2014, año de tremendas efemérides. 1914, 1939, 1944, 1989. ¡Cuánto habría para hablar a los europeos de lo mucho bueno que se ha hecho en Europa desde entonces! Y de lo mucho que se hizo y se hace mal. Y de lo mucho que puede perder. De los inmensos peligros que acechan. De los que solo se toma conciencia si se tienen en la retina los cementerios llenos de jóvenes que cubren todo el continente. Que murieron en horrores y en grandes gestas. Como los que reposan en el cementerio polaco junto a Cassino. Los 1.024 que dieron la vida en Italia por liberar Roma pero también Varsovia. Allí están las lecciones a dar. También en alemanes como el comandante Julius Schleger, un vienés al que debemos que Montecassino se reconstruyera en su esplendor, según sus planos originales. Él los sacó de la abadía junto a joyas de la pintura, desde obras de Leonardo a Ticianos, incunables y otros documentos de la milenaria biblioteca. Y con los restos de San Benito de Nursia, el fundador, en 100 camiones, puso todo ello a salvo en el castillo de Sant'Angelo de Roma. Por amor a Europa, a su espíritu y herencia.

En Montecassino, con casi 1.500 años de historia como fortaleza de la oración, del pensamiento y el estudio, se dieron cita, hace 70 años, la valentía, la fe, el amor a la verdad, a la libertad y a la cultura, el sacrificio y la dignidad. En plena vorágine de violencia, odio y bombas. Lo evoco siempre con esta columna, como el nudo que une razón y emoción, hechos e ideas, fe e interrogantes. Todo lo que hizo fraguar en Europa esa civilización que, pese a sus muchos enemigos y a todas sus propias miserias, aun alberga, escondida de casi todos, la grandeza, la generosidad y el misterio de la fortaleza que invitan a la sublimación del ser humano.