The Unending Gift

sábado, mayo 30, 2015

LA LISTA DEL CAPRICHO

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Sábado, 30.05.15


Ninguna de las medidas represivas de Cuba ha afectado a las negociaciones

Washington anunció ayer que ha retirado a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo. Esta medida era requisito para un restablecimiento de relaciones diplomáticas que se pretende sea muy pronto. La administración de Obama y el régimen castrista parecen satisfechos de como transcurren las negociaciones. Avanzan con una rapidez que se explica por las escasas exigencias. Apenas han tenido que resolver cuestiones técnicas. Ninguna de las medidas represivas tomadas en estos meses por el régimen cubano han afectado en lo más mínimo a esta negociación. En todo momento se notan las ganas de Obama de concluir este proceso con sus ansiadas fotos en La Habana. Serán uno de los pocos hitos históricos gratificantes de su presidencia.
El régimen cubano se cae de la lista de países que apoyan al terrorismo porque Obama lo quiere y necesita. No porque Cuba haya cambiado en nada su actitud. Con lo que la lista queda definitivamente en descrédito. Otro daño colateral de las ambiciones y caprichos del presidente buenista. Porque no ha cambiado un ápice la actitud y colaboración del régimen con las bandas narcoterroristas de las FARC. Que la cocaína de las FARC se vende en EE.UU. y Europa gracias a aviones y conexiones oficiales de los regímenes de Venezuela y Cuba lo dicen las propias agencias norteamericanas, la DEA y el FBI. Que Cuba mantiene decenas de miles de asesores en Venezuela, muchos dedicados a la coordinación policial, militar y de servicios secretos de toda la trama regional en la que no solo aparecen los terroristas de las FARC como protagonista sino también los de Hizbolá y otros grupos en el narcotráfico y blanqueo. El trato de privilegio a Cuba cuando se sanciona a otro régimen, al venezolano, que es poco menos que títere de La Habana es otro elemento grotesco de los que salpican toda la política exterior de Obama.

viernes, mayo 29, 2015

LA CHACHA DE LENIN

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Viernes, 29.05.15


El PSOE es responsable, presunto aún, de la mayor malversación continuada de la historia de España

EL secretario general de Podemos dirige ya sin pudor toda la política de alianzas de las diversas listas tras las que se escondió su partido para acudir a las elecciones municipales. Ya no es necesario andar por ahí diciendo tonterías de que Ahora-Madrid no es Podemos o Manuela Carmena no es de Podemos. Son Podemos con muchos tontos útiles y unos cuantos listos útiles como Carmena. Y por eso es su jefe, Pablo Iglesias, quien decide qué van a hacer en cada momento. Con quién se van a aliar y con quién no. Como ahora ya van las cosas en serio y deprisa y de cara a las generales hay que ir a lo que importa que es coger parcelas de poder, control de instituciones y recursos, ya se han dejado todos de tonterías de simular escrúpulos con la corrupción de los socios necesarios. De ahí que poco importe el dictamen de la Intervención del Estado que desmonta las argucias de los expresidentes socialistas y establece que fue el PSOE quien hizo y deshizo en la financiación paralela. El PSOE es responsable, presunto aún, de la mayor malversación continuada de la historia de España. Culpable, presunto aún, de la creación de estructuras, desde el centro de gobierno, para robar de forma sistemática, presuntamente aún, miles de millones de dinero de los españoles. Pero a Pablo Iglesias ahora ya no le importa nada la masiva corrupción institucional y orgánica del PSOE, sin parangón por muy detestable, inmensa, obscena, profunda y extendida que haya sido la corrupción de esa legión de mediocres codiciosos ladrones que se instalaron en el PP. La corrupción del PSOE le preocupa lo mismo que la de sus antiguos protectores caraqueños. El caudillo de Podemos ya no anda con tonterías pretendiendo moralizar a los socialistas. Los necesita para sus fines y es feliz de ver lo postrados que están las huestes de la medianía de Pedro Sánchez, lo interiorizado que tienen el discurso radical que les ha hecho descartar desde el primer momento otra opción que no sea el Frente Popular en su política de alianzas. Todos han visto que el PSOE pierde literalmente el culo por hacer un Frente con Podemos, aunque eso los convierta en la sirvienta en estas alianzas, aunque sean mayoritarios. Demasiado han cultivado los socialistas la retórica del odio a la derecha y de la revancha histórica que ha hecho germinar la planta totalitaria en toda España, la del populismo plebeyo como la define ya su propio líder. Que no teme la proximidad conceptual al fascismo en que se sitúa porque llega cargado con esa siniestra legitimidad que Zapatero transfirió desde la Constitución, la transición y la reconciliación nacional a la Guerra Civil. La que ha hecho posible que las principales referencias de un movimiento de protesta contra desmanes e inepcias de los partidos tradicionales se encuentren, avanzado el siglo XXI, en la camiseta republicana que se ponía para jugar al fútbol en la jornada de reflexión el caudillo del cotarro extremista.
Preso el PSOE, no quedan socialistas con lucidez y coraje para levantar la voz contra este entreguismo ante el discurso de las fuerzas radicales que lo convierten en la chacha del cursi y pretencioso, pero muy peligroso émulo de Lenin. Sus errores se los intentarán hacer perdonar con su radicalidad en combatir a la España derechista a la que quieren culpar de todos los latrocinios que tan intensamente han compartido, ideado, orquestado y disfrutado. E Iglesias se los hará pagar convirtiendo al PSOE en eficaz punta de lanza y al tiempo hoja de parra para el desmantelamiento de lo que queda de seguridad jurídica, de la división de poderes, del Estado de Derecho. Que ya está en marcha.

martes, mayo 26, 2015

CASTIGADO POR LA VIDA

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Martes, 26.05.15


Cuando una democracia puede sucumbir ante sus enemigos por la ceguera, falta de empatía e indolencia de sus gobernantes, es pertinente la máxima alarma

EN el otoño de 1989, la República Democrática Alemana celebraba el 40 aniversario de su fundación. Lo hacía con gran despliegue de propaganda de los éxitos de la democracia popular y el socialismo, con desfiles y visitas de postín. El principal invitado era por supuesto y como siempre en las fiestas importantes, el máximo líder soviético, el jefe de la megafinca imperial heredada de Stalin, que entonces era Mijail Gorbachov. Nadie podía imaginar por entonces que un mes más tarde caería el Muro, un año más tarde desaparecería la RDA y dos años después, la propia Unión Soviética. Pero todo el mundo tenía su mirada puesta en aquellos actos porque todos sabían que algo tenía que pasar. El conflicto entre la realidad y el discurso público había alcanzado un nivel de tensión insostenible. La verdad oficial siempre fue mentira en los regímenes comunistas. Desde el primer momento. Con mentiras y crímenes se fundó el régimen en la zona de Alemania bajo ocupación soviética. Y con mentiras se gobernó siempre. Pero en aquel otoño, los alemanes orientales huían a millares por países vecinos hacia Alemania occidental. Cada vez eran mayores las manifestaciones que pedían democracia y libertad. La población estaba ya bien informada de todo lo que sucedía. Y frente a esas realidades comprobadas y vividas, la retórica de Erich Honecker que hablaba de un país irreal cuajado de fabulaciones, se convirtió en el principal generador de indignación. Más allá de las dificultades y los problemas reales, fue la incapacidad total de Honecker de aproximar su discurso a la realidad percibida ya por todos, lo que produjo la suficiente rabia para vencer a todos los miedos y el terror al aparato comunista y lanzarse la gente a las calles en las semanas siguientes. Hasta que el 9 de noviembre cayera el Muro, el régimen y el disparate.
El 7 de octubre, el visitante Mijail Gorbachov abrazó y dio aquel legendario triple beso a Erich Honecker en la tribuna del desfile del 40 aniversario. Iba a ser el último. Y en su alocución, Gorbachov dijo la celebérrima frase. «Quien no está a la altura del momento histórico es castigado por la vida». El líder alemán, sin embargo, no se dejó impresionar ni por la realidad ni por las advertencias. Su propio discurso fue una interminable apología de las conquistas del socialismo y loas a la adhesión popular al régimen fue la condena de Honecker y precipitó el fin del régimen. Días después era depuesto. La retórica del triunfalismo del poder había llegado a un choque brutal con la realidad vivida por la sociedad. Y la desafección se disparó desde aquel día en que Honecker dio la última prueba de que no entendía nada lo que pasaba, pero además no quería entenderlo. Que carecía de empatía suficiente hacia los gobernados como para sentir interés por la realidad vivida y sentida por ellos. Una realidad que ya nada tenía que ver con su discurso irreal que solo a él servía. La negación de la realidad vivida por los gobernados se convertía así en una permanente e insoportable ofensa del gobernante. Y allá donde había leales defensores del sistema o acomodados súbditos surgieron por efecto del agravio permanente, del despecho ante el desprecio, unos ciudadanos definitivamente desafectos que unían su suerte a los más radicales enemigos del sistema. Cuando el régimen que se hunde por esta terrible falla de carácter de sus líderes es una dictadura, como fue el caso entonces, todos podemos congratularnos. Cuando es una democracia la que puede sucumbir ante sus enemigos por la ceguera, falta de empatía e indolencia de sus gobernantes, es más que pertinente la máxima alarma.

sábado, mayo 23, 2015

RIGA, EL LIMES Y EL SUEÑO DE PUTIN

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Sábado, 23.05.15


La Unión Europea quiere hacer ver a Rusia que su aventura expansionista es inviable. Falta por ver si Putin se lo cree

En la Cumbre de Riga no se llegará a mucho acuerdo. Pero sí hay mensajes para muchos. Grecia es protagonista para varios ya solo por las ganas que tienen de ver los primeros pasos de su salida del euro. El Reino Unido es protagonista porque se resiste con firmeza a los planes de la UE para cuotas de inmigración. Y cuenta con apoyo de muchos otros. Pero hay sobre todo un mensaje para Moscú desde esta capital histórica de Letonia, uno de los muchos juguetes del destino en la pugna entre libertad occidental y tiranía oriental.
El imperio romano tuvo frontera con las zonas bárbaras en el norte de Europa, el limes que desde Escocia cruzaba diagonalmente Europa hasta el mar Caspio. Más allá del limes no había ley ni paz romana. Era el límite entre orden y caos, civilización y barbarie. En el siglo XX Europa volvió a estar dividida drásticamente. Esa vez por ideologías. A la parte oriental volvió a tocarle la peor parte: dictadura, miseria y miedo.
En el siglo XXI vuelve a cristalizar una peligrosa división. La involución política en Rusia bajo Vladímir Putin acabó con los intentos democratizadores de Boris Yeltsin fracasados en el caos. Hoy es un proyecto de restablecer un imperio bajo mando de Moscú con su régimen vertical, autoritario y policial. Sus fronteras exteriores no están preestablecidas. Estarán allá donde Putin pueda llevarlas hacia el oeste.
La Unión Europea pretende hacer ver a Rusia que su aventura expansionista no es viable porque se le hará frente. Falta por ver si Putin se lo cree.
Los países del limes reaccionan de diversa forma. Los integrados en Occidente exigen más defensa por parte de la Unión Europea y de la Alianza Atlántica. Los amenazados Ucrania, Georgia, Moldavia, piden ayuda. Los cercanos a Moscú, Bielorrusia y Armenia, piden no enfadarle.
Todos saben que Putin tiene un sueño. Que es la pesadilla de los vecinos. Llevárselos al otro lado del limes.

viernes, mayo 22, 2015

DERECHO AL OLVIDO

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Viernes, 22.06.15


Mientras no consigan implantar aquí un régimen como el que ayudaron a construir en Venezuela, prevalecerá sobre su derecho al olvido nuestro derecho a la memoria

LA señora Carolina Bescansa es una dirigente del partido Podemos que ayer no pudo conciliar con José María Aznar en la Plaza Castilla de Madrid. No es que esta señora quisiera ser amiga de Aznar y se citara con él en esa plaza del norte de Madrid, en la que hace muchas décadas quedaban los domingos las «tatas» con los «sorchis» para conocerse mejor en los solares que había por allí por entonces. Lo cierto es que no era la de ayer una cita amorosa ni amistosa, ni siquiera amable. Era una citación para un intento de conciliación previo a una demanda judicial a cara de perro. Y es que Bescansa y sus amigos quieren empapelar al expresidente del Gobierno por decir que a ellos, a los de Podemos, «los ha financiado el chavismo». Sostiene Bescansa que no tolerarán que se mancille su honor. Aunque algunos pensemos que la peor forma de defender el honor propio es dedicarse a actividades deshonrosas. O a malas compañías.
Bescansa parece creer que lo importante es callar al que recuerda aquellas actividades tan bien remuneradas. Dice que se enfrentará a una demanda todo aquel que sugiera que ellos se financian de otra cosa que las célebres aportaciones de diez y veinte euros de la clase obrera. «No lo toleraremos», repiten una y otra vez los de los puños cerrados y herrados y mandíbula de cristal. Llaman «ladrones, casta corrupta y gentuza» a los políticos de otros partidos, se ofenden en fragilísima, trémula exquisitez cuando se recuerda que ellos han cobrado dinero, mucho dinero, del erario venezolano. Lo suyo no es ya siquiera un especial derecho al olvido, muy chocante en quienes tienen por bandera la revancha de unos hechos de hace ocho décadas. Es la exigencia de un trato especial. Como Manuela Carmena, que se pretende un alma pura y miente nada más abrir la boca cuando dice que va por libre y esconde la realidad bolchevique y antisistema de su lista. La juez comunista disfrazada de virtuosa Mary Poppins dispara desde el bolso con la Gran Berta contra Aguirre, contra la que todo vale. Pero se le manchan las enaguas si se citan los enjuagues de su marido para no pagar a sus trabajadores.
Curiosa esta gente de Podemos. Advierten que van a «acabar con la clase política corrupta y ladrona» y «romper el candado de la Constitución de 1978», es decir destruir el marco legal existente. Y están las redes llenas de mítines de dirigentes de Podemos aplaudiendo en Caracas a un régimen que presumía de robar con especial saña a españoles y reprimir a todos por igual. Adhesión emocionada hasta llorar lágrimas del Orinoco. Expuesto por ellos son un dignísimo programa y unas ejemplares trayectorias. Expuesto por otros, es causa de terrible ofensa y demanda en los juzgados por su sacrosanto honor. Es un hecho conocido que Iglesias, Errejón, Monedero y Bescansa y otros, aparte de gentes como Roberto Viciano y Jorge Verstrynge que permanecen de momento entre bambalinas, han sido pagados por trabajar para el régimen chavista. Han presumido mil veces de ello. Claro que fue antes de que se revelara definitivamente como un régimen criminal, narcotraficante y cruelmente represor de su propio pueblo. Todos entendemos que no es elegante haber sido el contable de Al Capone. Ni siquiera su asesor en tratamiento carcelario, guerra sicológica para aniquilar disidencia, cría de piojos o cocina venenosa. Sobre todo cuando ahora se pretende ser elegido ciudadano probo del año. Es comprensible que quieran olvidar. Pero mientras no consigan implantar aquí un régimen parecido al que ayudaron a construir en Venezuela, que encarcele o mate para imponer el silencio, mientras prevalecerá sobre su derecho al olvido nuestro derecho a la memoria. Que en casos como este puede ser el mismísimo derecho a la supervivencia.

martes, mayo 19, 2015

DISPARATES SOCIALDEMÓCRATAS

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Martes, 19.05.15


El populismo surge del fracaso de la socialdemocracia ante la nueva realidad europea en un mundo globalizado

EN un país como España en el que casi toda la izquierda rinde aún hoy culto devoto a las fuerzas totalitarias del Frente Popular y sus siniestras andaduras en la Guerra Civil, la socialdemocracia alemana que representa el SPD es poco menos que un lujo. Es el SPD un partido escarmentado de sus veleidades frentepopulistas en la República de Weimar. Es también muy sana y vigorosamente anticomunista por sus experiencias con el totalitarismo soviético durante la guerra y después de ella. Desde el Congreso de Bad Godesberg en 1959 es además un claro defensor del capitalismo y de la democracia representativa, tras abjurar definitivamente de todo proyecto de redención política o ingeniería social para superar el sistema de la sociedad abierta. Es por eso el SPD históricamente el partido de referencia de la izquierda democrática europea que está a años luz tanto de los aventurerismos revanchistas de un Zapatero como de tentaciones radicales de un Mitterrand o del Hollande de primera hora. El SPD es un partido, precisamente desde Bad Godesberg, socialdemócrata en sentido estricto y por tanto de respeto absoluto a las reglas del juego del mercado y la democracia. No como nuestro Pablo Iglesias que dice que es «socialdemócrata como Vladimir Ilich», en referencia nada menos que a Lenin, el mayor asesino de socialdemócratas rusos jamás habido.
En España nadie sabe realmente lo mucho o poco socialdemócrata que es. El mayor socialdemócrata parece localizado en filas del PP como ministro de Hacienda, que presume de haber descolorado definitivamente a la izquierda al hacer propios sus planes. El PSOE quiso bajo Felipe González evolucionar en el sentido del SPD. Naufragaría estrepitosamente debido a la trágica irrupción de Zapatero en la historia de España. Hoy su líder es un joven llamado Pedro Sánchez que unos días se cree Karl Liebknecht, el Vladimir Ilich de Iglesias o un profesor interino en la Complutense. Y al día siguiente dice algo muy razonable y todos creen que es para confundir y resulta que entonces no le cree nadie. Después están los que se proclaman socialdemócratas a partir de hoy, como podrían declararse mormones, vegetarianos o esquimales. Todos esos que eran comunistas ayer, pero se pretenden socialdemócratas de aquí a noviembre.
Sin embargo, el disparate socialdemócrata va mucho más allá de las necesidades de camuflaje de algunos que no quieren que se recuerden sus muy recientes lealtades caribeñas. Quienes ahora han dado un salto cualitativo al autocalificarse de «populistas de izquierdas» (Pablo Iglesias dixit) reconocen así que intentan forjar una fuerza amplia que emula a los primeros movimiento fascistas de izquierdas surgidos parejos al movimiento comunista en los años veinte. Y quieren fusionar ambos como ya entonces sucedió. En mi libro Días de ira describo cómo este movimiento actual tiende a los mismos comportamientos de aquellas ideologías que sembraron de cadáveres todo el continente. También describo las razones del retorno de estos monstruos de proyecto redentor. Y la fundamental es el fracaso de la socialdemocracia para afrontar la nueva realidad europea en un mundo globalizado. La socialdemocracia no tiene soluciones. Por eso el SPD no es capaz de diferenciarse de la CDU/CSU. En competencia por aplicar la misma política, SPD pierde, CDU gana. Por eso necesita algo Sigmar Gabriel ahora para combatir a Merkel. Aunque gobierne con ella. Va a utilizar el escándalo del espionaje. Recurre el viejo SPD al antiamericanismo. Va en serio y puede hasta dinamitar la Gran Coalición. Lo que demuestra estos días que hasta la socialdemocracia más sensata y ejemplar, el SPD, es capaz de tirarse al monte ante la evidencia de su impotencia histórica. Triste ironía que cuando todos pretenden ser el mejor socialdemócrata, nadie puede permitirse ya serlo.

lunes, mayo 18, 2015

UCRANIA, LA CORRUPCIÓN COMO QUINTA COLUMNA

Por HERMANN TERTSCH
  Kiev
  ABC  Lunes, 18.05.15


Los jóvenes políticos de Kiev luchan contra la amenza rusa y contra los corruptos que minan la cohesión del Estado

Dos ejemplos distintos Hay jóvenes que venden su coche, compran armas y luchan por Ucrania; otros trafican y se enriquecen

Es un alarde de patriotismo vender el propio coche para comprarse un equipo de combate e integrarse en una milicia voluntaria que combate a mercenarios y soldados del ejército ruso. Ha habido miles de casos en el pasado año en Ucrania. Muchos de ellos no regresaron. En el otro extremo, es un alarde de canalla amasar como funcionario una fortuna por los sobornos recibidos de padres a cambio de liberar a sus hijos de la llamada a filas. Como lo es traficar con bienes, armamento y combustible de compatriotas que combaten. Son bastantes los canallas. Aunque la mayoría crea que no son nunca tantos como los patriotas.

               AFP
  Varias personas observan el interior de la lujosa mansión del depuesto presidente Yanukóvich

En Ucrania hay guerra y en todas las guerras se manifiesta lo mejor y lo peor del ser humano. Entre lo mejor están la inmensa generosidad y solidaridad y la sorprendente eficacia en su reorganización y autodefensa ante la agresión rusa que le arrebató Crimea por la fuerza y que ha invadido sus regiones orientales. Como dice Dmytro Timchuk, teniente coronel y diputado, «lo logrado es impresionante. Nada tiene que ver el Ejército de hace un año con el que tiene hoy Ucrania. Y todo lo ha hecho sola». Porque la ayuda occidental, dice, «es un puro simulacro. Nos mandan chalecos y botiquines, pero no hay facilidades ni para motores. Ni que decir tiene para las armas necesarias para una guerra intensa en desgaste».
El país no ha sucumbido en el caos como pretendía Putin y temían otros. Y no sucumbirá a no ser que Putin se lance en el delirio total a una guerra mayor. Ya amenazó al presidente Petro Poroshenko con «entrar en Kiev con los tanques. Y no parar hasta Varsovia». Entonces, en una guerra total, todo sería posible. Nadie la descarta. Todos coinciden en que sin disuasión suficiente, Putin caerá en sus propias tentaciones. Timchuk coincide con jóvenes diputados de diversos partidos como Hanna Hopko o Mustafa Nayyem. No se quejan. Saben que nadie va a hacer esta guerra por ellos.
Forman un frente generacional para la defensa de Ucrania dentro y fuera de sus fronteras. Fuera, demandan ayuda de Occidente. Saben que no es aún consciente de la calidad de la amenaza de Rusia para toda Europa. Dentro, la lucha se dirige contra la corrupción. Esta daña a toda sociedad moderna y democrática. Pero en las sociedades exsoviéticas ha sido un hábito general que corroe todo lazo de lealtad, confianza y deber imprescindibles en un Estado. De ahí que la lucha contra la corrupción en Ucrania sea vista por estos jóvenes políticos como parte central también del esfuerzo de guerra contra el invasor ruso.
El movimiento del Maidan derribó al presidente Victor Yanukóvich cuando este, a instancias de Putin, quiso secuestrar a Ucrania, alejarla de Europa y ponerla de nuevo bajo la bota de Moscú. Hoy, a través de estos diputados, exige criterios europeos y lucha contra la corrupción y los oligarcas, aun muy poderosos, pero ya mucho menos que hace un año. Oleg Rybachuk, uno de los líderes del Maidan, cree que los oligarcas se defienden pero afrontan su ocaso.

Un pulso diario
Para que no se hundiera Ucrania en el caos de la guerra, de la infiltración rusa, naufragio económico, corrupción y desmoralización han sido necesarios raudales de generosidad y valentía, entrega y voluntad, creatividad e iniciativa. Eso en una sociedad lastrada por un largo y terrible pasado soviético y lustros de parálisis, violencia y oscurantismo en luchas entre oligarcas. Esa parte oscura de la realidad ucraniana aún existe. Y resiste. Pero ya no es dueña de la situación. Y está en permanente retroceso. En plena guerra, la sociedad civil no ceja en su presión contra las viejas estructuras y costumbres. Y avanza. El pulso es diario y agotador, dice Taras Hataliak, que dirige un equipo de abogados en lucha por la transparencia. Asegura que las nuevas generaciones conocen Occidente y saben que hay otra forma de vivir. Que la política no es ni puede ser vía para enriquecerse ni para proteger el enriquecimiento familiar. Para los mayores era lo normal. Como dice un diplomático, hay funcionarios que ganan 300 euros y acuden al trabajo en un Audi6 o en un Porsche Cayenne. Que tengan el pudor de dejarlo en casa es un avance. El año que viene quizás ya el funcionario tema que su soborno no sea impune.

sábado, mayo 16, 2015

AL BAGDADI QUIERE MÁS

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Sábado, 16.05.15


El califa Al Bagdadi tiene una agenda propia que ninguna fuerza mayor ha logrado destruir

El islam no tiene un sumo sacerdote en la jerarquía equiparable al del Pontífice Romano en la Iglesia católica. Pero en la larga historia de la expansión del islam, que siempre hasta el siglo XX se produjo por la fuerza y ahora por emigración, han sido multitud los caudillos militares o imanes que se arrogaban la autoridad máxima sobre todos los creyentes. Ahora uno ya ha entrado en la historia.
Algo que ambicionan casi tanto como entrar en el paraíso. Es el iraquí Abu Bakar al Bagdadi, el líder del Estado Islámico (EI). Él ha logrado el poder sobre un ejército multinacional y plurirracial que supera en decisión, fanatismo y crueldad todo lo conocido. Ha creado una inmensa legión extranjera terrorista que combate y gobierna con una brutalidad que genera pasmo hasta en los entornos habituados al terror más extremo. Ahora Al Bagdadi llama a todos los musulmanes del mundo a acudir a este califato que controla desde junio de 2014 a ambos lados de la frontera entre Irak y Siria y con capital en la ciudad de Raqqa. El caudillo exige que se unan al EI. Para combatir por la expansión del califato «hasta que en el mundo entero no se adore a nadie más que a Alá».
En el mundo occidental somos dados a reírnos de estas grandilocuencias. Mal hecho. Desde hace ya un año, el EI está en guerra con una alianza internacional compuesta por más de 60 países, entre ellos los más desarrollados y ricos del mundo, que ataca su capital y a sus tropas. Todos se vanagloriaron del éxito del Ejército iraquí al tomar Tikrit y expulsar de allí a IS. Sin embargo, ayer el ejército de fanáticos arrebató a ese ejército la ciudad de Ramadi. Y volvió a demostrar cómo el fanatismo o la fe y la entrega compensan muchas veces la superioridad de armas y técnica del enemigo. Y en Siria junto a las ruinas de la antigua ciudad romana de Palmira, una de las grandes joyas arqueológicas de la región que promete destruir y saquear como ya hizo con museos en Mosul o la ciudad de Nimrud.
Ellos saben lo que quieren. Mientras la alianza está hecha añicos como demostró el patético encuentro de reyes del golfo con Obama en Camp David. El llamamiento de Al Bagdadi puede deberse a su propia precariedad. La inmensa mayoría de los musulmanes ignorarán a quien consideran un loco. Pero otros le escucharán. Y se unirán a ellos allí o aquí. Como no mata aquí, Occidente parece haber perdido prisa en destruir a EI. Otros no la tuvieron nunca porque les viene bien. Pero Al Bagdadi tiene una agenda propia que ninguna fuerza mayor ha logrado destruir. Y su objetivo es destruir la civilización y su memoria. De momento en Palmira podría lograrlo estos días.

viernes, mayo 15, 2015

OFENSA, IMPUNIDAD Y RESPETO

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Viernes, 15.05.15


Me resisto a creer que Felipe VI y el Gobierno vayan a tolerar sin más que esa final se convierta en un inmenso aquelarre

LA Junta Electoral Central ha exigido la retirada de todas las banderas señeras estrelladas, es decir, separatistas, que ondean en numerosos ayuntamientos en Cataluña y en algunas regiones limítrofes. La decisión responde a una denuncia de la Sociedad Civil Catalana (SCC) que había alegado «falta de neutralidad» a los municipios que tuvieran izada la enseña separatista. La SCC, un grupo muy meritorio de catalanes hartos de la permanente cantinela tribal, y los demás catalanes no nacionalistas se han mostrado muy satisfechos. Los nacionalistas, por supuesto muy enfadados, recurren como siempre a la letanía victimista y piden a la gente que ponga sus «esteladas» en sus balcones. Esos gestos de «heroica resistencia» en favor de la autoridad simpatizante son siempre muy vistosos y conmovedores. Sobre todo cuando, como en Cataluña, las acciones que pueden acarrear represalias son las que se hacen en favor de la Constitución y nunca las que se cometen en contra. Todo lo que sea ir con el poder regional contra las leyes y las instituciones es agradecido, gratificante, muchas veces gratificado. Nunca tiene inconveniente alguno. Para que lo hubiera tendría que estar allí la autoridad central para hacer respetar la legalidad y los derechos de todos los españoles. Eso nunca sucede. Ayer, grupos de partidos nacionalistas pudieron organizar con impunidad un pogromo contra una familia en un colegio de Mataró porque había osado reclamar su derecho de recibir unas clases, un mísero 25% de las clases, en castellano. Allá llegaron adultos y niños a acosar a los afectados. Acoso ruidoso. Otros pogromos se producen a diario en silencio. Nadie los denuncia porque todo lo pueden el miedo y la resignación. Y la certeza de que muchos derechos se han abolido porque el Gobierno no quiere líos. Así llevan siempre la iniciativa los peores, esos que no quieren parecerse a los nazis pero bien que los imitan a diario.
Ahora dirán que funcionan las instituciones porque la Junta Electoral Central ha decidido que la bandera separatista viola la neutralidad. Por supuesto que la viola. Pero no es la JEC sino el Gobierno el que tenía que haber impedido desde el principio que la bandera separatista ondeara en 323 ayuntamientos. Y esa enseña ha comenzado a ondear en los ayuntamientos de forma masiva desde que está en marcha el plan sedicioso de Artur Mas. Que es un plan de destrucción del Estado y la Nación que supone un golpe de Estado. Que se lleva a cabo con obscena transparencia desde principios de esta legislatura, bajo la mayoría absoluta del Partido Popular. Y al que se ha respondido con una indolencia oficial ofensiva para quienes han de ser defendidos. Y esa bandera no debe estar permitida en las instituciones porque es un símbolo de agresión a España y el Estado. En todos los países civilizados se persiguen las agresiones a la Constitución, las leyes y al Estado. La impunidad de las ofensas a la nación, que desde hace tantos años es costumbre aquí, ha hecho crecer a generaciones en la convicción de que es normal y está bien visto el despreciar, insultar, agredir y perjudicar a España, sus símbolos y sus instituciones. El Gobierno actual, como todos los anteriores, no ha hecho nada por desmentirlo. Ahora nos enfrentamos a la Final de la Copa del Rey en Barcelona. Me resisto a creer que Felipe VI y el Gobierno vayan a tolerar sin más que esa final se convierta en un inmenso aquelarre de agresión a España. Que se vaya a permitir que se lleve la ofensa al paroxismo. Los demás, que somos muchos, y estaremos allí representados por el Monarca, exigimos respeto. A quien lo amenaza y a quien tiene el deber de imponerlo.

martes, mayo 12, 2015

HERMANN TERTSCH, AUTOR DE «DÍAS DE IRA» Entrevista 04.05.15

Entrevista a HERMANN TERTSCH,  realizada por ANTONIO JOSÉ CHINCHETRU

PERIODISTA DIGITAL  Lunes, 04.05.15



«Es este libro una reflexión urgente en tiempos que creo decisivos. Una visión personal de nuestra actualidad política en España y Europa. Estamos en un momento histórico en el que solo una cosa es previsible: que hechos imprevisibles producirán cambios profundos en nuestra realidad, con grave incidencia en las vidas de todos nosotros. Es un tiempo fascinante y peligroso. Entre amenazas y oportunidades, están en juego nuestra libertad, nuestra dignidad, nuestra memoria y nuestra civilización.
Los avances que otorgan al mundo su cada vez mayor bienestar se generan allí donde hay libertad. Cuanto más libres somos, más podemos elegir y más enmendar los errores de elección. Pero siempre habrá fuerzas que busquen el absoluto, el poder total sobre enemigos como el individuo, su voluntad y la duda, en aras de una supuesta igualdad o justicia. Decenas de millones de víctimas inocentes muy recientes no disuaden a los sacerdotes del fanatismo.
Estas reflexiones incluyen algunas muy personales referidas a mi padre y a mí, en la convicción de que es necesaria la defensa de la verdad y la mirada limpia al pasado para impedir la repetición de perversiones políticas e ideologías totalitarias. He escrito un río de observaciones sobre el pasado y presente de una sociedad hoy ya sin certezas ni anclajes, y sobre la tentación de buscarlos en un “asalto al cielo”. Es una historia de ilusiones y frustraciones en España; de la tragedia política y humana de una nación atrapada entre mentiras.
Hay que estar muy alerta en este fin de era. Se ha hundido una realidad y no ha emergido aún otra. Habrá, pues, que dar los primeros pasos de la exploración por espacios ignotos en el peor momento, en la hora de la rabia, en estos días de ira».

LOS TROVADORES DE PUTIN I EL CONQUISTADOR

Por HERMANN TERTSCH
  Enviado Especial a Kiev
  ABC  Martes, 12.05.15


El Kremlin ha organizado una red de propagandistas en la que confluyen gentes de extrema derecha y comunistas

En la ciudad de Donetsk, en el corazón de los territorios controlados por separatistas rusos bajo tutela de la negada pero ya nada disimulada invasión del ejército ruso, concluye hoy una conferencia internacional. «Personalidades de toda Europa» se han reunido para «buscar soluciones pacíficas» a la crisis «a la vista de la devastadora situación de Ucrania», como dicen los participantes. Estos son casi todos habituales «interesados» en el conflicto, con enorme «comprensión» hacia el Kremlin. La mayoría son occidentales, unos de extrema derecha, otros comunistas, otros políticos jubilados con tiempo, ganas y codicia para acudir. Preside este Foro de Donetsk Jean Luc Schaffhausen, europarlamentario cercano al Frente Nacional de Le Pen, conocido por sus infinitas iniciativas y publicaciones en contra de cualquier ayuda europea a los países en conflicto con la Rusia de Putin. Todo lo que conviene a Putin le conviene al alsaciano Schaffhausen. Por eso ha conseguido, según «Le Monde», créditos para el partido de Le Pen de un banco de obediencia rusa, que también le reportaron a él suculentos beneficios. Cierto que estas operaciones de políticos vendidos, organizaciones ficticias y multiplicación coral de opiniones ya las inventó el genial Willi Münzenberg para Stalin. Pero Putin no ha escatimado medios para estas redes de cómplices y mercenarios del Kremlin.

                          REUTERS
Manifestantes prorrusos saludan a un miliciano de Donetsk

En Ucrania, un pequeño pero aguerrido grupo de periodistas en la Universidad de Mohyla en Kiev hacen frente a esta colosal maquinaria de falsificación de Putin. Lo dirige Yevhen Fedchenko, un joven profesor de periodismo que dirige allí el singular invento de StopFake.org. Han conseguido crear una inmensa red de voluntarios que desde todo el mundo, Rusia incluida, les suministran indicios o pruebas de falsedades de las historias y tesis del aparato de Putin. Fedchenko acudirá este año al Foro de Seguridad de Bratislava Globsec con una denuncia del entramado de agitación y propaganda del Kremlin. Con una propuesta para que Occidente deje de tratar como periodistas a quienes en realidad son órganos oficiales de un Estado en trabajos de espionaje, anotación y guerra psicológica. Porque ese Foro de Donetsk hoy es solo una mínima muestra del ejército sin armas que Putin ha lanzado a controlar puntos estratégicos del debate en las sociedades libres. Que oculta sus obediencias y objetivos. Que funciona bajo el manto de la financiación rusa que tiene sus tentáculos extendidos por toda Europa. El régimen de Putin ha puesto en marcha lo que hoy es sin duda el mayor aparato de propaganda del mundo. Su sección periodística es solo una rama más de sus departamentos de operaciones especiales.
Todo el mundo conoce ya Russia Today (RT) que con sus canales internacionales promueve la causa de Putin y hace supuesto «periodismo de denuncia» sobre los males del capitalismo. Su mensaje es al mismo tiempo de extrema derecha y extrema izquierda. Y tiene una capacidad casi ilimitada para encontrar «expertos» que defiendan tesis perfectamente absurdas y peregrinas en contra de verdades manifiestas. Esa versión absurda logra convertirse en una «verdad alternativa» que cuestiona los hechos. En la anexión de Crimea, en el derribo del avión de Malaisian Airlines, en los combates del ejército regular ruso en Ucrania siempre han logrado entrar en los circuitos periodísticos «serios» y cuestionar realidades hostiles al Kremlin. Más allá de RT está Sputnik, con sus televisiones y radios locales en todo el mundo, en sus lenguas nativas, con profesionales captados allí y expertos en Rusia. Volcadas a la generación de odio, y sospecha, mensajes ultras de derecha e izquierda. Al mando está Dimitri Kiselov, mano derecha de Putin en propaganda e información, jefe de Rossiya Segodnya. Kiselov, que tiene prohibida la entrada en la UE, con la misma facilidad asegura que «Ucrania no existe, es un estado fracasado y virtual» como recuerda a Washington que « Rusia puede convertir EE.UU. en polvo radiactivo».

LA EUROPA LLORONA

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Martes, 12.05.15


Los europeos lloran porque les va mal y lloran porque llegan otros a los que les encantaría sufrir como ellos. Y tienen tanto miedo como mala conciencia

ESTABA claro desde que comenzó el tiempo primaveral y mejoraron las condiciones de navegación que la Unión Europea no iba a poder estar mucho tiempo limitándose a sacar inmigrantes vivos o muertos del Mediterráneo. Que toda una constelación de factores, desde miserias pasajeras en unos países de Asia, el yihadismo por todas partes, guerras en Siria o Nigeria o paradójicamente el aumento del nivel de vida –e información– en algunos países africanos, iba a convertir Libia en una bomba contra nuestra seguridad. Aquella Libia en la que se entró con razón en su día, por mucho que ahora algunos pretendan que podíamos haber asistido a una carnicería en masa y después haber dejado allí a Gadafi de nuevo, como payaso simpático y ligón poniendo orden. Lo cierto es que los europeos intervinieron poco e intervinieron mal y los norteamericanos, cada vez más europeos en el peor sentido gracias a Barack Obama, lo hicieron aún peor.
Y así las playas libias se han convertido en un puerto de marabunta. Dicho con todos los respetos a una marabunta compuesta por seres humanos con sus mil razones dignas en un movimiento migratorio de dimensiones bíblicas. Fomentado por el acceso general de información, es resultado de que sociedades enteras parecen ver llegado el momento de cambiar de aires. Convencerles de que se queden donde están va a ser complicado.
Todos los que no querían saber nada de intervenir militarmente en ningún sitio, y que creían estar en una posición política inexpugnable dadas las experiencias habidas en la pasada década, han tenido que tragarse sus objeciones rápidamente. Por válidas que fueran, que lo son en muchos casos. Pero lo que no pueden aguantar ni a corto plazo los europeos es que se les ahogue la gente frente a las tumbonas y los chiringuitos en el Mare Nostrum. A los europeos. Un espanto eso de ver que quieren entrar a toda costa, jugándose la vida y perdiéndola en la playa, en esta sociedad en la que los europeos lloran seis veces al día por lo mal que les va y lo terrible que es todo. Lo insoportable que es todo. Lo insufrible, según dicen. Como la dictadura, dicen unos en España. Los que aseguran que el Gobierno los mata en los hospitales. Como invadidos por el nazismo, se quejan otros en Grecia, que dicen morir de hambre, algunos con pensiones envidiadas por alemanes. Los inmigrantes que logran llegar estallan en aplausos y bailes de alegría sin saber lo insatisfechos que están tantos aquí dentro. Y lo mucho que hacen todos los días tantos de los afortunados habitantes de esta casa flotante europea por hundirla. Para convertirla en algo parecido a aquellos países de los que quieren huir despavoridos y desesperados, o simplemente aburridos y con ambiciones de prosperar muchos millones de todo el mundo.
Los europeos lloran porque les va mal y lloran porque llegan otros a los que les encantaría sufrir como ellos. Y tienen tanto miedo como mala conciencia. Pero, sobre todo, lo que sufren los europeos es de una aguda impotencia. Ahora ha ido la alta representante para la Política Exterior Europea, Federica Mogherini, al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a llorar porque solos no podemos hacer nada. «Asumimos responsabilidades y trabajamos duro y rápido, pero no podemos hacerlo solos», dice la representante de 28 de los países más ricos del mundo. Como lloramos tanto y pensamos que nos han de proteger otros (los yanquis) a los que después insultamos, no tenemos presupuestos de Defensa y no tenemos defensa. Estamos indefensos. Inermes. Ya saben lo que recomiendan para estos casos. ¿Armarse? No, por Dios. Llorar.

LA VISITA DE MERKEL A MOSCÚ, UN REGALO INESPERADO PARA UCRANIA

Por HERMANN TERTSCH
  Enviado Especial a Kiev
  ABC  Lunes, 11.05.15


La canciller amonesta a Putin y dice que la anexión de Crimea fue «un acto criminal»

Alarde en la Plaza Roja Muchos temen que Putin desencadene una nueva ofensiva, tras el alarde militar del sábado

Las noticias que llegan de Moscú a Kiev casi nunca son buenas. Hoy dicen los ucranianos que esto es así desde hace casi un siglo, desde la Revolución de Octubre. Aunque durante casi un siglo no han podido decirlo. En todo caso, es cierto que los ucranianos tienen sobradas razones para temer las noticias desde que en Moscú gobierna Vladimir Putin. Pero también es cierto que ayer llegaron buenas nuevas desde la capital rusa en un espléndido domingo de primavera, pasada ya la fiesta del 70 aniversario de la Segunda Guerra Mundial. Cuando muchos temen que el presidente Putin desencadene una nueva ofensiva, después de su espectacular y megalómano alarde militar en la conmemoración de la Plaza Roja del sábado, la visita de Angela Merkel a Moscú ha dado una inesperada alegría a los ucranianos. Porque nadie podía esperar que la canciller amonestara en Moscú al anfitrión Putin de la forma en que lo hizo. Y sobre todo que declarara allí que la anexión a Rusia del territorio ucraniano de Crimea fue «un acto criminal». Las palabras de Merkel fueron demoledoras para el anfitrión. «Las relaciones entre Alemania y Rusia –dijo– han sufrido un grave revés por la criminal anexión de Crimea, contraria a derecho internacional, y los enfrentamientos militares en la Ucrania oriental».

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Angela Merkel, ayer, junto al presidente Putin en Moscú

Atropello
Es esto un regalo inesperado para los ucranianos. Porque Merkel puso ayer de nuevo a Crimea sobre la mesa como un atropello brutal del Derecho Internacional que impide toda normalización de las relaciones entre Moscú y el mundo occidental democrático. La canciller dejó además claro que a nadie en Occidente engaña ya la farsa de las supuestas actuaciones independientes de los separatistas rusos en las regiones de Donetsk y Lugansk. Merkel acudió a Moscú a honrar a los caídos soviéticos en la guerra contra el nazismo. Estuvo ausente el sábado como todos los jefes de Estado y de Gobierno occidentales, en protesta por dicha anexión y la invasión de regiones orientales de Ucrania. Pero la responsabilidad especial alemana llevó a la canciller a organizar este viaje al margen de los fastos conmemorativos oficiales, que fueron colosales. Y para muchos, delirantes en sus dimensiones disparatadas que lo convirtieron en el mayor desfile jamás habido en la Plaza Roja, mayor que los convocados por Stalin para celebrar su victoria.
El Gobierno y medios ucranianos han lamentado ese olvido de Crimea por parte de muchos gobiernos europeos, que dan la impresión de querer pasar página y aceptar esta anexión sin más. Muchos de los países occidentales que aprobaron a regañadientes las sanciones contra Rusia, pese al escándalo de la violación de las fronteras internacionales y la invasión de Crimea primero y Ucrania oriental después, buscan argumentos para no renovar las sanciones en el momento de su prevista revisión. La certeza de que en la actualidad es irreversible la ocupación y anexión de Crimea los lleva en aras del restablecimiento de los negocios con Moscú a preconizar un supuesto pragmatismo que lleve a olvidar Crimea.
Esta estrategia recibió ayer un durísimo golpe. Ucrania y sus vecinos de la OTAN reaccionan siempre alarmados ante las tendencias apaciguadoras en Europa occidental y también en la Administración de Barack Obama. Sugerir la aceptación de esta conquista territorial por la fuerza es el peor mensaje que se puede enviar a Moscú y, como repiten todos los interlocutores oficiales o no en Kiev, es aceptar una acción como la que llevó a la anexión de los Sudetes por la Alemania hitleriana. Paradójicamente, la visita de Merkel a Moscú había preocupado a los más críticos con una postura occidental hacia Putin que consideran blanda. Se temía que, una vez más, estas visitas acabaran siendo capitalizadas por la propaganda rusa que ha estado difamando masivamente a Ucrania como un supuesto régimen nazi comparable al de los alemanes derrotados hace 70 años.

Polonia y los bálticos
Si se recuerda el trágico balance de la II Guerra Mundial, dicen, hay que recordar que esta comenzó por un acuerdo entre Stalin y Hitler para repartirse Polonia y los países bálticos. Que son hoy los principales aliados de Ucrania en demandar mayor firmeza y rearme frente a un Putin que llegará en sus afanes expansionistas todo lo lejos que le dejen los demás. Como dice el diputado Mustafa Nayyem, «Putin intentará conquistar más y más porque es su sueño. A nosotros, ucranianos, y otros vecinos nos corresponde convencer a Occidente de que será más barato y mejor para todos pararlo ahora y no más tarde».

UCRANIA, LA GUERRA DE AYER Y LA DE HOY

Por HERMANN TERTSCH
  Enviado Especial a Kiev
  ABC  Domingo, 10.05.15

70 años del fin de la II Guerra Mundial
Desde Kiev

Junto a los veteranos de la lucha contra los nazis desfilaron los soldados que combaten a los prorrusos en el Donetsk

Vendrán otras guerras peores
En Kiev se conmemoraba una contienda lejana en el tiempo, pero todos en la capital ucraniana tenían en la conciencia la guerra de hoy, que temen que será peor

Cooperación con Hitler
En el nuevo cómputo ucraniano de la II Guerra Mundial se han añadido dos años: el bienio de 1939 a 1941, en el que la URSS cooperó con Hitler  

Modestia y preocupación, expresadas en una discreta parada militar ante el presidente Poroshenko, fueron características principales de las celebraciones en Kiev. Todo en el parque bajo del inmenso monumento a la Gran Guerra Patria, que ya no se llama así en Ucrania. Ahora se llama la Segunda Guerra Mundial. Y tiene dos años más, desde 1939 hasta 1945, el bienio que la URSS antes y Rusia ahora ignoran, el de la amistad y criminal cooperación entre Hitler y Stalin entre 1939 y 1941. En Kiev estaba ayer el sol tan radiante como en Moscú. Es quizá la única similitud entre las dos conmemoraciones. El delirio megalómano de Vladimir Putin convirtió la ceremonia de Moscú en un alarde de poder militar cargado de arrogancia y mentira en su ostentosidad. En Kiev era un acto pequeño que pronto fue mucho más una romería con música en las faldas del parque que cae sobre el río Dniepr. Con otro acto en el Marinski Park, junto al legendario arsenal, se concentraba así en todo el bello monte urbano en torno al milenario monasterio de Pecherska Lavra la inmensa multitud de ciudadanos de Kiev y pueblos cercanos que había acudido ayer a esta celebración tan distinta.

                                  EFE
Poroshenko, junto a la Tumba al Soldado Desconocido, ayer en Kiev

Pero en Kiev estaba quizá la más genuina de las conmemoraciones de todo el mundo habidas estos días. Porque a los pocos veteranos que aún viven de aquella guerra se unieron ayer los que combaten ahora. Allí había uniformes de época y también los actuales muy modernos y recién llegados del frente. Y había más triste actualidad. Porque fuera y dentro del inmenso monasterio de Lavra, una de las cunas de la evangelización del Rus, había ayer viudas de guerra muy jóvenes. Que habían dejado en sus pueblos y barrios tumbas muy recientes. Y en las calles cercanas cantaban y pedían mutilados de guerra que no han cumplido los treinta. Un ciego de combate, ayudado por compañeros, recitaba poemas en demanda del óbolo que guardaba en una pequeña caja de cartón con un icono y una bandera nacional. Tremenda la guerra de entonces, por cuya victoria todos han felicitado a sus abuelos estos días. Pero la peor guerra es siempre la más cercana. Y esta guerra era ayer, hoy y mañana aquí en Ucrania. El país está invadido como hace setenta años y los ucranianos mueren en el frente, todos los días, también con alto el fuego.
En Moscú se celebraba ayer la guerra y muchos creen que se anunciaban otras nuevas. En Kiev se conmemoraba la guerra lejana en el tiempo, pero todos pensaban con lamento en la de hoy y en la de mañana, que todos temen que será peor. Todos interpretaban ayer los actos de Moscú, sus 16.000 soldados y toda su cacharrería bélica, las arengas y mensajes televisivos, como prueba de que Putin ha perdido ya todo sentido de mesura y racionalidad. Dicen que ni a sus aliados poderosos del régimen, que necesitan relaciones razonables con los países occidentales donde tienen su dinero, les ha gustado este delirio de poder. Ni toda la simbología del comunismo, con Lenin y hasta Stalin ya de nuevo como referentes. Y permanentes desprecios en los medios a un Occidente decadente –Gayropa, han comenzado a llamar al continente medios dependientes del Kremlin–. Cuando todo el mundo está atento, las sanciones han de ser renovadas y la situación del país es más que precaria. Y Ucrania ha estado presente de forma obsesiva en las celebraciones rusas. Se han hecho paralelismos demenciales entre la Wehrmacht alemana y el ejército ucraniano que intenta restablecer la integridad territorial frente a un enemigo infinitamente superior. Y resulta evidente que la escalada de la retórica belicista alcanza niveles difíciles de revertir. En plenas fanfarrias de victoria sobre Hitler, la proclamación oficial por parte de Putin del enemigo actual, Ucrania, como nazi, no permite adivinar ninguna intención de negociación ulterior. Con los nazis no se negocia. Se les destruye. Para Kiev lo sucedido en Moscú solo confirma los peores augurios.

UCRANIA CELEBRA EL FIN DE HITLER DE ESPALDAS A RUSIA

Por HERMANN TERTSCH
  Enviado Especial a Kiev
  ABC  Sábado, 09.05.15

70 años del fin de la Segunda Guerra Mundial
La amenaza de Moscú


Estos días Kiev recuerda ante todo que vuelve a estar en guerra y que la derrota del nazismo no supuso ninguna liberación, sino el comienzo de la ocupación militar de las tropas del Kremlin

Tierras de sangre  Ucrania, Polonia y Bielorrusia sufrieron la guerra como ningún otro lugar de Europa: el Holocausto, operaciones de tierra quemada, asesinatos masivos

Ucrania ha recordado que, además de haber sido uno de los escenarios más terribles de la Segunda Guerra Mundial cuyo final ahora se evoca, es el único país entonces implicado que vuelve a estar parcialmente invadido y en guerra. Así celebró ayer Kiev el aniversario. Con un concierto presidido por el presidente Petro Poroshenko y un mensaje omnipresente de equiparación de la lucha contra el nazismo invasor en la Segunda Guerra Mundial con la lucha contra el invasor de ahora, el ejército de la vecina Rusia que ocupa varias regiones y ha anexionado a Moscú una parte del territorio de Ucrania, la península de Crimea.
Carteles y pancartas en la ciudad muestran la amapola adoptada del ceremonial del luto de los países anglosajones y las fechas de 1939-1945 para incluir aquellos dos años que Moscú olvida voluntariamente en sus celebraciones de la Gran Guerra Patria 1941-1945. Y es que la URSS antaño y hoy el presidente Vladimir Putin, que practica una permanente rehabilitación y reivindicación de la Unión Soviética de Iósif Stalin, no recuerdan aquellos dos primeros años de guerra en Europa porque Moscú no participaba en ella. Y no lo hacía porque era el gran aliado de la Alemania hitleriana con el que se había repartido amistosamente Polonia y los países bálticos. Esta verdad histórica vuelve a estar proscrita en un Moscú en el que se venden de nuevo bustos de Stalin desaparecidos en 1956, se han acuñado medallas y monedas de Lenin y la retórica triunfal de la Gran Guerra Patria resuena atronadora.

Doble capitulación
La capitulación incondicional de Alemania se firmó dos veces en 1945. El 7 de mayo lo hacía el general Alfred Jodl en Reims en el cuartel norteamericano del general Dwight Eisenhower. Y en la medianoche del 8 al 9 de mayo de 1945 lo hacia el mariscal de campo Wilhelm Keitel en el cuartel general del mariscal Georgui Zhukov en Berlín-Karlhorst. Por eso se celebró ayer con diversas ceremonias en todo el mundo, desde Berlín a Londres, de Washington a París, el fin de la Segunda Guerra Mundial y un día más tarde se celebrará hoy en Moscú el Día de la Victoria sobre el nazismo. Las diferencias son muchas más. Y comienzan con el periodo de guerra cuyo fin se conmemora. En Kiev, donde el rito soviético de esta celebración ha desaparecido por completo, se han adoptado las fechas aliadas y se celebra de manera sobria, civil y «occidental». Mientras, con 16.000 soldados, un inmenso despliegue y la presentación de nuevas armas, el desfile de hoy en Moscú vuelve a ser una demostración de fuerza militar amenazadora como en los tiempos más tensos de la Guerra Fría. Los dirigentes occidentales han rechazado la invitación de Vladimir Putin al desfile de Moscú.
Ucrania formó con Polonia y Bielorrusia el escenario más terrible de aquella guerra cuyo fin hace 70 años se recuerda. Si fue una guerra brutal en todos los rincones del continente y en todos sembró muerte y devastación, en estos tres países, dos de ellos entonces parte de la Unión Soviética, la crueldad en la lucha, el crimen y la destrucción superaron todo lo jamás visto y concebido. Porque en ellos se produjo el mayor despliegue criminal del nazismo, porque fue el escenario principal del Holocausto y porque el frente se movió a través de aquella región siempre con operaciones de tierra quemada en las que la consigna de matar y destruir era común a los ejércitos de Hitler y a los de Stalin. Hasta dejarla anegada en sangre como señala el historiador Timothy Snyder en su libro de referencia «Bloodlands» (Tierras de sangre). Kiev utiliza la conmemoración del fin de la Segunda Guerra Mundial –ya no es Gran Guerra Patria– para recordar ante todo que vuelve a estar en guerra. Y que la derrota del nazismo no supuso ninguna liberación sino el paso de una ocupación totalitaria al retorno de la otra, que ya era culpable en los años veinte de las terrible hambrunas provocadas por Moscú –la «Holodomor»– que causó en torno a siete millones de muertos.
Regreso al pasado
Un ucraniano, veterano de la Segunda Guerra Mundial, saluda a las puertas del Parlamento de Kiev. A la izquierda, la portada de ayer del diario «Kiev Post» compara a Putin con Hitler y Stalin

Los dos frentes
Vladimir Putin hará todo lo que se le permita desde Ucrania y desde Europa. Él es hoy el tirano que pone a prueba a las democracias. Como hace 75 años. Aquel usó los Sudetes, este emplea Crimea, Donetsk, Lugansk. Y si se le deja, seguirá. Si pudiera, hasta Varsovia y después ya vería, coinciden más que nunca los interlocutores en Kiev. Dicen que Moscú puede reanudar su guerra de conquista en cualquier momento. Y que Europa no es consciente de todo lo que se juega con Putin. Pero están convencidos de que Ucrania ha avanzado en solo un año. La senda de las reformas es irreversible. Y la capacidad de defensa militar, mayor. Ucrania, dicen, tiene dos enemigos mortales que son Putin y la corrupción. Se alimentan y fortalecen mutuamente. Luchar contra la corrupción, por las reformas y la eficacia es la otra forma de ganar la guerra a un Putin que quiere caos en Ucrania. El camino será duro, pero el nuestro hacia Europa es el correcto. El de Putin el errado.

UCRANIA TEME OTRA OFENSIVA RUSA TRAS LOS ACTOS DEL 9 DE MAYO

Por HERMANN TERTSCH
  Enviado Especial a Kiev
  ABC Viernes, 08.05.15


70 años del fin de la II Guerra Mundial
La visión desde Kiev

La celebración del fin de la II Guerra Mundial crispa las relaciones con Moscú

Mirada hacia Occidente  Ucrania ha adoptado como símbolo de sus caídos, tanto en 1945 como en 2015, la «amapola británica» 

En Rusia proliferan de nuevo los bustos de Iósif Stalin en las fechas previas al 70 aniversario del final de lo que «el padrecito», «el tío Joe» o el mayor asesino de la historia junto a Adolfo Hitler proclamó como la Gran Guerra Patria. La propaganda de enaltecimiento de Stalin y justificación de sus crímenes se ha intensificado según se acercaba esta fecha de su mayor victoria. Y se acaba con todo lo que pueda molestar a esa imagen. Así, se ha cerrado la última muestra que quedaba de denuncia contra los campos del Gulag.

                       REUTERS
Fuerzas prorrusas ensayan en Donetsk el «desfile de la victoria»

Mientras, en la vecina Ucrania, una de las grandes víctimas de Stalin, esta fecha tiene un significado y una escenografía radicalmente distintos, como corresponde a dos países que no están oficialmente en guerra pero están enfrentados militarmente. Y uno de ellos mantiene invadida parte del territorio del otro.
Ucrania ha hecho un gran gesto simbólico al adoptar oficialmente como símbolo de la celebración la amapola, un símbolo ya legendario del luto de los aliados anglosajones. Kiev deja claro que la victoria sobre el fascismo, que costó la vida a 14 millones de ucranianos, no supuso la liberación sino el cambio de una ocupación por otra y un totalitarismo por otro. Y recuerda que la lucha contra el nazismo de entonces tiene su continuidad hoy en la guerra en las regiones orientales de Donetsk y Lugansk que mantiene ocupadas el ejército de Putin con ayuda de separatistas rusos.

Intercambio de golpes
Hay muchos ucranianos temerosos de que después del día 9 de mayo y el gran desfile y los actos que Putin ha organizado poco menos que en honor de Stalin y de sí mismo, el Kremlin vuelva a mostrar interés en mover pieza militar en Ucrania. De momento, la demostración de fuerza será en la Plaza Roja. Allí se mostrarán en el desfile de la victoria nuevos tipos de armas, entre ellos el nuevo carro de combate T-14, y se celebrará la fecha como en los mejores tiempos soviéticos con un inmenso despliegue de medios y de retórica y propaganda triunfal y triunfalista. Se evoca la lucha soviética contra el fascismo y se exalta al nuevo ejército de Rusia como el guardián del legado antifascista que volverá a aplastar al nazismo cuando sea necesario.
Desde que los ucranianos derribaron al presidente Viktor Yanukóvich porque quería dar la espalda a Europa y unirse en una asociación bajo la protección de Putin, la propaganda de Moscú tacha de nazis a los ucranianos. En Ucrania, todos los medios emiten una magnífica campaña de anuncios en los que se evocan los paralelismos entre los héroes ucranianos que lucharon contra el nazismo y los que lo hacen ahora contra las tropas de Putin.
Todas las televisiones muestran en un ángulo la amapola, como símbolo de recuerdo a un eje de fechas de 1945- 2015, a los caídos de entonces y a los de ahora. La amapola se convirtió en símbolo de la memoria a los caídos en el Reino Unido después de la Primera Guerra Mundial. Después la adoptaron todos los países de la Commonwealth.
Así la primera semana de noviembre se llama «Poppy Week» en el Reino Unido. Es la semana de la amapola, que recuerda a todos los caídos en todas las guerras, aunque comenzara inicialmente como homenaje a los caídos en los campos de Flandes en la Primera Guerra Mundial, en cuyas tierras batidas por la artillería y abiertas por las trincheras solo era capaz de verse aquella flor en la primavera de aquellos infernales cuatro años. Ahora es el símbolo de una Ucrania que ve su salvación en la integración en Europa y ha roto radicalmente con Moscú.

DE TECHOS Y SUELOS

Por HERMANN TERTSCH
  ABC Viernes, 08.05.15 


Muchos simpatizantes de Podemos han entendido que se trata de un proyecto comunista dispuesto a destruir el marco constitucional y de libertades

«SE hunde Podemos». Prolifera ese titular después de conocerse ayer la encuesta del CIS. Ya se decía en estos meses que había tocado techo. Ahora ha perdido cinco puntos desde la anterior consulta del Estado. Podemos baja y Ciudadanos sube. Ambos en picado. Los casos de obvias trampas, irregularidades contables y abierta corrupción han hecho mucho daño al proyecto ultraizquierdista. La certeza de que tienen tantas debilidades, cuando apenas han tocado el poder, ha abierto muchos ojos. A Pablo Iglesias se le conoce mejor. Lo que destruye la imagen falsa y edulcorada, la gran impostura que le habían ayudado a crear las televisiones. También es cierto que la tragedia de Venezuela y su conflicto con España le han abierto una inmensa vía de agua en su armazón argumental. Al fin y al cabo, es el país en el que casi toda la dirección de Podemos ha trabajado y cobrado por asesorar. El estado calamitoso del asesorado plantea obvias dudas sobre el asesor. También está Grecia, ese otro ejemplo del callejón sin otra salida que la catástrofe que ofrece ese partido «hermano» que es Syriza. Y muchos españoles en principio simpatizantes, aunque les haya costado, dado el enorme ejército mediático al servicio de Podemos y de todo lo que haga daño a las instituciones y al Gobierno, han entendido que se trata de un proyecto comunista dispuesto a destruir el marco constitucional y de libertades.
Pero –me permitirán que cite mi libro «Días de ira»– el populismo tiene inmensos recursos. Y cuando ha adquirido masa crítica se instala como una opción siempre presente y seductora por una causa u otra. Por ello siempre es y será peligrosa para la democracia. Aunque tenga altibajos. El NSDAP perdió mucha fuerza en las elecciones del 6 de noviembre de 1932. Fueron más de 4 puntos de caída respecto a las elecciones en julio. Se creyó dentro y fuera de Alemania que los nacionalsocialistas de Adolf Hitler habían tocado techo y ya eran un movimiento en declive. Respiraron aliviados millones que tenían pánico a aquel partido cuyas intenciones estaban en las páginas de Mein Kampf. Parten el corazón las cartas que se escribieron en aquellos días intelectuales alemanes, judíos o no, entusiasmados con el retroceso de los nazis. Augurando ya el principio del fin de aquel siniestro histrión austriaco, cuyo voto y popularidad caería a niveles marginales de nuevo. Y que la República de Weimar se recuperaría en su vigor democrático para afrontar con energía la represión del radicalismo y la restauración del imperio de la ley y el Estado de Derecho. Creían que la pesadilla había pasado. Pobres ilusos. Cuatro meses después, en nuevas elecciones anticipadas, el NSDAP lograba el 43,9% de los votos. Con ese resultado la suerte estaba echada. Hitler era canciller. Y la tragedia estaba en marcha. En situaciones tan fluidas como aquella y como la que se avecina en España, es tan peligroso poner techos a movimientos populistas y sentimentales como poner suelo a los partidos tradicionales. Nadie crea que una encuesta o una convocatoria fallida van a acabar con el peligro totalitario que ha surgido en España para quedarse. Eso con una izquierda socialista tan errática, de vocación revanchista y fobia a la derecha, con liderazgos tan livianos como el de Pedro Sánchez. Nadie sabe qué tipo de partidos tendrá la izquierda en un futuro en el que son probables mayorías parlamentarias efímeras y elecciones mucho más frecuentes de lo deseado. Pero también la derecha habrá de retirar a quienes todavía la dirigen. E ir a una refundación que restablezca un proyecto con credibilidad y probidad suficiente para hacer frente a esa amenaza totalitaria que ya siempre va a tener la democracia española.

MERKEL TIENE UN LÍO SERIO

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Martes, 05.05.15


Merkel comienza a enredarse en una madeja peligrosa. Alimentada por medios, demagogia e intereses cortoplacistas

ANGELA Merkel dirige desde hace casi diez años Alemania con general acierto y mucho éxito electoral. Los pocos grandes errores que ha cometido se han debido siempre a su falta de ganas o valor para llevarle la contraria a la opinión pública. A su poca disposición a hacer frente a la irracionalidad y sus intentos de capitalizarla adhiriéndose al humor popular. Uno de esos casos podría estar ahora a punto de convertirse en una seria amenaza para ella. La tentación populista en la que cayó Merkel, revela esa mínima pero decisiva falla en el carácter que separa a su probada sabiduría de gobierno de lo que sería la marca de un gran liderazgo político. Merkel es la gran directora de orquesta de la UE porque dirige a la primera potencia de la misma, cada vez más distanciada en peso y fuerza de las demás. Merkel y su carácter han evitado alguna catástrofe en los pasados cinco años. Pero le ha faltado ese salto cualitativo a un liderazgo global. Y lo explican varias decisiones tomadas bajo la presión mediática y agitación de la opinión pública. Dos se produjeron en marzo del 2011. Una fue el terremoto de Fukushima, la otra la abstención de Alemania en el voto del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la intervención en Libia. Con el terremoto de Fukushima, que desencadenó un movimiento de histeria en Europa, especial en Alemania, Merkel decidió en plena crisis, con la opinión pública en pánico, el final definitivo de la energía nuclear. Lo hizo con enormes costes, sin beneficios de seguridad y con un brutal revés a la seguridad jurídica además de graves problemas de sustitución. Con Libia, Merkel se plegó a las angustias pacifistas, otro estado general de excitación alimentado por los medios alemanes, y adoptó una postura neutral que lo aisló de sus aliados.
Pero el caso que amenaza con crearle a la canciller dificultades personales serias es el del célebre espionaje, otro claro ejemplo en el que no fue capaz de elevarse por encima de un debate equivocado, gratuito, nocivo y demagógico. Provocado por ciertos topos, activistas y saboteadores como Eduard Snowden y jaleados y apoyados cuando no dirigidos desde Moscú. Como ya advertía toda la comunidad de servicios de inteligencia, causaría graves daños a su capacidad operativa y a su eficacia en la defensa de la seguridad occidental, necesaria como en los peores momentos de la Guerra Fría. Merkel no fue capaz de resistir la presión y asumió las protestas contra el espionaje de la agencia norteamericana NSA a instituciones alemanas, entre otros a ella. Ahora todo se vuelve contra ella. Se ha sabido que el BND alemán ayudó a la NSA a espiar a otros. Como otros con seguridad ayudaron a ambos. Que los espías espían todo lo que pueden es una realidad que por agitación mediática se convierte en un agravio patriótico. Ahora ha intervenido la fiscalía alemana y se judicializa una cuestión imposible de tratar sin daños y graves manipulaciones. Todo indica lo obvio, que los responsables sabían que ciertas cosas sucedían y no se oponían porque el sentido común, la lógica, la práctica y la necesidad así lo recomendaba. Pero la implicación del ministro Thomas de Maiziere salpica ya a Merkel directamente. Y su vicecanciller en la gran coalición, el jefe del SPD, Sigmar Gabriel ha hecho un brusco movimiento contra la canciller. Sugiere graves problemas por esta causa en un gesto desleal que ha sentado a cuerno en la CDU. Merkel comienza a enredarse en una madeja peligrosa. Alimentada por medios, demagogia e intereses cortoplacistas. De la que solo se sabe ya que la defensa occidental y nuestra seguridad pierda y Putin con Snowden gana.

EL COLAPSO DEL SUEÑO CRIMINAL DE HITLER

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Domingo, 03.05.15

70 años del fin de la II Guerra Mundial

En estos días se conmemora la caída de un imperio fundado para durar mil años y que apenas pasó de doce


El final del Imperio La caída del Sexto Ejército alemán en Stalingrado, en enero de 1943, y la batalla de carros de Kursk, en julio, fueron el comienzo del fin

Escenarios no superados Hoy proyectos ideológicos enemigos de la democracia vuelven a tener popularidad y pujanza

Niños de trece y catorce años, en uniforme de combate, lloran de impotencia sentados sobre un montón de escombros, rodeados de cadáveres y miembros amputados de sus compañeros. Minutos antes, en su primera, última y ridícula acción de guerra defensiva cuando no hay ya nada que defender, han matado a un soldado ruso en un barrio de Berlín, a uno americano en un pueblito de Baviera, a otro canadiense o británico junto al Rin o en un bosque sajón. Las muertes más ridículas de una inconcebible tragedia que comenzó con flamantes desfiles en 1933.

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En su última foto, Hitler (dcha.) comprueba los desperfectos del búnker

La escena se repite en estos primeros días de mayo de 1945, hace setenta años, por toda la geografía de las regiones occidentales de lo que había sido el imperio aleman. Los enemigos han capturado a estos cachorros nacionalsocialistas que nunca han recibido otra formación, información y educación, otro mensaje y otra orden que la entrega incondicional al Führer, Adolfo Hitler, y el odio mortal e incondicional a todo lo que entorpeciera la gloria imperial de la Alemania eterna. Son «La juventud sin Dios» que auguró años antes Ödön von Horvath. El nacionalismo elevado a religión delirante. Desde su primera niñez han sido educados para dar la vida por el caudillo de la nación, el Führer. Lo han jurado. Y muchos de ellos no han dudado en matar en estas semanas, al grito de «traidores» y «cobardes», a compañeros de armas adultos que habían decidido rendirse para salvar la vida y acabar aquel absurdo derramamiento de sangre. Muertes aun más terribles y absurdas si cabe que las que las precedieron. Niños alemanes, jóvenes rusos o americanos, muertos en una guerra que ya no es. Bombardeos masivos sobre ciudades ya inermes para forzar la claudicación de un loco en un búnker que ya está muerto desde el día 30. Presos políticos como el pastor Bonhoeffer o el almirante Canaris o Von Moltke, ejecutados semanas, días u horas antes de huir los guardianes de los campos y cárceles.

Días de colapso
El 30 de abril se encontraron en Torgau en el Elba las fuerzas soviéticas y las norteamericanas. Alemania estaba tomada. Desde hacía dos años, el célebre frente oriental, «die Ostfront», objeto de tanta literatura épica en aquellos años, se había ido acercando a los alemanes. Si en 1941 estaba en los suburbios de Leningrado y junto a Moscú, ahora estaba en los barrios obreros de Berlín. Ya solo combatían desperdigadas unidades muy ideologizadas de las SS y esos niños de las juventudes hitlerianas (HJ). Además de los restos del 9º Ejército al sur de Berlín, cercados en Halbe, que luchaban por algo que aún valía la pena: romper el cerco, cruzar el Elba y entregarse a los americanos para escapar al cautiverio soviético. Del que no solo la propaganda decía que apenas salía alguien vivo. Murieron en Halbe 60.000 en apenas cinco días.
En aquellas jornadas de colapso vagaban por Alemania millones de seres humanos sin destino. Muchos apenas se sabían vivos, recién liberados de los campos de concentración y de exterminio en el este, llevados hacia el corazón de Alemania en marchas forzosas en las que moría todo el que flaqueaba, la mayoría. Otros intentaban esconderse, mezclarse entre los soldados que volvían derrotados del frente, para ocultar sus cargos y sus culpas en el mayor aparato criminal, la más compleja industria del asesinato en masa jamás construida por el hombre. Las mujeres aterradas rezaban por ver entrar a los ingleses o americanos y no a los rusos en su casa. Aunque violaciones masivas se producían en todos los frentes y por todas la nuevas fuerzas ocupantes, las experiencias en el colapso de las provincias orientales prusianas habían llevado a la convicción de que con el Ejército Rojo era la norma. Hacía tiempo que ancianos, mujeres y niños se robaban los unos a los otros para alimentarse ellos y a los suyos. Que casi todos eran capaces de casi todo por sobrevivir en el infierno en el que ardía toda Alemania en el pago implacable por sus entusiasmos pasados, su soberbia y la ideología del desprecio al sufrimiento ajeno.
Allí, en la nación milenaria en llamas y todos sus paisajes convertidos en páramos de desolación, en la destrucción y el hambre, pero además el oprobio y la ignominia, estaba el destino de aquel superhombre que había salido, prietas las filas, a conquistar el viejo continente como paso hacía el poder absoluto en el mundo. En los niños fanatizados que lloraban por primera vez en su vida, flotando en aquel mar de escombros en el que se habían convertido todas las ciudades, palacios, monumentos, museos, industrias, carreteras y puentes y campos y huertas de una de las grandes naciones de cultura de la historia. Millones de soldados y un pueblo enfervorizado por sus líderes en la guerra total habían logrado en doce años la más absoluta y radical destrucción que un país, el propio, que jamás se ha visto. La raza superior que asaltaba el cielo para imponer la perfección a la humanidad había quedado convertida en una inmensa tribu derrotada, hundida y confundida, hambrienta y culpable.

El hundimiento
En estos primeros días de mayo se consumaba el hundimiento de un imperio fundado para durar mil años y que apenas pasó de los doce. El 8 de mayo de 1945, con la rendición de Alemania, terminaba una guerra cuya suerte estaba echada desde hacía más de dos años. Desde la caída del Sexto Ejército alemán en Stalingrado en enero de 1943, pero sobre todo desde la batalla de carros de Kursk en julio de aquel año, la guerra en Europa tenía ya un seguro perdedor que era la Alemania hitleriana. Lo que aún había de dirimirse es cuántos vencedores habría. Atrás quedaban decenas de millones de muertos –55 millones de víctimas directas de la guerra, se calcula–, la devastación de grandes partes del continente europeo, sobre todo en el este, y un nuevo tipo de genocidio que elevó la perversión humana a cotas hasta entonces ignotas.
Gracias al desembarco de Normandía en junio de 1944, pero sobre todo gracias a la indoblegable e inaudita conducta y mérito de un solo hombre, Winston Churchill, que convenció a una sociedad moderna como la británica de que era mejor morir que pactar con la tiranía, la II Guerra Mundial no acabó con la dominación soviética de todo el continente europeo. Sin las democracias en armas en un colosal esfuerzo bélico trasatlántico, en la mejor prueba de todo un siglo de lo necesarias que son las armas en las manos adecuadas, toda Europa, tras una guerra mucho más larga, habría acabado siendo «liberada» por el Ejército Rojo. Y Stalin habría tenido en toda Alemania, en Francia, en Italia y en España por supuesto, títeres parecidos a los que impuso y sostuvo durante cuarenta años en Europa central y oriental. Más allá de los juegos de ucronías, lo cierto es que medio siglo después de aquella guerra y del aplastamiento de la dictadura nacionalsocialista, cayó también la dictadura comunista en Europa. Con lo que en cierta forma aquel desembarco de Normandía de junio de 1944 se prolongó, con medios pacíficos, hasta las fronteras de la URSS.
Hoy estamos ante unos escenarios que creíamos superados en los que proyectos ideológicos enemigos de la democracia vuelven a tener popularidad y pujanza. Rusia se ha erigido en líder de una contraofensiva para frenar y revertir ese permanente avance de la idea de la libertad y el Estado de Derecho. Ucrania es escenario de este combate entre dictadura y democracia cuando este último sistema vuelve a cuestionarse desde fuera y desde dentro como en los años treinta en los que se gestó la contienda.
Setenta años después del apocalipsis en suelo alemán es imprescindible recordarlo completo, desde sus comienzos. Desde el momento en el que la tolerancia del mal y la aceptación del mismo bajo amenazas que llamamos apaciguamiento, abrieron el camino para que Hitler se convirtiera en lo que fue y la sociedad alemana fuera seducida a hacer lo que hizo. Que las democracias aceptaran sin mayores aspavientos las leyes de Nuremberg de 1934 fue en realidad la inauguración de Auschwitz. Celebrar la olimpiada de Berlín con participación de todos y encendidos elogios a la Alemania hitleriana, cuando dichas leyes estaban en vigor, hizo a todos culpables. Ceder territorios a Hitler en los Sudetes fue el principio de la invasión de Europa. Creer que cada uno podría protegerse por su cuenta granjeándose con concesiones la benevolencia del tirano, fue el terrible error de políticos y sociedades. Cuando hoy sucede algo así y sucede con frecuencia, no tenemos siquiera la excusa de que todo aquello –invasión, nazismo, Holocausto, devastación– era inconcebible. No lo es, porque ha pasado. Y hace solo setenta años.

El final del Tercer Reich

11 de enero - 9 de mayo de 1945
Al inicio de 1945 los aliados luchan por sobrepasar las fronteras del ‘Reich’. Británicos y estadounidenses rompen la Línea Sigfrido y atraviesan el Rin internándose profundamente en Alemania. El Ejército Rojo empuja a la ‘ Wehrmacht’ del Vístula al Oder y luego cerca Berlín. Americanos y soviéticos se encuentran en el Elba culminando la derrota nazi.