The Unending Gift

martes, diciembre 20, 2016

LA SINIESTRA ARROGANCIA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Martes, 20.12.16


Hay una izquierda ventajista y prepotente que se pretende elegida por la historia

LAS televisiones lo retransmitían ayer desde los capitolios de las capitales de los 51 estados. Allí estaban reunidos los miembros del Colegio Electoral que en un número total de 538 decidirán quién es el presidente de los Estados Unidos de América para los próximos cuatro años. Como Donald Trump ha conseguido 306 votos electorales, es decir, 74 más que los 232 de Hillary Clinton, estaba claro desde la madrugada del 9 de noviembre quién había sido elegido y quién será el jefe del Estado de la primera potencia del mundo. Pero esta vez todo era diferente. Porque desde hace semanas los electores de Trump, plenamente identificados, han recibido masivas presiones, centenares de miles de correos en mejor o peor tono y muchas amenazas, también de muerte, que les conminaban a cambiar su voto de Donald Trump a Hillary Clinton. Por la diferencia existente, eran necesarios 37 «traidores» para invertir el resultado. Constitucionalmente es posible y legal. Pero tan inaudito que las últimas deserciones son del siglo XIX.
Ahora la izquierda norteamericana, muy radicalizada en los años de Barack y Michelle Obama, ha intentado forzar a electores a cambiar su voto para anular el resultado de las elecciones e impedir la llegada de Trump a la Casa Blanca el 20 de enero. Han querido justificar esta acción sin precedentes en tiempos modernos con el hecho de que Clinton sacara en total más votos que Trump, en torno a dos millones, en el llamado voto popular. Eso es habitual porque hay estados muy poblados que votan en una dirección masivamente. Para garantizar la cohesión nacional existe el sistema del Colegio Electoral con sus números adjudicados de compromisarios.

Lo inaudito no ha sido que ganara las elecciones uno y sacara más votos otro, sino el cuestionamiento masivo del resultado según las reglas aprobadas desde siempre por todos y no discutidas jamás por nadie. Y los llamamientos a invertirlo con la demanda a los electores, muchas veces agresiva e intimidatoria, a cambiar su voto en el colegio. Ha habido llamamientos de «famosos» izquierdistas apelando a Dios sabe qué sentimientos que debían hacerles romper su compromiso de voto y traicionar su palabra. Estos eran los «amables». Porque ha habido operaciones masivas para hacérselo cambiar a la fuerza y por miedo. En una acción tan tramposa y totalitaria como las manifestaciones violentas contra el resultado después del día 8 y la permanente campaña por cuestionar el inapelable veredicto de las elecciones. La izquierda norteamericana siempre tuvo minorías muy agresivas, especialmente en ciertas universidades, pero bajo Barack Obama ha sucedido como con la idea revanchista y guerracivilista en España bajo Zapatero. Les han bastado a ambos ocho años para activar una polarización y un odio y desprecio a los adversarios políticos que han dado al traste con toda cooperación entre los partidos que era habitual. El sectarismo del presidente ha tenido momentos escandalosos. Hizo así el mismo ridículo que los medios. En sus últimas semanas se permite enormes excesos. Así, hace unos días calificaba al colegio electoral despectivamente como «vestigio» para alimentar la agitación de deslegitimación. Y no ha condenado en ningún momento las amenazas que estos electores han denunciado. Da igual. Trump será presidente. Está formando un equipo de gente mejor que él, que no le debe nada, libres de criterio, ricos y libres de toda atadura que no sea su buen nombre y patriotismo. Veremos cómo. Pero esa izquierda que se pretende elegida por la historia y legitimada para cambiar siempre las reglas en su beneficio, mientras no asuma la realidad, se pudrirá en su frustración y rencor. Tendrá que aprender una lección de humildad que podría ser muy larga.

SREBRENICA EN SIRIA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Sábado, 17.12.16


Alepo repite la tragedia de la ciudad bosnia. Otra inmensa matanza de prisioneros. Quizás mucho mayor. Los lamentos de Obama suenan a sarcasmo

La zona de Alepo que tomaron el jueves los hombres del presidente Assad apoyados por fuerzas rusas e iraníes es un agujero negro en el mundo. Del que nada se sabe y todo lo peor se intuye. Porque donde decían ayer los medios rusos que ya no quedaban civiles y rebeldes por evacuar, tiene que haber según cálculos externos varias decenas de miles de seres humanos. Con miles de niños. Porque salir no han salido.
Ayer un convoy de autobuses con unos mil civiles y combatientes intentó salir escoltado por la Cruz Roja. Le fue dado el alto y milicianos chiíes ejecutaron allí mismo a un número de hombres y obligaron al convoy a volver a la ciudad.
Las informaciones de testigos con teléfonos móviles en la cada vez más pequeña zona rodeada por milicias de Al Assad y de Irán, hablaban en pasados días de ejecuciones sumarias de combatientes, pero también de mujeres y niños. Todos esos móviles han ido apagándose.
Cuando acabe la matanza las fuerzas de Assad y Putin y las milicias chiíes se dirigirán hacia el próximo foco de resistencia, Idlib. Y usarán los bidones explosivos y todas las más salvajes técnicas que combinan con la maquinaria moderna de guerra que envió Vladimir Putin desde hace tres años.
Lo pudo hacer porque Barack Obama había roto su palabra y dejado que se violaran sus propias líneas rojas sobre armas químicas. Estados Unidos perdió de golpe toda credibilidad y toda influencia en el conflicto. Putin ya había anexionado Crimea impunemente.

Con Obama enfrente Putin se lanzó a la aventura con garantía de impunidad y éxito. Alepo es ya otro Srebrenica. Otra inmensa matanza de prisioneros. Quizás mucho mayor. Los lamentos de Obama ayer y sus advertencias a Moscú y Damasco de que el mundo no olvida suenan a sarcasmo. Quienes creen que Putin es la solución verán pronto que él es un grave problema en sí. Y lo cierto es que la esperanza de que este masivo crimen no se convierta en gesta ejemplarizante con rápidas emulaciones, solo puede nutrirse ya de la desaparición de Obama. Y de una nueva política de la nueva administración norteamericana de Donald Trump.

viernes, diciembre 16, 2016

LA VERDAD DESPRECIADA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 16.12.16


Nos convierte en la sociedad más decrépita de Europa, sin niños, sin creación y sin proyectos

LES voy a recomendar un libro raro. Es «En el Requeté de Olite», de Mikel Azurmendi. Es raro porque es una bella novela de guerra de verdad. No un discurso fascista ni antifascista. No una historia de amor, pasiones ni disquisiciones en el marco de una guerra. Es un libro de guerra de verdad en el que son verdad profunda el libro y la guerra que relata. Es raro también porque es un libro sobre nuestra guerra civil escrita desde la perspectiva de los vencedores. Raro porque los vencedores de aquella guerra parecen haber desaparecido sin dejar escrita la historia. O con la historia escrita por ellos quemada en las hogueras virtuales de la educación que ha sufrido España en estos 35 años. Que la historia vigente no la hayan escrito los vencedores sino los perdedores de la guerra hace de España y su Guerra Civil un caso único, como dice el historiador británico Anthony Beevor. Pero no es el de Azurmendi un libro de vencedores, sino de españoles que perdieron como todos. Que fueron a una guerra porque creyeron firmemente que debían defenderse y que les iba la vida en acabar con un régimen que había demostrado durante cinco años que pretendía acabar con ellos y su forma de vida. «En el Requeté de Olite» es la historia de un adolescente navarro que se escapa de casa para irse al frente con una de las unidades de voluntarios que participan en la toma de San Sebastián. Sus peripecias dan pie al relato de la breve campaña en Guipúzcoa que es un canto de amor a la tierra y a las gentes sencillas inmersas en aquella terrible galerna de la historia. En una guerra vista por Azurmendi desde hoy con una mirada limpia para la verdad tan rara, tan infrecuente en nuestra España actual, que a veces parece imposible de darse. No lo es.
La verdad, la verdad que rezuma este libro, es posible cuando hay voluntad de verdad. Incluso en la España actual. Aunque parezca haber desaparecido por completo ya el imperativo ético de defender la verdad por mero amor a la misma. Y las verdades solo parecen con valor cuando son baratas de conseguir y convenientes en sus efectos. En los últimos tiempos acostumbro a hacer un rápido paso de zapping por las tertulias televisivas. Para ver si en alguna se cuela alguna opinión que pudiera firmar yo. Eso cada vez es menos frecuente. Lo que sí se percibe es una inmensa voluntad de consenso.

Ayer me topé con una joya. Un periodista de peso y enjundia, no uno de esos muchos pesos pulga, decía una frase con la que, involuntariamente, nos daba la mejor explicación de lo que nos sucede. Según dijo «lo mejor es pasar de puntillas sobre las cuestiones que están perdidas de antemano ante la opinión pública». Expresaba así toda una actitud ante la vida. La de políticos y periodistas pero también de la mayoría de la sociedad española. Eso que nos ha hecho la sociedad más vieja y decrépita de Europa, sin niños, sin creación y sin proyectos. Más entretenida que divertida en la vulgar facilidad. Donde el único vigor real lo genera el odio. Siempre volcado este contra la propia España. La renuncia a la verdad para plegarse a la opinión pública condena a la opinión pública a su miseria. Es la renuncia a la ejemplaridad y a la lucha por la dignidad humana, por la calidad personal, la vida buena y la fuerza espiritual. Que Mikel Azurmendi está recluido en un caserío –gracias a Dios escribiendo–, y ese periodista aparezca a diario en dos o tres tertulias lo dice todo sobre nuestra catástrofe intelectual y moral y nuestra condena.

martes, diciembre 13, 2016

TRUMP Y LOS RUSOS

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Martes, 13.12.16


Putin jamás sería la amenaza que es hoy sin ocho años de un Obama que tanto ha debilitado la seguridad occidental

A estas alturas pocos se acuerdan ya de que Hillary Clinton y la prensa norteamericana, casi sin excepción aliada con ella en campaña, advirtieron horrorizados de que Donald Trump podía tener un mal perder. Su mal talante como millonario inculto, defraudador, misógino, homófobo, antiecologista, derechista y racista –así sonaba la caricatura completa– podría llevarle hasta la inmensa bajeza de fomentar protestas y urdir conspiraciones contra la victoria de Clinton. Incluso llegaron a acusar a Trump de ser capaz de no reconocer los resultados, de pedir recuentos e intentar deslegitimar a la nueva presidente Clinton por todos los medios. Resulta que hablaban de sí mismos.
Desde el 9 de noviembre los perdedores han organizado todo lo que, según ellos, estaba planeando el furibundo «fascista». Los impecables demócratas liberales han organizado manifestaciones violentas contra el resultado, han justificado agresiones a votantes adversarios, han invertido millones en recuentos baldíos, han coaccionado y amenazado a miembros del colegio de electores de Trump para que cambien su voto, han llamado a acciones violentas el 20 de enero, día del relevo en la Casa Blanca. Y hacen lo imposible e inconfesable por deslegitimar una derrota propia cruel como pocas en la historia de EE.UU. Le insultan y descalifican sin parar mientras él los vuelve a ellos locos con unos nombramientos de individuos brillantes, cuyo denominador común es ser libre y ajeno a toda veleidad izquierdista.
Y después está «lo de los rusos». Ya en la campaña comenzaron los rumores sobre un hackeo ruso de ordenadores de ambos partidos. Pronto se centró la información mediática en el hackeo a la campaña del partido demócrata. Y poco después se quería presentar a Trump como poco menos que un agente durmiente del espionaje de Vladímir Putin. Que la maniobra no impresionó mucho al votante lo dejó claro el resultado. Ahora sale la CIA con una peculiar filtración al Washington Post y New York Times, los grandes enemigos de Trump que han quedado en un profundo ridículo después de la campaña más sesgada y su estrepitoso fracaso. Como la de las televisiones de la izquierda liberal. Según la CIA, más allá de los «hackeos» habituales, existía intencionalidad de la intervención rusa de beneficiar a Trump. Ahora con el previsible nombramiento de Rex Tillerson como secretario de Estado se refuerza el ruido y alguna preocupación sincera. Porque como gran jefe de Exxon Mobil, Tillerson ha hecho negocios inmensos en todo el mundo y también en Rusia con el propio Putin. Quien le ha tratado mucho y condecorado. Las palabras de Trump de simpatía hacia Putin siempre han preocupado.

Más allá de la hipocresía lacerante de los demócratas que bajo Obama han cedido siempre a Putin y consentido sus tropelías en Ucrania y Siria. También a gentes cercanas a Trump les preocupa que él pudiera no entender toda la falta de escrúpulos y el carácter eminentemente criminal de Putin. Será buena cosa que se investigue bien tanto a Tillerson como los hackeos. Pero Rusia tiene voluntad de influir en las elecciones en Occidente desde que Lenin se instaló en Moscú. Y Putin jamás sería la amenaza que es hoy sin ocho años de un Obama que cedió ante Moscú en 2013 con Siria y que tanto ha debilitado la seguridad occidental. Si alguien no puede o debe ser algo, el Congreso se encargará que no lo sea. No mermará a un equipo soberbio de personalidades, todas mejores que el propio presidente. Lo que demuestra mejor que nada que estamos ante un proceso extraordinario en la gestación del nuevo gobierno de EE.UU. Un gobierno de derechas. Todo puede malograrse, cierto. Pero ni la histeria ni la mala fe de sus enemigos logran eclipsar el espectacular momento.

UN CAMBIO DE ERA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Sábado, 10.12.16


A estas alturas está muy claro ya que Donald Trump no va a ahorrarles ni un susto ni un enfado a sus adversarios y a todo el amplio frente mundial de quienes se sienten especialmente bien cuanto más vilipendian al nuevo presidente norteamericano. El nuevo presidente no va a intentar congraciarse con sus enemigos ni aplacar a izquierdistas en todos sus sectores de agitación cultural y movilización social sea en el ecologismo, en la ideología de género, pacifismo o multiculturalismo. Pero cada vez son más quienes ven en la política de nombramientos de Trump un diseño eficaz de comprometer a personalidades brillantes y libres. Son triunfadores profesionalmente y multimillonarios, que no deben nada a nadie ni arrastran obediencia que no sea al propio prestigio personal. Sin necesidad de concesiones políticas ni ideológicas a unos adversarios que no salen del pasmo y estupor. Nadie sabe cómo va a funcionar, pero lo cierto es que Trump está creando un equipo inaudito.

Cada nombramiento provoca arrebatos de furia a sus adversarios. Sin que a este parezca impresionarle. Ahora ha nombrado a Andrew Puzder, gran jefe de unas cadenas de comida rápida, radical adversario del salario mínimo, para dirigir el Departamento de Trabajo. Más espectacular aún, porque parecen ganas de estropear las navidades a los creyentes de la «Iglesia Ecologista de los últimos días » o el negocio del «findelmundismo». Es falso que Scott Pruitt, hasta ahora fiscal jefe de Oklahoma, niegue toda modificación climática, como dicen sus enemigos. Lo que es cierto es que Pruitt pasa a dirigir la Agencia de Protección Ambiental (EPA) que él considera un típico producto de la burocracia izquierdista llena de parásitos ideologizados que justifican sus inmensos gastos con la continua fabricación de regulaciones, reglamentos y disposiciones para hacer la vida imposible a las empresas y los ciudadanos. Nadie sabe si seguirá recomendando abolirla. Lo que es evidente es que la EPA va a cambiar. Como tantas cosas en lo que sí tiene ya claros visos de que va a ser un profundo cambio de era.

LOS JUNCKERS Y MOGHERINIS

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 09.12.16


Los junckers y las mogherinis simbolizan esta UE que cada vez más europeos desprecian

LA UE ha anunciado el solemne entierro de la posición común sobre Cuba. La comisaria de política exterior y seguridad, Federica Mogherini, ya el símbolo del cinismo y la frivolidad de la Comisión del inefable Juncker, ha anunciado que los países europeos van a tratar a Cuba como un país normal, como a Suiza, por ejemplo. Como si no hubiera presos políticos, como si no hubiera torturas, como si no hubiera represión y terror, como si no hubiera dictadura. ¡Qué menos después de haber despedido a Fidel Castro como un héroe a veces incomprendido! No vayan a creer que la posición común era un cruel bloqueo a la dictadura. Fue acordada hace más de veinte años, por iniciativa de España, cuando se pensaba que era lógico que, si todo el este de Europa había logrado acabar con el comunismo y gozar de las libertades de Occidente, Cuba debía lograr su libertad. Había que lanzar el mensaje a los cubanos de que también ellos son merecedores de libertad, democracia y derechos. El mensaje incluía la clara advertencia de que los europeos, por fin todos unidos en libertad tras el hundimiento de la tiranía comunista, no consideramos normal un régimen como el cubano que encarcela, tortura y mata a los discrepantes. Y que ha condenado a los cubanos a vivir en una jaula miserable durante los pasados sesenta años o arriesgar la vida en la huida. Era un mensaje de dignidad: las democracias europeas condenaban al régimen cuya principal característica es tiranizar a un país convertido en una jaula en la que se malvive sin libertad y en miseria.
Ahora la UE tratará al régimen cubano –como esa vergüenza de Obama– como un país normal en el que las torturas, las palizas y las desapariciones son normales. Los junckers y las mogherinis simbolizan esta UE que cada vez más europeos desprecian. La que insulta a Orban, primer ministro de Hungría que lleva dos mayorías absolutas, pero honra al asesino Castro como un campeón revolucionario. La que llama ultraderechista y nazi al candidato Norbert Hofer, vicepresidente del Parlamento austriaco e impecable demócrata de un partido que ha gobernado con impecable respeto constitucional, pero no tiene una mala palabra para comunistas y separatistas que llevan a cabo un golpe de Estado en Cataluña y pisotean la Constitución española, que violan a diario y públicamente llaman a destruir. Es la UE, tan conciliadora con las FARC, narcoterroristas traficantes de cocaína, violadores de mujeres y niños, asesinos de decenas de miles de inocentes como arrogante y hostil crítica hacia el nuevo presidente de los EE.UU. La UE amiga de Timochenko, pero enemiga de Trump y llena de desprecio para sus votantes. La Europa que permite, facilita y en algunos organismos promociona el antisemitismo del Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) a Israel. Pero persigue y censura como islamofobia las verdades que revelan antisemitismo, violencia masiva contra la mujer y agresiones contra los no musulmanes, así como las sociedades paralelas de un multiculturalismo que dinamita la igualdad ante la ley y anula la vigencia del Estado de Derecho y las constituciones nacionales en tantos rincones del continente.

Europa tira sus principios por la borda, secuestrada por un relativismo que vive hoy como un yonqui de la hipodérmica de dinero de Draghi, de la mentira de la corrección política y la continuidad de las guaridas de privilegiados que son Bruselas y los grandes partidos del consenso. Difícil creer que con el mero recurso de llamar populistas y extremistas a quienes se quejan, indignan y muestran su desapego puedan prolongar esto indefinidamente esos extremistas del ultrarrelativismo que son tantos junckers y mogherinis.

EL PARTIDO DE LA LIBERTAD (FPÖ), DE HOFER, SE PREPARA PARA LA CANCILLERÍA

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Viena
ABC  Martes, 06.12.16


«Austria ha salvado al mundo», citaba ayer el diario «Die Presse» la ironía del diplomático austriaco Wolfgang Petritsch, que reflejaba lo involuntariamente cómicos que eran los titulares de la prensa internacional sobre el resultado de las elecciones. Esas campanudas frases sobre el «triunfo histórico» de «las fuerzas del bien» sobre el «populismo». O la valiente victoria de la democracia y Europa sobre el «nuevo nazismo». Como si bravos demócratas austriacos hubieran derrotado solitos al perverso populismo ultraderechista europeo o hasta mundial, si se incluye a Trump en el bando de los malos.
Pero la realidad nunca es tan simple como esa necia caricatura de las Termópilas alpinas que han repetido los medios occidentales. Porque en Austria todos saben que con Hofer no ganaba ningún nazismo, sino una derecha dura, rural, a veces zafia, pero democrática, que ya ha gobernado en Viena en alianza con los socialistas y con los conservadores. Y gobierna con ellos en diversos estados federados. Que acata resultados y defiende el Estado de Derecho y la Constitución austriaca. Pero era imposible evitar esos titulares que tanto venden y que tanto se esforzaron los partidarios de Van der Bellen de fomentar dentro y fuera del país. Para movilizar la masiva presión de toda Europa y el chantaje mediático indisimulado de Alemania, principal cliente turístico.

Divorcio
Pues han logrado entre todos contra uno que Hofer no sea el presidente, pero logre un 47% de los votos. En la primera vuelta Hofer sacó el 37% y Van der Bellen un 21%. El 47% del voto a Hofer es un voto casi puro del FPÖ. Mientras el 52,6% que votó al presidente electo tiene siete padres a los que volverá en las generales. Que serán pronto porque SPÖ y ÖVP, que gobiernan juntos desde hace tres legislaturas, se divorcian. Porque juntos se hunden.

Y ambos quieren gobernar con el FPÖ. Que será el partido más votado con diferencia. Así, el inmenso frente de la corrección política y consenso socialdemócrata con Merkel de adalid habrá logrado evitar que el FPÖ se haga con una Presidencia con poca competencia. Pero tendrá pronto en Austria un canciller y un gobierno de ese vituperado partido que pírricamente derrotó el domingo.

lunes, diciembre 05, 2016

VERDAD RACISTA Y OCULTACIÓN

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Martes, 06.12.16


Se considera que ofrecer a la población información de este tipo de crímenes fomenta el racismo y la islamofobia

MARIA L., una joven estudiante de Medicina, desaparece mientras hace ejercicio en un parque en la ciudad alemana de Friburgo. La encuentran poco después violada y ahogada en un arroyo. El miedo se extiende por la ciudad cuando dos semanas después es hallada otra joven mujer asesinada también con signos de haber sido forzada sexualmente. En cuestión de días se genera auténtica psicosis en la región de esta ciudad fronteriza con Suiza, de un cuarto de millón de habitantes. El sábado pasado la Policía detiene finalmente al sospechoso de la primera muerte. Y resulta ser lo más temido por Policía y autoridades: un refugiado musulmán. Un afgano de 17 años que llegó a Alemania sin familia, entre otros muchos varones jóvenes, en el aluvión de centenares de miles de refugiados. La televisión pública alemana ARD no informó sobre el caso. Consideró que el asesinato y el pánico en la región no tenían importancia. Eso no sería noticia. Son centenares los casos de delitos graves, en gran parte violaciones, que son ignorados por los medios si tienen como autores a refugiados. Por sistema. Se considera que ofrecer a la población información de este tipo de crímenes fomenta el racismo y la islamofobia. Por esta razón se ocultan o maquillan estadísticas en muchos países. El derecho a la información ha sucumbido por completo ante las precauciones que las autoridades creen tener que tomar para evitar lo que consideran actitudes políticamente incorrectas, bajas pasiones o sentimientos hostiles. En cuanto se produce ahora un crimen violento, los políticos y demás responsables rezan por que el autor no sea lo que ellos temen que será. Porque si lo es, un inmigrante llegado con solicitud de refugiado y musulmán, se impone una reacción moralmente difícil, antes inconcebible y hoy habitual: la ocultación. Muchas veces con la impunidad como consecuencia. Todo en aras de bienes supuestamente superiores a la verdad y la seguridad de la ciudadanía, que serían la tranquilidad multicultural y la armonía interracial.

El caso más tremendo en Alemania de la masiva ocultación de delitos de refugiados e inmigrantes se produjo durante la fiesta de Nochevieja pasada en Colonia y en muchas otras ciudades alemanas. Las más de mil agresiones solo en Colonia fueron ocultadas por la Policía, por los políticos, por los fiscales y también por la prensa. Nadie quería iniciar procedimientos susceptibles de ser tachados de racistas. Tanto que las dimensiones reales de lo sucedido tardaron en establecerse casi una semana. En los primeros días hubo intentos de negar la propia existencia de la agresión masiva y atribuirlo todo a malentendidos en la juerga multitudinaria. De las 1.205 denuncias presentadas en Colonia apenas hubo procesados, seis condenas, y un solo reo cumple prisión once meses después. Recuerda a la red de prostitución y maltrato de niñas blancas por unos poderosos miembros de la comunidad paquistaní de Rotherham en Yorkshire. Ayuntamiento, Policía y servicios sociales estaban al tanto de las monstruosidades de la red y nadie se atrevió a salvar a las niñas de aquellos desalmados por no enfrentarse a acusaciones de racismo e islamofobia. Ahora en el caso de Friburgo ha sucedido algo insólito. La presión de la opinión pública sobre la cadena ARD ha sido tal que esta se ha visto obligada a informar sobre el asesino afgano de Maria L., a informar sobre la realidad. Partes de la sociedad europea comienzan a tomar conciencia de que ciertas prácticas de sus gobernantes que obedecen a mandamientos ideológicos impuestos por la izquierda y asumidas por la derecha gobernante suponen un peligro inadmisible y una agresión intolerable. Ocultos tras la complicidad ideológica de poder y periodismo. Por eso exigen más verdad y menos ocultación. A esa demanda también la llaman populismo.

LA GRAN COALICIÓN DE CONSERVADORES Y SOCIALDEMÓCRATAS ESTÁ MUERTA

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Viena
ABC  Lunes, 05.12.16


CRISIS DE LOS PARTIDOS TRADICIONALES

Los líderes de los dos grandes partidos históricos austriacos, el partido socialista (SPÖ) y el partido popular (ÖVP), jugaban ayer otra vez un papelón. Allí estaban en el centro de prensa del Palacio de Hofburg sin otro papel que el de opinar sobre unos candidatos ajenos entre los que tuvieron que elegir después de su fracaso histórico del 24 de abril.

                                                                            REUTERS
El socialista Faymann, excanciller que dimitió tras la derrota de su partido

Un trago amargo para los dos partidos históricos que han puesto a todos los presidentes sin excepción desde la Segunda Guerra Mundial. Aquel día, en la primera vuelta de estas elecciones presidenciales, los candidatos del SPÖ, Rudolf Hunstorfer, y del ÖVP, Andreas Khol, sucumbieron ambos con poco más de un ridículo 11 por ciento cada uno.

Herida de muerte
El candidato Norbert Hofer del derechista FPÖ ganó con un superlativo 37 por ciento sobre el candidato de los Verdes, el izquierdista Van der Bellen, que cosechó el 21 por ciento. Aquel resultado dejaba herida de muerte la gran coalición, cuyos representantes no llegaban juntos al 25 por ciento de los votos.
El canciller federal, Werner Faymann, del SPÖ, dimitía dos semanas después ante una situación insostenible. Todos coinciden en que los ocho años bajo Faymann han supuesto una parálisis que Austria no se podía permitir y durante los cuales ha subsistido gracias a los dividendos de las reformas del Gobierno que dirige Wolfgang Schüssel.
Aquel Gobierno era con el denostado partido de Hofer, el FPÖ. A Faymann lo sustituyó el también socialdemócrata Christian Kern. Y este lo que ha hecho en los pasados meses ha sido preparar el final de la gran coalición, condenada ya por los votos, y buscar una alianza con ese FPÖ de Strache y Hofer.

Pero es que el conservador ÖVP está haciendo lo mismo. Tan solo falta que su gris sustituto Reinhold Mittellehner sea arrollado por el gran talento político de Sebastian Kurz, que acaba de cumplir 30 años y ya lleva tres de brillante ministro de Exteriores y antes había sido secretario de Estado. Kurz, hombre que quiere un perfil de la derecha para el ÖVP, también se prepara para pactar con el FPÖ. Adiós al consenso, todos dispuestos para la nueva época. Fecha para elecciones: se apunta a mayo.
El conservador Mittellehner

EL DERECHISTA NORBERT HOFER PIERDE SIN APELACIÓN LA PRESIDENCIA AUSTRIACA

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Viena
ABC  Lunes, 05.12.16


El consenso social generado por el verde Van der Bellen le llevó a la victoria

El efecto de Trump, Farage y Le Pen
El «efecto Trump» o las declaraciones de Farage y Le Pen, sugiriendo que la victoria de Hofer abriría la senda para salir de la UE, podrían haber ayudado a Van der Bellen

El FPÖ a un paso para gobernar en Austria
Para el líder del FPÖ, Hans Christian Strache, el 47% de votos demuestra que su partido está ya a punto de asumir las tareas de gobierno para el cambio en Austria

Los austriacos volvieron a elegir ayer como jefe del Estado a Alexander van der Bellen, líder del partido de los Verdes y candidato de un amplio abanico de partidos y fuerzas sociales. Van der Bellen se impuso esta vez –con el 53,3% de los votos– con mayor claridad al candidato derechista del Partido Liberal (FPÖ) Norbert Hofer, que logró el 46,7%. Era la repetición de unas elecciones celebradas en mayo y anuladas por irregularidades en el recuento. Entonces Van der Bellen ganó a Hofer por tan solo 31.000 votos. Pero ayer, tan solo unos minutos después de que cerraran los colegios electorales, las proyecciones daban ya una ventaja irreversible al considerado candidato del consenso y evitaban la repetición de un recuento agónico hasta la tarde del lunes, como hace siete meses.
                                                                                        AFP
Hofer (izq.) y Van der Bellen, ayer juntos en la televisión austriaca

El resultado electoral generó inmediatamente visible alivio en las fuerzas de la gran coalición de socialistas (SPÖ) y populares (ÖVP), en la mayor parte de gobiernos europeos y en los grandes partidos tradicionales en toda Europa que se habían movilizado masivamente, con la inmensa mayoría de los medios austriacos e internacionales, no en favor de Van der Bellen, sino en contra del candidato derechista Hofer.
Al final, todos aceptaron ayer de buen grado el resultado, con un talante inexistente durante la campaña. A la postre, han ganado las ganas de evitar los líos que se les prometían si ganaba Hofer. «Seis años de coche cama en vez de montaña rusa», resumía ayer el diario «Die Presse» esta elección del viejo profesor ecosocialista en vez del joven derechista que les prometía quizá demasiados cambios de golpe. «En la duda, voto conservador, es decir la izquierda», se resumía el ambiente en el semanario «Profil».
La mayoría de los analistas habían previsto un resultado mucho más ajustado. Nadie sabe en qué medida ha podido existir un «efecto Trump». Sí ha quedado claro que muchos austriacos han considerado que una victoria de Hofer ahora generaría muchos problemas adicionales al poner todo el foco en una Austria necesitada del turismo y sus conexiones internacionales. También podrían haber jugado a favor de Van der Bellen las declaraciones extemporáneas del líder del Brexit, Nigel Farage, o la líder del Frente Nacional Marine Le Pen anunciando o sugiriendo que Hofer abriría la senda hacia la salida de la UE. Los agricultores austriacos, tradicionales votantes del ÖVP pero simpatizantes políticos del FPÖ, no quieren tal cosa. Las fuerzas partidarias de Van der Bellen han logrado movilizar mucho más esta vez, sin duda gracias también a la masiva presión internacional y el miedo a un aislamiento, y parte de los votantes de Hofer podrían haberse quedado en casa.

La «porra del nazi»
La muy usada táctica de la izquierda austriaca de tachar de nazis a sus rivales en el extranjero y después utilizar contra su rival en el interior esas acusaciones repetidas desde el extranjero ha vuelto a funcionar. Porque el miedo a los problemas derivados de un aislamiento se han hecho muy gráficos. También porque Hofer perdió al final su distanciamiento de las acusaciones y mostró varias veces su enfado. El enfado en televisión de alguien acusado de nazi siempre es mucho más dañino que el enfado de un izquierdista. Funcionó por tanto la «Nazikeule», la «porra del nazi», que es como se llama en Austria al uso del nazismo como argumento para liquidar todos los demás argumentos. Aunque ya con serias dificultades. Como recordaban los partidarios del derrotado Hofer, han sido todos los gobiernos y las fuerzas de toda Europa contra un partido, el FPÖ. Y este ha recibido 47 de cada cien votos.
Uno de los primeros en manifestarse desde fuera fue el vicecanciller alemán Sigmar Gabriel, que dijo que con la derrota de Hofer «a Europa se le ha quitado un grave peso de encima». Todos los que habían temido que una victoria de Hofer confirmara en Austria el avance de las fuerzas críticas con el sistema europeo desde la derecha han destacado el resultado como una victoria del sentido común y del sentimiento europeísta.
Pero más allá de las palabras triunfales de quienes hasta hace horas estaban muy preocupados ante la posibilidad real de que Hofer fuera presidente de la República, a nadie se le oculta que el país está más cerca que nunca de tener, no ya un presidente de funciones representativas, sino un canciller, un jefe de Gobierno con todas sus atribuciones, de ese mismo partido, del FPÖ. Porque lo cierto es que con la Unión Europea, Alemania y demás grandes países europeos y todos los medios en contra, el partido FPÖ al que se tachó sistemáticamente de «populista», «ultraderechista» y hasta nazi conseguía ayer en torno al 47% de los votos en Austria. Lo que en condiciones normales le daría una amplísima mayoría absoluta en unas elecciones legislativas como las que se anuncian adelantadas para el próximo año. Por eso el líder del partido, Hans Christian Strache, decía ayer que, aunque el sistema ha sabido defenderse esta vez, el resultado demuestra que su partido está ya a punto de asumir las tareas de gobierno para el cambio en Austria.

Hofer reconoce la derrota
Van der Bellen compareció cerca de las 18.30 horas en el centro electoral instalado en el Palacio de la Hofburg para dar las gracias a los votantes y prometer todo su esfuerzo para ser pronto considerado «su presidente» por quienes han votado a Norbert Hofer. El propio Hofer, que estaba presente, felicitó al ganador y dijo que no había ya que perder ni un minuto en evocar la tensión y los duros enfrentamientos que tanto han polarizado a la sociedad austriaca. Todos de acuerdo en que se superaron todos los límites de respeto que se habían mentado en pasadas elecciones y que es necesaria una labor conjunta para una tarea de reconciliación. Hofer ya había reconocido la derrota de inmediato. Como Strache, el líder de su partido, descartó todo recurso contra el resultado, y se declaró ya deseoso de comenzar los preparativos para las elecciones legislativas en las que se presentará detrás del líder del FPÖ. Descartaba así Hofer que se postule ahora a dirigir el partido como algunos habían sugerido. Y que fuera a utilizar este inmenso apoyo personal de cerca del 47% para encabezar la candidatura a la cancillería federal.
Lo cierto es que cuando se calmen las aguas después de esta tormentosa campaña electoral van a comenzar los preparativos para la siguiente en Austria. Con una victoria de Hofer, la gran coalición que gobierna desde hace tres legislaturas podía haber saltado en pedazos de inmediato. Con la victoria de Van der Bellen puede ser en primavera u otoño. Pero nadie cuenta en Viena con que se llegue a concluir la legislatura en el 2019. Y los partidos de la coalición ya han comenzado a buscar contactos con el que será su socio inevitable, el partido de Strache y Hofer.

Nuevas alianzas
Tal como están ahora las cosas, con un ÖVP que no pasa del 20% y un SPÖ que ronda el 25%, el partido derechista, si no tiene mayoría absoluta, lo que no puede excluirse, puede elegir con cuál de los dos viejos grandes partidos que ya no son tan grandes quiere gobernar en el futuro. Tanto el uno como el otro han gobernando en Viena y en diversos estados federados con el FPÖ. Lo que no les ha impedido tachar de ultraderechista y hasta nazi a este partido con el que mantienen y volverán a mantener alianzas de gobierno muy pronto.

Poder presidencial

Designa al canciller
El presidente de Austria designa al jefe de Gobierno, que tiene el título de canciller. A propuesta de este, nombra a los demás ministros

Destituir al canciller
El jefe de Estado austriaco también puede destituir al canciller o al Gobierno en su conjunto, sin necesidad de contar con el refrendo gubernamental

Escudo de armas de la República de Austria

Facultades limitadas
Todas sus demás facultades, incluida la de disolver el Parlamento, requieren la ratificación ministerial

Mandato de seis años
Austria es una república federal que se rige por la Constitución de 1920, modificada de forma amplia. El jefe de Estado es el presidente federal –elegido por voto popular directo y con segunda vuelta– para seis años

UNA CRISPADA AUSTRIA SE POLARIZA EN SUS ELECCIONES PRESIDENCIALES

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Viena
ABC  Domingo, 04.12.16


Nuevos desafíos a Europa – Repetición de comicios austriacos

Los medios internacionales se vuelcan con el verde Van der Bellen y se ceban con el derechista Norbert Hofer

Los austriacos acuden hoy a las urnas por tercera vez en un año para elegir a su Jefe de Estado. Lo hacen en un ambiente de gran polarización entre los partidarios del líder de los Verdes, Alexander Van der Bellen, y los del candidato del derechista FPÖ, Norbert Hofer. Las elecciones son a cara de perro como lo ha sido la campaña y, salvo sorpresas, será reñido el resultado. El ganador, sea quien sea, tendrá que hacer ingentes esfuerzos por hacer olvidar la larguísima campaña y conseguir convertirse en el jefe del Estado de todos los austriacos tras descalificar tanto a su adversario y sus gentes.

El Constitucional de Austria ordena el pasado 1 de julio la repetición de comicios

La polarización interna saltó a los medios internacionales que han descalificado a Hofer tanto como a Donald Trump en campaña. El clima político mundial ha hecho de las elecciones presidenciales austriacas otro examen crucial de la evolución política de Europa. Desde que se supo que serían ellos dos los rivales en la segunda ronda, Van der Bellen se convirtió en la prensa internacional en el candidato del «sistema democrático», del consenso socialdemócrata y de la Unión Europea. Y Hofer pasó a ser el representante de la ola derechista que se abate sobre el continente, que sus adversarios llaman populista, que gobierna en diversos países del este vecinos de Austria y que pone en cuestión las estructuras y el funcionamiento de la UE.
Pero la vida política austriaca es más compleja que esa caricatura que se presenta en el exterior de lucha entre el buen profesor demócrata urbano de izquierdas y el ultraderechista montaraz y nazi de la oscuridad rural. Así, se da por hecho que el partido de Hofer, el FPÖ, va a gobernar con los socialistas o los populares muy pronto porque la gran coalición está prácticamente muerta. Y tanto el prestigioso presidente saliente Heinz Fischer como el canciller, ambos socialistas, ya se han manifestado en este sentido. No es la primera vez ni la última que se corteje a un partido en los salones mientras en la calle se le acusa de ser poco menos que un comando hitleriano.

Movilización
Ayer, los partidarios de los dos candidatos hicieron sus últimos esfuerzos por la movilización que será la clave de la victoria. Todos especulan sobre el efecto Trump sobre estos comicios. Nadie sabe si animará a los austriacos a dar el salto y mostrar toda la insatisfacción y sus ganas de cambio votando a Hofer. O si reforzará a quienes ven en la derechización una peligrosa tendencia siempre cargada de sombras del pasado y votara al frente de continuidad que viene a presentarse como poco menos que «fuerzas antifascistas».
Los medios internacionales han acudido como siempre en estos casos a buscar historias de nazismo en Austria. Y algunos hablaban de «gran alarma por la amenaza del nazismo». Esto no es una exageración. Es una mentira. Lo demostró ayer la asistencia a la manifestación contra el nazismo frente al Palacio Imperial de la Hofburg. Tuvo doscientos participantes, según los organizadores y cien según la policía. Parte serían sin duda periodistas extranjeros.
Las elecciones presidenciales habían sido en Austria de guante blanco desde el final de la II Guerra Mundial. Y nadie podía esperar una batalla de lodo como la habida. En parte ha hecho recordar la excepcional campaña de Kurt Waldheim en 1986, cuyo caso era muy distinto, porque él de hecho había intentado ocultar con mentiras su servicio como oficial en una unidad militar notoria por sus crímenes de guerra en los Balcanes.
La actual campaña no tenía nada que ver porque ambos candidatos son nacidos mucho más tarde y ninguno de los dos tiene un pasado del que avergonzarse. Si exceptuamos quizás el fugaz paso de Van der Bellen por una organización comunista en su juventud. Él es hoy un profesor jubilado, hijo de refugiados llegados al Tirol durante la guerra, un izquierdista, ahora en su vejez moderado y tranquilo, que ganó por 30.000 votos las elecciones de mayo anuladas por defecto de forma. De haberse enfrentado a algún gris candidato democristiano habría vencido probablemente con facilidad y nadie se acordaría del presidente austriaco, cuyas competencias son representativas e institucionales.
Como siempre en un enconamiento electoral, se vertió todo el discurso que acusa de nazi al FPÖ contra Hofer, un ingeniero aeronáutico nacido en 1971, vicepresidente del parlamento, y jamás conocido por ninguna actividad relacionada con el nazismo. Pero una vez más el nazismo demostró ser un tema imbatible para que el mundo adquiera interés por Austria y pronto estaban los periódicos en toda Europa y Estados Unidos haciendo un retrato de Hofer como si fuera poco menos que un veterano de las SS.

Partido de la protesta
El FPÖ que es un partido de derechas en el que convive el elemento liberal en el terreno económico con el talante nacional y que dependiendo en que región tiene más peso una línea o la otra. Lo que sucede es que el FPÖ se ha convertido, tras tres legislaturas consecutivas de gran coalición entre SPÖ y ÖVP, en el partido de la protesta contra el sistema y el consenso socialdemócrata en Austria y la inmensa mayoría de la juventud siente más simpatías por este partido que por cualquier otro incluidos unos Verdes tan envejecidos como los socialistas.

NORBERT HOFER

CANDIDATO DERECHISTA

Ultraconservador pero nunca nazi

Perfil
El candidato del Partido Liberal (FPÖ) es ingeniero aeronáutico y su pasión por la aviación estuvo a punto de costarle la vida. Se estrelló y tiene un daño de paraplejía incompleta que le obliga al bastón. Supera la minusvalía con vitalidad. Su rival le saca 30 años. Vicepresidente del parlamento, Hofer es fiel escudero del jefe del partido, Hans Christian Strache, mucho más duro que él y ya firme candidato a la cancillería con un FPÖ ampliamente el más votado en los sondeos.
Si su rival es un intelectual urbano, él es hombre de familia, apegado a la tierra, con cuatro hijos, católico, miembro de una Burschenschaft, grupo estudiantil germánico, que es ultraconservador pero nunca nazi. Y comparte, alude y alimenta el hastío de gran parte de la población austriaca contra la corrección política y el arrogante intelectualismo vienés. Que encaja con el movimiento que se registra en Europa y EE.UU. Y ha condenado mil veces el nazismo y negado tener nada que ver con él.

ALEXANDER VAN DER BELLEN

CANDIDATO ECOLOGISTA

El candidato del centro

Perfil
Es un viejo profesor jubilado con cuya presidencia en circunstancias del pasado nadie habría tenido problemas. Hijo de un ruso protestante de origen holandés y una estonia que huyeron ante Stalin al III Reich y se establecieron en Tirol después de nacer él en Viena en plena guerra aun en 1944. Estudió en Innsbruck economía en los años del sesentaiochismo. Doctorado, se fue a la universidad de Viena donde se jubiló como decano de Economía. Tras el radicalismo de los sesenta, fue miembro del SPÖ y después dirigió a los Verdes durante 20 años.

Su pasado y presente en los círculos intelectuales y faranduleros de Viena no le ayudan. Sabe que muchos solo le votan por evitar a su rival. Consciente de la derechización general, se presenta ahora como el candidato del centro. Y hasta se ha puesto en campaña los trajes tradicionales que la izquierda urbana detesta.

EL CONSTITUCIONAL ORDENÓ ACUDIR DE NUEVO A LAS URNAS

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Viena
ABC  Domingo, 04.12.16

POR IRREGULARIDADES EN EL RECUENTO


El 24 de mayo después de un par de meses ya de campaña se celebraba la primera ronda de las elecciones presidenciales austríacas para sustituir al socialista Heinz Fischer que, después de dos mandatos de seis años, no podía volver a presentarse. La sorpresa saltó cuando entre los dos más votados no estaban los candidatos del partido socialista SPÖ ni del democristiano o popular ÖVP. Los representantes de esos dos partidos que comparten un gobierno de gran coalición desde hace tres legislaturas no llegaron ninguno de los dos al 12%. El hundimiento ya entonces dejaba claro que a ese gobierno le queda poca vida. El 22 de junio se celebró la segunda ronda. Y después de un recuento muy largo, los votos por correo dieron la victoria a Alexander Van der Bellen, el candidato de los Verdes apoyado por la izquierda pero también gran parte de la derecha. Por solo 30.000 votos quedaba detrás Norbert Hofer, candidato del partido derechista FPÖ, atacado por todos los defensores del consenso, por Bruselas, por los gobiernos europeos, por prácticamente toda la prensa nacional e internacional. Sin embargo, la impugnación de los procedimientos de recuento en una serie de colegios revelaron serías irregularidades. Y el Tribunal Constitucional dictó la repetición de toda la segunda vuelta.

Cuando concluyó la primera vuelta con la derrota vergonzante de los candidatos de los partidos tradicionalmente mayoritarios y el acceso a finalistas del izquierdista Van der Bellen y del derechista Hofer, los austriacos fueron conscientes de que se abría de nuevo la caja de los truenos. La izquierda puso en marcha su aparato de descalificación contra el partido FPÖ que ya utilizó cuando pasó a formar gobierno bajo el canciller democristiano Wolfgang Schüssel en 2.000. Entonces la UE tomó medidas contra Austria por la participación del FPÖ en el gobierno y abrió una herida que aún no ha cerrado.

POPULISTAS Y VERDES REANUDAN LA LUCHA POR LA PRESIDENCIA AUSTRIACA

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Viena
ABC  Sábado, 03.12.16


ELECCIONES PRESIDENCIALES

Candidatos: El ultraderechista Norbert Hofer y el ecologista Alexander Van der Bellen.
Repetición de elecciones: Por defecto en el voto por correo.
En las anteriores: Van der Bellen ganó por 31.000 votos.

Los sondeos dan un empate técnico entre los candidatos Norbert Hofer y Van der Bellen

La campaña electoral para las elecciones presidenciales en Austria se cerró ayer con el dirigente izquierdista proclamándose el «candidato del centro» que hará volver la tranquilidad, y el aspirante derechista anunciando cambios que llevarán las reformas hasta la UE. Seis meses después de las elecciones anuladas que ganó por 31.000 votos el líder de los Verdes, Alexander Van der Bellen, vuelven a votar los austriacos mañana entre él y el candidato del Partido Liberal (FPÖ), el derechista Norbert Hofer. Mucho ha cambiado desde las elecciones fallidas.

                                                                                        ABC
Norbert Hofer, junto a su mujer tras un mitin electoral

En toda Europa se ha reforzado la tendencia en favor de la derecha y de posiciones críticas con la UE, pero el cambio fundamental está en la irrupción del Donald Trump en el escenario político internacional. Nadie sabe qué efectos puede tener sobre los movimientos en auge en la derecha y extrema europea que llaman «populismos». Unos aseguran que la victoria de Trump hará triunfar a Hofer porque animará a sus partidarios a acabar con la política de consenso socialdemócrata que simboliza Van der Bellen y que representa la gran coalición que gobierna Austria desde hace tres legislaturas. Una coalición que, ya muy debilitada, se vería de inmediato afectada por una victoria de Hofer.
Otros creen que perderá este, porque después del terremoto Trump muchos austriacos podrían temer la inestabilidad y votarán continuidad en Van der Bellen. Puede ser lo uno y lo contrario y puede que el empate, que dan los pronósticos y sondeos, impida otra vez saber el resultado hasta después del recuento del voto por correo que es un 20% menor que en mayo. Lo que ha aumentado ha sido el voto de residentes en el extranjero. Son unos 40.000, se supone que en su mayoría favorables a Van der Bellen. Esa cifra puede ser otra vez decisiva.
Ayer, sin embargo, estalló una bomba política, que podría animar a indecisos o abstencionistas a votar a Hofer. El jefe del Estado saliente, el socialista Heinz Fischer, un líder histórico del SPÖ con enorme prestigio, se pronunció a favor de un futuro gobierno entre los socialistas y el FPÖ, el partido de Hofer. En realidad el canciller socialista Christian Kern ya está en pleno acercamiento a Heinz Christian Strache, el auténtico líder populista del FPÖ. Esta política de los socialistas de prepararse para una eventual coalición con el FPÖ dinamita la estrategia electoral del equipo de Van der Bellen. Apoyado por el SPÖ, por la izquierda democristiana y por la prensa internacional su campaña tacha al FPÖ de ultraderechista, cuando no nazi. Lo que el FPÖ y Hofer denuncian como difamación.
Lo cierto es que el legendario líder socialista Bruno Kreisky gobernó con el FPÖ. Y también lo hizo el conservador ÖVP de 2000 a 2007 bajo el canciller Schüssel en un periodo de reformas de cuyos buenos efectos ha estado viviendo la doble coalición hasta hoy.

ALEGATO POR LA MONARQUÍA
El final de la campaña de las presidenciales ha parecido un alegato en favor de la monarquía. La polarización y la hostilidad entre los dos candidatos han sido tan extremas que parece imposible un papel integrador de ninguno de los dos como jefe del Estado, representante de todos los austriacos. Concluía, se dice pronto, un año entero de campaña, después de la primera y la segunda vuelta y, tras la anulación por irregularidades en el recuento, esta repetición de la segunda vuelta. Todos agotados, especialmente el electorado. Ha desaparecido la publicidad electoral en las calles de Viena.

AUSENCIAS MULTITUDINARIAS

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 02.12.16


Con motivo del estreno se ha recordado la última impertinencia de Trueba de coquetear con su desprecio a España

EL director de cine Fernando Trueba está desolado. Lógico a la vista de los datos de taquilla de su última película «La Reina de España». El fracaso de la película es ya un hecho inamovible. Por lo que, a la espera de que aficionados del cine-club en futuras generaciones encuentren en ella motivo de aprecio, hay que considerar que «La Reina de España» ha corrido la misma suerte que la inmensa mayoría de las películas que se hacen en España. Una vez concluidas, después de trincar las subvenciones y, si hay suerte, tras unas semanas de virtuosismo contable con el recuento fraudulento de entradas, quedan para los saldos de las teles. Eso, las que se estrenan. Pero ese mundillo es muy sentido. Se ve en los Goya, donde unen su coro de desprecios hacia todo lo que no sea de su palo.
Ellos son especiales y exigen mimo. Son zafios, sectarios y de estética de polígono o arrabal en su inmensa mayoría. Ofenden siempre que pueden pero son princesitas todos a la hora de encajar. Ante todo les gusta pasear esa arrogancia semiculta del enterado español, del que se siente «en la pomada» como dice Javier Rioyo, el rey en el Instituto Cervantes al que mandan sin saber inglés de jefe a Nueva York los socialistas y de premio por sus fiascos después a Lisboa los populares. Son célebres los miembros del comisariado político de la cultureta hispana. Enchufados por el PP como por el PSOE para hacer listas blancas y lista negras de quienes tienen derecho y quienes no a estar en esa «pomada» en la que circulan premios, viajes, publicaciones, televisiones, películas y contratos de ministerios y autonomías. Tienen derecho todos los que les bailen el agua a los santones de la izquierda y hagan méritos de militancia antifranquista, de atacar al PP, despreciar a la Iglesia y hablar bien de LaSexta y el Wyoming. Por esta lógica, toda la mamandurria cultural pública en España está en poder de la izquierda desde hace 35 años. Los socialistas, comunistas y separatistas hacen piña para proteger «el mundo cultural» de toda influencia «fascista», es decir de cualquiera que no piense como ellos. Y el PP enchufa a los enchufados de la izquierda para aplacar su miedo cerval a que izquierda y enchufados lo tachen de derechista.

Así se entiende la desolación de Trueba. Él y las gentes de ese mundillo están convencidas, –¡se le nota a Elvira Lindo!–, de que ellos son los únicos cultos y exquisitos de esta España tan perjudicada por el hecho de que ganara Franco y no Stalin. Y creen en serio que les debemos todo y que tenemos que admirarlos y comprar lo que nos vendan. Si no celebramos su obra es como si nos ciscáramos en la Capilla Sixtina. Divertido ahora es que Trueba quiere convertir en fruto de conspiración el fracaso de una película «fallida de principio a fin», según críticos piadosos. Con motivo del estreno se ha recordado la última impertinencia de Trueba de coquetear con su desprecio a España cuando recibía un premio de los españoles. Y se ha celebrado su fiasco. Y Trueba pretende que el hecho de que no vaya a ver su película ni la hija de su portera está en una conspiración de «agresivos y violentos» fascistas en las redes. No. Las ausencias multitudinarias en los cines de la película de Trueba son las de otras muchas películas malas. No interesa su película, no interesa él y cada día interesa menos la tropa vulgar y sectaria que, protegida por complicidades de izquierda y cobardía de derecha, se cree con eterno derecho de pernada y secuestro en el escenario cultural español.

LEYENDAS NEGRAS

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Martes, 29.11.16


La Leyenda Negra fue precursora de la hoy permanente mentira sobre la Guerra Civil

«MI abuela servía a señoritos y hoy su nieto está en el parlamento cagándose en sus muertos». Pablo Iglesias, autor de esta frase tan poco académica, no se refiere a los muertos de su abuela. Sino a los muertos de los señoritos que son esos enemigos de clase. De ellos hablaba al presentar a un grupo rockero notorio por su apología del terrorismo y su culto al odio y la violencia. Iglesias se ciscaba en las víctimas de su abuelo, el chequista enchufado después por el franquismo, y de Marcos Ana, ese asesino devenido en mentiroso poeta, también perdonado por Franco, al que Iglesias enterraba con honores. Al que, por cierto, todos los periódicos calificaban como el «preso político más antiguo del franquismo». Ninguno explicaba por qué estuvo en la cárcel. Ni aclaraba qué tiene de «preso político» quien cumple condena por asesinar a sangre fría a civiles desarmados e inocentes por ser cura, creyente o monárquico. Iglesias ha dejado claro que los autores de esos crímenes son hombres ejemplares para él y su gente. Los ejemplos están para emularlos. Esta apoteosis de odio político y mentira escenificada por un parlamentario es inconcebible en otro país europeo. Como otras de comunistas y separatistas como Rufián, Tardá, Garzón, Otegui o cualquier sobaco de las CUP. Discrepan entre ellos. Pero tienen de aglutinante eficaz ese odio irracional, cuasi religioso, que le profesan a España. A la España madrastra. A unos les ofende el privilegio insatisfecho, a otros en el agravio comparativo. La culpa siempre de una España que, destruida, los liberaría a todos de sus penas.

Hoy se presenta en Madrid un libro que nos habla de cómo la mayor gesta civilizadora de la historia universal, que fue sin duda la conquista de América por España, acabó siendo algo por lo que muchos españoles piden perdón. Gracias a la habilidad de enemigos de España fuera y ante todo dentro de sus fronteras. Iván Vélez es un arquitecto dedicado a la investigación histórica y discípulo del gran Gustavo Bueno. Ha escrito contra las pestes del pensamiento débil. Sobre «Podemos: ¿comunismo, populismo o socialfascismo?» Y en 2014, «Sobre la leyenda negra». Ahora vuelve sobre esta senda que inició hace justo cien años aquel brillante Julián Juderías que, muy significativa e injustamente, España tiene olvidado. Y lo hace con «El mito de Cortés. De héroe universal a icono de la leyenda negra». Juderías ya desenmascaró muchos de los artificios en que se basa la falaz, intoxicadora e interesada Leyenda Negra. Vélez expone cómo Cortés, aún el héroe absoluto en el Siglo de Oro, sufre el cainismo español tanto como la necesidad inicial del México revolucionario que una épica nacional contra Cortés. Pero en México muchos entendieron pronto a Cortés como el primer mexicano, el fundador que suma identidades y proyecta a México como el centro de la hispanidad que es hoy. Y con y por amor a la verdad superaron el odio mucho más y antes que tantos españoles del siglo XX y XXI. La odiada madrastra España. Aunque perdure el ejemplar momento de dignidad y honra patria del socialista Indalecio Prieto en el exilio con su mensaje a los mexicanos en plena polémica sobre los huesos de Cortés. La mezquindad niega siempre la grandeza que no concibe, lo mismo en la enormidad de la conquista de América que en la reconciliación nacional habida en España después de 1975 y dinamitada en pasados lustros. La Leyenda Negra fue precursora de la hoy permanente mentira sobre la Guerra Civil. La lucha por la verdad no tiene fin ni puede resignar frente al inagotable odio a España de quienes viven para una revancha contra la historia.

EL LÍDER TURCO, DESATADO

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Sábado, 26.11.16


Las negociaciones con Ankara son una quimera que se mantiene por la fantasía de que pueden disuadir a Erdogan de mayores disparates

El presidente Erdogan ha entrado en un frenesí de activismo que no augura nada bueno. Ya no hay día en que no se crea obligado a elevar su tono ofensivo y amenazador hacia Europa. Eso sería asumible si no fuera porque dentro de Turquía ha impuesto un rodillo imparable de medidas draconianas en la represión. Y ha arrebatado de golpe a la población todos los derechos democráticos duramente conquistados en décadas. En pocos meses ha convertido Turquía en un régimen de absoluta arbitrariedad, comparable a siniestras dictaduras. Ahora asegura que si su Parlamento títere decide reimplantar la pena de muerte, lo aprobará. Es notorio que el Parlamento solo decide lo que él ordene.

Ayer el presidente, en su retórica desatada, volvió a amenazar con inundar Europa de musulmanes con la apertura de las fronteras a la emigración de los cerca de tres millones de refugiados que alberga. El Parlamento Europeo había pedido un día antes, a la vista de la grave involución antidemocrática, la suspensión de las conversaciones sobre adhesión de Turquía a la UE. Las negociaciones son desde hace años una quimera que se mantiene por la fantasía de que pueden disuadir a Erdogan de mayores disparates. Desde el fantasmal golpe del 15 de julio y la imparable galopada de Erdogan hacia la dictadura, esa ilusión es ridícula. Erdogan sabe que no puede inundar Europa de refugiados, porque la ruta balcánica está cerrada. Porque todos los países han emulado a la otrora denostada Hungría. Nadie paga a traficantes para quedarse para siempre en una isla griega. Y Erdogan cobra bien además esa labor de tapón moralmente cuestionable, pero probadamente eficaz. Sí que puede en todo caso crear gravísimos problemas en Grecia. Convertido ya en un elemento imprevisible y con la escalada de la represión es imposible conceder la exención de visados a la UE. Porque es legalmente inviable. Y porque Erdogan es capaz de utilizarla para orquestar, por ejemplo, una purga étnica de kurdos hacia occidente. Con él hoy, casi todo es posible.

LAS PRISAS DEL CARIBE

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 25.11.16


En Colombia, Venezuela y Cuba temen que el relevo en la Casa Blanca acabe con la impunidad de la trama regional izquierdista

EN Maracaibo y otras ciudades de Venezuela han salido los niños con cáncer a manifestarse porque ya no tienen tratamiento de quimioterapia. Debilitados, con sus pancartas y mascarillas, piden que no los dejen morir. Pero nada sucede. Porque nada funciona en los hospitales. Nada hay de lo imprescindible para sobrevivir al menos un poco. Los viejos mueren sin remedio. Y los niños quedan a la espera conscientes de que se les va la vida porque en su entorno todo ha dejado de funcionar. Viejos y enfermos se han acostumbrado a verse morir unos a otros por falta de medicinas básicas. Mientras, la revista «Forbes» estima la fortuna de la hija de Hugo Chávez en más de 4.000 millones de dólares. Y en el barrio de Salamanca de Madrid los ladrones chavistas compiten con el dinero viejo venezolano en quedarse con los mejores pisos y edificios. La alta delincuencia civil y militar que es la cúpula del régimen invierte con prisas su botín por miedo a que la tiranía de los peores no dure. Ese dinero falta en todas partes. No sabemos, por ejemplo, cuántos niños que morirán por falta de quimioterapia podrían salvarse con los millones de dólares que se llevaron unos profesores comunistas españoles encargados de establecer en España una organización que sirviera de cabeza de puente para el chavismo en Europa.
El régimen venezolano es responsable de un milagro histórico: convertir en tres lustros una sociedad moderna poseedora de la mayor reserva petrolífera del mundo en un país colapsado, aterrorizado y miserable, en el que el hambre lleva a diario a la población a las basuras, mueren más recién nacidos que en plena guerra de Siria y hay 26.000 asesinatos al año. Es el balance del socialismo del siglo XXI. El colapso es tan bárbaro, tan brutal y doloroso que pocos se explican el control que mantiene la banda político-militar de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y los generales, dedicada a enriquecerse con el cambio de divisas, el saqueo de los recursos petrolíferos y el tráfico de cocaína. Se mantiene porque ha tenido y tiene un poder casi ilimitado de corromper. Ahí tienen como ejemplo más destacado del mismo a un expresidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, dedicado con mil artimañas a ayudar a Maduro a impedir que la presidencia sea revocada constitucionalmente. Sin la menor vergüenza como lacayo de la dictadura. Es probable que lo consigan. Como es probable que Zapatero salga de aquel pozo de miseria siendo un hombre rico para siempre.

Pero no las tienen todas consigo. Porque se va Barack Obama. Llega Donald Trump. Y de repente, los jefes de Maduro y los Castro en Cuba ya no tendrán en la Casa Blanca a su frívolo protector. Que también ha sido el principal defensor de la impunidad para los socios en el tráfico de cocaína de los regímenes venezolano y cubano que son las FARC colombianas. Maduro, con ayuda de Zapatero y la grotesca farsa de negociación de la MUD, cree poder prolongar su subsistencia. Juan Manuel Santos intenta prolongar la suya con otra colosal estafa con su maquillado acuerdo con los narcoterroristas. Que no someterá a consulta por miedo a su gente. Pero los cambios en la Casa Blanca generan mucha inquietud entre quienes desde La Habana, Caracas y Bogotá quieren salvar el chavismo en Venezuela y lograr que triunfe en Colombia de la mano de las FARC. De ahí los muchos viajes de Zapatero a Caracas. De ahí las muchas prisas de Santos y Timochenko por firmar ayer un acuerdo que no se atreven a consultar a los colombianos. Muchas prisas. Porque se acaba la bonanza para el izquierdismo caribeño. Porque todo apunta a que en la Casa Blanca se va a poner fin al apaciguamiento del crimen.