The Unending Gift

viernes, enero 29, 2016

LA VERDAD CAUTIVA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 29.01.16


Las buenas noticias no importan porque dejan de existir cuando solo se explican como trampas

EL titular de la noticia dada a conocer a las nueve de la mañana de ayer merecía entusiasmo. España creó en el pasado año medio millón de puestos de trabajo y recuperó los niveles de empleo de 2011. De esta forma, 2015 cerraba con 18.094.200 ocupados, el nivel más alto de empleo desde finales de 2011, y con 4.779.500 parados, la cifra más baja de desempleo desde finales de 2010. Esta noticia a todas luces soberbia, merecedora de ser celebrada por todos tras casi ocho años de brutal crisis económica, sucumbía apenas aparecer en las pantallas de los diarios digitales, «empujada hacia abajo» en su relevancia por una catarata de informaciones casi nimias sobre especulaciones y declaraciones sobre la formación de gobierno. La buena noticia no importa. Como tampoco importan ahora, de momento, las malas que sugieren que ya hemos empezado a pagar la factura de la desestabilización definitiva del escenario político e institucional español. Mejor no alarmarse con lo que hay, porque nos llevaría al infarto con lo que va a llegar pronto. Las terminales mediáticas de la operación izquierdista de asalto y liquidación de la Constitución han desactivado hace tiempo cualquier posibilidad de que noticias positivas de la economía, aunque innegables, puedan debilitar la narrativa de descalificación total del gobierno, del sistema y del orden constitucional. Han contado con la colaboración del PSOE que bajo Pedro Sánchez alcanza nuevas cotas de deslealtad institucional, seducido por los cantos y éxitos del populismo revanchista y comunista. Y cuentan con la impagable aportación del gobierno del PP. Que dio las armas mediáticas y los argumentos a la ultraizquierda para que esta agresión se consumara. Y ahora, con la ciega obstinación de Rajoy por no retirarse y la impotencia del partido para obligarle a hacerlo, incrementan cada día que pasa la posibilidad de que un Frente Popular cristalice en una catástrofe nacional que pagarían generaciones. Quizás en una España rota en míseros estados fallidos y desgajados de una Europa en proceso de al menos parcial desmantelamiento.
Las buenas noticias no importan porque dejan de existir cuando solo se explican como trampas. Como mentiras de un Gobierno impotente, corrupto y falaz, cuyo partido e ideario son criminalizados a marchas forzadas en una deriva delirante que muy pronto puede plantear la amenaza directa para la seguridad de españoles cuyo único delito es ser identificados con una opción política no izquierdista. Los defensores de la Constitución española que sufren acoso, amenazas y represalias en el País Vasco y en Cataluña desde hace años, están hoy a la defensiva en toda España. Y la acritud, la agresividad y la disposición a la violencia crecen. Si la defensa de la Constitución era hasta ahora «inmovilismo», ya es ser «enemigo del cambio» y como tal «enemigo de la gente», luego una vez más «fascista» o cómplice de los mismos. Felipe González o a José Luis Corcuera por decir cuatro obviedades sobre el partido Podemos: que son comunistas que una vez en el poder destruirán a sus aliados socialistas como también la democracia. La verdad está cautiva. Quién la proclame es perseguido. La maquinaria de la agitación y propaganda que este gobierno dejó en manos de buhoneros sin escrúpulos y enemigos de la democracia es la artillería de la ofensiva de una minoría radical para imponer un Frente Popular que acabe con la Constitución y la Nación española. Y la mayoría asqueada con razón por la política, inane y no avisada, es incapaz de ver las amenazas. Estamos ante un disparate histórico de unas dimensiones tan terriblemente abrumadoras que solo puede compararse ya al delirio conjunto de los españoles de los tiempos finales de agonía de la II República.

martes, enero 26, 2016

TINIEBLAS SOBRE EUROPA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Martes, 26.01.16


Se anuncian tiempos duros. La seguridad, el bienestar y la libertad ya son hoy más raras y caras

EUROPA se muere como proyecto político común. Cada vez son más las voces que lo anuncian. Señalan causas en principio diversas. Pero que radican en la práctica todas en lo que más que una crisis es una quiebra cultural generalizada. En el agotamiento de sus ideales, en la confusión de sus valores, en la decadencia de ideas y conductas y en la disparidad, por todo ello cada vez más insalvable, de sus distintos intereses nacionales. En la falta de músculo político y de pensamiento, en su retórica hueca, el distanciamiento entre sus elites políticas y burocráticas y sus pueblos y el alejamiento entre sus sociedades nacionales. Todos los intentos de reacción parecen inútiles esfuerzos de voluntarismo. Se anuncian tiempos duros. La seguridad, el bienestar y la libertad ya son hoy más raras y caras. En algunos rincones serán pronto lujos inaccesibles. Europa no se romperá porque haya alternativa mejor, sino porque su inviabilidad se imponga. Como una condena que llevaría a una catástrofe de terribles dimensiones. Habrá países que se unan a Alemania en un núcleo en el que puedan seguir practicando lo que habíamos logrado en los últimos quince años en la UE y que ya hoy no podemos mantener. Desde el espacio común a la moneda, la fiscalidad y el reparto de la inmigración. Otros países periféricos como España quedarían descolgados, probablemente en manos de movimientos populistas, radicales y antidemocráticos, cuyo surgimiento habrá sido una de las causas directas del desastre.
Siempre hubo alarmas en el proyecto Europa. Desde sus inicios allá en la posguerra hasta los terribles sobresaltos financieros con el Euro en el verano del 2011. Todas las crisis europeas ayudaban al final a superar obstáculos y avanzar en la unificación, un objetivo que todos consideraban deseable y pronto además imprescindible para lograr una masa crítica de fuerza que pudiera competir con las demás potencias en un mundo globalizado. Hasta hoy, en que la alarma suena muy distinta. En la cumbre de Davos, donde Thomas Mann hizo divagar a Hans Castorp en plena I Guerra Mundial sobre Europa, los nacionalismos y la muerte, se especula ya abiertamente, con la muerte de la Europa unida. La causa directa: el estallido de una crisis masiva y total de convicción y compromiso.
El detonante no ha sido la moneda común que ya mostró errores en la construcción europea y límites de la capacidad de empatía de los estados nacionales. Lo ha sido la crisis de los refugiados. La exigencia alemana a Europa de asumir el reparto de inmigrantes mientras continúan sus fronteras abiertas es percibida como una agresión que toca la esencia de las identidades nacionales. Y causa lo que nunca hizo ninguna imposición económica, la ruptura de la voluntad comunitaria. La caída de Angela Merkel, muy posible muy pronto, haría desaparecer a la única figura de referencia y autoridad medianamente aceptada. La Comisión Europea desaparece en la irrelevancia ante las demandas nacionales. Todos los países del este están en revuelta. Se niegan a procesos de disolución identitaria y cultural relativista como los habidos en las sociedades occidentales. Coinciden en su recelo con un Reino Unido cuya salida es cada vez más probable. Los populismos derechistas en el norte de Europa se niegan a la inmigración pero también a sufragar a un populismo ultraizquierdista volcado al parasitismo. Un cuarto de siglo después de la apoteosis del éxito de la Europa de la Democracia y las Libertades con la reunificación de este y oeste, nada ni nadie parece capaz de impedir que el continente retorne hacia las tinieblas de la primera mitad del siglo XX. Con el rampante desprestigio de la democracia y el imparable resurgimiento de sus peores fantasmas y adelantados del miedo.

lunes, enero 25, 2016

PUTIN, EL PROSCRITO

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Sábado, 23.01.16


Los efectos del informe sobre Litvinenko serán graves para la Unión Europea y Estados Unidos

El presidente ruso Vladimir Putin ordenó asesinar al desertor del espionaje ruso Alexander Litvinenko. El informe del juez británico Richard Owen no lo dice así. Pero todos le han entendido. Y todos saben que las consecuencias del informe hecho público el jueves en Londres serán muchas y serias. Aunque no se impongan, como pide Marina, la viuda de Litvinenko, sanciones añadidas a las que ya hay vigentes por otras tropelías del régimen de Putin, como la anexión de Crimea o la invasión de otras partes de Ucrania. Los efectos serán graves y no solo para las relaciones de Moscú con Londres, sino con toda la Unión Europea y también EE.UU. Con este golpe ya se puede decir que, aunque siempre se hable con Rusia porque no hay más remedio que hacerlo, jamás mientras Putin gobierne volverá a haber un intento europeo de considerar a Rusia un socio. Este informe no se refiere al régimen en general, ni al aparato del Estado ni a la lógica geoestratégica. Se trata de un crimen en suelo inglés que se atribuye directamente a la persona Putin, al chequista que ordenó a otros compañeros chequistas, después muy premiados, ejecutar al chequista desertor y traidor. Según la lógica inamovible e implacable del NKVD, después KGB y ahora FSB.
El presidente Putin no es ya solo un invasor, un firmante muy poco fiable de acuerdos, un manipulador sin escrúpulos y un autócrata muy brutal en la represión de toda discrepancia. Con este informe del juez Owen, Putin se ha convertido ya para las autoridades occidentales, personalmente, en un asesino. Eso va a crear problemas a todos. Hasta a la hora de los viajes y contactos oficiales. Porque hasta ahora habían entrado en las listas negras occidentales de dirigentes del régimen ruso sancionados por la invasión en Ucrania muchos de sus colaboradores directos, pero no el propio presidente. Putin ha roto personalmente unas reglas de conducta civilizada. Y los muchos partidarios occidentales, unos convencidos y otros a sueldo, de tratar a Vladimir Putin como un socio aceptable de Occidente han de enterrar definitivamente tal empeño.

EL HAMPA IDEOLOGIZADA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 22.01.16


Una televisión del duopolio emitía algo que perjudica a Podemos y lo hacía sin su «permiso»

EL canal de televisión Antena 3 emitió el miércoles unas imágenes en exclusiva en las que se veía a una serie de viejos conocidos de la extrema izquierda antisistema y filoterrorista, entre ellos una dirigente de Podemos y otra de las CUP, además de un personaje del aparato político de ETA, caminando desde un autobús a un avión militar venezolano. Era el avión personal del presidente Nicolás Maduro, enviado en diciembre del 2014 a recoger a la ilustre tropa, trufada de enemigos del Estado españoles. Iban a para participar en uno de los muchos foros que organiza el chavismo en Venezuela con militantes afectos de todo el mundo. Chavez convirtió su país en una plataforma de encuentro, coordinación y base operativa para todo tipo de enemigos del «imperialismo», que es el orden internacional legal y en especial de los países occidentales democráticos. Desde principios del milenio se dan allí cita grupos terroristas, partidos izquierdistas, miembros de los servicios secretos y aparatos del Estado, exministros vendedores de armas, narcotraficantes de todo el mundo, bandas islamistas, blanqueadores de dinero y revolucionarios profesionales de todo el mundo. Bajo la batuta del G2 cubano. Incluidos esos pequeños intelectuales comunistas que viven de dádivas de todos ellos. Actúan por el mundo como profesores, periodistas y comunicadores o miembros de centenares de oscuros think tanks, fundaciones y ONGs izquierdistas. Algunos, como Monedero y compañía, sacan mayor tajada. Lograron convencer a un Hugo Chávez pletórico, con el barril de petróleo a 150 dólares, para que financiara el intento de crear una franquicia chavista en Europa, en un eslabón tan débil como la España en crisis. Venezuela es la mejor guarida del hampa ideologizada. Nadie sabe cuándo se decidió intentar la operación para una cabeza de puente europea. Probablemente el detonante fuera el 15-M. Desde entonces ha fluido mucho dinero hacia España. A veces con rodeos. El eje Caracas-Teherán, que funcionó para burlar el embargo a Irán, mover dinero de Hizbollah por Iberoamérica y hacer trabajos sucios, parece haber servido. De Irán llega el dinero para la televisión que fue embrión de la operación.
Las imágenes de Antena 3 no mostraban nada nuevo. Los jefes de Podemos que han servido en Caracas han grabado abundante testimonio sobre sus vínculos, lealtades y objetivos. Expuestos con brutal franqueza, desde la necesidad de expropiar todos los medios privados de comunicación a la defensa de la represión de las dictaduras comunistas. Todos saben que Podemos y el mundo de ETA y las FARC y tantos otros han estado y están en Venezuela. Y que están juntos. No molesta a su electorado. Lo nuevo era que por primera vez se emitían imágenes robadas a Podemos, que ejerce un control brutal en el mundo televisivo. Cuando Podemos coordina y manda en las televisiones. Su gente está en todas partes y los empresarios no tienen escrúpulos para frenar su rentable apuesta totalitaria. La novedad era que una televisión del duopolio emitía algo que perjudica a Podemos y lo hacía sin su «permiso». De ahí las palabras de la presentadora: «Nos van a dar pero bien». Muy irritados en Podemos, han lanzado una masiva campaña contra A3 con la pretensión de que la frase revelaba vergüenza por emitir esa «manipulación». Lo cierto es que la frase solo expresa miedo, que es lo que ha logrado sembrar Podemos en el periodismo español que no le es fiel. Era uno de sus objetivos. «El miedo va a cambiar de bando» decían. Han logrado implantar el miedo, lo que es siempre vocación del hampa. Triunfando ya gracias a la complicidad del PSOE y la inanidad de Gobierno y sociedad civil, el hampa ideologizada muestra sus garras. En España debe saberse lo que ella quiera que se sepa.

martes, enero 19, 2016

EL NUEVO MEIN KAMPF

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Martes, 19.01.16


El Mein Kampf de Podemos son cientos de horas de grabaciones en las que exponían todas sus intenciones totalitarias

UNA de las noticias editoriales del año en Alemania es ya la reedición de «Mi lucha» (Mein Kampf), el libro escrito por Adolf Hitler en la prisión bávara de Landsberg tras su fallido golpe de estado en Múnich en 1923. En él, el joven fanático austriaco adorna con lustre y épica su propia trayectoria vital, hasta entonces en realidad muy mediocre, y plantea sin mayor pudor ni ocultación sus, esos sí muy espectaculares, planes para el futuro. En la cárcel se dedicó a escribir su libro y poco más, porque a los nueve meses salía, en impunidad escandalosa. No puede dudarse de que la historia de Europa habría sido mejor si el Gobierno bávaro hubiera puesto a Hitler contra la pared en noviembre de 1923. Mein Kampf, prohibido en 1945 en Alemania y Austria, vuelve a poder editarse tras vencer los derechos de autor en poder del Gobierno bávaro. Resultaba ya ridículo prohibir un libro que todo niño puede leer en la red, pero eso no ha privado de inquietud al momento de plantearse la publicación un libro en el que Hitler expresaba sus intenciones con claridad. Que se publicó en 1925 y a partir de 1933 tuvo ediciones multimillonarias. Y que pese a expresar ambiciones territoriales, antisemitismo lacerante, ira anticapitalista y muchos de sus demenciales planes, en absoluto desacreditó al «colosal estadista que devuelve la grandeza a Alemania» que el mundo veía en Hitler. Aquel libro, con toda la simiente del crimen total, no impidió que le votaran los alemanes. Ni que hasta 1938 gozara internacionalmente de masiva admiración.
Ahora aparece Mein Kampf, pero no sin más. Se publica como obra comentada en la que un retén de decenas de editores y más de 80 asesores han hinchado el texto hasta las 2.000 páginas de las apenas 700 de los dos tomos de la obra original. Es decir, 90 años después, las autoridades políticas y culturales en Alemania creen necesario poner todo tipo de señales de tráfico moral en la lectura. No se vayan a desviar algunos y tomar el texto, no ya en serio, que lo es, sino como convincente. Está claro que la democracia en Europa no pasa por sus mejores momentos de autoestima. Se refleja una inmensa inseguridad en esa guardia pretoriana intelectual que se hace desfilar por las páginas de Mein Kampf para evitar que los hijos de la cultura democrática se dejen seducir por la prosa chata, vieja y ampulosa del austriaco semiculto y fanatizado. No están errados quienes han aconsejado esa operación editorial de prudencia. Que dice mucho de nuestra debilidad política, intelectual y moral. Porque en toda Europa las masas buscan consuelo a sus zozobras y aunque parezca mentira no están más avisadas que entonces. Desaparecen las viejas generaciones con el músculo moral creado por tragedias del siglo XX. Las nuevas, cautivas de una subcultura de apenas impulsos informativos sentimentalizados, dan la espalda a opciones democráticas cada vez más desprestigiadas y ponen sus esperanzas en otras que solo son nuevas para quienes lo ignoran todo de nuestra historia. En España surge la amenaza de una fuerza totalitaria que nos anunció sus objetivos cuando no se creía capaz de alcanzarlos. El Mein Kampf de Podemos son cientos de horas de grabaciones en las que exponían hasta hace dos años todas sus intenciones totalitarias. El Mein Kampf de Podemos son todas las pruebas de sus conexiones con fuerzas totalitarias y criminales en varios continentes. El Mein Kampf de Podemos es la orgía de propaganda de las televisiones militantes y un periodismo inane que paralizan juntos toda posible reacción de las pocas fuerzas y conciencias defensoras de la libertad y la racionalidad en España.

EL GOLPE PERMANENTE

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Sábado, 16.01.16


Maduro pretende ganar tiempo con desesperación e intenta impedir que la nueva mayoría ejerza su papel constitucional

Cada tres días una invención para violar sus propias leyes. Cada semana una ocurrencia para bloquear las actividades políticas constitucionales de la Asamblea Nacional. Cada momento una trampa que añadir al inmenso repertorio para evitar que el fracaso le devore. No es la Revolución Permanente que vendía Trotsky lo que perpetra el presidente Nicolás Maduro desde que el pasado día 6 de diciembre el pueblo venezolano lo repudiara con su voto masivo a la oposición. Pero sí es un Autogolpe de Estado permanente con el que pretende ganar tiempo con desesperación e intenta impedir que la nueva mayoría parlamentaria ejerza su papel constitucional. Y abra el camino para un cambio que acabe con el régimen chavista y con el presidente Nicolás Maduro.
El Parlamento había aceptado la enésima trampa de Maduro y sus belicosos jueces chavistas del Tribunal Supremo, que era la suspensión provisional de credenciales a tres diputados amazónicos que daban la mayoría de los 112.
Así el presidente por fin acudía ayer a pronunciar su discurso ante el Parlamento en un atisbo de normalidad aunque fuera fingida. Pues horas antes tenía que sacarse de su chistera un Estado de Emergencia para todo el país con el que asume poderes especiales añadidos. Para su guerra abierta contra la voluntad popular y una situación económica que de terrorífica amenaza con ser pronto de catástrofe humana.
La economía se desmorona cada vez a mayor velocidad y la caída libre del precio del petróleo deja al país con unos ingresos ridículos frente a sus inmensas necesidades. En los próximos meses podíamos tener ya regiones con hambre en el país iberoamericano de mayores riquezas naturales y, ante todo, con las mayores reservas de petróleo del mundo.
Así, Nicolás Maduro asume poderes especiales con los que perseguir a la oposición y hacer la vida más difícil al Parlamento. Para poco más le van a servir. La única salida habría estado en una aparición ante el Parlamento para pedir perdón y dar un giro de 180 grados a todo lo hecho en los pasados tres lustros. Pero eso habría sido honradez. Y eso no se le puede pedir al hampa.

viernes, enero 15, 2016

FRENTE AL MIEDO

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 15.01.16


El miedo a enfrentarse a una fuerza con convicciones puede más que el difuso miedo a perder la libertad

ACABA de publicar mi querido y admirado Antonio Escohotado su último libro, cuyo título he puesto a la columna. «Frente al miedo», un título siempre actual pero quizás ahora especialmente oportuno. Es el último, también imponente trabajo de un pensador en nuestro país con una obra que puede ya calificarse de grande, gracias a su reciente y colosal «Los enemigos del comercio». Y a este que también se encuadra plenamente en ese viaje desde la erudición a los confines de la sabiduría. Sin entrar en sus enciclopédicos conocimientos y fascinantes reflexiones, celebro que se publique ahora que España, una vez más en su historia y por primera vez en muchas décadas, se halla en momentos estelares del miedo. Todos tenemos miedo, al dolor y al horror, al vacío, a lo desconocido. Tenemos miedo a los demás que percibamos como amenaza. Los españoles tienen miedo a muchas cosas. Pero hace 40 años creímos quitarnos definitivamente de encima los miedos tan severos que la historia nos había inoculado. Y pensamos que los españoles podíamos dejar de temer y de temernos los unos a los otros. Constatemos que, como tantas ilusiones de la Transición, aquella entusiasta convicción de que nos librábamos para siempre de la opresora presencia del miedo de la dictadura o a los rencores mutuos de una nación dividida, era un espejismo.
Ahora el miedo vuelve a estar omnipresente en el discurso público y en la reflexión privada en España. Los españoles vuelven a tener miedo. Pero no solo al paro, a la crisis, la inmigración extranjera o la delincuencia. Miedo a los «otros» españoles. El miedo vuelve a ser un instrumento de poder de unos españoles contra otros. El partido Podemos celebra el miedo de sus «enemigos» como victoria. «El miedo va a cambiar de bando». Siempre hay uso político del miedo anteriormente. Pero solo esa conocida «estrategia del miedo» que intentaba movilizar el voto a favor de la opción propia desertando temores a otros. Lo que no habíamos visto desde la dictadura –exceptuando una vez más al terrorismo– es la voluntad de una fuerza política, Podemos, de generar miedo y terror en los rivales. Como tantos otros trucos populistas, movimientos tácticos y criterios políticos estratégicos subversivos, Podemos se ha traído técnicas de Venezuela donde, bajo control cubano, sus mandos fueron asesores bien asesorados, también en guerra psicológica, en producir miedo en el campo enemigo. Ahí está el tic-tac-tic-tac de Hugo Chávez, repetido mil veces por todos los líderes de Podemos que prestaron servicio en Venezuela y otros países de la órbita del siniestro Foro de Sao Paulo. Necesitan generar miedo a la libertad entre su público para que busque cobijo en sus promesas de protección e igualdad impuesta. Y necesitan generar miedo en el resto de la sociedad para que no reaccione contra la amenaza que suponen para la libertad. Fomentan el miedo a la libertad en unos y el miedo a proclamarla y defenderla en los demás.
La irrupción el miércoles en el Congreso de sus diputados fue la escenificación del espectáculo virtual que fueron hasta hace dos años los tuits violentos en que pedían guillotina, tortura y muerte contra el Rey o políticos de derechas. No se trata solo de robar protagonismo, sino de destruir las formas pactadas de conducta. E intimidar. Rompen toda convención en su avance hacia la destrucción de unas leyes que también lo son. Con éxito. El miedo a enfrentarse a una fuerza con convicciones puede más que el difuso miedo a perder la libertad de quienes no distinguen ya convicciones de intereses particulares y conveniencias personales. En el Congreso se vio. Nadie levantó la voz y se puso firme frente al miedo.

martes, enero 12, 2016

LA CARCOMA VENENOSA DE LA IMPUNIDAD

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Martes, 12.01.16


El drama es europeo, pero España vuelve a ser como en los años treinta, el primer escenario

«O se imponen con máximo compromiso y firmeza las leyes o toda Alemania puede ser pronto la explanada de la catedral de Colonia en Nochevieja». Esta frase del editorialista del diario Frankfurter Allgemeine, refleja un estado de ánimo que no se circunscribe a una sociedad alemana espantada y conmocionada por los sucesos de Nochevieja en la ciudad renana y en otras muchas. Ahora ya está claro que el Estado de Derecho no abdicó en Nochevieja. Lo había hecho mucho antes cuando convirtió en costumbre ocultar delitos de extranjeros. No había que dar argumentos a la xenofobia se decía. Y la verdad se volvió xenófoba. Los inmigrantes sin cultura democrática ni respeto por la libertad ajena comprobaron que sus transgresiones y delitos no eran reprimidos ni castigados. Y cuando llegaron de golpe centenares de miles de jóvenes hombres a los campos y residencias de refugiados, la subcultura del abuso se disparó. La impunidad ha sido la peste. Y su efecto la inseguridad y el terror. Ahora Alemania ha despertado brutalmente a la certeza de que sus libertades y su seguridad están bajo una terrible amenaza. Y exige antes que nada el retorno de la ley y la represión del delito, el fin de la impunidad. Y de la corrección política que oculta ciega y resulta suicida.
En España somos campeones en esta perversión de las sociedades del bienestar europeas. La impunidad destruye todo esfuerzo de justicia y corroe a individuos y comunidades humanas por igual. Los problemas que estos días se alzan ante nosotros como una amenaza terrible para nuestra convivencia tienen su origen en el desprecio y violación impune de las leyes. Y en la desidia, indolencia, delación y cobardía en la persecución del delito por aquellos que tienen encomendada esta tarea en la sociedad, sus gobernantes. Dicen analistas alemanes que en Colonia delinquieron también aquellos que no intervinieron para defender a las mujeres agredidas y aterrorizadas. Son muchos aquí los que deberían responder al incumplimiento de juramento y deber como responsables del patrimonio común de seguridad, soberanía, lengua, derecho, libertad y unidad.
Hay que remontarse a los principios de la democracia para buscar los orígenes de la lenidad en la persecución de los delitos que han hecho de España un país con fama internacional de tener una Policía muy eficaz y una Justicia que inutiliza esa eficacia. El prestigio de la transgresión y el miedo a defender límites y aplicar la fuerza legal eran nefasto legado de la dictadura. La ruptura del consenso constitucional bajo Zapatero fue el comienzo de la deriva hacia este peligro existencial para Estado y Nación. Ahora, una región como Cataluña está secuestrada por fuerzas cuyo único interés común es la destrucción de España. Y cuyo éxito sería el fin de la democracia y la miseria. Si Zapatero fue el peor enemigo de la España democrática y constitucional, Rajoy ha sido su peor defensor. Hoy, con un golpe de Estado en marcha en el noroeste y un populismo totalitario izquierdista que avanza en toda España, la situación exige, mucho más que en Alemania, la estricta aplicación de la ley. En la certeza de que imponerla frente a todas las previsibles resistencias hoy será más caro que hace dos años, pero menos que dentro de medio. Nuevas caras, bajo auspicios del Rey, deben forjar un acuerdo amplio cuyo principal objetivo inmediato ha de ser establecer medidas de emergencia para reconstruir los diques de la legalidad rotos por la carcoma venenosa de la impunidad. El drama es europeo, pero España vuelve a ser como en los años treinta, el primer escenario del continente en el que se dirime esta pugna existencial de la democracia y el Estado de Derecho.

lunes, enero 11, 2016

LA «NOCHEVIEJA DE COLONIA» VATICINA UN CAMBIO DE CLIMA POLÍTICO EN ALEMANIA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Domingo, 10.01.16


La imagen de mujeres asaltadas entra en el imaginario y dispara emociones populares

Corrección política La corrección política y el miedo a ser tachado de racista o ultraderechista han impedido conocer antes la verdad de lo ocurrido en la «Nochevieja de Colonia»

Medidas en la chistera Merkel ha prometido la expulsión inmediata de los inmigrantes condenados por los asaltos. Pero todo ello es ya muy poco y llega demasiado tarde

La Nochevieja que dio comienzo al 2016 en la ciudad renana de Colonia lleva rápido camino de entrar en los libros de historia de Alemania y de Europa. El terrible acontecimiento que durante varios días los políticos y los medios de comunicación intentaron ignorar, obviar y ocultar se ha convertido en un terremoto político cuyas consecuencias aun son imprevisibles pero que serán en todo caso inmensas. La masiva agresión sexual contra cientos de mujeres alemanas por parte de cerca de mil inmigrantes, gran parte de ellos refugiados llegados en los pasados meses, es ya un punto de inflexión en la legislatura y en la carrera política de la canciller Angela Merkel. Durante horas, un Estado como el alemán fue incapaz de proteger a su población en el centro de Colonia y en otros lugares que después se han conocido. Grupos de hombres extranjeros aterrorizaron, con el uso de inaudita violencia, osadía y procacidad, a mujeres, a hombres que intentaron ayudar y a una Policía alemana impotente hasta un grado alarmante. Tanto que en estos días se ha quebrado seriamente, como advierten políticos y analistas, la confianza de la sociedad en el Estado y su capacidad de garantizar su seguridad.

Cañones de agua para dispersar a los que se manifestaron en Colonia contra los refugiados

La inmensa conmoción habida también marcará un hito en la conciencia y la cultura política alemana de los próximos años. Porque ha caído un dique que los políticos querían mantener a toda costa para controlar las emociones populares ante un fenómeno tan difícil como la llegada de centenares de miles de extranjeros de culturas remotas que han cambiado en parte de forma drástica la vida de muchas ciudades y pueblos alemanes. Sin que nadie jamás les avisara o les consultara al respecto. Los políticos han tenido miedo a la rabia y han creído poder combatirla con la mentira como se ha visto con las demostradas instrucciones de ocultar delitos causados por inmigrantes y especialmente por refugiados llegados en este pasado año.

Nuevo tiempo
La corrección política y el miedo a ser tachado de racista o ultraderechista ha impedido que se supiera la verdad antes. No solo en estos días en los que políticos y mandos policiales negaron saber de la procedencia de los autores de la agresión de Colonia. Los policías y su sindicato revelaron que todos sabían desde la misma noche de hechos que la mayoría eran refugiados de última hora. El informe policial que se filtró el día 6 de enero y que refleja toda la brutalidad del delito colectivo y la impotencia del Estado ha provocado una revisión de las posiciones hasta en los medios militantes de la corrección política.
Nadie duda de que comienza un profundo giro en la política de inmigración, asilo y seguridad en Alemania. Y ha comenzado un nuevo tiempo para la política alemana. En 2016 hay elecciones en cuatro estados federados, empezando en marzo. Si el desastre es máximo como muchos prevén y la oleada de refugiados vuelve a intensificarse con el buen tiempo en primavera, ya está claro que Merkel no podrá aguantar hasta otoño del 2017.
Para ella, esa imagen de las mujeres llorando presas del pánico, muchas con la ropa rasgada o rota, otras golpeadas, huyendo en pleno centro de una gran ciudad alemana de hombres acogidos como refugiados por una decisión personal muy controvertida de la canciller es, como reconoce todo su partido, la CDU, la peor catástrofe política imaginable. Ayer se produjeron protestas contra la política de inmigración de Merkel con fuertes enfrentamientos en Colonia entre manifestantes convocados por Pegida, con participación de extrema derecha, la Policía y la extrema izquierda que también había salido. Pero la violencia localizada de grupos radicales es insignificante hoy ante la fuerza de la indignación que se está acumulando en la sociedad alemana.
El partido de la canciller, CDU, y su socio el SPD intentan sacar ahora de la chistera medidas draconianas contra los delincuentes entre los refugiados. La canciller ha prometido medidas para la expulsión inmediata de los condenados. Pero todo ello es ya muy poco, demasiado tarde. Porque en Alemania han pasado muchas más cosas en esta semana en la que, con tres días de inconcebible retraso, comenzaron a surgir los datos ya inequívocos sobre la terrible gravedad de aquellos hechos. Y comenzaron además a llegar informaciones sobre multitud de casos parecidos de agresiones colectivas de inmigrantes a mujeres, incluidas violaciones consumadas. En Hamburgo y en Stuttgart se produjeron incidentes similares. En un pueblito junto al Rin en el sur cuatro sirios fueron detenidos por violar a dos menores. En Bielefeld, unos 500 hombres asediaron una discoteca y agredieron masivamente a las mujeres en sus inmediaciones. Hubo fuertes enfrentamientos con gentes de la discoteca y la Policía que sin embargo también se vio en inferioridad numérica. Ese hecho se ha repetido en todos los escenarios. En Colonia la Policía reconoció que había soltado a detenidos y no había podido ayudar por la masiva superioridad de unos hombres que ejercían una violencia que le hizo temer que hubiera muertos.
Alrededores de la catedral de Colonia el pasado 31 de diciembre

La verdad molesta
Mucho más profundos que los efectos políticos directos van a ser las consecuencias para la cultura política que ha sufrido su peor derrumbe y fiasco en mucho tiempo. Han fallado los políticos, han fallado la seguridad y la Policía y han fallado dramáticamente los medios. Las mentiras y ocultaciones de la corrección política han impedido debatir abiertamente sobre problemas, peligros y amenazas de esta irrupción masiva de refugiados en Alemania. Pero además han impedido a los medios decir la verdad. Y a todos tomar decisiones correctas para prevenir situaciones así. Con la angustia de no dar argumentos a la extrema derecha se ha convertido toda la verdad en ultraderechista. Y, como ahora señalan alarmados tantos, se ha mentido y ocultado tanto que se ha dejado al Estado sin la verdad para defenderse.

EL FRENTE UBICUO

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Sábado, 09.01.16


Hoy no hay más que una religión en cuyo nombre se mata a diario en algún lugar del planeta

Muchos de los problemas políticos e incluso morales de las sociedades occidentales modernas se deben en buena medida a su incapacidad de percepción de la amenaza. A la atrofia de la alerta que toda comunidad humana necesita para establecer sus valores y exigencias. Cuando han vivido ya tres o cuatro generaciones sin guerras, desaparecen los últimos que tienen recuerdo de aquella conciencia del peligro inminente de muerte que ordena prioridades, pondera el valor de las cosas y genera la humildad necesaria para el conocimiento y la razón. Entonces se confunden prioridades, valores y precios. Y las sociedades tienden a creer que su seguridad no solo está garantizada siempre incondicionalmente. Sino que es además un derecho incuestionable e inalienable más en la larga panoplia de derechos que los afortunados habitantes de esta parte del mundo creen ya ley natural o regalo divino.
Disfrutaba de esa ensoñación gran parte de la sociedad occidental cuando irrumpió el terrorismo yihadista en nuestra ilusoria construcción de certezas. Cierta religión ha desarrollado en su seno unos grupos de extremistas que nos quieren destruir. Otras religiones tuvieron sus momentos violentos hace siglos. Hoy no hay más que una religión en el mundo en cuyo nombre se mata a diario en algún lugar del planeta. Sería absurdo decir que nuestro enemigo es una religión como el islam en la que viven 1.500 millones de forma pacífica y con buena fe. Pero también es absurdo pretender que nada tiene que ver el islam con los grupos que proliferan por el mundo y que, en su nombre, matan y mueren. Para las sociedades libres, esta guerra aun de muy baja intensidad que es el terrorismo es una gran oportunidad de recuperar esa percepción de la amenaza necesaria para la defensa. El frente ubicuo del terrorismo pretende paralizarnos por medio del terror. Pero al mismo tiempo ofrece las condiciones para reforzar la conciencia de estas sociedades libres. Por daño que nos haga, nada depende del enemigo. Todo de la reacción del mundo libre. Del liderazgo eficaz. Que es nuestro auténtico problema.

COLONIA COMO SÍNTOMA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 08.01.16


Todos los que advirtieron fueron tachados de racistas y nazis

AHORA se preguntan todos cómo ha podido pasar todo esto en Alemania. En pleno centro de una ciudad como Colonia. Junto a la catedral y la estación central. Cómo pudo ser que decenas de coches patrulla y sus dotaciones se convirtieran en testigos impotentes de centenares de agresiones y otros delitos. Y hayan reconocido que no hicieron detenciones por miedo. Ante la superioridad numérica y el despliegue de violencia desenfrenada de los muchos cientos de «hombres de aspecto árabe y norteafricano». Cómo fue posible que la Nochevieja en plena luminosa capital europea del Rin se convirtiera en una pesadilla de cerca de cinco horas, centenares de mujeres fueran agredidas, rodeadas por muchos hombres, agarradas por varios, despojadas de sus bragas, arrancados abrigos, vestidos, camisas y sujetadores, tocadas por decenas de ellos, violadas en algún caso. Cómo pudo ser que cerca de mil extranjeros, en una acción coordinada que se reprodujo en pequeña escala en otras ciudades, se mofaran masivamente de la Policía, agredieran a cientos de mujeres en pánico, amenazaran a las víctimas incluso cuando acudían a denunciar y mostraran una certeza procaz de su impunidad con frases como «soy sirio y no me podéis hacer nada porque soy invitado de Merkel».
Los alemanes se preguntan cómo este inaudito acto de violencia masiva no tuvo reflejo antes en los medios. Y comprueban cuánta verdad se ha intentado ocultar. Porque la monstruosidad de Colonia, el tamaño de la agresión sexual colectiva en el espacio más público y compartido de una gran ciudad, ha revelado insufribles prácticas de ocultación. Que parecen responder a instrucciones para ocultar consecuencias indeseadas de la política de Angela Merkel y sus socios. Salen a la luz centenares de agresiones sexuales en diversas ciudades, con violaciones y detenciones. Los policías, hartos de ocultación, dejan claro que en su inmensa mayoría son sirios y de otros países musulmanes. Lo grave no es que entre el millón de refugiados que Alemania ha acogido ahora haya mil agresores violentos. Lo terrible es ver que los peores temores se cumplen. Los recién llegados han abierto una lucha cultural por el espacio público que los alemanes y el Estado de Derecho perdieron en esa Nochevieja en Colonia. Como lo están perdiendo en pueblos y barrios en los que la masiva presencia de estos hombres amenaza con poner fin a la vida en libertad y seguridad de una población a la que nadie consultó ni avisó de esta política de tan dramáticas consecuencias. Todos los que advirtieron fueron tachados de racistas y nazis. Los medios tienen tanto miedo a «incorrecciones» que sus informaciones no se entienden. Los políticos han inaugurado el coro de lamentos. Algunos denuncian ahora espacios urbanos sin ley en los que el Estado alemán ha perdido el control. Lógica consecuencia de la llegada de golpe de centenares de miles de refugiados que no tienen cultura de convivencia en libertad. Y que abusarán de ella mientras no conozcan límites. Pero esos límites, que deberían ser defendidos con draconiana firmeza para ser creíbles, no son compatibles con la mentira original del estado beatífico que vende la insensata narrativa de la clase política europea que no cree capaz a su población de soportar verdades. Las declaraciones de Merkel ayer revelan la incapacidad de acción de alguien atrapado en su propia discurso. Enfado como mujer, persecución del delito y aceleración de expulsiones es lo que anunció. Un catálogo ridículo de impotencia ante la alarma que se genera cuando se descompone la percepción de seguridad de una sociedad moderna y se quiebra la confianza en el Estado. Un remedio eficaz es muy improbable. Pero lo cierto es que si no lo hay Colonia habrá sido un síntoma de un destino europeo.

martes, enero 05, 2016

LA VERDAD RACISTA Y EL MIEDO MILAGROSO

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Martes, 05.01.16


En esta deriva suicida, con consignas y sin verdad, sí podemos presumir de ser la vanguardia de Europa

EN esta Nochevieja, antes y después de las campanadas que daban entrada a este año 2016, se han producido unos hechos de enorme gravedad en pleno centro histórico de la ciudad alemana de Colonia, bajo las sombras de su célebre catedral. Unos acontecimientos que el jefe de la Policía de la ciudad, Wolfgang Albers, ha calificado de «delitos de una dimensión absolutamente nueva». En la ciudad, la conmoción es inmensa. Y, sin embargo, fuera de allí han tardado tres días en tener eco unos delitos violentos que tienen una inmensa relevancia social y carga política. Porque no tienen precedentes en la Alemania moderna. Y porque evocan pesadillas de ancianas mujeres alemanas que aún recuerdan las violaciones masivas del Ejército Rojo. Lo sucedido, según decenas de denuncias, es que centenares de hombres no europeos se dedicaron durante horas a rodear a mujeres, abusar sexualmente de ellas y robarles bolsos, teléfonos y objetos de valor. En grupos, rodeaban a mujeres en las cercanías de la catedral y las sometían al robo y a tocamientos.
Según el sindicato policial, participaron unos mil hombres «de aspecto árabe o norteafricano», en un delito masivo sin precedentes. Destaca el sindicato la enorme violencia utilizada y el total desprecio a las mujeres vejadas y robadas. Los atracos y agresiones sexuales por parte de grupos de extranjeros habían aumentado últimamente, según reconoce ahora la Policía. En toda Alemania toman nota las autoridades. Pero no se quiere debatir mucho en público. Enseguida surgen las voces que advierten de que la verdad puede generar racismo. Como en aquel escándalo de Birmingham con cientos de paquistaníes implicados en una trata de menores blancas con violaciones, vejaciones y secuestros. Nada pasó. Para evitar tensiones racistas. En Colonia, ya se verá. Saber de dónde son y vienen fomenta actitudes y opiniones aún más críticas con la idea de Angela Merkel de permitir la entrada incontrolada de centenares de miles de inmigrantes de África y Oriente Medio. En su inmensa mayoría, hombres. Veremos si el drama de Colonia hace surgir denuncias en otras ciudades en las que la vida de sus habitantes ha cambiado dramáticamente, en especial para las mujeres. «Asistimos a una nueva dimensión de la violencia», decía ayer el presidente del sindicato policial, Arnold Plickert.
Mientras, en París, la revista Charlie Hebdo saca un número conmemorativo del atentado del pasado año que le atribuye a «un dios asesino» al que dibuja con todos los atributos de la representación clásica del Dios cristiano con un fusil a la espalda. Como si a sus compañeros dibujantes y a los judíos del supermercado kosher los hubieran asesinado los jesuitas o un comando de teresianas y no unos comandos yihadistas que dejan muy claro que matan en nombre del islam. La verdad hace racismo. Y el miedo hace milagros. Para ocultarla. El miedo al yihadismo tanto como el miedo a ser tachado de simpatizante de Pegida en Alemania, es decir, casi neonazi. Como en España el miedo a ser calificado de franquista o «facha» que desde la Transición penaliza la verdad hasta desterrarla en muchos campos. Esa corrección impuesta por la izquierda, acatada por la derecha acomplejada, abrazada por todos hasta dejar inerme a la Constitución y permitir esperpentos como la realidad catalana con un gobierno delincuente y unos delincuentes que quieren el gobierno y deciden la agenda. Todos proclamando su desprecio a la ley. Y en el resto de España ya ha quedado también claro que la impunidad en aras de la armonía y la conveniencia política solo beneficia a los peores. En esta deriva suicida, con consignas y sin verdad, sí podemos presumir de ser la vanguardia de una Europa cuyas cuadernas crujen de forma atronadora.

sábado, enero 02, 2016

¡GRACIAS, MÚNICH!

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Sábado, 02.01.16


Esta ciudad convirtió en triunfo total su negativa a dejarse atropellar por el miedo como Bruselas

Todavía no lo sabe la mayoría en Europa y el mundo. Pero quizás esta Nochevieja marque un hito histórico en la larga lucha que tenemos por delante contra un terrorismo islamista que quiere estrangular a la sociedad europea con el terror indiscriminado.
Este pasado jueves, 31 de diciembre, Múnich sufrió una alarma terrorista de máximo nivel y credibilidad para la policía, basada en datos de servicios secretos occidentales. Anunciaba un ataque inminente de forma similar a la alarma que se desató el 21 de noviembre en Bruselas. Aquella llevó a la paralización total de la capital belga y europea durante cuatro días. Bruselas, repleta de organismos internacionales, se recluyó literalmente en una inmensa madriguera por miedo a un atentado como el acaecido el día 13 en París. Y renunció a ser ciudad libre y viva.
La terrible sensación de derrota ante el triunfo del terror esta justificada. Sin disparar un tiro, el islamismo paralizó el corazón de Europa durante cuatro interminables y también vergonzantes días. En esta Nochevieja, sin embargo, las autoridades alemanas decidieron hacer una intervención quirúrgica, eso sí, masiva, donde se temía el ataque y desalojó la estación central. Y aunque alguno lo planteara, no demandó desalojos ni suspensión de las miles de fiestas masivas que se celebraban en todo Múnich para despedir el año. Y aunque los muniqueses fueron puntualmente informados y la ciudad se llenó de coches, luces y alarmas de policía, no hubo ni pánico, ni suspensiones, ni cierres prematuros. Como un solo hombre, los ciudadanos decidieron seguir celebrando. Como en Bruselas, no se confirmó la alarma. Pero Múnich convirtió en triunfo total su negativa a dejarse atropellar por el miedo como Bruselas.
La capital bávara fue una fiesta toda la noche. Y celebró su libertad y su suerte de formar parte de la sociedad más afortunada jamás habida. Que, con todos sus defectos, es la sociedad abierta occidental, la democracia con su alter ego, el capitalismo. La fiesta por nuestra libertad y el coraje para defenderla componen un gran regalo que nos ha hecho Múnich a toda Europa.

CONJETURAS

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 01.01.16


Es más verosímil que una España frentepopulista le dé la puntilla al proyecto europeo a que la UE sepa salvar a España de su propio delirio

HACE unos meses, un tren de San Sebastián a Madrid paró en campo abierto en la provincia de Burgos. Una voz amable de mujer explicó por los altavoces que el tren había tenido que parar por una imprevisible y atroz incidencia. Se había atropellado a «una persona o una cabra». Tiempo después la misma voz aclaraba que la arrollada era un humano. Y mucho después, se supone que por esa tardanza, la señora se sintió obligada a volver al micrófono. Tras lamentar una vez más la incidencia y el consabido retraso, explicó que el juez ya se había personado. Que se procedía al levantamiento del cadáver. Pero que no podía concluirse porque no aparecía la cabeza. Al parecer el nuevo diseño de trenes aerodinámicos favorecen ese fenómeno. Las locomotoras tradicionales te llevaban por delante. Las nuevas te envían al quinto y al sexto infierno. Tronco y cabeza por separado. El colofón habría emocionado a Julio Camba. La voz que tenía al tanto a un público que oscilaba entre espanto con humor negro volvió a resonar para pedir más excusas, explicar que se alargaba la búsqueda de cabeza perdida y añadir «según mis conjeturas, se ha quedado por la curva». Al final, se encontró. Las conjeturas, amigos.
La enorme perplejidad de ver a España deslizarse hacia un gobierno de Frente Popular, hace brotar mil conjeturas, sobre el futuro como sobre el pasado. Las ucronías están de moda. Unas dicen que un congreso honrado y autocrítico, un candidato no carbonizado y la retirada de Mariano Rajoy habrían bastado para una mayoría bien sólida del PP para gobernar con poquitos diputados de Ciudadanos. También que el colapso del PSOE bajo Pedro Sánchez habría sido el mismo con Eduardo Madina. Que los barones son injustos, porque todos fueron cómplices de la culpable agonía del PSOE, Zapatero, que puede considerarse a todos los efectos el fundador de Podemos con Hugo Chávez y su servicial criado español, Juan Carlos Monedero. Pero las conjeturas más peligrosas son las hechas de cara al futuro. Pueden confundir mucho. Especialmente dos. Una es la de quienes son partidarios de que se forme un gobierno de Frente Popular con PSOE, Podemos y el desecho de tienta separatista que quiera apuntarse. Mantienen que en muy poco tiempo tendrá unos resultados muy saludables para el panorama político español. Porque demostrará la incapacidad para gobernar de la ultraizquierda de Podemos. Y además escarmentará a un PSOE que, cuando el gobierno se hunda, se arrepentirá de la deriva izquierdista, emprenderá la senda de la socialdemocracia en armonía con la democracia occidental y rechazará para siempre utopías socialistas y la llamada superación del sistema capitalista. Esa insensatez invita a abrir el camino al Frente Popular con la necia conjetura de que el poder perjudicará a quienes lo tienen. En absoluto. Es menos conjetura que certeza augurar a los comunistas de Podemos, en alianza con el PSOE, un uso del poder mucho más eficaz para su propia preservación y fortalecimiento que el demostrado por el PP. Y nadie dude de que la capacidad de instalar e infiltrar a enemigos del Estado en la administración se multiplicaría y se usaría. Si hemos tenido un Jemad con simpatías bolivarianas para alarma de la OTAN, la entrada del chavismo español en la administración espantaría. La otra conjetura está en que Europa no permitirá a un gobierno del Frente Popular hacer ningún disparate irreversible. Craso error. Lo cierto es que Europa está profundamente debilitada tanto en su Comisión como en el único líder que merecía tal nombre, Angela Merkel. Y que es más verosímil hoy que una España frentepopulista le dé la puntilla al proyecto europeo a que la UE sepa salvar a España de su propio delirio.