TERNURA Y FIRMEZA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 30.06.15
Es Grecia la que tiene que volver a hacerse compatible con
el resto de Europa. No al revés. La canciller lo dijo con tanta ternura como
firmeza
CON la salida de Grecia de la moneda común en mente de
todos, la canciller alemana compareció ayer en Berlín y habló de la
responsabilidad en la historia. Y comenzó con una evocación a la terrible
destrucción causado por el totalitarismo alemán, por el nazismo, en Europa.
Recordó a los seis millones de judíos asesinados y la Europa que había ardido,
pero también a los demócratas alemanes que refundaron la república desde los
escombros de una nación. Angela Merkel hablaba ante los cuadros de su partido,
la Unión Cristianodemócrata (CDU), con motivo del 70 aniversario de su
fundación. Y habló de Alemania y de Europa y lo hizo con emoción y con
solemnidad. En uno de esos discursos que tanto se echan de menos en España. En
los que esos políticos europeos que aún quedan con sentido de la historia hacen
un gran arco narrativo para que la audiencia evoque escenarios y momentos,
personas y palabras, hechos y emociones. Discursos así no se escuchan aquí,
donde tan necesitados estamos de ellos. Y no se escuchan porque cualquier
evocación histórica por cierta que sea es materia de conflicto, sospecha o
inquina. Mentar la historia es mentar la bicha porque los guardianes de los
mitos están siempre alerta. Estamos secuestrados por esa mentira española. De
ahí que nuestros discursos políticos suelan ser de abominable superficialidad y
casi siempre mera letanía de los lugares comunes y tópicos de la corrección
política al uso.
Merkel aludió a la responsabilidad histórica de los alemanes
y dejó claro que los alemanes tienen un papel especial por su pasado pero que
todos los demás han de asumir su parte. También a los griegos hablaba Merkel. A
esa sociedad griega que la ha insultado de la peor forma en que se puede
insultar a un alemán y que le ha echado a ella la culpa de todas sus propias
desgracias, originadas en sus propios excesos. Pero el victimismo es uno de los
principales recursos de la profunda falta de honradez que los nacionalismos y
los populismos tienen. Y en Grecia se han dado la mano un nacionalismo
primitivo balcánico y un populismo clásico comunista para convencer a una
sociedad de que había hecho bien viviendo de la mentira y el engaño la pasadas
dos décadas. Quizás sin crisis podrían haber seguido así sin que se enteraran
sus socios, pero los rigores de la escasez dejaron al descubierto una sociedad
que vivía entera permanentemente en la estafa. Merkel no habló de eso. Ni hizo
reproche alguno al que llamó «orgulloso pueblo griego». La canciller pidió
responsabilidad a todos para impedir el fracaso de esta Europa cuya
construcción es un imperativo moral después de lo sucedido en el siglo XX en
unas tierras anegadas de sangre. La frágil arquitectura europea requiere esa
seriedad de todos al asumir su papel y su carga. Merkel evocaba la ética de la
responsabilidad. Casi nadie debe saber ya qué diantres es eso entre unos
políticos españoles que parecen todos competir con Zapatero en ignorar o
justificar los daños de sus actos y decisiones. Merkel dijo que hay que hacer
todo lo posible para que nadie se quede atrás o fuera en este proyecto. Que es
la única posibilidad para Europa de jugar un papel de relevancia en el futuro
en un mundo que se ha globalizado sin preguntar a Europa si le gusta o no. Pero
no se puede hacer lo imposible, advirtió Merkel, que sería aceptar la
imposición de consignas y actos contrarios a los valores que definen esta
Europa. Es Grecia la que tiene que volver a hacerse compatible con el resto de
Europa. No al revés. La canciller lo dijo con tanta ternura como firmeza.
HERMANN TERTSCH presenta «DÍAS DE IRA» «Europa está amenazada y sus líderes no han estado a la altura»
Por VÍCTOR R. ALMIRÓN
ABC Martes, 30.06.15
El
columnista de ABC Hermann Tertsch presenta «Días de ira» y pide responsabilidad
Intervención
de Carlos Herrera «El libro otorga la paternidad de tan odioso escenario a los
años de Gobierno de Rodríguez Zapatero. Su política revive de forma rencorosa
episodios ya pasados»
Dos vectores Tertsch sostiene que se han instalado dos
vectores: uno es la venganza y el otro es el rencor. «Y entre ambas se
establecen los paradigmas de la política española
No
debería entenderse como incompatible el respeto y admiración por tu país con la
crítica profunda de los males que la aquejan. La España que combate hoy con más
éxito que otras naciones el duro envite de la crisis, ve cómo anidan en su seno
vicios que amenazan los méritos de un país que logró hace años homologarse a
las principales democracias del mundo.
ISABEL PERMUY
Los
periodistas Carlos Herrera y Hermann Tertsch, autor de «Días de ira», junto a
la diputada Cayetana Álvarez de Toledo
Flanqueado por Carlos
Herrera y por la diputada del Partido Popular Cayetana Álvarez de Toledo, Hermann
Tertsch presentó ayer su último libro, «Días de ira» (La Esfera de los libros)
Un acto celebrado en el Espacio Bertelsmann y al que acudieron empresarios como
Luis del Rivero, la presidenta-editora de ABC, Catalina Luca de Tena o
personalidades como el Padre Ángel. Aunque la crítica de este periódico definió
esta obra como «necesaria» y «desasosegante», se trata de una radiografía que
analiza con precisión cirujana los problemas que acechan al país, y que son
básicamente tres: populismo, secesionismo y corrupción. Ese desasosiego puede
invadirle a uno a medida que avanza en la lectura de un libro que parte de la
tesis de que los horrores del pasado «pueden volver a suceder».
Falta de reacción
El autor reconoció
que en un primer momento dudó a la hora de abordar su escritura «por la inmensa
pereza» que le sugiere casi todo lo que tiene que ver con la política española.
«Pero entendí que ese estado de ánimo había que volcarlo en un libro», añadió.
Tertsch, no obstante, dejó a sus padrinos la responsabilidad de abordar los
pasajes que el libro plantea sobre la realidad del país, y quiso centrar su
intervención en un asunto de plena actualidad: la situación política en Grecia.
Lo hizo para criticar la «perversión e hipocresía que amenaza el proyecto europeo»,
aunque no obvió la «falta de reacción» de los líderes europeos. «Nadie ha
estado a la altura», se lamentó.
Tertsch destacó la
intervención que en el día de ayer realizó la canciller alemana, Angela Merkel,
que reclamó «responsabilidad» a todas las partes para que no tenga lugar el
descarrilamiento del proyecto europeo, que es un riesgo «real», a su juicio.
«La responsabilidad que pide Merkel surge de la convicción de que no somos
inmunes de que se repita lo sucedido en Europa en el siglo XX. Cualquier pueblo
es capaz de repetir las monstruosidades más inimaginables». El auge de los
populismos en España es una de las piezas clave de un libro que anticipa un
cambio de era en un tiempo «fascinante y peligroso». Carlos Herrera apuntó que
«lo que sostiene Hermann es que aquí se han instalado dos vectores: uno es la
venganza y el otro es el rencor. Y entre ambas se establecen todos los
paradigmas de la política española».
El libro otorga la
paternidad de tan odioso escenario a los años de Gobierno de José Luis Rodríguez
Zapatero. Aunque Herrera sostuvo que «no podía ser tan malo las 24 horas del
día» sí cree que «efectivamente su política encarnaba la de revivir de forma
rencorosa episodios que en España habíamos pactado pasar por alto». Sobre
Podemos, Herrera los definió claramente como «comunistas de tomo y lomo».
Con los ecos de la
entrevista concedida por José María Aznar a ABC, en la que alertaba de que el
Partido Popular debería encontrar un rumbo claro para volver a conectar con su
electorado, era de especial interés la presencia de la diputada popular, que
hizo suyas algunas de las reflexiones del expresidente: «Estos años ha faltado
política, y apelar al voto del miedo no es una garantía de nada. No hay
votantes cautivos y el miedo no los va a cautivar». A su juicio, el nuevo
impulso político solo puede venir de la mano de un proyecto político poderoso,
limpio y valiente, que se base en la razón porque «es urgente y posible vencer
al populismo, que nos trata a los ciudadanos como menores de edad».
Momentos
decisivos para España porque el populismo, «tanto en su forma de extrema
izquierda como de fuerzas nacionalistas» ponen en riesgo la «continuidad» del
proyecto político español y también el europeo. «El populismo es incompatible
con la convivencia», señaló Álvarez de Toledo. La diputada pidió que se dejase
de «manosear e impugnar la transición». «La democracia es lo mejor que hemos
hecho. Debemos preservarla y perpetuarla»
HERMANN TERTSCH: «LOS ESPAÑOLES HEMOS NORMALIZADO LA MENTIRA»
ENTREVISTA
Hermann Tertsch
Periodista
Por Isaac Blasco
ABC Lunes 29.06.15
Presentación
Tertsch presenta su libro, hoy a las 20 horas en el Espacio Bertelsmann (O'Donnell, 10. Madrid), junto a la diputada Cayetana Álvarez de Toledo y el periodista Carlos Herrera
El analista presenta en su último libro una «España en estado de alarma» cuyo último reflejo es la poderosa irrupción de la izquierda populista
Rodríguez Zapatero
«Es el padre político de Podemos y, por tanto, de este asalto democrático de la
izquierda populista»
Sin sanción moral «Los españoles hemos asumido la
narración falaz de nuestro pasado reciente, y cuando la mentira es socialmente
aceptada, ésta deja de ser condenable»
«Días de ira», el
último –y desasosegante– libro de Hermann Tertsch (Madrid, 1958), aborda la «ruptura» , en 2004, del proceso de normalización democrática que arrancó en la
Transición. Según el autor, «la anormalidad política que trata de imponer la
izquierda y la nula capacidad de reacción de la derecha» impiden «reconducir una
situación que no acabará si antes no reconocemos con todas las consecuencias
nuestro pasado».
OSCAR DEL POZO
Hermann Tertsch, en el despacho de su domicilio en Madrid,
el pasado viernes
— ¿Cuándo y por qué
se quiebra el proceso de normalización democrática iniciado en la Transición?
— En 2004 confluyen
una serie de factores de agitación, como la protesta instrumentalizada por la
izquierda contra la guerra de Irak, que tienen su detonante en los atentados
del 11 de marzo. Ese el momento exacto de la ruptura.
— En su libro, usted
atribuye la responsabilidad política de que ese proceso descarrilara a José
Luis Rodríguez Zapatero.
— Zapatero aparta al
PSOE de la socialdemocracia e instaura una corriente ideológica que invoca los
presupuestos de la República y del Frente Popular para acabar con esa izquierda
normalizada occidental e imponer la anormalidad política. Ese discurso
zapaterista es trascendental para explicar el actual estado de excepcionalidad
política.
— Hasta el punto que
sostiene que sin el precedente de ese viraje zapaterista el populismo
representado hoy por Podemos no hubiera sido posible.
— Por descontado.
Zapatero es el padre político de Podemos y, por tanto, de este asalto
democrático de la izquierda populista. Es él quien comienza a deslegitimar la
Constitución, los pactos de la Transición y la propia reconciliación nacional.
Como presidente del Gobierno, hace cundir la idea de que todo eso fue un
embuste, lo que proporciona argumentos a este tipo de izquierda para no
reconocer el actual sistema como un régimen realmente democrático, sino
conectado con el franquismo. En este sentido, Pablo Iglesias y todos los demás
dirigentes de Podemos coinciden con el único actor que nunca ha reconocido la
Transición: ETA.
— ¿Y la derecha?
— La derecha es una
tragedia en este país de proporciones casi tan importante como la izquierda.
— ¿Por qué motivos?
— Entre otros por lo
que yo llamo la gran mentira antifranquista.
— ¿En qué consiste
ese concepto, reiterado en su libro?
— En que se haya
aceptado como verdad que el franquismo no evolucionó en cuarenta años, que fue
durante tanto tiempo un régimen totalitario asimilable al de Hitler que tuvo
sojuzgado al pueblo hasta el 20 de noviembre de 1975, y que el 21 de noviembre
todos pudimos volver a ser demócratas. En esa falsedad comúnmente aceptada está
el origen de nuestra incapacidad para alcanzar puntos de consenso mediante el
diálogo. Los españoles hemos asumido la narración falaz de nuestro pasado
reciente, y cuando la mentira es socialmente aceptada, esta deja de ser
condenable. No hay sanción moral para la mentira, porque todos llevamos
mintiendo sobre nuestro pasado desde hace cuatro décadas. En otros países la
mentira te liquida; aquí la hemos normalizado.
— ¿Nadie se salva de
mentir?
— El que se sale de
ella es marginado tras ser tildado de «facha». De ahí que yo diga que en este
país nadie es realmente libre hasta que pierde el miedo a ser llamado fascista.
La consecuencia más grave de la imposición de este discurso tan falso como
aceptado por todos es un claro empobrecimiento de nuestra calidad democrática
debido a la imposibilidad de debatir ideas en libertad. La derecha, por su mala
conciencia histórica, también ha acatado esta gran mentira sin alzar la voz.
— ¿Su padre rompió
con esa mentira en cuanto a su experiencia con el nazismo?
— A través de la
figura de mi padre apelo al acto de honradez que supone desarrollar la
capacidad del luto: reconocer lo que han hecho tus familiares o tú mismo. Esa
catarsis se operó en la sociedad alemana veinte años después de la II Guerra
Mundial, y fue una exigencia de las generaciones que no habían vivido los años
de Hitler. Aquí no ha ocurrido eso: no se ha racionalizado ni expresado con
todas las consecuencias lo que ha sucedido en el pasado. Mi padre se apartó del
nazismo y fue represaliado por ello, pero jamás ocultó su entusiasmo inicial
por Hitler.
— ¿Hay manera de
revertir la situación de anomalía política descrita en su libro?
— Estamos en el peor
momento; si no llegamos a las manos, deberíamos practicar un ejercicio
colectivo consistente en reconocer nuestro pasado sin paños calientes. Hoy no
me atrevería a apostar por que esto ocurra.
EL CALIFATO Y NUESTRO FRACASO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 27.06.15
Nadie muestra el suficiente interés como para invertir vidas
de combatientes contra el EI
El Estado
Islámico demostró ayer que mantiene toda su voluntad y capacidad de matar y
aterrorizar a todo el que no se doblegue a su poder. Y que cada vez está más
capacitado para coordinar por el mundo su brutal forma de manifestar su entrega
total y fanática al proyecto de expansión yihadista y triunfo final. Pero sobre
todo ha recordado a todo el mundo que un año después de proclamarse el Califato
y anunciarse muy solemnemente una amplia alianza internacional para una guerra
contra el mismo, ese Estado Islámico, acosado y atacado por todos, es más
grande que nunca, sigue creciendo y los reveses que sufre los compensa tarde o
temprano. Hoy se puede viajar por el Califato desde casi los suburbios de
Bagdad hasta muy cerca de Damasco. Tiene playas en el Mediterráneo y práctica
capacidad para regular el tsunami de la inmigración hacia Europa desde la otra
costa. Los ataques aéreos debilitaron inicialmente a sus fuerzas, pero la
certeza de que solo han de combatir sobre el terreno con los kurdos y los
maltrechos ejércitos sirio e iraquí las ha vuelto a reafirmar y ha
intensificado su expansión.
El Estado Islámico ha celebrado por tanto este aniversario
del Califato con lo que mejor hace y más le satisface: sembrando de muertos un
viernes negro de Ramadán con ataques en tres continentes. En Túnez, Kuwait,
Somalia, Siria y Francia murieron ayer más de un centenar de personas porque el
Estado Islámico tiene capacidad organizativa y porque la comunidad
internacional le deja usarla. El mundo no puede pararlo porque no parece
querer. Y nadie muestra el suficiente interés como para invertir vidas de
combatientes sobre el terreno. Por eso, mientras no haya decisión de una
alianza seria, decidida a atacar y no dejar de hacerlo hasta destruir este
estado islamista terrorista, sus estructuras, su ejército, sus mandos y su vida
cotidiana, tendremos un enemigo cada vez más fuerte, con mayor seguridad y
autoestima y fuerzas para golpearnos donde menos lo esperemos.
UN CANTO A LAS FORMAS
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 26.06.15
Los rituales y las formas, también en el vestir, son la
expresión del valor que se concede a valores, símbolos y sentimientos
EL pasado domingo, ABC hizo un espectacular
despliegue de magníficas firmas del periodismo español para tratar sobre una
gran cuestión que se ha ignorado mucho tiempo en España. Y cuyos efectos
nefastos algunos creemos ver por todas partes. Se trata del declive en el
respeto y cultivo de las formas en el trato y en la llamada buena educación.
«La mala educación gana terreno en España» decía el titular en nuestra segunda
portada. En un claro exceso de optimismo porque sugiere que aun le queda
terreno por conquistar. Cuando lo cierto es que salvo reductos privados o en
círculos muy específicos y selectos de la administración o la sociedad, el
trato habitual hoy en día es algo mucho peor que informal. La buena educación
es algo más que lograr que los niños no coman mirando al móvil, gesticulen con
los cubiertos, se metan el cuchillo en la boca, dejen libres los asientos a los
mayores. La buena educación es mucho más que las buenas maneras, pequeñas
reglas de urbanidad en el comportamiento público que facilitan la convivencia.
Se daba por hecho que todos las agradecían y a todos beneficiaban. Hoy, solo
poner la televisión lleva casi a oler el aliento de una gentuza que no respeta
ninguna fórmula o forma de hacer amable el trato al prójimo por la sencilla
razón de que son profesionales del ofender, del descalificar o ridiculizar. Lo
que no es agresión y mofa es sentimentalismo primario. El tuteo es hoy en
España una peste descontrolada que contribuye como pocos factores a la aridez,
acritud y zafiedad en el trato público. Siempre hay ideología en los cambios de
trato. Y siempre hay muchas diferencias entre los diversos países y entre las
clases sociales. Hay aun países en los que es casi impensable acudir a
invitados a la cena a una casa sin llevar unas flores. Y hay países en los que
esos que orinan por las calles de las ciudades españolas serían tratados como
animales de granja antes de ser multados como ciudadanos de incontinente
grosería. Hay otras culturas mucho más estrictas que Occidente en la
observancia de sus reglas de trato y cortesía, véase el ejemplo de Japón. La
mayoría de ellas lo son con mucho provecho. Los rituales y las formas, también
en el vestir, son la expresión del valor que se concede a valores, símbolos y
sentimientos. Hasta hace medio siglo había en el mundo occidental unos códigos
homogéneos que eran comúnmente aceptados. Hoy en todos los países europeos se
han relajado. En algunos se olvida casi por completo. En ciertas cosas para
bien. En muchas otras para mal. También la mezcla de culturas debido a la
inmigración ha hecho mucho. No dejará su asiento a una mujer quien la considera
un animal más barato que un camello. La desaparición de las buenas maneras es
el aspecto más visible de la más grave desaparición de las formas de respeto,
comunión entre iguales y culto. Que reflejan el enorme predominio de la falta
de respeto mismo. Ahora mismo pagamos ya, muy especialmente en España, triste
avanzada en el deterioro, esa política de desprecio a las formas en el trato
entre nosotros y a nuestros símbolos. Con un grave deterioro de la
civilización, nadie sabe si irreversible. Algunos que de pequeños nos creíamos
torturados por nuestros mayores por su puntillosa atención a las formas,
celebramos contar con los elementos para valorar y entender el decisivo sentido
de las formas. El respeto a las formas lleva a la capacidad de gratificación e
identificación que está en el entender del significado de la liturgia en toda
la vida del mortal con sentido trascendente.
MALA TERAPIA, LARGA AGONÍA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 23.06.15
Una vez más, el que peor se porta, el mayor infractor dentro
de la comunidad de derecho, es el que dicta la agenda y las reglas
EL espectáculo es poco edificante. Como casi todos a los que
asistimos de un tiempo a esta parte. ¿Cuál fue el último gran gesto de dignidad
europea que recuerdan? Cuesta trabajo recordar alguno reciente. Ahora tenemos a
un gobierno de un pequeño país decidido a utilizar todos los métodos de la
deshonestidad, desde el chantaje al engaño, de la amenaza a la agitación
populista o la traición. Todo para asegurarse un trato de privilegio que se
traduce en la impunidad para violar las reglas comunes, incumplir los
compromisos y romper la palabra. No de otra cosa estamos hablando en el trato
de la UE con Grecia. Una vez más, el que peor se porta, el mayor infractor
dentro de la comunidad de derecho, es el que dicta la agenda y las reglas, el
que recibe todas las atenciones y el que consigue un trato especial. Mientras que
aquellos que han hecho inmensos esfuerzos para adaptarse y cumplir no reciben
sino indiferencia y el recargo sobre la factura general que habrá de pagarse
para cubrir los dispendios del transgresor.
Es comprensible que muchos líderes, a su cabeza Angela
Merkel, crean mejor casi cualquier cosa que la salida de Grecia. Les da vértigo
participar en la creación de este precedente. Pero debería quedar claro que
peor que la UE sin Grecia es quedarse sin UE a medio plazo. El resentimiento no
solo se dispara en Alemania. Y no se dirige solo contra el Gobierno griego,
sino también contra la UE. El veneno griego hace tiempo que corre por las venas
europeas. Porque los que actuaron correctamente se ven maltratados, y muchos
escarmentados. Y quienes quieren imitar a los griegos en romper los criterios
económicos del sistema y de la honradez en el trato internacional se ven
fortalecidos. Son los que quieren construir otro tipo de régimen político.
Ahora parece que creen algunos que Grecia comenzará a acatar las reglas. Porque
está a días de la quiebra. Pero el alacrán actuará según su naturaleza. Con una
dirección política neocomunista no puede cumplir y no lo hará. Y con ese
gobierno no podrá funcionar. Pero la perseverante defensa del absurdo es parte
de ese proyecto totalitario comunista que vuelve en el mundo y en Europa con el
desprestigio de la democracia, del capitalismo y la libertad. En Europa de
momento tiene como cabeza de puente a Grecia. Quizá pronto sea España la otra.
Si sucede, no habrá sido menor el papel jugado por todos los que han otorgado
impunidad a Tsipras tras alcanzar este cotas insólitas de osadía en el engaño y
la provocación. Como en el chantaje y sus actos de amenaza con enemigos de la
UE.
Pocos europeos están en contra de la permanencia de una
Grecia democrática, honrada y respetuosa en el seno de la UE. Pero muchos
europeos dudan profundamente de que el proyecto político griego sea compatible
con la UE y sus leyes. El populismo griego es un movimiento agresivo,
nacionalista, victimista y antioccidental que alimenta el movimiento
neocomunista. Su partido es tan enemigo de las reglas, principios y esencia de
la UE como lo puedan ser Rusia, Bielorrusia o Cuba. Y tan absurdo resultaría
intentar integrar ahora a estos países en la UE como intentar retener a Grecia
si no abandona ese proyecto. En los Balcanes hay países con más vocación
europeísta y ganas de cumplir. Están a la espera en una cola que no se moverá
en los próximos años. El proyecto de Syriza es construir un régimen socialista
antiliberal. Y que Europa corra con los gastos. Aunque tuviera Europa la
delirante generosidad para aceptarlo, un cuerpo extraño agresivo así en su seno
solo augura metástasis, parálisis y mutilaciones, una lastimosa agonía para
Grecia y toda Europa.
IMPUNIDAD Y MIEDO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Lunes, 22.06.15
Si la impunidad de la izquierda se extiende como pretenden
hasta al colocar bombas, el miedo puede ser pronto general
El joven Alfonso
Fernández Ortega es uno de tantos jóvenes españoles formados en el odio
político, en el desprecio a la Transición y Reconciliación Nacional y en el
espíritu de la revancha guerracivilista que un presidente de Gobierno convirtió
en doctrina nada más darse la desgracia nacional de su acceso al poder en 2004.
Hoy Alfon, así se le conoce, es el más famoso de todos. Miles de españoles se
han manifestado para apoyarle. Las redes sociales están llenas de mensajes que
le jalean a él y amenazan a todo el que recuerde su delito, su trayectoria o su
condena de 4 años. Alfon destacó pronto. Como menor de edad protagonizó un
atraco con una violenta agresión sexual a cinco niñas. Y siguió acumulando
antecedentes. Hasta que en la huelga de 2012 fue detenido cuando portaba una
bomba casera, con metralla para causar heridos, según se desprende de la
sentencia.
Si Alfon hubiera sido castigado por sus delitos juveniles,
quizás hoy haría una vida normal. Pero el agresor sexual, ladrón y traficante
de anfetaminas quedó siempre impune. Y aumentó su notoriedad como violento
ultraizquierdista de una banda de «hooligans» del Rayo Vallecano. Su detención
con la bomba le lanzó al estrellato de la comunidad antisistema. Ahora su
ingreso en prisión ha movilizado a todo ese sustrato ultraizquierdista que ha
crecido sin parar, alimentado por la crisis, las televisiones y el mensaje
anticonstitucional omnipresente. Y a la cabeza se ha puesto el Ayuntamiento de
Madrid, dirigido ya por gente muy parecida a Alfon. Hubo quien pensó que no
llegarían tan lejos. Por respeto a la legalidad. ¡Quiá! La ideología puede más.
AhoraMadrid se ha unido a la campaña «Todos somos Alfon». Que siendo exactos
significa: «Todos somos delincuentes multirreincidentes». El Ayuntamiento de
Madrid apoya así a quienes lanzan lemas como «a por ellos como en Paracuellos»
y el favorito de Alfon, que lo es también de Podemos: «el miedo cambia de
bando». Si la impunidad de la izquierda se extiende como pretenden hasta al
colocar bombas, el miedo puede ser pronto general.
PUTIN, APASIONADO POR EL PODER
Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo, 21.06.15
Retrato de un autócrata
Miedo al mundo externo, desdén por el prójimo y pasión por
el poder marcan la personalidad del presidente ruso
Desprecio al débil
Vladimir Putin desprecia a los inferiores y a todo el que le parezca débil. También desprecia a Occidente, que considera decadente
Providencialismo ruso
El jefe del Kremlin se ha adherido a movimientos ultraortodoxos de un providencialismo ruso que cuadra muy bien con sus apetitos políticos
Los gestos y el
lenguaje corporal dicen a veces más que sesudos estudios de datos biográficos.
La cara satisfecha de Vladimir Putin, ojos semicerrados, ligerísima sonrisa,
cabeza ladeada, sentado en la tribuna del Foro Económico de San Petersburgo el
pasado viernes, era la de un gato grande en divertido juego con un ratón. Escuchaba
al primer ministro griego, Alexis Tsipras, invitado a airear su victimismo y
resentimiento contra la Unión Europea por no ceder ésta al chantaje. Allí
estaba un europeo díscolo que había acudido a pedir su protección frente a
Occidente. Y Putin podía convertir la deslealtad del griego en otra cuña con la
que agrietar a la UE. Destruirla, a la UE y a la OTAN, es ya obsesión. Sobre
todo desde que la atracción a la Unión Europea se convirtió en el motor del
levantamiento ucraniano contra sus planes expansivos.
NIETO
El rostro de Putin
desmiente a quienes dicen que una inseguridad interior le impide las plenas
satisfacciones. Dicen que sufre un narcisismo agudo, incluso cierto tipo de
autismo. Que supone grave merma de capacidad negociadora porque no es capaz de
ponerse en el sitio del prójimo. Desde luego, nunca ha destacado por negociar.
Su capacidad de empatía sería nula, según servicios de información
occidentales. Y sus problemas neurológicos y la formación en el KGB son un
obstáculo infranqueable para asumir problemas y conflictos de forma objetiva,
sin ver siempre en ellos una operación enemiga.
Según esos estudios,
Putin cree realmente que los deseos de libertad y democracia en las repúblicas
exsoviéticas, sea en las Bálticas, miembros ya de la UE y en la OTAN, sea en
Ucrania, son mero fruto de operaciones encubiertas de la OTAN para acosarle a
él, es decir a Rusia. No cree Putin en otra voluntad popular que la generada
por terminales del poder. El mundo es una inmensa maquinaria en el que las ruedas
de reloj son conspiraciones de diverso tamaño que encajan o se comen y
trituran. Un mundo así da mucho miedo. Y el miedo es el principal motor de su
política interna de represión y control implacable. Putin quedó muy
traumatizado por los acosos sufridos por su cuartel en Dresde en 1989 durante
el levantamiento popular en la RDA. Y le afectó el oprobioso final de los
dirigentes comunistas de todos aquellos países satélites. No quiere correr tal
suerte. Sin el poder, nada le garantiza que no se le exijan responsabilidades
en el futuro por veinte años de una brutal guerra política ganada en la que no
se ha reparado en gastos ni en vidas.
La bronca
Junto al miedo
aparece el desprecio. La canciller Angela Merkel le tuvo que reconvenir en una
ocasión en 2006 ante el terrible maltrato al que sometía en su presencia el
presidente ruso a sus ministros. Putin desprecia a los inferiores y a todo el
que le parezca débil. Desprecia a Occidente que considera decadente. Y en
compensación por los propios complejos frente al desarrollo, complejos muy
arraigados en el pueblo ruso, se ha adherido a movimientos ultraortodoxos de un
providencialismo ruso que tan bien cuadra con sus apetitos. De ahí esa alianza
con el pensador Alexander Dugin y sus teorías nacionalcomunistas de una
regeneración euroasiática que llegará con el triunfo del cristianismo ruso
sobre las corrientes decadentes, pecadoras y lascivas de occidente y la alianza
euro- americana. Ahí se juntan prácticas de organización y del estado del
fascismo con el fundamentalismo religioso en una mezcla doctrinal explosiva que
difunden sin cesar las redes de comunicadores creadas por Rusia por todo el
mundo.
Con apoyo ideológico
y financiero masivo tanto a la extrema izquierda como extrema derecha en todo
el mundo, especialmente en una Europa en la que Putin centra sus ambiciones.
Porque su rival mundial y mortal enemigo es Estados Unidos a quien respetó
antes de Obama y volverá a respetar. Europa es solo su botín ambicionado.
Miedo,
desprecio y pasión por el poder.
El culto a la personalidad de Putin comienza a parecerse al que se brindaba a
un Stalin que vuelve a estar de moda. El triunfo de la voluntad estaba otra vez
presente el 18 de marzo del pasado año en la solemne ceremonia oficial de
anexión de Crimea en la sala de San Jorge del Kremlin.
Culto al jefe
Nadie desde Napoleón
se ha dejado celebrar tanto por los suyos por una conquista militar considerada
por todo el mundo una agresión injustificable, un robo territorial y un acto de
violación del Derecho Internacional. Hace mucho tiempo ya que no distingue
entre los intereses de Rusia y los propios. Él mismo ha dejado claro que tiene
una misión: «Considero mi labor sagrada unificar a los pueblos de Rusia». Se
refiere a todos los rusoparlantes que quedaron dispersos entre Rusia y los
estados vecinos después de lo que para él fue «la mayor tragedia del siglo XX»,
el hundimiento y disolución de la Unión Soviética. El hecho de que para Putin
sea la mayor tragedia del siglo lo que para muchos cientos de millones fue la
mejor noticia, ya es un claro indicio que sus relaciones con el mundo en
general y con los vecinos de Rusia en particular no pueden ser muy armoniosas.
Igual que se quedó
con Crimea, Vladimir Putin tiende a quedarse con todo aquello que le apetece.
Muchas veces solo para demostrar que puede. Todavía recuerda con estupor Robert
Kraft, el propietario del equipo New England Patriots la visita de un grupo de
la Superbowl a Rusia. A Putin le llamó la atención el enorme anillo de
brillantes que llevaba y se lo pidió. Kraft se lo quitó, halagado, el
presidente ruso lo cogió, lo miró, se lo probó y se lo metió al bolsillo. Su
única frase antes de darse media vuelta rodeado por sus inmensos escoltas: «Con
eso yo puedo matar a alguien».
Vodka y kalashnikov
En el museo Guggenheim
de Nueva York le enseñaron una pieza que era una botella de vodka en réplica de
cristal de un fusil de asalto kalashnikov y ante la estupefacción de todos dio
orden a sus escoltas de llevárselo. Podría haberla comprado con un patrimonio
que los más tímidos calculan entre 40.000 y 70.000 millones de dólares en todo
el mundo.
Quienes se
enfrentaron a él en el pasado están muertos o exiliados. Pero él sabe, ahora
que le hacen estatuas romanas con su rostro para edificios públicos, que nunca
se le acabarán los enemigos. Por eso mientras cuadros y fotografías de sus
torsos desnudos de osado deportista y aventurero alimentan los rumores sobre
los orígenes de su fanática homofobia, Putin se reafirma como déspota clásico,
premia obedientes y liquida todo atisbo de discrepancia. Psicópata, autista o
no, Putin ha renunciado a llevar a Rusia al desarrollo y la prosperidad. Y ha
fomentado el estado antiguo y el pensamiento primitivo que le llevan a ser en
todo caso un paranoico cargado de razones para ello. Él se dice entregado a «mi
sagrada misión de una patria, un pueblo y un futuro».
El macho ruso
A Putin le encanta posar con el torso desnudo en parajes agrestes, como macho que domina la naturaleza. En la imagen, en Tuba (Siberia)
REUTERS
Juego a varias bandas
Putin juega al billar con su primer ministro, Dimitri Medvedev. El líder ruso presume de ser estadista sagaz en su juego a varias bandas
REUTERS
Deportista bregado
Vladimir Putin participa en un partido de hockey sobre hielo, deporte que en Rusia tiene reputación de ser solo para hombres duros
EFE
Aficionado al kalashnikov
Putin practica puntería con una réplica de fusil kalashnikov. Le encanta posar con un arma en la mano. Son su pasión
AFP
TSIPRAS CON EL ZAR
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 20.06.15
Grecia puede ayudar a Rusia a hacer daño a Europa, pero
Rusia no la salvará de la miseria
Alexis Tsipras ha
querido escenificar un poco más el baile de deslealtades para reforzar su
chantaje a la Unión Europea en los días más dramáticos de esta crisis. Cuando
se juega el futuro del país que gobierna. Y se lo juega para generaciones. Para
demostrar que no está dispuesto a ceder donde sus socios y acreedores esperan,
en las reformas, se ha ido a celebrar un acto de pretendida emancipación al
Foro Económico de San Petersburgo. Es el único líder europeo allí, donde se
notan con contundencia las sanciones europeas a Rusia. El Foro se celebra desde
1997, cuando Rusia parecía decidida a emprender un camino de modernización y
democratización. Entonces las siete mayores economías de Occidente decidieron,
precisamente aquel año, en Denver, incluir a Rusia en sus citas. El G-7 se
convirtió en G-8.
Ahora el G-8 vuelve a
ser G-7 y al Foro de San Petersburgo no va nadie salvo Tsipras. Que creyó
necesario decir que estaba allí «porque Europa no es el centro del mundo». El
jefe de gobierno griego quería demostrar un poco más de desapego y despecho
hacia sus socios. A los que quiere forzar a romper las reglas de la comunidad
de Derecho para permitirle construir un régimen contrario a los principios de
la UE pero, eso sí con financiación eterna de la UE. Estos gestos inamistosos
de Tsipras hacia Europa se producen bajo la mirada complacida del nuevo zar
Putin, cada vez más aislado, agresivo y militarizado. Putin no tiene un fin
mayor que destruir la UE. Y piensa que para ello le es útil Tsipras. Este tiene
razón, Europa no es el centro del mundo. Pero Rusia menos. Rusia es ya remoto
extrarradio. Es un inmenso suburbio de estructuras económicas tercermundistas,
eso sí, con mucha materia prima y mucho armamento nuclear. Cada vez más lejos
de los grandes polos y de los niveles altos del desarrollo mundial. Con un
colapso demográfico en marcha y plagado de debilidades. Grecia puede ayudar a
Rusia a hacer daño a Europa. Y hacerse daño ella misma. Pero no será Rusia la
que salve a Grecia de la miseria.
GÖTTWEIG Y EL RETORNO DE LOS BÁRBAROS
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 19.06.15
Grecia es el principal ejemplo de cómo la irracionalidad del
populismo logra triunfar en un país miembro
EL monasterio
benedictino de Göttweig ha vivido muchas épocas terribles en sus más de mil
años de historia. Ha sido inmensamente rico, influyente y poderoso por el
capricho de reyes y emperadores y las maderas y el vino de sus tierras en el
valle del Danubio a sus pies. Ha estado varias veces casi abandonado, habitadas
sus formidables murallas por un puñado de monjes hambrientos y vagabundos, a
punto de convertirse definitivamente en ruina. Y siempre ha vuelto a florecer.
Ha ardido y ha sido reconstruido. Su biblioteca de 130.000 volúmenes supera en
tamaño a la célebre de la también benedictina abadía de Melk, en la que Umberto
Eco se inspiró para su novela de El nombre de la rosa. Göttweig es un monumento
de Europa y de sus avatares históricos y geográficos, estuvo en el centro del
mundo y arrinconado cuando le pusieron un telón de acero a pocos kilómetros,
celebrado unos siglos y olvidado en otros. Junto a la principal arteria fluvial
europea, conocido como el Montecassino austriaco, dominaba el valle sobre el
penúltimo tramo de la ruta de la seda y las cruzadas hacia el valle del Rin,
Colonia, París y Londres. Hubo en el valle mucha industria del pillaje y peaje.
Allí sobrevivió Göttweig a las batallas que se libraron muy cerca en 1945
cuando el monasterio hermano de Montecassino en Italia era ya escombros. Todo
ha dejado huella. Nada ha acabado con la serena reflexión, la observancia de la
Orden de San Benedicto y la culta racionalidad de un bastión del saber y
entender.
En Göttweig sonaron
hace unos días de nuevo frases de preocupación. Como cuando llegaban noticias
del ataque de los tártaros a Cracovia, de los avances del sultán Mehmet II ante
Constantinopla, el asedio a Viena, las tropas de Napoleón junto a Melk, los
prusianos en Silesia, Hitler ante un millón de vieneses en el Heldenplatz o los
tanques soviéticos al otro lado del río. Europa está en una encrucijada de
nuevo. Entre racionalidad y barbarie. Desde hace veinte años se reúnen en el
Europaforum Wachau políticos, académicos, diplomáticos, filósofos, escritores y
algún periodista de toda Europa. Desde el primer ministro serbio, Aleksander
Vucic, al vicepresidente del Gobierno checo, Andrej Babis, a la ministra de
Defensa de Georgia, Tinatin Khidasheli, al comisario de Política de Vecindad y
Ampliación en Bruselas, Johannes Hahn, decenas de participantes de toda Europa
compartían un diagnóstico alarmante que identificaba varios focos principales
de amenaza para Europa, su libertad y su prosperidad. Proceden de la agresión
militar de Rusia en el este, de la amenaza yihadista y la inmigración masiva y
sin control, pero aún más que esos, del populismo y el nacionalismo que pueden
dinamitar la Unión Europea desde dentro. Grecia es el principal ejemplo de cómo
la irracionalidad del populismo, en este caso de extrema izquierda, logra
triunfar en un país miembro para crear un cuerpo extraño que rompe las reglas,
pervierte todo el funcionamiento de las instituciones europeas y lleva a su
práctico bloqueo. Aunque la mayoría ya comparte las tesis de Wolfgang Schäuble
en contra de una canciller Angela Merkel que no se atreve a reconocer que
Grecia, con su proyecto neocomunista, es ya incompatible con el funcionamiento
de la UE. Todos procedían de países afectados por la devastación de las
ideologías redentoras y criminales del siglo pasado. Todos miran asustados a
España, donde se perfila otra gran derrota de la racionalidad. Y un triunfo de
esta tóxica mezcla populista de pensamiento mágico e ideología comunista que
amenaza con dinamitar las posibilidades de Europa de reformarse. Y de
sobrevivir así con relevancia, con dignidad y capacidad para defender su
libertad y bienestar en el mundo globalizado.
NOSOTROS CON ESTOS PELOS
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 16.06.15
Alemania sí sabe que cualquier pacto con totalitarios es una
ofensa al pasado y un crimen contra el futuro
EN Alemania se ha
producido un relevo político que a la inmensa mayoría de los europeos –y
también a muchos alemanes– ha pasado inadvertido. Se ha ido un político que
nadie fuera de Alemania conoce, sustituido por una señora de cuya existencia no
se sabe. Y sin embargo, este relevo tendrá efectos inmensos sobre la vida
política alemana y europea. Su consecuencia más importante será que, salvo
catástrofe natural, Angela Merkel seguirá siendo canciller de Alemania durante
mucho tiempo. Pueden ir ya dando por hecho que seguirá una legislatura más. Y
después ya se verá. Merkel tiene hoy 61 años, terminaría la siguiente
legislatura con 67, todavía muy capaz de asumir alguna más. Y en 2021 aún
tendría la edad con la que se presenta Hillary Clinton a las presidenciales.
Pero si Merkel puede
hacer estos cálculos es porque aunque esté muy cerca de la mayoría absoluta, no
la necesita para gobernar. Porque enfrente tiene a una mayoría parlamentaria de
izquierdas que es inviable. Hoy, los socialdemócratas de SPD, los Verdes y el
partido neocomunista o ultraizquierdista de Die Linke tienen aritméticamente
una mayoría para gobernar. Pero la socialdemocracia alemana y también al menos
parte de los Verdes se niegan a una coalición con el partido Die Linke, sucesor
del partido comunista de Alemania oriental. Pasado un cuarto de siglo de la
caída del muro ese partido ha conseguido crearse un espacio gracias al voto
comunista irredento del este de Alemania y la ultraizquierda de todo el país.
Pero no ha conseguido ser aceptado por los demás como un partido más. Porque no
acata el carácter definitivo de la democracia parlamentaria, su lealtad a la
constitución es cuestionada y es contraria a muchos de los compromisos
internacionales de Alemania, entre otros la pertenencia a la OTAN. En los
pasados años, se ha especulado mucho en la izquierda con buscar fórmulas de
superar esta imposibilidad de pacto entre rojos del SPD, Verdes y rojos de Die
Linke. Que le garantiza a Merkel como cabeza del partido más votado algo así
como un liderazgo inamovible. En el SPD hay inmensos resquemores porque la gran
coalición siempre acaba beneficiando a la vieja señora.
Los últimos sondeos
vuelven a darle una diferencia abismal al CDU/CSU por delante del SPD. Pero
ahora se ha retirado el líder de Die Linke, el abogado Gregor Gysi, y ha
entrado en litigio la rojísima Sahra Wagenknecht. El que se va era un político
atado a su pasado como hijo de la aristocracia comunista de la RDA, pero
posibilista. La que llega –la mujer del inefable Oskar Lafontaine, que acabó en
la ultraizquierda en su deriva de fracasos– es una leninista cuyo análisis
sobre la caída del comunismo se basa en que hubo demasiados traidores. Y no
desde Gorbachov, sino desde la desestabilización de Nikita Jruschov. No están
los cuadros comunistas de Podemos y de la Complutense solos cuando reivindican
lo peor del comunismo. Ni solos los griegos y españoles cuando quieren quebrar
los principios de la UE. Los socialdemócratas del SPD en Alemania han asumido
la llegada al liderazgo de Die Linke de la paleocomunista Wagenknecht como el
fin de una esperanza de que ese partido pudiera alcanzar un nivel de decencia
democrática que hiciera posible formar con él una coalición y un gobierno.
Porque el SPD siempre
hará una alianza con demócratas en contra de totalitarios y enemigos de la
constitución y no viceversa. Porque Alemania ha sido honesta con su historia y
ha aprendido de ella, sabe que cualquier pacto con totalitarios es una ofensa
al pasado y un crimen contra el futuro. Por eso Alemania es Alemania y nosotros
estamos con estos pelos.
CUMBRE DE SALDO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 13.06.15
Obama Se ha unido a tan lamentable legión
genuflexa ante los hermanos Castro
Con el régimen Correa y Morales están donde están gracias
al padre del movimiento «socialismo del siglo XXI»
Limar diferencias siempre ha sido acercar las posiciones
europeas a la condescendencia y complicidad latinoamericana con la dictadura y
sus abusos
Son 61 los jefes de
Estado o Gobierno que se reúnen en una cumbre de la Unión Europea (UE) y la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Ya solo por el
carácter multitudinario puede descartarse que surja nada serio de un encuentro
así. Por desgracia, las razones para la falta de seriedad y relevancia de este
encuentro desde el miércoles en Bruselas no radican solo en las dificultades
prácticas de un encuentro inmanejable. Las más graves se deben a diferencias
políticas y conceptuales tan profundas entre muchos participantes que hacen
imposibles acuerdos eficaces.
Claro está ya que
cuando se rebajan las diferencias políticas entre una mayoría de países
Latinoamérica y Europa siempre es en detrimento de la defensa de la libertad.
Los valores a saldo. Así ha sido con Cuba. Limar diferencias siempre ha sido
acercar las posiciones europeas a la condescendencia y complicidad
latinoamericana con la dictadura y sus abusos. Con su desprecio a las víctimas
del régimen cubano y a los derechos humanos en la isla. No merma en nada esa
vergüenza europea el hecho de que Obama se haya unido a tan lamentable legión
genuflexa ante los ancianos hermanos de la brutal y semieterna dictadura.
Con Venezuela, los
europeos han tenido el mínimo pudor de no dejarse llevar por los cómplices del
régimen chavista de Maduro. Que el ecuatoriano Correa o el boliviano Morales
intenten ayudar a ese gobierno mafioso que subsiste con la gestión del hambre,
el terror y la inseguridad, es muy lógico. Ellos están donde están gracias al
padre de todo ese movimiento del llamado «socialismo del siglo XXI» que de
momento ha hecho perder todo lo que llevamos de siglo XXI para el desarrollo de
sus pueblos. A cambio ha comprado voluntades en medio mundo, ha financiado
guerrillas, terroristas y partidos subversivos en Occidente y ha convertido en
multimillonarios a miles de miembros de esa casta que blanquea por Europa y
mucho en España el botín del saqueo de todos aquellos países y sus negocios
comunes, el narcotráfico el más próspero, una vez hundida la producción de los
petróleos de Venezuela.
La jaula se ha
cerrado y la dictadura venezolana es pelele de la dictadura cubana, maestra en
supervivencia. Por mucho que Obama y el coro relativista europeo haya decidido
que el régimen cubano es entrañable. Lo cierto es que con el fracaso político y
económico brasileño, un Santos embarcado en una terrible complicidad ya con las
FARC, Chile bajo una Bachelet decidida a destruir la magnífica singularidad
racional chilena y un presidente de Mexico debilitado, no hay nadie para sacar
a Latinoamérica de su obsesión por aferrarse al victimismo izquierdista y a la
ideología del igualitarismo en el fracaso y el odio a la libertad.
Enfrente han tenido a
una Europa mediocre y mediocremente representada. Que no tiene músculo moral ni
otro criterio que el de rebajar diferencias aunque siempre lo haga en
detrimento de la libertad en América y de su propia dignidad.
HACIA LA ANOMALÍA ESPAÑOLA TOTAL
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 12.06.15
Quieren destruir el sistema de la democracia representativa y
la sociedad de libre mercado. Porque lo creen malo
ESPAÑA se
convertirá mañana en el único país europeo cuyas dos o quizá tres principales
ciudades, capital incluida, son gobernadas por extremistas de izquierda,
enemigos del orden democrático y del Estado de Derecho. Busquen ustedes los
paliativos que más les apetezcan o consuelen. Díganse que quizás en el poder se
aburguesen y corrompan y acaben como los políticos que los precedieron en los
ayuntamientos: unos mejores, otros peores, más o menos inteligentes y
diligentes, unos honrados, otros no. Puede ser que se revelen como honrados
trabajadores respetuosos con las leyes y los derechos de todos los ciudadanos
de sus grandes urbes. Sean optimistas y hagan un esfuerzo por creer que la
terca realidad los amansará en sus odios ideológicos, en sus fobias estéticas y
sus furias doctrinales. Puede ser. Pero no es probable. Lo lógico, pese a tanto
autoengaño en España, es que las cosas sean lo que parecen.
Lo lógico por tanto
es que las listas extremistas que llegan al poder organizadas desde el partido
Podemos, con sus integrantes radicales, muchos de ellos profesionales de la
agitación contra nuestro sistema de libertades, hagan e intenten hacer lo que
han anunciado y promulgado, movidos por las ideas que han defendido y
promovido. Salvo algunos «tontos útiles», que los hay, son gente que trabaja
para destruir el sistema de la democracia representativa y la sociedad de libre
mercado o capitalismo. Porque lo creen malo. Y lo hacen desde la idea
revanchista contra la Reconciliación Nacional, la Transición y la actual Constitución
de 1978 que es dominante en la izquierda en España. Es resultado del mensaje
del presidente Rodríguez Zapatero y se basa en que «la unidad popular», es
decir ellos, tienen la oportunidad y el deber de vengar la derrota militar de
1939 y la represión de la dictadura. Y lo van a hacer ahora que ya dominan las
grandes ciudades, la vanguardia siempre en los movimientos políticos. Vuelve a
haber vencedores y vencidos, y ellos son ahora inequívocamente los primeros.
Con el asalto al
poder local de mañana, están convencidos de que en otoño repetirán esta
victoria a las elecciones generales y que, como ahora, el partido socialista se
plegará definitivamente a la estrategia rupturista que no pudieron imponer en
1977. «El miedo ha cambiado de bando», repiten sin cesar, en la falaz
pretensión de que nadie quisiera jamás imponerles miedo a ellos desde que este
país conquistó en 1978 las libertades jamás habidas en España. El caudillo de
Podemos lanzó muy claro su mensaje el día de las elecciones en las fotografías
publicadas. Era la bandera tricolor con la que se vistió para jugar al fútbol
en la jornada de reflexión. No el símbolo de una forma de Estado. Sino la
bandera del Frente Popular, del bando perdedor en la Guerra Civil, que retorna
a devolver el golpe. Que en la actual España estos bandos no existan ya da
igual, porque han logrado generarlos en el imaginario de esa nueva izquierda
movilizada por la dureza de la crisis, el resentimiento y la inanidad de los
gobernantes demócratas.
España se convierte ya así en una inmensa anomalía en Europa.
Lo éramos por tolerar y fomentar a grupos y partidos separatistas, lo hemos
sido por la impunidad en la violación de la Constitución y las leyes y los
discursos anacrónicos y tercermundistas de venganzas leninistas. Desde mañana
lo seremos además porque Madrid y Barcelona (dos ciudades de 3,1 y 1.8 millones
de habitantes, respectivamente) quedan en manos de ideologías totalitarias que
han causado decenas de millones de muertos en el siglo XX. En Europa habían
sido condenadas al basurero de la historia. Nosotros les hemos dado ya control
sobre nuestras vidas. Y quieren más.
EFICAZ BUCOLISMO BÁVARO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 09.06.15
En Elmau, Obama ha hecho lo que debió hacer meses antes:
exigir a los griegos que realicen las reformas
A los
norteamericanos les fascinan los paisajes alpinos de Baviera. Hace ya mucho más
de medio siglo se volvió a casa Walt Disney con la imagen de Neuschwanstein, un
castillo tuneado hasta el disparate por Luis II de Baviera, para convertirlo en
el de Blancanieves. Y no lejos de allí estaba también la guarida del ogro, la
casa de montaña de Berchtesgaden, allí en lo alto, cerca de la frontera con
Austria que el monstruoso austriaco hizo desaparecer. Ha sido uno de los
lugares turísticos favoritos de los norteamericanos desde que su propietario se
encerró en un búnker de Berlín. Ahora ha venido Barack Obama al G7, al Palacio
de Elmau, un prodigioso hotel de la Belle Époque en un prodigioso paraje no
lejos de la frontera con el Tirol austriaco y su capital, Innsbruck, y todo
indica que en esta cumbre del G-7 ha habido varios motivos reales para la
satisfacción. En esta ocasión el «buen rollo» no ha sido solo teatralidad de
los líderes mundiales. Había mucha cuestión que tratar, alguna urgente, como el
terrorismo. Pero ninguno de los participantes venía con un problema propio
acuciante que pudiera generar tensiones especiales. Y son varios los frentes en
los que todos se congratulan de avances. Tanto en la situación económica
mundial, en la que constatan una mejoría, como en cuestiones de control
financiero o el progreso en las negociaciones del TTIP, la gran apuesta por la
libertad económica en un ámbito trasatlántico, que podría estar ya en su fase
final. Sin dejarse engañar por el idílico lugar, todos podían constatar que no
estamos ni mucho menos en el peor momento de los últimos años.
Y hasta Obama, nunca generoso en su corta empatía hacia
socios con problemas, ha evitado nuevos consejos gratuitos a los europeos en la
crisis con Grecia. Consejos que han irritado y llevado a gentes cercanas al
Gobierno de Merkel a sugerir a los americanos que, si les parece aceptable la
obstinación del Gobierno ultra de Tsipras, les paguen ellos a los griegos los
50.000 millones que necesitan, de momento, para sus lujos socialistas. En
Elmau, Obama ha hecho lo que debió hacer meses antes: exigir a los griegos que
realicen las reformas que demandan sus socios, porque sin ellas se hundirán.
Sin un cambio radical de actitud de su Gobierno, Grecia no tiene salvación en
el euro. Hubo plena sintonía en la cuestión ucraniana. Vladímir Putin no puede
esperar ninguna reducción de sanciones mientras no cumpla los acuerdos de
Minsk. Por el contrario, quedó clara la determinación de intensificarlas si
Rusia prosigue con su agresión militar, como es el caso estos días. El eje
Merkel-Obama ha funcionado de forma muy fluida y eficaz y sin rastro de los
recelos y lastres que tuvo su relación recientemente por la crisis de los
espías. Después de unas temporadas muy tormentosas para muchos de los
presentes, lo cierto es que el bucolismo de la campiña prealpina bávara parece
haber propiciado ese ambiente que tanto gusta a la anfitriona Merkel. Que
consiste en transmitir la impresión de cohesión en frentes conflictivos de
actualidad como la invasión rusa en Ucrania, el terrorismo islamista o la
crisis griega, pero también unidad en proyectos globales. El anuncio de que el
G-7 proyecta para este siglo la plena «decarbonización», es decir, el fin del
uso de todo combustible fósil, no es solo una llamada de atención ante la
Cumbre del Clima de París. Es marca Merkel, ese poquitín de ideología a largo
plazo. En el marco de una cordialidad eficaz que ha hecho desaparecer tensiones
entre miembros de la alianza occidental que llegaron a alarmar hace unos meses.
LA CUADRATURA IMPOSIBLE
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 06.06.15
Los esfuerzos por impedir que Grecia salga del euro no han servido de nada hasta ahora y nada indica que eso vaya a cambiar
No va a ser posible. Grecia rechaza las propuestas de la
Unión Europea y la Troika. Alexis Tsipras considera que son «absurdas». E
insiste en que el único plan realista es el que mantiene sus criterios
ideológicos. Tsipras vuelve a despreciar la buena voluntad y el esfuerzo de los
demás con la arrogancia de quien fanfarronea y juega con el daño propio y
ajeno. Amenaza con una catástrofe por su salida del euro. Cada vez son más los
que creen que la catástrofe es prolongar esta desgraciada situación indefinidamente.
El miedo a lo desconocido, a lo no previsto jamás que es la salida del euro,
sigue dominando la situación. Para evitar dicha salida los demás países han
estado dispuestos a sacrificar hasta principios de esta comunidad de derecho
que es la Unión Europea. Han aceptado lo que jamás aceptarían sus votantes, han
reprimido su frustración ante los desplantes, los intentos de engaño sin pausa,
los chantajes sin fin.
Pero la realidad es terca y lo cierto es que los griegos
votaron en enero un gobierno cuyo proyecto ideológico es incompatible con los
principios, objetivos y el acervo legal de la Europa comunitaria.
Tsipras quiere dinero para una política que es hostil a la
UE. Y que seguirá siéndolo aunque lo consiguiera. En los años 2013 y 2014
Grecia estuvo al borde del abismo, pero su gobierno compartía con los socios
los objetivos y medios para impedir la caída. En 2015 llegó un gobierno al
poder en Atenas que no comparte ni lo uno ni lo otro, que considera enemigos a
gran parte de sus socios y cree legítimo actuar contra ellos con los recursos
del chantaje, la coacción y el ventajismo. Así las cosas, la troika puede
derrochar esfuerzos y renuncias. Y los gobiernos europeos pueden ceder hasta
convertir a Grecia en un veneno electoral en sus propios países.
Todo por impedir ese precedente de un Estado que
abandona el euro. De nada ha servido hasta ahora. Todo indica que de nada
servirá en el futuro.
EL ERUDITO GENEROSO DE LOS CABALLERITOS
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 05.06.15
Juan Ignacio Uría (1930-2015)
Fue el primer alcalde que tuvo Azcoitia tras el periodo
franquista, en 1976
JOSÉ MARI LÓPEZ
Juan Ignacio Uría nació en Azcoitia en 1930 y falleció en la misma localidad el 1 de junio. Fue senador por designación real en las Cortes constituyentes y en representación del Parlamento Vasco en varias legislaturas, y posteriormente ostentó los cargos de director y presidente de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País.
Ya reposa
Juan Ignacio Uría Epelde en el panteón familiar que domina el pueblo de sus
amores, Azcoitia, donde murió el lunes a los 85 años. A este pueblo guipuzcoano
dedicó incansable su trabajo entusiasta en todos los cargos que desempeñó en
vida, como primer alcalde tras el franquismo, en 1976, como senador real en las
primeras Cortes Españolas de la democracia, senador por el Parlamento Vasco
después y como director primero y presidente después de la Real Sociedad
Bascongada de Amigos del País. Y a su gran amor que era el estudio de la
historia del País Vasco y toda España, que no dio por terminado ni en sus
últimos meses ya de grave enfermedad. Su curiosidad era pareja a su erudición y
tan legendaria ya como su conversación imparable y solemnizante. Cual orador
del aquel siglo dieciocho del que parecía surgir con su capa, su buen vestir de
señor del norte y sus impecables maneras. Contaban el martes en el precioso
funeral cantado que sus paisanos le brindaron en la Iglesia de Santa María la
Real, que las enfermeras del hospital de Zumárraga donde ingresó varias veces
en los últimos meses, habían aprendido involuntariamente avatares del Imperio
Austro-Húngaro y mil anécdotas de la historia de sus queridas tierras vascas y
de la historia de España. Su máxima devoción fue por supuesto para la ilustre
Sociedad Bascongada de Amigos del País, a la que llegó de la mano de los dos
hermanos que la presidieron antes, Fernando y Álvaro del Valle Lersundi. Juan
Ignacio Uría sería director y presidente, escribió la historia de la historia tan
movida de aquella primera gran asociación de ilustrados en España a la que
despectivamente sus enemigos reaccionarios o integristas calificaban de «caballeritos
de Azcoitia».
En esta
sociedad fundada por Javier de Munibe, conde de Peñaflorida en 1765, volcó Juan
Ignacio su talento, su tiempo, su vastísima cultura y su arrollador entusiasmo.
Entre sus libros destacan Gentiles y leyendas (1963), Los amigos del país
(1975) y La casa torre de Emparan (1977) y Los amigos del país. Real Sociedad
Bascongada de los Amigos del País. Este último fue presentado en su día en 1998
en Bilbao por el autor y el escultor Eduardo Chillida, gran amigo suyo. Uría
era un ilustrado que mantuvo una extensa red de amigos que iban desde el Rey
Juan Carlos a gentes de la cultura vasca como Jorge Oteiza, de la academia como
el Padre Barandiaran y Juan Bautista Mendizabal, actual presidente de la Real
Bascongada de Gipuzkoa. Mantener bien viva la llama de los ilustrados en el
País Vasco en tiempos de oscurantismo, del fanatismo religioso, ideológico o
nacionalista, fue siempre el principal objetivo de aquel grupo de
librepensadores que se reunieron hace un cuarto de milenio en el palacio azcoitiarra
de Insausti. Juan Ignacio Uría llevó a cabo esta labor como todas las demás,
con talento, entrega y entusiasmo desbordante. Y un profundo amor por la
historia verdadera de las tierras vascas de España.
ESCUPIR A LA VERDAD
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 05.06.15
La debilidad y la irresponsabilidad del torpe remake del
Atila de León que es Sánchez, lo convertirá en masivo poder municipal Iglesias
«NO estoy vinculada a Podemos ni a ningún partido», dice
Manuela Carmena. Y seguro que se lo dijo al entrevistador con la tranquilidad
de espíritu que tienen aquellos que proclaman una verdad inapelable. ¡Ay, los
comunistas, qué tranquilidad tienen siempre para escupir a la verdad! Por obvia
que ésta sea. Por clara y abierta que se manifieste. La señora Carmena sabe que
nosotros sabemos que va a gobernar gracias a Podemos, captada ella por Podemos
como cabeza de una lista organizada por Podemos. Sabe que sabemos también que
va a gobernar pese a no ganar las elecciones ni mucho menos sino después de
quedar en un mediocre segundo puesto a 44.000 votos de la lista más votada,
encabezada por Aguirre, que se quedó a muchísimo menos, a poco más de 7.000
votos, de la posibilidad de una mayoría propia que habría dejado a Podemos sin
ni siquiera remota opción a la Alcaldía. Todos sabemos que va a gobernar
Carmena gracias al éxito de su lista de Podemos y a los votos del PSOE. Esto
será así porque ha cambiado de opinión el jefe del Partido Socialista, Pedro
Sánchez, que se pasó toda la campaña electoral advirtiendo con razón contra el
peligro de «Venezuela», del «populismo caraqueño», de «los comunistas», «los
totalitarios» con los que él y su partido jamás harían alianzas. Daba gusto ver
al joven Sánchez decir verdades como puños sobre la ultraizquierda española
liderada por colaboradores del régimen venezolano, uno de los más corruptos del
mundo, que anda lavando dinero manchado de cocaína y de sangre de la represión
por todo el planeta.
Ha cambiado Sánchez de opinión porque si cumpliera su
palabra de no pactar con comunistas que son, como él decía, una amenaza para la
libertad y la prosperidad de España, se vería muy bien cuál ha sido realmente
el resultado que ha cosechado él. Y quedaría en evidencia que ha sacado el peor
resultado jamás logrado por su partido. Empeorarlo ya resulta casi imposible
sin convertir directamente al PSOE en un partido marginal como ya es su partido
hermano el Pasok. Para esconder este fracaso cuya consecuencia lógica debería
ser el cuestionamiento de su liderazgo ante las primarias, el joven Sánchez se
ha echado en los brazos de Pablo Iglesias, que es el que manda sobre los pactos
de las listas y sobre Carmena. Iglesias manda. Sobre Carmena y sobre el
Ayuntamiento de Madrid si se constituye como está previsto con ella como
alcaldesa. Y si ella dice otra cosa, incluso alguna tan ridícula y obscena como
que ella no tiene ningún vínculo con Podemos, habría que preguntarle qué es lo
que gana mintiendo como una bellaca a una ciudadanía que al fin y al cabo ya no
podrá enmendar el inmenso engaño. Porque lo cierto es que a Podemos le han
salido muy bien las candidaturas de las ciudades. Las ganas de cambio por el
hastío profundo que genera ya el PP, por la arrogancia e indolencia de Mariano
Rajoy, por la soberbia y los continuos errores de Esperanza Aguirre, se han
unido a una campaña grotesca de un Carmona abandonado por los suyos, y han
obsequiado así a Carmena y Podemos con un buen resultado. Y la debilidad y la
irresponsabilidad del torpe remake del Atila de León que es Sánchez, lo
convertirá en masivo poder municipal Iglesias, no otro. Y Carmena, encima de
darnos miedo con planes insensatos que hundirán Madrid, nos insulta con
falsedades tan torpes. Esa detestable satisfacción por la mentira ya gratuita
me recuerda a Walter Ulbricht, aquel brutal caudillo comunista alemán que, en
el verano de 1961, dejaba muy claro que «nadie tiene ninguna intención de
construir un muro aquí
en Berlín».
DEL LUTO BUENO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 02.06.15
Santiago Castelo, siempre elegante, siempre avisado, ha
hecho mutis. No tenía condición para tener que soportar nuevos tiempos de
mezquindad, mentira e inquina
NO puedo evitar la sensación de que José Miguel Santiago
Castelo se ha ido de este mundo con alivio por no tener que vivir los próximos
años de esta España. De que este querido viejo señor español, bueno, culto,
leal, tradicional en todos los mejores sentidos y profundamente creyente, no
solo en el Más Allá, también en todo lo verdadero y bello del Más Acá, se ha
ido antes de tiempo porque le entró la prisa por evitarse un espectáculo que él
sabía bien no le iba a gustar. Aquí nos quedamos nosotros. Habría sido como
siempre un fiel aliado para asumir con fuerza y buen humor todos los reveses.
Pero se ha ahorrado fuertes sinsabores que tendremos que sobrepasar sin él. El
último servicio que nos presta Santiago Castelo es el luto que guardamos por
él. El luto es un proceso de crecimiento en la separación, en el dolor y la
racionalización de la vida propia del que lo guarda. Por eso es tan necesario.
Porque del buen luto depende el retorno a la reconciliación con la vida y la
verdad, a la memoria como regalo y no como condena. Tanto en los individuos
como en las sociedades. Alexander y Margarete Mitscherlich lo describieron bien
en «La incapacidad del luto», un ensayo que transformó la sociedad alemana de
posguerra. Si los españoles hubieran asumido pronto en la transición la
responsabilidad de un luto común, elaborado y ritualizado en la educación y la
vida civil, como cultura del luto por todos los caídos en la Guerra Civil,
ningún canalla había sido capaz de venir treinta años después a abrir
trincheras, seleccionar entre huesos buenos y huesos malos y vomitar odio
revanchista en doctrina, consignas y pantallas de todo tipo. Si hubiéramos
sabido hacer el homenaje común a todos los muertos, a los de Paracuellos y
Badajoz, no tendríamos a jóvenes que sueñan con vengar a unos matando a los
otros otra vez.
Algunos españoles aún no se dan cuenta de que tenemos a unas
izquierdas ya insensatamente convencidas de que en las elecciones próximas
ganan la guerra de Zapatero. Y que tal fin merece cualquier medio. Como enemigos
vencidos serán tratados los españoles que no militen con los que se ven ya
vencedores. Llueven las amenazas y no me referiré a las que me advierten a mí
que debo hacer la maletas y que tendré que huir a la carrera. Hablo del odio
que se palpa en el ambiente y las ganas de revancha que rezuman las palabras.
Hablo de un Juan Carlos Monedero que, después del paripé de su retirada, está
en toda televisión con órdenes y consignas. Y advierte ya sin tapujos que irán
muchos a la cárcel por sus «responsabilidades políticas» al margen de las
penales en casos de corrupción, por supuesto del PP. Con ese planteamiento
Monedero y sus amigos en el poder pueden realizar tales montajes que pronto
tengamos en la cárcel española a muchos Leopoldos López, eso sí, acusados de
corrupción, no en un golpe de estado como las víctimas del régimen amigo de
Iglesias y Monedero. Claro que la culpa la tienen también mis gobernantes del
PP, no solo por su indolencia ante la corrupción y la agresión. Ellos elogiaron
aquella transferencia de poderes ejemplar del gobierno Zapatero/Rubalcaba. No
hicieron auditorías y ahora se las harán, pero además con carga ideológica y
jueces bajo presión para que estén «a la altura» del cambio histórico que
implica castigar a la derecha de hoy por sus «pecados» de siempre. Nos faltó
luto para conjurar el odio. Santiago Castelo, siempre elegante, siempre
avisado, ha hecho mutis. No tenía condición para tener que soportar nuevos
tiempos de mezquindad, mentira e inquina.