The Unending Gift

martes, junio 30, 2015

TERNURA Y FIRMEZA

Por HERMANN TERTSCH
  ABC Martes, 30.06.15


Es Grecia la que tiene que volver a hacerse compatible con el resto de Europa. No al revés. La canciller lo dijo con tanta ternura como firmeza

CON la salida de Grecia de la moneda común en mente de todos, la canciller alemana compareció ayer en Berlín y habló de la responsabilidad en la historia. Y comenzó con una evocación a la terrible destrucción causado por el totalitarismo alemán, por el nazismo, en Europa. Recordó a los seis millones de judíos asesinados y la Europa que había ardido, pero también a los demócratas alemanes que refundaron la república desde los escombros de una nación. Angela Merkel hablaba ante los cuadros de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), con motivo del 70 aniversario de su fundación. Y habló de Alemania y de Europa y lo hizo con emoción y con solemnidad. En uno de esos discursos que tanto se echan de menos en España. En los que esos políticos europeos que aún quedan con sentido de la historia hacen un gran arco narrativo para que la audiencia evoque escenarios y momentos, personas y palabras, hechos y emociones. Discursos así no se escuchan aquí, donde tan necesitados estamos de ellos. Y no se escuchan porque cualquier evocación histórica por cierta que sea es materia de conflicto, sospecha o inquina. Mentar la historia es mentar la bicha porque los guardianes de los mitos están siempre alerta. Estamos secuestrados por esa mentira española. De ahí que nuestros discursos políticos suelan ser de abominable superficialidad y casi siempre mera letanía de los lugares comunes y tópicos de la corrección política al uso.
Merkel aludió a la responsabilidad histórica de los alemanes y dejó claro que los alemanes tienen un papel especial por su pasado pero que todos los demás han de asumir su parte. También a los griegos hablaba Merkel. A esa sociedad griega que la ha insultado de la peor forma en que se puede insultar a un alemán y que le ha echado a ella la culpa de todas sus propias desgracias, originadas en sus propios excesos. Pero el victimismo es uno de los principales recursos de la profunda falta de honradez que los nacionalismos y los populismos tienen. Y en Grecia se han dado la mano un nacionalismo primitivo balcánico y un populismo clásico comunista para convencer a una sociedad de que había hecho bien viviendo de la mentira y el engaño la pasadas dos décadas. Quizás sin crisis podrían haber seguido así sin que se enteraran sus socios, pero los rigores de la escasez dejaron al descubierto una sociedad que vivía entera permanentemente en la estafa. Merkel no habló de eso. Ni hizo reproche alguno al que llamó «orgulloso pueblo griego». La canciller pidió responsabilidad a todos para impedir el fracaso de esta Europa cuya construcción es un imperativo moral después de lo sucedido en el siglo XX en unas tierras anegadas de sangre. La frágil arquitectura europea requiere esa seriedad de todos al asumir su papel y su carga. Merkel evocaba la ética de la responsabilidad. Casi nadie debe saber ya qué diantres es eso entre unos políticos españoles que parecen todos competir con Zapatero en ignorar o justificar los daños de sus actos y decisiones. Merkel dijo que hay que hacer todo lo posible para que nadie se quede atrás o fuera en este proyecto. Que es la única posibilidad para Europa de jugar un papel de relevancia en el futuro en un mundo que se ha globalizado sin preguntar a Europa si le gusta o no. Pero no se puede hacer lo imposible, advirtió Merkel, que sería aceptar la imposición de consignas y actos contrarios a los valores que definen esta Europa. Es Grecia la que tiene que volver a hacerse compatible con el resto de Europa. No al revés. La canciller lo dijo con tanta ternura como firmeza.

HERMANN TERTSCH presenta «DÍAS DE IRA» «Europa está amenazada y sus líderes no han estado a la altura»

Por VÍCTOR R. ALMIRÓN
 ABC Martes, 30.06.15

 El columnista de ABC Hermann Tertsch presenta «Días de ira» y pide responsabilidad

Intervención de Carlos Herrera «El libro otorga la paternidad de tan odioso escenario a los años de Gobierno de Rodríguez Zapatero. Su política revive de forma rencorosa episodios ya pasados»

Dos vectores Tertsch sostiene que se han instalado dos vectores: uno es la venganza y el otro es el rencor. «Y entre ambas se establecen los paradigmas de la política española

No debería entenderse como incompatible el respeto y admiración por tu país con la crítica profunda de los males que la aquejan. La España que combate hoy con más éxito que otras naciones el duro envite de la crisis, ve cómo anidan en su seno vicios que amenazan los méritos de un país que logró hace años homologarse a las principales democracias del mundo.
                                                                                    ISABEL PERMUY 
Los periodistas Carlos Herrera y Hermann Tertsch, autor de «Días de ira», junto a la diputada Cayetana Álvarez de Toledo

Flanqueado por Carlos Herrera y por la diputada del Partido Popular Cayetana Álvarez de Toledo, Hermann Tertsch presentó ayer su último libro, «Días de ira» (La Esfera de los libros) Un acto celebrado en el Espacio Bertelsmann y al que acudieron empresarios como Luis del Rivero, la presidenta-editora de ABC, Catalina Luca de Tena o personalidades como el Padre Ángel. Aunque la crítica de este periódico definió esta obra como «necesaria» y «desasosegante», se trata de una radiografía que analiza con precisión cirujana los problemas que acechan al país, y que son básicamente tres: populismo, secesionismo y corrupción. Ese desasosiego puede invadirle a uno a medida que avanza en la lectura de un libro que parte de la tesis de que los horrores del pasado «pueden volver a suceder».

Falta de reacción
El autor reconoció que en un primer momento dudó a la hora de abordar su escritura «por la inmensa pereza» que le sugiere casi todo lo que tiene que ver con la política española. «Pero entendí que ese estado de ánimo había que volcarlo en un libro», añadió. Tertsch, no obstante, dejó a sus padrinos la responsabilidad de abordar los pasajes que el libro plantea sobre la realidad del país, y quiso centrar su intervención en un asunto de plena actualidad: la situación política en Grecia. Lo hizo para criticar la «perversión e hipocresía que amenaza el proyecto europeo», aunque no obvió la «falta de reacción» de los líderes europeos. «Nadie ha estado a la altura», se lamentó.
Tertsch destacó la intervención que en el día de ayer realizó la canciller alemana, Angela Merkel, que reclamó «responsabilidad» a todas las partes para que no tenga lugar el descarrilamiento del proyecto europeo, que es un riesgo «real», a su juicio. «La responsabilidad que pide Merkel surge de la convicción de que no somos inmunes de que se repita lo sucedido en Europa en el siglo XX. Cualquier pueblo es capaz de repetir las monstruosidades más inimaginables». El auge de los populismos en España es una de las piezas clave de un libro que anticipa un cambio de era en un tiempo «fascinante y peligroso». Carlos Herrera apuntó que «lo que sostiene Hermann es que aquí se han instalado dos vectores: uno es la venganza y el otro es el rencor. Y entre ambas se establecen todos los paradigmas de la política española».
El libro otorga la paternidad de tan odioso escenario a los años de Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Aunque Herrera sostuvo que «no podía ser tan malo las 24 horas del día» sí cree que «efectivamente su política encarnaba la de revivir de forma rencorosa episodios que en España habíamos pactado pasar por alto». Sobre Podemos, Herrera los definió claramente como «comunistas de tomo y lomo».
Con los ecos de la entrevista concedida por José María Aznar a ABC, en la que alertaba de que el Partido Popular debería encontrar un rumbo claro para volver a conectar con su electorado, era de especial interés la presencia de la diputada popular, que hizo suyas algunas de las reflexiones del expresidente: «Estos años ha faltado política, y apelar al voto del miedo no es una garantía de nada. No hay votantes cautivos y el miedo no los va a cautivar». A su juicio, el nuevo impulso político solo puede venir de la mano de un proyecto político poderoso, limpio y valiente, que se base en la razón porque «es urgente y posible vencer al populismo, que nos trata a los ciudadanos como menores de edad».
Momentos decisivos para España porque el populismo, «tanto en su forma de extrema izquierda como de fuerzas nacionalistas» ponen en riesgo la «continuidad» del proyecto político español y también el europeo. «El populismo es incompatible con la convivencia», señaló Álvarez de Toledo. La diputada pidió que se dejase de «manosear e impugnar la transición». «La democracia es lo mejor que hemos hecho. Debemos preservarla y perpetuarla»

lunes, junio 29, 2015

HERMANN TERTSCH: «LOS ESPAÑOLES HEMOS NORMALIZADO LA MENTIRA»

ENTREVISTA
  Hermann Tertsch
  Periodista

 Por Isaac Blasco
  ABC Lunes 29.06.15

Presentación
Tertsch presenta su libro, hoy a las 20 horas en el Espacio Bertelsmann (O'Donnell, 10. Madrid), junto a la diputada Cayetana Álvarez de Toledo y el periodista Carlos Herrera

El analista presenta en su último libro una «España en estado de alarma» cuyo último reflejo es la poderosa irrupción de la izquierda populista

Rodríguez Zapatero «Es el padre político de Podemos y, por tanto, de este asalto democrático de la izquierda populista»

Sin sanción moral «Los españoles hemos asumido la narración falaz de nuestro pasado reciente, y cuando la mentira es socialmente aceptada, ésta deja de ser condenable»

«Días de ira», el último –y desasosegante– libro de Hermann Tertsch (Madrid, 1958), aborda la «ruptura» , en 2004, del proceso de normalización democrática que arrancó en la Transición. Según el autor, «la anormalidad política que trata de imponer la izquierda y la nula capacidad de reacción de la derecha» impiden «reconducir una situación que no acabará si antes no reconocemos con todas las consecuencias nuestro pasado».

                                                                                  OSCAR DEL POZO
Hermann Tertsch, en el despacho de su domicilio en Madrid, el pasado viernes

— ¿Cuándo y por qué se quiebra el proceso de normalización democrática iniciado en la Transición?
— En 2004 confluyen una serie de factores de agitación, como la protesta instrumentalizada por la izquierda contra la guerra de Irak, que tienen su detonante en los atentados del 11 de marzo. Ese el momento exacto de la ruptura.
— En su libro, usted atribuye la responsabilidad política de que ese proceso descarrilara a José Luis Rodríguez Zapatero.
— Zapatero aparta al PSOE de la socialdemocracia e instaura una corriente ideológica que invoca los presupuestos de la República y del Frente Popular para acabar con esa izquierda normalizada occidental e imponer la anormalidad política. Ese discurso zapaterista es trascendental para explicar el actual estado de excepcionalidad política.
— Hasta el punto que sostiene que sin el precedente de ese viraje zapaterista el populismo representado hoy por Podemos no hubiera sido posible.
— Por descontado. Zapatero es el padre político de Podemos y, por tanto, de este asalto democrático de la izquierda populista. Es él quien comienza a deslegitimar la Constitución, los pactos de la Transición y la propia reconciliación nacional. Como presidente del Gobierno, hace cundir la idea de que todo eso fue un embuste, lo que proporciona argumentos a este tipo de izquierda para no reconocer el actual sistema como un régimen realmente democrático, sino conectado con el franquismo. En este sentido, Pablo Iglesias y todos los demás dirigentes de Podemos coinciden con el único actor que nunca ha reconocido la Transición: ETA.
— ¿Y la derecha?
— La derecha es una tragedia en este país de proporciones casi tan importante como la izquierda.
— ¿Por qué motivos?
— Entre otros por lo que yo llamo la gran mentira antifranquista.
— ¿En qué consiste ese concepto, reiterado en su libro?
— En que se haya aceptado como verdad que el franquismo no evolucionó en cuarenta años, que fue durante tanto tiempo un régimen totalitario asimilable al de Hitler que tuvo sojuzgado al pueblo hasta el 20 de noviembre de 1975, y que el 21 de noviembre todos pudimos volver a ser demócratas. En esa falsedad comúnmente aceptada está el origen de nuestra incapacidad para alcanzar puntos de consenso mediante el diálogo. Los españoles hemos asumido la narración falaz de nuestro pasado reciente, y cuando la mentira es socialmente aceptada, esta deja de ser condenable. No hay sanción moral para la mentira, porque todos llevamos mintiendo sobre nuestro pasado desde hace cuatro décadas. En otros países la mentira te liquida; aquí la hemos normalizado.
— ¿Nadie se salva de mentir?
— El que se sale de ella es marginado tras ser tildado de «facha». De ahí que yo diga que en este país nadie es realmente libre hasta que pierde el miedo a ser llamado fascista. La consecuencia más grave de la imposición de este discurso tan falso como aceptado por todos es un claro empobrecimiento de nuestra calidad democrática debido a la imposibilidad de debatir ideas en libertad. La derecha, por su mala conciencia histórica, también ha acatado esta gran mentira sin alzar la voz.
— ¿Su padre rompió con esa mentira en cuanto a su experiencia con el nazismo?
— A través de la figura de mi padre apelo al acto de honradez que supone desarrollar la capacidad del luto: reconocer lo que han hecho tus familiares o tú mismo. Esa catarsis se operó en la sociedad alemana veinte años después de la II Guerra Mundial, y fue una exigencia de las generaciones que no habían vivido los años de Hitler. Aquí no ha ocurrido eso: no se ha racionalizado ni expresado con todas las consecuencias lo que ha sucedido en el pasado. Mi padre se apartó del nazismo y fue represaliado por ello, pero jamás ocultó su entusiasmo inicial por Hitler.
— ¿Hay manera de revertir la situación de anomalía política descrita en su libro?
— Estamos en el peor momento; si no llegamos a las manos, deberíamos practicar un ejercicio colectivo consistente en reconocer nuestro pasado sin paños calientes. Hoy no me atrevería a apostar por que esto ocurra.

sábado, junio 27, 2015

EL CALIFATO Y NUESTRO FRACASO

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Sábado, 27.06.15


Nadie muestra el suficiente interés como para invertir vidas de combatientes contra el EI

El Estado Islámico demostró ayer que mantiene toda su voluntad y capacidad de matar y aterrorizar a todo el que no se doblegue a su poder. Y que cada vez está más capacitado para coordinar por el mundo su brutal forma de manifestar su entrega total y fanática al proyecto de expansión yihadista y triunfo final. Pero sobre todo ha recordado a todo el mundo que un año después de proclamarse el Califato y anunciarse muy solemnemente una amplia alianza internacional para una guerra contra el mismo, ese Estado Islámico, acosado y atacado por todos, es más grande que nunca, sigue creciendo y los reveses que sufre los compensa tarde o temprano. Hoy se puede viajar por el Califato desde casi los suburbios de Bagdad hasta muy cerca de Damasco. Tiene playas en el Mediterráneo y práctica capacidad para regular el tsunami de la inmigración hacia Europa desde la otra costa. Los ataques aéreos debilitaron inicialmente a sus fuerzas, pero la certeza de que solo han de combatir sobre el terreno con los kurdos y los maltrechos ejércitos sirio e iraquí las ha vuelto a reafirmar y ha intensificado su expansión.
El Estado Islámico ha celebrado por tanto este aniversario del Califato con lo que mejor hace y más le satisface: sembrando de muertos un viernes negro de Ramadán con ataques en tres continentes. En Túnez, Kuwait, Somalia, Siria y Francia murieron ayer más de un centenar de personas porque el Estado Islámico tiene capacidad organizativa y porque la comunidad internacional le deja usarla. El mundo no puede pararlo porque no parece querer. Y nadie muestra el suficiente interés como para invertir vidas de combatientes sobre el terreno. Por eso, mientras no haya decisión de una alianza seria, decidida a atacar y no dejar de hacerlo hasta destruir este estado islamista terrorista, sus estructuras, su ejército, sus mandos y su vida cotidiana, tendremos un enemigo cada vez más fuerte, con mayor seguridad y autoestima y fuerzas para golpearnos donde menos lo esperemos.

viernes, junio 26, 2015

UN CANTO A LAS FORMAS

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Viernes, 26.06.15


Los rituales y las formas, también en el vestir, son la expresión del valor que se concede a valores, símbolos y sentimientos

EL pasado domingo, ABC hizo un espectacular despliegue de magníficas firmas del periodismo español para tratar sobre una gran cuestión que se ha ignorado mucho tiempo en España. Y cuyos efectos nefastos algunos creemos ver por todas partes. Se trata del declive en el respeto y cultivo de las formas en el trato y en la llamada buena educación. «La mala educación gana terreno en España» decía el titular en nuestra segunda portada. En un claro exceso de optimismo porque sugiere que aun le queda terreno por conquistar. Cuando lo cierto es que salvo reductos privados o en círculos muy específicos y selectos de la administración o la sociedad, el trato habitual hoy en día es algo mucho peor que informal. La buena educación es algo más que lograr que los niños no coman mirando al móvil, gesticulen con los cubiertos, se metan el cuchillo en la boca, dejen libres los asientos a los mayores. La buena educación es mucho más que las buenas maneras, pequeñas reglas de urbanidad en el comportamiento público que facilitan la convivencia. Se daba por hecho que todos las agradecían y a todos beneficiaban. Hoy, solo poner la televisión lleva casi a oler el aliento de una gentuza que no respeta ninguna fórmula o forma de hacer amable el trato al prójimo por la sencilla razón de que son profesionales del ofender, del descalificar o ridiculizar. Lo que no es agresión y mofa es sentimentalismo primario. El tuteo es hoy en España una peste descontrolada que contribuye como pocos factores a la aridez, acritud y zafiedad en el trato público. Siempre hay ideología en los cambios de trato. Y siempre hay muchas diferencias entre los diversos países y entre las clases sociales. Hay aun países en los que es casi impensable acudir a invitados a la cena a una casa sin llevar unas flores. Y hay países en los que esos que orinan por las calles de las ciudades españolas serían tratados como animales de granja antes de ser multados como ciudadanos de incontinente grosería. Hay otras culturas mucho más estrictas que Occidente en la observancia de sus reglas de trato y cortesía, véase el ejemplo de Japón. La mayoría de ellas lo son con mucho provecho. Los rituales y las formas, también en el vestir, son la expresión del valor que se concede a valores, símbolos y sentimientos. Hasta hace medio siglo había en el mundo occidental unos códigos homogéneos que eran comúnmente aceptados. Hoy en todos los países europeos se han relajado. En algunos se olvida casi por completo. En ciertas cosas para bien. En muchas otras para mal. También la mezcla de culturas debido a la inmigración ha hecho mucho. No dejará su asiento a una mujer quien la considera un animal más barato que un camello. La desaparición de las buenas maneras es el aspecto más visible de la más grave desaparición de las formas de respeto, comunión entre iguales y culto. Que reflejan el enorme predominio de la falta de respeto mismo. Ahora mismo pagamos ya, muy especialmente en España, triste avanzada en el deterioro, esa política de desprecio a las formas en el trato entre nosotros y a nuestros símbolos. Con un grave deterioro de la civilización, nadie sabe si irreversible. Algunos que de pequeños nos creíamos torturados por nuestros mayores por su puntillosa atención a las formas, celebramos contar con los elementos para valorar y entender el decisivo sentido de las formas. El respeto a las formas lleva a la capacidad de gratificación e identificación que está en el entender del significado de la liturgia en toda la vida del mortal con sentido trascendente.

martes, junio 23, 2015

MALA TERAPIA, LARGA AGONÍA

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Martes, 23.06.15


Una vez más, el que peor se porta, el mayor infractor dentro de la comunidad de derecho, es el que dicta la agenda y las reglas

EL espectáculo es poco edificante. Como casi todos a los que asistimos de un tiempo a esta parte. ¿Cuál fue el último gran gesto de dignidad europea que recuerdan? Cuesta trabajo recordar alguno reciente. Ahora tenemos a un gobierno de un pequeño país decidido a utilizar todos los métodos de la deshonestidad, desde el chantaje al engaño, de la amenaza a la agitación populista o la traición. Todo para asegurarse un trato de privilegio que se traduce en la impunidad para violar las reglas comunes, incumplir los compromisos y romper la palabra. No de otra cosa estamos hablando en el trato de la UE con Grecia. Una vez más, el que peor se porta, el mayor infractor dentro de la comunidad de derecho, es el que dicta la agenda y las reglas, el que recibe todas las atenciones y el que consigue un trato especial. Mientras que aquellos que han hecho inmensos esfuerzos para adaptarse y cumplir no reciben sino indiferencia y el recargo sobre la factura general que habrá de pagarse para cubrir los dispendios del transgresor.
Es comprensible que muchos líderes, a su cabeza Angela Merkel, crean mejor casi cualquier cosa que la salida de Grecia. Les da vértigo participar en la creación de este precedente. Pero debería quedar claro que peor que la UE sin Grecia es quedarse sin UE a medio plazo. El resentimiento no solo se dispara en Alemania. Y no se dirige solo contra el Gobierno griego, sino también contra la UE. El veneno griego hace tiempo que corre por las venas europeas. Porque los que actuaron correctamente se ven maltratados, y muchos escarmentados. Y quienes quieren imitar a los griegos en romper los criterios económicos del sistema y de la honradez en el trato internacional se ven fortalecidos. Son los que quieren construir otro tipo de régimen político. Ahora parece que creen algunos que Grecia comenzará a acatar las reglas. Porque está a días de la quiebra. Pero el alacrán actuará según su naturaleza. Con una dirección política neocomunista no puede cumplir y no lo hará. Y con ese gobierno no podrá funcionar. Pero la perseverante defensa del absurdo es parte de ese proyecto totalitario comunista que vuelve en el mundo y en Europa con el desprestigio de la democracia, del capitalismo y la libertad. En Europa de momento tiene como cabeza de puente a Grecia. Quizá pronto sea España la otra. Si sucede, no habrá sido menor el papel jugado por todos los que han otorgado impunidad a Tsipras tras alcanzar este cotas insólitas de osadía en el engaño y la provocación. Como en el chantaje y sus actos de amenaza con enemigos de la UE.
Pocos europeos están en contra de la permanencia de una Grecia democrática, honrada y respetuosa en el seno de la UE. Pero muchos europeos dudan profundamente de que el proyecto político griego sea compatible con la UE y sus leyes. El populismo griego es un movimiento agresivo, nacionalista, victimista y antioccidental que alimenta el movimiento neocomunista. Su partido es tan enemigo de las reglas, principios y esencia de la UE como lo puedan ser Rusia, Bielorrusia o Cuba. Y tan absurdo resultaría intentar integrar ahora a estos países en la UE como intentar retener a Grecia si no abandona ese proyecto. En los Balcanes hay países con más vocación europeísta y ganas de cumplir. Están a la espera en una cola que no se moverá en los próximos años. El proyecto de Syriza es construir un régimen socialista antiliberal. Y que Europa corra con los gastos. Aunque tuviera Europa la delirante generosidad para aceptarlo, un cuerpo extraño agresivo así en su seno solo augura metástasis, parálisis y mutilaciones, una lastimosa agonía para Grecia y toda Europa.

IMPUNIDAD Y MIEDO

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Lunes, 22.06.15


Si la impunidad de la izquierda se extiende como pretenden hasta al colocar bombas, el miedo puede ser pronto general

El joven Alfonso Fernández Ortega es uno de tantos jóvenes españoles formados en el odio político, en el desprecio a la Transición y Reconciliación Nacional y en el espíritu de la revancha guerracivilista que un presidente de Gobierno convirtió en doctrina nada más darse la desgracia nacional de su acceso al poder en 2004. Hoy Alfon, así se le conoce, es el más famoso de todos. Miles de españoles se han manifestado para apoyarle. Las redes sociales están llenas de mensajes que le jalean a él y amenazan a todo el que recuerde su delito, su trayectoria o su condena de 4 años. Alfon destacó pronto. Como menor de edad protagonizó un atraco con una violenta agresión sexual a cinco niñas. Y siguió acumulando antecedentes. Hasta que en la huelga de 2012 fue detenido cuando portaba una bomba casera, con metralla para causar heridos, según se desprende de la sentencia.
Si Alfon hubiera sido castigado por sus delitos juveniles, quizás hoy haría una vida normal. Pero el agresor sexual, ladrón y traficante de anfetaminas quedó siempre impune. Y aumentó su notoriedad como violento ultraizquierdista de una banda de «hooligans» del Rayo Vallecano. Su detención con la bomba le lanzó al estrellato de la comunidad antisistema. Ahora su ingreso en prisión ha movilizado a todo ese sustrato ultraizquierdista que ha crecido sin parar, alimentado por la crisis, las televisiones y el mensaje anticonstitucional omnipresente. Y a la cabeza se ha puesto el Ayuntamiento de Madrid, dirigido ya por gente muy parecida a Alfon. Hubo quien pensó que no llegarían tan lejos. Por respeto a la legalidad. ¡Quiá! La ideología puede más. AhoraMadrid se ha unido a la campaña «Todos somos Alfon». Que siendo exactos significa: «Todos somos delincuentes multirreincidentes». El Ayuntamiento de Madrid apoya así a quienes lanzan lemas como «a por ellos como en Paracuellos» y el favorito de Alfon, que lo es también de Podemos: «el miedo cambia de bando». Si la impunidad de la izquierda se extiende como pretenden hasta al colocar bombas, el miedo puede ser pronto general.

PUTIN, APASIONADO POR EL PODER

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Domingo, 21.06.15

Retrato de un autócrata


Miedo al mundo externo, desdén por el prójimo y pasión por el poder marcan la personalidad del presidente ruso

Desprecio al débil
Vladimir Putin desprecia a los inferiores y a todo el que le parezca débil. También desprecia a Occidente, que considera decadente

Providencialismo ruso
El jefe del Kremlin se ha adherido a movimientos ultraortodoxos de un providencialismo ruso que cuadra muy bien con sus apetitos políticos

Los gestos y el lenguaje corporal dicen a veces más que sesudos estudios de datos biográficos. La cara satisfecha de Vladimir Putin, ojos semicerrados, ligerísima sonrisa, cabeza ladeada, sentado en la tribuna del Foro Económico de San Petersburgo el pasado viernes, era la de un gato grande en divertido juego con un ratón. Escuchaba al primer ministro griego, Alexis Tsipras, invitado a airear su victimismo y resentimiento contra la Unión Europea por no ceder ésta al chantaje. Allí estaba un europeo díscolo que había acudido a pedir su protección frente a Occidente. Y Putin podía convertir la deslealtad del griego en otra cuña con la que agrietar a la UE. Destruirla, a la UE y a la OTAN, es ya obsesión. Sobre todo desde que la atracción a la Unión Europea se convirtió en el motor del levantamiento ucraniano contra sus planes expansivos.
                NIETO

El rostro de Putin desmiente a quienes dicen que una inseguridad interior le impide las plenas satisfacciones. Dicen que sufre un narcisismo agudo, incluso cierto tipo de autismo. Que supone grave merma de capacidad negociadora porque no es capaz de ponerse en el sitio del prójimo. Desde luego, nunca ha destacado por negociar. Su capacidad de empatía sería nula, según servicios de información occidentales. Y sus problemas neurológicos y la formación en el KGB son un obstáculo infranqueable para asumir problemas y conflictos de forma objetiva, sin ver siempre en ellos una operación enemiga.
Según esos estudios, Putin cree realmente que los deseos de libertad y democracia en las repúblicas exsoviéticas, sea en las Bálticas, miembros ya de la UE y en la OTAN, sea en Ucrania, son mero fruto de operaciones encubiertas de la OTAN para acosarle a él, es decir a Rusia. No cree Putin en otra voluntad popular que la generada por terminales del poder. El mundo es una inmensa maquinaria en el que las ruedas de reloj son conspiraciones de diverso tamaño que encajan o se comen y trituran. Un mundo así da mucho miedo. Y el miedo es el principal motor de su política interna de represión y control implacable. Putin quedó muy traumatizado por los acosos sufridos por su cuartel en Dresde en 1989 durante el levantamiento popular en la RDA. Y le afectó el oprobioso final de los dirigentes comunistas de todos aquellos países satélites. No quiere correr tal suerte. Sin el poder, nada le garantiza que no se le exijan responsabilidades en el futuro por veinte años de una brutal guerra política ganada en la que no se ha reparado en gastos ni en vidas.

La bronca
Junto al miedo aparece el desprecio. La canciller Angela Merkel le tuvo que reconvenir en una ocasión en 2006 ante el terrible maltrato al que sometía en su presencia el presidente ruso a sus ministros. Putin desprecia a los inferiores y a todo el que le parezca débil. Desprecia a Occidente que considera decadente. Y en compensación por los propios complejos frente al desarrollo, complejos muy arraigados en el pueblo ruso, se ha adherido a movimientos ultraortodoxos de un providencialismo ruso que tan bien cuadra con sus apetitos. De ahí esa alianza con el pensador Alexander Dugin y sus teorías nacionalcomunistas de una regeneración euroasiática que llegará con el triunfo del cristianismo ruso sobre las corrientes decadentes, pecadoras y lascivas de occidente y la alianza euro- americana. Ahí se juntan prácticas de organización y del estado del fascismo con el fundamentalismo religioso en una mezcla doctrinal explosiva que difunden sin cesar las redes de comunicadores creadas por Rusia por todo el mundo.
Con apoyo ideológico y financiero masivo tanto a la extrema izquierda como extrema derecha en todo el mundo, especialmente en una Europa en la que Putin centra sus ambiciones. Porque su rival mundial y mortal enemigo es Estados Unidos a quien respetó antes de Obama y volverá a respetar. Europa es solo su botín ambicionado.
Miedo, desprecio y pasión por el poder. El culto a la personalidad de Putin comienza a parecerse al que se brindaba a un Stalin que vuelve a estar de moda. El triunfo de la voluntad estaba otra vez presente el 18 de marzo del pasado año en la solemne ceremonia oficial de anexión de Crimea en la sala de San Jorge del Kremlin.

Culto al jefe
Nadie desde Napoleón se ha dejado celebrar tanto por los suyos por una conquista militar considerada por todo el mundo una agresión injustificable, un robo territorial y un acto de violación del Derecho Internacional. Hace mucho tiempo ya que no distingue entre los intereses de Rusia y los propios. Él mismo ha dejado claro que tiene una misión:       «Considero mi labor sagrada unificar a los pueblos de Rusia». Se refiere a todos los rusoparlantes que quedaron dispersos entre Rusia y los estados vecinos después de lo que para él fue «la mayor tragedia del siglo XX», el hundimiento y disolución de la Unión Soviética. El hecho de que para Putin sea la mayor tragedia del siglo lo que para muchos cientos de millones fue la mejor noticia, ya es un claro indicio que sus relaciones con el mundo en general y con los vecinos de Rusia en particular no pueden ser muy armoniosas.
Igual que se quedó con Crimea, Vladimir Putin tiende a quedarse con todo aquello que le apetece. Muchas veces solo para demostrar que puede. Todavía recuerda con estupor Robert Kraft, el propietario del equipo New England Patriots la visita de un grupo de la Superbowl a Rusia. A Putin le llamó la atención el enorme anillo de brillantes que llevaba y se lo pidió. Kraft se lo quitó, halagado, el presidente ruso lo cogió, lo miró, se lo probó y se lo metió al bolsillo. Su única frase antes de darse media vuelta rodeado por sus inmensos escoltas: «Con eso yo puedo matar a alguien».

Vodka y kalashnikov
En el museo Guggenheim de Nueva York le enseñaron una pieza que era una botella de vodka en réplica de cristal de un fusil de asalto kalashnikov y ante la estupefacción de todos dio orden a sus escoltas de llevárselo. Podría haberla comprado con un patrimonio que los más tímidos calculan entre 40.000 y 70.000 millones de dólares en todo el mundo.
Quienes se enfrentaron a él en el pasado están muertos o exiliados. Pero él sabe, ahora que le hacen estatuas romanas con su rostro para edificios públicos, que nunca se le acabarán los enemigos. Por eso mientras cuadros y fotografías de sus torsos desnudos de osado deportista y aventurero alimentan los rumores sobre los orígenes de su fanática homofobia, Putin se reafirma como déspota clásico, premia obedientes y liquida todo atisbo de discrepancia. Psicópata, autista o no, Putin ha renunciado a llevar a Rusia al desarrollo y la prosperidad. Y ha fomentado el estado antiguo y el pensamiento primitivo que le llevan a ser en todo caso un paranoico cargado de razones para ello. Él se dice entregado a «mi sagrada misión de una patria, un pueblo y un futuro».

El macho ruso
A Putin le encanta posar con el torso desnudo en parajes agrestes, como macho que domina la naturaleza. En la imagen, en Tuba (Siberia)
                       REUTERS

Juego a varias bandas
Putin juega al billar con su primer ministro, Dimitri Medvedev. El líder ruso presume de ser estadista sagaz en su juego a varias bandas
                         REUTERS

Deportista bregado
Vladimir Putin participa en un partido de hockey sobre hielo, deporte que en Rusia tiene reputación de ser solo para hombres duros
                                   EFE

Aficionado al kalashnikov
Putin practica puntería con una réplica de fusil kalashnikov. Le encanta posar con un arma en la mano. Son su pasión
                                AFP

TSIPRAS CON EL ZAR

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Sábado, 20.06.15


Grecia puede ayudar a Rusia a hacer daño a Europa, pero Rusia no la salvará de la miseria

Alexis Tsipras ha querido escenificar un poco más el baile de deslealtades para reforzar su chantaje a la Unión Europea en los días más dramáticos de esta crisis. Cuando se juega el futuro del país que gobierna. Y se lo juega para generaciones. Para demostrar que no está dispuesto a ceder donde sus socios y acreedores esperan, en las reformas, se ha ido a celebrar un acto de pretendida emancipación al Foro Económico de San Petersburgo. Es el único líder europeo allí, donde se notan con contundencia las sanciones europeas a Rusia. El Foro se celebra desde 1997, cuando Rusia parecía decidida a emprender un camino de modernización y democratización. Entonces las siete mayores economías de Occidente decidieron, precisamente aquel año, en Denver, incluir a Rusia en sus citas. El G-7 se convirtió en G-8.
Ahora el G-8 vuelve a ser G-7 y al Foro de San Petersburgo no va nadie salvo Tsipras. Que creyó necesario decir que estaba allí «porque Europa no es el centro del mundo». El jefe de gobierno griego quería demostrar un poco más de desapego y despecho hacia sus socios. A los que quiere forzar a romper las reglas de la comunidad de Derecho para permitirle construir un régimen contrario a los principios de la UE pero, eso sí con financiación eterna de la UE. Estos gestos inamistosos de Tsipras hacia Europa se producen bajo la mirada complacida del nuevo zar Putin, cada vez más aislado, agresivo y militarizado. Putin no tiene un fin mayor que destruir la UE. Y piensa que para ello le es útil Tsipras. Este tiene razón, Europa no es el centro del mundo. Pero Rusia menos. Rusia es ya remoto extrarradio. Es un inmenso suburbio de estructuras económicas tercermundistas, eso sí, con mucha materia prima y mucho armamento nuclear. Cada vez más lejos de los grandes polos y de los niveles altos del desarrollo mundial. Con un colapso demográfico en marcha y plagado de debilidades. Grecia puede ayudar a Rusia a hacer daño a Europa. Y hacerse daño ella misma. Pero no será Rusia la que salve a Grecia de la miseria.

GÖTTWEIG Y EL RETORNO DE LOS BÁRBAROS

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Viernes, 19.06.15


Grecia es el principal ejemplo de cómo la irracionalidad del populismo logra triunfar en un país miembro

EL monasterio benedictino de Göttweig ha vivido muchas épocas terribles en sus más de mil años de historia. Ha sido inmensamente rico, influyente y poderoso por el capricho de reyes y emperadores y las maderas y el vino de sus tierras en el valle del Danubio a sus pies. Ha estado varias veces casi abandonado, habitadas sus formidables murallas por un puñado de monjes hambrientos y vagabundos, a punto de convertirse definitivamente en ruina. Y siempre ha vuelto a florecer. Ha ardido y ha sido reconstruido. Su biblioteca de 130.000 volúmenes supera en tamaño a la célebre de la también benedictina abadía de Melk, en la que Umberto Eco se inspiró para su novela de El nombre de la rosa. Göttweig es un monumento de Europa y de sus avatares históricos y geográficos, estuvo en el centro del mundo y arrinconado cuando le pusieron un telón de acero a pocos kilómetros, celebrado unos siglos y olvidado en otros. Junto a la principal arteria fluvial europea, conocido como el Montecassino austriaco, dominaba el valle sobre el penúltimo tramo de la ruta de la seda y las cruzadas hacia el valle del Rin, Colonia, París y Londres. Hubo en el valle mucha industria del pillaje y peaje. Allí sobrevivió Göttweig a las batallas que se libraron muy cerca en 1945 cuando el monasterio hermano de Montecassino en Italia era ya escombros. Todo ha dejado huella. Nada ha acabado con la serena reflexión, la observancia de la Orden de San Benedicto y la culta racionalidad de un bastión del saber y entender.
En Göttweig sonaron hace unos días de nuevo frases de preocupación. Como cuando llegaban noticias del ataque de los tártaros a Cracovia, de los avances del sultán Mehmet II ante Constantinopla, el asedio a Viena, las tropas de Napoleón junto a Melk, los prusianos en Silesia, Hitler ante un millón de vieneses en el Heldenplatz o los tanques soviéticos al otro lado del río. Europa está en una encrucijada de nuevo. Entre racionalidad y barbarie. Desde hace veinte años se reúnen en el Europaforum Wachau políticos, académicos, diplomáticos, filósofos, escritores y algún periodista de toda Europa. Desde el primer ministro serbio, Aleksander Vucic, al vicepresidente del Gobierno checo, Andrej Babis, a la ministra de Defensa de Georgia, Tinatin Khidasheli, al comisario de Política de Vecindad y Ampliación en Bruselas, Johannes Hahn, decenas de participantes de toda Europa compartían un diagnóstico alarmante que identificaba varios focos principales de amenaza para Europa, su libertad y su prosperidad. Proceden de la agresión militar de Rusia en el este, de la amenaza yihadista y la inmigración masiva y sin control, pero aún más que esos, del populismo y el nacionalismo que pueden dinamitar la Unión Europea desde dentro. Grecia es el principal ejemplo de cómo la irracionalidad del populismo, en este caso de extrema izquierda, logra triunfar en un país miembro para crear un cuerpo extraño que rompe las reglas, pervierte todo el funcionamiento de las instituciones europeas y lleva a su práctico bloqueo. Aunque la mayoría ya comparte las tesis de Wolfgang Schäuble en contra de una canciller Angela Merkel que no se atreve a reconocer que Grecia, con su proyecto neocomunista, es ya incompatible con el funcionamiento de la UE. Todos procedían de países afectados por la devastación de las ideologías redentoras y criminales del siglo pasado. Todos miran asustados a España, donde se perfila otra gran derrota de la racionalidad. Y un triunfo de esta tóxica mezcla populista de pensamiento mágico e ideología comunista que amenaza con dinamitar las posibilidades de Europa de reformarse. Y de sobrevivir así con relevancia, con dignidad y capacidad para defender su libertad y bienestar en el mundo globalizado.

NOSOTROS CON ESTOS PELOS

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Martes, 16.06.15


Alemania sí sabe que cualquier pacto con totalitarios es una ofensa al pasado y un crimen contra el futuro

EN Alemania se ha producido un relevo político que a la inmensa mayoría de los europeos –y también a muchos alemanes– ha pasado inadvertido. Se ha ido un político que nadie fuera de Alemania conoce, sustituido por una señora de cuya existencia no se sabe. Y sin embargo, este relevo tendrá efectos inmensos sobre la vida política alemana y europea. Su consecuencia más importante será que, salvo catástrofe natural, Angela Merkel seguirá siendo canciller de Alemania durante mucho tiempo. Pueden ir ya dando por hecho que seguirá una legislatura más. Y después ya se verá. Merkel tiene hoy 61 años, terminaría la siguiente legislatura con 67, todavía muy capaz de asumir alguna más. Y en 2021 aún tendría la edad con la que se presenta Hillary Clinton a las presidenciales.
Pero si Merkel puede hacer estos cálculos es porque aunque esté muy cerca de la mayoría absoluta, no la necesita para gobernar. Porque enfrente tiene a una mayoría parlamentaria de izquierdas que es inviable. Hoy, los socialdemócratas de SPD, los Verdes y el partido neocomunista o ultraizquierdista de Die Linke tienen aritméticamente una mayoría para gobernar. Pero la socialdemocracia alemana y también al menos parte de los Verdes se niegan a una coalición con el partido Die Linke, sucesor del partido comunista de Alemania oriental. Pasado un cuarto de siglo de la caída del muro ese partido ha conseguido crearse un espacio gracias al voto comunista irredento del este de Alemania y la ultraizquierda de todo el país. Pero no ha conseguido ser aceptado por los demás como un partido más. Porque no acata el carácter definitivo de la democracia parlamentaria, su lealtad a la constitución es cuestionada y es contraria a muchos de los compromisos internacionales de Alemania, entre otros la pertenencia a la OTAN. En los pasados años, se ha especulado mucho en la izquierda con buscar fórmulas de superar esta imposibilidad de pacto entre rojos del SPD, Verdes y rojos de Die Linke. Que le garantiza a Merkel como cabeza del partido más votado algo así como un liderazgo inamovible. En el SPD hay inmensos resquemores porque la gran coalición siempre acaba beneficiando a la vieja señora.
Los últimos sondeos vuelven a darle una diferencia abismal al CDU/CSU por delante del SPD. Pero ahora se ha retirado el líder de Die Linke, el abogado Gregor Gysi, y ha entrado en litigio la rojísima Sahra Wagenknecht. El que se va era un político atado a su pasado como hijo de la aristocracia comunista de la RDA, pero posibilista. La que llega –la mujer del inefable Oskar Lafontaine, que acabó en la ultraizquierda en su deriva de fracasos– es una leninista cuyo análisis sobre la caída del comunismo se basa en que hubo demasiados traidores. Y no desde Gorbachov, sino desde la desestabilización de Nikita Jruschov. No están los cuadros comunistas de Podemos y de la Complutense solos cuando reivindican lo peor del comunismo. Ni solos los griegos y españoles cuando quieren quebrar los principios de la UE. Los socialdemócratas del SPD en Alemania han asumido la llegada al liderazgo de Die Linke de la paleocomunista Wagenknecht como el fin de una esperanza de que ese partido pudiera alcanzar un nivel de decencia democrática que hiciera posible formar con él una coalición y un gobierno.
Porque el SPD siempre hará una alianza con demócratas en contra de totalitarios y enemigos de la constitución y no viceversa. Porque Alemania ha sido honesta con su historia y ha aprendido de ella, sabe que cualquier pacto con totalitarios es una ofensa al pasado y un crimen contra el futuro. Por eso Alemania es Alemania y nosotros estamos con estos pelos.

CUMBRE DE SALDO

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Sábado, 13.06.15


Obama  Se ha unido a tan lamentable legión genuflexa ante los hermanos Castro

Con el régimen  Correa y Morales están donde están gracias al padre del movimiento «socialismo del siglo XXI»

Limar diferencias siempre ha sido acercar las posiciones europeas a la condescendencia y complicidad latinoamericana con la dictadura y sus abusos

Son 61 los jefes de Estado o Gobierno que se reúnen en una cumbre de la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Ya solo por el carácter multitudinario puede descartarse que surja nada serio de un encuentro así. Por desgracia, las razones para la falta de seriedad y relevancia de este encuentro desde el miércoles en Bruselas no radican solo en las dificultades prácticas de un encuentro inmanejable. Las más graves se deben a diferencias políticas y conceptuales tan profundas entre muchos participantes que hacen imposibles acuerdos eficaces.
Claro está ya que cuando se rebajan las diferencias políticas entre una mayoría de países Latinoamérica y Europa siempre es en detrimento de la defensa de la libertad. Los valores a saldo. Así ha sido con Cuba. Limar diferencias siempre ha sido acercar las posiciones europeas a la condescendencia y complicidad latinoamericana con la dictadura y sus abusos. Con su desprecio a las víctimas del régimen cubano y a los derechos humanos en la isla. No merma en nada esa vergüenza europea el hecho de que Obama se haya unido a tan lamentable legión genuflexa ante los ancianos hermanos de la brutal y semieterna dictadura.
Con Venezuela, los europeos han tenido el mínimo pudor de no dejarse llevar por los cómplices del régimen chavista de Maduro. Que el ecuatoriano Correa o el boliviano Morales intenten ayudar a ese gobierno mafioso que subsiste con la gestión del hambre, el terror y la inseguridad, es muy lógico. Ellos están donde están gracias al padre de todo ese movimiento del llamado «socialismo del siglo XXI» que de momento ha hecho perder todo lo que llevamos de siglo XXI para el desarrollo de sus pueblos. A cambio ha comprado voluntades en medio mundo, ha financiado guerrillas, terroristas y partidos subversivos en Occidente y ha convertido en multimillonarios a miles de miembros de esa casta que blanquea por Europa y mucho en España el botín del saqueo de todos aquellos países y sus negocios comunes, el narcotráfico el más próspero, una vez hundida la producción de los petróleos de Venezuela.
La jaula se ha cerrado y la dictadura venezolana es pelele de la dictadura cubana, maestra en supervivencia. Por mucho que Obama y el coro relativista europeo haya decidido que el régimen cubano es entrañable. Lo cierto es que con el fracaso político y económico brasileño, un Santos embarcado en una terrible complicidad ya con las FARC, Chile bajo una Bachelet decidida a destruir la magnífica singularidad racional chilena y un presidente de Mexico debilitado, no hay nadie para sacar a Latinoamérica de su obsesión por aferrarse al victimismo izquierdista y a la ideología del igualitarismo en el fracaso y el odio a la libertad.
Enfrente han tenido a una Europa mediocre y mediocremente representada. Que no tiene músculo moral ni otro criterio que el de rebajar diferencias aunque siempre lo haga en detrimento de la libertad en América y de su propia dignidad.

viernes, junio 12, 2015

HACIA LA ANOMALÍA ESPAÑOLA TOTAL

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Viernes, 12.06.15


Quieren destruir el sistema de la democracia representativa y la sociedad de libre mercado. Porque lo creen malo

ESPAÑA se convertirá mañana en el único país europeo cuyas dos o quizá tres principales ciudades, capital incluida, son gobernadas por extremistas de izquierda, enemigos del orden democrático y del Estado de Derecho. Busquen ustedes los paliativos que más les apetezcan o consuelen. Díganse que quizás en el poder se aburguesen y corrompan y acaben como los políticos que los precedieron en los ayuntamientos: unos mejores, otros peores, más o menos inteligentes y diligentes, unos honrados, otros no. Puede ser que se revelen como honrados trabajadores respetuosos con las leyes y los derechos de todos los ciudadanos de sus grandes urbes. Sean optimistas y hagan un esfuerzo por creer que la terca realidad los amansará en sus odios ideológicos, en sus fobias estéticas y sus furias doctrinales. Puede ser. Pero no es probable. Lo lógico, pese a tanto autoengaño en España, es que las cosas sean lo que parecen.
Lo lógico por tanto es que las listas extremistas que llegan al poder organizadas desde el partido Podemos, con sus integrantes radicales, muchos de ellos profesionales de la agitación contra nuestro sistema de libertades, hagan e intenten hacer lo que han anunciado y promulgado, movidos por las ideas que han defendido y promovido. Salvo algunos «tontos útiles», que los hay, son gente que trabaja para destruir el sistema de la democracia representativa y la sociedad de libre mercado o capitalismo. Porque lo creen malo. Y lo hacen desde la idea revanchista contra la Reconciliación Nacional, la Transición y la actual Constitución de 1978 que es dominante en la izquierda en España. Es resultado del mensaje del presidente Rodríguez Zapatero y se basa en que «la unidad popular», es decir ellos, tienen la oportunidad y el deber de vengar la derrota militar de 1939 y la represión de la dictadura. Y lo van a hacer ahora que ya dominan las grandes ciudades, la vanguardia siempre en los movimientos políticos. Vuelve a haber vencedores y vencidos, y ellos son ahora inequívocamente los primeros.
Con el asalto al poder local de mañana, están convencidos de que en otoño repetirán esta victoria a las elecciones generales y que, como ahora, el partido socialista se plegará definitivamente a la estrategia rupturista que no pudieron imponer en 1977. «El miedo ha cambiado de bando», repiten sin cesar, en la falaz pretensión de que nadie quisiera jamás imponerles miedo a ellos desde que este país conquistó en 1978 las libertades jamás habidas en España. El caudillo de Podemos lanzó muy claro su mensaje el día de las elecciones en las fotografías publicadas. Era la bandera tricolor con la que se vistió para jugar al fútbol en la jornada de reflexión. No el símbolo de una forma de Estado. Sino la bandera del Frente Popular, del bando perdedor en la Guerra Civil, que retorna a devolver el golpe. Que en la actual España estos bandos no existan ya da igual, porque han logrado generarlos en el imaginario de esa nueva izquierda movilizada por la dureza de la crisis, el resentimiento y la inanidad de los gobernantes demócratas.
España se convierte ya así en una inmensa anomalía en Europa. Lo éramos por tolerar y fomentar a grupos y partidos separatistas, lo hemos sido por la impunidad en la violación de la Constitución y las leyes y los discursos anacrónicos y tercermundistas de venganzas leninistas. Desde mañana lo seremos además porque Madrid y Barcelona (dos ciudades de 3,1 y 1.8 millones de habitantes, respectivamente) quedan en manos de ideologías totalitarias que han causado decenas de millones de muertos en el siglo XX. En Europa habían sido condenadas al basurero de la historia. Nosotros les hemos dado ya control sobre nuestras vidas. Y quieren más.

martes, junio 09, 2015

EFICAZ BUCOLISMO BÁVARO

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Martes, 09.06.15


En Elmau, Obama ha hecho lo que debió hacer meses antes: exigir a los griegos que realicen las reformas

A los norteamericanos les fascinan los paisajes alpinos de Baviera. Hace ya mucho más de medio siglo se volvió a casa Walt Disney con la imagen de Neuschwanstein, un castillo tuneado hasta el disparate por Luis II de Baviera, para convertirlo en el de Blancanieves. Y no lejos de allí estaba también la guarida del ogro, la casa de montaña de Berchtesgaden, allí en lo alto, cerca de la frontera con Austria que el monstruoso austriaco hizo desaparecer. Ha sido uno de los lugares turísticos favoritos de los norteamericanos desde que su propietario se encerró en un búnker de Berlín. Ahora ha venido Barack Obama al G7, al Palacio de Elmau, un prodigioso hotel de la Belle Époque en un prodigioso paraje no lejos de la frontera con el Tirol austriaco y su capital, Innsbruck, y todo indica que en esta cumbre del G-7 ha habido varios motivos reales para la satisfacción. En esta ocasión el «buen rollo» no ha sido solo teatralidad de los líderes mundiales. Había mucha cuestión que tratar, alguna urgente, como el terrorismo. Pero ninguno de los participantes venía con un problema propio acuciante que pudiera generar tensiones especiales. Y son varios los frentes en los que todos se congratulan de avances. Tanto en la situación económica mundial, en la que constatan una mejoría, como en cuestiones de control financiero o el progreso en las negociaciones del TTIP, la gran apuesta por la libertad económica en un ámbito trasatlántico, que podría estar ya en su fase final. Sin dejarse engañar por el idílico lugar, todos podían constatar que no estamos ni mucho menos en el peor momento de los últimos años.
Y hasta Obama, nunca generoso en su corta empatía hacia socios con problemas, ha evitado nuevos consejos gratuitos a los europeos en la crisis con Grecia. Consejos que han irritado y llevado a gentes cercanas al Gobierno de Merkel a sugerir a los americanos que, si les parece aceptable la obstinación del Gobierno ultra de Tsipras, les paguen ellos a los griegos los 50.000 millones que necesitan, de momento, para sus lujos socialistas. En Elmau, Obama ha hecho lo que debió hacer meses antes: exigir a los griegos que realicen las reformas que demandan sus socios, porque sin ellas se hundirán. Sin un cambio radical de actitud de su Gobierno, Grecia no tiene salvación en el euro. Hubo plena sintonía en la cuestión ucraniana. Vladímir Putin no puede esperar ninguna reducción de sanciones mientras no cumpla los acuerdos de Minsk. Por el contrario, quedó clara la determinación de intensificarlas si Rusia prosigue con su agresión militar, como es el caso estos días. El eje Merkel-Obama ha funcionado de forma muy fluida y eficaz y sin rastro de los recelos y lastres que tuvo su relación recientemente por la crisis de los espías. Después de unas temporadas muy tormentosas para muchos de los presentes, lo cierto es que el bucolismo de la campiña prealpina bávara parece haber propiciado ese ambiente que tanto gusta a la anfitriona Merkel. Que consiste en transmitir la impresión de cohesión en frentes conflictivos de actualidad como la invasión rusa en Ucrania, el terrorismo islamista o la crisis griega, pero también unidad en proyectos globales. El anuncio de que el G-7 proyecta para este siglo la plena «decarbonización», es decir, el fin del uso de todo combustible fósil, no es solo una llamada de atención ante la Cumbre del Clima de París. Es marca Merkel, ese poquitín de ideología a largo plazo. En el marco de una cordialidad eficaz que ha hecho desaparecer tensiones entre miembros de la alianza occidental que llegaron a alarmar hace unos meses.

sábado, junio 06, 2015

LA CUADRATURA IMPOSIBLE

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Sábado, 06.06.15

Los esfuerzos por impedir que Grecia salga del euro no han servido de nada hasta ahora y nada indica que eso vaya a cambiar


No va a ser posible. Grecia rechaza las propuestas de la Unión Europea y la Troika. Alexis Tsipras considera que son «absurdas». E insiste en que el único plan realista es el que mantiene sus criterios ideológicos. Tsipras vuelve a despreciar la buena voluntad y el esfuerzo de los demás con la arrogancia de quien fanfarronea y juega con el daño propio y ajeno. Amenaza con una catástrofe por su salida del euro. Cada vez son más los que creen que la catástrofe es prolongar esta desgraciada situación indefinidamente. El miedo a lo desconocido, a lo no previsto jamás que es la salida del euro, sigue dominando la situación. Para evitar dicha salida los demás países han estado dispuestos a sacrificar hasta principios de esta comunidad de derecho que es la Unión Europea. Han aceptado lo que jamás aceptarían sus votantes, han reprimido su frustración ante los desplantes, los intentos de engaño sin pausa, los chantajes sin fin.
Pero la realidad es terca y lo cierto es que los griegos votaron en enero un gobierno cuyo proyecto ideológico es incompatible con los principios, objetivos y el acervo legal de la Europa comunitaria.
Tsipras quiere dinero para una política que es hostil a la UE. Y que seguirá siéndolo aunque lo consiguiera. En los años 2013 y 2014 Grecia estuvo al borde del abismo, pero su gobierno compartía con los socios los objetivos y medios para impedir la caída. En 2015 llegó un gobierno al poder en Atenas que no comparte ni lo uno ni lo otro, que considera enemigos a gran parte de sus socios y cree legítimo actuar contra ellos con los recursos del chantaje, la coacción y el ventajismo. Así las cosas, la troika puede derrochar esfuerzos y renuncias. Y los gobiernos europeos pueden ceder hasta convertir a Grecia en un veneno electoral en sus propios países.
Todo por impedir ese precedente de un Estado que abandona el euro. De nada ha servido hasta ahora. Todo indica que de nada servirá en el futuro.

viernes, junio 05, 2015

EL ERUDITO GENEROSO DE LOS CABALLERITOS

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Viernes, 05.06.15


Juan Ignacio Uría (1930-2015)

Fue el primer alcalde que tuvo Azcoitia tras el periodo franquista, en 1976

                      JOSÉ MARI LÓPEZ
 Juan Ignacio Uría nació en Azcoitia en 1930 y falleció en la misma localidad el 1 de junio. Fue senador por designación real en las Cortes constituyentes y en representación del Parlamento Vasco en varias legislaturas, y posteriormente ostentó los cargos de director y presidente de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País.

Ya reposa Juan Ignacio Uría Epelde en el panteón familiar que domina el pueblo de sus amores, Azcoitia, donde murió el lunes a los 85 años. A este pueblo guipuzcoano dedicó incansable su trabajo entusiasta en todos los cargos que desempeñó en vida, como primer alcalde tras el franquismo, en 1976, como senador real en las primeras Cortes Españolas de la democracia, senador por el Parlamento Vasco después y como director primero y presidente después de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. Y a su gran amor que era el estudio de la historia del País Vasco y toda España, que no dio por terminado ni en sus últimos meses ya de grave enfermedad. Su curiosidad era pareja a su erudición y tan legendaria ya como su conversación imparable y solemnizante. Cual orador del aquel siglo dieciocho del que parecía surgir con su capa, su buen vestir de señor del norte y sus impecables maneras. Contaban el martes en el precioso funeral cantado que sus paisanos le brindaron en la Iglesia de Santa María la Real, que las enfermeras del hospital de Zumárraga donde ingresó varias veces en los últimos meses, habían aprendido involuntariamente avatares del Imperio Austro-Húngaro y mil anécdotas de la historia de sus queridas tierras vascas y de la historia de España. Su máxima devoción fue por supuesto para la ilustre Sociedad Bascongada de Amigos del País, a la que llegó de la mano de los dos hermanos que la presidieron antes, Fernando y Álvaro del Valle Lersundi. Juan Ignacio Uría sería director y presidente, escribió la historia de la historia tan movida de aquella primera gran asociación de ilustrados en España a la que despectivamente sus enemigos reaccionarios o integristas calificaban de «caballeritos de Azcoitia».
En esta sociedad fundada por Javier de Munibe, conde de Peñaflorida en 1765, volcó Juan Ignacio su talento, su tiempo, su vastísima cultura y su arrollador entusiasmo. Entre sus libros destacan Gentiles y leyendas (1963), Los amigos del país (1975) y La casa torre de Emparan (1977) y Los amigos del país. Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. Este último fue presentado en su día en 1998 en Bilbao por el autor y el escultor Eduardo Chillida, gran amigo suyo. Uría era un ilustrado que mantuvo una extensa red de amigos que iban desde el Rey Juan Carlos a gentes de la cultura vasca como Jorge Oteiza, de la academia como el Padre Barandiaran y Juan Bautista Mendizabal, actual presidente de la Real Bascongada de Gipuzkoa. Mantener bien viva la llama de los ilustrados en el País Vasco en tiempos de oscurantismo, del fanatismo religioso, ideológico o nacionalista, fue siempre el principal objetivo de aquel grupo de librepensadores que se reunieron hace un cuarto de milenio en el palacio azcoitiarra de Insausti. Juan Ignacio Uría llevó a cabo esta labor como todas las demás, con talento, entrega y entusiasmo desbordante. Y un profundo amor por la historia verdadera de las tierras vascas de España.

ESCUPIR A LA VERDAD

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Viernes, 05.06.15

 La debilidad y la irresponsabilidad del torpe remake del Atila de León que es Sánchez, lo convertirá en masivo poder municipal Iglesias


«NO estoy vinculada a Podemos ni a ningún partido», dice Manuela Carmena. Y seguro que se lo dijo al entrevistador con la tranquilidad de espíritu que tienen aquellos que proclaman una verdad inapelable. ¡Ay, los comunistas, qué tranquilidad tienen siempre para escupir a la verdad! Por obvia que ésta sea. Por clara y abierta que se manifieste. La señora Carmena sabe que nosotros sabemos que va a gobernar gracias a Podemos, captada ella por Podemos como cabeza de una lista organizada por Podemos. Sabe que sabemos también que va a gobernar pese a no ganar las elecciones –ni mucho menos– sino después de quedar en un mediocre segundo puesto a 44.000 votos de la lista más votada, encabezada por Aguirre, que se quedó a muchísimo menos, a poco más de 7.000 votos, de la posibilidad de una mayoría propia que habría dejado a Podemos sin ni siquiera remota opción a la Alcaldía. Todos sabemos que va a gobernar Carmena gracias al éxito de su lista de Podemos y a los votos del PSOE. Esto será así porque ha cambiado de opinión el jefe del Partido Socialista, Pedro Sánchez, que se pasó toda la campaña electoral advirtiendo con razón contra el peligro de «Venezuela», del «populismo caraqueño», de «los comunistas», «los totalitarios» con los que él y su partido jamás harían alianzas. Daba gusto ver al joven Sánchez decir verdades como puños sobre la ultraizquierda española liderada por colaboradores del régimen venezolano, uno de los más corruptos del mundo, que anda lavando dinero manchado de cocaína y de sangre de la represión por todo el planeta.
Ha cambiado Sánchez de opinión porque si cumpliera su palabra de no pactar con comunistas que son, como él decía, una amenaza para la libertad y la prosperidad de España, se vería muy bien cuál ha sido realmente el resultado que ha cosechado él. Y quedaría en evidencia que ha sacado el peor resultado jamás logrado por su partido. Empeorarlo ya resulta casi imposible sin convertir directamente al PSOE en un partido marginal como ya es su partido hermano el Pasok. Para esconder este fracaso cuya consecuencia lógica debería ser el cuestionamiento de su liderazgo ante las primarias, el joven Sánchez se ha echado en los brazos de Pablo Iglesias, que es el que manda sobre los pactos de las listas y sobre Carmena. Iglesias manda. Sobre Carmena y sobre el Ayuntamiento de Madrid si se constituye como está previsto con ella como alcaldesa. Y si ella dice otra cosa, incluso alguna tan ridícula y obscena como que ella no tiene ningún vínculo con Podemos, habría que preguntarle qué es lo que gana mintiendo como una bellaca a una ciudadanía que al fin y al cabo ya no podrá enmendar el inmenso engaño. Porque lo cierto es que a Podemos le han salido muy bien las candidaturas de las ciudades. Las ganas de cambio por el hastío profundo que genera ya el PP, por la arrogancia e indolencia de Mariano Rajoy, por la soberbia y los continuos errores de Esperanza Aguirre, se han unido a una campaña grotesca de un Carmona abandonado por los suyos, y han obsequiado así a Carmena y Podemos con un buen resultado. Y la debilidad y la irresponsabilidad del torpe remake del Atila de León que es Sánchez, lo convertirá en masivo poder municipal Iglesias, no otro. Y Carmena, encima de darnos miedo con planes insensatos que hundirán Madrid, nos insulta con falsedades tan torpes. Esa detestable satisfacción por la mentira ya gratuita me recuerda a Walter Ulbricht, aquel brutal caudillo comunista alemán que, en el verano de 1961, dejaba muy claro que «nadie tiene ninguna intención de construir un muro aquí… en Berlín».

martes, junio 02, 2015

DEL LUTO BUENO

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Martes, 02.06.15


Santiago Castelo, siempre elegante, siempre avisado, ha hecho mutis. No tenía condición para tener que soportar nuevos tiempos de mezquindad, mentira e inquina

NO puedo evitar la sensación de que José Miguel Santiago Castelo se ha ido de este mundo con alivio por no tener que vivir los próximos años de esta España. De que este querido viejo señor español, bueno, culto, leal, tradicional en todos los mejores sentidos y profundamente creyente, no solo en el Más Allá, también en todo lo verdadero y bello del Más Acá, se ha ido antes de tiempo porque le entró la prisa por evitarse un espectáculo que él sabía bien no le iba a gustar. Aquí nos quedamos nosotros. Habría sido como siempre un fiel aliado para asumir con fuerza y buen humor todos los reveses. Pero se ha ahorrado fuertes sinsabores que tendremos que sobrepasar sin él. El último servicio que nos presta Santiago Castelo es el luto que guardamos por él. El luto es un proceso de crecimiento en la separación, en el dolor y la racionalización de la vida propia del que lo guarda. Por eso es tan necesario. Porque del buen luto depende el retorno a la reconciliación con la vida y la verdad, a la memoria como regalo y no como condena. Tanto en los individuos como en las sociedades. Alexander y Margarete Mitscherlich lo describieron bien en «La incapacidad del luto», un ensayo que transformó la sociedad alemana de posguerra. Si los españoles hubieran asumido pronto en la transición la responsabilidad de un luto común, elaborado y ritualizado en la educación y la vida civil, como cultura del luto por todos los caídos en la Guerra Civil, ningún canalla había sido capaz de venir treinta años después a abrir trincheras, seleccionar entre huesos buenos y huesos malos y vomitar odio revanchista en doctrina, consignas y pantallas de todo tipo. Si hubiéramos sabido hacer el homenaje común a todos los muertos, a los de Paracuellos y Badajoz, no tendríamos a jóvenes que sueñan con vengar a unos matando a los otros otra vez.
Algunos españoles aún no se dan cuenta de que tenemos a unas izquierdas ya insensatamente convencidas de que en las elecciones próximas ganan la guerra de Zapatero. Y que tal fin merece cualquier medio. Como enemigos vencidos serán tratados los españoles que no militen con los que se ven ya vencedores. Llueven las amenazas y no me referiré a las que me advierten a mí que debo hacer la maletas y que tendré que huir a la carrera. Hablo del odio que se palpa en el ambiente y las ganas de revancha que rezuman las palabras. Hablo de un Juan Carlos Monedero que, después del paripé de su retirada, está en toda televisión con órdenes y consignas. Y advierte ya sin tapujos que irán muchos a la cárcel por sus «responsabilidades políticas» –al margen de las penales– en casos de corrupción, por supuesto del PP. Con ese planteamiento Monedero y sus amigos en el poder pueden realizar tales montajes que pronto tengamos en la cárcel española a muchos Leopoldos López, eso sí, acusados de corrupción, no en un golpe de estado como las víctimas del régimen amigo de Iglesias y Monedero. Claro que la culpa la tienen también mis gobernantes del PP, no solo por su indolencia ante la corrupción y la agresión. Ellos elogiaron aquella transferencia de poderes ejemplar del gobierno Zapatero/Rubalcaba. No hicieron auditorías y ahora se las harán, pero además con carga ideológica y jueces bajo presión para que estén «a la altura» del cambio histórico que implica castigar a la derecha de hoy por sus «pecados» de siempre. Nos faltó luto para conjurar el odio. Santiago Castelo, siempre elegante, siempre avisado, ha hecho mutis. No tenía condición para tener que soportar nuevos tiempos de mezquindad, mentira e inquina.