domingo, julio 30, 2017
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Sábado, 29.07.17
Scaramucci es brillante en finanzas y despachos, pero sabe
menos que su jefe de las intrigas de Washington
¡Caos en la Casa Blanca! gritan todos los que llevan ocho
meses creando caos allí con sus filtraciones, sabotajes y traiciones, todo ello
en nombre del bien absoluto que es dañar al presidente Donald Trump. Pues lo
cierto es que sí hay bastante caos en la Casa Blanca. Y no solo por la
deslealtad de la Administración hasta límites inauditos. Y por la falta de
coordinación y experiencia de muchos integrantes de un equipo hecho con gentes
muy diversas. También porque Trump es caótico.
Ahora ha llevado a la Casa Blanca como jefe de comunicación
a Scaramucci, un personaje brillante en finanzas y despachos, pero que sabe de
las intrigas de Washington menos que su jefe.
Y lo primero que ha hecho es sincerarse con un periodista. Y
ha dicho lo que opina de Reince Priebus, de Steve Bannon y de otros. Los odios
en el equipo no serán mayores que en la Casa Blanca bajo cualquier otro
presidente. Pero lo que refleja el caos es que salgan así a la luz.
Trump tendrá que buscar un golpe liberador contra ese nuevo
revés en la liquidación del fracasado sistema de Obamacare. Políticos y
periodistas llevan ocho meses soñando con derrocarle, por la violencia unos,
por el impeachment otros, con permanentes invenciones otros. Todos pensaron que
el constructor hortera de Queens en Nueva York no les duraría un asalto. El
acoso ha sido inaudito. Contra él, su mujer o su hijo menor como jamás se ha
hecho en un país civilizado. Porque Trump ha osado arrebatarles la Casa Blanca
a los poderosos clientes de Hillary Clinton, aliados a los funcionarios y
periodistas, todos salidos de las universidades que producen corrección
política, arrogancia ideológica izquierdista y violencia inquisitorial. Ahora
este caos vuelve a dar alas a quienes creen que la caída de Trump está cerca.
Pero Trump se siente bien en el caos. Y quienes creen en su
rápida caída pueden quedarse con aquella cara que tenían en la CNN en la
inolvidable madrugada del día 9 de noviembre.
CAZA A LA VERDAD
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes,
28.07.17
Las democracias occidentales son prisioneras de la hegemonía
neomarxista
EL semanario alemán Der Spiegel ha decidido retirar de su
lista de éxitos de ventas al libro «Finis Germaniae de Rolf Peter Sieferle»
porque tiene demasiado éxito para su gusto. Es una medida escandalosa aunque no
sorprende desde que los medios decidieron hacer frente común con Angela Merkel
cuando la crisis de los refugiados amenazaba con llevársela a la tumba política.
Merkel desvió la atención con la amenaza de la extrema derecha. Hace unas
semanas en Hamburgo se vio que la amenaza, más allá del yihadismo, está en una
extrema izquierda que logró paralizar la segunda ciudad de Alemania y arrebatar
durante días el monopolio de la violencia al gobierno de Merkel. En esa extrema
izquierda es más peligrosa que los alemanes difamados como nazis por
manifestarse por la ley, contra la impunidad y por la nación. Estos que temen
que sea destruida por una inmigración incontrolada de enemigos de la sociedad
abierta. Tienen a todos los medios en contra. Y la censura avanza. Uno de sus
sumos sacerdotes, el ministro de justicia, Heiko Maas, del SPD, ha impuesto una
ley mordaza en las redes sociales que han cogido como modelo la Rusia de Putin
y la Bielorrusia de Lukashenko. Todo un mérito. La campaña contra Sieferle
viene de lejos. Vetado, injuriado y difamado en círculos académicos como
mediáticos, el autor se quitó la vida en septiembre pasado. Ahora no quieren
que venda libros después de muerto. No se atreven a llevar el libro a los
tribunales para ver si es tan ultraderechista y antisemita como pretenden.
«Finis Germaniae» es un alegato histórico en contra de esa
corrección política ha impuesto en Alemania y toda Europa por medio de todos
los grandes partidos parlamentarios. Sieferle acusa al consenso socialdemócrata
y posmoderno, y en especial a Merkel, de atentar contra la propia existencia de
la nación alemana, haber convertido a la sociedad en una masa aborregada,
liquidar sus referencias y valores e imponer una multiculturalidad que
destruirá la nación y la cultura alemana y europea. Era un profesor,
historiador y sociólogo en Mannheim y St.Gallen, respetado y celebrado hasta
que se enfrentó con el pensamiento único y chocó con toda la cultura oficial y
mediática. Der Spiegel no quiere que los alemanes lean este libro ni sepan que
se lee. Por miedo –y no solo de Der Spiegel–, de que el libro de Sieferle
convenza con su descripción de realidades que los demás intelectuales, políticos
y sobre todo periodistas ocultan. Miedo a que los alemanes crean más a «Finis
Germaniae» y menos las letanías de los medios sobre la sociedad ideal
multicultural y el bondadoso gobierno de Merkel. Malos tiempos en todo
Occidente para las verdades que choquen con la ideología posmoderna del
«antifascismo» que denunciaba Sieferle.
En EE.UU. no dejan hablar ni a Richard Dawkins en las
universidades, tomadas por la corrección política del neomarxismo. En Suecia,
Francia o Inglaterra callan los delitos de inmigrantes por miedo a ser tachados
de racistas. Han logrado con el sesentayochismo instalar una plena hegemonía
marxista en la educación y la cultura. Que la derecha política acata con
sumisión y complicidad dentro del consenso socialdemócrata. Quieren inventar
presente y pasado a conveniencia. Ahora ya combaten verdades evidentes y
realidades clamorosas. Y a quien se rebela lo quieren aplastar. En España
algunos somos condenados por publicar lo que antes se había publicado sin
enmienda ni condena. Corremos peligro de que, con un poco más de presión de la
jauría izquierdista en los medios y de cobarde colaboración de quienes debían
impedirlo, pronto se dicten sentencias condenatorias por recordar a víctimas y
autores de la matanza de Paracuellos.
LA PUERTA PERSA
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Martes, 25.07.17
La nueva crisis europea de inmigrantes está en marcha
EN Italia están pasando cosas muy graves. A sus puertos
llegan a diario miles de inmigrantes, casi todos sin posibilidad de acceder al estatus
de refugiado. Su masiva presencia supone ya un gravísimo problema para gobierno
y población, con unas fuerzas de seguridad y unos servicios desbordados. Con
proliferación de conflictos callejeros y fuertes tensiones. Arriban en barcos
europeos que los recogen regularmente en el mediterráneo. Los traficantes
apenas gastan gasolina. Aun cerca de la costa libia llaman a salvamento
marítimo para dar la situación de la clientela, para que algún barco de ONG,
policías o armadas europeas vayan a recogerlos. Todos para Europa. La
cooperación entre traficantes y acción humanitaria es ya perfecta. Toda
sugerencia de que los rescatados deben ser devueltos a la costa de partida,
como mecanismo disuasorio, es descalificada como racismo y crueldad. Nula ha
sido la eficacia en neutralizar Libia como colosal embarcadero para la juventud
africana. Europa invita literalmente a la inmigración ilegal y al negocio
traficante con su flota de salvamento y sin repatriación significativa.
Incentiva la descapitalización humana de África y generan aquí una bomba
política, social y racial. Italia está ya en situación angustiosa. Que amenaza
a otros países. Austria construye una valla y despliega al ejército en esa
frontera interna de la UE. Los alcaldes bávaros piden alarmados a Angela Merkel
que pare la avalancha porque quien llega a Italia llega a Alemania. Los
alemanes, dicen, han agotado la disposición de recibir inmigrantes. En otoño
podría ponerse en marcha la próxima crisis de refugiados. Ahí hay realismo.
Pero masivas dosis de ideología lo combaten. Las sociedades
desarrolladas europeas están compuestas hoy por un público, más que ciudadanía,
angustiosamente necesitado de reafirmarse en buenos sentimientos. Se hace gala
de profundos sentimientos para grandes causas. Las pequeñas suelen requerir
esfuerzo. Se lo recordaba un anciano a su hijo, que era un batallador en la
memoria de su abuelo desaparecido en la guerra. Al muerto ausente le prestaba
toda la atención que le escatimaba al padre, aparcado en una residencia. ¡Y cuánta
impostura en el periodismo demagogo! Todavía se recuerda la imagen de una
periodista, estrellita de poco fundamento protegida por un influyente marido,
que no supo reaccionar ante la tranquila agilidad de la entrevistada, la
dirigente derechista Marine Le Pen. Cuando la periodista daba lecciones de
solidaridad desde su superioridad moral, Le Pen le preguntó directamente:
¿Usted tiene acogidos inmigrantes en su casa? La periodista respondió con un
indeciso «Sí». Nadie supo de los refugiados en casa del célebre matrimonio. No
conozco a nadie que dude de que nunca existieron. De haberlos habido, los
habrían hecho famosos. Es un caso más que expone bien esta grotesca inversión
de valores y conceptos. La buena es la mentirosa, la mala es la que osa
explicar la cruda realidad. Es la Europa de la suma hipocresía. Que combate a
los gobiernos y ciudadanos que saben que la sociedad multicultural es un
fracaso que conlleva un peligro existencial.
Hay una caza de brujas contra quienes señalan las duras
verdades en las calles y barrios europeos. Pero crece la resistencia a esa
mentira absoluta de que todo habitante del globo tiene derecho a vivir de la
seguridad social europea. Como crece la reacción contra la renuncia a la
identidad europea que propugnan quienes pretenden que no tengan hijos los
europeos que llegan otros a tenerlos. Hay mucha ideología tras tanta
complicidad. Que busca la destrucción de la identidad que dio pie a la
civilización que nos hizo libres. Que abre los portones a los persas por puro
odio a Grecia.
HABRÁ MÁS SANGRE
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Sábado, 22.07.17
Que nadie excluya que se impongan en la oposición los que
defienden el pacto y la desmovilización
Es probable que la suerte de Nicolás Maduro esté echada
porque ni la dictadura de Raúl Castro, su patrón parasitario, quiera mantener a
quien ha creado una situación prebélica insostenible. Es probable que los
enfrentamientos entre la población venezolana más movilizada, especialmente su
juventud, y las fuerzas del régimen, las regulares y el lumpen armado, lleven a
una escalada en la que parte del Ejército diga finalmente ¡Basta! Y Maduro y
los máximos delincuentes del régimen, civiles y militares, reciban asilo
político en Rusia, en China, en la propia Cuba u otro siniestro rincón del
globo. Pero nadie excluya que se impongan en la oposición los que pretenden una
desmovilización y una «transición pactada con el chavismo» que es para lo que
trabaja Rodríguez Zapatero y otros aliados y agentes del régimen. Con la oferta
de suspender la elección a la Asamblea Constituyente el día 30, y la oferta de
elecciones, Maduro cumpliría su mandato en 2018, se dividiría el frente contra
el régimen y este tendría una oportunidad de recuperar el control.
La otra opción es que el régimen se vea aún capaz de quebrar
la movilización e imponga el terror y el cierre total de la jaula con la
Constituyente y una dictadura de tipo cubana. Alberto Franceschi, líder
político rupturista exiliado en Miami, que apuesta por la solución militar,
cree que tarde o temprano parte de las fuerzas armadas se levantará contra
Maduro. Pero teme que la oposición caiga antes en la trampa del pactismo que
acabe dando de nuevo todas las cartas al chavismo. Franceschi intervino en el
simposio «El consenso político degenera el lenguaje», organizado por Antonio
García Trevijano con filósofos, lingüistas y economistas de España y
Latinoamérica en Santo Domingo de la Calzada. Franceschi presentó a Venezuela
como ejemplo del consenso tóxico que mantuvo al régimen desde el año 2000 sin
oposición real y aun hoy podría garantizarle la continuidad. Veremos si los
venezolanos decididos al cambio real logran imponerlo. De momento, lo único
seguro es que morirán más venezolanos antes de que acabe la pesadilla.
LOS MIL PALMEROS DE MERKEL
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes,
21.07.17
Un estudio revela la sumisión mediática a su política de
refugiados
RECORDARÁN que en la Nochevieja de 2015 y las primeras horas
del año 2016 se produjeron en Alemania las mayores agresiones sexuales
colectivas habidas en Europa desde las violaciones masivas de mujeres alemanas
por soldados del Ejército Rojo. Especialmente en Colonia, pero también en
muchas otras ciudades alemanas, grupos de jóvenes inmigrantes de Oriente Próximo
y África asaltaron, vejaron, violaron y agredieron sexualmente a muchos cientos
de alemanas. Lo que no recordarán es que el día 5 de enero, cuando ABC contaba
como primer medio español los terroríficos hechos, la televisión pública
alemana ARD aún no habían informado de ello en sus vespertinos. Cuatro días
después de los hechos la noticia luchaba por hacerse sitio en unos medios que
intentaban no publicar lo que ya sabían que había sucedido. Porque temían que
esa noticia tuviera unos efectos sobre los alemanes que ellos querían evitar a
toda costa. Informar con veracidad generaría hostilidad a los refugiados.
Reforzaría la xenofobia e impulsaría a la extrema derecha. Razones suficientes
para ocultar los hechos en una Alemania donde la historia pesa. Antes ocultar
algo que ser sospechoso de racismo. Así los medios alemanes, en una unanimidad
que da aún más miedo en aquel país que en cualquier otro, apoyan a Merkel y su
política de inmigración, ocultan todo lo que pueda perjudicarla y atacan y
desacreditan al que la critica.
La buena intención recomendaba la ocultación. También a la
Policía y las autoridades municipales. Nadie quería denunciar los hechos para
no ser sospechoso de racismo ni de difundir información «favorable al racismo».
Lo mismo pasó en Rotherham, en el Reino Unido. Una mafia de paquistaníes estuvo
20 años traficando con menores blancas a las que violaban, drogaban, vejaban y
torturaban. Desde la Policía a los servicios sociales, todos sabían o
sospechaban. Pero callaban porque tener problemas con musulmanes siempre
granjea la acusación de racista o islamófobo. Se calla por miedo, por comodidad
y por militancia contra el racismo. En Alemania queda documentado que los
medios han actuado, por sumisión a la retórica de la bondad del «welcome refugees»
del Gobierno, contra su deber, contra su compromiso y contra la
profesionalidad. Pero ante todo contra la verdad. El estudio expone la sumisión
del supuesto cuarto poder al primero en la primera potencia europea del siglo
XXI. Todo encaja en el marco de la «corrección política», mezcla de autocensura
y «militancia socialdemócrata». Este estudio sobre el comportamiento de medios
ante la crisis de los refugiados lo publica la Fundación Otto Brenner. Está
elaborado por la Hamburg Media School y la Universidad de Leipzig.
Según concluye, la prensa alemana fracasó en su labor de
informar de forma plural, crítica, equilibrada y veraz durante la crisis de los
refugiados. Se alineó con el poder, defendió sistemáticamente la versión
oficial de los hechos y atacó a aquellos que cuestionaron esa línea. Los medios
se convirtieron en portavoces unánimes y acríticos de la política de
refugiados, compartida por la oposición, del Gobierno de Angela Merkel. Al
margen de toda valoración de la política en sí, dramática es la constatación
académica de algo que es ya una evidencia en muchos rincones de Europa. Que la
mayoría de medios, lejos de ser un contrapoder, se han convertido más o menos
voluntariamente en un instrumento más del poder del consenso socialdemócrata
para reafirmar su política y su discurso y para perseguir y desacreditar a los
discrepantes. Mal asunto.
LA DICTADURA DEL ZEITGEIST
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Martes, 18.07.17
Benedicto XVI tenía razón, el relativismo será la tiranía
BENEDICTO XVI ha hablado. Lo ha hecho como siempre hablaba
él cuando ocupaba la silla de San Pedro, con suavidad. Pero también con la
profunda gravedad que ha sido el sello de Ratzinger. Muchos se han asustado al
escucharlo. Porque el propio Papa emérito parece asustado ante lo que pasa con
la Iglesia y con el mundo de la cristiandad. Lo ha expuesto en Colonia sin
interrumpir su retiro de Castelgandolfo desde que tomó la inaudita decisión de
abandonar el Pontificado en vida. Ha hablado por boca de su fiel mano derecha,
el arzobispo Georg Gänswein, con motivo de las exequias de un viejo y también
leal amigo, el cardenal Joachim Meisner, arzobispo de Colonia. En una breve
carta leída por Gänswein, Ratzinger advierte de que «la Iglesia necesita hoy
más que nunca a pastores convincentes que sepan resistir a la dictadura del
espíritu de los tiempos (zeitgeist) y que vivan y piensen la fe con
determinación».
«La dictadura del zeitgeist» es una variación que hace
Benedicto XVI de su llamamiento a combatir «la dictadura del relativismo» que
lanzó como joven teólogo allá en 1961 al debate eclesiástico. El Papa emérito
habló de la profunda fe que tenía Meisner en que «Dios no abandona a su
Iglesia», ni siquiera dice la carta «en momentos en que está a punto de
zozobrar». Meisner, histórico cardenal fue enterrado por cien obispos y masiva
presencia de la iglesia del este donde luchó por la Iglesia bajo regímenes
comunistas. La carta de Benedicto XVI al entierro de un Meisner que no había
ocultado su disgusto con las decisiones del Papa Francisco se ha entendido como
un gesto de Ratzinger ante lo que pasa en Roma. En Colonia estaba gran parte de
la Iglesia que ve con alarma una evolución en el Vaticano de hostilidad a la
tradición, simpatías a déspotas tercermundistas y agresividad contra Occidente.
Molestó el cese del cardenal Gerhard Ludwig Müller como prefecto para la
Congregación para la Doctrina de la Fe y su sustitución por el jesuita español
Luis Ladaria Ferrer. Ratzinger dirigió la Congregación bajo Juan Pablo II y fue
objeto de brutales campañas de desprestigio desde la izquierda política e
«iglesia progresista». En 2005, antes de ser Papa, dijo: «Tener una fe clara
según el credo de la Iglesia se descalifica como fundamentalismo, mientras el
relativismo, ese dejarse llevar por todo tipo de opiniones y doctrinas se
presenta como la única forma posible de estar de acuerdo con los tiempos». El
relativismo emerge como gran enemigo de la verdad y la libertad, como la nueva
tiranía.
Ratzinger tiene una vez más razón. Avisó de la peste del
relativismo antes de que en 1968 lo impusiera como «la modernidad». Hoy el
monstruo del zeitgeist es un tirano que amenaza con aplastar todas las
libertades creadas en Occidente con el cristianismo y el judaísmo como
cimientos. Quienes se enfrentan a la dictadura del zeitgeist, con su
multiculturalismo, su ideología de género, su resentimiento marxista nuevo/viejo,
su odio a Occidente, son perseguidos y arrollados. Quienes resisten con
convicciones éticas o religiosas, conductas íntegras o simplemente con la
defensa de la verdad son tachados de enemigos de un progreso que, según dictan,
impone igualdad a todo, la tiranía. El Papa Francisco dice que da igual islam
que cristianismo, el Kings College de Londres quita bustos y cuadros de
fundadores y científicos blancos «para no ofender», las universidades son
bastiones de una doctrina implacable del progresismo que no admite
discrepancias y un periodista español en Baleares, Johannes von Horrach, es la
primera víctima de las nuevas leyes LGTB, la peor mordaza en Europa desde la
caída de las censuras de comunismo y fascismo. Cuatro guindas de cómo estamos.
Ratzinger había avisado.
sábado, julio 15, 2017
AQUELLA ASONADA CHAPUCERA
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Sábado, 15.07.17
Un año después hay elementos para un golpe real o una guerra
civil en Turquía. Como los hay para que Erdogan busque la guerra fuera
Hasta en sus mejores momentos la democracia ha sido frágil
en Turquía. Cuando llamaban de madrugada nunca se tuvo garantía de que fuera el
lechero. Desde hace un año nunca es el lechero. Desde entonces avanza incesante
la mayor y más prolongada purga en la historia de la República, mayor que las
habidas en los golpes de Estado del siglo XX. Desde que el pasado 15 de julio
un grupo de militares intentó, dicen, dar un golpe de Estado impropio de una
brillante oficialidad, Turquía ha perdido toda condición de Estado de Derecho.
Hay decenas de miles de presos por las leyes especiales, han pasado por
comisarías cientos de miles de profesionales y funcionarios, cientos de
periodistas están presos, miles despedidos. El AKP se ha fundido con el Estado
y por su caudillo es capaz de todo, incluido matar. Y mata. El presidente
Erdogan tiene ya una dictadura hecha a medida. O eso cree. Gracias a aquel
golpe de hace un año en el que los golpistas parecían empeñados en fracasar.
Erdogan cabalga desde hace lustros el tigre de la
megalomanía. Su ambición de ser el líder del mundo suní y del espacio turcomano
y temido chantajista en Europa, le hicieron disparatar mucho y perder mucha
apuesta. El golpe le venía que ni encargado. No fue detenido y pudo aparecer de
madrugada y con las televisiones a su servicio –incomprensiblemente ignoradas
por los golpistas– dirigir la respuesta épica y aplastarlos con solo 250
muertos y exponer su heroico caudillismo. Erdogan acusó a un clérigo, Fetulah
Gulen, exiliado en EE.UU., de organizar el golpe. Pero un año después, el
sultanato dictatorial de Erdogan tiene fisuras. Hace una semana, millón y medio
de turcos tuvieron el coraje de desafiarle en Estambul bajo el liderazgo del
partido laico CHP. Y ya es enemigo de medio mundo. Cuanto más inseguro esté
dentro más peligroso será fuera. Lo cierto es que un año después hay elementos
para un golpe real o una guerra civil en Turquía. Como los hay para que Erdogan
busque la guerra fuera.
viernes, julio 14, 2017
LIU XIAOBO, CARDET Y NOSOTROS
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes,
14.07.17
El comunismo es una empresa asesina reiterada desde hace un
siglo
MURIÓ ayer bajo vigilancia policial. Al final lo mató el
gran monstruo. El peor y más terrible Leviatán. Un estado implacable que
gobierna, controla y castiga a 1.400 millones de seres humanos, se había
obsesionado con castigarle a él. A Liu Xiaobo, un hombre frágil, un simple
escritor. Pero en el que el poder comunista adivinaba toda la fuerza del
espíritu capaz de surgir del ser humano. Y toda la valentía imaginable en la
persona para defender la verdad. En la peor noche del terror. En la soledad más
absoluta del encierro y la incomunicación. Lo encarceló y lo hizo desaparecer
para sus compatriotas. Después de firmar la Carta 2008 que demandaba derechos
civiles y humanos para los chinos, su suerte estaba echada. Le condenaron en
2009 a once años de prisión por «incitar a la subversión contra el Estado».
Pese a sus contactos occidentales el tratamiento al preso fue desde un
principio atroz. El aparato represivo chino extremó su crueldad con él. Hasta
el final. No pudo tener siquiera algo de intimidad con su querida mujer Liu
Xia. Ni horas de libertad porque años de maltrato, de comidas de espanto y
falta de tratamiento de sus problemas de salud habían traído consigo un cáncer
que lo devoró sin que permitieran tratarlo hasta que fue tarde. Como no había
podido ir a recoger su Premio Nobel de la Paz en 2010, no pudieron siquiera
sacarle esta semana a Occidente, donde se intentaba organizar con urgencia un
tratamiento a la desesperada del cáncer de estómago que lo ha matado.
Liu Xiaobo comenzó como un combativo escritor y disidente
intelectual pero evolucionó hacia un Ghandi chino con una empatía, comprensión
y amor al enemigo y rechazo al odio propias de un santo cristiano. «No tengo
enemigos, no conozco el odio. Ninguno de los policías que me vigiló, me arrestó
y me interrogó, ninguno de los fiscales que me acusó, y ninguno de los jueces
que me juzgaron son mis enemigos». Este frágil escritor, doctor en Literatura,
fundador del PEN independiente, que aseguraba desde prisión que «espero poder
hacer frente a la hostilidad del régimen con mayor buena voluntad; y espero
poder disipar el odio con el amor», es el hombre que más miedo ha generado en
una cúpula comunista. Que aún veintiocho años después de Tiananmen tiene terror
a la libre opinión en la calle.
La cara amable de la China de la globalización tiene detrás
el siniestro rostro del aparato comunista que tantas veces, interesadamente,
olvida Occidente. Pervive allí la ideología que ha matado a Liu Xiaobo, la que
tortura ahora en Venezuela a centenares de presos y también en Cuba. Entre
ellos Eduardo Cardet, médico, líder del Movimiento Cristiano de Liberación y
sucesor de Oswaldo Payá asesinado por el régimen castrista. Cardet fue
homenajeado ayer en Madrid, en ausencia, con el Premio Paz y Cooperación a la
Libertad de Conciencia. Liu Xiaobo es el último mártir hasta hoy de la lucha
contra el comunismo. Van más de cien millones. En cada generación surgen
jóvenes que creen que el comunismo solo ha sido siempre un sangriento fracaso
porque aun no habían llegado ellos, los más preparados y listos, para
convertirlo en éxito. Y repiten así invariablemente los pasos y los crímenes
que creen necesarios y justificados para lograr su poder y su monstruoso
paraíso de la igualdad. Es una empresa asesina reiterada desde hace cien años.
Siempre con el mismo final. Que incomprensiblemente sigue recibiendo en las
democracias occidentales el trato de un proyecto político decente y no el
lógico, como siempre insistió Vaclav Havel, que equipare al comunismo con la
otra ideología asesina que es nazismo.
martes, julio 11, 2017
LA RENTABILIDAD DE LA SANGRE
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Martes, 11.07.17
La unidad fue efímera, el daño monstruoso
LO temía. Según se acercaban las fechas del vigésimo
aniversario de aquellos días terribles de julio de 1997, me temía los alardes
de sentimentalismo. Y las frases altisonantes. Como esa de «por primera vez
unió a los demócratas contra el terror», como si no hubiera sido también la
última. Entonces cristalizó el frente de Estella. No se fraguó unidad sino que
se dio su primera gran voladura. La definitiva llegaría tras el 11-M. O esa
otra de «entonces comenzó el fin de ETA», como si ese fin hubiera llegado. Como
si ETA no se hubiera transformado en una poderosa maquinaria política que no
necesita pistolas porque tiene los presupuestos de gran parte de la población
vasca y navarra. Porque logra una victoria política tras otra y el Estado y el
constitucionalismo retroceden sin parar. Cuando ETA, bajo diversas siglas,
dicta la agenda y domina el mensaje y el espacio público. En ayuntamientos, en
colegios y facultades, en asociaciones, en las ONG, sindicatos y grupos
ciclistas, culturales o montañeros. ¿Matar para qué? Sin oposición, avanzan con
cada día que envejecen y mueren los últimos educados en lealtad a España en
aquellas tierras y no huidos antes a otras regiones.
Todos compiten en su odio a España, los que les ordenan y
enseñan desde pequeños en perfecta simbiosis las mil siglas de ETA y el PNV, su
eterno socio y rival por el poder y el dinero que el Concierto tan
generosamente proporciona. ¿Ese es el fin de ETA al que se refieren? Ofende
quien miente cuando hay tanta sangre por medio. Tan eficazmente derramada. Tan
rentable.
Temía yo esa inflación de sentimiento efímero, ese
sentimentalismo tan útil para que el público se sienta autocomplacido y para
dejar fechas, nombres y hechos convertidos en cómodos símbolos de ocasión. Que
se retiran al trastero como el belén o arbolito de Navidad de plástico. Y a
otra cosa. A buscar pactos con los nacionalistas socios del rodillo etarra. A
pactar con la ultraizquierda o ayudarla en las televisiones. A esa izquierda
tan aliada con los separatistas como con dictaduras extranjeras. Aliada e
inspiradora de todos los enemigos del Estado y de la Nación Española.
Con José Antonio Ortega Lara fue moderado el ceremonial
mediático. Lógico. Al fin y al cabo, está vivo. Además abandonó el PP en
protesta por la política de Mariano Rajoy de continuar la senda de José Luis
Rodríguez Zapatero. En excarcelaciones de terroristas, el ninguneo a las
víctimas y el desmantelamiento de la presencia de España en el País Vasco y
Navarra. Y ahora, aunque han escrito y hablado con solemnidad de Miguel Ángel
Blanco hasta los que ignoran a las víctimas todo el año, nadie puede ocultar
que no hay unidad ni frente a la violencia, el separatismo ni nada. El PSE de
Bilbao se niega a homenajear a Blanco como los filoterroristas en el Parlamento
catalán o la alcaldesa comunista de Madrid que homenajea a delincuentes como
Alfon o Bódalo y dictadores asesinos como Castro y Chávez.
Lo que sí comenzó tras aquel julio de 1997 fue el Pacto de
Estella. Y la coordinación de ETA con el separatismo catalán. Y la negociación
secreta del PSOE con ETA después de 2000. Y llegaron las bombas de Atocha. Y
Zapatero. Y la revancha de la guerra civil como razón de Estado. Y la renuncia
del PP a un proyecto nacional que se enfrentara a un emergente Frente Popular y
a la disgregación de España. Todo capítulos del proceso de deterioro que sume a
España en la crisis existencial que sus enemigos –ETA y sus aliados– buscaban y
que expone la brutal rentabilidad de la sangre derramada.
domingo, julio 09, 2017
TRUMP, PUTIN Y LOS DEMÁS
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Sábado, 08.07.17
El supuesto marginado se erigió en protagonista con su
primer encuentro con el líder ruso
El primer día de la cumbre del G-20 hizo historia. Ya
estaban en Hamburgo todos los líderes y se anunciaban diversos grandes acuerdos
comerciales entre la Unión Europea y Japón o China y Rusia y otros. Y los
líderes europeos Merkel, Macron y el inefable Juncker coqueteaban con una nueva
era de entendimiento internacional al margen de Donald Trump. Pero el supuesto
marginado se erigió en protagonista con su primer encuentro con Vladimir Putin.
Del que pronto se dijo podrían surgir a corto plazo novedades espectaculares.
Iban a estar reunidos media hora y estuvieron dos horas y cuarto. Hicieron un
repaso por las relaciones bilaterales que tienen una infinidad de frentes
abiertos, según confirmó Rex Tillerson. Trump llegaba de Varsovia donde lanzó
ya mensajes a Putin. EE.UU. está firmemente comprometido con el Artículo 5 de
la Carta Atlántica. Quien ataque a un miembro de la OTAN, por pequeño y báltico
que sea, está atacando a EE.UU.. Moscú debe poner fin a su agresión en Ucrania
y cambiar su actitud en Siria e Irán. Trump dio además un paso que sus enemigos
en Washington no creían fuera a dar y exigió a Putin explicaciones sobre
supuestas injerencias rusas en las elecciones norteamericanas. El presidente
ruso las negó. Trump insistió en que debe aclararse porque es impedimento a la
mejora en otros campos.
Hubo también un acuerdo sobre un alto el fuego parcial en
Siria y lo que podría ser el primer paso hacia una Siria post Assad. Y por
supuesto se trató sobre Corea del Norte. La mera personalidad de ambos y la
interconexión no deseada pero omnipresente convertían el encuentro bilateral de
Hamburgo en una cita llena de «morbo». Fue mucho más que eso. Trump acude a
Hamburgo después de su discurso más europeísta, pronunciado en Varsovia, con un
apasionado llamamiento a la defensa de Occidente y sus valores. La Cumbre del
G-20 de Hamburgo es la más apasionante que se celebra en mucho tiempo. Todo
está en movimiento. Por culpa de Trump. Pero no necesariamente para mal.
viernes, julio 07, 2017
DISCURSO MEMORABLE
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes,
07.07.17
Trump vuelve a demostrar que es el político pragmático que
aprende y modifica el mensaje allá donde le den razones
LES da mucho miedo Donald Trump a los alemanes, nos dicen
desde Hamburgo los enviados a la cumbre del G-20. Como a los españoles, al
parecer. Tampoco debe extrañar tanto. Unos y otros tienen en su país unos
medios unánimes a la hora de tachar a Trump de «idiota», «subnormal», «facha»,
«loco» o «un tronado» como decía ayer uno de esos finos analistas. En ese
antitrumpismo feroz el matiz queda prohibido por sospechoso. Así las cosas,
pocos informarán en Alemania o en España que ayer en la capital polaca, en la
plaza Krasinski junto al monumento al Levantamiento de Varsovia, Trump
pronunció un discurso soberbio y memorable. Sí, ayer en Varsovia el «bobo»,
«zote», «inútil», «anormal», etc. pronunciaba un discurso que muchos europeos y
occidentales en general sueñan con escuchar y nunca les llega de sus
gobernantes. No una brillante alocución sentimental ni una proclama estratégica
más o menos hipócrita como las de Barack Obama.
Fue un discurso grandioso, sentido. Para proclamar frente al
relativismo multicultural y al derrotismo que Occidente, sus valores y
civilización prevalecerán porque son mejores y tienen quién los defienda. Con
un mensaje político, con carga emocional e ideológica y con pulsión histórica y
esperanza. Muchos dirán que es imposible. Tan imposible como que ganara y esté
donde está. Y a su público allí le gustó mucho. Una inmensa multitud de polacos
coreó sin pausa el nombre de «Donald Trump». Hasta el paroxismo cuando habló de
la fe en la victoria de la civilización occidental frente a sus amenazas. De
las familias fuertes, los valores fuertes y las tradiciones fuertes que
necesita Occidente. De la lucha contra quienes intentan que olvide su historia,
su fe, su grandeza y su libertad. O cuando dijo que serán bienvenidos quienes
quieran nuestra forma de vida, pero nunca se abrirán las fronteras a quienes
quieren destruirnos. «No podemos aceptar a quienes rechazan nuestros valores y
usan el odio para justificar la violencia contra inocentes». Mientras, en
Hamburgo habían comenzado a quemar calles y destruir propiedades las tropas de
la ultraizquierda movilizadas contra Trump por muchos gobernantes.
Como en las caricaturas no caben los mensajes
contradictorios, pocos informarán que Trump vuelve a demostrar que es el
político flexible y pragmático que aprende y modifica con buena fe posición y
mensaje allá donde le den razones. Reiteró sus exigencias de que todos paguen a
la OTAN pero expuso con una claridad nunca habida su compromiso con el artículo
5 de la Carta Atlántica. Tuvo advertencias para Rusia y Corea del Norte, para
Siria e Irán. Pero sobre todo fue un discurso llamando a todo Occidente a tomar
en serio las amenazas a la identidad, capacidad de autodefensa y confianza en
los propios valores y puso de ejemplo a Polonia que «jamás perdió la esperanza,
jamás fue quebrada y jamás olvidó quién era». «Occidente no es grande por su
burocracia y regulaciones sino porque la gente fue libre de perseguir sus
sueños y buscar su propio destino. Juntos tenemos que enfrentarnos a las
fuerzas, vengan de dentro o de fuera, del sur o del este, que amenazan con
minar esos valores y romper los lazos de cultura, de fe y de tradición que nos
hacen quienes somos. Si no las paramos, minarán nuestro valor, secarán nuestro
espíritu y debilitarán nuestra voluntad de defendernos. Nosotros ponemos la
dignidad de toda vida humana por encima de todo, los derechos de cada persona y
compartimos la esperanza de todas las almas de vivir en libertad». Fue una
arenga en defensa de Occidente, un compromiso total con la alianza occidental y
una proclamación de la fe en la libertad. Todo ello nos hace falta. Para reconfirmar, como diría Roger
Scruton: «The West is the Best».
martes, julio 04, 2017
EL MÚSCULO MORAL DE ESPAÑA
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Martes, 04.07.17
Ortega Lara es un representante de una España cabal, proba,
digna que aún existe
¿POR qué le damos tanta cancha? ¿A quién representa? Así se
refería una exministra del Partido Popular a José Antonio Ortega Lara porque
este había pedido, ante las cámaras de televisión, profundas reformas en España
para evitar precisamente lo que está a punto de suceder: que los separatistas y
otros enemigos del Estado aprovechen la pasividad, indolencia e
irresponsabilidad de los gobernantes para consumar un golpe de Estado e
intentar romper la unidad de España. ¿A quién representa Ortega Lara? ¿A quién
representa ese hombre que fue enterrado en vida durante 532 días por la
vanguardia terrorista del separatismo como rehén para extorsionar al Reino de
España? Que salió de aquel infierno dando gracias a los gobernantes por no
haber negociado ni cedido con sus captores. Que como cristiano perdonó al
miserable del terrorista Bolinaga cuando este murió tras gozar años de libertad
inmerecida. El que quiso dejarle morir de hambre y sed en el espanto de aquel
agujero en Mondragón. Ortega Lara representa a una España cabal, proba, digna
que aunque a veces no parezca, aún existe. Pese a tanto ruido, tanta ofensa,
tanta mentira y ese rencor que todo lo devora. Desde que salió hace 20 años de
la tumba que le prepararon y que habitó 18 meses, este hombre sereno con su
permanente testimonio de generosidad, coraje y bondad, ha representado a todos
los que nos hemos sentido representados y conmovidos por su sobrio y colosal
ejemplo de humanidad. Por ser auténtico. Lo contrario al mequetrefismo
político, al zeitgeist mezquino de oportunistas, maniobreros y ventajistas.
Habría que preguntar a quién representa la exministra como
diputada intercambiable en las listas de su partido con cualquier otro peón.
Todos esos soldaditos de partido que bregan y se humillan por lograr que el
jefe los incluya en sus listas ante las elecciones solo representan unas siglas
corporativas que apenas significan algo más allá de la conveniencia de los
jefes. No sucede solo en el PP, pero allí en especial. Comenzó en 2008 con la
ignominiosa purga de María San Gil. Cuando Mariano Rajoy dijo que «si alguien
se quiere ir al partido liberal o conservador que se vaya». Nadie tuvo el valor
de hacerlo. Nadie evitó que el PP se convirtiera en cortijo de quienes no creen
en nada más que en sus cargos. La donostiarra se fue con coraje y dignidad bajo
una infame campaña en contra de ella. Por eso es hoy, precisamente con Ortega
Lara y muy pocos otros de otros partidos, de los escasos referentes de la
integridad política en España. Frente a quienes solo saben decir que sí a sus
jefes para llenar su ticket de obediencia que les permita repetir. No quieren
líos. Y no tienen causas que defender. Respecto al terrorismo quieren dejar
impunes los más de 300 asesinatos no resueltos. La mayoría ni siquiera
investigados.
Para sobrevivir creen poder acomodarse a separatistas e
izquierda en una precaria coexistencia en la que pretenden hacerse perdonar su
procedencia. Todos amigos en el fango socialdemócrata. No funcionará. Porque
está en marcha un proyecto totalitario que busca la destrucción de la Nación
española. Y porque ni en el mejor de los casos saldrá España de su postración,
depresión y zozobra sin mucho músculo moral y un ingente esfuerzo de integridad
y compromiso colectivos. Que requieren inspiración y ejemplaridad. Frente al
imperio de la mediocridad, la bajeza y el resentimiento, España necesita
héroes, fuerza e ideas. Ortega Lara no es un político. Es un héroe civil que
representa lo mejor de España, sus tantas veces despreciadas cualidades
profundas y permanentes de integridad, bondad, modestia, aguante y honor. Y, a
la espera de la política, también su esperanza.
domingo, julio 02, 2017
CUIDADO CON LAS ESTAFAS
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Sábado, 01.07.17
Bienvenida la quiebra del campo chavista, pero no para lavar
la cara al chavismo
Cada día son más evidentes los signos de descomposición del
régimen de Nicolás Maduro. Lanzado desde hace tres meses por una senda
delirante de represión criminal y brutalidad masiva, ya no tiene otro objetivo
posible que una dictadura de corte castrista. Cuantas menos son sus salidas
verosímiles, menos son por lógica los que creen que Maduro, Diosdado Cabello y
Tareck el Aissami les garantizan un futuro. Cada vez menos creen que Maduro
pueda imponer con su proceso constituyente esa dictadura cubana en la que él
deposita sus esperanzas de no acabar preso, exiliado o muerto. Por eso
abandonan ya a Maduro personalidades y cuadros diversos del chavismo que
pretenden seguir en el país el día después y no huir como otros con el botín
del saqueo a Europa o Estados Unidos.
En esta situación, la oposición real, no corrupta, no
filochavista, en principio pequeña pero ahora fortalecida y bregada en las
protestas y en el compromiso con los muertos y los presos, corre un grave
peligro. Y los más lúcidos líderes de la oposición, como María Corina Machado o
también Leopoldo López, tendrán que estar muy alerta para que el chavismo no
vuelva a engañar o comprar al movimiento a través de sus líderes. Y logre de
nuevo una tregua que lo salve de la extinción. Bienvenida la quiebra del campo
chavista, pero no para lavar la cara al chavismo en contraposición a un
«madurismo» que sería el chavismo malo. No hay chavismo bueno y la oposición
debería exigir a quien quiera unirse a la ruptura democrática que confirme su
rechazo y condena definitiva del delirio bolivariano. La pesadilla del chavismo
que ha generado este infierno ha durado casi 20 años porque la oposición y en
especial la Mesa de la Unidad Democrática, tiene una trayectoria vergonzosa de
entreguismo y sumisión al aparato comunista. En la actual situación nada
debiera ser aceptable que no sea la caída de toda la cúpula y la creación de un
gobierno amplio de transición. No pueden dejarse estafar la victoria y la
libertad.