martes, agosto 29, 2017
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Martes, 29.08.17
Nadie estará dispuesto a asumir el drama
CATALUÑA no se va a independizar. No lo va a hacer por
muchos motivos, pero uno capital es que nadie está dispuesto a generar ni
soportar la violencia que sería necesaria para romper España. Y mucho menos la
violencia que resultaría de la misma y que se extendería por toda la geografía
española y quizás por la cada vez más inestable Europa. Nadie quiere esa
violencia salvo despojos minoritarios de la sociedad del bienestar y la
tolerancia malentendida. Que una siniestra alianza entre estos radicales
urbanos, fanáticos aldeanos y políticos inmorales haya puesto en jaque a un
Estado del Primer Mundo como es España se debe a debilidades del sistema, de
los partidos y de unos políticos ya todos producto de una selección negativa
propia de regímenes socialistas. Por eso el mensaje nacionalista ha tenido
tiempo, poder y dinero para convencer a sectores amplios de la sociedad de que
ellos los protegen mejor que España. Porque en España han gobernado políticos
dispuestos a entregar a los nacionalistas los recursos para el engaño a cambio
del apoyo para su propio autoservicio. Los partidos, convertidos todos en
agencias de contratación con libre y consensuado acceso al erario, se sirven
del Estado, esquilman a la clase media y pactan lo que sea con quien sea con
tal de seguir haciéndolo.
Así se ha llegado al final de fiesta. Porque parte de los
privilegiados ya no tienen otros privilegios que exigir en trueque o chantaje
que los símbolos supremos de estado-nación. Con los que seguirían sirviéndose
de su estado y esquilmando a su clase media. Aunque sea ya imposible pedirles a
muchos siquiera que conciban una reacción del actual Gobierno de España con la
firmeza y contundencia necesarias para poner fin a la deriva criminal del
gobierno de la Generalidad, llega el momento en que es imposible ceder, simular
o despreciar, esas tres pasiones de Rajoy. Y habrá que ver quién puede más,
como dice un Trapero Mayor de los Mozos de Escuadra, en referencia a su gente
armada por un lado y las Fuerzas de Seguridad del Estado por el otro. No debe
tener ninguna duda. En Cataluña escasean las verdades. Y hay una arrolladora:
hay muchos más españoles, también en Cataluña, capaces del sacrificio personal
por España, incluido el último y supremo, que nacionalistas dispuestos a
ofrecer no ya la vida o la salud, siquiera su patrimonio, empleo o pensión por
defender el proyecto de secesión y destrucción de España.
Solo conocemos separatistas en tiempos de bonanza en los que
estar contra España y la legalidad granjea pingües beneficios, mientras
defender España y su Constitución solo desgracias y represalias. Hay que
conocer poco al ser humano para no saber que de cambiar esas condiciones
cambiarán muchas opiniones. Un nauseabundo producto de la degradación moral e
intelectual de la sociedad catalana, Gabriel Rufián, era un españolito más que
se hizo separatista cuando vio el nicho laboral. El negocio le salió redondo.
Pero tal como es, con mucho dinero español y a diario en todas las teles. No
para acabar en una trinchera. Entre los errores más terribles de los gobiernos
de Madrid estuvieron la entrega de competencias clave para la siembra del odio
y la retirada de símbolos e instituciones de España de aquella región. Y muy
especialmente la callada aceptación de la viabilidad de la destrucción pacífica
de España. Se propagó la disparatada quimera de que sus partes rotas lograrían
esa convivencia armónica supuestamente inviable en la España unida. De que la
aventura sería gratis. Se debió dejar claro hace mucho que España no puede
romperse sin violencia y sin sangre. Que el precio del capricho de unos pocos
es demasiado alto.
domingo, agosto 27, 2017
LA CUBA CONTINENTAL
Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo,
27.08.17
Mientras Europa mima a Cuba, la dictadura de los Castro se
endurece y se anexiona Venezuela
Cuba invadió Venezuela apenas estrenado el siglo. Ahora va a
dar un paso más y aplica en Venezuela el modelo cubano en su totalidad. La
militarización general y medidas administrativas paralelas ordenadas por
Nicolas Maduro son copia de las habidas en el proceso de bunquerización de la
revolución cubana bajo los hermanos Castro. Supone una unificación del modelo
comunista ya libre de toda pretensión democrática y se erige en dictadura de
combate frente a amenazas de dentro y fuera. A partir de ahora se disparará a
matar hasta que no se mueva nadie. Paso definitivo fue la Constituyente y ahora
se refuerza la máquina del terror. Paradojas. Mientras Europa mima a Cuba, la
dictadura no solo se endurece en la isla sino da un salto y anexiona el
territorio más rico del subcontinente. La jaula, ya cerrada, se blinda.
Venezuela anexionada.
La invasión cubana llegó en su día a invitación de Hugo
Chávez como primer paso para un ambicioso proyecto de expansión por todo el
continente. Entonces no interesaba una copia cubana en suelo venezolano. Se
alimentaba la pantomima de pluralidad del Socialismo del Siglo XXI. Fracasado
este proyecto, se aplican fórmulas que han permitido al régimen cubano
sobrevivir 60 años. A veces en condiciones muy adversas. Lo van a ser las de
Venezuela. En EE.UU. ya comienzan a rodar las sanciones masivas contra Caracas
y se intensifica la persecución a líderes como Diosdado Cabello. Un tribunal en
EE.UU. rechazó la demanda de este contra las acusaciones de narcotráfico que
«The Wall Street Journal» asumió de ABC. Cabello es narcotraficante. Como lo es
toda la cúpula del régimen y el generalato. Cada vez es más larga la lista.
Algunos van a dejar de viajar. Y el botín en el exterior peligrará. Pero claro
queda que, con la oposición quebrada tras la enésima maniobra entreguista de la
MUD, sin una intervención de parte del ejército venezolano el régimen comunista
en la Cuba Continental, también conocida como Venezuela, tiene serias
posibilidades de consolidarse. Quién sabe para cuánto tiempo.
viernes, agosto 25, 2017
FIN DE LA PAYASADA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes,
25.08.17
El desvarío separatista pone en peligro nuestras vidas
MARCEL Haenen es un periodista holandés bregado en mil
frentes que trabaja para el reputado periódico «NRC Handelsblad». Como buen políglota
sabe lo prácticas que son las lenguas para crear puentes. Lo que no sabía
Marcel Haenen y lo tuvo que aprender aquí en España, ya casi sesentón, cuando
llegó el otro día a cubrir la información del atentado de Barcelona, es que las
lenguas también sirven para no entenderse. Para agredirse. Atrincherarse. Y
para hacer el payaso.
Llegamos a tener a dos políticos andaluces hablando en el
Senado con traducción simultánea. Porque uno hablaba la lengua común a ambos y
otro una lengua que ambos desconocían y él chapurreaba lastimosamente. Veo a
gente que hace vida en un vascuence de 250 vocablos en el que viven encerrados
de forma primaria y lamentable, como decía un jesuita vasco euskaldunzaharra,
vascoparlante nativo y culto. Algún día se condenará esta mutilación a niños a
los que se arrebata una patria colosal y se adoctrina en la mezquindad del
resentimiento de lo menor. Estas payasadas regresivas las pagamos caras. En
dinero y en una corrupción social y moral que produce sin cesar órganos y
administraciones dedicadas a fabricar mentiras y mitos, a desarrollarlas,
gestionarlas y vigilarlas. Lingüísticas, políticas e históricas. Con un
denominador común: la hostilidad absoluta a España y a una verdad histórica que
desmontaría todos sus negocios. España es la enemiga porque es la única idea de
libertad real y legalidad que queda tras 35 años de degradación y disgregación
tribal en la mentira y la arbitrariedad.
Y todo el absurdo lo pagamos sin rechistar. Eso a un europeo
normal hay que explicárselo. Y disculparle si no lo entiende. Haenen fue
enviado a España porque habla español, una lengua que cada vez hablan más
cientos de millones. Imaginen lo que harían los holandeses con una lengua así.
O los alemanes. Volcarían todo su orgullo y su proyección exterior hacia los
países que compartieran la lengua y a su vocación de liderazgo histórico de la
gran comunidad que comparte un tesoro así. Aquí, como dice el filósofo
argentino Alberto Buela, renunciamos al liderazgo del gran milagro de la
Hispanidad y somos tan cobardes que dejamos se persiga esta lengua en su tierra
de origen. A Haenen le ofendió tanto ese desprecio al español que se negó a
compartir la humillación a la que se someten los españoles a diario en su
patria. En aras de una ideología que impone de forma implacable y totalitaria
la supremacía artificial de lenguas menores. Haenen preguntó: ¿Por qué no
hablar el idioma que todos entiendan? Pues mire, porque se desmontaría una
inmensa mentira en la que se han instalado millones desde hace 35 años.
Las máquinas de mentir y coaccionar: partidos y sindicatos,
empresarios y sociedades, parlamentos regionales, universidades de titulaciones
inútil. España, un país roto gobernado por débiles cuya supervivencia depende
de respetar las mentiras de todos. Pero se adivina el fin del ciclo delirante.
La disgregación ya pone en peligro nuestras vidas y las de nuestros hijos. Ya
no es lo que perjudica al desarrollo, al bienestar, a la calidad y la
racionalidad. Afecta directamente a nuestra seguridad física. A nuestra
supervivencia. El atentado de Barcelona lo ha demostrado. El separatismo ha
sido determinante para que hubiera muertes. Y los separatistas han demostrado
que ponen en peligro las vidas de los españoles por negar la mínima lealtad al
Estado y la Nación. Eso cuando comienza una guerra contra el islamismo radical
que sacudirá Europa las próximas décadas. Hemos llegado al final del camino con
las payasadas. Ya es cuestión de vida o muerte.
martes, agosto 22, 2017
LA TRIPLE ALIANZA
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Martes, 22.08.17
Separatistas, islamistas y comunistas contra la España
constitucional
CON la muerte a tiros del conductor de la furgoneta del
atentado en las Ramblas parece concluida la operación contra el comando
islamista que causó tanto horror. La eliminación física del último y principal
asesino es un consuelo menor como final de la caza de los autores y
responsables directos. Pero los acontecimientos habidos desde la salvajada del
pasado jueves han abierto para España un abismo de interrogantes y zozobras.
Más allá del dolor genuino, de las ceremonias voluntaristas, de tanto gesto tan
solemne como inútil, de la hipocresía de tantos y las cataratas de palabrería
huera de casi todos los políticos y los medios, este atentado en el corazón de
Barcelona ha revelado hasta qué punto España está herida y humillada. Hasta qué
punto el terrible legado de la dictadura que es la tolerancia de lo intolerable
ha marcado las formas de pensar y actuar de los políticos y la sociedad entera.
Hasta qué punto hemos rebajado con la subcultura de la transgresión nuestra
voluntad de autodefensa y hasta nuestro instinto de supervivencia. Hasta qué
punto el separatismo ha articulado ya una lógica de la ignominia muy similar a
la del islam con sus enemigos, en el sentido de que, en nombre de la causa,
todo vale para hacerles daño. La integridad moral ha sido abolida para esta
fase decisiva de su guerra contra la unidad de España.
La matanza de Las Ramblas ha sido desgarradora. Pero cuando
las escenas de sangre se retiren aparecerá el lodazal de amargura por errores,
culpas, reproches, debilidades, deslealtades y bajezas que han marcado la
realidad española de estos cinco días. Y odio. No habrá decisiones útiles ni
consecuencias efectivas en lo que a la amenaza del lento estrangulamiento de
las libertades en las ciudades europeas. Por parte de unas comunidades
musulmanes que en muchas urbes ya imponen su voluntad en la cotidianidad en los
espacios públicos. Se ignorará que una parte, quizás no mayoritaria pero
considerable, ni condene ni lamente estas gestas bélicas que para muchos son
hitos de ese avance del islam por Europa. El avance lo celebran todos. Lógico.
Desde el peor al mejor musulmán, todos consideran que su fe y el sometimiento a
Ala, la sumisión, hace mejores a los seres humanos. Nos quieren imponer lo
mejor. Con cierta presión para quienes, confundidos, se resistan.
La sociedad española no tiene idea, creencia ni pensamiento
capaz de movilizarla para resistir y frenar la expansión de dichas leyes de
Alá. Por mucho que las considere brutales e inhumanas. Y si surgieran, los
sofocarían los mecanismos políticos del consenso dominadas por un rechazo
radical y veto cultural a liberarse de dogmas de la exaltación ilustrada. Como
la arrogancia que presupone que el musulmán quiere integrarse. Preocupante es
la incapacidad de los políticos de articular un discurso ante la evolución real
del asalto demográfico del Islam a Europa. Y alarmante es la complicidad de la
izquierda con los sectores radicales de ese islamismo. En varias ciudades se ha
negado a condenar el atentado. Separatistas, islamistas y comunistas unidos en
la cuchillada a la España constitucional. La triple alianza. La «cooperación
antiimperialista» de comunistas e islam es algo de lo que han reflexionado
desde el terrorista Carlos Ilich Ramírez a su admirador y gurú de Podemos,
Jorge Verstrynge. El propio Pablo Iglesias lo simboliza bien como receptor de
fondos tanto de los ayatollahs como del comunismo chavista. Y lo representan
bien periodistas de izquierdas que en las televisiones basura en España señalan
a periodistas críticos como enemigos del islam. Como animando a sus fanáticos
socios al trabajo sucio. Cierta izquierda española parece ya compartir con los
islamistas más que su odio a España, la libertad y a Occidente.
viernes, agosto 18, 2017
MUERTE Y MENTIRA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes,
18.08.17
Aunque Europa se engañe, estos crímenes tienen sentido
EL atentado de Barcelona tiene poca historia por detrás. Una
furgoneta y unos autores con voluntad de matar al mayor número posible de
occidentales, de europeos, de blancos, de cristianos. Llámenlos como quieran.
De eso se trataba. El atentado tiene una terrible e inmensa historia por
delante. La estremecedora cifra de víctimas demuestra que los dos hombres con
voluntad de hacer daño han sido inmensamente eficaces. Contrastan los medios
con los efectos desoladores. De las muertes, las vidas segadas, los heridos,
los familiares, el inmenso dolor que nunca se apagará del todo, las vidas
rotas, cientos de vidas quebradas de una forma u otra en las Ramblas de
Barcelona. Esos son los destinos personales. De los colectivos, de las
reacciones públicas, ya sabemos a estas alturas casi todo antes de que lleguen.
El miedo subirá unos grados y la alarma antiterrorista cambiará de color. Y
muchas palabras manidas. El islamismo no es el islam. No conseguirán nada. Son
pocos y aislados. La comunidad musulmana está con la democracia, etc. Eso dura
lo que dura en esa sociedad espástica en la que una frase manipulada de Trump
sobre nazis hace olvidar la crisis nuclear con Corea del Norte. Y en España
unos delincuentes separatistas coparán las portadas con sus chulerías en cuanto
hayan sido enterradas las víctimas.
Si no se repite pronto se bajará la guardia y pronto nos
dirán que ha habido más ahogados este verano que muertos por el yihadismo.
Nadie dirá que este atentado cumple su papel a la perfección, que lo cumple.
Porque el Daesh puede retroceder en Mosul o en Racqa pero nunca deja de avanzar
por la geografía urbana de las ciudades europeas. Estos atentados son su
bandera. No hacen falta muchos. Nos demuestra que están aquí y dispuestos a
matar. Esa es su superioridad. Son más fuertes mentalmente, son cada vez más y
han venido a mandar. Ellos tienen fe, creen en su Dios y también en su destino.
No son terroristas ni yihadistas la mayoría. Pero nunca estarán de parte de los
infieles en ninguna guerra. Por mucho que se empeñe y engañe el necio mensaje
de la corrección política socialdemócrata en Europa. Esa que combate
implacablemente a los europeos que creen en la cohesión cultural y abre las
fronteras a quienes quieren destruirla.
Ellos tienen muchos hijos, todos los que Alá les otorga. Un
dios que cada vez tiene a más que le rezan en Europa. Mientras el dios que, con
su figura del humano a su imagen y semejanza, hizo posible la sociedad libre,
compasiva y próspera de Occidente ya no tiene quien le rece. El atentado de
ayer es como el de Niza, Berlín y otros en ciudades con grandes comunidades
musulmanas. También los hubo en Israel. Atentados, miren por dónde, celebrados
por parte de mucha izquierda española. Ayer destacaba en sus solemnes condenas
la soldadesca de la depravación política del nacionalismo catalán y la
izquierda española. Como si Barcelona fuera un escenario equivocado. Como si
cuando firmaron con ETA que no matara en Cataluña y solo en el resto de España,
la yihad también hubiera firmado. Porque esos filoterroristas que adoran a
Otegi, hacen campaña para las FARC y cobran con Hizbullah, en Teherán o en la
narcotiranía de Maduro, no soportan que les recuerden que los asesinos que ayer
sembraron la muerte en las Ramblas de Barcelona son sus camaradas. Porque
aunque rechacen horrorizados esta, la más brutal, global y asesina de las
acciones de turismofobia, lo cierto es que comparten con los autores el odio a
muerte a Occidente.
miércoles, agosto 16, 2017
EL MAL, SEGÚN LOS BUENOS
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Martes, 15.08.17
La manipulación mediática contra Trump alcanza cotas
delirantes
TODOS saben ya lo fácil que es arrearle al presidente
norteamericano Donald Trump. Hay ya una industria del entretenimiento como las
teleseries. Que consiste en reírse del presidente norteamericano e insultarle.
Sin complejos. A él, a su mujer, a sus hijos, al hijo menor al que se tacha de
subnormal y enfermo. Y a sus votantes, por supuesto. Esos seres despreciables a
los que Hillary Clinton tachó de «desecho» y «basura social». Esos analfabetos
que no leen ni a Kant ni a Manolita Lindo, que ven la televisión bebiendo
cerveza y con el rifle en el regazo, según finos analistas europeos. Esos
mismos norteamericanos que murieron en Normandía y mueren hoy en los frentes de
todo el mundo para que los europeos tengan libertad para insultarles. Y se
puedan permitir desplegar toda su cobardía y sus miserias ideológicas de
jugueteo con totalitarismos.
Resultó que EE.UU. está lleno de seres despreciables que se
negaban a votar a la notoria mentirosa, manipuladora, arrogante, corrupta y
codiciosa recaudadora de regalos y dineros de todo el globo con su Fundación
Clinton. Y ganó Trump. Desde entonces, los sumos sacerdotes de la socialdemocracia
mundial, los poderosos y los clérigos de la nueva Iglesia de la Imposición
Izquierdista que son los medios de comunicación y la «intelectualidad» salida
de fábricas universitarias de fanatismo, solo piensan en acabar con Trump.
Porque no les obedece y puede desmantelar el andamiaje de mordazas ideológicas,
intereses y regulaciones económicas y políticas que componen las estructuras
socialdemócratas que Obama comenzó a imponer en EE.UU. Las que rigen en una
Europa donde la libertad desaparece y discrepar es ya capricho peligroso. Ellos
son los buenos que dictan qué es el mal. Ahora necesitan un delito de Trump. Y
lo buscan desesperadamente todos, desde infiltrados en la Casa Blanca a
gobiernos europeos y la UE, desde millonarios a congresistas y compañías
multinacionales, medios de comunicación y el funcionariado. Con este esfuerzo
es probable que se lo hubieran encontrado a todos los presidentes anteriores.
No se descarte que se lo encuentren a Trump. Puede que tenga cadáveres en los
armarios. Pero está costando. Y eso que buscan muchos que tienen sus propios
armarios como una morgue.
La manipulación delirante de los medios contra Trump pasa
por días gloriosos. Él es el mal, han decidido los buenos. Diga lo que diga,
haga lo que haga. A preguntas sobre Venezuela de periodistas, Trump dijo que
EE.UU., implicado en todo el mundo en favor de la libertad, no puede ignorar la
tragedia de un país casi vecino. Y que estudiaban todas las opciones contra
Maduro. Incluida la militar. Una superpotencia no renuncia nunca a opciones que
puedan ser necesarias. Eso no lo saben los becarios en los medios ni las
andrealevys antiimperialistas del PP, pero sí todo ser algo inteligente y algo
informado. La respuesta era impecable. Pues la convirtieron en una «amenaza de invasión»
que agitan con histeria hipócrita como si Trump hubiera anunciado el
desembarco. También lo han tachado de racista, qué menos. Porque osó denunciar
no solo a los nazis sino también a esa izquierda radical y comunista. Que fue
la que en Charlottesville inició la violencia. Porque parte de esa
«europeización» consiste en que solo la izquierda tiene derecho a manifestarse
sin ser agredida por contramanifestaciones. El racismo es despreciable. Trump
debió subrayarlo. Nadie ha contribuido más a su rebrote que Obama y su
multiculturalismo que fracciona la sociedad norteamericana. Despreciable es
también la arrogante pretensión de que la izquierda tiene una superioridad
moral natural sobre cualquier idea discrepante y tiene derecho a aplastarla.
Despreciables son todos los totalitarismos. También ese. Trump no ha defendido
ninguno. Los medios biempensantes sí.
EL FRENTE POPULAR CALIENTA MÁQUINAS
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Sábado, 12.08.17
El acuerdo de Castilla-La Mancha es un paso más hacia ese
Frente Popular que es la única forma que tiene Pedro Sánchez de gobernar
«A Rajoy hay que echarle sacando más votos, no con pactos
espurios», decía muy ufano García-Page, el presidente socialista de Castilla-
La Mancha. «Lo que hoy parece espurio, mañana es necesario», le ha contestado
con toda contundencia José Luis Ábalos, secretario de Organización del PSOE y cada
vez más consolidado comisario de Pedro Sánchez fustigador de desviaciones,
impertinencias y torpezas de oportunidad. García-Page todavía pretendía
asegurarse él su acuerdo y su gobierno pero al mismo tiempo mantener
mínimamente intacta su fiereza anticomunista desplegada en la pasada campaña
electoral y ante las primarias del PSOE. Es decir, que él sí puede formar
gobierno con los comunistas financiados por Venezuela y declarados partidarios
de la represión criminal que lleva a cabo Nicolás Maduro. Él sí puede gobernar
con quienes son enemigos declarados de la Constitución española y montar una
constituyente parecida a la del régimen narco-chavista que los protege. Pero en
el Gobierno de España, García-Page pretende que no haya «pactos espurios». La
contradicción era excesiva. Con una sonora bofetada verbal, Ábalos le ha venido
a decir que «lo que hoy te parece a ti espurio, torpe, es nuestro proyecto a
corto plazo y lo imprescindible nunca se descarta».
El acuerdo de Gobierno de Castilla-La Mancha es por lógica
un paso más hacia ese Frente Popular que es la única forma que tiene Pedro
Sánchez de gobernar. Ni puede ni quiere esperar a tener otra mayoría porque ese
es su ideal. Sánchez prefiere ser líder de unas fuerzas izquierdistas en las
que él pueda aplicar todo su sectarismo ideológico y, pese a ello, ser el
aparente factor de moderación de su gobierno. Sería ridículo que esperara a
unas elecciones en 2020, con su inmenso riesgo para él, cuando aritméticamente
puede forzar el cambio de gobierno antes.
Las alianzas frentepopulistas en las grandes ciudades y en
otros gobiernos regionales han demostrado ya que, aunque sus gobiernos son
capaces de hacer muchos más y peores disparates que el PP, no se hunde el mundo
con el Frente Popular en el poder. El miedo a los socialistas no ha aumentado
por su evidente disposición con Sánchez a pactar con los comunistas de Podemos.
Mariano Rajoy pierde favor porque su estrategia del miedo ya no compensa el
hartazgo. Cunde la desilusión y falta de expectativas, la ausencia de todo
proyecto político que vaya más allá de la supervivencia del presidente y sus
acólitos. Por eso no le sirven ya en los sondeos los excelentes resultados
económicos. Parece que los españoles dan por hecho que se ha salido de la
crisis y creen que precisamente por eso es hora de cambiar de discurso y de
hacer política. Nadie cree que Rajoy la haga. El Frente Popular calienta
máquinas. Se completa así la regresión histórica iniciada en 2004 por Zapatero
con el entierro de la reconciliación nacional. Solo un gran golpe de timón, con
fuerza política y coraje, podría cambiar el rumbo. Cuando más necesario es,
apenas alguien lo concibe.
viernes, agosto 11, 2017
PROSTITUCIÓN SEMÁNTICA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes,
11.08.17
Los juegos del PP con el concepto de Nación
LLEVAMOS dos días de los nervios algunos españoles porque en
pleno agosto nos ha arrebatado la última de nuestras certezas. Dice Andrea Levy,
la pensadora del Partido Popular, que en España hay naciones sin estado. Eso lo
ha dicho y aunque después ha querido dar por desmentidas mil cosas que no ha
dicho, esa que ha dicho no la desmiente. Afirma, muy cierto, que existe una
única nación, la española, pero añade sin despeinarse que dentro de la misma
existen naciones sin estado. Es decir, que ya ha llegado la joven por sí misma
al descubrimiento de Pedro Sánchez de la nación de naciones. El PP usa el
verano para acomodarse donde se había colocado el PSOE hace un año. Así, el
PSOE se podrá ir un poco más lejos en otoño. Siempre todos en el mismo camino,
en la misma dirección hacia la destrucción de la Nación española y la
deslegitimación de la Constitución. Sin dar jamás un paso atrás. Sin una enmienda.
Sin una mínima reflexión sobre la posibilidad de que las soluciones quizás
pudieran estar en la dirección contraria a una centrifugación de cuarenta años
cuyos resultados son palmariamente catastróficos y amenazan con llevarnos al
enfrentamiento civil a medio plazo.
Pues no. El PP, el último partido político que defiende o
defendía aún verbalmente la existencia de la Nación Española se lo está
replanteando. Dicen que no, pero saben que sí. Como siempre que el PP abandona
una posición en algo trascendental para España, lo hace emulando las más
perversas transformaciones del PSOE. Así ha sucedido con el terrorismo de ETA,
con la Memoria Histórica, con la ideología de género, con la política fiscal,
con la reforma constitucional y ahora con este comienzo de adaptación a la
demente y vacía posición del PSOE sobre la Nación. Que no soluciona nada y por
el contrario cede de nuevo posiciones al enemigo y debilita al Estado.
Inspirada como está en aquella felonía de «la nación discutida y discutible» de
Zapatero, ser lamentable y venenoso allá donde actúe.
Esta vez el PP parece tener prisa. Porque se le echa encima
el día 1 de octubre y ya está buscando acomodo para la situación que surja
cuando una nueva brutal afrenta y desafío al Estado de Derecho quede sin la
respuesta proporcional necesaria que exigiría la suspensión o radical revisión
de la autonomía. Cada vez son más los que creen que el Gobierno no se va a
atrever a tomar las medidas necesarias para frenar el golpe de estado, detener
a los culpables y restablecer el orden y la ley en Cataluña y toda España. Una
tarea histórica que habría sido más fácil antes, si algún líder pensante y
responsable hubiera puesto los intereses del Estado y de la Nación Española por
encima de sus mezquinos intereses de legislatura. Pero esa tarea histórica de
acabar con esta deriva suicida tendrá que hacerse más pronto que tarde. Si no
es ahora será más adelante con mayor coste. Cuarenta años ya atacan y agreden
los separatistas, con balas, odios y mentiras a la Nación española. Y les ha
cundido. Frente a ellos no hubo ni hay una defensa integral y coherente de
quienes juraron defender Constitución y Nación. No hay respuesta con músculo
moral ni proyecto nacional frente al inmoral y totalitario desafío. La
respuesta es una baba retórica, mezcla de pensamiento débil y miseria moral de
Pedro Sánchez o la chiripitifláutica «pensadora» del PP. Pero además de necedad
e impotencia hay bajeza: porque esta orgía de la prostitución semántica, este
alarde de contorsionismo verbal, pretende vaciar de significado todos los
conceptos para que los españoles acaben por no entender que se les está robando
la patria.
martes, agosto 08, 2017
PUTIN Y SUS RELATIVISTAS
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Martes, 08.08.17
Quien acepte violaciones de fronteras pasadas, las acepta
futuras
ES lo que tiene el relativismo, que corrompe relaciones y
conocimientos, diluye convicciones, confunde valores, destruye compromisos y
principios y hace especialmente fácil que adquieran notoriedad quienes gustan
pasarse de listos. Cuando da igual 8 que 80 y se quiere educar a los niños
desde pequeños en la teoría de que no son chicos ni chicas, tengan vulva o
pene, y que pueden ser las dos cosas o tres o cuatro sexualidades si apetece,
cómo nos va a extrañar que los políticos hagan piruetas con los principios, los
acuerdos y hasta las fronteras y los tratados internacionales. Hay políticos
tan atados a la moda que cambian de valores defendidos varias veces en la misma
temporada. Algunos son permanente hazmerreír. No haremos sangre con Javier
Maroto, ese político del PP vanguardia en el zeitgeist que se lleva mejor con
su peluquera proetarra de Vitoria que con los fachas que votan a su partido. Al
que por presumir de su larga lucha contra la central nuclear de Garoña hay que
recordarle su voto pronuclear.
Pero hablemos hoy de otro frívolo entre frívolos, un
político alemán, que con buena lógica se ha ido a sembrar su provocación para
salir en los papeles en verano al «Nassau Beach Club» en Mallorca, donde hay
ahora más medios alemanes que a pie de la Cancillería en Berlín. Al menos
mientras las hordas nazis pancatalanistas, paradojas de la historia, no se
dediquen a la caza del alemán por las islas. Allí, el presidente del partido
liberal FDP, Christian Lindner, se ha olvidado de que pretende gobernar con
Angela Merkel después de las elecciones de septiembre próximo. Como insultar a
Donald Trump ya no da titulares, optó Lindner por un par de carantoñas para
Vladímir Putin y se unió al coro que pretende levantar las sanciones a Rusia.
Es lógico que muchos alemanes lo quieran, por sus perjuicios económicos. No lo
es que políticos que pretenden gobernar en Berlín se muestren comprensivos con
invasiones rusas en otros países. Y eso es lo que hizo Lindner al decir que
había que aceptar como algo «provisional pero permanente» la anexión de Crimea.
Y empezar a olvidarlo.
Que unos políticos alemanes, sí, del mismo país que se
repartió con Rusia todo el territorio de Polonia en 1938, que anexionó Austria
–con referéndum como Putin en Crimea–, que se merendó los Sudetes –como Putin
ha hecho con Ucrania oriental–, no puede «regalar» territorios de terceros a un
invasor ni «comprender» anexiones. Lindner es un bocazas. Pero hay más que
piensan como él. Que como Putin quiere considerar papel mojado todos los
acuerdos internacionales firmados por Rusia que reconocen las fronteras de
Ucrania. El argumento más peregrino es que Crimea había sido Rusia antes y que
pasó a Ucrania bajo Jruschov. En nada afecta eso a los acuerdos internacionales
posteriores. Perú ha sido España más tiempo que estado independiente. Y nadie
justificaría su anexión. Media Polonia ha sido Alemania, un tercio fue Austria.
El desprecio a las fronteras por un político alemán es siempre un escándalo.
Jueguen con las fronteras europeas y verán pronto qué juerga. Rusia ocupa parte
de Ucrania, un país europeo soberano que demostró heroicamente preferir morir a
volver bajo la bota de Moscú. Putin financia masivamente a partidos y medios de
izquierdas y derechas en Europa para hacer prosperar sus tesis. Es comprensible
que cuajen en la izquierda totalitaria, en grupúsculos fascistoides y en todos
esos relativistas que pululan por los partidos tradicionales. Ridículo es que
la derecha emergente europea, la que puede romper ese siniestro consenso de la
socialdemocracia que es la fuente del relativismo y del ocaso cultural
occidental, caiga cautiva de este pretencioso y brutal estafador totalitario
que es el caudillo ruso.
domingo, agosto 06, 2017
VENEZUELA YA ES CUBA
Por HERMANN
TERTSCH
ABC 06.08.17
El régimen ha entrado ya en una fase dura que estaba
prevista en los escenarios desarrollados en La Habana
Última opción La huida hacia adelante se forjó tras la
derrota electoral en las legislativas de diciembre de 2015
Venezuela ha cumplido su tercer día ya como dictadura
cubana, definitivamente despojada de toda apariencia o pretensión democrática.
El aparato ha entrado en una fase que estaba prevista como opción dura en los
escenarios desarrollados en La Habana, la auténtica capital de Venezuela desde
hace años. Con la destitución ayer de la fiscal general Luisa Ortega por la
fantasmal Asamblea Constituyente surgida del fraude y farsa del pasado 30 de
julio se consuma otro paso más a la consolidación de una tiranía que se rige
por la arbitrariedad del presidente Maduro y de la banda de delincuentes,
civiles y militares, que componen su entorno en la cúpula del régimen.
Sin duda es otro fracaso de Maduro esta huida hacia la
dictadura pura y dura, porque a él y al propio Raúl Castro convenía un régimen
que mantuviera apariencias democráticas. Diferenciado de la dictadura soviética
de la isla. El levantamiento popular y la propia debilidad lo han impedido.
Ahora que la dictadura ya no disimula tiene que imponerse claramente también en
la calle. Para ello tiene que sembrar más terror y dividir al frente opositor.
Antes de que pueda quebrarse el apoyo total de las fuerzas armadas al régimen.
Si logran desmovilizar a parte de la oposición y la presión en las calles, la
consolidación de la dictadura puede ser rápida.
Cuenta con la confusión y la pasividad internacional. Y con
la experiencia cubana para extremar la represión en épocas de tensión y gran
escasez. Cuba, mucho más pequeña y pobre, lo logra desde hace casi 60 años.
Maduro y la mafia comunista que le rodea aún creen que pueden aguantar y acabar
sus vidas en el poder como Fidel. Y quizás hasta ser también ellos celebrados
por una corte hipócrita e inmoral de líderes de la comunidad internacional.
Luisa Ortega será previsiblemente sustituida por un notorio
miembro de esa camarilla que es, en perfecto sarcasmo, el actual Defensor del
Pueblo, Tarek William Saab. Luisa Ortega, acusada de «complicidad con la
insurgencia armada» puede ser detenida en cualquier momento. Y puede pasarle lo
peor como a algunos altos dirigentes de la oposición.
Son momentos críticos para un régimen que aplica la última
opción de continuidad, preparada desde que las elecciones de diciembre de 2015
dejaran claro que ni con el fraude habitual podía el régimen de Nicolás Maduro
ganar ya unas elecciones. Venezuela no es ni será nunca Cuba, decían quienes se
reían de la amenaza del comunismo. Venezuela ya es Cuba. De la reacción de la
oposición dependerá para cuánto tiempo.
¿QUIÉN HA GANADO?
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Sábado, 05.08.17
Homenajear a un asesino es celebrar sus crímenes
EL juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno ha autorizado
el homenaje al asesino etarra Pedro del Hoyo, muerto de un infarto en prisión,
así como una muy imaginativa fiesta de «tiro al facha», perdón «fatxa», a
celebrar en la localidad navarra de Echarri-Aranaz. El juez Moreno no parece
considerar que celebrar a un individuo cuyo único acto notorio en vida fue
asesinar a dos españoles es celebrar el asesinato mismo. Muchos creemos que sí.
Los participantes en todo caso. Que se exaltan los crímenes ya cometidos y los
que se pudieran cometer en el futuro de ser de nuevo necesario para la causa.
Porque acudirán a esta exaltación del asesino y del asesinato que ha permitido
el juez Moreno muchos niños de Galdácano. Que se irán a casa orgullosos de
haber asistido al homenaje a un héroe de la causa de la nación vasca contra la
odiada fuera del mal que es España. Más seguros de que también matarían por esa
gran causa. Hoy no se mata. Mañana ya veremos. Porque la enemiga, España, es
capaz de cualquier cosa. Y el mito triunfante es ETA.
En Echarri-Aranaz, donde los últimos restos de dignidad
pública se desvanecieron con el asesinato del que fuera alcalde Jesús Ulayar
Licega, el 27 de enero de 1979, se celebrará, también con el beneplácito del
juez Moreno, un «tiro al fatxa». Como la inquisición quemaba muñecotes por
herejes en ausencia, los vecinos y visitantes son cordialmente invitados a
matar, en efigie, al Rey, a guardias civiles, representantes de España, algún
político y periodistas. Del «tiro al facha» de verdad saben mucho. Chivatos y
autores del asesinato de Ulayar estarán allí. La calle es suya.
Con el tiro al facha justificaron la muerte de cerca de
novecientos españoles. Más de trescientas muertes siguen sin esclarecer. No se
conoce actuación del juez Moreno de solicitud de sumarios para reabrir estos
casos que no prescriben como crímenes de lesa humanidad. Para que los
familiares de esos asesinados por ETA no mueran ellos sin haber visto al menos
interés por llevar a juicio a los asesinos de sus seres queridos. Pero la
iniciativa aquí siempre la tienen los otros, los del «tiro al fatxa», parte de
una fiesta mayor de agresión a la Guardia Civil. Para que todos estén
dispuestos a actuar como los chicos de Alsasua. Ahora muchos se sorprenden del
terrorismo de baja intensidad, de que las leyes se descompongan por arriba con
los golpistas de la Generalidad y por abajo con las hordas de lumpen ideologizado
izquierdista contra el turismo, España y todo. Las instituciones no se
respetan. La impunidad es ya costumbre. ¿Cómo pedir respeto a las bandas
envilecidas por una propaganda enemiga en escuela, universidad y televisión sin
respuesta por el Estado? En dos días en Vizcaya me topé con tres actos de
apología del crimen del etarra muerto. La radio anuncia y convoca al homenaje
del etarra. Pero nadie sabe el nombre de sus víctimas, muertos por España.
¿Quién, dicen, ha ganado?
ENTREVISTA. HERMANN TERTSCH: “EN PRISA SE TRABAJA PARA SORAYA SÁENZ DE SANTAMARÍA”
Por RUBÉN ARRANZ
VOZPÓPULI Sábado,
05.08.17
Hermann Tertsch habla en esta entrevista sobre la condena
que ha recibido por referirse al abuelo de Pablo Iglesias como "miliciano
criminal", sobre el proceso soberanista, sobre el duopolio de la
televisión en España y sobre el daño que -considera- ha hecho a la sociedad
el marxismo cultural. Como es habitual, no se muerde la lengua.
Hermann Tertsch (Madrid, 1958) ha sido recientemente
condenado a indemnizar con 12.000 euros al padre de Pablo
Iglesias por escribir un artículo en el que calificaba al abuelo del líder
de Podemos de “miliciano criminal” y le acusaba de haber participado
en 'sacas' durante la Guerra Civil. El periodista
de ABC recurrirá la sentencia porque asegura que en su texto no
incurría en ninguna mentira y porque considera que “la izquierda no tiene
derecho a imponer su visión sobre el pasado” y a ocultar los episodios que no
benefician a sus dirigentes.
No es Tertsch amigo de esquivar charcos y, de hecho, en esta
entrevista -telefónica- se pronuncia sobre varios temas controvertidos. Habla
de Cataluña, del “acomplejado” Rajoy, del duopolio de la
televisión en España, del marxismo cultural, de la dictadura de
lo políticamente correcto o del “asesinato civil” que le quiso
practicar La Sexta. También se refiere al proceso judicial sobre el abuelo
de Iglesias, que, a su juicio, tuvo algunas irregularidades...
¿Esperaba este varapalo judicial?
Teniendo en cuenta que se llevaron la causa a Zamora,
donde el padre de Pablo Iglesias ha sido inspector de Trabajo y profesor, y
donde gobierna Podemos -con una influencia determinante del padre de Iglesias-,
la verdad es que había motivos para pensar que esto podía ocurrir.
¿No es un poco osado pensar que el proceso judicial estaba
viciado?
A nosotros nos extrañó todo lo que ocurrió. Y digo más: yo
fui acompañado a la vista pública por una serie de periodistas y amigos míos,
entre los que estaban María San Gil o Ignacio Ruiz-Quintano. Cuando lo vio el
demandante, habló con la fiscal y ésta, a su vez, con la juez. Entonces,
decidió que la vista, que iba a ser pública, se celebrara en privado. Una cosa
absolutamente anormal. No lo protestamos porque pensamos que, dado que
jugábamos en campo contrario, eso iba a empeorar la predisposición de la juez.
El caso es que al final ha sido condenado a pagar 12.000
euros por injurias...
No me pilla por sorpresa la condena en primera instancia.
¿Va a recurrirla?
Está claro. Tengo el apoyo del periódico y de la empresa
editora porque son conscientes de que lo que nos jugamos aquí es el hecho de
que la extrema izquierda, los comunistas españoles, tengan derecho a veto
sobre lo que se habla de la Guerra Civil y de nuestra historia. Y eso no lo
pienso consentir. Quieren que hablemos todo el rato de la dictadura y de
Franco, pero no de las atrocidades del Frente Popular, cometidas por gente como
el abuelo de Pablo Iglesias o por Margarita Nelken, que fue la ideóloga de 'las
sacas' y que trataba como si fueran ratas a todos los anticomunistas en Madrid.
Era la jefa del abuelo de Pablo Iglesias.
¿En qué va a basar el recurso?
La sentencia es grotesca y, entre otras cosas, no desmiente
en absoluto los términos en los que yo hablaba. Al señor Manuel Iglesias se le
buscó durante toda la guerra, entre otras cosas, por el crimen del que se
le acusa, que es el de sacar al marqués de San Fernando de su casa y matarlo.
Esto no es una opinión ni forma parte de la propaganda de la época, sino que es
un hecho probado. De ahí que estemos dispuestos a acudir al Tribunal Supremo y
al de Estrasburgo si no nos dan la razón las siguientes instancias judiciales.
Porque, repito, lo que nos estamos jugando es la libertad de hablar de nuestro
pasado de una forma que no les guste a los comunistas. A los enemigos de la
libertad y a los manipuladores de nuestra memoria y de nuestra historia.
¿Está diciendo que en España no pueden hablar con la misma
libertad los que defienden a los republicanos que los que critican 'las sacas'?
Claro. La anomalía de España, que era el Franquismo, nos ha
llevado a esta situación, que es terrible y que surge del éxito del comunismo
en la Segunda Guerra Mundial. Los comunistas son parte de los buenos y eso
provoca que todas las evidencias y las pruebas que aparecen a partir de
1956 sobre la represión que provoca y sobre el brutal aplastamiento de sus
enemigos, se obvien. Principalmente, porque hay una singularidad en el nazismo
que es el holocausto y es lo que más pesa en ese momento. Pero en todo lo
demás, es una ideología igual de criminal. Pese a esto, en Europa Occidental
eso no se ha aceptado y los comunistas siguen teniendo una especie de plus.
No se puede consentir que los comunistas tengan derecho a
veto sobre nuestra memoria.
Usted lo denunciaba en su artículo de ABC del
miércoles, en el que hablaba del dominio del marxismo cultural.
Exacto. Eso hace, entre otras muchas cosas, que mientras
aquí se identifica comunismo con progresismo, en los países del Este de Europa
se le considera una ideología reaccionaria y criminal. De hecho, allí están
prohibidos tanto los símbolos nazis como los comunistas. Eso no se sabe en
España porque la izquierda radical trata de que sólo se hable de lo que
quieren sus simpatizantes.
Algo habrá hecho mal la derecha en la que usted se encuentra
para que se haya producido esta situación, ¿no?
En España, la derecha tiene un complejo con el Franquismo
que ha llevado a que no defienda ninguno de sus valores por temor a que la
izquierda los identifique con la dictadura. Eso ha afectado a la idea de la
unidad de España o al de la autoridad, dos conceptos muy importantes que hoy se
encuentran en entredicho. Se puede decir que mientras la derecha ha hecho una
dejación de sus funciones en este sentido, los jóvenes han sido adoctrinados en
espacios como las universidades, dominados por el marxismo cultural. Dicho
esto, no tengo duda de que en España hay una sólida masa de ciudadanía que se
rige por una serie de valores profundos y permanentes, pero que en este
país son ridiculizados, caricaturizados y sistemáticamente atacados por la
prensa, el cine o la televisión.
¿Pero no es exagerado pensar que las personas de ideología
conservadora viven sometidas a una permanente humillación?
Es que es así. Se conciben como normales mensajes sectarios
y equivocados. El 'abajo el capital', el hecho de que se hable de que el
empresario es siempre un canalla, de que el cura siempre es un pederasta, de
que el rico es siempre malo, de que aquel que ha prosperado es culpable siempre
de explotar a los demás y es una mala persona... Es un discurso cultural
horrendo.
Ha situado anteriormente el foco sobre la televisión. ¿Qué
papel atribuye al duopolio Atresmedia-Mediaset en este fenómeno que denuncia?
El duopolio es un capítulo negro de esta democracia en la
que tantos privilegios se ha entregado a los enemigos de España. Es una
anomalía que viene de la época de (José Luis Rodríguez) Zapatero, de ese aciago
2004 del que tantas cosas se nos han ocultado. Recordemos que este presidente
inventó La Sexta para unos amigos y que, poco después de abrirla, estaba en
quiebra. No podía seguir ni un minuto más.
Ahí surge el interés de Atresmedia...
Lo que ocurrió fue que, cuando llegó el PP, en una operación
totalmente irregular, unifican La Sexta y Antena 3 para obtener el favor del
Grupo Planeta, (Jaume) Roures y compañía, que es algo que le interesaba
especialmente a la vicepresidenta del Gobierno. Desde entonces, este canal se
ha dedicado a reventar al PSOE y a fomentar la extrema izquierda.
Cuatro y La Sexta son órganos de extrema izquierda en los
que se sacude todo el día a la Constitución.
¿Y qué hay de Mediaset?
Mediaset, cuando ve que la fórmula funciona y sube la
audiencia, convirtió Cuatro en algo parecido a La Sexta. En un órgano de
extrema izquierda donde están 24 horas al día y 7 días a la semana sacudiendo a
la Constitución y a las instituciones, haciendo apología del Frente Popular y
del fraccionamiento de España. En fin, todos los enemigos de España tienen su
cabida en esas dos cadenas, independientemente de que metan -supuestamente,
para poner el contrapunto- a profesionales como (Francisco) Marhuenda o
(Eduardo) Inda.
¿Pero no suena un poco extraño el hecho de que el
Gobierno hiciera esta concesión a las televisiones que ahora le atacan, como
usted dice, todos los días?
Es que en Cuatro y La Sexta se omiten premeditadamente datos
que son especialmente vergonzantes para el PP, como el hecho de que haya
liquidado el partido en regiones como el País Vasco, o de que haya realizado
permanentes cesiones a la izquierda ideológica, como mantener la miserable Ley
de la Memoria Histórica, que es la punta de lanza de todo el revanchismo que
nos afecta. El partido también se ha posicionado a favor de la ideología de
género, que es un mecanismo totalitario que se nos va metiendo por todas las
grietas en el Estado, que nos va a estrangular y que sólo tiene en contra a
grupos fáciles de ridiculizar, como Hazte Oír. La derecha ha renunciado a
denunciar este tipo de fenómenos, que lo que persiguen es el establecimiento de
un régimen en el que la verdad quede proscrita. Y las televisiones, como puedes
deducir, son cómplices de quienes quieren fomentar ese régimen, con la
connivencia del PP.
Acaba de meter en el mismo saco a Rajoy, a Sáenz de
Santamaría, a Pablo Iglesias y a Pedro Sánchez. ¿No resulta un poco difícil de
creer?
Es que es así. Todos están de acuerdo en puntos tan
peligrosos y tenebrosos como la ideología de género, independientemente de que
Pablo Iglesias quiera cargarse (políticamente) a Rajoy y ahorcarnos a otros
cuantos. El PP, que es pura cobardía, siempre parece dispuesto a traicionar a
la derecha española.
¿Se siente perseguido por opinar a contracorriente en
terrenos como las redes sociales?
En las redes sociales hay muchísimos canallas. Yo estoy
voluntariamente desde hace varios años y, hasta el momento, no me han logrado
echar, aunque me han dicho y hecho de todo.
He sido víctima de una cacería, aunque no me callarán.
También se las ha tenido tiesas con algunos periodistas en
televisión...
Es que creo que hay muy pocos ejemplos en Europa en los que
periodistas y políticos se hayan puesto de acuerdo para organizar cacerías de
periodistas como la que ha ocurrido en mi caso concreto. Pero bueno, que yo
esto lo hago porque quiero. Creo que es necesario hacerlo. Es necesario que
alguien hable.
¿Pero no cree que habla usted más de la cuenta sobre
determinados temas?
Mira, el problema fundamental de este país es de valor.
Nadie es capaz ya de arriesgar nada por nada y eso provoca la paralización y la
podredumbre de la sociedad. Y después eso se paga. Mira, me pasaba mucho eso
en El País. En las reuniones editoriales muchas veces me quedaba solo.
Perdía ante la corriente mayoritaria. Y había muchos días en los que, después
de la reunión, unos cuantos de los que habían asistido se acercaban a mí y me
daban la razón.
Le daban la razón en la cafetería, pero no delante del
jefe...
Exacto. Eso es muy típico en un país en el que las madres
les dicen a los hijos que no se signifiquen, que no llamen la atención. Aquí
nadie dice realmente lo que piensa, todos calculan el efecto de aquello que
estiman que puede afectar a su prosperidad, a su seguridad o a su imagen. Nadie
dice nunca la verdad. ¿Cuándo empezó esto? Pues yo qué sé, quizá durante la
Inquisición. O incluso antes. El caso es que hoy en día es un hábito, la gente
nunca dice la verdad y eso pudre a una sociedad.
Hablemos de usted. ¿Cuándo considera que empezó esa campaña
que denuncia contra su persona?
Cuando me fui de El País. Yo para todos ellos era un
hereje. Sabían que venía del PP, pero también tenían claro que yo no era
un meapilas ni venía del Opus. Digo el Opus porque todos sus miembros
han hecho siempre grandes ejercicios de hipocresía para estar en lo
políticamente correcto, en la izquierda. Pero yo no soy así y eso en El
País les descolocaba.
Usted se va de El País, ¿y qué ocurre a continuación?
Que aterrizo en Telemadrid y empiezo a decir cosas que no se
decían en ningún otro sitio. Entonces, desde el programa de 'El Gran Wyoming'
empiezan a emitir un vídeo-montaje, manipulado, en el que se decía que yo
quiero matar musulmanes sin especificar en absoluto en ningún sitio que aquello
era una broma. Entonces, yo lo llevo a juicio, claro. Quisieron mi asesinato
civil.
¿Cree que su fuerte reacción les dio más motivos para
continuar?
Es que todos los días me llamaban borracho, fascista, nazi y
no sé cuántas cosas más. Yo les llevé a juicio por aquel caso. Te repito:
quisieron mi asesinato civil. Yo desde entonces tengo claro el porqué somos tan
pocos los que nos atrevemos a hablar.
¿Por qué?
Porque nadie quiere exponerse a que le pase lo que me ha
ocurrido a mí en La Sexta. Nadie se expone a que le crucifiquen, a que le
llamen nazi, a que se rían de él o a que le monten coros llamándole borracho en
la calle. Ni políticos, ni periodistas, ni tan siquiera un juez con una sentencia
contraria a lo que defiende esta gente. Nadie en España lo quiere, y con mucha
razón. Eso sí, yo he sufrido esas consecuencias y las he sobrevivido con mucha
tranquilidad. Y ahora tengo casi 60 años y, como comprenderás, ya no me van a
intimidar.
Sea sincero, ¿ha tenido la tentación de retirarse?
No, de retirarme no, aunque sí de dedicarme a escribir y
apartarme de este tipo de personas, que son basura, cobardes, hipócritas y
delincuentes. Pero he seguido porque creo que si se pierde esta batalla, este país
ya sí que no tendrá ninguna solución.
¿Considera que existe menos libertad para hablar que hace 30
años?
Hay mucho más miedo hoy. Mira, mi padre fue juzgado por
injurias al jefe del Estado en los años 60, en España, denunciado por los
March, y tuvo dos juicios. Los periodistas más pelotas no quisieron saber nada.
Fueron muy poquitos los valientes que se pusieron de parte de mi padre. Pues
bien, ganó los dos juicios: a los March y a Franco. Dudo que eso pudiera pasar
hoy en día.
¿Está entonces la sociedad atenazada por lo políticamente
correcto?
Yo lo que sé es que el deterioro es permanente. Han creado
mecanismos para aterrorizar a todo el mundo. Y la gente se asusta y cada vez
dice menos lo que piensa. Estamos creando una sociedad miedosa y bloqueada. Esto
es así porque te pueden cerrar, te pueden bloquear y te pueden cortar lo que
quieran y cuando quieran con los argumentos más peregrinos. Cuando la ofensa a
alguien es un pretexto para impedir expresarte, el resultado es la muerte de la
sociedad.
¿Cómo se cambia esa dinámica?
Yo creo que la gente debería arriesgar un poquito de su
seguridad, de su bienestar o de su tranquilidad. Mi único interés es que haya
una serie de gente que defienda esas libertades. Y creo que la hay, lo que pasa
que en condiciones heroicas y asustados. Hoy en día todos se plantean el precio
que tiene expresar su opinión. Es acojonante.
Se refería antes a su período en Telemadrid. Parece difícil
pensar que en esa cadena, controlada por el Gobierno de Esperanza Aguirre en su
día, no recibiera alguna orden de arriba.
Pues no la recibí jamás. Además, todo el mundo que me conoce
sabe que no la hubiera aceptado.
Es consciente de que en ese período se registraron
varios casos de manipulación informativa, ¿no?
Mira, yo he sido subdirector del diario El País y
ahí sí que se recibían órdenes.
Ya que lo cita, aprovecho para preguntarle por su antigua
empresa. ¿Cómo ve Prisa?
Hundida. ¡Pero si estaba quebrada y la salvó Soraya (Sáenz
de Santamaría)!. Y ahora allí se trabaja para ella.
Iniciado agosto, cada vez está más cerca el 1 de octubre,
fecha clave en Cataluña. Usted, que conoce bien los Balcanes, sabe bien que en
España se ha advertido en reiteradas ocasiones del proceso de 'balcanización'
que aquí tiene lugar. ¿Ve similitudes entre estos territorios?
Yugoslavia era un país artificial creado por los vencedores
de la Primera Guerra Mundial, con un espíritu sentimental, sustentado en el
siglo XIX con la eslavofilia de entonces. Por eso sólo sobrevivió bajo la
dictadura. Era un país evanescente y en cuanto la gente pudo expresar su
opinión, desapareció. Lo de Cataluña es muy distinto. Yo no estoy de acuerdo
cuando se habla de 'balcanización'. Allí se ha dejado crear, por la debilidad
de la democracia española y de las fuerzas políticas, un mensaje tribal y
fascista. No era ni lógico ni necesario y se dieron todos los elementos a los
más radicales del nacionalismo para excluir a España de su territorio.
Habla usted poco menos que del harakiri de
España
Es que ha sido un suicidio. España se dejó cortar un miembro
porque se pensó que podía vivir sólo con la cabeza. Eso fue absurdo. Les dimos
las herramientas para crear un pasado artificial y ahora nos están robando el
derecho a decir la verdad sobre nuestra historia. Quieren hacer desaparecer
hasta el último rastro de lo que pudiera identificarse con España a base de
mentira, a base de coacción, a base de chantaje, a base de hundir la vida de
las familias que quieren una educación en español, un idioma que hablan cientos
de millones de personas. Mientras tanto, en Madrid se está mirando para otro
lado. Lo están entregando todo a cambio de una mínima estabilidad para 3 meses.
¿Cree que todo esto culminará con la independencia de
Cataluña?
Lo que creo es que esa ideología es fascista e insaciable.
Por eso, si consiguen la independencia, nos meterán posteriormente en una
guerra. Porque ellos no pueden parar y al día siguiente de independizarse
reivindicarían Aragón y Valencia. Es lo mismo que ocurrió con Alemania y los
Sudetes y Polonia. Si es que esa historia no es tan vieja. Si es que está ahí
al lado.
viernes, agosto 04, 2017
EL TEMERARIO ALCALDE DE TUBINGA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes,
04.08.17
Atacar a Merkel por dividir a Alemania tiene su precio
EL alcalde de la venerable ciudad universitaria de Tubinga
es un miembro del partido de Los Verdes. Pronto podría ser un nazi. No, no se
asusten. No es que vaya a ganar ningún partido nazi las elecciones en aquella
bella ciudad suaba. Entre otras cosas porque, al contrario que en España, los
partidos enemigos de la Constitución no pueden concurrir allí a las elecciones.
También porque, al contrario que en España, el cargo público electo que no jure
expresamente la Constitución con la fórmula textual establecida, nunca
accedería al cargo. Allí no permitirían payasadas de juramentos mezclados con
amenazas como se aceptan en España. Tampoco será porque el muy razonable
alcalde, Boris Palmer, se convierta a esa ideología criminal. Lo que sí ha
sucedido es que Palmer se ha atrevido a escribir un libro en el que cuenta
muchas realidades de la Alemania actual que permanecen ocultas porque los
medios y los políticos así lo prefieren. Y arremete en el libro contra quien él
considera principal responsable de un grave deterioro de la seguridad,
cohesión, bienestar y confianza en el futuro de los alemanes. Ese alguien es
Angela Merkel. Atacar a la canciller es posible, faltaría más, por eso se trata
aún de un país con cierta libertad de expresión. Por mucho que la nueva ley de
control de las redes sociales del ministro de Justicia, Heiko Maas, haya sido
ya adoptada por Vladímir Putin y Aleksandr Lukashenko como modelo para sus
respectivas dictaduras con elecciones en Rusia y Bielorrusia. Por mucho que los
alemanes tengan hoy probablemente más miedo que nunca desde 1945 a dar su
opinión real.
Merkel puede ser criticada en materia económica, hasta sobre
sus decisiones bonapartistas, tomadas personalmente sin consulta, como el
abandono de la energía nuclear. De un día para el otro, a caballo de la ola de
histeria por el accidente de Fukushima y sin reparar en daños ni seguridad
jurídica. Pero que nadie ose un ataque a la canciller por los catastróficos
efectos de su política de inmigración. El que lo haga se verá pronto tachado de
racista, xenófobo, cruel y, al final, con seguridad, de nazi. Igual que en
España se usa el arma arrojadiza del insulto de «facha», tan eficaz por el
miedo que le tiene toda la derecha, quien se salga del consenso socialdemócrata
hoy en Alemania pasa a ser automáticamente un nazi. Así les pasa a pensadores,
políticos democráticos o líderes políticos extranjeros. Y probablemente le pase
al alcalde de Tubinga. Ya fue temerario al denunciar la repercusión de esta
inmigración sobre la seguridad y la criminalidad en su ciudad y en toda
Alemania por extensión. En su libro parte de una certeza que elige como título,
una verdad palmaria que debiera tener efectos prácticos y no los tiene: «No
podemos acoger a todos».
Pero el autor va más allá de los daños generados con estas
oleadas de inmigrantes. Palmer acusa a Merkel de haber roto la convivencia, la
unidad del pueblo alemán que se reinstauró con la reunificación. Con la
pretensión de que solo su posición ante la inmigración es íntegra y moral, la
canciller ha causado un gravísimo daño a la cohesión nacional al polarizar en
campos cada vez menos conciliables a defensores y adversarios de su política.
Esa superioridad moral lleva al bando de la canciller a no reparar en medios
para destruir al despreciable adversario carente de virtud alguna. Esa
polarización a la que Merkel ha arrastrado a todo el espectro parlamentario
alemán tendrá sus efectos a corto o medio plazo. El alcalde de Tubinga dice
muchas verdades y eso hoy hace romper a uno siempre con el bando de la
socialdemocracia transversal de Merkel.
martes, agosto 01, 2017
HORAS ESTELARES DE LA VILEZA
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Martes, 01.08.17
Hoy las
universidades de ciencias sociales son con escasísimas excepciones meras
escuelas de adoctrinamiento marxista
EL 3 de
junio de 2008 y a iniciativa del escritor, disidente y presidente checo Vaclav
Havel, una de las máximas referencias morales de Europa desde la II Guerra
Mundial, se publicaba la «Declaración de Praga». Muchos no sabrán de ella porque
a pesar de los colosos del pensamiento, la política y la moral que la suscribieron
y apoyaron, se impusieron quienes querían impedir que cuajara como el vademecum
moral de Europa y antídoto frente a renovados proyectos totalitarios y la
mentira histórica. La declaración de Praga instaba a tratar al comunismo igual
que a la otra ideología criminal, el nazismo. Pero en los círculos políticos,
mediáticos y culturales de la Europa occidental muchos no querían asumir la muy
clara equiparación asesina de ambas ideologías. Había razones. El nazismo había
sido derrotado sin paliativos. Pero el comunismo había logrado, incluso tras la
caída del muro, una eficaz metamorfosis para evitar la catástrofe histórica que
muchos creyeron consumada. En el Tercer Mundo lo logró con su vertiente
indigenista y antiimperialista del Foro de Sao Paulo. En el Primer Mundo había
consumado su conquista de la hegemonía en el pensamiento de la socialdemocracia
y la política del consenso democrático y controla discurso y pensamiento y
persigue y reprime cualquier disenso. El marxismo, hundido como proyecto ideológico
práctico por sus sangrientos y criminales fracasos en todo el mundo, había
cambiado de formas de actuación, simbología y estrategia. Pero manda. Aquellos intelectuales que, con Marcuse, se
lo habían llevado antes de la guerra a «tunearlo» en universidades
norteamericanas, para los años sesenta ya estaban en Europa de vuelta iniciando
el asalto a las universidades. Aquella Escuela de Frankfurt se convirtió
después con Habermas y los suyos en el bacilo marxista que infectó todo el
discurso intelectual occidental y elaboró el nuevo discurso multicultural y
antiplural, antioccidental que ha vaciado las resistencias del sistema de
valores de la sociedad abierta. Hoy las universidades de ciencias sociales son
con escasísimas excepciones meras escuelas de adoctrinamiento marxista. Basado
en la agresividad reivindicativa de minorías, política de género, inmigración
liquidadora de identidades europeas, destrucción de tradiciones y anclajes
culturales y afectivos e imposición de su agenda. Se combate toda discrepancia
con su arma letal de la corrección política y la más brutal intolerancia. Y
todo asumido con ceguera suicida por las fuerzas políticas moderadas.
Los
esfuerzos de probidad e integridad intelectuales de Havel y tantos heroicos
resistentes a nazismo y comunismo son historia. Y la mediocridad
socialdemócrata ha aceptado la supremacía del discurso neomarxista que combate
con fiereza tanto la verdad histórica como todo intento de cuestionar su
hegemonía. Quien lo haga es tachado de nazi o ultraderechista. Individuos,
grupos o gobiernos que intentan buscar vías alternativas son aislados,
difamados, acosados. Aquí en España lo tienen aun más fácil. La miserable Ley
de Memoria Histórica de Zapatero, blindada por su sucesor Rajoy, es un crimen
contra la verdad histórica y contra la integridad de la sociedad española. Los
españoles son obligados a nutrirse de mentiras convenientes para las fuerzas
totalitarias que perdieron la guerra y quieren revancha contra todo el que no
se doblegue. Aun así, hay motivos para la esperanza para quienes creen en el
hombre libre como imagen de Dios y en la fuerza del espíritu que tantas veces
ha salvado a Occidente de esclavitudes como la que amenaza al final de este
nuevo experimento con humanos. Miren a los ojos a sus seres queridos y sentirán
que somos capaces de superar esta hora estelar del oprobio y la vileza. Como
tantos anteriores.