UN CONTINENTE DIVIDIDO SE ENFRENTA A LA PEOR CRISIS HUMANITARIA EN 70 AÑOS
Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo, 30.08.15
La Unión muestra una falta absoluta de control sobre esta
inmensa ola de refugiados que pone en peligro su futuro
EFE
El Gobierno de Suiza
ha organizado unas maniobras de su ejército bajo el nombre de Conex15 entre el
16 y el 22 de septiembre. Los juegos de guerra parten de un escenario supuesto
muy concreto: la Unión Europea se ha desmoronado y han estallado graves
conflictos en el continente, existen nuevas fronteras y nuevos países, con una
general descomposición del orden público, ataques, sabotajes y asaltos a
almacenes y depósitos de alimentos y combustibles, y ataques a infraestructuras
de suministro y comunicación. Todo ello en el marco de la proliferación de
enfrentamientos étnicos y grandes movimientos migratorios que cruzan la propia
Suiza y Europa. No es ciencia ficción. Ni un juego de mesa o de simuladores de
ordenador de unos profesores universitarios extravagantes. Son unas maniobras
militares de gran importancia dentro de dos semanas con 5.000 soldados de la
Confederación Helvética y amplia cooperación de su protección civil y la
administración.
La franqueza con la
que Suiza expone sus peores previsiones para Europa debiera hacer reflexionar a
muchos que parecen creer aún que la crisis migratoria es un problema de
Alemania, Suecia y algún otro país rico, que afecta colateralmente a países de
paso. Se equivocan de forma drástica. Y quizás suicida. La crisis que ha
estallado este verano en Europa, si se mantiene fuera de control como es el
caso ahora mismo, amenaza creíblemente con hacer colapsar los instrumentos de
cooperación, los mecanismos de seguridad y hasta el orden público en Europa. La
marea humana ha generado ya un estado de emergencia que eclipsa por completo en
la agenda política las otras crisis, algunas muy graves, como la del euro, la
creciente polarización norte-sur, la amenaza oriental de Rusia y los
movimientos populistas que ponen en peligro a las democracias de muchos países
miembros.
Efecto llamada
Europa se ha
convertido en la meta de grandes movimientos migratorios que se han puesto en
marcha en África, Oriente Medio y Asia. Por distintas razones y circunstancias
en sus diversos orígenes aunque el islamismo juegue un papel fundamental en sus
dimensiones. Todos quieren venir a Europa. Son migrantes que buscan prosperidad
y esperanza o solo cobijo y sustento. A la isla Ellis, puerta de entrada a
Estados Unidos, llegaba el inmigrante en pasados siglos dispuesto a luchar,
triunfar o fracasar, nunca a demandar un sustento. A Europa viene con la
certeza de que en el peor caso será mejor tratado que en su país de origen. Y
con la demanda informada de unos derechos que en Europa tiene y en su país ni
concebía. Es ese un efecto llamada imbatible, del que disponen los traficantes.
Es el estado real de las cosas, los hechos en origen y destino. Es una
vergüenza que Europa no ofrezca un trato más digno a estos seres humanos que
caminan ahora de sur a norte por caminos y raíles de los Balcanes. Pero ninguno
dirá que quiere volver a su casa ni dirige su camino hacia otros lares, hacia
países árabes o islámicos. Ni a la Rusia de Putin. Todos quieren ir a Alemania,
Austria y a Suecia. Todos buscan la sociedad abierta y capitalista del infiel.
Al parecer solo
Ángela Merkel vuelve a estar a la altura de las circunstancias. Y eso no es
suficiente. Ella pide y obtiene —aunque nadie crea que para siempre— apoyo y
solidaridad mayoritario en Alemania, donde hay memoria como pueblo deportado
por millones en 1945. Pero fuera no. Porque no se tiene ese compromiso ni
conciencia y porque se teme no solo la ruptura del tejido social y una carga
inmensa y para siempre. También hay miedo a la amenaza de un islamismo que es
una causa principal de la crisis actual. Y que también llega. Justificadas son
las críticas a la falta de acción de muchos gobiernos. Lastimosas otras, de
ONU, Comisión o de profesionales del buenismo que son capaces de dinamitar la
seguridad de todos, inmigrantes incluidos, a cambio de dos titulares con buena
conciencia. La falta de una política unitaria no solo merma la eficacia ante la
crisis. Genera fuertes tensiones y desconfianzas que tienen graves efectos para
la cohesión.
La región más
generosa
Pero es la total
falta de control de una ola humana que ha arrollado sus fronteras, sus leyes,
sus previsiones y sus organismos humanitarios y policiales lo que convierte
esta crisis en un fenómeno de potencial destructivo sin parangón. Es la falta
de mando sobre su propio destino que demuestra Europa lo que dispara las
alarmas como nunca desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Porque del
control y la gestión de este fenómeno dependen la vida, la prosperidad y
seguridad y el futuro de los 500 millones de habitantes de este pequeño y
afortunado rincón del mundo. Y de su solidez como unidad democrática depende
también su capacidad futura de ayudar al resto del mundo y de absorber
inmigración de forma controlada. La UE es la región del mundo más próspera,
generosa, social, compasiva y benéfica del mundo y de la historia de la
humanidad. Es esto una verdad incontestable por mucho que los europeos se
lamenten de su suerte. Quienes más protestan desde dentro son quienes gozan ya
tanto tiempo de pertenencia a esta privilegiada comunidad internacional de
derecho que sus sociedades no recuerdan ya lo que supone vivir fuera de ella.
Hace unos años era
ese hartazgo el mayor peligro para el futuro de la UE, cuestionada por la
amplitud y las diferencias de intereses que se habían generado con las
sucesivas ampliaciones. La amenaza para Europa hoy es mucho más inmediata y
total. De mayor inminencia y calado. Está en esa pérdida del control de la
masiva inmigración, capaz de dinamitar toda estabilidad política, la seguridad,
los tejidos sociales y la convivencia. Sin una respuesta urgente, global, común
y eficaz, Europa podría tambalearse y ver como se desmoronan sus principales
conquistas basadas en la paz, la seguridad y la ley. Entonces podría cumplirse
ese augurio suizo de Conex15 y Europa acabaría rota en estados muy parecidos a
aquellos de los que huyen quienes llegan hoy en masa.
EL HORROR COMO ADVERTENCIA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 29.08.15
Hay millones esperando en el sur. Si reciben satisfacción,
muchos otros millones querrán seguirles
EFE
El futuro Del
control de este fenómeno hoy descontrolado depende nuestro futuro
Es muy difícil
afrontar con racionalidad una crisis en la que se repiten a diario miles de
escenas como la portada de ayer de ABC. Una crisis con escenarios caóticos y
dramáticos. Estamos en un estado de emergencia europeo no declarado en el que
el horror puede alcanzar cotas inconcebibles. Como en el camión en el
Burgenland en Austria. En el que 71 seres humanos sin espacio para sentarse, en
el frigorífico de un pequeño camión, murieron asfixiados uno tras otro,
aplastados unos bajo otros, entre gritos y convulsiones en un final de espanto
que debió convertir al primero en morir en afortunado. En Libia se recogían
cadáveres del agua ayer, casi un año después de proclamarse en Europa la
necesidad de acabar con lo que se convertía – y ya es– una inmensa cabeza de
playa y puerto del tráfico de humanos de Oriente Medio, África y Asia. Nada se
ha hecho.
El Estado Islámico
dicta la agenda y nos inunda Europa de población aterrorizada. Con los propios
yihadistas probablemente participando en el multibillonario negocio del
tráfico. En Viena, Angela Merkel ha buscado la cooperación de los países de los
Balcanes occidentales. Su emigración, sin derecho a asilo, inunda centros de
acogida y bloquea la absorción de refugiados reales. Pero sin unidad en el seno
de la UE, tampoco la hay fuera. Merkel puede contar aun con el apoyo
mayoritario de una sociedad alemana, surgido del recuerdo del nazismo y del
sufrimiento alemán en la limpieza étnica en el este europeo que generó millones
de refugiados. Pero no eternamente. Y no puede contar con el resto de países
europeos. Muchos no se ven en condiciones de asumir una carga que nunca
concluirá y tras la que adivinan cifras horrendas. Hay millones esperando en el
sur. Si reciben satisfacción, muchos otros millones querrán seguirles.
El reto es inmenso. Y
nadie lo dude: del control de este fenómeno hoy descontrolado depende nuestro
futuro. Toda solidaridad actual se tornará hostilidad y violencia si no se
controla pronto. Otros problemas también amenazan a Europa. Pero ninguno como
este. Sin respuestas racionales y eficaces puede ser el principio del fin del
sueño europeo. Y el comienzo de una pesadilla. Que por cierto los vecinos
suizos ya no excluyen.
El ejército suizo va
a celebrar maniobras del 16 al 25 de septiembre bajo el nombre de « Conex 15 »
. El escenario imaginario, según queda expuesto en la página oficial de la
Confederación Helvética, parte de una Europa sumida en el caos, fracasada la
unidad, con nuevos países, nuevas fronteras, una profunda crisis económica y
graves tensiones y conflictos por materias primas, asaltos, colapso de orden
público, organizaciones criminales, sabotajes, saqueos de depósitos de
alimentos y combustible. «Y fuertes tensiones étnicas que llevan a grandes
movimientos de refugiados a través de Suiza», concluye.
Los 5.000 soldados
suizos se ejercitarán en la protección de almacenes e infraestructuras de
suministros y comunicación, defensa de fronteras y operaciones hostiles
internas, coordinación con defensa y protección civil. Los planificadores militares
suizos no son ni agoreros ni frívolos catastrofistas. Hacen previsiones.
EL AGRAVIO QUE TODO EXPLICA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 28.08.15
Los Flanagan de todo tipo consideran que el hecho de haber
sido objeto de agravios les otorga el derecho de tomar medidas más allá de las
leyes
EL periodista Vester
Lee Flanagan lo dejó claro en su testamento. En nada menos que 23 folios que
mandó a la cadena ABC en su último y patético esfuerzo por pisar posteridad. Es
la explicación y la justificación, y pretende además ser el legado del necio
justiciero. Vester mató a tiros a dos colegas porque vivían mejor que él. Eso
le dolía. Se sentía profundamente agraviado. «(…) Mi ira ha ido creciendo a lo
largo del tiempo. He sido un barril de pólvora humano durante mucho tiempo».
Pobre. Resulta que el asesino había cumplido los 41 años y las cosas le iban
mucho peor que a Alison Parker que tenía 24 y a Adam Ward de 27. Aquello tenía
que tener alguna explicación más allá de que él fuera un descerebrado de tan
malos modales que tuvo que ser escoltado hasta la puerta el día que le dieron
el finiquito en la cadena de televisión local, ahora trágicamente famosa para
una semana. Y la explicación era más que obvia. Todo el talento maravilloso que
poseía, su triunfo mediático y la fama eran boicoteados y saboteados por la
empresa televisiva, por su pueblo y por el mundo. Por Alison y Adam. ¿Y por
qué? Porque era negro y homosexual. Y porque sus dos colegas a los que tan bien
iba el trabajo y la vida y tan insultantemente felices y satisfechos se
mostraban, eran blancos y rubios y heterosexuales. Canallas. Blancos como los
policías que son racistas cuando matan negros, pero no cuando matan blancos. El
discurso del agravio funcionó.
Vester Lee Flanagan
sufría la bárbara injusticia contra él por una conspiración racista y homófoba.
Era más necesario que hiciera algo. La épica del justiciero para vengarse a sí
mismo, condimentada a la postre con una referencia a la matanza racista en una
iglesia de la comunidad negra en Charleston. Por eso se lió a tiros con la
pareja de periodistas blancos y heterosexuales. Dirán que estaba loco, que lo
estaba. Pero obedecía a la lógica dominante en las sociedades desarrolladas y
muy especialmente en EE.UU., patria de la discriminación positiva. Cuando en
una sociedad democrática se aplica de forma distinta la ley a unos ciudadanos y
a otros y se hace evocando agravios pasados, es comprensible y habitual que
miembros de las diversas comunidades valoren sus agravios de forma distinta y
también gradúen ellos el respeto que han de tener a la ley para hacer justicia
o venganza. Los desmanes, abusos y crímenes se explican permanentemente con
agravios sufridos en la infancia, en la vida, en la vida de los padres o
incluso en la de los ancestros de los responsables.
Los Flanagan de todo
tipo, individuos dispersos o comunidades organizadas, consideran que el hecho
de haber sido objeto de agravios –reales, supuestos– les otorga privilegios, el
derecho, cuando no el deber, de tomar medidas más allá de las leyes. No todos
los casos son tan terribles como el de Virginia. O como las tragedias
resultantes de las leyes de la ideología de género. Hay algunos hasta
divertidos. En España, los ciclistas se consideran tan maltratados por los
coches que creen que ellos no tienen que respetar las reglas de tráfico. Los
manteros no entienden cómo se puede ser tan racista como para pedirles que
paguen impuestos como los demás comerciantes. Y los nacionalistas, siempre
agraviados, montan un golpe de Estado después de violar todas las leyes y
sentencias que han querido, y se ofenden cuando alguien sugiere que no habría
que financiarles el crimen político. El agravio lo disculpa todo.
A VUELTAS CON LA ISLAMOFOBIA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 25.08.15
Incapaces de tomar decisiones eficaces, solo hay peleas
paralizantes en la UE
LA islamofobia es el
odio a todo lo musulmán por su relación con la religión o la cultura del islam.
Como todo odio a una religión y prejuicio contra seres humanos inocentes por
ser creyentes o miembros de una cultura, la islamofobia, nadie lo duda, es una
aberración, un fenómeno absurdo, injusto y esencialmente malvado. Al margen de
las opiniones sobre el islam como religión o cultura. Nadie lo discute salvo
quienes la padecen. Dicho eso, resulta grotesco que cada vez que se produce un
intento de atentado o una consumada salvajada por parte del islamismo, nos
mortifiquen a los occidentales con la letanía de la islamofobia. Como si fuera
la más grave amenaza sobre nuestras cabezas. La islamofobia, de momento, no
mata. En Europa, desde el asedio de Viena en 1683. Por el contrario son muchos
miles los muertos adjudicables a la cristianofobia, a la judeofobia o
simplemente a la fobia al mundo occidental y a la civilización. Aquí siempre
matan los mismos. Nunca son islamófobos, siempre islamistas. La islamofobia
solo ruge en el seno del islam donde sus corrientes y sectas se matan con tanta
crueldad y entusiasmo como en el medievo. Europa ha acogido a muchos millones
de musulmanes que han encontrado aquí el bienestar, la seguridad y la
esperanza. Han logrado en Europa un profundo respeto a su dignidad como
personas y como comunidades. Todo lo que se les negaba en sus países de origen
que bajo el dominio cultural y religioso del islam son, con muy pocas y
cuestionadas excepciones, unas sociedades subdesarrolladas y estados fracasados
y despóticos.
No se han topado con islamofobia, sino con una inmensa
generosidad que, nadie lo dude, solo son capaces de ofrecer las sociedades de
raíces culturales en la religión cristiana. Como de hecho sucede ahora otra vez
con esta crisis de unos refugiados que, nadie olvide, proceden en su inmensa
mayoría de países musulmanes, ya africanos ya de Oriente Medio o Asia. Muchos
no son conscientes de las dimensiones que han adoptado estos acontecimientos.
En muchos lugares del norte de Europa se producen de un día al otro cambios
colosales en la estructura de población. Pueblos de unos centenares de
habitantes y sin extranjeros amanecen con un 20 por ciento de población de
hombres jóvenes africanos deambulando por calles y plazas. Otros con la plaza
alfombrada con sirios y libios orando de cara a la Meca. Con todos los
servicios asistenciales colapsados. Con peleas de clanes y conflictos entre
refugiados de diversas procedencias. Y quien se irrite o tenga miedo o se
moleste u ofenda, que se aguante. Porque los políticos y las gentes que viven
en los barrios nobles de las ciudades están muy vigilantes y a la menor
protesta tachan a los vecinos de racistas, islamófobos y hasta nazis. Y los
racistas y nazis de verdad, aun muy pocos, intentan pescar en este río de
emociones. Ellos dicen entender los temores, sentimientos de abandono y profunda
rabia. Frente a la arrogante corrección de la clase política democrática. Han
comenzado a arder casas en las que había albergados refugiados. La situación es
alarmante, sí. Y empeorará. Porque la UE no tiene decisión, unidad ni coraje
para las grandes decisiones contra las mafias y estados fallidos o canallas,
refuerzo de fronteras exteriores y ofensiva disuasoria exterior. Porque no se
repatría y se otorga así el mismo derecho a quienes son refugiados y quienes no
lo son. Porque consiguientemente el efecto llamada es inmenso. Incapaces de
tomar decisiones eficaces, solo hay peleas paralizantes en la UE y, eso sí,
mucha consigna contra algo que no ha existido y que solo con su política inane
lograrán convertir en un fenómeno político: la islamofobia. Pero nadie se
engañe; si llega, la islamofobia no llegará sola.
EL ESTAFADOR IMPENITENTE
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 22.08.15
Incendiario Tsipras prefiere volver a la campaña con
mensajes incendiarios
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha convocado
elecciones generales nada más quedar aprobado el tercer rescate que recibe
Grecia de la UE, el BCE y el FMI para no hundirse en la quiebra. Dice Tsipras
que los griegos deben votar ahora sobre esta gestión, tras siete meses de
legislatura. Porque lo aconsejan las dificultades con su propia mayoría en el
parlamento heleno. Allí los más radicales izquierdistas de Syriza se rebelan
contra las condiciones del rescate y exigen lealtad a un programa que Tsipras
hace tiempo tuvo que olvidar para que los griegos cobraran y comieran.
REUTERS
Alexis
Tsipras al salir ayer de la sede de su partido en Atenas
Que los compañeros de aventuras populistas leninistas en el
sur de Europa aplaudan la decisión de Tsipras es lógico. Aunque no deja de
tener gracia. Porque a muchos les va a costar repartir lealtades entre el hasta
ahora encumbrado y adorado Tsipras y los comunistas más radicales que se han
escindido de Syriza y acusan al primer ministro de traidor. Estos han anunciado
que se presentarán como Unidad Popular, que forman grupo parlamentario hasta
entonces y que defenderán la vuelta al Dracma y la ruptura con Bruselas. Menos
sentido tiene que le rían la gracia de esta convocatoria de elecciones a
Tsipras Gobiernos y partidos democráticos en países aun socios de Grecia en la
Unión Europea. Porque lo cierto es que Tsipras es un estafador impenitente que
engaña con alegría y fruición a propios y extraños. Y esta convocatoria no es
sino una prueba más de ello.
Si Tsipras quisiera ahora afrontar con seriedad y honradez
todas las reformas a las que se ha comprometido no convocaría elecciones.
Tsipras aceptó las condiciones para recibir un dinero que ha salvado al país de
la quiebra nacional. Pero también le ha salvado a él. Porque este rescate ha
evitado que se viera arrollado por una población que habría estado absolutamente
desesperada y entonces sí que ya hambrienta. Y que habría exigido cuentas a un
Tsipras que lanzó a la sociedad griega a la disparatada deriva perdedora del
conflicto chulesco con los acreedores y los organismos internacionales. Que
culminó en el grotesco espectáculo del referéndum. Y la consiguiente
humillación. Si Tsipras quisiera cumplir no se preocuparía de los 30 o 40
diputados del comunismo más radical. Porque tiene a su entera disposición al
resto del parlamento para la política de cumplimiento de las condiciones, de
reformas modernizadoras y la necesaria y ya acordada austeridad. Con un
Gobierno de concentración nacional podría seguir gobernando para aplicar las
reformas prometidas y en gran parte acordadas ya en el parlamento. Pero Tsipras
prefiere ahora perder tiempo. Al menos tres meses hasta que haya un gobierno
real de nuevo. Meses en los que ni se aplicarán como debieran las medidas ni se
generará confianza ni se frenará la huida del dinero que aun queda. Tsipras
prefiere volver a la crispación y polarización, a la campaña electoral con
mensajes incendiarios, más nacionalismo y más hostilidad a Europa. Cuando su
parlamento acaba de ratificar con apoyo de la oposición las reformas acordadas
con la Unión Europea.
Profundizar la crisis europea
Y aunque Alexis Tsipras pretenda ahora erigirse en la opción
transversal, nadie sabe qué efectos tendrá esta campaña ni cuál será el
parlamento resultante. Mientras el Parlamento actual le garantizaba esa
mayoría. Si de cumplir los acuerdos con Europa se trataba, claro. El eterno
tramposo quiere aprovechar el desorden en la oposición para hacerse con una
base nueva de poder para beneficio propio. Eso sería legítimo si no pusiera en
peligro todo el andamiaje de acuerdos logrados in extremis con los acreedores. Y
si no se adivinaran nuevas añagazas para perder tiempo en espera de cambios
políticos generales en Europa. Hay quienes creen que Tsipras se ha caído del
caballo. Que reconoce la imposibilidad de su proyecto anticapitalista y asume
el liderazgo de la política reformista. Otros creen que Tsipras gana tiempo y
posiciones en espera no de salir de la crisis griega sino profundizar la crisis
europea.
STEFAN ZWEIG EN PALMYRA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 21.08.15
Quizás Jaled Al Asaad decidió que su tiempo había pasado y
que no quería vivir ningún otro en el que todo lo bello y bueno fuera negado
LO degollaron en la
plaza pública, le cortaron la cabeza, lo colgaron de los brazos a una farola en
el centro del pueblo y colocaron su cabeza bajo los pies. Precariamente sujetas
a las orejas y la nariz, sus gafas de intelectual. Muy francesas. Aunque podían
haber sido de cualquier capital europea o árabe, de las muchas que visitó
Khaled Al Asaad en su larga vida profesional como científico de la antigüedad,
como uno de los grandes arqueólogos sirios y experto en el helenismo. Al Asaad
era el arqueólogo jefe de las ruinas y excavaciones del oasis de Palmyra, una
gema de la antigüedad, una joya del arte, de la creación, la sensibilidad y la
belleza de que es capaz el ser humano, preservada en pleno desierto sirio para
asombro y disfrute del mundo. Al Assad era el guardián de esta ciudad en el
oasis y cruce de caminos. Fue capricho del emperador Trajano como de la mítica
reina Zenobia y dos milenios después es Patrimonio de la Humanidad por
declaración de la Unesco. En dos mil años habrá sucedido casi de todo en
Palmyra. Pero quizás hoy sufra los momentos más tenebrosos de su milenaria
existencia. Porque el pasado 20 de mayo tomaban al asalto la ciudad las fuerzas
fanáticas del yihadismo del Estado Islámico, de IS o Daesh, llámenlo como
quieran. Lo hacían para controlar aquella encrucijada. Pero también para
combatir a los dioses falsos de los infieles y las herejías, sus imágenes,
símbolos y templos.
Estaba claro a qué
llegaban estos salvajes fanatizados. Son conocidas sus gestas destructoras por
Mesopotamia. Es proverbial ya su odio a muerte hacia todos los que protegieran
estas obras de arte y testimonios de un mundo completamente ajeno a la locura
ultrarreligiosa de estos guerreros primarios. Y sin embargo aquel 20 de mayo,
cuando aún podían irse antes de la inminente caída de la ciudad en manos de los
yihadistas, el anciano Jaled Al Asaad ordenó a su familia que huyera y se
pusiera a salvo con tantos miembros de la administración y sus gentes. Pero les
anunció que él permanecería allí en su Palmyra y que allí recibiría a los
conquistadores. El viejo arqueólogo despidió a todos y quedó atrás con todos
los que no tenían adónde ir. Él, que tenía conexiones internacionales que le
habrían hecho quizás más fácil que a nadie el encontrar un refugio allende las
fronteras sirias. Quizás creyera de verdad lo que dijo para tranquilizar a sus
familiares y amigos cuando todos partían. Que él hablaría con los líderes. Que
le respetarían por su autoridad y ancianidad. Y que con su presencia podría
evitar los peores daños a monumentos y yacimientos. O que podría utilizar sus
conocimientos como experto en ayudar a los yihadistas en su expolio y venta de
tesoros artísticos. Porque Daesh no solo destruye, también comercia con los
tesoros de la antigüedad. Y que a cambio podría preservar al menos parte de su
adorada ciudad grecorromana. O quizás no fuese tan iluso. Y supiera ya que
aquellos enemigos de todo lo bueno en lo humano iban a acabar con él. Pero al
final de sus días se negó a separarse de todo lo que le significaban la
belleza, la verdad y la emoción del amor. Del amor a aquellas piedras que eran
para él la vida que merece vivirse. Quizás Jaled Al Asaad, como Stefan Zweig en
Persépolis en 1942, cuando parecía que Hitler se quedaba con el mundo, decidió
que su tiempo había pasado y que no quería vivir ningún otro en el que todo lo
bello y bueno fuera negado. O quiso decirnos que la civilización que no sabe
defenderse frente la barbarie no merece ser vivida.
KARADZIC, MAESTRO EN VALENCIA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 18.08.15
El deber de controlar que los gobiernos regionales cumplan
con la ley es del Gobierno de la Nación
EL Gobierno de la
Comunidad Valenciana asegura no compartir las intenciones de uno de sus más
destacados miembros, Vicente Marzá, de sumar a esta región a la operación
separatista acaudillada en Cataluña por el presidente de la Generalitat, Artur
Mas. Dice la portavoz del Gobierno regional, la vicepresidenta y dirigente del
nacionalista Compromís, Mónica Oltra, que el gobierno del socialista Ximo Puig
no apoya los planes de su consejero de trabajar para destruir España, dinamizar
la Constitución y anexionar Valencia a Cataluña. ¡Vaya, qué bien! Pero trabaja
bien y cómodamente con el enemigo del Estado. El presidente del Gobierno
regional, del PSOE, no tiene ninguna intención de relevarlo. Marzá es un
separatista, un enemigo declarado de España como Estado y Nación, y de la
Constitución. De una Constitución que tenía que haber jurado respetar y
defender, porque si no fuera el caso, no debería estar hoy ejerciendo el cargo
que ocupa y que tantas satisfacciones produce al gobierno del socialista Puig.
Tampoco está libre de culpa el PP, cuya política educativa en décadas ha creado
el caldo de cultivo para esta miseria. Lo cierto es que el deber de controlar
que los gobiernos regionales cumplan con la ley es del Gobierno de la Nación.
Marzá es nada menos
que consejero de Educación, Cultura y Deportes. Es quien establece cuáles son
las directrices educativas a las que están sometidos todos los niños en la
región. El que decide qué aprenderán y escucharán los niños españoles en clase
en toda la región valenciana sobre España, su historia, la democracia, su
Estado y su Constitución. Marzá es lo que se llama un pancatalanista que cree
que Cataluña tiene la misión histórica de destruir España para construir un
nuevo Estado en las regiones de Cataluña, Comunidad Valenciana actual, Baleares
y aquello que el apetito territorial vaya disponiendo, sobre todo en Aragón,
quizás más adelante en Murcia o Castilla-La Mancha. Como Grossdeutschland o
Velika Serbjia, pretende una Gran Cataluña mucho más allá de las fronteras
actuales de la región y con una vocación expansionista que tiende a poner cada
vez más lejos las fronteras exteriores de esos fantasmales Países Catalanes.
«Poquito a poquito, pasito a pasito, los que nos creemos el país construiremos
un puente con las mismas piedras a cada lado del río Sènia», decía Marzà. De
forma tan poética describe el consejero de Educación sus planes de dinamitar
España para crear un Estado a partir de la anexión de Valencia a Cataluña en
gran parte de España oriental incluidas las Baleares. Quiere destruir un Estado
para hacer otro sobre ideas fanáticas nacionalistas propias del siglo XIX. Como
Slobodan Milosevic o Radovan Karadzic, poetiza con proyectos que solo pueden
generar violencia, odio, dolor y sangre.
No hace falta decir
que en cualquier otro país europeo alguien con la abierta intención de destruir
la Constitución y la integridad del estado y la Nación no podría ejercer tal
cargo. En muchos países tendría vetado hasta dar clase debido a esa militancia
subversiva contra el Estado. En España es el jefe de la enseñanza de toda una
región. Pero además es miembro de un Gobierno que no preside un friki llegado
por alguna pirueta electoral. No. El gobierno que deja en manos de ese enemigo
del Estado tal responsabilidad es del PSOE. Del partido que durante más tiempo
ha gobernado España en democracia. Marzá debería estar inhabilitado. Pero ni
más ni menos que Artur Mas y todo su equipo de gobierno golpista. Poco puede
esperarse del partido de Pedro Sánchez y Ximo Puig, cuando el gobierno de
Mariano Rajoy sigue de mero observador ante el golpismo sin complejos del presidente
de la Generalitat.
SENTIMIENTOS ENCONTRADOS
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 15.08.15
El desprecio de Washington a la disidencia cubana es solo
parte del costo moral de esta operación
Sin duda es un día
para la historia este de ayer en el que volvió a ondear oficialmente la bandera
norteamericana de las barras y estrellas en una embajada en suelo cubano. Hacía
54 años que había sido arriada para comenzar una larga guerra fría entre dos
estados que han simbolizado dos polos en el enfrentamiento ideológico y político
mundial. Por un lado la gran potencia de la democracia y la libertad, por el
otro una pequeña isla que pronto se convirtió en una triste tiranía comunista
exportadora de ideología del odio y represión, terrorismo y todas las formas
posibles de subversión de la sociedad libre.
Nada fundamental ha
cambiado en todo ello. Existen motivos sólidos para replantear y cambiar la
política de Washington hacia Cuba. El embargo y la política de aislamiento no
han sido eficaces en su principal objetivo, que era derrocar a la que durante
un par de décadas ha sido la última dictadura del continente. Hoy
paradójicamente gracias a ella, a su perseverencia, activismo y expansión
ideológica, ya son varios los países que están otra vez en la senda de la
liquidación de la democracia, parcial o totalmente.
Pero Cuba ha tenido
la suerte de que se ha topado con el presidente norteamericano Barack Obama y
el Papa Francisco en el Vaticano. Y ambos ven a la dictadura cubana con unos
ojos, si no amables, sí desde luego comprensivos. Solo eso explica que Cuba no
haya tenido que hacer la mínima concesión en su brutal política de represión y
terror en este acercamiento.
En el que La Habana
sí pone sus exigencias como ayer hizo el Gobierno y el propio Fidel Castro. El
desprecio de Washington a la disidencia cubana es solo parte del costo moral de
esta operación. El tiempo dirá si poner al mismo nivel político y moral a
Washington con La Habana, a la democracia y a la tiranía, como ha hecho Obama,
va a beneficiar a medio plazo a los cubanos en su lucha por la libertad o a la
dictadura y su prestigio en todo el continente.
CASTELLA Y NUESTRA LIBERTAD
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 14.08.15
El torero francés tiene razón. No son los toros, es la
libertad lo que quieren abolir
«EL problema (...)
es que está mal visto decirlo. Pero o se acaba el tiempo de la vergüenza o se
acabará el nuestro. Y primero cercenarán nuestra libertad, y después seguirán
muchas otras». En una semana aciaga, repleta de terribles noticias, crímenes
nefandos y política ridícula y demoledora a un tiempo; en el marco de la
vulgaridad insufrible de la actualidad española, surgía como espectacular e
inverosímil brote de frescura, dignidad e inteligencia en la desolación de un
páramo, una carta de un torero. Es un escrito abierto del matador francés
Sebastián Castella en defensa de la tauromaquia. Pero es sobre todo un claro,
profundo y firme alegato en defensa de la libertad y en especial en defensa de
la libertad de los españoles. Ha tenido que ser un torero francés el que
trajera el coraje y las palabras españolas adecuadas, ajustadas, perfectas,
para denunciar lo que sucede en España ante la indolencia y pasividad culpable
de sus autoridades, la cobarde inhibición de las élites y la miserable
complicidad de supuestas fuerzas democráticas y tantos medios de comunicación
voceros de los totalitarios. Ha sido Sebastián Castella el que ha roto con la
tradición de los cobardes lamentos y quejidos lastimeros tan propios del mundo
del toro y casi todos los mundos españoles actuales, y ha elevado el tono hasta
la digna exigencia de respeto al honor y al derecho propio, pero también de
todos los españoles. Como un pastor Martin Niemöller en esta España débil y
acobardada en la que los extremistas totalitarios creen llegada su hora
triunfal y los ciudadanos que quieren ejercer sus libertades no tienen quien
les defienda, Castella advierte que quienes callen ante el acoso y la
destrucción de las libertades de unos, pronto verán como los mismos arrasan las
suyas. Serán cómplices y víctimas a un tiempo.
«Cada día presencio
con estupor cómo se vulneran derechos fundamentales que, como ciudadano
europeo, me corresponden», dice Castella. «Aquellos que estamos en el mundo del
toro, como profesionales o como aficionados, somos ciudadanos de segunda, a
quienes se nos cercena nuestra libertad de expresión y creación artística en
nombre de una presunta corriente animalista que no encierra más que una
persecución política e ideológica. Se vulnera nuestro derecho al honor
acusándonos día tras día de asesinos y se nos priva de nuestro derecho al
trabajo cerrando plazas por capricho de quienes, enarbolando la supuesta
bandera de la progresía, se creen en el derecho de arrebatarle la libertad a un
pueblo que necesita gobernantes que gobiernen por y para todos, incluidos los
que les gustan los toros, que somos unos cuantos millones en toda España».
Ayer los donostiarras
recuperaron la libertad de acudir a ver los toros. Con la presencia del Rey
Juan Carlos, largamente aplaudido. La recuperaron parcialmente, porque desde
días antes el anuncio de manifestaciones disuadía a muchos de acudir «para no
dejarse ver», «por no significarse», «por evitar líos». La maquinaria
intimidatoria del extremismo funciona. Aunque después fueran muy pocos los que
insultaban y hubieran agredido a los asistentes de no haber sido muy nutrida la
presencia policial. El discurso de la supremacía moral de la izquierda que
otorga práctica impunidad a sus agresiones es eficaz ya en toda España. Y la
gente tiene miedo. Como bien dice Castella, los españoles no luchan contra
quienes quieren cercenar sus libertades. Y ponen esas excusas que han hecho de
los españoles uno de los pueblos con más miedos de Europa. Grupos cada vez más
extremistas del izquierdismo, del separatismo, del animalismo y de lo que haga
falta, creen poder aprovechar este momento para imponerse definitivamente en
España y acabar con la sociedad libre. Castella tiene razón. No son los toros,
es la libertad lo que quieren abolir.
SABIOS, MONOSABIOS Y EL AUSGLEICH
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 11.08.15
Los sabios del PSOE parecen aprender historia de los
historiadores catalanes Josep Fontana o Jordi Bilbeny
RESULTA que el PSOE
tiene sabios. Nadie lo hubiera dicho viendo cómo le va. Pero sí, los tiene y
han sobresaltado nuestra somnolencia agosteña. Nos dicen los sabios del PSOE
que el problema de Cataluña tiene fácil solución. Porque se debe a que no
hacemos honor y gala a todo lo singulares que son. Resulta que todo este drama
del desafío al Estado de Derecho, de los preparativos avanzados de la sedición,
del gasto de dinero público en generar desafección de la Constitución y a
España, la coordinación entre separatistas y ultraizquierdistas con los cargos
públicos de la Generalidad de Cataluña para un golpe de Estado, todo es un
déficit de atención. Es culpa nuestra. No hacemos caso a Cataluña y así
empujamos a sus representantes al delito y crimen de Estado. A esta conclusión
ha llegado el equipo de sabios socialistas al que pagan por su sesudo
reflexionar.
Los sabios del PSOE
parecen aprender historia de los historiadores catalanes Josep Fontana o Jordi Bilbeny. Representan el delirio actual del proceso nacionalista
catalán. Muy parecido a las ensoñaciones teutónicas del nazismo. Pero lo que
alarma es que los sabios llegan a conclusiones parecidas a los dos mamarrachos.
Y parezcan monosabios, que ayudan a picadores separatistas de mala intención.
Aunque se pronuncien con más pudor y mesura. Los monosabios socialistas han
decidido que los catalanes son especiales en una comunidad de destino muy
especial. No son españoles normales como los andaluces o castellanos, como los
gallegos o asturianos o cántabros, ni siquiera como los vascos. Por eso la
Constitución española no será justa, dicen, mientras no haga mención expresa a
lo muy especiales que son los catalanes y a todos los tratos especiales que
requiere su especial carácter, calidad y naturaleza. Con un añadido sobre lo
agradecidos que están los españoles vulgares de poder compartir al menos esa
vaga techumbre constitucional con gentes tan principales como los catalanes.
Por eso han de tener un estatus especial del desigual. Así tolerarán una laxa
relación con los otros españoles, iguales entre sí en su carácter menor.
Estas federaciones
asimétricas, alego humildemente, son mal asunto. Miren el ejemplo de Hungría en
el Imperio austrohúngaro. Tras el aplastamiento de la revolución de 1848 volvió
el orden, la convivencia y prosperidad a todo el Imperio KuK. Salvo a Hungría,
donde nobles y burgueses, ahítos de chovinismo, no dejaron de presionar a Viena
para lograr un trato y estatus especial en el Imperio. Para sentirse cómodos.
En 1867, Francisco José I cometió el peor error de sus 68 años en el trono, que
fue aceptar el llamado Ausgleich, que convertía a Hungría en un reino
prácticamente autónomo dentro del Imperio. Los efectos fueron devastadores.
Budapest comenzó a aplastar a sus minorías, que habían gozado de la protección
de Viena. Destruyó el respeto mutuo entre la casa austriaca y los pueblos
eslavos. Impuso la inmersión y la supremacía del húngaro y lo húngaro en sus
territorios. Destruido el concepto de igualdad incondicional de todos los
ciudadanos y territorios, se dispararon los enfrentamientos y los agravios y odios
hacia Viena. El desprecio a la ley que consagraba la desigualdad del Ausgleich
se convirtió en desprecio a toda ley emanada de Viena y destruyó la restante
lealtad al Imperio.
Aquí, dar rango constitucional al trato
privilegiado a Cataluña dinamitaría respeto, cohesión y lealtad al Estado,
promovería revisión de fronteras interiores, destruiría la igualdad entre
españoles y acabaría con la democracia. Al final, unas partes se tendrían que
defender frente a otras con apetitos territoriales y minorías que las
sustentan. En pleno caos y colapso. Por la fuerza y con violencia. Nos proponen
1867, pero sería 1914-1918. La desaparición del Imperio del Águila bicéfala,
perdón, de España.
MERKEL APACIBLE
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 08.08.15
A la canciller alemana nunca la veremos, en vacaciones,
navegando con los poderosos. Ella siempre prefiere caminar por las montañas con
su esposo
Una joven abuelita
con rostro apacible, con el corte de pelo que lucía de soltera, la cara más colorada que morena, de la mano de un marido que parece la calma misma. Abuelita no es aunque lo parezca, pero tiene gracia como se le ha aniñado la
cara a Merkel con su entrada en la sesentena y una serie de kilos que parece
haber perdido. Como en años pasados, llegado el momento de descansar unos
días, la canci-ller y su marido eligieron la montaña. Con ganas de andar por
el monte y aburrirse. Todo indica que de momento lo están logrando. Están en
el pueblito Sulden, en Tirol del Sur, esa esquina austriaca dentro de Italia
desde 1918. Con 400 habitantes, ahora unos cuantos más por veraneantes de
similares aficiones y el grupo de policías que protegen a la jefa, allí la vida
social es darse las buenas tardes al cenar a las seis y media de la tarde. Y
los sobresaltos locales no suelen pasar del parto de un ternero o que algún
niño se rompa una pierna.
En una habitación de
30 metros en un hotel alpino, con un gran balcón con vistas al pico del Ortler
de 3.950 metros, estas vacaciones de Angela Merkel y su marido Joachim Sauer se
parecen mucho a aquellas que siempre hacía su mentor y antecesor Helmut Kohl en
los Alpes austriacos. Las vacaciones que cualquier alemán puede hacer. Y que de
hecho hacen millones. Alguna vez también se ha venido a España. También a
andar, a la isla canaria de la Gomera. También como tantísimos alemanes
comunes. Lo que nadie verá nunca es a Merkel subida en el yate de los Quandt o
de los Schaeffler o los Würth.
Lo que quieren estos dos senderistas es simplemente andar.
Su marido, un físico, parece el ser más imperturbable del globo. Y ella ha
conseguido todos sus éxitos gracias a esa actitud de protectora fiable de toda
la más absoluta normalidad. Ella querrá pasar estos días sin pensar en Grecia,
euro, espías, Rusia, Ucrania y la pesadilla de la inmigración, todo cuestiones
que la han ocupado en el pasado y lo volverán a hacer en cuanto se reincorpore
a la cancillería en Berlín. La normalidad incluye el hábito. La chaqueta de
corte tradicional tirolés, el llamado «Trachten», es lo más solemne que se va a
poner estos días la mujer más poderosa del mundo. Si la ven en otras
fotografías con el chándal gris y la gorra de visera a juego al salir de los
baños termales, solo consuela la monacal discreción monocromática que distingue
su atuendo de los disfraces de papagayos multicolores de los tiranos del
caribe. Tan ajeno como las vacaciones espectaculares o simplemente presuntuosas
le son a Merkel todas las hipérboles. En palabra como en obra. Lo que ha hecho
de forma espectacular han sido sus únicos errores. Como lo fue la renuncia a la
energía atómica bajo la histeria nacional alemana por el accidente en Japón. O
sus juegos neutralistas en la ONU en el caos de Libia. Por lo demás,
perseverando por la senda, con ganas de andar, no solo por los Alpes y para
enormes disgustos para sus odiadores. Porque rivales ya no tiene. Ya ha
comenzado a crear su equipo para la campaña en 2017. Nadie duda de que ganará.
Toda la industria antiMerkel está de enhorabuena. Ahí la tienen hasta 2021. Con
su cara de abuelita.
EL AMERICANO ANGUSTIADO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 08.08.15
Es excesivo el desprecio de Obama hacia quienes tienen
reservas ante su entusiasmo conciliador con Irán o Cuba
El presidente Barack Obama no está en campaña para primarias
como los diez candidatos republicanos que comparecían en ese debate general
televisado en el que tan fácil es perder y tan difícil sacar un mínimo partido.
Pero Obama parece el norteamericano más nervioso en estos días, convertido él
en agorero y catastrofista en ese papel que siempre condenó y descalificó en
sus rivales. Que Obama haya pronunciado un par de discursos brillantes en los
últimos días apenas debiera sorprender a nadie. El premio a la elocuencia lo
tiene ganado en todas las categorías y todas las edades. Pero que Obama intente
convencer a los norteamericanos de que, si los congresistas no aprueban
entusiastas su acuerdo con Irán, podemos estar pronto ante un nuevo escenario
bélico, parece tarea excesiva incluso para su brillantez retórica. Obama ha pasado
casi siete años de guerra abierta con el Partido Republicano. Cierto que nunca
le habría sido fácil buscar zonas de consenso bipartidista, pero cierto también
que su situación no sería tan difícil si en algún momento lo hubiera intentado.
Ahora ya al final de su mandato ha sido excesivo su desprecio a todos los que
manifiestan reservas ante su entusiasmo conciliador con regímenes como el iraní
o el cubano. En el caso cubano, los favores a la dictadura tan solo irritan. En
el caso iraní la preocupación es real. No es mero afán aguafiestas de sus
fieros adversarios. Obama está nervioso. Y tiene motivos.
EL DISLATE MIGRATORIO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 07.08.15
El reparto de cuotas no sirve sino para brindar un penoso
espectáculo de mezquindad
OTRA vez se llenan
las pantallas de televisión en Europa de lo que más nos desagrada. De imágenes
de muertos y medio muertos recogidos en alta mar por la Armada italiana o por
barcos de organizaciones humanitarias. Duele e irrita ver las imágenes. Todos
se sienten un poco mal. Todos dicen que es intolerable. Pero salvo los
artistas, periodistas y presentadores estrella de la izquierda española que
aseguran alojar todos ellos a muchos inmigrantes del Tercer Mundo en sus
lujosos hogares, nadie parece muy dispuesto a abrirles la puerta de su casa, ni
siquiera de su barrio o su pueblo. Huidos de Asia, África y Oriente Medio que,
por muchos y diversos motivos, han decidido que por llegar al bienestar europeo
bien vale la pena arriesgar la vida. Y están convencidos de que una vez en
Europa nadie los echará atrás. Los traficantes ya se ocupan de hacer esa publicidad
y contar las bienaventuranzas de Europa. Algunos de los cebos son hasta
ciertos. En muchos países apenas se repatría a nadie. En algunos, véase
Alemania, el dinero «de bolsillo» que reciben desde el primer día y ya para
siempre es mucho más que lo que jamás ganarían en sus países de origen. Unos
huyen por tanto de la guerra, otros de los estados fallidos y su miseria, y
otros quieren una vida mejor. Unos tienen derecho en Europa a asilo, y otros
no. Pero todos tienen motivos lógicos y legítimos para querer prosperar lejos
de sus países de origen. Esta nueva oleada de inmigración que se ha puesto en
marcha hacia Europa tiene una peculiaridad peligrosa. A nadie se le ocurre ya
la llegada a Europa por vías legales. Y Europa ha fomentado esta deriva hacia
la ilegalidad absoluta al convertir esta llegada, como describía un miembro de
una organización de ayuda, en una yincana en la que las autoridades ponen
obstáculos sin cesar, pero prometen que, si se superan ilegalmente todos, se
obtiene el premio de la permanente estancia – legal o ilegal, da igual–. Eso
sí, hay que jugarse la vida. Y miles o decenas de miles la pierden todos los
años. Con el hundimiento de Libia en el caos de banderías y piratas, los
traficantes tienen por primera vez centenares de kilómetros de costa como
puerto y playa propia al Mediterráneo. Mientras Libia siga así, la insoportable
situación no tiene remedio. Se iba a hacer hace meses. No se hizo nada.
El reparto de cuotas
entre los países europeos no sirve sino para brindar un penoso espectáculo de
mezquindad. En el que siempre es Alemania la que con muchísima diferencia más
inmigrantes acoge. Para ver después cómo en otros países mezquinos al máximo
como España se montan manipulaciones para presentar a Merkel como una cruel
bruja que disfruta haciendo llorar a las niñas del Tercer Mundo. La crisis de
la inmigración puede dinamitar la unidad europea tanto como el drama no
resuelto del euro. Todo es cortoplacismo e hipocresía y nadie tiene el coraje
de explicar que es necesaria una política común con financiación masiva. No
solo para intervenir en Libia. También para crear un sistema unificado de
tramitación que lleve realmente a una repatriación rápida de todo el que no
cumpla los criterios. Para quebrar así en los países de origen el efecto
llamada, causado por la política europea mantenida hasta ahora y por la
publicidad de los traficantes. Pero como nadie en Europa tendrá coraje para
imponer esta política, lo más probable es que sigan llegando sin control y de
forma masiva, aumenten las tensiones con la población autóctona, surja el
racismo real y los conflictos urbanos y las formas autoritarias. Y así las
sociedades ansiadas por estos inmigrantes se irán lentamente pareciendo cada
vez más a las sociedades de las que huyeron.
CARMONA COMO SÍNTOMA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 04.08.15
Con España abocada a perder la estabilidad política e institucional, qué menos que entretenernos con la suerte
de Antonio Miguel Carmona
DESEARLE
a alguien que viva en tiempos interesantes es una vieja maldición china. No hay
interés que supere al que generan acontecimientos en los que se dirimen vida o
muerte, fortuna o miseria, libertad o esclavitud. En Europa, la última época
«aburrida» más larga podemos situarla entre la Guerra Franco-Prusiana de 1871 y
la Primera Guerra Mundial. En aquellos años no hubo sino casi exclusivamente
buenas noticias. Lo que según sabemos no son noticias. Los europeos
occidentales tienden hoy a recordar como buena época sin noticias interesantes
la Guerra Fría. Eso se debe a nuestra piadosa memoria selectiva, que olvida
muchos y graves sobresaltos. En todo caso, hoy estamos otra vez de bruces en
tiempos interesantísimos en los que la amenaza del fin del euro es tan real
como la posibilidad de una descomposición de la Unión Europea y una vuelta a
estados nacionales quizás agresivos y con disputas entre ellos. Son tiempos en
los que nadie puede excluir que a Vladímir Putin se le vaya del todo la pinza y
lleve su política de agresión hasta un extremo en el que la OTAN tenga que
responder. Tiempos en los que a nadie le debería parecer un disparate que la
inmigración descontrolada por mar y tierra puede llegar a tener características
de invasión con el colapso del orden público en regiones enteras. Cuando es
hasta probable que la confusión y las tensiones entre los 28 países europeos
por esta inmigración tan irregularmente repartida lleve a peligrosos
conflictos. Por no hablar de la cada vez más plausible imposición de dos euros
diferentes. O lo más realista, un euro de núcleo duro septentrional y diversos
países meridionales en retorno a su moneda nacional. Esté Francia en un grupo o
en otro, decidirá si se da por muerta o no la idea misma de la Unión Europea.
Por no hablar del desprestigio general de las ideas que confieren la fuerza a
este proyecto europeo. Que son las mismas que sustentan el mantenimiento y la
defensa de las democracias liberales. Frente a estas ideas, por las que cada
vez menos europeos parecen dispuestos a luchar y menos a morir, surgen otras
con brutal energía, otras fuerzas, unas viejas, otras nuevas, como el
populismo, el nacionalismo y el islamismo yihadista. Este hace hervir en todo
el continente a una juventud musulmana que, tan decepcionada como el resto de
sus coetáneos europeos, tiene una alternativa ideológico-religiosa al vacío y
al cinismo. Que está en el sacrificio a la causa del odio en nombre de Alá.
Este
somero recuento debería sugerir que, al estar así de interesantes las cosas en
toda Europa, no hay mucha necesidad de enredar todo más con cuitas nacionales.
Pero no seríamos de aquí si la montaña de problemas europeos nos disuadiera de
generar otros, si son gratuitos o absurdos mucho mejor. Por eso ayer el máximo
representante de una de las mayores regiones españolas reiteró su intención de
destruir el Estado y la Nación. Lo lleva anunciando tres años. Otros estados le
habrían inhabilitado o encarcelado por un acto continuado obvio de sedición y
traición. Aquí, tres años después de anunciar ese golpe de Estado a plazos, al
Gobierno de la Nación, máximo responsable de la defensa de la ley y del Estado,
solo se le ocurre pedirle al cabecilla del golpe «neutralidad». Estamos buenos.
Con España abocada a perder la estabilidad política e institucional y las
consiguientes tenebrosas expectativas para nuestra economía y nuestra libertad,
qué menos que entretenernos con la suerte de Antonio Miguel Carmona. Entrañable
anécdota en un partido enfermo de debilidad y veneno revanchista que se dispone
a hacer a España aún más daño del que ya le causó en la década pasada.
LA REPRESIÓN DEL ODIO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 01.08.15
Los terroristas parecen haber seguido la peligrosa lógica
del ojo por ojo que solo puede conducir a nuevas tragedias
Los terroristas que
han asesinado al bebé palestino Alí Saad Dawasheb en su casa en Duma, un
pequeño poblado en Cisjordania, son con casi total seguridad judíos, todo
indica que residentes en alguno de los asentamientos cercanos. Los asesinos no
pretendían dinamitar ninguna paz ni tenían grandes ambiciones de efectos políticos
de su nauseabundo crimen.
Y, sin embargo, ayer
se disparaba la tensión y este crimen puede ser el detonante de una seria
crisis a pesar de la rápida reacción de condena oficial del Gobierno israelí. Y
de que el primer ministro Benjamin Netanyahu calificara de cruel «acto de
terrorismo» el atentado. Los responsables de este asesinato han de ser
identificados y detenidos con prontitud. El Estado de Derecho de Israel, el
único existente en la región, vuelve a estar ante un serio reto.
Lo cierto es que los
terroristas asumían la muerte de toda la familia cuando incendiaron la casa.
Los padres del niño y su hermano han sobrevivido, aunque heridos de gravedad.
Los motivos son los de ese terrorismo no armado que se atribuye a colonos
judíos en Cisjordania: responder a todas y cada una de las agresiones que
sufren. Es una peligrosa actitud del ojo por ojo, en venganza inmediata y
particular que por lógica ha de llevar a tragedias.
Arrancar olivos
palestinos, destruir aperos de labranza, vandalismo contra tumbas o mezquitas
son algunas de esas represalias por ataques con piedras o sabotajes y daños
producidos por palestinos. La represión del odio y sus efectos cotidianos en
ambos lados es una absoluta necesidad, al margen de la búsqueda de formas de
superar el origen de dicho odio. Israel ha de castigar este crimen con
urgencia. Y reprimir todo terrorismo de cualquier intensidad.
Pero, aun así, la muerte del niño solo vuelve a poner en
evidencia que la situación en los territorios no puede ser estable. Y que, por
muy asumible que algunos la consideren, tiene un precio alto aún por ver.