domingo, septiembre 30, 2018
ABC Domingo,
30.09.18
Hacia el enfrentamiento civil, no solo en Cataluña
PEDRO Sánchez ha vuelto ya de ese viaje que se montó para
conocer mundo con su mujer. Que nunca se sabe lo que va a durar esto. Volvió
porque no tuvo la ocurrencia de irse con doña Begoña a un concierto de Beyoncé
en Japón. «Ya que estamos aquí al lado». No habría sido razón de menos peso que
la que le llevó, tras la visita blandita a Justin Trudeau y su torpe letanía
ante la Asamblea General de la ONU, a un largo salto hasta California con la
agenda propia de un secretario de Estado belga. Con viajes tan relajados,
parecería que, en el país cuyo Gobierno preside, la vida política languideciera
dulcemente como en una amable Suiza. Y no es así. Porque en España arrecian las
voces que dicen que Sánchez no puede gobernar en estas circunstancias. Que
tiene que convocar elecciones generales de inmediato. Porque hay retos a la
nación que no puede asumir. No entenderlo tendría consecuencias lamentables en
lo político y económico pero trágicas en lo humano. Sánchez ya habrá visto las
imágenes de separatistas convertidos en un brutal somatén urbano que acosa y
agrede por las calles a policías y guardias civiles desarmados que defendían
sus derechos laborales. Cuando intervinieron finalmente los Mozos la tragedia
parecía ya inminente.
Sánchez debe irse ya. Las razones no son menores. Su
Gobierno arde por los cuatro costados. Con una ministra que hace méritos en
lenguaje de la mafia y elogia delitos para mayor gloria del chantaje. Con un
ministro en la luna que hace todo lo que Sánchez dijo que jamás toleraría. Con
una vicepresidenta sumida en delirios totalitarios chavistas tal como su
portavoz y ministra de Educación, que pretende que la mejor forma de defender la
democracia es acabar con la crítica a este Gobierno. Lo peor no es que su
gobierno se descomponga por falta de toda calidad y virtud salvo la
perseverancia. Ni siquiera es lo peor que ya emule a sus aliados comunistas,
separatistas y golpistas y no tenga escrúpulo en tratar a todo discrepante como
enemigo.
Lo peor es que en España hemos llegado a las manos. Quienes
hace más de una década avisamos de que íbamos hacia ello fuimos el hazmerreír
de muchos. La culpa no es de Sánchez. No de forma principal. A sus dos últimos
antecesores en el cargo les perseguirá siempre la culpa histórica de que España
esté al borde del derramamiento de sangre entre españoles. En la transición se
hicieron milagros por evitar llegar a esto. Se logró y lo aplaudió el mundo. Pero
Zapatero impuso la revancha en toda la izquierda y Rajoy no la impidió. Y ahora
estamos donde no queríamos. Cataluña se desliza hacia el enfrentamiento civil
violento. Es una dictadura irredenta ya que aplasta a los españoles que exigen
sus derechos y libertad. La supuesta paz solo se basa en el sometimiento y el
silencio de la mayoría. Y eso se ha acabado. Pronto podemos tener las primeras
esquelas. Sin un urgente restablecimiento de la ley en toda España, se masca la
tragedia.
viernes, septiembre 28, 2018
PROHIBIDO LO MALO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes,
28.09.18
Sánchez quiere leyes para perseguir al poco periodismo que
no es su soldadesca
ESTÉN atentos los españoles, porque si este Gobierno no cae
pronto, sea por inepto, por tramposo, por mentiroso, por plagiario, por
traidor, por cómplice de mafias, por colaborador de golpistas y enemigos de
España, puede que se quede. Puede que transforme tanto los métodos de trabajo
en nuestro sistema que no podamos, no nos dejen hablar sobre su relevo hasta que
las condiciones de miseria, violencia y caos ocupen organismos internacionales.
En España asistimos ya a muchos pasos consecuentes que dicta el guión de una
toma de las riendas del poder, no solo del Gobierno, sino del sistema, para
poder casi excluir la alternancia. De ahí que sean tan alarmantes las palabras
de la vicepresidenta Carmen Calvo que anuncian la intención del Gobierno de
imponer límites a la libertad de expresión e información. Siempre en defensa de
la verdad, faltaría más.
Tras los baratos eufemismos de Calvo, queda claro que el
Gobierno considera que jueces y tribunales no son suficientes como hasta ahora
para perseguir los delitos en opinión e información. Porque hay informaciones u
opiniones que este Gobierno quiere perseguir y que aún no puede. «Necesitamos
seguridad». Se regulará –dice que con otros países– lo no regulado hasta ahora
en el ámbito de la libertad de expresión y del derecho a la información. Las
amenazas a los medios de este Gobierno no tienen precedentes en España desde 1978.
No quieren que se hable mal de ellos. Y decretan que todo lo malo sobre ellos
es mentira. Ya lo advirtió Pedro Sánchez, menos solemne que macarra, que quien
le critique a él o al Gobierno critica al Estado. Al principio nos hizo gracia.
¿Qué rayos se habría creído ese galán de grandes superficies? La risita se nos
ha borrado. Con su carácter práctico, no serán ni el principio de
contradicción, ni la honradez, ni la vergüenza ni el sentido del honor lo que
frene la incontrolada ambición de Pedro Sánchez. No tiene dudas ni muestra
escrúpulos. No hay elecciones. Los golpistas son buenos. Los
constitucionalistas, malos. Monto cuando quiero en avión. Mi mujer trabaja
donde me dé la gana. Quien me ataca ataca a España. Punto.
Atentos españoles, el Gobierno quiere armas para combatir
«la mentira» de los periodistas. Eso que les gusta llamar «fake news» porque
hacen mucho daño, «a veces», dramatizaba ayer Calvo, «daños irreparables». En
un ambiente tan comprensivo de la leal soldadesca izquierdista del periodismo
patrio nadie le haría reparar ayer que los daños que sufre actualmente el
Gobierno no los generan unas mentiras sino unas verdades. Estas nuevas medidas
para limitar la libertad de expresión y de información encajan con las
disposiciones de la nueva ley de memoria histórica que tiene en la recámara el
PSOE y que impone penas de prisión, graves multas e inhabilitación a quienes
cuestionen la interpretación de la guerra civil española y del franquismo que
hacen quienes se consideran herederos de los perdedores. Dará con sus huesos en
la cárcel quien crea como yo que la tragedia española no comenzó el 18 de julio
de 1936, sino con la criminal quema de iglesias y conventos de 11 de mayo de
1931 y que, por supuesto, fue una inmensa suerte para España que la guerra la
ganara Franco y no Stalin.
Ahí tienen a la UE muy preocupada por Hungría y Polonia,
porque cumplen su programa unos gobiernos avalados por amplias mayorías salidas
de elecciones impecables. Pero de España no dice nada la UE. Pues debiera. Un
gobierno de 84 escaños apoyado por grupos totalitarios –unos pisotean los
derechos de los españoles no separatistas, otros son títeres y franquicias de
regímenes asesinos–, prepara un arsenal de medidas para perseguir a quien
discrepe. A quien se atreva a decir la verdad sobre el Gobierno y sobre la
historia o a escribir una columna como esta.
martes, septiembre 25, 2018
POLICARPO SÁNCHEZ
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 25.09.18
Superado un cáncer, retoma la lucha por la unidad del
Archivo de Salamanca
DESDE hace siglos los pensadores españoles se proclaman
frustrados por la pasividad y sumisión de sus compatriotas ante el maltrato, la
injusticia y el abuso del poder. Hoy como siempre una mayoría de los españoles
viven desentendidos y resignados, indiferentes cuando no cínicos ante la cosa
pública. Por eso precisamente es España patria de héroes solitarios que se baten
en batallas quijotescas sin reparar en costos para sí y su entorno. Policarpo
Sánchez es uno de ellos. Este salmantino de 54 años, abogado y archivero y
documentalista de vocación, va a cumplir diez años de lucha contra dos
gobiernos, el de España y el de la Generalidad de Cataluña, por impedir primero
y revertir después una de las grandes canalladas históricas cometidas al amparo
de la despreciable Ley de Memoria Histórica. Que es el asalto y saqueo del
Archivo de Salamanca perpetrado por el Gobierno de Zapatero y el separatismo. Y
continuado bajo el Gobierno de Rajoy con el mismo entreguismo y desprecio a la
necesidad de preservar este archivo común de España.
El poder tiene hoy mecanismos de coacción e intimidación más
eficaces que nunca. Son los métodos suaves que no requieren cadenas o
mazmorras. Se ignora al hombre justo, se le aísla de los intermediarios con la
opinión pública y se le neutraliza. Si es desconocido se impide que deje de
serlo. Si es conocido se le desprestigia, se mina su entorno con sospecha y
miedo, se descalifican sus intenciones y ponen sus motivos bajo sospecha, se le
ridiculiza hasta la muerte civil. Muchos se rinden. Policarpo ha pasado por
todo. Incluso por un cáncer que se le echó encima como todas las represalias
por su actitud incorruptible y su defensa inagotable de la memoria real de
España. Comenzó su heroica lucha por el Archivo de Salamanca allá en 2009,
cuando aún trabajaba allí. En 2011 se inició la fechoría. Las intenciones de
los separatistas estaban claras: destruir un archivo nacional porque quieren
destruir la nación y la memoria real de su pasado. Nadie sabe cuántos de los
muchos centenares de miles de documentos sustraídos hacia Cataluña han sido
destruidos, porque desmienten esa historia mentirosa inventada para fomentar el
odio y ocultar la españolidad de Cataluña. Josep Boya, un golpista y jefe de
manipulación histórica de la Generalidad, lo dejó claro: «El dolor de las
familias no me importa. Lo único que me importa es que desaparezca el Archivo
de Salamanca».
A Policarpo le amenazaron desde el Gobierno de Madrid con el
despido del Archivo si continuaba sus denuncias. Y lo echaron. Tuvo que buscar
trabajo como comentarista para grandes compañías. Pero no dejó de reunir y
movilizar a gentes en toda España, de luchar contra la desidia y el desinterés,
con el boicot de todos los medios de izquierda y la hipócrita pasividad de la
derecha y unas elites económicas indiferentes hacia cualquier iniciativa de
defensa de la nación. Con un pequeño grupo de entusiastas Policarpo ha logrado
grandes victorias judiciales y la devolución de muchos miles de documentos
desde Barcelona. Y culminaron en diciembre del 2017 con una sentencia que
vuelve poner en Madrid la decisión de restaurar una unidad de ese archivo que
tiene tanta lógica como la unidad de la Biblioteca Nacional o cualquier archivo
del mundo. La suerte del Archivo de Salamanca es metáfora y símbolo de la
suerte de España en tiempos de inmensa zozobra y agresión de sus enemigos.
Policarpo Sánchez, restablecido de su cáncer, vuelve a la lucha con una
renovada y fortalecida «Asociación Salvar el Archivo de Salamanca». Y pide
ayuda a todos los españoles para esta gran batalla que es la de España, en la
defensa de su integridad, su libertad y la verdad histórica.
domingo, septiembre 23, 2018
INERMES Y TRAICIONADOS
Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo,
23.09.18
Urge un gobierno de España que no conspire contra España
CON ciertos defensores como los que gasta, España no
necesitaría enemigos. Por desgracia tiene muchos y casi todos dentro de casa.
España es el único país del mundo que tiene un gobierno oficialmente
dependiente y aliado de los enemigos del Estado y la Nación. Por sobrevivir se
afana en ayudarlos. Desde que llegó al poder el Gobierno de Pedro Sánchez no
para de tomar medidas que desmantelan las defensas del Estado. En perfecto
desprecio a la Nación, cuyo gobierno ha tomado sin ser elegido para ello. Con
la clamorosa evidencia de que sus 84 escaños suponen el más rotundo y claro de
los rechazos de esta Nación a este jefe del Gobierno que fue derrotado y
humillado candidato.
Tolerado todo lo intolerable ya por el Gobierno anterior,
ahora que los separatistas y enemigos de la monarquía parlamentaria tienen el
apoyo más o menos evidente o taimado del gobierno socialista, el golpe de Estado
se ha impuesto en ciertas regiones. Todo Estado democrático moderno tiene el
deber de defender su continuidad, seguridad y existencia. Menos España, al
parecer. Porque todos asisten pasivos a la creación de hechos consumados
incompatibles con las leyes y los intereses de España. Realidades consumadas
hostiles que será difícil y muy doloroso revertir. Y tarde o temprano habrá que
hacerlo. El precio de ello no deja de subir.
Son muchas las pruebas de que partes de España viven ya en
dictadura de hecho bajo el separatismo. Cuando en Barcelona miles de españoles
se manifestaban en defensa de la maltratada lengua española, bandas de
fanáticos golpistas los asaltaron. Y la única Policía presente –los Mozos–,
ayudó a las bandas violentas golpistas. Como siempre desde hace un año en
contra de las leyes, como una policía política y fuerza armada de choque de los
enemigos de España.
La culpable directa es la delegada del Gobierno en Cataluña,
Teresa Cunillera. Si Atenas es amenazada por los persas, las Termópilas no las
pueden defender forofos del tirano Xerxes. Cunillera quiere a los golpistas en
la calle. Y es que son los suyos. Urge un gobierno de España que no conspire
contra España. Hay que restablecer la ley en todo el territorio nacional antes
de que estalle la violencia. Por el camino de Cunillera y el Gobierno
socialista, puede estar muy cerca. El momento es alarmante. La voluntad
totalitaria de ese Frente Popular que la moción de censura hizo cuajar es cada
vez más evidente. Y la agresividad de un Sánchez acorralado como Doctor Fraude
es cada vez mayor. Ayer, la TVE nacional interrumpía al líder de la oposición,
Pablo Casado cuando quiso criticar a Cunillera. La portavoz del Gobierno niega
la palabra a los medios que desenmascararon a su jefe, los amenazados por unas
querellas que no llegan. Urge una reacción de la sociedad. Si Sánchez accedió
legalmente al cargo, hoy, mucho más que deslegitimado, es un usurpador
incontrolado que impide que España se defienda en el peor momento de su
historia desde la Guerra Civil.
SOBREACTUACIONES
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 22.09.18
Desde que llegó vemos el mismo patrón de comportamiento en
todos los actores internacionales cuando el constructor de Queens, sentado en
el Despacho Oval, toma una de esas decisiones que sus antecesores procuraban no
tomar. Las sobreactuaciones, ahora de Pekín y Moscú, ayer de Bruselas, NAFTA o
Teherán parecen orquestadas por el propio Donald Trump al que tanto gusta
dramatizar. Washington ha impuesto una considerable batería de sanciones a
China por su compra de armamento a Rusia. Porque Moscú está sometido a embargo
occidental por su anexión de Crimea y otro norteamericano por sus injerencias
en las elecciones presidenciales de 2016. Pekín y Moscú pretenden estar
horrorizados por esta espantosa noticia que quieren hacer creer es poco menos
que una declaración de guerra. Y conminan al presidente Donald Trump a
rectificar. Si no, dicen, habrá graves represalias.
Ni tanto ni tan calvo. China y Rusia sabían bien que las
grandes compras de armamento ruso que acaba de hacer Pekín violan el embargo
impuesto. Trump es previsible. Quien rompe los embargos de EE.UU. comete un
acto hostil a EE.UU. que enfada a EE.UU. y sentirá el enfado de EE.UU. En
Washington ya no está aquel presidente que siempre cobardeaba y que no cumplía
ni sus promesas ni sus amenazas. Lo sabe Volkswagen, que no es china ni rusa, y
ha abandonado Irán para cumplir con el embargo de Trump. La izquierdista y
filoiraní Federica Mogherini se ha tragado su baladronada de que los europeos
ignorarían el embargo de EE.UU. a Irán.
Los chinos y los rusos podrán buscar formas represalias.
Quizás las tomen. Probablemente no muchas. Lo que no podrán es decir que le han
doblado el pulso al presidente norteamericano. Ni con la guerra comercial que
alarma más a los periodistas y académicos que a comerciantes e inversores a la
vista de cómo va Wall Street. Ni con maniobras militares conjuntas chinorusas
que tampoco impresionan demasiado. China y Rusia tienen que escenificar la
ofensa. Pero ellos sí entienden, parece que mejor que los europeos, que Trump
ejerce como el negociador de Queens que siempre tiene al final consideración
para los intereses ajenos. Cuando los suyos están amarrados.
viernes, septiembre 21, 2018
EL FIN DEL SOCIALISMO DEMOCRÁTICO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes,
21.09.18
Sus votantes huyen hacia la derecha, salvo en España, donde
ya son chavismo
SE hunden los partidos socialistas en Europa. En el este del
continente son ya marginales. En los países occidentales en los que han sido el
gran partido de continuidad histórica en el siglo XX, luchan en pleno
naufragio. En Francia, el partido quedó mortalmente herido en las pasadas
presidenciales y vende ya sus sedes incapaz de mantenerlas. En Italia, tras la
desaparición del PSI es ahora el PD el que se desliza hacia el sumidero ante el
proceso general que se percibe en todo el continente, la polarización que lleva
al votante de izquierda a buscar una opción radical izquierdista o una opción
de derecha nacional. Alemania asiste a un gran drama con su partido socialista
SPD, que parece entrar en definitiva agonía. «Este partido está acabado»
sentenciaba ayer el semanario socialdemócrata Spiegel. Su previsión de voto es
ya inferior al que tuvo en las elecciones de 1933 que ganó Hitler. Entonces
logró el 18%. Y en toda Alemania oriental ya está por detrás el partido
derechista de Alternativa por Alemania (AfD). Los votantes socialdemócratas se
pasan en masa a ese nuevo partido que hace seis años no existía y hace un año
irrumpió en el Bundestag, nada menos que con 94 escaños.
Las iniciativas del SPD explican lo que le pasa a la
izquierda democrática desde hace ya tiempo. Mientras los alemanes viven
alarmados por los efectos de la inmigración, la subida de alquileres y otras
incertidumbres, el SPD en Berlín demanda pornografía feminista en las
televisiones públicas para compensar la pornografía machista y con roles
clásicos. Mientras sus votantes tradicionales sufren con horror el colapso de
servicios, el fin de la tradicional seguridad y la convivencia, el SPD luchaba
esta semana por destituir al jefe de los servicios de información interior Hans
Georg Maassen, por «derechista». El discurso del SPD se ha convertido en puro
izquierdismo de género, multiculturalismo agresivo y radicalismo cultural y
activismo antifascista de asamblea universitaria. El excitante está por otros
lares. Y cada vez más lejos.
En Austria pasa otro tanto. El jefe del partido, el
excanciller Christian Kern, ha tirado los trastos y quiere huir a Bruselas
porque su partido ya no es opción de gobierno. Lo motivos son similares. En
Austria ni siquiera hay un democristiano como la CDU de Merkel que le dispute
la política socialdemócrata. En Austria gobierna un bloque de derecha con una amplia
mayoría. Los socialistas andan más preocupados en perseguir y criticar a una
militante propia, maestra de escuela, que publica un libro –titulado
Kulturkampf, «Lucha de culturas»– que relata lo que sucede en las aulas de los
barrios obreros con el terror, intimidación y violencia de adolescentes
musulmanes. Y niños condenados a no tener ni educación ni esperanza porque sus
maestros solo ejercen de policías y mediadores en la guerra en las aulas.
Miembro del SPÖ la autora, la única preocupación del partido era que no se
publicara porque «fomenta la xenofobia». Cuando unos partidos declaran que la
verdad es racista o fascista y todo ciudadano que se atreve a defenderla y
proclamarlo lo es también, es lógica la deserción de sus votantes, al menos de
los menos ideologizados. Eso podría pasarle a Pedro Sánchez si le castigaran
sus mentiras, sobre su tesis, sobre las elecciones, sobre sus alianzas y sobre
sus intenciones. Pero en España la alternativa a la socialdemocracia que han
ejercido PP y PSOE no parece ser aun la derecha nacional sino la izquierda
chavista de un Frente Popular. O quizás no. Quizás tema Sánchez otra cosa y por
eso tiene secuestradas las elecciones que los españoles piden.
CUMBRE EN LA ZOZOBRA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Jueves, 20.09.18
Salzburgo recibe a una UE angustiada por el Brexit y la
inmigración
La cumbre informal del Consejo Europeo en Salzburgo se
celebra en un momento de profunda crisis de la idea misma del proyecto europeo
y con gran zozobra por las grandes tensiones y diferencias políticas. Hay tanta
angustia por buscar una solución al reto sin precedentes de la salida de un
miembro de la Unión como por evitar grandes enfrentamientos que pudieran
convertir el Brexit en un precedente de otros abandonos. En todo caso la cumbre
convocada por la presidencia rotatoria austriaca con los 27 más el Reino Unido
se marca dos grandes intenciones en dos cuestiones urgentes que no pueden
cumplirse allí. Una, la de máxima urgencia es buscar una fórmula de acabar con
el bloqueo del proceso negociador del Brexit entre la Unión Europea y el Reino
Unido. Porque, como advirtió el presidente del consejo Donald Tusk, si no hay
acuerdo para la salida del Reino Unido en marzo próximo, podemos asistir a una
catástrofe para todos. Tusk dijo que las cesiones de Theresa May en su
propuesta de Chequers, que han generado indignación en parte de su partido, van
en la buena dirección, pero no son suficientes. Lo cierto es que cada vez hay menos
tiempo. Lo cierto es que nadie quiere dar facilidades al Reino Unido, pero
todos saben el poco margen de May en Londres. Y pesa la certeza de que sin
acuerdo la deseada limitación de daños puede saltar por los aires.
El otro gran reto es buscar fórmulas de limitación de daños
al gran choque de trenes entre conceptos opuestos en la política de
inmigración. El canciller austriaco Sebastian Kurz ha tenido un gran
protagonismo en buscar puntos de encuentro y conciliación entre unas posturas y
otras. Para su objetivo de cerrar las fronteras exteriores ha conseguido
concesiones para un incremento masivo de las fuerzas de Frontex de diversos
países. Aunque su voto en favor del proceso contra Hungría en el Parlamento
Europeo han deteriorado sus relaciones con los países vecinos miembros del
grupo de Visegrado. Claro está que la línea dura frente a la inmigración gana
peso día a día convertida en una propuesta política global que es la que teme
la postura aun mayoritaria liderada por Merkel y Macron.
martes, septiembre 18, 2018
AVANZA EL GOLPE POR TODA ESPAÑA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 18.09.18
No se engañen, el frentepopulismo tiene un proyecto
totalitario
EN Barcelona quedó dramáticamente escenificada el domingo la
plasmación práctica del golpe de Estado que sufre España. Porque ya se hace
efectivo y patente en la radical pérdida de derechos y de libertades de los
españoles. Nada lo plasma de forma más gráfica que la actuación de una policía
política totalitaria que reprime a españoles que demandan sus derechos. Ese
golpe comenzó el pasado año y por culpa de gobernantes débiles y mezquinos no
tuvo respuesta real. Ahora triunfa de plaza en plaza y ya se ha hecho fuerte en
varias regiones. Contra la Constitución, no contra el Gobierno. Porque éste ni
defiende la Constitución ni hace cumplir la ley. Al contrario, alimenta su
permanente cuestionamiento para mayor medro de las fuerzas golpistas, con las
que ha pactado y a las que debe su existencia. En regiones como Cataluña, el
País Vasco y Navarra, quienes defienden a España ya no tienen derechos. Y en
Valencia o Baleares se aplasta sin escrúpulo a quien defienda el español.
El domingo, miles de catalanes salieron a las calles de
Barcelona a exigir un derecho que tienen todos los europeos menos los
españoles, el de estudiar y vivir en la lengua oficial de todo el territorio
nacional. Es el derecho constitucional de todo español a estudiar, trabajar y
vivir en español en toda España. Un derecho que se le ha arrebatado cada vez a
más españoles, cada vez en más sitios. Todos los partidos han jugado un
ignominioso papel en esta trágica deriva que causa inmenso sufrimiento y daños
a millones de españoles. Solo piden que pueda elegirse la lengua. Imposible. La
tiranía nacionalista lo excluye. El domingo, los golpistas convocaron a sus
CDR, como los camisas pardas nazis, una fuerza de choque que reventó la
manifestación. Los Mozos, ya abiertamente policía política del golpismo, ayudó
a los grupos CDR de terrorismo urbano.
Las culpas del pasado están muy repartidas. La izquierda se
unió a los nacionalistas en su hispanofobia. Como si el español o castellano
cargara con un «pecado de franquismo» como la unidad nacional o el propio
nombre de España. Todo lo disgregador era progresista, todo lo que evocara la
España unida, «rancio», fascista y «casposo». Es el legado traidor a España de
la izquierda, que entregó parte de España a unos nacionalismos minoritarios en
la Transición. La derecha no tiene menos culpa. El PP emuló lo peor de la
izquierda. En Galicia con el PP de Nuñez-Feijóo, la persecución del español es
igual que en regiones en manos del frente popular. Ciudadanos pudo ser
esperanza y se frenó ante la batalla de la idea nacional. Nadie ha hecho una
defensa de la nación consecuente. Finalmente ha surgido Vox, cuyo crecimiento es
parte de una revuelta de reacción nacional. Que puede alimentarse de la gran
revuelta europea en favor de los estados nacionales. Pero nadie se engañe, si
Sánchez, gracias a la hegemonía mediática izquierdista que el PP regaló,
sobrevive al escándalo de su estafa académica y a otros, si no hay un gran
acuerdo de fuerzas nacionales para hacerle frente, nadie escapará a este Frente
Popular de un jefe de gobierno con dictado comunista de Podemos que, como si
fuera Nicolás Maduro, dice que él en el Parlamento hará lo que quiera. Y que
quien le cuestiona, cuestiona la democracia. Se extiende la obscena desigualdad
en el trato oficial entre quienes propugnan ese Frente Popular y quienes
defienden la unidad de España y su monarquía. Avanza el abuso censor y amenazante
contra medios y periodistas discrepantes. Planean una España rota, sí. Pero con
regímenes todos como ese que en Cataluña lanza a su policía a reprimir a
españoles desesperados ante la pérdida de sus derechos.
domingo, septiembre 16, 2018
EL HÚNGARO QUE SEDUCE A LAS MASAS
Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo,
16.09.18
PERFIL
Viktor Orban Primer
ministro de Hungría
Xenófobo, corrupto, ultraderechista y dictador. Y se
pidieron sanciones contra su país. Esa bestia negra, ese hombre tan vituperado
en Estrasburgo es Viktor Orban, en su juventud activista anticomunista en la
clandestinidad, hoy el jefe de Gobierno con mayor apoyo popular de la UE en
tres elecciones parlamentarias impecables. Había que verlo estos días en
Estrasburgo. Allí estaba el líder de un partido que gobierna por la masiva
voluntad de los ciudadanos y con dos tercios del parlamento húngaro, siendo
acusado de dictador por comunistas, verdes y socialistas con partidos
minoritarios de sus países. Se escenificaba con toda crudeza aquello que Orban
denuncia como la gran hipocresía de esa hegemonía cultural de la izquierda que
ha secuestrado la UE por la sumisión a la misma de los partidos democristianos
y centristas.
El problema de Orban con la UE no son las regulaciones legales
como algunos pretenden. Ni la persecución de nadie. Siempre que hubo
diferencias y denuncias contra Hungría se adaptaron las leyes húngaras para
adecuarlas a las directrices europeas. Lo que no acepta Orban que representa a
los húngaros como nadie representa a su país hoy en el Consejo Europeo, es que
les impongan desde Bruselas, Berlín y París o desde las ONG financiadas por
George Soros la política socialdemócrata con leyes feministas y de LGTB que
rechaza masivamente. Como tampoco aceptan que otros dirigentes políticos les
impongan unos refugiados e inmigrantes que destruyan su sociedad como han hecho
con otras. Como cada vez más europeos, considera que protegidos por su
soberanía nacional pueden garantizar mejor su libertad, seguridad e identidad.
Orban tiene muchas más credenciales democráticas que la
inmensa mayoría de los mantenidos parlamentarios de Estrasburgo. Y su única
debilidad real podría estar en ese mal que afecta a todos los que tienen mucho
tiempo mucho poder, la corrupción propia o del entorno. Pero en democracia
nadie puede darle lecciones.
Menos aun quienes violan la voluntad popular como un
Gobierno español alimentado por los enemigos del Estado. Él luchó contra el
comunismo. Él fue jefe de Gobierno en 1998 y cuando perdió las elecciones en
2002 se fue a su casa. Tardó ocho años en volver y ganar limpia y
abrumadoramente con más del 52% y repetir desde entonces. Lo hizo con un
partido de derechas que no pide perdón a nadie por serlo. Orban dio y ganó la
batalla cultural y desde entonces la izquierda ha desaparecido como
alternativa. En Hungría como en Polonia, la política del igualitarismo con
vocación totalitaria y excluyente, basado en el resentimiento social, en el
poder supremo y supuestamente benéfico del Estado y el blanqueamiento de los
crímenes en nombre de la ideología marxista en el siglo XX no es ya opción de
gobierno.
En Varsovia, la alternativa a la derecha son los liberales.
Y en Budapest lo es la extrema derecha de Jobbik. ¿Cómo no va a estar en pánico
la izquierda? Orban es la derecha democrática que demuestra que se puede acabar
con esa superioridad cultural de la izquierda y con el permanente recorte de
libertades y erosión de identidad nacional y de respeto a la familia y a la
persona que la izquierda impone en toda Europa. Sin nada que aportar en la
economía, si se le despoja de su instrumento de dominación cultural, la
izquierda marxista simplemente desaparece. Eso sí, el mismo miedo tienen a
Orban esos lideres de partidos que viven de votos de derecha para después consensuar
su política con la izquierda. Los votantes se les van en masa, como Merkel
puede constatar. Un fantasma recorre Europa. Es el de una gran revuelta contra
la hasta hoy todopoderosa socialdemocracia y su sistema, otrora incuestionable,
de la supremacía cultural neomarxista. Un fantasma que de momento tiene nombre
húngaro.
GRITOS EN LA UE
Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo,
16.09.18
El debate sobre inmigración lo decide todo
El debate sobre inmigración lo decide todo
LOS lectores de ABC pudieron leer ayer como en ningún otro
diario el gran enfrentamiento, muy significativo, habido en Viena entre el
ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini, y el ministro de Exteriores y
Europa de Luxemburgo, Jean Asselborn. En una cumbre ministerial sobre
inmigración africana, intervino Salvini para decir que Italia ya ha decidido
que, para la mano de obra del futuro, es mejor tener hijos que traer esclavos
africanos y que combatirían con la UE o solos, por todos los medios, ese
tráfico humano como otras actividades criminales. Asselborn, un socialista de
ese triángulo de la arrogancia privilegiada que es el Benelux, le interrumpió
para espetarle que ellos habían recibido a muchos italianos porque no podían
dar de comer a sus hijos y mandó «a la mierda» al ministro italiano. El entorno
del luxemburgués, uno de esos incansables tribunos de la moralidad eurocrática,
se quejaba ayer de que había sido una trampa de Salvini, que tenía a su gente
grabando la escena. También ellos parecen creer que fue Asselborn quien queda
como «la chata».
Hay una terrible percepción de emergencia en todos aquellos
partidos europeos que pretenden continuar sin variar el principio de que el
futuro de Europa es irremisiblemente esa sociedad multicultural que guste o no
ha de imponerse allá donde no se ha impuesto ya en el continente. Están
decididos a combatir toda resistencia ideológica a este proceso como una
reacción racista y extremista. Sin embargo, y pese a todas estas
descalificaciones, crece sin cesar la corriente contraria, la que enarbola como
idea fundamental el mensaje del ya fallecido gran pensador de la ciencia
política que fue el italiano Giovanni Sartori, que advirtió que la
multiculturalidad supone la voladura de la democracia y su fraccionamiento en
guetos, como ya se ve en las ciudades de Europa occidental. Este movimiento
llama a poner fin a la resignación. A luchar por evitar que el futuro de toda
Europa sea Birmingham o un «banlieue» francés. Goza cada vez de mayor apoyo
popular. Un sondeo del diario La Repúbblica revelaba ayer que el Gobierno
italiano se dispara en apoyo popular. El primer ministro Conthe y el propio
Salvini disfrutan de cotas de popularidad de más del 60%. La Lega casi duplica
su voto desde las elecciones.
No es este sondeo el único susto para los guardianes de la
política socialdemócrata europea. Tras Suecia llega la cita en Baviera y allí
se juegan bastante más. Porque la CSU está en estado de pánico. El partido
bávaro, que tiene mayorías absolutas prácticamente desde el final de la guerra,
tiene un 35% en los sondeos. En 2013 aun sacó el 47%. El electorado se fuga
hacia la derechista AfD. La gente está muy harta de monsergas, sean de
Asselborn o Merkel, de políticos que nunca sufren las consecuencias de sus
decisiones y «postureos» morales e ideológicos. La población europea ha dejado
de estar dispuesta a imposiciones ideológicas en contra de sus intereses. Quien no
lo entienda será castigado por la historia.
sábado, septiembre 15, 2018
EL LUXEMBURGUÉS NERVIOSO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 15.09.18
En Europa hay ya dos posiciones muy definidas para afrontar
la inmigración masiva. Son además dos posiciones cada vez más irreconciliables.
Ayer en Viena, en una conferencia de ministros del Interior de la UE sobre
inmigración de Africa, casi llegan a las manos los ministros de Italia, Matteo
Salvini y de Luxemburgo, Jean Asselborn. Este mandó literalmente «a la mierda»
a Salvini que se había burlado de la intervención de un político socialista del
opulento Luxemburgo, muy habituado él a dar clases de moral y generosidad a los
países que sufren de verdad el flagelo de la inmigración ilegal. Cuando
Asselborn dijo que Europa necesita inmigración, Salvini respondió que en Italia
han decidido que quieren tener hijos y no esclavos, en alusión a Luxemburgo y
su mano de obra barata. Y guste o no a Salvini, ese es el debate.
Todos están muy nerviosos porque cada vez son más los
europeos que han dejado de resignarse a que Europa desaparezca convertida en un
barrio multicultural de salarios bajos para unas elites muy multiculturales
pero que solo viven entre ellos. En la derecha europea ha estallado la guerra
entre esas dos posiciones. Los que comparten con la izquierda la lógica, real
hace medio siglo pero falaz hoy, de fomentar inmigración con una integración
que no existe, combaten a la nueva derecha. Que quiere una Europa que controle
sus puertas, exija sometimiento a la ley o repatriación para una Europa en la
que el legado europeo, la soberanía nacional y la sociedad abierta sea
defendidos.
Con natalidad y fronteras, como dice el demonizado Viktor
Orban que en Hungría ya ha logrado invertir la tendencia de la natalidad. Si en
algunos países hacen falta inmigrantes, deberán ser legales y elegidos.
Nadie duda ya seriamente de que la inmigración es «la madre
de todos nuestros problemas», en frase feliz del ministro del Interior alemán,
Horst Seehofer. Y que es la amenaza mayor a la libertad, seguridad y bienestar.
Es este fenómeno el que ha puesto en marcha la gran transformación ideológica
en Europa que apunta al fin de la socialdemocracia como sistema único europeo.
De ahí el pánico y los nervios.
viernes, septiembre 14, 2018
ACORRALADO Y PELIGROSO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes,
14.09.18
Sánchez debe serenarse y convocar elecciones antes de que
pase algo grave
«TENGAN ustedes cuidado con ese hombre», me dijeron ayer
varios conocidos a lo largo del día, después de conocerse las amenazas del jefe
de Gobierno a ABC por la publicación de una exclusiva de Javier Chicote que
demuestra el escandaloso plagio en la tesis doctoral que Sánchez mantenía
semiescondida en la Universidad. Las amenazas a ABC llegaron horas después de
las amenazas del jefe de Gobierno a Ciudadanos en el hemiciclo. Como confirmaba
Juan Carlos Girauta ayer, el jefe de Gobierno se dirigió a la bancada de
Ciudadanos con la siniestra advertencia de «Os vais a enterar». Los esfuerzos
del revanchismo socialista desde Zapatero por llevarnos a los españoles a la
república, que nos llevó a un baño de sangre, dieron un paso estético
importante, con esa amenaza de Sánchez desde la bancada del Gobierno a un grupo
parlamentario que le contrariaba.
No se recuerdan amenazas en el Congreso salvo las de los
guardias que lo asaltaron el 23-F. Hay que remontarse a aquella república que
tanto idolatran los socialistas y comunistas de ahora para encontrar algo
semejante a ese «os vais a enterar» del miércoles de Sánchez. Y son las
amenazas del socialista Pablo Iglesias a Antonio Maura, en 1910, y de la
comunista Pasionaria a José Calvo Sotelo, en 1936. Ambas amenazas se
cumplieron. Maura fue gravemente herido en atentado semanas después de que el
socialista le dijera que el PSOE «luchará en la legalidad mientras pueda y
saldrá de ella cuando deba» y que «para evitar que Maura suba al poder debe
llegarse hasta el atentado personal». La Pasionaria dijo de Calvo Sotelo tras
un virulento enfrentamiento dialéctico en el Congreso: «Este hombre ha
pronunciado su último discurso». Y lo fue. Desde entonces hemos estado sin
amenazarnos los españoles en el Parlamento. Hasta que ha llegado esta nueva
hornada de «socialistas podemizados» que son los hijos políticos del enterrador
de la convivencia que fue Zapatero. Sin mayores diferencias ideológicas con los
comunistas, como aquellas Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) que dirigió
Santiago Carrillo, responsable él de muchos miles de muertes de españoles
inocentes, niños incluidos. Y que tiene, por cierto, muchas calles en su honor
y cuya tumba todos respetan.
Ya nos avisó hace meses el muy perspicaz Antonio Camuñas de
que Pedro Sánchez no era solo un problema político con sus desprecios,
sectarismos y malos modos. Que su manifiesta incapacidad para controlar las
frustraciones, su forma crispada y hasta colérica de reaccionar ante las
contrariedades lo convertían en un ser inquietante. Sin duda lo es. Con el
poder que ha adquirido, de forma extraordinaria y debido al delirante estado de
precariedad general de la política española que los anteriores gobernantes
permitieron, este hombre inquietante es hoy un hombre peligroso. En las
imágenes del hemiciclo el miércoles, cuando Sánchez responde a la pregunta
trampa de Albert Rivera, se ve al presidente del Gobierno perder totalmente el
control sobre sí mismo. La cara de odio cuando respondía con «ha convertido su
pregunta en un lodazal…» es la imagen de la ira sin brida. Y la escena segundos
después, cuando su rabia descontrolada le impide notar que se ha acabado su
tiempo, que el micrófono esta apagado y que la presidenta, impresionada, le
implora e insiste en que calle, es un momento parlamentario tan inolvidable
como alarmante. El señor Sánchez descontrola en sus pasiones por sí mismo y no
soporta que no compartamos, cuestionemos y ridiculicemos la enorme estima que
él se tiene. Se sabe acorralado por la realidad: su Gobierno se descompone. El
deterioro avanza por momentos. El presidente debería serenarse y convocar
elecciones muy pronto. Antes de que tengamos alguna desgracia seria e
irreparable.
martes, septiembre 11, 2018
AUTO DE FE CONTRA ORBAN
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 11.09.18
El húngaro es referente de la temida nueva derecha
HOY comienza en el Parlamento Europeo un espectáculo que
revelará la inmensa hipocresía que se gasta en la Unión Europea. Hoy se prepara
una especie de auto de fe socialdemócrata contra un país que se niega, con el
apoyo rotundo y expreso de su población, a tragar ruedas de molino del acervo
cultural izquierdista y neomarxista. Y que está decidido a defender su
identidad y cohesión nacional. Porque hoy comienza un debate sobre un informe
que pretende quitar el voto en el Consejo a Hungría por atentar supuestamente
contra principios de la UE. Las acusaciones son ideológicas y jurídicamente
vagas, preparadas por la izquierda del parlamento europeo en este acoso que es
el intento de aplicar el artículo 7 del Tratado de la Unión porque no les gusta
la política de Orban.
Enfrente tendrán a la bestia negra de la socialdemocracia de
todos los colores que es el jefe de Gobierno de Hungría, Victor Orban. Que dirá
que él cumple con sus obligaciones legales y por lo demás hace política para
los húngaros y no a la extrema izquierda occidental. Rechazará la acusación tan
manida de racismo. Contra los gitanos y, más ridícula, contra los judíos, que cada
vez son más en Budapest, donde se mueven con sus signos externos como la kipá,
lo que no pueden en Berlín o París, tomados por musulmanes. Dirá que Hungría no
tiene ni quiere la «multiculturalidad» de dichos barrios franceses, británicos
y alemanes. Ni aceptará oleadas de inmigrantes ni refugiados musulmanes para
que dinamiten seguridad, democracia y libertades en barrios y ciudades. Hungría
se niega a fomentar la homosexualidad y la transexualidad en los colegios y
jardines de infancia. Y se niega y negará, y ahí les duele mucho, a aceptar que
un multimillonario extranjero como George Soros, por mucho origen húngaro que
tenga, dicte gracias a su dinero y a las miríadas de ONG y voluntades compradas
imponga allí su doctrina mundialista y antinacional. Ese Soros, al que recibió
Pedro Sánchez en Moncloa antes que a ningún mandatario democrático, financia
ONGs para inundar Europa de africanos, fomentar el separatismo catalán,
combatir a organizaciones cristianas e inocular neomarxismo en colegios y
cultura. No solo en Hungría sino en todos los estados nacionales. La izquierda
asustada por su declive y por el auge de la nueva derecha se abraza
incomprensiblemente a Soros.
El auto de fe contra Orban es reflejo del pánico general
ante el empuje de una nueva derecha en Europa, esa que llaman ultraderechista o
populista. A Orban lo odia una izquierda que es sistemáticamente humillada en
las elecciones húngaras. Y a Orban no saben si temerle u odiarle esos partidos
que llevan muchas décadas recabando los votos de la derecha para hacer política
intercambiable con la izquierda. Esos partidos son los que han impedido que
existieran alternativas reales a la política sometida a la hegemonía cultural
de la izquierda en el continente. Saben del atractivo de que goza Orban en
muchos países europeos, precisamente porque hace política de derechas y no
rehuye sino busca y gana una y otra vez la batalla ideológica contra la
izquierda. Y saben muy bien que ese atractivo también se da en el seno de sus
propios partidos. El Partido Popular Europeo no tenía ayer una posición tomada
ante una eventual votación mañana en el parlamento. Puede que castiguen a
Hungría sin voto y puede que echen a Fidesz del PPE. Lo que no podrán impedir
es que el fracaso de la socialdemocracia de izquierda se convierta también en
el fracaso de la socialdemocracia de derecha. Ni que los europeos conozcan y
cada vez más de ellos prefieran una opción electoral como la del demonizado
líder húngaro.
domingo, septiembre 09, 2018
ENTREVISTA CON EL CANCILLER DE AUSTRIA Y FIGURA EMERGENTE DE LA DERECHA EUROPEA, SEBASTIAN KURZ
Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Viena
ABC Domingo,
09.09.18
Sebastian Kurz | Canciller de Austria
«Debe quedar claro que las fronteras de Europa se cierran a
la inmigración ilegal»
«Con
esta inmigración ilegal es imposible mantener los servicios sociales europeos»
«La UE no crecerá con políticas fiscales irresponsables»
El joven político busca aprovechar la Presidencia de la UE
para reforzar la seguridad, orden, legalidad y libertad
Rescatados «Hay que asistir a los salvados en alta mar y
devolverlos al punto de origen o de partida de la navegación»
Estado del bienestar «Nuestro sistema de servicios sociales
no puede mantenerse con esta dinámica de la inmigración ilegal»
Integración de extranjeros «Será extraordinariamente difícil
(...) Tardaremos generaciones en gestionar este flujo incontrolado»
Relación con Putin «Vino a la boda de la ministra de
Exteriores y tuvimos una conversación muy provechosa»
Sebastian Kurz es un joven político austriaco que sorprendió
al mundo el pasado año con una operación política magistral que le catapultó a
la cancillería de Austria con 31 años recién cumplidos. Consolidaba entonces su
fama de extraordinario talento político que ya precedía esa gesta. Con 26 había
sido nombrado, en la gran coalición de SPÖ y ÖVP, el ministro de Exteriores más
joven del continente. Ahora con 32 es ya un líder de referencia en una derecha
europea que pasa por momentos convulsos y busca nuevos espacios tras décadas de
compartir casi todo con una socialdemocracia en profunda crisis. Lo que en
Francia organizan en gran operación de Estado para la candidatura de Emmanuel
Macron todos los poderes fácticos, con el presidente saliente François Hollande
a la cabeza, en Austria se lo organiza este joven político a sí mismo. Logró
imponer con su propuesta personalista en una «Lista Kurz» el liderazgo
incontestado en el ÖVP, rompió con la inercia del consenso con los socialistas,
se apropió de parte del discurso del derechista FPÖ y gobierna con este partido
con tranquilidad, excelentes resultados económicos, apoyo popular y una
oposición de izquierdas desaparecida.
Austria ocupa este semestre la Presidencia rotatoria de la
UE. Kurz la utiliza para relanzar la idea de una Europa que atienda necesidades
y demandas en seguridad, orden, legalidad y libertad. Algunos, dentro y fuera,
lo caricaturizan como ultraderechista. Es más bien un demócrata que de momento
al menos sabe defender con eficacia sus convicciones. Con suaves maneras,
conceptos claros y ningún complejo para rechazar recetas que considera
fracasadas, recibe a ABC en la cancillería del Ballhaus, donde el Congreso de
Viena reordenaba Europa después de Napoleón, desde donde gobernó el canciller
Metternich y en el despacho que ocupó trece años el legendario socialista Bruno
Kreisky.
—Hace ahora un año, su partido estaba tan hundido como el socialista. Ambos muy lejos del derechista FPÖ. Pero el 15 de octubre usted ganó con una lista personal y llevó a su partido al poder con el FPÖ. ¿Cómo se le ocurrió esa operación? ¿Cómo se la aceptaron?
—Yo propuse esta candidatura al partido sobre bases muy claras. Dije que no asumiría objetivos que consideraba erróneos. Entre otros, esa agotada gran coalición. Y por otra parte abrí el ÖVP a amplios sectores de la sociedad para un movimiento amplio del partido, pero con personalidades de la sociedad civil, de todos los sectores, en un amplio movimiento con una oferta nueva.
—¿Una clara ruptura con la política socialdemócrata del Gobierno común, cuya máxima expresión es la Gran coalición?
—Más que Gobierno común, Gobierno de bloqueo mutuo. No juntos, sino enfrentados dentro del Gobierno, eso era la Gran Coalición. Unos gobiernan para neutralizar a los otros. Así no quedan energías para cambios ni coraje para asumir las reformas necesarias y se genera un conflicto permanente que paraliza el Gobierno. La población ya no quería que siguiera. Con mucha razón.
—Usted rompió esa lógica, asumió parte del mensaje del FPÖ, le quitó votos y después se alió con él.
—No solo le quitamos votos al FPÖ. Nos llegaron votos de todos los partidos políticos, de los verdes, de los socialdemócratas, de los nuevos partidos. De todos. Somos un movimiento muy amplio en el que todos pueden participar, pero que es muy claro en sus posiciones. Sus metas son generar seguridad, crear orden y estabilidad. Y bajar la presión fiscal en todos los sectores y ámbitos, garantizar un estado orientado a los servicios al ciudadano, comprometido con su defensa, mientras se avanza en el adelgazamiento consecuente de la Administración y se combate el abuso, entre ellos la burocracia.
—Son claros valores conservadores.
—Sin duda, son los valores tradicionales civiles.
—Que han estado ausentes en el pasado reciente del partido.
—Yo no generalizaría tanto. Sí creo que el problema en Austria era ya que no se sabía ni qué proyectos ni qué objetivos tenía el Gobierno. Nosotros sí proponemos objetivos muy claros con contenidos muy definidos. Hay gente que los rechaza. Pero afortunadamente hay mucha más gente que los apoya.
—¿Como ve el tormentoso desarrollo de la vecina Alemania? Usted ha apoyado a Manfred Weber como presidente de la Comisión Europea y sustituto de Jean-Claude Juncker. Él es bávaro de la CSU, de un partido muy cercano al suyo. Más cercano a usted probablemente que Angela Merkel.
—Respecto a Manfred Weber, es un buen candidato. Como presidente de la Comisión ayudaría a cerrar las trincheras que se han abierto en Europa. Respecto a Alemania, me preocupan mucho sucesos como los de Chemnitz y creo poder decir aliviado que en Austria hoy no me imagino hechos semejantes.
Es evidente que en esta región los europeos han visto peligrar gravemente su seguridad. Primero fue la crisis de Ucrania, que trajo la guerra muy cerca de nuestras fronteras. En 2015 la riada de refugiados destruyó la percepción de orden y estabilidad. De hecho, se entregó la capacidad de decisión sobre quién entra y quién no en nuestros países a los traficantes de seres humanos. Y después los atentados del Estado Islámico llegaron al corazón de Europa y generaron gran alarma. Lo importante es que los políticos no oculten los problemas y afronten con determinación posibles soluciones. Lo malo es que, en cuestión de inmigración, algunos han estado demasiado tiempo mirando a otro lado sin asumir los problemas.
—Hace ahora un año, su partido estaba tan hundido como el socialista. Ambos muy lejos del derechista FPÖ. Pero el 15 de octubre usted ganó con una lista personal y llevó a su partido al poder con el FPÖ. ¿Cómo se le ocurrió esa operación? ¿Cómo se la aceptaron?
—Yo propuse esta candidatura al partido sobre bases muy claras. Dije que no asumiría objetivos que consideraba erróneos. Entre otros, esa agotada gran coalición. Y por otra parte abrí el ÖVP a amplios sectores de la sociedad para un movimiento amplio del partido, pero con personalidades de la sociedad civil, de todos los sectores, en un amplio movimiento con una oferta nueva.
—¿Una clara ruptura con la política socialdemócrata del Gobierno común, cuya máxima expresión es la Gran coalición?
—Más que Gobierno común, Gobierno de bloqueo mutuo. No juntos, sino enfrentados dentro del Gobierno, eso era la Gran Coalición. Unos gobiernan para neutralizar a los otros. Así no quedan energías para cambios ni coraje para asumir las reformas necesarias y se genera un conflicto permanente que paraliza el Gobierno. La población ya no quería que siguiera. Con mucha razón.
—Usted rompió esa lógica, asumió parte del mensaje del FPÖ, le quitó votos y después se alió con él.
—No solo le quitamos votos al FPÖ. Nos llegaron votos de todos los partidos políticos, de los verdes, de los socialdemócratas, de los nuevos partidos. De todos. Somos un movimiento muy amplio en el que todos pueden participar, pero que es muy claro en sus posiciones. Sus metas son generar seguridad, crear orden y estabilidad. Y bajar la presión fiscal en todos los sectores y ámbitos, garantizar un estado orientado a los servicios al ciudadano, comprometido con su defensa, mientras se avanza en el adelgazamiento consecuente de la Administración y se combate el abuso, entre ellos la burocracia.
—Son claros valores conservadores.
—Sin duda, son los valores tradicionales civiles.
—Que han estado ausentes en el pasado reciente del partido.
—Yo no generalizaría tanto. Sí creo que el problema en Austria era ya que no se sabía ni qué proyectos ni qué objetivos tenía el Gobierno. Nosotros sí proponemos objetivos muy claros con contenidos muy definidos. Hay gente que los rechaza. Pero afortunadamente hay mucha más gente que los apoya.
Sebastian Kurz, en un momento de la entrevista con Hermann Tertsch
—¿Como ve el tormentoso desarrollo de la vecina Alemania? Usted ha apoyado a Manfred Weber como presidente de la Comisión Europea y sustituto de Jean-Claude Juncker. Él es bávaro de la CSU, de un partido muy cercano al suyo. Más cercano a usted probablemente que Angela Merkel.
—Respecto a Manfred Weber, es un buen candidato. Como presidente de la Comisión ayudaría a cerrar las trincheras que se han abierto en Europa. Respecto a Alemania, me preocupan mucho sucesos como los de Chemnitz y creo poder decir aliviado que en Austria hoy no me imagino hechos semejantes.
Es evidente que en esta región los europeos han visto peligrar gravemente su seguridad. Primero fue la crisis de Ucrania, que trajo la guerra muy cerca de nuestras fronteras. En 2015 la riada de refugiados destruyó la percepción de orden y estabilidad. De hecho, se entregó la capacidad de decisión sobre quién entra y quién no en nuestros países a los traficantes de seres humanos. Y después los atentados del Estado Islámico llegaron al corazón de Europa y generaron gran alarma. Lo importante es que los políticos no oculten los problemas y afronten con determinación posibles soluciones. Lo malo es que, en cuestión de inmigración, algunos han estado demasiado tiempo mirando a otro lado sin asumir los problemas.
—¿Se refiere al célebre «Nosotros
lo conseguimos» («Wir schaffen es») de Angela Merkel?
—Sí. Afortunadamente hemos logrado que en junio de 2018 se produjera un gran giro en las actitudes de los gobernantes respecto a la inmigración. Se ha producido un cambio general en las cabezas de los políticos. Ahora estamos dedicados a conseguir que ese giro pase de las cabezas de los políticos al suelo, a la aplicación práctica. Esto supone un reforzamiento de Frontex y del control de las fronteras exteriores, la lucha contra los traficantes y más ayuda en los países de origen en vez de ayudas sin fin en Europa.
—Hay problemas con las prácticas en esta lucha…
—En el Mediterráneo hay que impedir que los barcos salgan de sus puntos de origen. Hace falta reforzar la colaboración con los países de tránsito. En los casos en que no sea posible hay que implantar la práctica de que los salvados en alta mar sean asistidos y devueltos al punto de origen o de partida de la navegación. Tiene que quedar claro que las fronteras de Europa se cierran a la inmigración ilegal. Todos deben cooperar. La UE no tiene alternativa a acabar con el tráfico ilegal de inmigrantes.
—¿Y qué va a hacer con todas esas ONG que en parte viven y prosperan de ese tráfico, como los traficantes mismos?
—Cuando pedí reglas claras para las ONG en este ámbito se me reprochó y atacó masivamente. Hoy aquella posición mía es ya consenso europeo. Tienen que aplicarse reglas claras para impedir que las buenas intenciones de ciertas ONG deriven en una colaboración con esas mafias de traficantes que solo tienen desprecio hacia el ser humano.
—¿Y la integración?
—Soy de los que nunca han engañado al respecto. Eso que la pequeña Austria ha acogido a 160.000 solicitantes de asilo en tres años y tiene el índice más alto de concesión de asilo. Pero siempre he dicho que la integración de estas oleadas va a ser extraordinariamente difícil. Porque son gentes que vienen de entornos culturales radicalmente diferentes a los nuestros y porque su formación por norma es muy mala. Nosotros ya hemos comprobado que hasta en una economía tan dinámica como la nuestra, con un crecimiento del 3,2 y un desempleo muy bajo y a la baja, resulta extremadamente difícil introducir a estos inmigrantes en el mercado laboral. Por otro lado, este flujo incontrolado también ha generado mucha inseguridad. Tardaremos generaciones en gestionarlo.
—¿Y el abuso del sistema de bienestar y el consiguiente efecto llamada?
—No es ya el abuso, es el mero beneficio del sistema de un estado social de bienestar que tenemos en Europa concebido para que se beneficien de él quienes lo financian. Un estado con un sistema de servicios sociales como el nuestro no puede mantenerse con esta dinámica de la inmigración ilegal. Es imposible.
—¿Qué le parecen las descalificaciones a opiniones divergentes en Europa? Países como Hungría o Polonia son los señalados ahora. Pero Austria tiene experiencia. Una coalición parecida a la suya dio pie hasta a sanciones en el año 2000.
—Aquello fue una lección para muchos. Las sanciones contra Austria fueron una equivocación y hoy se reconoce. Por eso hay más respeto a la expresión de la voluntad nacional. Si hay en algún país una iniciativa de algún tipo contra el Estado de Derecho, entonces hay que tomar medidas para corregirlo. Pero la base de nuestras relaciones está en el respeto a la voluntad nacional de cada estado miembro.
—Usted es de los pocos gobernantes europeos que no ataca o insulta a Trump, que no descalifica a Orban. Y que se lleva bien con Poroshenko y Putin. Hace unos días su ministra de Exteriores se casó con Putin como invitado y fue muy criticada.
—No tengo costumbre de criticar a otros gobernantes. Creo que tiene más sentido ilusionar por un proyecto propio que perfilarse en el conflicto con otros. Putin vino a la boda porque le invitaron los novios. Eso sí, yo aproveché para una larga conversación muy provechosa con él. Y Poroshenko sabe de nuestro compromiso con Ucrania y el acuerdo de Minsk, por eso aplicamos las sanciones.
MENSAJE A PEDRO SÁNCHEZ
—Canciller Kurz, ¿qué tal se gobierna aliado con un partido
que muchos llaman hasta nazi?
—Lo cierto es que la cooperación en nuestra coalición funciona muy bien. Dirijo un gobierno basado en un programa común que se respeta y avanza bien. Y con el apoyo de la población, según las encuestas. Somos un gobierno proeuropeo que intenta poner de nuevo a Austria a la cabeza de la UE. Tenemos un crecimiento mayor que la mayoría, un bajo desempleo en permanente caída, estamos bajando impuestos a familia y empresa, adelgazando el Estado y con una política que ya reduce la inmigración.
—Ha visto usted a Pablo Casado en la reunión del Grupo Popular Europeo y el día 12 verá al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. ¿Sabe usted que la política del Gobierno de España va en dirección contraria a la que acaba de describir?
—He tenido una buena conversación con Pablo Casado sobre Europa y sobre medidas de competitividad, digitalización, investigación e innovación. Y me alegra poder ver al presidente Pedro Sánchez en Madrid la semana próxima. Hablaremos de los grandes retos europeos. De inmigración y de desarrollo. Todos debemos entender que Europa necesita ser competitiva para defender su nivel de bienestar. De cara a las elecciones europeas es muy importante que se consiga transmitir a los europeos que este desarrollo común no puede hacerse sobre las espaldas del contribuyente o con una política presupuestaria irresponsable de los estados miembros.
—Sí. Afortunadamente hemos logrado que en junio de 2018 se produjera un gran giro en las actitudes de los gobernantes respecto a la inmigración. Se ha producido un cambio general en las cabezas de los políticos. Ahora estamos dedicados a conseguir que ese giro pase de las cabezas de los políticos al suelo, a la aplicación práctica. Esto supone un reforzamiento de Frontex y del control de las fronteras exteriores, la lucha contra los traficantes y más ayuda en los países de origen en vez de ayudas sin fin en Europa.
—Hay problemas con las prácticas en esta lucha…
—En el Mediterráneo hay que impedir que los barcos salgan de sus puntos de origen. Hace falta reforzar la colaboración con los países de tránsito. En los casos en que no sea posible hay que implantar la práctica de que los salvados en alta mar sean asistidos y devueltos al punto de origen o de partida de la navegación. Tiene que quedar claro que las fronteras de Europa se cierran a la inmigración ilegal. Todos deben cooperar. La UE no tiene alternativa a acabar con el tráfico ilegal de inmigrantes.
—¿Y qué va a hacer con todas esas ONG que en parte viven y prosperan de ese tráfico, como los traficantes mismos?
—Cuando pedí reglas claras para las ONG en este ámbito se me reprochó y atacó masivamente. Hoy aquella posición mía es ya consenso europeo. Tienen que aplicarse reglas claras para impedir que las buenas intenciones de ciertas ONG deriven en una colaboración con esas mafias de traficantes que solo tienen desprecio hacia el ser humano.
—¿Y la integración?
—Soy de los que nunca han engañado al respecto. Eso que la pequeña Austria ha acogido a 160.000 solicitantes de asilo en tres años y tiene el índice más alto de concesión de asilo. Pero siempre he dicho que la integración de estas oleadas va a ser extraordinariamente difícil. Porque son gentes que vienen de entornos culturales radicalmente diferentes a los nuestros y porque su formación por norma es muy mala. Nosotros ya hemos comprobado que hasta en una economía tan dinámica como la nuestra, con un crecimiento del 3,2 y un desempleo muy bajo y a la baja, resulta extremadamente difícil introducir a estos inmigrantes en el mercado laboral. Por otro lado, este flujo incontrolado también ha generado mucha inseguridad. Tardaremos generaciones en gestionarlo.
—¿Y el abuso del sistema de bienestar y el consiguiente efecto llamada?
—No es ya el abuso, es el mero beneficio del sistema de un estado social de bienestar que tenemos en Europa concebido para que se beneficien de él quienes lo financian. Un estado con un sistema de servicios sociales como el nuestro no puede mantenerse con esta dinámica de la inmigración ilegal. Es imposible.
—¿Qué le parecen las descalificaciones a opiniones divergentes en Europa? Países como Hungría o Polonia son los señalados ahora. Pero Austria tiene experiencia. Una coalición parecida a la suya dio pie hasta a sanciones en el año 2000.
—Aquello fue una lección para muchos. Las sanciones contra Austria fueron una equivocación y hoy se reconoce. Por eso hay más respeto a la expresión de la voluntad nacional. Si hay en algún país una iniciativa de algún tipo contra el Estado de Derecho, entonces hay que tomar medidas para corregirlo. Pero la base de nuestras relaciones está en el respeto a la voluntad nacional de cada estado miembro.
—Usted es de los pocos gobernantes europeos que no ataca o insulta a Trump, que no descalifica a Orban. Y que se lleva bien con Poroshenko y Putin. Hace unos días su ministra de Exteriores se casó con Putin como invitado y fue muy criticada.
—No tengo costumbre de criticar a otros gobernantes. Creo que tiene más sentido ilusionar por un proyecto propio que perfilarse en el conflicto con otros. Putin vino a la boda porque le invitaron los novios. Eso sí, yo aproveché para una larga conversación muy provechosa con él. Y Poroshenko sabe de nuestro compromiso con Ucrania y el acuerdo de Minsk, por eso aplicamos las sanciones.
MENSAJE A PEDRO SÁNCHEZ
«No hay desarrollo con política presupuestaria
irresponsable»
—Lo cierto es que la cooperación en nuestra coalición funciona muy bien. Dirijo un gobierno basado en un programa común que se respeta y avanza bien. Y con el apoyo de la población, según las encuestas. Somos un gobierno proeuropeo que intenta poner de nuevo a Austria a la cabeza de la UE. Tenemos un crecimiento mayor que la mayoría, un bajo desempleo en permanente caída, estamos bajando impuestos a familia y empresa, adelgazando el Estado y con una política que ya reduce la inmigración.
—Ha visto usted a Pablo Casado en la reunión del Grupo Popular Europeo y el día 12 verá al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. ¿Sabe usted que la política del Gobierno de España va en dirección contraria a la que acaba de describir?
—He tenido una buena conversación con Pablo Casado sobre Europa y sobre medidas de competitividad, digitalización, investigación e innovación. Y me alegra poder ver al presidente Pedro Sánchez en Madrid la semana próxima. Hablaremos de los grandes retos europeos. De inmigración y de desarrollo. Todos debemos entender que Europa necesita ser competitiva para defender su nivel de bienestar. De cara a las elecciones europeas es muy importante que se consiga transmitir a los europeos que este desarrollo común no puede hacerse sobre las espaldas del contribuyente o con una política presupuestaria irresponsable de los estados miembros.
AMNISTÍA SELECTIVA
Por HERMANN TERTSCH
ABC
Domingo, 09.09.18
Jamás he entendido ni aceptado la mínima broma con las
víctimas reales de ninguna tragedia o dictadura
PARECERÍA que en la España de hoy son muchos millones que
pueden mirar hacia atrás a la heroica juventud de militancia antifranquista
propia o de sus padres. Es inmenso el enigma histórico de cómo sería capaz
aquel general pequeñito, que dicen que era mal militar, tonto, inculto, torpe y
poco viril, de capear tan cómodamente durante cuarenta años a todos esos
antifranquistas de cuya existencia nos enteramos después de ganar Felipe las
elecciones. Salieron de la profunda clandestinidad cuando comenzó a circular
dinero para la farándula de la «cultura antifranquista», el mayor negocio jamás
inventado en España. Un milagro español: millones en permanente insurgencia y
Franco moría plácidamente en la cama.
Como no soy comunista no hago chistes de «judíos en
ceniceros» ni de «fascistas empalados» o «periodistas nazis castrados». Jamás
he entendido ni aceptado la mínima broma con las víctimas reales de ninguna
tragedia o dictadura. Las de esta fueron muchas, demasiadas. Los fusilados
inocentes, los perseguidos, los miles de presos y hombres buenos que murieron
en la cárcel y los torturados. En la dictadura de Franco hubo represaliados
inocentes y muchos perseguidos de forma injusta. A veces con una crueldad y
saña solo explicable por la terrible carnicería que fue la Guerra Civil y el
inmenso fracaso colectivo que llevó a ella.
Pero sí habría que tomarse como mala broma la infame
hipocresía e infinita desvergüenza que desplieguen comunistas y exterroristas
hoy en la España del revanchismo. El viernes heroicos antifranquistas acosaron
a un policía jubilado, Antonio González Pacheco, conocido como «Billy el niño»,
al que acusan de ser el mayor torturador del planeta. Y al parecer el único.
Todos los antifranquistas pretenden haber sido torturados por el mismo. Dicen
que le quiten las medallas a este policía. Medallas que ganó no por torturar a
nadie, sino por combatir a ETA, al Grapo y, sí, también al FRAP. Y por liberar
a Oriol y Villaescusa y salvar vidas. Era el policía de una dictadura, sí. No
sé si torturó y si lo hizo, lo condeno. Pero sí salvó vidas y si cometió el
delito, no es mayor que el de asesinato de tantos hoy honrados en los medios y
el mundo oficial. Hubo una amnistía para todos. Pues dirigía el escrache Pablo
Mayoral, miembro del comando que mató a un policía de 23 años en calle Alenza
de Madrid en 1975. Fue detenido, condenado a 30 años y amnistiado un año
después. Invitado de honor en todas las televisiones es el abogado Gonzalo
Boye, un chileno condenado a 14 años por su participación en el secuestro de
Emiliano Revilla. Tener a un hombre 247 días en un agujero para robarle dinero
debe de ser tortura. Luego estos no van contra la tortura. Quieren que la
amnistía no valga para Billy el Niño, pero sí para Mayoral, al que quedarían 29
años por cumplir. El primero salvó vidas, el segundo ayudó a quitarlas. Por eso
nadie defiende al primero y el segundo es ovacionado en los medios y por la
izquierda.
sábado, septiembre 08, 2018
GUERRA EN LA DERECHA EUROPEA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 08.09.18
Macron tiene tanto miedo a que el PPE se pase al bando de
Orban que prefiere su voladura
La socialdemocracia europea de derechas, de izquierdas y de
extremo centro ha entrado en pánico absoluto ante la reacción de cada vez
mayores sectores de la población europea en contra de su política de
inmigración. Esta reacción ya ha impulsado un giro general de la política
europea hacia la derecha que causa alarma en Berlín y París. Por eso,
descontado el apoyo de la poca izquierda que gobierna en Europa, salvo la
anomalía de España y poco más, han sido Angela Merkel y Emmanuel Macron, los
dos grandes socialdemócratas que gobiernan con el voto conservador y centrista,
los que se reunieron ayer en Marsella para intentar evitar nuevas catástrofes
electorales ante la derecha emergente. Hace un año Merkel sufría un desastre
con la irrupción del derechista Alternativa por Alemania (AfD) en el Bundestag
con 94 diputados. Aunque Merkel formó gobierno con un SPD agónico y practica un
acoso constante a la derecha que tacha de «nazi», el AfD sube imparable en
todas las encuestas.
Ahora Merkel y Macron temen que, ante la precampaña de las
elecciones europeas en 2019, el PPE asuma unas tesis de firmeza contra la
inmigración que supondrían el rechazo expreso a la política de ambos. Macron
tiene tanto miedo a que el PPE se pase en masa a posiciones cercanas al líder
húngaro Viktor Orban, de la CSU bávara o del canciller austriaco Sebastian
Kurz, que busca la voladura del grupo popular europeo. De ahí que se sume a los
intentos de expulsar al húngaro. «No se puede estar al mismo tiempo con Merkel
y con Orban» sentenció hace días. Busca refundar una especie de grupo europeo
que obedezca a sus tesis centristas, es decir encadenar con Merkel al PPE a la
política socialdemócrata. Quiere echar a un Orban que ha entendido que la
guerra está abierta. En una cita con Matteo Salvini dijo que su enemigo máximo
es Macron. La expulsión del partido Fidesz podría empezar a tramitarse el
martes próximo. Ha comenzado ya la batalla ideológica entre esa nueva derecha
que sus enemigos llaman ultraderechista y ese centrismo socialdemócrata que sus
enemigos llaman la nueva izquierda.
viernes, septiembre 07, 2018
APOLOGÍA DE LA TRAICIÓN
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 07.09.18
El aplauso de la prensa al sabotaje en la Casa Blanca es un
regalo para Trump
EL diario New York Times puede haber llegado al punto de no
retorno en la caída libre de su calidad intelectual y moral. La publicación de
un artículo anónimo de alguien que dice pertenecer a un grupo de «resistencia»
dentro de la Casa Blanca dedicado a sabotear la política del presidente de
EE.UU., no es solo un acto de apología de la traición. Es una vileza que
deshonra a todos los implicados. Dicen que Trump amenaza a la democracia pero
quienes violan las reglas son siempre sus enemigos. El saboteador dice que él y
sus cómplices lo hacen por el bien de la patria para evitar los efectos de la
política de un gobernante que consideran perverso, incapaz y demente. Nunca
ningún golpista ni traidor ha explicado sus actos de otra forma. Y mucha prensa
mundial celebra que haya, según esta garganta profunda, células de resistencia
y sabotaje contra el presidente y su política en la Administración del Estado.
Que se dedican a dañarle a él y a impedir que se apliquen la política y las
medidas que el presidente Donald Trump ordena.
Hace mucho que la prensa occidental entró en una deriva de
irresponsabilidad delirante en su odio incontrolado a Trump. Días después de
las elecciones la prensa celebraba las manifestaciones violentas en EE.UU. de
izquierdistas que se negaban a aceptar el veredicto de las urnas. No solo esos
siguen sin aceptarlo. Su desprecio a Trump como candidato y a sus seguidores,
esa gentuza, esos «deplorables» de que hablaba Hillary Clinton, fue la clave de
su derrota. Pero también el origen de la mayor, más brutal y más falsaria
campaña contra un gobernante legítimo que se recuerda. Ahora se ve que hasta
con sabotajes. En venganza por el fracaso histórico de aquella derrota
humillante para todos los que apoyaron a la que perdió por su arrogancia
infinita, su soberbia, sus enfermedades, sus mentiras, su corrupción y
escándalos.
Ganó el otro. El malo. Desde entonces se busca delito que
colocarle. No han dejado de fabular y buscar. De Rusia van a las putas. De las
putas a los negocios. Y de allí vuelta a Rusia. Nada. Y la prensa internacional
con docilidad vergonzosa y celo miserable sigue tras a los voceros de los
perdedores, NYT y Washington Post. Y patéticos personajillos de la CNN, como
Wolf Blitzer y Anderson Cooper, que siguen como aquella madrugada electoral en
busca de un condado de Florida que cambiara su suerte, cuando ella ya llevaba
horas borracha, incapaz de salir a reconocer su derrota. Aquel colosal
escenario de triunfo para la primera mujer presidente quedaba en desangelado
hangar en el que todos lloraban por las esquinas y se anunciaba que Hilaria no
estaba en condiciones. Esa es la que iba a ser comandante en jefe. No habían
contado con la «gentuza deplorable» que desprecian los intelectuales de allí y
de aquí. Y votó el pueblo, los que mueren en las guerras y los que trabajan en
la paz y no están afectados ni infectados por las pestes de los marcuse y
chomskys frankfurtianos en las universidades, los que no tienen más ideología
que las tradiciones, la lealtad y el sentido común. Esos, aliados con muchos
otros ya hartos de la mentira, decidieron que esa mujercita codiciosa e
hipócrita no iba a mandar. Ahora resulta que las elites y los funcionarios
salidos de estas universidades con adoctrinamiento neomarxista le sabotean. Él
lo sabía y lo dijo. Lo tacharon de conspiranoico. Pues ahí lo tienen. Los
traidores son ahora los héroes del New York Times. Dense prisa en sabotearle
mucho. Porque nada desprecian los honrados y patriotas «deplorables» como la
traición. Muchos que podían tener alguna duda dejaron ayer de tenerlas.
martes, septiembre 04, 2018
POR LA LIBERTAD Y LA PALABRA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 04.09.18
El pogromo contra el español es la guerra contra España
EL 9 de septiembre hay convocada en Barcelona una
manifestación para exigir a Pedro Sánchez que cumpla su palabra y convoque
elecciones porque una inmensa mayoría de los españoles, lo dicen las encuestas,
no lo considera legitimado para tomar las decisiones que está tomando sin ser
elegido. Esa manifestación debería ser el comienzo de una movilización general
en toda España para que plazas y calles se llenen de ciudadanos que demanden
elecciones inmediatas y exijan respeto para la voluntad popular a este
Gobierno, que tiene la osadía de decir que a los españoles no les convienen
ahora las elecciones o que sería un despreciable «contar votos malamente».
Los españoles se juegan mucho más que ese saqueo fiscal
planeado. Se juegan su libertad y la unidad de la patria, confirmados ya los
planes de Sánchez del choque de «las izquierdas» contra «las derechas» en su
siniestro intento de ganar ahora la guerra civil de hace 80 años. Ese
despreciable proyecto lo asume y hereda de Zapatero, hoy muy significativamente
ya la mano derecha de Nicolás Maduro, un dictador narcocomunista que debe
acabar ante Tribunal Penal Internacional de La Haya por los crímenes contra su
pueblo. Sánchez se ha negado a tachar de dictador a Maduro y comparte con él no
solo los consejos de Zapatero. También la alianza con los comunistas españoles
de Podemos, cuyos dirigentes fueron decisivos en la deriva del chavismo hacia
la dictadura. Como lo son ahora en convertir el programa del nuevo Frente
Popular español en una rápida operación para hundir al país en la dependencia,
en la desinformación y mentira histórica, el abuso y la servidumbre.
Una semana después de esa manifestación por la libertad y la
unidad de España frente a los intentos de destruir la nación y someterla en
pedazos a tiranías marxistas, hay otra gran convocatoria, también en Barcelona,
el día 16. Será la primera gran manifestación a favor de la libertad de
elección de lengua y del uso del español. Convocada por la asociación Hablamos
Español, una iniciativa joven de inmensa vitalidad que crece sin cesar, recoge
firmas y goza ya de numerosos apoyos. Pretende hacer lo que no hicimos en
cuarenta años y hoy pagamos dramáticamente: defender el derecho de todo español
a estudiar, trabajar y vivir en lengua española en todos los rincones de
España. La traición a este derecho se inició muy pronto. Ahí está ya en 1981 el
Manifiesto de los 2.300 de un grupo de intelectuales encabezados por Amando de
Miguel y Federico Jiménez Losantos que lo denunciaron. Sufrieron represalias,
este último un atentado, y la mayoría acabó fuera de Cataluña. Ahí comenzó la
«limpieza cultural», el pogromo contra el español que ha alcanzado una
brutalidad propia de odios balcánicos. La terrible indiferencia general por
este maltrato del nacionalismo gobernante contra mayorías castellanohablantes
ha sido fomentada por todos los gobiernos de España, tanto del PSOE como del
PP, para no irritar a sus socios. Pero la expulsión del castellano de las
regiones con nacionalismos es mucho más que una disputa cultural. Pretende
erradicar la presencia y las huellas de la lengua común para poner en duda la
propia existencia allí de ese pasado común. Desde la toponimia a las lápidas,
de los archivos a los carteles, se pretende que desaparezca todo testimonio de
la huella de España y la lengua española. Por eso hablar o escribir de «Girona»
o «Lleida» o «Araba» o «Iruña» cuando se habla o escribe en español es
colaborar con el pogromo hispanófobo. Fíjense hasta qué punto están implicados
nuestros políticos y periodistas en la fatal deriva. Fíjense hasta qué punto la
lucha por la lengua común es la lucha en defensa de la libertad.
domingo, septiembre 02, 2018
LA ARBITRARIEDAD
Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo,
02.09.18
El Gobierno desprecia públicamente las elecciones como
«contar votos malamente»
CARMEN Calvo, vicepresidenta del Gobierno por la gracia de
Pedro Sánchez y de todos los separatistas, comunistas, extremistas y enemigos
de España en el Congreso, dice que ya está bien de pedir elecciones. Dice esa
señora que pedir las elecciones que Sánchez prometió es «crear tensiones». Lo
que deben hacer los partidos es «arrimar el hombro». Lo demás es «hacer
oposición al Estado». Asegura Calvo que antes de cualquier elección hay que
restablecer el Estado de bienestar tan dañado por «la derecha». «O la
democracia es Estado de bienestar o estamos hablando de contar votos
malamente». Las elecciones generales son «contar votos malamente». Este procaz
desprecio a la voluntad expresa del pueblo soberano debería hacer sonar las
alarmas de esa oposición cuyos líderes parecen «el petimetre» de Lucky Luke.
Así se las ponían… a Chávez y Maduro. Como allí, es la arbitrariedad la que
gobierna.
Si se toman en serio a Calvo, que afirma que no habrá
elecciones hasta que se haya «restablecido el Estado del bienestar», se puede
acabar pensando que, en su permanente delirio cambiante, este Gobierno evalúa
la posibilidad de no respetar la legislatura y suspender elecciones
indefinidamente. Porque Sánchez no va a restablecer ni el Estado ni el
bienestar ni nada de aquí a 2020. Al contrario, todo indica que este Gobierno
puede provocar en meses una crisis general de catastróficas consecuencias. Ya
se intensifica el frenazo de la economía y, con anuncios de expolio a la
población, disparado el gasto, sin margen de maniobra en la deuda y los tipos
de interés determinados al alza, la economía de la España de Sánchez puede
hundirse en tiempo récord. Y ahí no van a ayudar banqueros feministas. Por otra
parte y debido a su servidumbre a los compromisos secretos, Sánchez toma sin
parar medidas que debilitan al Estado frente a sus enemigos, que son los socios
del jefe de Gobierno. Con el enfrentamiento civil en Cataluña en marcha y su
posible extensión a otras regiones y siendo pelele de todos en una crisis de
inmigración en la que este Gobierno ha puesto a España en la peor situación
imaginable. Así las cosas, para Sánchez y su tropa de ninfas fanáticas la
salida más sensata a una situación que escapa rápidamente a su control sería la
convocatoria de elecciones. Pero Sánchez y Calvo sufren –o gozan– ya el
síndrome del sátrapa que no quiere «contar votos malamente». No vaya a haber
pocos propios. ¿Cómo evitarlo? Como campeones de la arbitrariedad pueden hacer
cualquier cosa. Igual invitan a media África a España que deportan a miles de
africanos en vagones de ganado. Tan dispuestos a entregar Cataluña a los
golpistas como a mandar al Ejército. Cualquier cosa para quedarse ellos donde
nunca habrían llegado a través de elecciones. Hace días, el gran periodista
peruano Jaime Bayly preguntaba que cómo era posible que Sánchez abrazara a un
dictador repugnante como Evo Morales. Y se negara a llamar dictador al asesino
de Maduro. Porque Sánchez, para quedarse, está dispuesto, en ese reino de la
arbitrariedad total, hasta a emularlos a ellos.