The Unending Gift

sábado, noviembre 30, 2013

EL RAPTO DE UCRANIA

Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 30.11.13

Nadie se había percatado de la operación del ruso de robarle al europeo la novia ucraniana. Ante sus mismas narices

     La cumbre de Vilna ha dejado en muy clara evidencia de que el secuestro de Ucrania por parte del presidente Vladimir Putin es un hecho consumado. Que el presidente Víctor Yanukovich se ha plegado a lo que algunos llaman con ironía «una amplia gama de argumentos y ofertas de Putin que el presidente ucraniano no podía rechazar».

     Nadie duda de que esas ofertas van desde garantías para su fortuna personal hasta amenazas con aplicar a Ucrania represalias comerciales y en el suministro energético. La UE sólo puede, de momento, llorar con mayor o menor disimulo su impotencia. Increíble ha sido lo desprevenidos que ha cogido a los europeos esta operación de Rusia, al más clásico estilo moscovita de expansión hegemónica. El rechazo de Kiev a firmar el acuerdo de asociación con la Unión Europea que se iba a producir en la cumbre de Vilna fue un jarro de agua fría en Bruselas y las capitales occidentales. Nadie se había percatado de la operación del ruso de robarle al europeo la novia ucraniana. Ante sus mismísimas narices, días antes de la boda. Putin sale aquí de nuevo triunfante. Y los europeos han tenido que escuchar en Vilna, estupefactos, cómo Yanukovich les proponía un «ménage à trois», una mesa común en la que el presidente ruso también tuviera voto y veto sobre los acuerdos entre la Unión Europea y Ucrania. Aparte de exigir dinero y gas en condiciones que la UE ni puede ni quiere conceder. La UE ha rechazado ese disparate. Pero la obscena oferta deja claro lo lejos que ha llegado Putin en la limitación objetiva de la soberanía de Ucrania.


     Todo ello ha espantado a esa mitad de la población ucraniana que no sólo es pro europea sino manifiestamente anti rusa y febrilmente anti Putin. La involución política en Rusia genera entre ellos lógica alarma. Ucrania se debate desde el medievo entre el este oscurantista y el oeste ilustrado. Es aquella una tierra de fronteras como indica su viejo nombre eslavo «U Krania», que significa «en la frontera». Fue zona militar de protección de los eslavos del norte frente a los tártaros del sur, al igual que la Krajina balcánica lo fue de los eslavos del sur frente a los turcos. Pero allí mismo, en aquella frontera militar, tanto en Ucrania como en los Balcanes, acabaría estableciéndose la gran frontera y sima cultural de Europa, el limes entre Roma y Bizancio. Ucrania tiene por eso dos almas, una ortodoxa que miraba a Constantinopla y mira a Moscú y la otra, católica, que mira hacia Roma, Varsovia y Viena. Desde la independencia, las dos Ucranias luchan entre sí. Hay que temer que la Ucrania del oscurantismo, hábilmente apadrinada por Putin, ha ganado.

viernes, noviembre 29, 2013

FANTASMAS PARALELOS

Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 29.11.13


Las listas negras de periodistas han existido siempre, pero publicar la propia no nos evoca al austriaco sino a Queipo de Llano

ES una lamentable paradoja que la Generalidad de Cataluña, cuyo único objeto de gobierno, meta política y razón existencial es la identidad, se halle en una profunda crisis de la misma. Tan grave como para gastarse fortunas, en época de crisis y con Cataluña hecha unos zorros, para determinar lo que se es y lo que no se es. Ahora se han obsesionado con que tienen que demostrar al mundo que no son nacionalsocialistas, ya me entienden, nazis.

La manía les ha debido llegar a los políticos nacionalistas catalanes por su dedicación a la historia de la mano de Jordi Bilbeny, ese que dice que Cervantes, Colón y probablemente Zaratustra y Gandhi fueron catalanes. Ven ahora una película antigua de las marchas con antorchas de los nazis bajo la Puerta de Brandemburgo y ven similitud con las animadas marchas de antorchas de ERC. Ven su propio rigor patriótico en desterrar signos de decadencia española como los toros o fotos de los toros o carteles escritos en español y eso les evoca las operaciones de limpieza del arte degenerado, «el arte judío u hostil a ideales germánicos», que se hicieron en los museos alemanes en los años treinta. Ven el golpe de Estado contra la República de Lluis Companys en 1934 y no les resulta muy distinto al que montaron en Múnich en 1923 un grupo de veteranos de la Gran Guerra. Que iban encabezados por un bohemio austriaco con aspecto de bufón que acabó con sus huesos en la cárcel. Y si a Companys la República no lo fusiló, en acto de piedad, sino condenó a 30 años, la melindrosa República de Weimar también condenó al austriaco a pena de cárcel. En vez de ponerlo ante un pelotón de fusilamiento, que era la costumbre en aquellas épocas en todas las sociedades modernas. Para ejecuciones más deshonrosas se elegía la horca. Imagínense que Weimar hubiera puesto contra la pared al austriaco. La suerte habría cambiado mucho para el continente y el mundo. Y nadie puede suponer que para mal.

Pero dejémonos de ucronías y volvamos a las angustias de nuestros líderes nacionalistas para combatir la idea de que son nacionalsocialistas. Una idea que nadie ha defendido y nadie tiene. Porque a pesar de todas esas curiosidades estéticas paralelas, nadie ha dicho que Artur Mas sea nazi ni nada parecido. Aunque sí se le esté poniendo cara de aquel gran campeón del fracaso que fue Von Papen. Ni que alguno de ERC sea como el austriaco. Lo que se les está diciendo desde fuera, porque dentro ya pocos pueden hacerlo sin pagar un alto precio, es que la deriva política emprendida, aunque no sea la intención de muchos ni de la mayoría, agudizará esas obsesiones de la Generalidad. Porque aunque los demás calláramos —lo que no vamos a hacer—, sus políticos verán cada día más paralelismos fantasmas con fotos sepias y películas mudas. En esa deriva, la Generalidad nos ha querido dar la razón a quienes nos preocupamos por ellos. Y han demostrado que en su deterioro están muy avanzados. Las listas negras de periodistas han existido siempre. Pero publicar la propia en conferencia de prensa como ese pobre y surrealista Francesc Homs, amenazando a los incluidos con la cárcel, no nos evoca al austriaco —que a los periodistas les daba matarile sin alharacas—, sino al general Queipo de Llano cuando cayó en sus manos Artur Koestler. Presumió de la pieza capturada en la caída de Málaga y le condenó a muerte por hablar mal de Franco y de él. Aunque al final no lo ejecutó. Eso sí, Queipo confirmó cómo era Queipo. Y Koestler triunfó en todo el mundo con su Testamento español.

martes, noviembre 26, 2013

EL ESTADO AVERIADO

Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 26.11.13


La avería moral y el colapso en la eficacia generan un asco que se nos pega a las ropas, como el célebre barro a las togas

EL Príncipe Felipe ha tenido que suspender un viaje a Brasil por una avería en el avión. Iba a Brasil, una potencia emergente de inmensa importancia para nuestras empresas. Iba para promocionar la Marca España. No ha podido ser. Porque con el Príncipe Felipe ya en el avión se comprobó que una pieza fallaba. No se había hecho el día anterior. Ni dos ni tres días antes, con tiempo para tomar medidas ante la contingencia. El resultado es que el Príncipe ha pasado ocho horas dentro del avión en tierra. Hasta que le han dicho que se volviera a casa. Que no había repuesto para la pieza averiada. Ni tampoco había avión de repuesto. Ni había nadie que pensara y organizara alguna solución para evitar el penoso ridículo con la suspensión de toda la agenda. El Estado brasileño es un poderosísimo cliente potencial de nuestra industria. Para sus trenes de alta velocidad como para sus inmensas infraestructuras proyectadas. El mensaje que ha llegado a Brasil es que el Estado del Reino de España no es capaz de trasladar de un lado al otro del Atlántico al máximo representante de la Corona durante la convalecencia del Rey. No es eso lo que se llama un mensaje ganador.

En sus horas de baldía espera a bordo de un avión varado, el Príncipe Felipe quizá leyera el artículo de Esperanza Aguirre de ABC. Como otros hemos hecho y seguiremos haciendo, la presidenta del PP de Madrid se lamentaba por el escándalo que supone que, cuando ya se han cumplido cinco días desde los hechos, la Policía no haya detenido ni a uno solo de los 150 agresores de la ultraizquierda que asaltaron el pasado miércoles la Facultad de Derecho de Madrid. Un comando multitudinario de comunistas arrasó oficinas, demolió ordenadores y mobiliario y causó cinco heridos. Resulta aún más inaudito que la incapacidad de nuestro Gobierno de llevar al Príncipe hasta Brasil, en el avión que fuera, el hecho de que la Policía de Madrid no haya sido capaz de practicar una sola detención de los cabecillas de una manifestación salvaje de violencia sectaria habida en una facultad de la principal Universidad de España. Resulta intolerable que no se haya dado aún ningún tipo de explicaciones. Sí es cierto, por ejemplo, que el rector José Carrillo garantizó a los agresores la impunidad durante el asalto, al impedir a la Policía acudir en socorro de los agredidos. Las víctimas dicen sentir miedo en la universidad. Toda una declaración de bancarrota para el Estado, que se suma a todas las humillaciones que han sufrido estas semanas otras víctimas, de crímenes mucho más graves, abominables, en un espectáculo de prepotencia y alarde de los criminales que resulta insólito y monstruoso en una sociedad civilizada.

¡Cuánta comodidad se adivina no ya en la falta de grandeza, sino de mínima dignidad y decencia! Porque lo único decente era evitar el espectáculo denigrante que hemos sufrido y que deja a la sociedad asqueada, atónita y angustiada. Por la quiebra total de confianza en las instituciones. Por la falta de fuerza moral en las élites que evidencia desde el cinismo en la constitución del CGPJ a la corrupción que todo lo pringa. La avería moral y el colapso en la eficacia generan un asco que se nos pega a las ropas, como el célebre barro a las togas. Abolida la ética de la responsabilidad bajo los socialistas, estamos asistiendo con el Gobierno popular al naufragio de la esperanza. Porque sin músculo moral y político no hay remedio a tanta miseria. Un poco de decencia y eficacia, por caridad. Para que la avería no sea la regla.

sábado, noviembre 23, 2013

SOVIETIZACIÓN CARIBEÑA

Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 23.11.13

En Venezuela solo caben dos opciones: la guerra civil o la dictadura


Tenía que llegar en este proceso de colapso general de Venezuela. La deriva desde la muerte de Chávez ha agotado todo margen para soluciones más civilizadas. Como en la Rusia bolchevique, cuando ya nada funciona y el suministro básico encalla sólo caben dos opciones para que el poder no sea arrollado: la guerra civil o la dictadura. La Rusia bolchevique tenía ambas. A Maduro le basta con la dictadura que la Ley Habilitante ya instauró oficialmente el martes. Si bien nadie excluya que esta soterrada guerra civil que el régimen ha puesto en marcha, pueda adquirir formas más clásicas. Aunque la dictadura ya había llegado tras el golpe cubano con la muerte de Chávez, su constitución oficial ha llegado esta semana. Tras hacerse con los poderes especiales en esta versión caribeña del «Ermächtigungsgesetz» de Hitler del 23 de marzo de 1933, Maduro ya dictó el jueves sus primeras leyes sin engorros parlamentarios. Todo dictador tiene en sus comienzos una ley habilitante que le permite dictar las leyes. También Nicolás Maduro la necesitaba. Aunque después lleguen órdenes de La Habana. Maduro dictó la Ley para el Control de los Costos, el Control de las Ganancias y la Protección de la Familia y la Ley de creación del Centro Nacional de Comercio Exterior que controlará todas las importaciones, exportaciones y divisas. La sovietización de las estructuras administrativas da así un salto cualitativo. El control total por el régimen de todas las actividades económicas, comerciales y sociales es un hecho. Después de hacerse con el poder absoluto, hablar de otras extravagancias de Maduro puede parecer divagar en anécdotas, pero él ya ha anunciado que regalará a cada universitario y escolar una tableta Samsung. Mientras pone en busca y captura a un número de empresarios. Hoy se enfrenta el recién estrenado dictador con la manifestación convocada por la oposición. Todos saben que Maduro no piensa en un año. La manifestación es el primer pulso en la nueva situación. No exento de peligro. Porque la dictadura podría recurrir a la guerra si cree necesitarla.

viernes, noviembre 22, 2013

DE BLANQUERNA A LA COMPLUTENSE

Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 22.11.13

La infame doble vara de medir, el miserable y constante agravio comparativo en España, ya no es noticia

RECORDARÁN todos aquel terrible acontecimiento del asalto a la librería Blanquerna de la Generalitat catalana que se produjo además en plena Diada de este año, 11 de septiembre. Se había congregado en sus salas un grupo para celebrar el día con un acto en favor del separatismo que ya es doctrina oficial del Gobierno autónomo de Cataluña. Pues las decenas de personas allí presentes fueron víctimas de un violento asalto por parte de un grupo de extrema derecha. Unos quince energúmenos entraron en el local rompiendo una puerta y tiraron al suelo unas estanterías y unas banderas. Después de proferir gritos e improperios y zarandear a algunos asistentes que protestaban, se escaparon. Todos unidos, los partidos y la sociedad civil madrileña condenaron con indignación sincera, énfasis y solemnidad los hechos. El Estado de Derecho funcionó. Horas después habían sido detenidos varios agresores en la calle. Aquella misma noche, otros fueron arrestados en sus domicilios. Los grupos parlamentarios del vecino Congreso condenaron de inmediato el asalto. Como Dios manda, la decencia dicta y la urbanidad dispone. Al anochecer había mostrado su indignación hasta el presidente del Congreso, Jesús Posada, cuya sangre no se altera ni cuando pisotean el reglamento de la casa y humillan esa santa casa todos los enemigos que tiene dentro. Hasta una comisión de investigación querían algunos grupos separatistas e izquierdistas. Porque, según dijeron, aquello anunciaba sin duda el principio de una ofensiva fascista en la capital, cuando no el renacimiento de los más negros capítulos del franquismo. Los telediarios y noticieros de televisiones y radios abrieron con aquella terrorífica noticia. En Cataluña había consternación ante lo que parecía el principio de un pogromo contra los catalanes. Algunos decían ya que no se podría volver a pisar Madrid. Los periodistas catalanes relataban anécdotas sobre amenazas y peligros varios por este territorio castizo pero comanche.


Recordaba todo esto el miércoles no sin sorna cuando supe que no quince vándalos ultras como en Blanquerna, sino 150, habían asaltado la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense en Madrid. Una masa de ultras, pero esta vez de izquierdas, entró en el edificio a la caza del esquirol y el facha e insultando a todos los que se habían atrevido a acudir a estudiar en jornada por ellos decretada de huelga general. Como toda la izquierda, empezando por el PSOE, llevan meses diciendo que contra el ministro Wert y su ley vale todo, estos jovencitos ideologizados en los años del zapaterismo se lo tomaron a pecho. Son las camadas rojipardas que han mamado odio de revancha en las televisiones. Hubo cinco heridos que pudieron ser más. Muchos huyeron aterrorizados ante los golpes con extintores y cascos de moto. No hay detenciones. Cuando actúa la ultraizquierda no suele haberlas en España. Cuando hay alguna por despiste o agresión directa a un policía, siempre hay un juez que libera sin cargos. Por la noche TVE dio muy breve y perdida la noticia. Dando a entender que la asociación estudiantil Francisco de Vitoria, cuyo despacho fue arrasado, es muy de derechas. Ya se sabe. Y las condenas, con cuentagotas. El rector de la Complutense, Carrillo, ya ha reafirmado a la mayor universidad de España como un santuario de una extrema izquierda filoterrorista. Él está cómodo. La ultraizquierda violenta también. Los agredidos, no. Han pedido que se retiren sus imágenes de las redes. Porque las víctimas tienen miedo. Y eso sí es un dato. La infame doble vara de medir, el miserable y constante agravio comparativo en España, ya no es noticia. Aunque no deje de producir náusea. Pero que las víctimas se escondan vuelve a serlo.



martes, noviembre 19, 2013

DOS AÑOS Y DOS LIBROS

Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 19.11.13

Zapatero y su escudero Solbes se tachan mutuamente de mentirosos, lo único que algunos estamos dispuestos a creerles

     DOS años hace y a muchos se antojan veinte. Porque han pasado muchas cosas en España. Algunas de ellas sin precedentes. Muchas muy graves y muy serias. Otras graves y nada serias. Y tantísimas ridículas, grotescas, infames. Hace dos años ganaba el Partido Popular por mayoría absoluta las elecciones. Aquel 20 de noviembre, fecha en absoluto inocente porque nada era inocente en la voluntad de mezclar odio histórico con política actual, se quebraba un proyecto que sus inspiradores, el presidente Rodríguez Zapatero, a su cabeza, habían previsto que durara muchos más años. Estaban seguros de que, con la subasta de la soberanía y la complicidad de todos los enemigos del Estado, habían conseguido ganarse unos aliados permanentes que impedirían la alternancia en Madrid por mucho, mucho tiempo. El Pacto del Tinell, convertido en razón y forma de Estado, dejaba fuera de juego «a la derecha». «Los herederos de Franco», en esa ridícula y miserable caricatura puesta en boga, jamás podrían ganar en condiciones normales frente a toda la alianza variopinta que, desde Zapatero hasta ETA, integrarían ese Frente Popular estable. El abuelo de Zapatero habría ganado por fin la guerra. Lo cierto es que iban camino de conseguirlo cuando se les cruzó en el camino la crisis económica, muy grave ella, que se convirtió en tormenta perfecta una vez en contacto con sus ineptitudes y sus mentiras. Estas por sí mismas no les habían quitado el favor del electorado español en el 2008. La sociedad española no reaccionó hasta que la catástrofe se había consumado y los millones de víctimas tenían ya en el bolsillo la prueba y el testimonio de la misma. Sin la crisis económica los españoles habrían asistido probablemente, sin ofrecer la suficiente resistencia, a la dinamitación de la Constitución de 1978 y a la creación de un régimen de pluralidad y libertades muy mermadas. La vocación totalitaria de los socios del PSOE en aquella aventura se ve en todos los rincones de España donde tienen poder, en el Gobierno socialcomunista de Susana Díaz como en el nacionalista de la Generalidad, tutelada por el nacionalsocialismo de ERC. En todo caso hace dos años se acababa aquel septenio negro para la historia de España, en el que se sembraron tantos males como en una guerra. Y llegaba el cambio.

     Pues dos años hace tan solo y ya se atreven a publicar sendos libros Rodríguez Zapatero y su escudero Pedro Solbes. Para promocionarlos se tachan mutuamente de mentirosos, lo único que algunos estamos dispuestos a creerles. Imaginen a qué degradación de acusaciones mutuas serían capaces de llegar si por algún golpe de suerte en este país la justicia poética les hiciera compartir el banquillo de acusados. Pese a ellos, hoy podemos decir que España se ha salvado de hundirse en su peor catástrofe desde la guerra civil. Que habría sido lógica consecuencia de la tragedia nacional que ha supuesto el zapaterismo. Nadie ayudó tanto a Zapatero como Solbes para mantener la gran mentira en 2008. La que hemos pagado a precio terrible. Dos años e infinito dolor después, España saca la cabeza del pozo negro económico. Y superará la actual fase histérica de la perversión separatista. Guste o no guste la forma de gobernar de Rajoy, lo cierto es que brega con ambos legados envenenados. Y su éxito es más plausible hoy que hace un año. Un éxito que pasa por hacer desaparecer de la vida española la huella de esos dos personajes que publican ahora libros y pretenden contar algo. Cuando, durante lo que les queda de vida y por pudor, no deberían sino pedir perdón.



sábado, noviembre 16, 2013

JUEGO CHINO DE PUERTAS

Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 16.11.13

A pesar de la apertura anunciada, la Policía y los jueces seguirán con sus abusos de poder

Siempre se dice que habrá un choque entre liberalización económica y rigorismo político. Aún no lo ha habido

     La abolición de los campos de reeducación forzosa y el levantamiento parcial de la restricción de una pareja/un hijo en China son dos medidas revolucionarias en el mejor sentido. Las anunció ayer el Partido Comunista Chino como resultado de una conferencia del Comité Central que había concluido el martes. El mero hecho de que a partir de ahora un chino no podrá ser privado de la libertad más que por procedimiento judicial ordinario es un hito que habría hecho llorar a millones de chinos que desde 1949 han pasado por campos de trabajo, muchos de ellos campos de la muerte.
     Claro que la policía seguirá con sus abusos de poder y los jueces retirarán de la circulación al que moleste. Pero ya no existirá una institución en la que podía encerrarse a cualquiera por prácticamente cualquier motivo. Y el permiso para tener dos hijos a ciertos matrimonios pone fin oficial a una práctica impuesta en los setenta. Con efectos colaterales monstruosos.
     Dos importantes puertas que abre el poder chino como señal a su población, junto a una llamada a la renovación general y superación de restricciones para incentivar participación y competencia. “Tenemos que tener el coraje y la convicción de renovarnos”, citaba la agencia Xinhua al presidente Xi Jinping. Medidas tan osadas como estas y otras parecen confirmar a los expertos que hablan de Xi como el presidente con más poder desde Deng Xiao Ping.

     Decidido a usarlo para abrir esas puertas a la participación económica y al levantamiento de restricciones sociales en parte superadas por la práctica, mientras cierra enérgicamente las puertas a toda veleidad plural en Estado y partido. Desde hace muchos años y cada vez que se produce un gran paso en la liberalización económica, hay quienes anuncian un supuestamente inevitable choque entre liberalización económica y rigorismo político. No ha habido ninguno realmente significativo.

HISTORIA DE DOS SENTENCIAS

Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 15.11.13

Nadie cuestiona desde el Estado las demenciales secuencias a las que asistimos estos días y semanas

¡IMPUNIDAD intolerable!, clama indignada la izquierda desde el miércoles. «Una sentencia aviesa y amoral», se oye decir en las radios y televisiones a la izquierda española, a socialistas y comunistas, a verdirrojos y rojipardos, a perroflautas y asaltantes del Congreso, bufones proetarras, separatistas y demás tropa. Pero no se refieren a lo que nos hace a muchos estar desde hace días en permanente ida y vuelta entre la náusea y el dolor, y a muchos españoles víctimas del terror y la delicuencia, entre el vómito y el llanto. No piensan en las decenas de asesinos que salen estos días felices y sonrientes de las cárceles, sin reinserción, sin arrepentimiento, tras haber cumplido a veces apenas un año por asesinato o pocos meses por cada violación. Muy al contrario, ellos aplauden la salida a la calle de estos criminales que hoy se mezclan ya con la población indefensa y conmocionada. Como éxito postrero de Rodríguez Zapatero.

No dicen que sean amorales la sentencia de Estrasburgo ni la catarata de autos que, diligentes y obsequiosos, firman sin cesar los jueces por toda España estos días. En obediencia a un Tribunal de Estrasburgo que se ignoró siempre que convino. Decenas de sentencias de aquel Tribunal han sido acogidas en España a lo largo de décadas con parsimonia e indolencia, hasta ignorar algunas de ellas durante mucho tiempo. Pero ahora, ¡ay, cuánta diligencia en una justicia que habitualmente piensa en años o lustros cuando no décadas! Qué impresionante la urgencia, las ansias compulsivas de los jueces españoles por poner en libertad a los peores asesinos que están en las cárceles españolas, sin un minuto para un informe personalizado, sin un instante de reflexión o cuestionamiento del automatismo que lleva del recurso de la etarra a la puesta en libertad sin control alguno de gravísimos desequilibrados sexuales.
Nadie cuestiona desde el Estado las demenciales secuencias a las que asistimos estos días y semanas. Los jueces están aterrados con ser los últimos en poner en libertad a todos los que puedan. Los socialistas, responsables bajo Zapatero de este atentado contra la dignidad y la seguridad de los españoles, están felices de ver como se cumplen sus planes. El Gobierno y el PP dicen que ellos no han sido. Lo cual es cierto. Y que nada pudieron hacer para evitarlo. Lo cual es falso. No señores, si oyen a la izquierda gritar «¡impunidad!» piensa en el PP y si habla de «la sentencia amoral» es la que absuelve a los imputados en el proceso penal por el naufragio del Prestige. Mucha frustración y aspavientos mediáticos. Diez años después, tanta pasión y estupefacción tan poco verosímil. Porque el fallo es lógico. Pero no perdonan se les escamotee la victoria de esta sentencia. Igual que creen que Estrasburgo les da la razón histórica y quita así el estigma de la traición, lo creen falsamente,  piensan que la sentencia de La Coruña debía sancionar su operación de acoso y derribo a raíz de la tragedia. Que habrían de repetir después con el «No a la guerra». Y que culminaría en los días entre las bombas y las urnas en marzo de 2004. No ha obtenido satisfacción. Al contrario. En esta sentencia la izquierda española es declarada culpable de mentira, manipulación y agitación violenta. Su falta de honradez intelectual y su nula probidad democrática marcaron la entrada en la década que su perverso protagonismo convirtió en la más negra y desgraciada para España desde la guerra. Y condenó a esta izquierda a su actual crisis en el trágico dilema entre el extremismo y la nada.



ANÁLISIS EN DIARIO DE LA NOCHE 14.11.13

Por HERMANN TERTSCH
TELEMADRID - DIARIO DE LA NOCHE 14.11.13


Buenas noches a todos. No sé si conocen a Oriol Junqueras, ese dirigente de Esquerra Republicana de Cataluña que da ordenes al presidente de la Generalidad Artur Mas. No deben confundirlo con otro extremista separatista y comunista que amenazó con una zapatilla a Rodrigo Rato en el Parlamento Catalán. Aunque se parezcan después bastante y no sólo en aspecto. Junqueras ha amenazado este miércoles con una huelga general de una semana en Cataluña para poner de rodillas a España. Y obligarla así a aceptar la ruptura de la soberanía española. Ha dicho Junqueras que pueden paralizar la economía catalana totalmente. Y hacer así gran daño a la española. Y afectar también a los mercados internacionales. Dirán que son las amenazas de un matón. Por supuesto que sí. Pero es una forma peculiar esa de liberar a sus supuestos oprimidos hundiéndolos en la miseria. Y poco eficaz. Al terminar la huelga general, la economía catalana más hundida aun de lo que está, tendría que pedir urgentemente dinero al Gobierno de España para pagar todo. Entre otras cosas el salario de Junqueras. No haremos chistes sobre tuertos ni ciegos. Ni sobre quien vería peor o nada al final. Pero mientras no esté ciego del todo, Junqueras puede leer la carta del presidente de la Comisión Europea, Joao Barroso, que confirma oficialmente lo que ya sabemos: Una Cataluña independiente estaría fuera de la Unión Europea. Y necesitaría la unanimidad para entrar. Lo que sería, se lo garantizamos, imposible en varias generaciones. Se les iba a hacer muy largo hasta a los más entusiastas.


martes, noviembre 12, 2013

PODRÍA VOLVER MUERTO

Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 12.11.13

Los socialistas españoles nos dicen muy serios en el 2013 que reivindican todos los lemas que llevan polvo, caspa y sangre seca

«EL PSOE ha vuelto, el PSOE ha vuelto», la buena nueva que, con entusiasmo impostado como todo lo suyo, propagaba al mundo el domingo Alfredo Pérez Rubalcaba, sonaba a «el PSOE ha muerto». Que no. Que no. Por supuesto que no ha muerto este partido que reunió en el IFEMA a dos expresidentes y a muchísima gente que ha vivido de la política, que en parte lo sigue haciendo y que pretende seguir en ello. Muerto aun no, pero agonizar sí que agoniza ya un poco. Ha habido otros partidos socialistas que se fueron por el sumidero como el Partido Socialista Italiano (PSI). Si dentro de unos meses el espacio de la izquierda tiene a tres partidos aproximadamente iguales en expectativa de voto, PSOE, IU y UPyD, que se disputan el pastel que tradicionalmente se zampaba solito el PSOE, puede que por fin haya dirigentes que se planteen despojarse de las siglas. Al aceptar que es más fácil crear una nueva opción de izquierda moderna, signifique lo que signifique eso, que cargar con un lastre paralizante de iconografía y mensaje. Si las nuevas generaciones de socialistas, que han crecido intoxicadas por el revanchismo y la idealización de la II República y el Frente Popular, fueran un poquito más cultas, sabrían que la modernización no pasa por robarle la cartera de dogmas a la momia del marxismo-leninismo que en el sur de Europa sigue vivo de forma tan inaudita. Sino por competir en el campo de soluciones con una derecha liberal en nuestro país casi inexistente, pero ante todo con esa derecha socialcristiana o vergonzante y cobardunamente socialdemócrata que gobierna. Cuando el SPD se tomó en serio lo de querer gobernar en Alemania se fue a Bad Godesberg, ya en 1959, y concluyó: «Primero, los valores fundamentales del socialismo democrático son Libertad, Justicia y solidaridad». Tomen nota, justicia, no igualdad, con ese igualitarismo castrante que en España forma combinación letal con resentimiento y envidia. Segundo: «El socialismo democrático tiene tres raíces de pensamiento: la ética cristiana, el humanismo y la filosofía clásica». Tomen nota, nada de marxismo que exige un final de la historia y verdades absolutas y luchas de clase y frentes populares y opción proletaria. Que es lo que se ve reivindicar ahora a los jóvenes socialistas en España. Había que dejar claro que se pertenece a otra galaxia que los comunistas que quieren acabar con el capitalismo y crear una sociedad sin clases en una utopía que ya por entonces se había cobrado sus muchas decenas de millones de muertos.


Los socialistas españoles sin embargo se lanzan a la alianza con los totalitarios, en esa alianza socialcomunista que va bien, en palabras de la nueva estrella andaluza Susana Díaz. En vez de liberarse de la patológica dependencia de un pasado cada vez más lejano y profundamente siniestro, los socialistas españoles nos dicen muy serios en el 2013 que reivindican todos los lemas y soluciones que llevan polvo, caspa y sangre seca. El estrepitoso fracaso de Felipe González al intentar un Bad Godesberg en Suresnes y después en Madrid quedó claro con la llegada a la dirección del Atila de León con su insensata osadía, su revanchismo y miserable adanismo. De donde éste lo dejó el PSOE no ha vuelto. El daño para España ha sido inmenso. Pero es mucha España. Para el PSOE, sin embargo, visto ahora lo visto, parece que puede acabar siendo letal. No ha vuelto, pero va para muerto. Muchos lo considerarían de justicia, no sólo poética. Y las opciones que surjan como herederas pueden ser más libres y francas. Desde luego no tienen por qué ser peores que el muerto.



domingo, noviembre 10, 2013

NO CORRAS, OBAMA

Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo, 10.11.13


Hay quienes sugieren que la actitud de EE.UU. tiene mucho que ver con las ganas de firmar


Hay ocasiones en las que muy entusiasmadas noticias de rápidos avances en una negociación nuclear producen mucha menos alegría que preocupación. Y hay veces que se reciben con muy razonable alivio las noticias de un estancamiento de unas conversaciones armamentistas y de un alejamiento de las posibilidades de un acuerdo. Eso es lo que sucedió ayer con las negociaciones sobre el programa nuclear de Teherán. En ellas participan un grupo compuesto por Francia, Reino Unido, Alemania, Rusia y la UE, con EE.UU. a la cabeza, por un lado y el régimen islamista de Irán por otro. Durante toda la semana que concluye, la delegación norteamericana ha distribuido tanto y tan potente optimismo sobre las posibilidades de un rápido acuerdo, que muchos se han asustado. La prisa de Obama da miedo. Y fue Francia la que al final asumió el papel de aguafiestas. El ministro de Defensa, Laurent Fabius, dejó claro que había muchos puntos aun insatisfechos y que las expectativas de un rápido acuerdo no eran realistas. Las expectativas se habían disparado por la llegada del secretario de Estado, John Kerry, que interrumpió un viaje por Oriente Medio para acudir a Ginebra. Todos están interesados en aprovechar para comprobar el grado de sinceridad de lo que algunos creen es una disposición real de Teherán a negociar su programa nuclear. Pero desde la mesa de negociación hay quienes dejan entrever que la actitud norteamericana tiene menos razón en avances reales con garantías que en las ganas de Washington de firmar. La aplicación de sanciones a Irán ha llevado muchos años y un ingente esfuerzo internacional. Hoy son muy eficaces y tienen estrangulado al régimen iraní. Nadie quiere replantearlas a cambio de vagas promesas o pasos incompletos. Las ansias de la Casa Blanca de reivindicar su falta de acción contra Irán y dar brillo a un triste expediente de política exterior de Obama se entienden. Pero no se comparten.

sábado, noviembre 09, 2013

REICHSKRISTALLNACHT

Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 09.11.13

«QUERÍA avanzar un poco en mi trabajo antes de volver a mis notas del diario. Pero entonces llegó una desgracia tras otra, puede decirse que la tragedia. Primero enfermedad, después accidente con el coche y después el affaire de los tiros de Grünspan, la persecución, desde entonces la angustia por emigrar». Quien así escribe el 22 de noviembre de 1938 es Víctor Klemperer, excusándose con su diario por haber estado semanas sin hacer su habitual anotación. «El affaire de los tiros de Grünspan…». Klemperer, judío, el célebre profesor de Filología de Dresde, escribiría años después el imprescindible libro sobre el lenguaje del nazismo «Lingua Tertii Imperium» (LTI). Sus diarios, desde 1933 a 1945, son un impresionante documento de la inverosímil supervivencia de un intelectual judío bajo el régimen hitleriano. Se refería Klemperer en su anotación del 22 de noviembre a Herschel Feibel Grynszpan o Grünspan. Era el joven judío que había acudido a la Embajada alemana en París aquel aciago 7 de noviembre, solicitando ver a un diplomático y disparando cinco veces a Ernst vom Rath, que había salido a atenderle. Grynszpan lo hizo en plena ofuscación, tras saber que su familia de origen polaco había sido deportada por las autoridades alemanas.

Trágica decisión de venganza fue la de Grynszpan. Porque le costó la vida al joven diplomático, que murió dos días más tarde. Porque habría de costar muchas más vidas. Y porque a la postre aquel arrebato puso en marcha la más brutal y cínica represalia masiva tomada por un Estado europeo en pleno siglo XX contra parte de su propia población. Fue la más calculada y organizada de las «reacciones espontáneas» imaginables. De terribles efectos. La indignación por el «crimen judío» contra el diplomático alemán fue agitada por la prensa desde el primer momento. Pero fue al saberse, en la tarde del día 9, de la muerte de Vom Rath cuando Hitler y su ministro de propaganda Joseph Goebbels tomaban las riendas.

Hitler y Goebbels se hallaban en Munich con toda la cúpula del régimen, conmemorando el frustrado golpe de Estado de 1923, el «Putsch de la cervecería» por el que Hitler y Rudolf Hess cumplieron condena. Aquel intento de golpe de Estado y los años que el Führer había pasado en el penal bávaro de Landsberg, donde escribió su obra «Mein Kampf», formaban parte de la épica hitleriana y del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (NSDAP). Goebbels escribió en su diario el 10 de noviembre: «Ayer: llego a la recepción del partido en el viejo ayuntamiento. Tremendo el ambiente. Le explico al Führer la situación. Decide: que sigan las manifestaciones. Retirar a la policía. Que los judíos sientan la ira del pueblo. Así debe ser. Doy órdenes de inmediato a policía y partido. Después hablo ante toda la dirección. Aplausos tempestuosos. Todos se lanzan a los teléfonos. Ahora va a actuar el pueblo. Escribo una breve circular en la que digo qué se debe hacer y qué no. Ya están las tropas de asalto cumpliendo. Aviso en Berlín (...) que hay que demoler la sinagoga de la calle Fasanen. Me responde: Un encargo de gran honor».

Por entonces anochecía. Comenzaba en toda Alemania la pesadilla en una inmensa orgía nacional de incendios y muertes, asaltos, apaleamientos y las más terribles humillaciones a la población judía del Tercer Reich. Habría de ser recordada como la Reichskristallnacht, la noche de los cristales rotos. O también, con un nombre menos equívoco, el Novemberpogrom. El 9 de noviembre, hoy, se cumplen 75 años de aquella conversación de Hitler con Goebbels en Múnich, en la que se decretó y organizó en horas el mayor pogromo de la historia. En la milenaria historia de la persecución de los judíos hubo pogromos más sangrientos. Pero ninguno de estas dimensiones, en todo el Reich, simultáneo en Graz y Danzig, en Stuttgart y Breslau, en Viena, Berlín y Hamburgo. El balance de muertos se situó, de forma aleatoria, en 91, porque muchos de los judíos detenidos aquella noche «para su protección» murieron en palizas en días siguientes. Y miles de judíos se suicidaron en las semanas siguientes, en el pánico y la desesperación de no poder salir del país por no conseguir un visado de un país de acogida. Otros muchos acabaron sus vidas en los campos de concentración y exterminio. Las sinagogas destruidas fueron cerca de 1.500 y los comercios, viviendas y demás propiedades judías asaltadas y parcial o totalmente destruidas, muchos miles. Pero las trágicas consecuencias de aquella noche van más allá de los daños de aquel salvajismo y la crueldad sádica desplegada.

Muchos historiadores ven en esta noche el punto de no retorno del régimen hitleriano en el proyecto genocida que llevaría al Holocausto. Dicen que fue la última oportunidad real de las élites alemanas para haber evitado guerra, crimen y hundimiento. Para haber derrocado al criminal y sus huestes. Y haber salvado el honor propio y de la patria. Pero también fue la última ocasión del mundo exterior para hacer un frente común contra Hitler. Y para salvar a muchos judíos. No fue así. En pocas semanas emigraron tantos judíos como en los cinco años anteriores. Pero los que no lo hicieron fue porque no consiguieron visado a ninguna parte. Y si los judíos temblaban por su vida, el pueblo alemán se hundía en su complicidad con los criminales que lo gobernaban. Como decía una nota de la policía de la ciudad de Innsbruck «para evitar más disturbios se hallan detenidos por su propio bien muchos judíos. La voluntad del Gobierno del Reich de resolver el urgente problema de estos huéspedes indeseables por medios legales, evitará que sean necesarios nuevos excesos». Atiéndase el lenguaje, la LTI que Klemperer estudió. Todos los diques de la ley, el respeto, el pudor y la compasión cayeron uno tras otro y por este orden en aquellas horas, tal día como hoy en 1938. Mil millones de marcos del imperio habrían de pagar las comunidades judías por los daños ocasionados. Desde aquella noche, nadie podía llamarse a engaño sobre la naturaleza criminal, amoral e inhumana del régimen. No es cierto que la mayoría de los alemanes participara en aquella inmensa orgía de violencia y sádica crueldad. Pero sí lo es que fueron muy pocos los que se atrevieron a defender a sus vecinos judíos. La sociedad alemana asistió así con pasividad a la consumación en su seno de una monstruosidad bárbara que todos hasta entonces habrían considerado impensable en aquella gran nación de cultura. Y confirmó tristemente la sentencia de Edmund Burke: «Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada».



viernes, noviembre 08, 2013

KOESTLER EN VALENCIA

Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 08.11.13

La izquierda española parece haber perdido toda ambición de integridad intelectual y honradez dialéctica

CUENTA en sus memorias Artur Koestler los problemas que tenían siempre los agentes del Komintern para convencer a los comunistas de Europa occidental de los cambios de estrategia del PCUS, es decir de los cambios de humor de Stalin. Sucedía con frecuencia. Cuando se tenía a los cuadros comunistas bien entrenados y adoctrinados en una verdad, llegaban órdenes de Moscú de defender la verdad opuesta. El caso más dramático, que llevó a muchos comunistas a abandonar el partido en 1939 y costó a no pocos cuadros en toda Europa la muerte, fue el anuncio del Pacto Hitler-Stalin. Nadie podía creerlo. Que el gran padre de la revolución, el Stalin infalible, hubiera llegado a un acuerdo con el máximo representante del satán del fascismo que era Adolfo Hitler. Para repartirse entre ellos Polonia y merendarse el báltico. Hubo que utilizar todos los medios coercitivos para convencer a los comunistas de que la verdad a partir del 23 de agosto de 1939 era exactamente la contraria a la vigente hasta entonces. Los comunistas españoles, entonces ya muchos en el exilio, también tuvieron serios problemas para digerir el trágala aquel del intercambio de adulaciones entre Hitler y Stalin. Pero lo hicieron, lo volvieron a hacer muchas veces y parece que enseñaron bien a la izquierda española en general. Prueba de ello es ese gracioso espectáculo de toda la oposición valenciana en devota procesión en defensa de «su Canal9». De una televisión, cuyo cierre piden a gritos desde hace años. Aún resuena la enérgica exigencia de aquel pequeño napoleoncito de Pepiño Blanco en un mitin en Alicante. «Cuando hablan de austeridad, que lo cumplan y que cierren la televisión valenciana». Era el 22 de enero del 2011. Grandes aplausos cosechó el ministro de Zapatero con su arenga contra una televisión superflua y despilfarradora. ¡Qué lejos entonces de estas escenas ternuristas en las calles de Valencia! En concentración plañidera por «la defensa incondicional de la televisión de nuestra tierra, nuestra lengua y nuestra cultura». Eso con unos socios que, cuando hablan de «su lengua y su cultura» se refieren a otra que no es la valenciana. Otra que quieren imponer con ayuda de fuera y de otros. Con empeño, adoctrinamiento, organización y mucho dinero procedente de Barcelona.


Ahora Canal9, la televisión a la que esa tropa lleva lustros vilipendiando y saboteando, es el faro irrenunciable de las esencias espirituales valencianas. Dicen ahora y de momento. Porque muchos la quieren convertir en repetidor de TV3. No han necesitado un congreso de intelectuales antifascistas para consumar el giro de 180 grados con el cinismo que imponía el Komintern con Willy Münzenberg. No vamos a recordarles aquí a nuestros heroicos defensores del Canal9, reconvertido en ridículo Stalingrado televisivo, todos los pasos que han dado los sindicatos para hacer inviable aquella televisión. Lo más preocupante ahora no es el zafio oportunismo y la burda mentira que es el maltrato permanente de la verdad. El problema está en que la agresión a la verdad afecta a la ley. Por la disposición de la izquierda a violarla e ignorarla. La izquierda española parece haber perdido, arrollada y pervertida por el zapaterismo, toda ambición de integridad intelectual y honradez dialéctica. La agresiva reacción a su impotencia ante los retos de los actuales tiempos, la hace hundirse, atrincherarse en sus mecanismos de lucha de los años treinta del siglo pasado. Una lucha primitiva que se nutría, en época de Koestler, de la magia de la verdad total impuesta, el odio al enemigo de clase y la violencia. Podría ser el último coletazo en una deseable extinción de las formas más primitivas de la izquierda que subsisten aquí. Pero el trance es muy peligroso.



lunes, noviembre 04, 2013

SNOWDENMANÍA TEUTONA

Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 05.11.13

El sentimentalismo teutón que nutre esta defensa de Snowden no augura nada bueno

UN espía traidor americano y una gran dosis de idealismo alemán, inoculada en vena a la sociedad alborotada por unos medios tan populistas como irresponsables. Con eso se organiza una campaña de histeria bondadosa y demagogia compasiva en el país más fuerte y desarrollado de Europa, hasta hacer olvidar a políticos, medios y organizaciones tanto sus responsabilidades como sus deberes contractuales, sus pactos políticos y hasta sus intereses. Y movilizar un antiamericanismo que tiene mucho peor aspecto que el que conocimos en los años ochenta del siglo pasado con las campañas contra el rearme de la OTAN. Se escuchan tonos antinorteamericanos que son de otras épocas. Que no proceden de la clásica izquierda antiyanqui. Que está marcado por un resentimiento, un afán justiciero y una superioridad moral que tienen un extraño eco de un pasado más lejano y peor.

Lo que está sucediendo en estos días en Alemania es la mejor prueba de que Estados Unidos hace muy bien en espiar todo lo posible. Porque queda demostrado que sus socios no son de fiar. Y alarmante es que el espectáculo lo monte una Alemania gobernada por la democristiana Angela Merkel. Ni siquiera se da el consuelo de que sea el arrebato neutralista de un presidente socialista francés. Tras seis décadas de firme alianza entre Alemania y EE.UU, el Gobierno alemán tiene que negar públicamente que vaya a otorgar asilo a un proscrito por alta traición de Washington. Lo hace el Gobierno Merkel, porque una campaña masiva pide que se proteja y acoja al fugitivo. Y se le otorguen máximos honores como campeón de la verdad y la decencia. Eso al hoy enemigo número uno de su principal aliado.

Algo serio está fallando cuando gran parte de la sociedad alemana se moviliza a favor de un ladrón y traidor que ha robado millones de datos a la seguridad nacional norteamericana y ha causado ya un infinito daño a la defensa y seguridad de todos los aliados, incluida Alemania. Eduard Snowden pasará a la historia por haber causado una catástrofe para la seguridad occidental. Y por no solucionar ni uno solo de los males que decía combatir. Tampoco el de los abusos en el espionaje. Que existen y existirán. Porque la tecnología abre todos los días nuevos espacios y posibilidades que todos los servicios de información utilizarán salvo que tengan enfrente tecnología suficiente para demostrarse que incumplen pactos suscritos.

Luego, bienvenidos sean los acuerdos entre aliados para crear espacios conjuntos de seguridad. Pero nadie crea que alguien que puede en la práctica saber algo que incumba a su seguridad, va a renunciar a saberlo. Cada uno se aplique. Con una contrainteligencia eficaz. Eso es todo. Lo demás es moralina plañidera. De países que espían con todos sus propios recursos sin renunciar a nada. Molestos porque el otro tiene más. Se puede estar de acuerdo en que es una grosería por parte de Barack Obama ordenar espiar a su aliada Angela Merkel. Pero a ver si Merkel, Hollande o cualquier otro puede jurar que ha rechazado una información secreta de seguridad que afecta a su país porque procede directamente de la mesa de un jefe de Estado o de Gobierno extranjero.

La reacción alemana es alarmante. El sentimentalismo teutón que nutre esta defensa de Snowden como intrépido espía romántico contra el imperio no augura nada bueno. Ayer se oyeron por primera vez voces firmes recordando lo que Alemania debe y necesita al aliado atlántico. Algo tarde cuando algunos ya hablan de EE.UU como «la fuerza de ocupación digital». Aquí no pierde confianza sólo Europa. EE.UU también repensará su cooperación. Así, la snowdenmanía puede convertirse en un harakiri teutón para toda la seguridad europea.


domingo, noviembre 03, 2013

DERECHOS A DECIDIR

Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo, 03.11.13

Primer Plano
ESLOVAQUIA, UNA SECESIÓN IMPUESTA
El trasfondo histórico

Casi todo el mundo sabe que Checoslovaquia se disolvió en diciembre de 1992, tres años después de la caída del régimen comunista. Lo que casi nadie sabe es que Checoslovaquia tiene dos fechas de nacimiento. Una es la oficial, el 28 de octubre de 1918, cuando este nuevo Estado europeo, con su flamante primer presidente, el filósofo Thomas Garrigue Masaryk, surgía de parte de los despojos del Imperio Austro-Húngaro, colapsado bajo la derrota de la Gran Guerra. La otra fecha de la creación de Checoslovaquia es quizás la real, el 17 de mayo de 1915, cuando emigrantes checos y eslovacos se reunían en Cleveland, estado de Ohio, para acordar la creación de un Estado común tras una guerra. Tenían que lograr que la guerra supusiera el fin del Imperio y gracias a EE.UU., un estado eslavo liberado del yugo de germanos y húngaros.

Lo mismo sucedió en los Balcanes, donde bajo hegemonía de Serbia, los eslavos del sur (yug) debían unirse en un paneslavismo meridional de la Yugoslavia. Fue el presidente norteamericano Woodrow Wilson, que había decidido en 1917 entrar en la guerra, el gran patrón del derecho a decidir de los pueblos en Europa. Y ese llamamiento de Wilson a la autodeterminación de los pueblos en Europa con sus célebres y fatídicos «Catorce puntos» fue la hoja de ruta en Versalles y Trianon. Allí se crearon mil agravios más de los que resolvía, se crearon fronteras sin criterio y se sembraron todas las condiciones para que, pocos años después, Europa estallara en pedazos y quedara paralizada por el terror y anegada en sangre.

Crisis existencial


La primera crisis existencial les llegó a los estados artificiales tan sólo veinte años después. Para entonces, de los postrados estados germánicos herederos de los Imperios centrales, había surgido una potencia temible. Era la Alemania nazi que ya había anexionado por la fuerza Austria, en un alarde del derecho a decidir de las masas austriacas que con las tropas alemanas acabaron con las leyes y la existencia misma del Estado austriaco. Poco después adquirían su derecho a decidir las masas alemanas en los Sudetes y acababan con Checoslovaquía. A finales de octubre, las tropas alemanas convertían la actual Chequia, Bohemia y Moravia, en un protectorado alemán. Y en Eslovaquia, Hitler otorgaba, según el anuncio oficial, su derecho a decidir a los eslovacos que aplaudían la creación de un Estado títere clerical fascista bajo el sacerdote Josef Tiso.

En Yugoslavia también se había producido una situación similar. Hitler alcanzó gran popularidad en Croacia al anunciar la destrucción de una monarquía yugoslava que muchos yugoslavos consideraban más opresora que el Imperio vienés. Así, Alemania garantizó a Croacia el derecho a decidir constituirse en un Estado fascista bajo la dirección del caudillo Ante Pavelic. Para entonces, en todos los rincones de Europa surgían, en esos estados previamente «autodeterminados», regímenes totalitarios que competían con la Alemania nazi en brutalidad y vocación criminal.

Después de la guerra, el comunismo paralizó la historia en Europa Central y Oriental durante cuarenta años. Con el fin de esta otra ideología totalitaria y criminal, estallaron las diferencias. Y pronto lo hicieron con toda la violencia bélica en Yugoslavia.

Un fracaso


Ante el baño de sangre que ya había comenzado entre los eslavos del sur, en el centro de Europa, otros eslavos, checos y eslovacos, aterrados ante la posibilidad de un panorama parecido, no opusieron la más mínima resistencia a las primeras iniciativas de separación. Cuando parlamentarios eslovacos lo plantearon, los checos se precipitaron a aceptarlo. Y de repente, sin haberlo deseado realmente nadie, se vieron sin estado común. Hoy ya da lo mismo. Nos separan de aquel hecho dos décadas, lo que separaba la fundación del Estado de su desaparición bajo Hitler. Tiempo suficiente para saber que ni siquiera en aquel estado artificial surgido ya en el siglo XX y con meros 68 años de existencia, fue la división una conquista. Ni en aquel estado históricamente anecdótico frente a los grandes estados nacionales de Europa occidental, ni siquiera aquella división ideal fue algo más que un fracaso.

Fotos:
(El último checoslovaco – Vaclav Havel decidió dimitir como presidente en protesta por la ruptura de Checoslovaquia. Manifestación en Bratislava en los días de la independencia eslovaca.
Los padres de la ruptura – Vladimir Meciar, primer ministro de Eslovaquia y Vaclav Klaus, “premier” checo, en 1992. Ambos de acuerdo en romper el país.





sábado, noviembre 02, 2013

OTRO DESASTRE, POR FAVOR

Por HERMANN TERTSCH
ABC, Sábado, 02.11.13

La operación de Snowden y Ströbele es transparente, pero sin duda eficaz

Cierto que han aumentado los llamamientos a la sensatez en el escándalo del espionaje. Pero bastan un par de insensatos para tumbar la labor de muchos. Se ha vuelto a ver en Alemania con la irrupción en la cacharrería de las medias verdades y la demagogia en toneles de un siniestro personaje como es Christian Ströbele. Un tipo de cuidado, acostumbrado a los delincuentes peligrosos. Abogado de la banda terrorista Baader Meinhof, condenado por colaborar con la organización y expulsado una década después por el SPD por dirigirse a los terroristas encarcelados como «queridos camaradas», Ströbele es un activista incombustible. Es contumaz en su radicalismo antisistema en un partido cada vez más integrado en el sistema democrático. Ströbele fue a Moscú a visitar a su nuevo héroe, Eduard Snowden, y ha vuelto a Berlín triunfante como un Miguel Strogoff con misiva de aquél. Dice Snowden que estaría dispuesto a declarar ante el Parlamento alemán sobre los abusos del espionaje norteamericano. Y pide garantías para hacerlo. Con toda la demagogia disparada que Gobierno y medios razonables no aciertan a atajar, la operación de Snowden y Ströbele es transparente pero sin duda eficaz. En Alemania ya se ha desatado una especie de histeria contra «la fuerza de ocupación digital» que serían los EEUU. Todos muy crédulos con Snowden, cínicos e incrédulos con cualquier explicación que llegue de Washington, parece que se deja de pensar en los intereses de la propia Alemania y sus socios. Y se va perfilando otro desastre. Porque el Gobierno alemán aún no ha desechado como grotescas e irresponsables las propuestas de Ströbele y Snowden de que el Gobierno alemán proteja a un fugitivo de la Justicia norteamericana, para escucharle en su Parlamento. Entonces sí que podemos dar por enterradas las relaciones bilaterales por mucho tiempo, Moscú y Pekín habrán logrado dinamitar el Tratado de Libre comercio trasatlántico. Entonces sí que algunos logran dinamitar una cooperación de los servicios de información que salva vidas y defiende intereses europeos, desde las guerras del antiterrorismo y antidroga hasta la cooperación militar. Esperemos alguna voz con autoridad ponga fin a este delirio.


viernes, noviembre 01, 2013

LOS SONÁMBULOS

Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 01.11.13

Perder la batalla de la política nos lleva como sonámbulos a conspirar en favor de una tragedia evitable, que para nosotros hoy es el Estado fallido

ASÍ se titula, The Sleepwalkers, el que puede considerarse el mayor acontecimiento editorial relacionado con la gran efemérides que se acerca con el verano de 2014. Conmemoraremos los cien años de las fechas que supusieron una profunda quiebra en la historia y la civilización humana. El centenario del comienzo de la Primera Guerra Mundial se abre el 28 de junio con el día de San Vito, cuando se cumple el siglo desde que un joven nacionalista serbio asesinaba en Sarajevo, al heredero del trono imperial y real de Austria-Hungría, archiduque Francisco Ferdinando. Después llegará el centenario del ultimátum a Serbia el 23 de julio, del llamamiento a filas en los diversos países implicados y el comienzo de la guerra el día 1 de agosto.

Cuatro años y 17 millones de muertos después, el mundo en nada se parecía a aquél que había comenzado esta guerra como si fuera una más. En el transcurso de aquella, la primera y larguísima carnicería moderna, desapareció la civilización del orden y la jerarquía tradicional. Y surgió otro, el mundo de las masas en rebelión, de las tiranías totales, de las ideologías redentoras y del crimen absoluto. Cuando callaron las armas en noviembre de 1918, estaban ya sembradas en las tierras batidas por la artillería y anegadas en sangre, todas las condiciones para el más brutal y asesino de los siglos de la historia de la humanidad, el XX.

El libro de Christopher Clark es, todos coinciden, una gran obra. Al nivel del clásico de John Keegan, los propios escritos de Churchill sobre la Gran Guerra o La Historia de la Primera Guerra Mundial de David Stevenson y otros. Pero si es líder en ventas en todo el espacio cultural alemán en Europa es por una originalidad a añadir a su calidad innegable. Y es que Los sonámbulos es el primer libro dentro de la inmensa bibliografía anglosajona sobre aquella contienda, que no atribuye a las potencias centrales toda la culpa de la guerra. Clark hace una muy impresionante descripción de la evolución política y geoestratégica europea desde la unificación alemana 1871. Salta con virtuosismo desde la microhistoria de acontecimientos diplomáticos, políticos y militares a la macrohistoria de los corrimientos de poder y descompensaciones de intereses. Y teje Clark una realidad, en la que todos los actores, con mayor o menor buena fe y acierto, pasiones más bajas u objetivos más excelsos, entran en una especie de terrible rondó histórico en el que nada está o estuvo predeterminado, pero en el que una fatalidad terrible e implacable va ajustando todas las piezas en la posición terroríficamente adecuada.

Para encajar en una situación que al final hace lógico, sin haber sido nunca inevitable, el dramático resultado habido, la guerra, la carnicería, la inmensa tragedia humana y el naufragio cultural. La fatal concatenación de contingencias en aquel inmenso pantano de fatalidad acumulado en años previos a los disparos de un insignificante nacionalista serbio. Que rompe diques y arrasa en cuatro interminables años de infinita crueldad con una generación entera de jóvenes de los países contendientes. Y deja todo el continente anegado para que durante el siglo casi entero no se pudiera salir del lodazal de odio, fanatismo e ideologías criminales. Nadie lo esperaba, nadie lo podía esperar. Lean nuestros políticos Los sonámbulos. Léanlo los que juegan con fuego y agitan las peores pasiones y los instintos más bajos, los que hacen arriesgados cálculos para arañar algo más de poder, los insensatos y delincuentes que reactivan ideologías fracasadas y criminales. Y los indolentes, ciegos y sordos. Perder la batalla de la política, igual que el hundimiento económico, nos lleva como sonámbulos a conspirar en favor de una tragedia evitable, que para nosotros hoy es el Estado fallido.