The Unending Gift

sábado, noviembre 29, 2014

UNA TURQUÍA ISLAMISTA Y RECELOSA

Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 29.11.14


Ya no es ese Estado laico visitado por Juan Pablo II que cuando este murió puso sus banderas a media asta en señal de luto

El Papa Francisco ha comenzado con palabras muy valientes el que es sin duda el viaje más delicado que realiza desde que comenzó su Pontificado. Turquía ya no es el Estado laico visitado por Juan Pablo II que cuando éste murió puso sus banderas a media asta en señal de luto. Ya no es un Estado amable y agradecido por todas las influencias occidentales. Sino un estado regido con mucha ambición exterior, receloso hacia Occidente y cada vez más susceptible y celoso de su principal razón de estado ya que es la religión, el islam.

REUTERS  El Papa Francisco deposita una corona de flores en el cenotafio de Mustafá Kemal Ataturk, fundador y primer presidente de la República Turca

Por eso habrá quien se haya sorprendido cuando el Pontífice tras palabras de respeto, amistad y gratitud por la gran ayuda de Turquía a los refugiados de la guerra vecina, haya recordado que son ante todo los musulmanes quienes tienen que enfrentarse y poner fin a los crímenes que se cometen en su nombre. Especialmente ahora en el Estado Islámico, esa entidad monstruosa creada a tiro de piedra de las fronteras turcas. Nadie puede ser indiferente ante el exterminio de otras religiones que practican los yihadistas. Añadió que la defensa es legítima frente a tan brutal agresor. Le escuchaba atento el presidente Recep Tayip Erdogan, quien durante años ha permitido la llegada de yihadistas de todo el mundo a Siria a través de Turquía. Y quien durante meses ha permitido que los terroristas del EI machacaran a los kurdos. El presidente turco ha lanzado sus previsibles y habituales lamentos victimistas frente a Europa y acusado a las sociedades occidentales de no hacer nada contra la islamofobia.

Peligrosas tendencias
Lamento al menos exagerado a la vista de los muchos millones de turcos y otros musulmanes que viven, trabajan y se benefician de las redes sociales en los países de Europa occidental sin mayores problemas. Parecía ayer preocuparle más eso que el estado terrorista junto a su frontera. Y más que las peligrosas tendencias que se registran en sus universidades y su juventud en la que la popularidad del Estado Islámico se ha disparado.

Lo cierto es que quien recibe a Francisco no es un anfitrión más. Es un caudillo con vocación de leyenda, que ambiciona no ya igualar sino eclipsar el peso del fundador de la república, Kemal Ataturk, y cuya megalomanía alarma por las consecuencias geoestratégicas que pudiera tener para este miembro de la OTAN. Erdogan es amigo y muy admirador de Vladimir Putin.

Turquía tiene frontera con Siria, con Irak, con Irán, con todo el Cáucaso exsoviético, Crimea y Ucrania a través del mar Negro. Ya no existe aquel país que recibió a los tres antecesores del Papa Francisco. Un Estado aquel orgulloso de tratar a las religiones cristianas y judía en absoluta igualdad con el islam que practica el 95% de su población. Aquello era una anomalía en la región que solo el autoritarismo podía mantener. Y fue el populismo islamista, canalizado por un partido moderado en formas y respetuoso con el sistema parlamentario, el que puso fin a aquella sociedad ficticiamente civil.

El Papa Francisco llega a un estado cada vez más dominado por los códigos de la sociedad más conservadora de Anatolia. En la que las elites cosmopolitas pero también las clases educadas urbanas, con su laicismo y europeísmo, tienden a la irrelevancia. Es Turquía hoy en definitiva un país en el que los sueños de un desarrollo lineal hacia la sociedad moderna occidental han sido abandonados. Por diversas razones. Por heréticos, por caducos y decadentes, otros por inalcanzables, pese a deseados. En los últimos quince años el Islam ha vuelto a ocupar el espacio público de la mano de una moderación política y religiosa que ha hecho paulatinamente aceptable lo impensable e intolerable en la república laica durante setenta años.

Se han invertido los papeles y son las fuerzas laicas las que han de pedir, con poco éxito en general, un poco más de tolerancia para los hábitos del debate público político que eran habituales y que vuelve a imponer en gran medida conductas arcaizantes y a nutrir grandes sospechas y resentimiento hacia Occidente. Francisco busca diálogo y sin duda lo encontrará en los religiosos de prestigio que le acompañarán estos tres días en Ankara y Estambul.

Mucho más difícil de convencer es ese islamismo que ha creado una mayoría natural que da poder absoluto ya al partido AKP y al propio Erdogan. Y que éste alimenta con su victimismo y agitación contra los valores liberales y laicos. No sorprende que muchos jóvenes turcos hayan decidido creerle hasta el final y piensen que su país está gobernado por una moderación impropia del islam y que lo que pide Alá es el Califato.

viernes, noviembre 28, 2014

SALADINO EN EL BERNABÉU

Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 28.11.14


LA noticia ha molestado a muchos incondicionales. No el hecho en sí, eso no, sino la noticia del mismo. Criticar al Real Madrid en las redes sociales es casi como meterse con Alá en algún barrio paquistaní. Y tachar al Real Madrid de traidor a sus tradiciones o cobarde y avergonzado de sus orígenes es algo que no debe recomendarse a nadie. Pero hay quien lo ha pensado al saberse que el escudo del Real Madrid ha sido mutilado con consentimiento de su dirección. Y lo ha sido para amputarle la cruz en lo alto de la corona real del equipo. Ayer era noticia en todo el mundo.

Aunque no sea una novedad porque ya hubo denuncias de que al escudo «se le caía la cruz» cuando había que tratar con socios musulmanes. Con las millonadas que fluyen y la falta de respeto a la cruz ya habitual en los países occidentales, poco altera que la crucecita desapareciera. La máquina de hacer dinero de Florentino Pérez decidiría que aquí a nadie le importa. Y como aquellos ricos son tan primitivos, dirían, todos y cada uno se habrían de sentir ofendidos porque su club favorito lleve el símbolo de las cruzadas. Y si aquí hay que ofender a alguien, siempre a los nuestros. Es el problema de la convivencia entre culturas, que llaman. Y que siempre se resuelve de la misma forma: en que cede la misma, la nuestra. Si se cede incluso cuando se corre con todos los gastos, como pasa con la imparable implantación de códigos de conducta y de leyes islamistas en los barrios europeos con los musulmanes pobres. ¿Cómo no se va a ceder cuando se trata de cobrar esos suculentísimos contratos con los musulmanes ricos?

En su insaciable carrera por ampliar el negocio, todos los grandes clubs de fútbol buscan ingresos en sitios antes inverosímiles. En los países más densamente poblados de compradores de camisetas y en los de mayor riqueza por metro cuadrado. Los dos clubs españoles, el Real Madrid y el Barcelona, son los más famosos y deseados. Ambos patrocinados desde allí. El Golfo son palabras mayores. Si Qatar hace millonarios a todos aquellos a los que convence a billetazos de que hay que jugar un Campeonato del Mundo de fútbol a 50 grados en el desierto, otros se gastan sus petrodólares en caprichos igual de osados.

En ese ambientazo tan deportivo, con los derechos, los colores y el escudo se pueden hacer milagros. Por eso ahora el acuerdo para que el escudo del Real Madrid aparezca en las tarjetas de crédito del Banco Nacional de Abu Dhabi es un auténtico puntazo, si no para la gloria del equipo, sí para sus arcas. Y en ella ya aparece el escudo definitivamente amputado de su cruz. No sé si el Barcelona ha hecho desaparecer también la Cruz de San Jordi en su publicidad y apariciones por la región. Supongo que sí. Al final lo harán ambos definitivamente. Es ridículo tener en escudo o logotipo una cruz de quita y pon. Qatar se ha convertido en el líder de unos países que cumplen lo que parece una orden de Saladino. Demostrar que la civilización cristiana es débil, corrupta, cobarde e inmoral. A golpe de talonario. O tarjeta. No hay nada malo en que Florentino haga negocios escondiendo una cruz. Lo triste es que frente a ellos, que siempre se reafirman en ser ellos, nosotros siempre renunciamos a ser nosotros. Cuando somos nosotros quienes tenemos mil razones –en la libertad, el bienestar, la compasión y el progreso– para ser lo que hemos sido. Mientras ellos tienen un millón de razones, terribles y sangrientas, para cambiar.

martes, noviembre 25, 2014

NADIE QUE NOS SALVE

Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 25.11.14


POCAS cosas tienen hoy tanta gracia, tanta triste gracia, como esas esperanzas que ponen algunos españoles en que la Unión Europea salve a España de los daños que ella se inflige. Porque muchos creen que Europa jamás permitirá que España caiga en manos de unos nuevos bárbaros con ideología vieja y métodos conocidos. Se equivocan. Si los españoles permiten que España se rompa y que en una región, Cataluña, sea tomada por un régimen nacionalista cada vez más tribal y fascistoide, lo constatará Europa con tristeza y desprecio. Y si España decide además votar una opción neobolchevique que destruya los fundamentos de la democracia liberal europea, Europa lo verá con horror y pesar. Pero no intervendrá. Aprovechará para alejarse y soltar lastre. Como lo soltará en Grecia. Nadie espere que desde fuera se repare lo que aquí se destroza. No lo harían aunque pudieran. Pero además, aunque la crisis moral, política y social de España no tenga parangón en Europa, las grietas afectan a todas las sociedades europeas en mayor o menor grado. En todas surgen movimientos hostiles al europeísmo. Los hostiles a la política europea no son los más peligrosos. Más graves son las rígidas tablas de «pensamiento» que estrangulan la libertad y la capacidad de reacción y autodefensa de la sociedad abierta. La que generó este sistema de libertades y prosperidad, único en el mundo. Nos hace inermes el pensamiento dogmático de la corrección política. Que impone máxima tolerancia ante las formas enemigas de la sociedad abierta y nula tolerancia al debate de pensamiento abierto y libre que está en el origen de ciencia, pensamiento, ilustración y democracia. Por esas reglas dominantes, nadie puede atacar al islam y nadie defender a Israel. Nadie puede objetar al matrimonio gay y nadie, a la teoría del calentamiento global. Nadie puede pedir un mayor presupuesto militar sin ser acosado y vilipendiado. Todas las sociedades están afectadas en mayor o menor grado. Las que menos, no es casualidad, las que tienen la memoria fresca de la dictadura soviética. Que guardan temor a la dictadura y aún sienten y disfrutan la libertad y la respetan tanto como a la falta de la misma. Una falta de libertad que las sociedades occidentales ya no conocen. Y por ello no reconocen cuando avanza.

En el Reino Unido vemos a diario los efectos de la plaga de la corrección política que trajo consigo el multiculturalismo y la permanente relativización de valores. Hasta el punto de permitirse la violación continuada de niñas en Rotherham por miedo a denunciar a sus autores por ser paquistaníes musulmanes. La tiranía de la corrección política ahoga la libertad de expresión hasta mutilar la autodefensa. También en los templos del pensamiento, Oxford y Cambridge, cuenta Brendan O'’Neill en un devastador informe en The Spectator y enumera las ocasiones en que ha sido acosado, acallado, injuriado por grupos militantes de estudiantes que tiranizan los campus desde un brutal y rígido canon izquierdista. Y las instituciones y universidades capitulan siempre ante los nuevos bárbaros de la censura y la inquisición de la «corrección». Advierten gentes como el filósofo Roger Scruton o el alcalde de Londres, Boris Johnson, que esta corrección política intimida y paraliza, sovietiza el discurso en Occidente. Y hace imposible buscar soluciones para evitar desastres probables. Entre los más lúcidos en sus advertencias está también el historiador de Gotinga, Egon Flaig, que advierte contra la disolución y libanización de las sociedades europeas si no recuperan un discurso de homogeneidad en lo que pueden ser cuatro pilares: la verdad, la libertad, la autoridad y la memoria. Es decir todo lo que nos falta a nosotros más que a nadie.

sábado, noviembre 22, 2014

EL AUGE DE LAS FOBIAS

Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 22.11.14


Existe una desafección hacia la UE y cada día se percibe el proyecto común como inviable

El primer ministro David Cameron ha perdido otro escaño en Westminster a manos del partido populista y antieuropeo UKIP (Partido por la Independencia del Reino Unido). Ha sido en una elección parcial que se hizo necesaria en la circunscripción de Rochester y Strood precisamente cuando el ahora vencedor anunció que abandonaba los « tories » y se presentaba con las siglas del UKIP que lidera Nigel Farage. Es el segundo escaño que, con el segundo tránsfuga del Partido Conservador, pasa al partido de moda, ultranacionalista, xenófobo y radicalmente opuesto a la Unión Europea. Los tránsfugas pueden ser muchos más antes de que se celebren elecciones en 2015. Este éxito animará a ello. Los resultados de Rochester y Strood revelan verdades terroríficas, y no solo para Cameron. Todos los partidos tradicionales, no solo los conservadores, sufren una sangría de votos que fluye hacia el populismo derechista. Los laboristas sufren un fuerte descalabro y los liberales un desastre. Como en los países septentrionales más desarrollados de la Europa continental, la desafección británica se plasma en un populismo ultraderechista. Mientras, en los países pobres meridionales surgen movimientos comunistas.

Cada elección en un país europeo es ya un sobresalto. El 2015 se presenta ya como una pesadilla para quienes apuestan por un futuro de la UE con estabilidad y mayor cohesión. De momento todo sucede paso a paso. Pero la polarización no deja de aumentar. Y con las previstas elecciones griegas con triunfo de la extrema izquierda, puede comenzar el año próximo una catarata de acontecimientos que pongan en serio peligro el futuro común. Un triunfo de los eurófobos del UKIP, una desestabilización de España con sus populismos comunista y nacionalista y una posible crisis francesa pueden disparar en el norte de Europa un proceso ya en marcha, también en Alemania: la desafección a la Unión Europea con una creciente percepción de inviabilidad del proyecto común. No todo está perdido, pero todo está cuestionado.

viernes, noviembre 21, 2014

ENTREVISTA A HERMANN TERTSCH 20.11.14

ROJO Y NEGRO en Radio4G
Jueves, 20.11.14

Entrevista a Hermann Tertsch en Radio4G


TERTULIA POLÍTICA EN 'ROJO Y NEGRO' DE RADIO4G

Hermann Tertsch: "Los de Podemos han creado un sistema a lo Urdangarín, pero a lo pobre"

"¿Qué ingresos ha tenido el Sr. Monedero?¿Por qué no lo cuentan? Monedero trajo dinero de Venezuela para comprar un canal de TV"

Hermann Tertsch estuvo la tarde del jueves 20 de noviembre de 2014 al teléfono de 'Rojo y Negro' en Radio4G para analizar las relaciones con Latinoamérica que sustentan la organización de Podemos. Destacó cómo desde La Habana y Caracas se están moviendo los hilos y decidiendo estrategias para seguir financiando el partido.

¿Qué ingresos ha tenido el Sr. Monedero? ¿Por qué no lo cuentan? Monedero trajo dinero de Venezuela para comprar un canal de TV. Estos señores forman parte de una organización en todo el norte de Sudamérica y las órdenes se reciben en La Habana. Cuba recibe petróleo gratis de Venezuela y en Venezuela no hay gasolina. Colombia está negociando con las FARC en La Habana que es un sitio donde la gente se muere de asco y de hambre. A Cuba le interesaba Venezuela porque es la mayor reserva de petróleo del mundo, tiene más que Arabia Saudí. En esta isla se mueve todo. Los de Podemos han creado un sistema a lo Urdangarín pero en plan pobre para facturar alegremente sin pagar impuestos, la única diferencia es que uno recibe menos dinero que el otro, pero es lo mismo.

El columnista de ABC se mostró muy crítico con las oscuras tramas que utilizan los de Pablo Iglesias para recibir dinero y financiación sin importarles cómo y de quién. Él utiliza todo lo que puede sin escrúpulos y han sido asalariados de regímenes dictatoriales y siniestros. Han podido utilizarlo para sus propios medios. Están trabajando para países que no son democráticos y que sirven a servicios de información cubano que no sirven a la ley y el orden. Son una serie de organizaciones de una peligrosidad enorme. Es muy serio lo que está pasando están cobrando y estableciendo relaciones con no se sabe realmente quién.

Hermann Tertsch habló de la influencia que están ejerciendo en todo el entramado sociopolítico, de forma que han llegado a crear una estructura de presión que les beneficia en su ascenso al poder.

Es importante destacar el grado de simpatía e intimidación que despiertan en los medios. Hay mucho miedo en este país de lo que pueda ser Podemos. La mitad de los jueces son de Podemos, pero la otra mitad está asustada por miedo a represalias. Los jueces están midiendo el sentir de la calle que es justo lo que no tiene que hacer un juez.

También explicaba en 'Rojo y Negro' que entre la ciudadanía, y en especial los periodistas, hay preferencia por llevarse bien con los de Podemos:

En nuestra profesión hay quienes son de Podemos de toda la vida, otros lo son 'por si acaso'. Me alegro que se haya roto el silencio en torno a todo lo relacionado con Podemos, pero aun quedan muchas cosas. En este país no podemos permitir que simplemente por venganza destruyamos la democracia, y con esto no voy a defender a ninguno de los partidos que nos ha llevado a esto, ni a Zapatero ni al lamentable de Rajoy.

Periodista Digital, 20 de noviembre de 2014 a las 17:19

MÚSCULO MORAL Y TIEMPOS NUEVOS

Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 21.11.14


Margallo se va ahora a honrar al régimen. En vez de encabezar iniciativas para frenar las ofensivas subversivas dirigidas por Cuba

NUESTRO ministro de Exteriores, José Manuel Margallo, se va a Cuba feliz porque las cosas han cambiado mucho por allí. Dice que España debe estar más presente en la isla para jugar un gran papel en estos nuevos tiempos. Eso de los «tiempos nuevos» en Cuba les hace gracia a los cubanos que llevan 58 años bajo un régimen criminal que no les deja ni salir ni vivir en dignidad. Tiempos nuevos llevan viviendo los cubanos desde hace once lustros. Porque cambian los nombres de los presos y de los ahogados en la huida. Tiempos nuevos por las reformas que siempre son las mismas. Tiempos nuevos porque los CDR (comités de defensa de la revolución) aterrorizan con nuevas caras. De eso no habla Margallo. España está ya muy presente en la isla porque son mil los negocios que españoles mantienen allí en trato con la dictadura y en maltrato a los cubanos. Demasiado presente. Como son españoles, también demasiados, los que han comprado propiedades a la dictadura. Que se merecen lo que les sucederá cuando este régimen acabe en el basurero de la historia. Que los legítimos dueños les quiten lo que compraron al usurpador. Hace el ministro una larga relación de las razones de su visita. Un viaje con propósito noble a un destino decente no requiere tanta explicación.

Alega Margallo que la influencia de Cuba ha crecido tanto en Latinoamérica en estos pasados años que convierten a la isla comunista, pese a su permanente estado de indigencia, represión y miseria, en un interlocutor prestigioso e imprescindible. Por esas razones deberíamos estar pidiendo audiencia en la ciudad siria de Raqqa para estrechar nuestros lazos con el nuevo califa del Estado Islámico. Sus éxitos superan al menos en espectacularidad criminal a la ofensiva liberticida del régimen cubano en el subcontinente latinoamericano. Aunque sea cierto que la indolencia de las democracias ha permitido a la peste del «Socialismo del Siglo XXI» sembrar miedo, aplastar oposiciones liberales y prensa libre y aumentar su control en la región. La silenciosa invasión cubana en Venezuela ha logrado que la jaula del chavismo se cierre, que líderes de la oposición se pudran en las mazmorras como en la isla. Y que la coordinación del narcotráfico y el terrorismo en las FARC y el régimen de Caracas funcione bajo control cubano. Hay otro éxito cubano significativo, tampoco honorable. Gracias al Gobierno colombiano del presidente Santos, el narcoterrorismo de las FARC negocia ya en régimen de igualdad con el Estado democrático colombiano estructuras y política de Colombia. Se hace, por supuesto, de La Habana, donde no solo los puteros, los hosteleros y los oportunistas españoles sino también los terroristas de todo el mundo tienen siempre un hogar, un enlace de apoyo, un mojito y una jinetera, si placen. La obsequiosidad del Gobierno Rajoy con La Habana ya nos llevó a cotas ignotas de indignidad con el caso Ángel Carromero. Cuando España aceptó la versión del régimen comunista en la muerte de un español Oswaldo Payá que culpaban a otro español de una muerte provocada con práctica seguridad por la policía política. Margallo se va ahora a honrar al régimen. En vez de encabezar iniciativas para frenar las ofensivas subversivas dirigidas por Cuba y la alarmante penetración islamista, con la Venezuela cubana de cabeza de puente en todo el subcontinente. El régimen hispanohablante más fracasado y canalla, cómplice de todos los enemigos de Occidente, vuelve a ser agasajado por el Gobierno de España. Cuba lo sabrá aprovechar. Para España solo confirma que, tras la infecta catadura del zapaterismo, sus sucesores en el Gobierno no tienen el mínimo músculo moral para paliar nuestras propias miserias y desdichas. Ni dentro ni fuera de nuestras fronteras.

martes, noviembre 18, 2014

ARMA EN ATAQUE PERMANENTE

Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 18.11.14


Angela Merkel advertía durísima en Sidney que la Rusia de Putin es de nuevo la peor amenaza para la paz en Europa

CUANDO acaba de celebrarse el 25 aniversario de la caída del muro los alemanes tienen aún en retina y oído los reportajes y documentales sobre las muchas mentiras de los dirigentes comunistas de la Alemania oriental. La más célebre aquella frase lapidaria de Walter Ulbricht: «Nadie tiene intención de construir un muro», cuando los camiones con los alambres de espino estaban poco menos que de camino al centro de Berlín. Pero cuando se cree haberlo escuchado todo, siempre queda algo capaz de sorprender. Y los alemanes quedaron el domingo estupefactos con una emisión en la primera cadena pública ARD. Fue una conversación perfectamente inverosímil entre un entrevistador, Hubert Seipel, hombre de la casa y un invitado o actor que era Vladimir Putin, presidente de Rusia. Todos saben ya que Putin ha instaurado un régimen en Rusia donde la verdad vuelve a ser tan escasa como en la URSS. Con Gorbachov se intentó rebajar algo la mentira. El régimen no soportó tanta verdad y se hundió y la URSS se disolvió. Putin, que considera que el fin de la URSS fue una tragedia peor que el Holocausto, ha pretendido reconstruir algo parecido. Y lo primero que reactivó fue la mentira. Liquidar la verdad y la posibilidad de difundirla ha sido un objetivo capital de sus tres lustros de poder. Hoy ya viven los rusos otra vez en una realidad paralela a la que poco llega de lo que realmente sucede en el mundo y en la propia Rusia.

Todo eso lo sabían los alemanes. Pero verle contar directamente a Alemania las mentiras que el Kremlin cuenta regularmente a los rusos, generó estupefacción. Putin habló de la magnífica marcha de la economía rusa. Cuando se precipita a la recesión. Dijo que las sanciones animan a su industria a otras exportaciones. Cuando el 68% de sus ingresos por exportaciones son gas y petróleo y del 32% restante la mayor parte son carbón, metales y otros minerales. Y su dependencia de las materias primas, característica del Tercer Mundo, es hoy mayor que hace 20 años.

Baladrón contra los fascistas de Ucrania. Cuando en las elecciones la extrema derecha ucraniana no llegó al 3%. Putin hablaba en la ARD como si se dirigiera a los rusos que ya no tienen otras fuentes que los medios obedientes al Kremlin. Y tenía una carta marcada. Así, entre mentiras y de repente, ofrecía a Alemania nada menos que una alianza con Rusia. El viejo sueño de Stalin, en carta a Adenauer, tentando entonces con la unidad a cambio de la neutralidad. Ahora ofrecía un eje Berlín-Moscú, en abierto desprecio a todas las alianzas de Alemania. Vuestra tecnología y desarrollo y nuestras materias primas para una gran potencia Euroasiática, venía a decir. A los demás europeos y especialmente a los que están en medio, Polonia, Báltico y Ucrania, los condenaría a su sino del siglo XX. Putin conoce Alemania. Sabe del alma partida de esta nación central. Pese a las brutales guerras que los enfrentaron hay una empatía profunda entre alemanes y rusos. Pero esta oferta sazonada de obscenas mentiras era una auténtica afrenta. Y Merkel –no se sabe si ya conocía esta entrevista grabada antes del G-20–, advertía durísima en Sidney que Rusia es de nuevo la peor amenaza para la paz en Europa. «Y no solo por Ucrania. Por Moldavia, por Georgia y quién sabe si pronto por Serbia, por los Balcanes occidentales». Merkel lanzaba así la nueva advertencia. Berlín está alarmado ante los planes de Putin en los Balcanes. La mentira total de Putin, difundida por una maquinaria de propaganda ya más poderosa que la de la URSS, es un arma en ataque permanente.

domingo, noviembre 16, 2014

ENTREVISTA A HERMANN TERTSCH 13.11.14

ROJO Y NEGRO en Radio4G
Jueves, 13.11.14

Entrevista a Hermann Tertsch en Radio4G


TERTULIA POLÍTICA EN 'ROJO Y NEGRO' DE RADIO4G

Hermann Tertsch: "El tono de los años 30 se está escuchando otra vez en España y eso aterra a muchos"

"El nacionalismo es el temor de todos los europeos y preocupa el auge de populismos"

Hermann Tertsch estuvo la tarde del jueves 13 de noviembre de 2014 al teléfono de 'Rojo y Negro' en Radio4G para contar su experiencia en Alemania tras pasar allí unos días por el vigésimo quinto aniversario de la Caída del Muro de Berlín. Destacó la gratitud de los alemanes en un acto conmemorativo con grandes personalidades políticas.

 No hay nostalgia de aquellos años, todavía se nota mucha diferencia entre los barrios del propio Berlín. Son muchos años que han marcado a la gente mayor. Willy Brandt dijo que en Berlín se unió lo que tenía que unirse y que están inmunizados del nacionalismo.

El columnista de ABC comparó la situación de convivencia pacífica en Alemania con la realidad que vivimos hoy en España tras el auge del nacionalismo catalán. Describió Alemania como un país donde la relación entre los ciudadanos está libre de malos sentimientos contra los otros.

Por desgracia en España la situación está tan crispada el ambiente que hay mucha acritud entre los ciudadanos. El tono de los años 30 se está escuchando otra vez en España y eso aterra a muchos.

También habló sobre cómo se gestionan los sentimientos ciudadanos en uno y otro país ante los cambios y movimientos políticos que se están produciendo en toda Europa.

Hay preocupación por España, sobre todo por las reacciones social que puedan ocurrir en nuestro país. Pocos países tolerarían los niveles de desempleo, y preocupa que cristalicen los populismos nacionalistas. El nacionalismo es el temor de todos los europeos.

Hermann Tertsch explicaba la expectación que está generando en Europa la formación de los nuevos partidos que aúnan el descontento social entre los más desfavorecidos.

El nacionalismo es el temor de todos los europeos. Podemos es un factor de alarma porque es un proyecto totalitario e irreal donde los objetivos solo se podrían conseguir a través de la coacción y de la violencia.

sábado, noviembre 15, 2014

PELIGROSO MATONISMO, VLADIMIRO

Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 15.11.14
El análisis Cumbre del G20


ENGAÑO  La propaganda no puede ocultar la terrible disolución social rusa
FRACASO  El proyecto de Putin para una asociación eurasiática se esfumó ante la resistencia ucraniana
Rusia no tiene derecho a violar el espacio aéreo de los países de la OTAN como ha hecho con asiduidad

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, no lleva mucha agenda propia a la Cumbre del G20 en Brisbane. Eso sí, se lleva para allá, a las aguas internacionales frente a Australia, a la flota rusa para realizar maniobras. Y anunciar que Rusia va a comenzar a patrullar el patio trasero de Estados Unidos, el Golfo de Mexico y el Caribe, con bombarderos de largo alcance con armamento nuclear. Ahí es nada. Rusia va a ser otra vez protagonista en la cumbre del G20. Lo será porque hay una escalada tanto del matonismo retórico como de medidas militares abiertamente amenazadoras y, lo que es aun más grave, claros preparativos para una nueva reapertura de la guerra en la Ucrania oriental. El nuevo secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg, de lenguaje mucho más moderado que su antecesor el danés Anders Fogh Rasmussen, ha arremetido con dureza contra los nuevos preparativos bélicos de Rusia en suelo extranjero, ucraniano. Se preparan contramedidas militares en toda Europa oriental. Y los países europeos y EE.UU. ultiman además un nuevo paquete de sanciones contra Moscú ante la evidencia de que en Ucrania oriental, las fuerzas rusas preparan esa temida nueva guerra de agresión con probable intención de nuevas anexiones territoriales. Lo que elevaría dramáticamente la tensión en Europa.

El anuncio de los vuelos de bombarderos estratégicos ante las costas norteamericanas no es precisamente un gesto amistoso. Según el Kremlin « las condiciones actuales obligan a garantizar nuestra presencia militar en el Atlántico occidental». Rusia tiene derecho a patrullar los aires y aguas internacionales. No lo tiene a violar los espacios aéreos de países de la OTAN con sus vuelos militares como ha hecho este año con alarmante asiduidad y de forma intencionada. Este matonismo llega cuando los asesores del presidente Putin han elevado su tono agresivo hacia Occidente. Lo cual revela que el presidente Putin está mucho menos cómodo de lo que pretende. Aunque en el interior de Rusia toda la oposición ha sido aplastada, dispersada y amordazada, lo cierto es que las clases dirigentes que apoyan a Putin sufren cada vez más los problemas derivados de las sanciones occidentales. La economía sufre. Y la caída de los precios de la energía son un duro revés para una economía que básicamente funciona como cualquiera de las economías del Tercer Mundo, con todo el equilibrio pendiente de los ingresos de materias primas. La liquidez de la que ha dispuesto en el pasado para sus planes megalomaníacos, sean los JJOO de Sochi, los gastos militares o la anexión de Crimea, no va a retornar, según los analistas. Y se le acaba el tiempo. La sociedad rusa, definitivamente resignada a que nada puede cambiar, se halla en una profunda crisis que la proliferación de actos patrióticos oficiales no pueden ocultar. La propaganda contra la decadencia occidental no puede ocultar la terrible disolución social rusa. La esperanza de vida en niveles africanos, la natalidad por los suelos, el alcoholismo ya epidemia nacional y las relaciones sociales embrutecidas por un darwinismo social del que después la propaganda rusa acusa a Occidente. Así las cosas y con unas estructuras que apenas han desarrollado la Rusia interior y sin valor añadido que exportar, la grandeza de Rusia que Putin busca como objetivo histórico personal, solo puede alcanzarse por la fuerza, en especial por la via militar.

El proyecto de la asociación eurasiática que fue su intento de recomponer un imperio para el Kremlin por la vía pacífica fracasó ante la resistencia ucraniana a volver bajo la hegemonía de Moscú. Putin quiere tensar todo lo posible la situación para lograr en los próximos años el suficiente poder de presión y coacción para jugar ese papel de superpotencia. Muchos temen que, al margen del inmenso peligro del conflicto militar en Europa, estos peligrosos juegos de matonismo global puedan llevar por fatalidad a algún incidente no querido por nadie que concluya en desastrosas consecuencias.

viernes, noviembre 14, 2014

RASPUTIN NOS QUIERE CONQUISTAR

Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 14.11.14


La Guerra Fría es un hecho y muchos rezan porque quede en eso. Porque se ha visto lo lejos que es capaz de llegar Putin

EL Kremlin ha comunicado a Washington que va a cancelar la cooperación bilateral en materia de seguridad nuclear. Se trata de unos programas comenzados nada más disolverse la Unión Soviética, destinados a controlar el armamento y combustible nuclear exsoviético para impedir que caiga en manos de terceros países u organizaciones terroristas. La nueva era glacial cristaliza así en la primera ruptura de un programa concreto de cooperación militar. La Guerra Fría es un hecho y muchos rezan porque quede en eso. Porque se ha visto lo lejos que es capaz de llegar Vladímir Putin en su osadía y vocación expansionista. Ya dijo hace muchos años que la disolución de la URSS era para él la mayor tragedia del siglo XX. Y todos sus planes, hoy está claro, han tenido siempre como objetivo la reconstrucción del imperio por medio de alianzas pero también conquistas. Su reacción a la resistencia de Ucrania a someterse a Moscú en la Asociación Eurasiática fue invadir Ucrania y anexionar Crimea. En Ucrania oriental, controla una amplia región y muy pronto podría ser más, dadas las noticias que se acumulan estos días sobre fuertes movimientos de tropas rusas que entran en territorio ucraniano controlado por Rusia. Moscú puede estar preparando la ofensiva para crear una conexión terrestre entre Rusia, los territorios ucranianos orientales y la anexionada Crimea. Sucede en un momento de tremenda escalada verbal en Moscú. Hablan en Moscú los teóricos y propagandistas del Kremlin abiertamente de guerra entre los bloques y conflicto termonuclear. Dibujan un Occidente paradójico. Han asumido la visión que del «peligro judío» dibujaba el nazismo alemán. Las democracias occidentales son una sociedad débil, depravada, homosexual, decadente y viciosa. Son un peligro para la pacífica y sana Rusia a la que pueden contagiar sus enfermedades del espíritu y el pensamiento. Ese es el peligro que combate ahora mismo Rusia en Ucrania.

El campeón de los asesores del presidente Putin es Alexander Dugin, al que muchos tomarían por un charlatán de feria si no se moviera en los círculos poderosos en los que despliega sus enormes influencias. Ridiculizarle como un nuevo Rasputín es fácil. Al igual que el célebre monje y quizás sin sus legendarios atributos, tiene Dugin en el Kremlin un predicamento que asusta a los pocos elementos que intentan aun imponer cierta racionalidad a un presidente Putin cada vez más cautivo de su propia propaganda nacionalista y ultraortodoxa. Dugin combina mesianismo paneslavo con antiguo nihilismo ruso y agitación nacionalista moderna con visión tradicionalista ortodoxa «pravoslavie». Es un auténtico «tesoro» con teorías nacionalsocialistas, esotéricas y antisemitas sobre el conflicto final entre el bien y el mal y el papel redentor de la nación rusa sobre todos los pueblos depravados por el liberalismo y la democracia en Europa occidental. Dugin es el fundador del «movimiento eurasiático» cuyo concepto después adopta Putin para su alianza con las repúblicas exsoviéticas que fracasa por la resistencia ucraniana. A lo que Putin responde con la invasión. Este filósofo y gurú tiene una clara visión del conflicto entre la Rusia cristiana y la viciosa Europa liberal. Que concluye con el triunfo militar, político y cultural del tradicionalismo y la desaparición de las decadentes democracias liberales desde Vladivostok hasta Lisboa. La misión civilizadora de Rusia se consumaría así. América quedaría aislada como foco del mal. En este proyecto político cultural invierte Moscú inmensas cantidades de dinero. No solo en su propia maquinaria de propaganda como Russian Today, sino en financiar grupos y grupúsculos de izquierdas, ultraderecha y extremistas católicos en toda Europa. También en España, donde los fervorosos seguidores de la mano dura cristiana del chequista convertido Vladímir Putin gozan de los mimos del Kremlin.

martes, noviembre 11, 2014

BANANENREPUBLIK

Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 11.11.14


La ley ha sido doblegada en Cataluña por un consumado acto de sedición liderado por una mezquina medianía que presume de astuto

NADIE con intención de construir una iglesia a un Dios misericordioso intenta financiar las obras con atracos y trata de blancas. Nadie que intente crear una sociedad más libre, más justa y más unida lo puede hacer sobre la mentira sistemática. Nadie que quiera una democracia más limpia y más solidaria se rodea de fanáticos de la exclusión, de la imposición y de dictaduras pasadas o presentes. Y nadie que tiene intención de corregir sus errores y sus corruptelas y sus delitos y trampas, se esconde de los gobernados en guaridas inaccesibles, reconocer solo lo obvio e intenta acallar a todo el que no le adule. Los separatistas no podrán hacer otra cosa que copiar las miserias peores de tantos regímenes nacionalistas, con sus desenlaces en caos o guerra. Los nuevos justicieros no podrán inventar nada que no conozcamos de la rica literatura sobre las ideologías criminales del siglo XX. Quien quiera una sociedad como la que pretenden estos nuevos lunáticos españoles tendrá que matar mucho como hicieron sus antecesores políticos. Les hará falta mucha de esa «voluntad bolchevique» que uno de los dirigentes de Podemos, Íñigo Errejón, atestigua por escrito en su tesis doctoral a Pablo Iglesias. Esa «voluntad bolchevique» es la que yo atestigüé desde un principio a estos jóvenes cuando dije que harían todo lo que consideren necesario para cimentar su poder una vez lo hayan alcanzado. Todo. Nunca podrán crear, ni los unos con la tribu ni los otros con el fanatismo igualitario, una sociedad en la que todos aplaudan ser esclavos de las ideas del caudillo. Pero aplastarán toda discrepancia como siempre se ha hecho en regímenes como los que, si un milagro no lo evita, podrían surgir de los escombros de una España constitucional y democrática a punto de desmoronarse por la corrupción, por la ineptitud, por la cobardía y por la indolencia de sus elites políticas, culturales y económicas.

Y aquí estamos. Somos un país de apariencia moderna, con una renta de Primer Mundo, grandes empresas presentes en todo el planeta e integrados en todas las organizaciones de la comunidad internacional desarrollada. Pero está claro que nuestra convicción en la Transición de estar dejando por fin y definitivamente atrás la maldición de la anomalía española fue un espejismo. Y hoy resurgen las viejas miserias de la historia española por las grietas abiertas por la crisis y por las heridas reabiertas por el revanchismo auspiciado por el execrable personaje Rodríguez Zapatero. Retornan los peores instintos que nos espantaban en los relatos y la literatura de la España que creíamos pasada. Ahora, como en los trágicos años treinta, la ley ha sido doblegada en Cataluña por un consumado acto de sedición liderado por una mezquina medianía que presume de astuto. Vista la catadura y el nivel moral y humano de los principales caudillos del movimiento separatista hay que escandalizarse por su éxito y exigir responsabilidades a quienes han fracasado estrepitosamente en hacer frente a esta agresión a todos los españoles. Si Cataluña es república bananera bajo esos personajes que se jactan del engaño, España se ha convertido en una Bananenrepublik con el Gobierno que ha tolerado lo intolerable. Que nos ha querido engañar para huir como siempre del conflicto. Y nos ha herido en la dignidad de forma imperdonable. El Gobierno de Rajoy ha fracasado en su compromiso más importante e ineludible. Que la oposición socialista sea una lamentable aparición de política espasmódica solo reafirma que España está en una situación de alarma. Le queda poco tiempo a Rajoy para impedir que su nombre quede para siempre vinculado con lo que puede ser la peor tragedia de España desde la Guerra Civil.

lunes, noviembre 10, 2014

NACIONALISMOS Y POPULISMOS SON LOS NUEVOS ENEMIGOS

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Berlín
ABC Lunes, 10.11.14


El grupito de separatistas catalanes que querían ayer arañar su minuto de gloria, paradójicamente, en la gran fiesta de la unidad de Alemania, no tuvieron su día. La policía germana los echó de inmediato de las escaleras del Schauspielhaus donde pretendían instalarse. No fueran a manchar la alfombra roja de unos dirigentes que iban a celebrar la desaparición de fronteras, no su creación. Lo que no podían saber esos separatistas españoles es que, poco después, en el interior y en solemne ceremonia con el presidente Joachim Gauck y la canciller Merkel, los nacionalismos serían condenados en durísimos términos. Y considerados, con los populismos radicales y los extremismos, como los principales enemigos del futuro europeo en paz, libertad y bienestar.

Martin Schulz, el socialdemócrata presidente de la Eurocámara, pronunció el discurso principal, y fue ampliamente aplaudido al referirse a quienes ponen en peligro las conquistas de la unidad y la libertad por las que tantos murieron en Europa. No citó a España, pero muy cerca de allí debía estar su pensamiento cuando aludió a «populismos radicales y extremistas» y a unos «nacionalismos que quieren imponer nuevas fronteras donde nunca las ha habido». Schulz no era para muchos la mejor elección para un discurso histórico. Pero le aplaudieron mucho tanto Merkel como Gauck cuando habló de los peligros para el continente. Otros políticos han hablado en el mismo sentido. Hay que ser consciente de que los desequilibrios sociales fomentan el populismo ultra de cualquier signo que desestabiliza las sociedades democráticas. Para mantener la tolerancia hay que combatir a los intolerantes. No permitir que las ideas excluyentes, nacionalistas, racistas, fanáticas religiosas y ultras impongan su discurso.




EL SUFRIMIENTO BAJO EL COMUNISMO

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Berlín
ABC Lunes, 10.11.14


La canciller alemana, Angela Merkel, sale al paso de los intentos de minimizar o relativizar el daño causado por la dictadura comunista

Izquierda extrema La condena de la RDA llega cuando algunos socialistas buscan eximentes para los herederos del comunismo
El cambio es posible Merkel aprovechó para asegurar que la caída del Muro prueba que todo se puede cambiar

La canciller Angela Merkel dio ayer una contundente respuesta a los intentos de ciertos sectores de la izquierda en Europa y Alemania de relativizar la dictadura comunista sobre suelo germano. «Nos inclinamos ante las víctimas del Muro y de los muchos seres humanos que sufrieron infinitos padecimientos como víctimas de la violenta dictadura comunista en la RDA (antigua Alemania del Este) y otros países europeos». Así habló ayer la canciller en la inauguración del Centro de Documentación de las Víctimas del Muro en la célebre calle Bernauer de Berlín. Un nuevo centro de divulgación e información sobre la represión y los crímenes del régimen comunista de Alemania ampliado ahora allí que pasa a sumarse a los museos, centros permanentes de memoria y homenaje a las víctimas del nazismo.

AFP Una multitud celebra en la puerta de Brandeburgo la caída del Muro 

El día de ayer, 9 de noviembre, funde la conmemoración de las víctimas de las dos ideologías criminales. En este día en 1938, el régimen nacionalsocialista lanzó un pogromo en todo el Reich con numerosas víctimas y destrucción masiva de bienes judíos. Pasó a llamarse la «Noche de los cristales rotos» (Reichskristallnacht) y marcó el preludio a lo que sería el Holocausto que acabó con seis millones de judíos europeos. Muchos entonces habían ignorado las señales inequívocas de la tiranía y habían minimizado o trivializado las amenazas de la dictadura y su voluntad de exterminio. Fue 51 años más tarde cuando cayó el Muro y marcó el hundimiento de la dictadura comunista que había sido directo resultado de la guerra de agresión lanzada por Hitler en 1939. La jornada de ayer conmemoraba por ello, como bien dijo el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, el día de mayor alegría de los alemanes con el día de su mayor vergüenza.

Con motivo del XXV aniversario de la caída del Muro ayer no estuvo Merkel sola con sus advertencias. El alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, y también el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, recordaron la represión y los crímenes de todas las dictaduras comunistas en el este de Europa. Los intentos de presentar a la dictadura comunista como un régimen obediente a la Unión Soviética, pero con ciertas eximentes responden a la coyuntura política.

Pactos con los radicales
Llegan cuando ciertos sectores de la socialdemocracia buscan eximentes para el partido Die Linke, heredero del partido comunista de la RDA, con el que quieren pactar. Y que cuenta con numerosos miembros muy implicados en el aparato de espionaje y represión de la dictadura. En ciertos sectores del partido de la socialdemocracia (SPD) se quiere proteger con estos comentarios una política de pactos con Die Linke que ha sido criticada abiertamente por el Presidente de la República, Joachim Gauck. Y que ya ha cristalizado en que el partido socialdemócrata entre en una alianza en el Estado de Turingia con Die Linke para que, por primera vez desde la unidad alemana, un miembro de ese partido, Bodo Ramelow gobierne un land.

Las palabras del presidente levantaron ampollas en toda Alemania. Porque son muchos los que consideran que, como máxima autoridad del Estado, el presidente debe mantener una estricta neutralidad y jamás opinar sobre los partidos. Gauck, un presidente de enorme autoridad moral, que fuera pastor protestante y miembro del movimiento cívico en la RDA antes de la caída del Muro, dejó claro desde que llegó al cargo que cree su deber levantar la voz ante lo que considere en conciencia un error. Y cree que lo es que el SPD deje gobernar como si fuera un partido normal al que no lo es, porque no acaba de distanciarse plenamente del partido SED de la dictadura, del que es heredero, ni de las prácticas del régimen.

Merkel quiso ayer poner también énfasis en un mensaje optimista. La caída del Muro demuestra, dijo, que todo es posible en el mundo. «Que las cosas puedan cambiar a mejor. Los sueños pueden cumplirse. Nada está condenado a no cambiar». Y se refirió expresamente a la situaciones más dramáticas de la actualidad, como Ucrania, Siria o Irán. Para Merkel, los alemanes orientales demostraron que las situaciones más desesperadas pueden tener salidas felices. La lucha de los movimiento cívicos y la oposición a la dictadura lo demuestran. No se resignaron jamás y finalmente llevaron a cabo el milagro de la caída pacífica de la dictadura. También el alcalde Wowereit dijo que el mensaje de Berlín para el mundo era el de la lucha sin resignación posible allá donde exista dictadura, guerra y falta de libertades. Lo hizo en el solemne acto de celebración en el teatro Schauspielhaus y en la suelta de los globos blancos de luces a lo largo del trayecto del desaparecido Muro.

UN PAÍS ANTINACIONALISTA Y PATRIOTA EN SU MÁS SANO SENTIDO

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Berlín
ABC Lunes, 10.11.14

Ayer transitaba por Berlín un inmenso gentío, especialmente ya a la caída de la tarde y, como es lógico, a lo largo del trayecto del Muro que dividía la ciudad desde aquel fatídico 13 de agosto de 1961. A lo largo de 16 kilómetros, las autoridades municipales habían instalado 8.000 globos luminosos que a partir de las 19.15 se soltaron con lo que la frontera, el Muro, fue desapareciendo en la oscuridad. Cada globo llevaba un mensaje con una historia personal relacionada con el muro. Berlín era una inmensa fiesta, como lo era también el resto del país, donde se conmemoró una fecha que cambió Alemania, Europa y el mundo. Y que a los alemanes les cambió también en la forma de pensar de sí mismos.

Alemania es ahora un país contento, cauto, antinacionalista y sanamente patriota. La alemana es hoy una sociedad razonable. Aunque hay aún diferencias entre regiones del este y del oeste que provienen de la separación. Las hay aún incluso en los barrios de Berlín.

Son espectaculares –y solo posibles en la mayor potencia de Europa– los cambios habidos en el Este en este cuarto de siglo. Pero los 45 años de división, que son más que los 28 de Muro, hacen que aún haya diferencias en las reacciones y en el trato de los alemanes de una y otra parte.

El Muro hizo muchas cabriolas en su brutal división y desgarro de barrios, casas y familias. Y eso sí que el tiempo lo ha subsanado con rapidez «haciendo que crezca junto lo que siempre debió estar junto», como dijo Willy Brandt, histórico alcalde de Berlín, que lo era cuando los comunistas Walter Ulbricht y Nikita Jrushov decidieron partir la ciudad en dos para evitar que siguieran huyendo los alemanes orientales en aquel 1961 amenazando con que el paraíso comunista se quedara definitivamente vacío.

domingo, noviembre 09, 2014

EL MURO COMO AYUDA PARA EL RECUERDO

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Berlín
ABC Domingo, 09.11.14


Se lanzaron sobre el Muro en cuanto vieron que no los mataban por hacerlo. Aquella misma noche del 9 de noviembre, hace 25 años, centenares de miles lo saltaron y miles comenzaron a roerlo, demolerlo, romperlo con picos, palas, martillos y azadones. Todo lo que había a mano servía para arrancar unos pedazos o dejar en una plancha los alambres del forjado al descubierto. Aquel símbolo del miedo y la represión, de la falta de libertad y de verdad, merecía desaparecer de la faz de la Tierra. Hoy, un cuarto de siglo después, los pocos tramos que quedan del Muro de Berlín son monumento nacional y están protegidos. Algunos tramos son, además de arqueología política de máximo valor, también unas obras de arte por toda la emocionada y divertida creación que han ido acumulando en estos años. Pero el Muro que queda es también necesario para que todos recuerden. Como Auschwitz o Mauthausen son imprescindibles, físicamente, sobre la Tierra, para que no haya nunca nazis que nieguen el Holocausto. El Muro debe estar ahí para que los comunistas de nuevo cuño jamás se atrevan a negar los crímenes de su ideología.


EL DÍA EN QUE LA ALEMANIA LIBRE GANÓ LA GUERRA AL COMUNISMO

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Berlín
ABC Domingo, 09.11.14

LA CAÍDA DEL MURO, 25 AÑOS DESPUÉS


El pueblo alemán festeja el día «más feliz de su vida», al término de un siglo marcado por dos guerras mundiales y casi cinco décadas de dictadura comunista

REUTERS Los berlineses se encaramaron al Muro a primera hora de la mañana del 10 de noviembre

Berlín 2014. La Friedrichstrasse que cruza Unter den Linden y el canal del río Spree no es aun hoy lo que fue a principios del siglo XX, la única calle europea que competía con Times Square en tráfico peatonal y rodado. Pero es ya otra vez una gran calle europea de luces, ruidos y bullicio. Hay que tener la mirada muy avisada para descubrir tras la gran estación del mismo nombre unas escaleras cubiertas que bajan a lo que hoy es, en un gran semisótano, el museo del «Grenzgang», del «paso de fronteras».

Suena allí hoy aquello de «frontera» tan absurdo e irreal como un puente en medio del mar. Y nadie podría adivinar que allí estuvo durante casi tres décadas el nudo sentimental y emocional de Alemania. En aquellas instalaciones paralelas a la estación Friedrichstrasse, con compuertas, pasillos, juegos de espejos y rejas con pinchos, se producían a diario tremendas escenas de drama y desconsuelo entre quienes se iban y quienes se quedaban.

Allí se consumaban rupturas, reencuentros y separaciones, unas fugaces, muchas temporales, y también definitivas. Allí estuvo durante todos los 28 años de existencia del Muro de Berlín el túnel vigilado que lo atravesaba, por el que el poder comunista regulaba, con cuentagotas, los contactos humanos entre las dos partes de la Alemania demediada por la Guerra Fría. Dos Alemanias que entonces se separaban rápidamente por un abismo cada vez mayor en desarrollo, bienestar, información y libertad.

Era el escenario y el símbolo a un tiempo del desgarro alemán. El Palacio de las Lágrimas lo llamaban. Estaba cerca del Palacio Admiral, en el que se produjo el acto político que iba a consumar una larga tragedia, el del secuestro comunista de las regiones orientales de la Alemania derrotada. En el Admiral se obligó, por orden de Stalin, a que los socialdemócratas del SPD en la zona oriental se unieran a los comunistas del KPD en el Partido Socialista Unificado. Que por supuesto fue comunista.

Las quejas no eran recomendables. Se desaparecía. El 22 de abril de 1946, con Berlín aún siendo un mar de escombros, Stalin dejaba ya claro que en la parte de Alemania ocupada por el Ejército Rojo se impondría un régimen obediente a Moscú. Ya no había que simular nada. Dos años más tarde, en 1948, se imponían los comunistas en todos los países que habían sido « liberados» por las fuerzas de Stalin. Tan solo tres años de frágil esperanza de libertad.

Tito como excepción

La ocupación nazi que había devastado Centroeuropa hacía sitio no a la democracia, sino a una ocupación soviética. En Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumanía y Bulgaria se imponían los comunistas obedientes a Moscú. Tan solo en Yugoslavia un Josip Broz «Tito», envalentonado por su propia leyenda, negaba obediencia a Stalin y protagonizaba la primera ruptura en la hasta entonces marmórea unidad comunista internacional bajo Stalin. Muchas ejecuciones habría de causar la purga estaliniana de «titoístas» reales o inventados, en toda la región.

Alemania fue dividida en 1945 en cuatro partes por las potencias vencedoras. Pronto quedó claro que solo había dos: una con los sectores americano, francés y británico, y otra la soviética. Y dentro de ese sector soviético de la Alemania dividida, que se habría de convertir en la República Democrática (RDA), en medio del mismo como una isla, la capital Berlín dividida a su vez en cuatro partes y a la postre en dos, la occidental democrática y la comunista. En 1948, cuando la Guerra Fría viene a hacerse oficial, Stalin hace su primer pulso a las potencias occidentales.

El puente aéreo

En reacción al anuncio de la creación de la República federal, Moscú pone en cuestión el estatus internacional de la ciudad y bloquea todos los accesos y suministros terrestres. Habría sido difícil convencer a la opinión pública norteamericana de que volviera a la guerra, esta vez contra la URSS, para defender la libertad de quienes hasta hacía tres años habían sido su mortal enemigo. Pero el presidente Harry Truman era consciente de que si Stalin lograba echar a los aliados occidentales de Berlín, toda Alemania caería en manos soviéticas.

La idea de tener a las fuerzas del Ejército Rojo en el Rhin y a horas de París era una pesadilla. Por eso se emprendió una operación sin precedentes. Un puente aéreo de más de 272.000 vuelos durante 321 días alimentó a toda la ciudad hasta que, admitido el fracaso, Stalin abrió el tráfico a la ciudad sitiada.

El Tercer Reich, ese Imperio que iba a durar mil años según los planes de su fundador Adolf Hitler, apenas superó los doce. Su apoteosis final se consumó no lejos de la Friedrichstrasse. Su paralela, la Wilhelmstrasse, tenía algunas de las principales direcciones oficiales del Estado nacionalsocialista. Aparte de ministerios como Exteriores, estaba allí, construido sobre el solar de una razonable cancillería imperial de Otto von Bismarck, el colosal edificio construido por Albert Speer para el Führer, la Reichskanzlei. Era símbolo, lleno de brutal energía, columnas y mármol, del poder emergente y oficialmente eterno aun en 1938. Con su búnker en los jardines, en el que pasaría los últimos agónicos meses antes de quitarse la vida el 30 de abril de 1945, con los soldados soviéticos ya en calles aledañas.

Estallido de protestas

Esa cancillería, como otros muchos edificios del devastado barrio oficial entre la Puerta de Brandeburgo y la estación de ferrocarril Anhalter, que desapareció de la faz de la Tierra, habría de quedar a partir de agosto de 1961 en un limbo urbano inalcanzable, no urbanizado hasta el año milagroso de 1989. Porque el muro que atravesaba el centro, aislando las tres zonas de Berlín ocupadas por americanos, franceses y británicos –los sectores occidentales– no era un simple muro. Era una amplia franja de terreno entre dos muros paralelos, en la que había minas, alambradas de espino, fosos, carretera para patrullas, instalaciones de perros, mecanismos de disparo automático y torres de vigilancia. En unas partes de la ciudad la franja tenía dos o tres centenares de metros de ancho, y en otras siete u ocho.

La siguiente crisis estalló el 17 de junio de 1953. Los obreros que construían las viviendas de la avenida Stalin en el este de la ciudad se rebelaron aquel día contra nuevas exigencias laborales de las autoridades comunistas. Y lo que empezó como un conflicto laboral muy localizado se convirtió en horas en la mayor manifestación anticomunista desde el final de la guerra. Stalin había muerto el 5 de marzo. Pero quienes pensaron que eso podía cambiar actitudes en Moscú se equivocaron. La lógica de Stalin funcionó sin él aún mucho tiempo.

Los tanques soviéticos, cuya presencia en la región era masiva, aplastaron con decenas de muertes aquella protesta obrera convertida en levantamiento nacional. El de Berlín este fue el primer levantamiento anticomunista con eco que se produjo en los países conquistados por Stalin en su guerra contra Hitler. Aunque ese mismo año ya se produjeron en Polonia y muy pronto habría de surgir, de forma muy traumática, el levantamiento de Hungría de octubre de 1956, y sus ecos polacos.

Un año antes se había producido un hecho insólito que hizo disparar las expectativas de muchos. Austria, que había estado dividida igual que Alemania, con Viena a su vez también dividida como Berlín, lograba que las cuatro potencias vencedoras firmaran su Tratado de Estado a cambio de “eterna neutralidad”. Y por primera vez en la historia, el Ejército soviético abandonaba un país, Austria, cuya parte oriental había conquistado en guerra contra el nazismo.

Antagonismo ideológico

Pero en Alemania no había neutralidad. La República Federal de Alemania, dirigida por Konrad Adenauer, se había comprometido firmemente con las potencias occidentales e ingresaba en la OTAN. Su democracia liberal no tendría nada que ver con la dictadura comunista del «otro lado». La economía social de mercado, con su elemento social cristiano, era lo contrario que el dirigismo soviético de los planes quinquenales. Y las dos Alemanias, que se habían puesto a andar al mismo tiempo, se convirtieron así para todo el mundo en un inmenso campo de pruebas en el que ver la competencia de dos sistemas en una misma sociedad desarrollada.

El resultado no tardó en ser evidente. Nada más limpiarse las escombreras en que la guerra había convertido las ciudades alemanas, los alemanes occidentales se dejaron cautivar por un frenesí emprendedor y laborioso que pronto habría de llamarse «el Milagro económico». Sobre los efectos de la Reforma Monetaria de Ludwig Erhard en 1948 que había introducido el marco alemán, DM, la década de los años cincuenta registra un espectacular crecimiento de la producción, la economía y el bienestar. Los fondos del Plan Marshall que Estados Unidos lanzó para la recuperación de una decena de países europeos afectados por la guerra fueron ante todo a Francia y al Reino Unido, pero la parte que llegó a Alemania tuvo también un gran efecto positivo muy visible.

Telón de Acero

Mientras, la parte de Alemania ocupada por los soviéticos apenas se movía. Sus dirigentes, que habían fusionado por dictado moscovita a los dos partidos de izquierda, SPD y KPD, para crear el Partido Socialista Unificado (SED), fueron relevados por Walter Ulbricht, un comunista inflexible entre los fundadores del partido comunista KPD en la República de Weimar que había logrado sobrevivir doce años en la emigración soviética. Lo que habían logrado pocos sin sucumbir a las purgas. Alemania oriental se vio aplastada por regulaciones, ucases y otras órdenes de Moscú volcadas en las grandes industrias y en el control total del enemigo ocupado.

La mayor parte de la industria pesada había sido desmantelada y trasladada a Moscú como reparación de guerra. La frontera a lo largo de las dos Alemanias ya se había fortificado y era impermeable. Como ya había anunciado en su viaje a EE.UU. en 1946 Winston Churchill, un Telón de Acero había caído sobre Europa desde el Báltico al Adriático. Había una frontera totalmente cerrada a lo largo del frente entre las dos grandes potencias e ideologías.

¿Totalmente? No. El Telón de Acero tenía un inmenso agujero. En Berlín. Era toda la línea que separaba al sector soviético de los otros tres sectores, de norte a sur. Pese a las trabas administrativas y policiales, la ciudad abierta permitía que muchos trabajaran en un sector en el que no vivían. Trabajo bueno había en el oeste. Y cada vez eran más los que no volvían. Muchos para coger los aviones que comunicaban a diario a la isla de Berlín oeste con Alemania occidental. Por ese agujero votaban los alemanes orientales a los que habían impuesto la dictadura. Votaban libertad. Votaban bienestar. Y votaban con los pies, como solía decirse. A lo largo de los trece años desde la reforma monetaria, Alemania oriental se desangraba.

El precio de la libertad

El agravio comparativo entre las dos partes de Berlín y comunicado por el boca a boca diario del tráfico humano resultaba demoledor para la Alemania socialista. En 1961 la situación era ya dramática. Y un Nikita Jruschov con problemas propios internos no se podía permitir una RDA en la que pronto no quedaría mano de obra cualificada y amenazaba con el colapso. Ulbricht, agente del Komintern en España, burócrata inmovilista que saboteaba la desestalinización del propio Jruschov, estuvo más que dispuesto. Célebre es su frase un día antes de la construcción el 13 de agosto de 1961 de «nadie tienen intención de construir un muro».

Aquella madrugada hubo un inmenso despliegue policial y militar. Se cerraron las calles, se cegaron las alcantarillas, se prohibió el tráfico. Y un ejército de obreros en camiones llegaron al centro de la ciudad a cerrar herméticamente el sector soviético de los demás. No era tan fácil. Los límites atravesaban edificios y hasta viviendas, los canales y la amplia red de metro y de tren suburbano que distingue a Berlín desde el arranque del siglo XX. Hubo escenas escalofriantes. Tragedias. Muertos por disparos. Por suicidio. Muchos aprovecharon la confusión aquellos días para salir a través de una frontera aún imperfecta. Y durante toda la existencia del Muro hubo intentos logrados o no, de romper y burlar esa frontera.

Cerca de mil muertos dentro de la ciudad son testimonio de ello. A lo largo de los años el muro se sofisticó, se amplió con «la franja de la muerte» como la llamaban. Y hasta el 9 de noviembre de 1989, ese muro fue símbolo de la Guerra Fría pero ante todo del fracaso de un sistema de gobierno basado en la represión y el terror, en el fracaso de la segunda ideología criminal que tras el nacionalsocialismo, había arraigado y sembrado la tragedia en suelo alemán.

Crucé decenas de veces el muro, sobre todo por el «checkpoint charlie» que era para diplomáticos y personas acreditadas ante el gobierno de la RDA. Que era más cómodo que el Palacio de las Lágrimas. Estuve acreditado ante ambas Alemanias y también en Polonia, el país responsable de iniciar con su valentía y calidad moral los cambios que arrastraron al Muro, a sus constructores y a su ideología, al basurero de la historia y a todos los pueblos centroeuropeos a liberarse.

Un cuarto de siglo después, no están por supuesto igual todos los países implicados en aquella maravillosa gesta del siglo XX que fue la revolución democrática de 1989. Pero todos recuperaron entonces su libertad para vivir y equivocarse ellos en democracia. Millones vertimos lágrimas en todo el continente, secuestrado por el crimen nazi y comunista, y ya felizmente recuperado. Muy distintas que las de los lloros del desgarro en la Friedrichstrasse. Marcaron el año en que más felicidad se pudo gozar en todo ese siglo terrible anegado de dolor y sangre. Por la experiencia de la libertad triunfadora sobre la oscuridad y el miedo.







1945 - Aspecto de la Puerta de Brandeburgo, en Berlín, al término de la Segunda Guerra Mundial. La ciudad se dividió en cuatro partes, que a la postre quedaron en dos: la libre y la soviética.

1948 - Puente aéreo de las potencias aliadas con Berlín, para salvar el bloqueo de la ciudad impuesto por Stalin. Occidente sabía que si caía todo Berlín, podía caer Alemania entera.

1953 - Protestas de obreros de la construcción en Berlín este, en junio de 1953, reprimidas a sangre y fuego por los blindados soviéticos. Fue el primer levantamiento contra el régimen comunista.

1961 - Construcción del muro de separación en Berlín en 1961. Los comunistas pensaban que la fuga en masa de berlineses les iba a dejar sin mano de obra cualificada.

1962 - Las víctimas. Al menos 136 personas murieron intentando saltar el Muro y escapar de la cárcel comunista camino de la libertad del Oeste.

1963«Yo soy berlinés», dijo en alemán («Ich bin ein Berliner») Kennedy en su visita al Berlín dividido en 1963. Todo un lema.

1971 - Los aliados firman un acuerdo definitivo sobre el estatus jurídico de Berlín y regulan el tránsito fronterizo interalemán.

9.11.1989 - Una multitud de berlineses se echó a la calle el 9 de noviembre de 1989 para destruir el muro de la vergüenza con todos los medios a su alcance, en medio de un entusiasmo inusitado.

1990 - Celebración de la reunificación de Alemania junto a la Puerta de Brandeburgo. La caída del Muro fue la señal para la apertura del proceso de liberalización en toda Centroeuropa.

Así lo contó ABC


De la desolación a la euforia
No todos los países del antiguo Pacto de Varsovia, implicados en la gesta de la recuperación de su libertad, gozan hoy de la misma salud política y económica. Pero tras la caída del Muro de Berlín todos experimentaron un alto grado de euforia. ABC ha sido uno de las pocas cabeceras actuales que relató la caída del Muro, pero también la construcción de éste, en 1961.