POSADOS EN EL LODO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 19.08.16
Era muy alarmante que, como alternativa a partidos
anquilosados, surgiera una fuerza nada menos que comunista
ESPAÑA no
tiene gobierno y, se ofenda o no a los españoles con unas elecciones el día de
Navidad, no va a tener un gobierno sólido en mucho tiempo. Entramos en un
periodo de inestabilidad que será largo y si no se dan algunos imprevistos
sorprendentemente favorables, lo previsible es que nuestra vida en común en un
futuro sea peor y más peligrosa. Lo cierto es que el hundimiento de la calidad
de la política española y del propio trato humano en la misma, angustioso desde
hace tiempo, toca ya un fondo cenagoso en el que no hace falta caer más para
que la parálisis en la impotencia, descomposición y desprestigio definitivo.
Posados en el lodo. Es cuando se ponen en marcha las consecuencias de ese
deterioro que la política noble tiene la obligación de evitar. Que son la
coacción, la amenaza, la violencia y el colapso de la legalidad y las
instituciones. El primer indicio de que andábamos cerca de ello fue la
irrupción espectacular en el escenario político de Podemos. Era muy alarmante
que, como alternativa a partidos anquilosados, corruptos y faltos de ideas
surgiera una fuerza nada menos que comunista, financiada e inspirada por
regímenes totalitarios, corruptos y moralmente despreciables.
Lo cierto es que a
cinco millones de españoles les pareció bien una opción política probadamente
vinculada a gobiernos que practican todo lo contrario a lo que dice defender su
franquicia en España. Hoy sabemos que sus dirigentes medraron profesional y
económicamente de esas dictaduras y de todo el mundo izquierdista latinoamericano
vinculado de una u otra forma al narcotráfico y el terrorismo. La mayoría son
unos cuadros comunistas de tanta mediocridad personal como falta de escrúpulos
en la manipulación y el abuso de todo el poder que van disponiendo. Y conocemos
las formas autoritarias con que utilizan el poder para socavar la legalidad y
el funcionamiento de las instituciones. Pues pese a ello, hay otros millones de
españoles que votan a los socialistas o a opciones separatistas que son
partidarios de una alianza con Podemos. En el PSOE es mayoritaria la herencia
ideológica del zapaterismo que ve como un deber utilizar la coyuntura de
debilidad del centroderecha para acabar definitivamente con ella. Personajes
como Pedro Sánchez y su trío de tristes utilleros solo ven la política española
en la clave de la revancha con la derecha. Hablan de acabar con el PP y Rajoy
que «tanto daño» y «tanto dolor han causado a los españoles». Pero su flaco y
mediocre bagaje ideológico solo contiene consignas del simplismo
frentepopulista que comparten con los jefes de Podemos. Los líderes del PSOE
actual son un subproducto zapateril, que siempre será accesorio a los
auténticos hijos de la peste guerracivilista que encarna definitivamente
Zapatero.
Que esta sea la realidad de la España actual no se debe
obviamente a la maestría, eficacia e inteligencia inexistentes de esta fuerzas
de izquierda descritas, que no tienen ni un ejemplo que presentar de éxito o
eficacia en la gestión de una economía moderna con sus postulados. Todo lo suyo
son fracasos y miseria. Que pese a ello el discurso de la izquierda lo
emponzoñe todo desde una hegemonía hoy abrumadora es culpa directa del Partido
Popular de Mariano Rajoy. La soberbia, la falta de empatía y el insultante
egoísmo inmovilista del hoy presidente en funciones y su círculo íntimo son el
principal impedimento de una opción ganadora, razonable y razonada de mayoría
civilizada de un nuevo PP con Ciudadanos. Para frenar la amenaza real de un
Frente Popular que vuelve a plantearse ahora o tras las elecciones. Triste pero
cierto, la principal baza de ese indeseable frente socialcomunista en España es
hoy, objetivamente, Mariano Rajoy.
LA HONRA PERDIDA DE HERMANN KANT
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 16.08.16
El negociado cultural español desde la Transición hasta hoy
ha sufrido siempre bajo el protagonismo de personajes así
SEGURAMENTE fuera
Hermann Kant, que ha muerto ahora en un hospital de Mecklenburg a los 90 años,
el escritor de más talento de todos los «literatos oficiales» de la muy efímera
república comunista alemana que fue la RDA. Sus novelas 'El aula' o 'La estancia' tuvieron una inmensa repercusión entre la población lectora dirigida dentro del
estado socialista, pero también se vendieron mucho en la Alemania occidental y
son parte de la literatura de la segunda mitad del siglo XX que hoy se lee en
los colegios alemanes. Recibió con justicia grandes premios literarios. Pero
Hermann Kant fue además de un escritor con talento un miembro de la maquinaria
de represión y terror del régimen comunista.
Fue desde 1972 el
comisario jefe y el chivato mayor del mundo cultural del reino de Honecker.
Como jefe del Pen Club de la RDA lo recuerdo en una reunión en Hamburgo en la
que pasé toda la jornada con él un par de años antes de la reunificación. Vi
cómo comandaba e intimidaba a las plumas más ilustres de la RDA. A las más
ilustres que él permitía estar en el Pen Club, publicar en la RDA y viajar
fuera de allí porque todo el aparato de la Stasi tenía fe ciega en Hermann
Kant. Utilizó su poder para perseguir a escritores sospechosos de disidencia.
pero también a aquellos que, aunque leales al régimen, pudieran hacerle sombra.
Como Stefan Heym, también comunista pero eterno disidente, al que expulsó del
Pen Club. Heym estuvo 17 años sin poder publicar en la RDA.
La vida de Kant es la
del militante cultural de la izquierda. Más dañino cuando es hombre de talento
con una combinación explosiva de ideología y carácter. Son pieza clave para el
culto de la izquierda, para su disciplina y capacidad de movilización. Por eso
han gozado de especial comprensión e impunidad en el siglo XX. Recordemos a
Pablo Picasso y a Jean Paul Sartre celebrados por su obra y mitificados por la
Francia libre tras haber pasado cuatro años de buena vida y grandes negocios
con los oficiales y el generalato nazi. Mientras pobres mujeres francesas eran
vejadas y torturadas por haber tratado con simples soldados alemanes, aunque
solo fuera para dar de comer a sus hijos. Ahí está Robert Capa con su foto
mentira de la Guerra Civil. O los siniestros funcionarios de la literatura
soviética con los que luchan Bulgakov, Pasternak, Mandelstam y tantos otros.
En las democracias
también tenemos estos caracteres en la izquierda, que es donde existe una
cultura gregaria y siniestramente solidaria, en la que se mezclan medro
personal con la permanente mentira por simpatía a la causa. El negociado
cultural español desde la Transición hasta hoy ha sufrido siempre bajo el
protagonismo de personajes así, todos ellos de una izquierda incansablemente
promocionada, «catetamente» venerada y generosamente financiada por izquierda y
derecha pazguata por igual. Los que daban las órdenes de qué leer, qué cine
ver, qué escuchar, qué cuadros comprar, cómo caer bien a los políticos, como
desenvolverse «en la pomada» como suelen decir sus más funestos y cínicos
representantes.
Son los que hacen las
listas blancas y negras de la cultura, como Hermann Kant, que siempre priman a
los propios de izquierda e incluyen algún notorio tonto de derechas. Para que
la gente aprenda que si se quiere ser alguien en la cultura española hay que
transitar por la izquierda o nunca se estará en ninguna lista salvo como elemento
de descrédito. Siempre con el aplauso, el apoyo político y administrativo y el
dinero público de esa derecha tan falta de convicciones, inculta y cobarde que
con razón se avergüenza de sí misma.
NO SON LOCOS AISLADOS
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 13.08.16
En Europa, en EE.UU. o en Tailandia, se impone la regla de
afrontar los atentados islamistas negando su existencia
El
terrorismo islamista provoca de un tiempo a esta parte unas reacciones tan
curiosas como peligrosas en las autoridades de los países afectados. Además del
lógico miedo y confusión, tienen la siniestra capacidad de inducir a los
poderes a la ocultación sistemática y la mentira. Al principio sorprendieron
mucho estas prácticas, sobre todo porque se inician en gobiernos democráticos.
Pero ya está claro que comienzan a ser una regla en todo el mundo. Sean los
atentados en Europa, en los EE.UU. de Obama o en la Tailandia de los generales,
la primera forma de afrontar los atentados islamistas es negar su existencia.
Si no se puede, se intenta convertirlos en otro tipo de incidente, accidente,
malentendido o acción de un desequilibrado. Casos aislados. Eso es lo que
vienen haciendo las autoridades europeas desde hace meses tanto en acciones
directamente terroristas, como en agresiones o delitos en los que estén
implicados inmigrantes o refugiados musulmanes. Lo que ha llevado a la
proliferación oficial de acciones de dementes por Europa que, al parecer por
casualidad, todos gritan lo mismo al actuar, es decir «Aláhu Akbar» (Alá es
grande).
Ahora han estallado en Tailandia no menos de 14 bombas.
Cuatro han sido desactivadas. Han muerto en las explosiones al menos cuatro
personas y decenas han sido heridas, entre ellos un número indeterminado de
extranjeros. Pues los generales tailandeses, esos hombres duros que dieron un
golpe hace dos años y han organizado un referéndum para que el pueblo les otorgue
–lo ha hecho– unos poderes con plazo indefinido, ocultan la verdad como si
fueran ministros del Interior europeos. Ellos, por miedo a los daños al
turismo. Y empezaron por decir que eran casos aislados. Pues tampoco estos lo
son. El terrorismo local de su minoría musulmana del sur, junto a Malasia,
actúa ya como Daesh. En Filipinas sucede lo mismo con el Frente Moro. Mala
noticia para Tailandia y Asia. Para todos. Pero ocultar la realidad en
Tailandia, EE.UU. o Europa solo entorpece el diagnóstico y dispara nuestra
vulnerabilidad.
EN ESTE HOTEL YA NO EXISTE ISRAEL
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 12.08.16
No alcanza la gente a ver que los ataques a Israel y los
judíos son contra todas las sociedades libres
EL viejo Claude
Lanzmann no cae bien a mucha gente. Tiene muy mal humor. No se calla nunca. Y
siempre tiene algo que decir. No es casualidad que sea él, un prodigio de
perseverancia, el autor de la mayor obra de investigación periodística jamás
hecha y filmada. Lanzmann ha dedicado gran parte de su vida adulta a crear, producir
y promocionar esas diez horas y trece minutos de película sobre el Holocausto
titulada «Shoah» y que muchos consideran la «Capilla Sixtina» del cine
documental. Este periodista judío francés tuvo una vida trepidante que le llevó
desde sus líos con Simone de Beauvoir y la vida frívola de la intelectualidad
francesa a todos los escenarios de guerras y conflictos desde 1945. Pero ante
todo a investigar –esto sí es periodismo de investigación, no el buzoneo
interesado que conocemos– paraderos de víctimas y especialmente verdugos del
Holocausto y organizar encuentros con ellos que son obras de arte que
escenifican la lucha de la mentira, la culpa, la verdad y la redención
protagonizados por seres vivos que se representan a sí mismos en el celuloide.
Para comprender bien la vida humana en este planeta, un extraterrestre tendrá
que conocer también la Shoah de Lanzmann. Es el periodista que más claramente
ha cruzado el umbral de la permanencia con su obra.
Como suele pasar
cuando se han cumplido ya los 90 años y se tiene buena salud, uno dedica
bastante tiempo a enterrar a amigos. Cuando se ha sido tan mujeriego como él,
también a exmujeres y novias. Estaba hace unos días en Berlín el anciano
periodista para enterrar a la escritora y actriz Angelika Schrobsdorff, con la
que había estado casado diez años y que había muerto el 31 de julio a los 88
años. Se hospedó en el hotel Kempinski como habitualmente desde 1986 cuando
estrenó en Berlín Oeste la Shoah. Con la mirada absorta sobre el listín de
prefijos, dice que notaba que faltaba algo y era eso, la ausencia de Israel,
justo antes de Italia. No sería quien es si no se hubiera puesto a indagar por
qué esa ausencia de Israel. Y un encargado en las oficinas se lo dijo con
franqueza: «Me alegra que pregunte, señor, yo también soy judío. Es una
decisión consciente de la dirección que ha quitado Israel de la lista para no
ofender a los árabes que son gran parte de la clientela. Es orden de la
dirección y aquí no podemos hacer nada». Los árabes no quieren que Israel exista
y en el Hotel Kempinski, Israel ha dejado de existir. De momento en el listín
telefónico.
Como en las
televisiones de Irán y otros países donde se habla de «entidad sionista». El
antisemitismo no deja de adoptar otras perversas formas. Y las sociedades
occidentales se pliegan obsequiosas ante el dinero o la violencia de la
judeofobia islámica. Viene de los ricos clientes árabes del hotel y de los
inmigrantes islámicos que han convertido ya en una temeridad pasear por una
ciudad alemana con una bandera de Israel. Viene de una izquierda radical
europea que agita un odio contra Israel que solo alcanzaba la judeofobia de los
nazis. Tachan el nombre de Israel igual que borran o quitan la cruz de los
escudos deportivos para agradar más al cliente musulmán que cada vez impone más
sus odios y sus condiciones en países libres que por esos hechos cada vez lo
son menos. No alcanza la gente a ver que los ataques a Israel y los judíos son
contra todas las sociedades libres. Que tendremos que defender nuestras democracias
como Israel la suya. Y que si cae Israel cae el bastión clave en el muro de
Constantinopla.
BUENO EN SANTO DOMINGO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 09.08.16
En Santo Domingo se vio una auténtica clase de las mejores
formas de la España buena
HAY veces en que también en España hay cosas que pasan de la
mejor manera posible. Así, hace unos días, Gustavo Bueno, a poco de cumplir los
92 años, con una larga y plena vida llena de pasión, amor, emoción y
entusiasmo, decenas de libros de real importancia en la filosofía mundial,
reconocimiento académico mucho más allá de nuestras fronteras, perdió el
conocimiento el día en que se moría su mujer Carmen. La siguió a la muerte dos
días después. Las cosas bien hechas, ella justo antes y ambos sin sufrir. Como
queriendo quitarles a los cinco hijos y a los adorados cinco nietos hasta esa
última pena inevitable ante la partida. Una muerte tan normal, asumible y
lógica que apenas hay motivos para la tristeza, como decía ayer su hijo Gustavo
en la ceremonia en el Ayuntamiento de Santo Domingo de la Calzada. Allí había
nacido el filósofo cuando la dictadura de Primo de Rivera cumplía su primer
año. Su familia y sus amigos y unos cientos de vecinos de la localidad riojana
lograron hacer ayer una despedida como sin duda la habría deseado el individuo
Gustavo Bueno, allí presente en su ataúd pequeño. Fue una celebración bonita,
seria y muy digna de la trascendencia de la persona Gustavo Bueno que, como él
ya explicó, seguirá aquí presente con su influencia sobre los vivos. Muchas
coronas de flores, algunas habría de compromiso, pero no la mayoría como suele
ser habitual. Y representantes políticos, dos, el presidente de La Rioja, José
Ignacio Ceniceros, en un muy digno y discreto segundo plano y el alcalde
socialista Agustín García Metola, cuya ayuda a los Cursos de Verano de
filosofía agradece tanto la Fundación Gustavo Bueno como la familia. Gratitud
que se hace extensiva al alcalde del PP que gobernó entre un mandato y otro del
socialista. En Santo Domingo enterraron ayer al filósofo español más relevante
del último medio siglo, pero además se vio una auténtica clase de las mejores
formas de la España buena. Allí han colaborado los partidos socialista y
popular en un proyecto que se materializó y mantuvo para el estudio de la
filosofía de una personalidad muy libre, muy ruidosa, muy radical y polémica
por combativa. Lo que más teme la España mediocre, envidiosa y lanar. La que no
perdonó a Bueno que no se convirtiera en un académico marxista al uso. Uno más,
intercambiable. Como fue todo lo contrario había que desacreditarle. Por parte
de todos los enemigos del pensamiento libre en España que están en todas
partes. Por eso es tan digno y destacable el papel de Santo Domingo de la
Calzada y tan lamentable el del Ayuntamiento de Oviedo, que apenas ha hecho
ademán ante la muerte del que, sin duda, era su paisano más ilustre, más
internacional y relevante. Igual que ayer en aquel ayuntamiento en el corazón
de La Rioja, la ceremonia sobria, seria, profunda y culta ofreció la mejor cara
de España; la peor, que es mucho más común, es la de este miserable
cuatripartito ovetense que reúne todo lo peor de envidias, consignas y bajezas
de nuestra triste vida pública. El director de la Fundación Gustavo Bueno,
Tomás García López, dio la clave al recordar cómo el filósofo Bueno cultivó la
reina de las virtudes que es la fortaleza, con sus dos vertientes de firmeza y
generosidad. Todos los hundimientos de los mejores logros de la humanidad, en
realidad todos las formas del mal, surgen de la debilidad. De la falta de
disciplina, del desorden, del pensamiento débil. Solo hay que vernos. En
España, en Europa, en el mundo. Ayer, Santo Domingo fue una isla peculiar
española donde las cosas fueron como deberían ser.
EL MAGNATE, MALHERIDO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 06.08.16
Donald es un peligro por su carácter y por lo que ignora.
Pero Hillary es un peligro por su carácter, por su muy cuestionable trayectoria
y por lo que oculta
A Donald Trump nadie le
creía capaz de nada de lo que ha hecho en su electrizante trayectoria política
de apenas un año. Luego es prematuro y aventurado darle por muerto. Quedan tres
meses terribles de campaña electoral y con la personalidad de Trump y el pasado
de Hillary Clinton nadie puede descartar grandes sorpresas. Pero lo cierto es
que los errores masivos del candidato republicano y el
empuje que dio a Clinton la Convención Demócrata han dado una ventaja a la
candidata que podría ser irreversible.
El candidato Trump
está malherido. En la dirección del Partido Republicano hay inquietud e
incomodidad, aunque las deserciones no son como las presentan los medios
norteamericanos, volcados como los de Europa en una cruzada anti-Trump en la
que todo está permitido. A la que no bastan las obvias debilidades reales del
candidato y sus regalos al enemigo, como fue entrar en polémica con los padres
del soldado caído condecorado y musulmán. Quien debate con un héroe, en una
sociedad que aún cree en ellos, pierde siempre. Incluso frente a Clinton, que,
con Obama, ha hecho tanto daño al poder y prestigio de EE.UU. en el exterior.
Trump falla siempre en la expresión de compasión y empatía. Mientras que su
rival es experta en simular ambas y en toda impostura sentimental. La
incontinencia verbal le lleva a él a decir siempre lo que opina. Mientras que
Clinton jamás dice más que lo que quiere que oigan los demás.
Quienes ya han perdido son desde luego el periodismo, cuyo
maniqueísmo ha alcanzado niveles grotescos de parcialidad y manipulación, y la
unidad de la sociedad norteamericana que Obama había fracturado y hoy se halla
irremisiblemente polarizada. Nadie puede dudar de que Clinton conoce como nadie
Washington. Y Trump lo desconoce tanto como para especular en voz alta sobre el
uso de armas nucleares. Donald es un peligro por su carácter y por lo que
ignora. Pero Hillary es un peligro por su carácter, por su muy cuestionable
trayectoria y por lo que oculta.
CHEERLEADERS DE MADAME CLINTON
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 05.08.16
Puede que hasta Trump mismo vea lo inútil del esfuerzo si
las diferencias se estabilizan
ESTÁ muy triunfante
el periodismo de la buena conciencia a ambos lados del Atlántico porque Hillary
Clinton ya supera con mucha claridad a Donald Trump en los sondeos. Y porque
algunos errores graves del candidato republicano lo revelan como mucho más
vulnerable que una candidata demócrata blindada por la colaboración de los
poderes políticos y mediáticos. Estos disculpan u ocultan parcial o totalmente
las muchas debilidades y no pocas miserias de una mujer siempre dispuesta a
todo por ambición. Enfrente está el demonizado Trump, al que insultan y
descalifican hasta presidentes, jefes y miembros de gobiernos extranjeros y
aliados, sin que a nadie escandalicen estas injerencias. Contra Trump todo está
permitido, incluida la violencia en sus mítines, atroces manipulaciones en
televisiones y periódicos que han perdido toda vergüenza y honra en esta
campaña y hasta el grotesco recurso de tacharlo de agente de Moscú. Claro que
Trump ha ayudado mucho a sus enemigos. Su perfil y carácter impide que sus
asesores le frenen en uno de sus rasgos más valorados por sus seguidores que es
también su perdición: ese decir lo que piensa. Exactamente lo que jamás haría
Hillary Clinton. Por eso Trump da casi una conferencia de prensa en cada ciudad
que visita y Clinton lleva sin aceptar preguntas sin preparar desde diciembre
pasado. Ni los asesores de Trump, ni su familia ni un Partido Republicano
pacato son capaces de reconducir y economizar su energía y la refrescante pero
letal manía de decir lo que piensa sin reparar en consecuencias o efectos. Así
cae en fatales situaciones de nula empatía e inteligencia emocional, como con
los padres del soldado condecorado musulmán.
Para quienes como
Clinton jamás dicen lo que piensan y siempre solo lo que creen en cada momento
que les conviene que escuchen los demás, lidiar con Trump ha sido mucho más
difícil de lo que pensaron en un principio. Porque desde esa nube de la
arrogancia «progresista» en que está subido el obamismo no han sabido calcular
lo harta que está de mentiras, no la clase obrera blanca como dicen, sino una
clase media literalmente atracada y arrollada por los cuadros ideológicos del
presidente más dañino para la cohesión norteamericana y la seguridad de
Occidente. Es posible que la suerte esté echada y que el vértigo ante los
peligros de Trump, los reales y los inventados por las fuerzas apiñadas en torno
a su rival, den una victoria clara a Clinton. Puede que hasta Trump mismo vea
lo inútil del esfuerzo si las diferencias se estabilizan. Con Clinton llegaría
así una profesional al poder. Con rutina en el mando, mejor hablada que Trump,
pero no con más escrúpulos. Y con mil cadáveres en armarios por todo el mundo.
Como dice el gran
Clint Eastwood en una memorable entrevista en «Esquire», el propósito de
continuar la labor de Obama equivale a una amenaza. Nadie había dividido a la
sociedad norteamericana como el «pico de oro» –ni una mala palabra ni una buena
acción–, que ha hecho triunfar en EE.UU. el discurso del resentimiento y la
beneficencia, la sumisión y la dependencia, todas esas maldiciones europeas. Un
puntual triunfo electoral del proyecto socialdemócrata en EE.UU. con
Obama/Clinton no frenará su fracaso en el mundo. En todo Occidente, donde
respiran aliviados quienes ven a Clinton como dama protectora de vicios
comunes, confluyen ahora inmensos retos que exigen el fin de la mentira. Es
posible que Trump por su carácter y su perfil sea un peligro. Pero nadie dude
de que la reafirmación en el juego de la hipocresía y la ocultación de Clinton
y Obama conlleva un peligro no menor. Para la cohesión de la sociedad
norteamericana y para la seguridad común occidental.
ERDOGAN NOS QUIERE DOMINAR
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 02.08.16
Observadores y oposición turca consideran que el golpe
militar estaba organizado para fracasar
LA tensión política
entre Turquía y Europa está en plena escalada y adopta rápidamente visos
alarmantes. Su efecto más devastador a corto plazo podría ser una inmensa
oleada de refugiados al asalto de las costas de Grecia este otoño hasta hacer
colapsar este país y los vecinos en los Balcanes. Ankara hace saber que, como
Bruselas no permita que casi 80 millones de turcos entren y salgan cuando
quieran de la UE a partir de octubre, suspenderá todos sus impedimentos a la
emigración ilegal hacia la Unión Europea. El ya todopoderoso Recep Tayyip
Erdogan no nos declara la guerra. Pero salvo a eso parece dispuesto a todo para
llevar sus relaciones con Europa a la máxima tensión, convencido de que la
debilidad general de la UE le permitirá sacar rédito del miedo que genera. Y de
paso apagará bajo esos ruidos todas las protestas por la inaudita oleada de
represión y el desmantelamiento de las garantías legales con que cimenta un
régimen cada vez más ajeno a la democracia en ese país miembro de la OTAN.
Negros nubarrones se ciernen sobre la cooperación política y toda la
arquitectura estratégica de seguridad de Occidente en tres continentes.
El arma elegida por
Erdogan es ya abiertamente el chantaje. El domingo, el régimen de Erdogan
organizó una manifestación multitudinaria en la ciudad alemana de Colonia como
exhibición de fuerza y advertencia de su poder en territorio alemán. Hay cuatro
millones de turcos en Alemania, 2,5 nacionalizados, muy pocos realmente
integrados. Ayer daba un paso más en su ofensiva de intimidaciones y amenazas
en represalia por las críticas europeas tras el fallido golpe del día 15 de
julio. El Gobierno turco considerará nulo el acuerdo sobre refugiados de marzo
pasado entre Turquía y la UE si en octubre Bruselas no ha aprobado la exención
de visado para ciudadanos turcos en todo el espacio Schengen. Amenaza con
inundar el continente de refugiados si en dos meses todos los turcos no pueden
entrar libremente en la UE. La exención de visados era ya difícil, siempre
condicionada a avances en una serie de condiciones técnicas y también de
derechos humanos y garantías legales. Con la represión habida es imposible.
Observadores y oposición turca consideran que la represión con larguísimas
listas ya preparadas son un indicio más de que el golpe militar estaba
organizado para fracasar y ser pretexto para la inmensa purga del aparato del
Estado de personas críticas con el presidente y su partido islamista AKP.
La exención de
visados es política y legalmente inviable. Y conllevaría además un inmenso
riesgo con un Erdogan volcado en construirse, con violencia y sin escrúpulos,
un país a su medida. Reforzando ataques militares a ciertas regiones podría
provocar un éxodo de millones de kurdos hacia Europa. Que acompañarían a
cientos de miles de turcos que huirán al exilio. Dentro de unos días va Erdogan
a visitar a Putin. Hace unos meses estaban literalmente a tiros. Ahora buscan
una estrategia común, el nuevo zar y el nuevo sultán, frente a Europa. Y hay
quien dice que le ofrecerá la base de la OTAN de Incirlik. Ankara condenó ayer
el hecho de que Erdogan no pudiera dirigirse en directo por pantallas a sus más
de 20.000 seguidores en Colonia. El Tribunal Constitucional alemán había
confirmado la prohibición. Erdogan parece considerar que cuenta con una quinta
columna lo suficientemente fuerte para poder condicionar la política alemana,
interior y exterior. Y ahora quiere utilizar a los millones de refugiados en
Turquía o en tránsito como quintacolumnistas involuntarios en la operación
megalomaníaca por la que legitimar su nueva dictadura y doblegar la voluntad de
los europeos hasta hacerse con poder desestabilizador en todo el continente.
EUROPA PIERDE EL CONTROL EN LA LUCHA CONTRA EL TERRORISMO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo, 31.07.16
En un continente inundado de refugiados, el yihadismo ha
llevado a la población al hartazgo de sus líderes
«Tengo miedo. Quiero
que se vuelvan a sus países. Ya no salgo de casa porque tengo miedo siempre a
que cualquiera de ellos nos haga daño». Quien así habla es una señora que fue
vecina de Mohammed Daleel, el joven sirio que se voló por los aires a la puerta
de un café en la pequeña localidad bávara de Ansbach. Le ayudó mucho cuando
llegó. Le acompañó al médico, a hacer trámites. Ella siempre había ayudado a
refugiados e inmigrantes. Siempre creyó que los alemanes se lo deben a los
demás. Compartía la célebre frase de la canciller Merkel: «Lo vamos a
conseguir». Porque Alemania es rica y generosa, podrá integrar a todos los que
llegaban a sus fronteras pidiendo socorro. En ella, como en tantos, parece
latir el deseo de compensar con un alarde de bondad el alarde de maldad que
lastra la historia alemana del siglo XX. Ahora ya no cree en ello. La bomba lo
ha cambiado todo. En los últimos meses Mohammed salía poco de su habitación en
una residencia en la que viven muchos como él. «Tenía un portátil nuevo y no se
movía de él». Allí conectó con Daesh. Donde recibió instrucciones para su
bomba. La vecina se siente traicionada. Como los que acogieron al joven afgano
que atentó en Würzburg. También grabó un vídeo y se jactó de ir a matar a
quienes le acogieron. ¿Llegaron con órdenes? ¿Las recibieron aquí? ¿Eran
depresivos o inestables antes? ¿Qué más da?

Lo cierto es que han
entrado casi dos millones de refugiados en el último año que por sus vivencias
extremas bien pueden ser inestables. Como lo pueden ser millones de jóvenes en
los suburbios pobres de las ciudades europeas. Pero quienes asesinan a
desconocidos aludiendo a una llamada de su dios nunca son judíos ni armenios
cristianos, ni gitanos protestantes ni indios ni chinos. Siempre de la misma
religión que se niega a aceptar la supremacía del poder civil y se arroga ese
derecho a la agresión y niega derechos a quienes no la profesan. Hay quienes
aseguran que las oleadas de refugiados y el terrorismo islamista solo aceleran
una crisis inevitable en las próximas décadas en Europa, alcanzada una masa
crítica musulmana. Se librará el pulso por la hegemonía entre leyes islámicas y
leyes civiles occidentales. Con un 2% de musulmanes, nadie temía por la
integración. Con un 25% la guerra por la supremacía está servida, dice. En
muchos rincones ese 25% se ha superado con creces.
La vecina de Daleel
tiene miedo y ya no quiere verlos. Era muy sociable. Ya no sale de casa. A
muchos alemanes les ha cambiado la vida de forma brutal, como nunca hubieran
imaginado y como nunca les explicó Merkel. En pueblos hasta ayer idílicos en
los que de repente hay que acompañar a las niñas al colegio dando un rodeo para
evitar un gimnasio con 300 jóvenes árabes ociosos en la calle. O en barrios
donde las mujeres ya no pueden ir solas a la compra ni llevar la ropa antes
habitual. Donde se han hundido los precios de las casas construidas con el
ahorro de toda la vida porque les han puesto enfrente un campamento ante el que
no hay más que peleas con navajas, heridos, batallas campales entre grupos de un
origen y otro, robos y ruido. Como barrios que se hunden en la marginalidad y
en los que solo quedan atrapados los más débiles del vecindario original.
«Welcome refugees»
No se ha cumplido un
año de aquellas imágenes que dieron la vuelta al mundo de multitudes de
alemanes en las estaciones de tren con pancartas de «Willkommen» y «Welcome
refugees», cargados de juguetes y bolsas de comida y ropa. Lo había pedido la
canciller Merkel al anunciar que las fronteras de Alemania quedaban abiertas
para todos los extranjeros que buscaban asilo en su huida de la guerra y la
violencia. Porque la situación en los Balcanes era insoportable por las masas
de refugiados que llegaban a las costas griegas y emprendían su ruta hacia
Alemania. Hoy nada es igual. Las advertencias de los agoreros de entonces se
han cumplido. Los alemanes comprueban con horror que han perdido el control
sobre su seguridad. Y en toda Europa, inmigración y terrorismo han llevado a la
población al hartazgo y creciente tensión porque comprueban día a día que las
realidades que ven tienen poco o nada que ver con lo que les cuentan los
gobernantes. Que se les ocultan datos. Les engañan unos gobernantes que no
suelen vivir cerca de esas multitudes llegadas ahora ni de los millones que
llegaron en décadas pasadas. A estos nadie exigió ni ayudó a integrarse. Así
crearon sociedades paralelas en muchas de las cuales ya no rigen las leyes
nacionales. En donde no entra la pluralidad civil democrática, sino la arenga
del imán de turno. Ahora quiere Bruselas imponer el reparto por cuotas de los
refugiados. Y muchos países se niegan. No quieren guetos y reconocen su rechazo
a la inmigración musulmana. Este pulso se abre el día 2 de octubre con el
referéndum en Hungría en el que la población prohibirá al gobierno aceptar
tales cuotas. Se niegan a una inmigración que no se integra y ocupa los
espacios públicos, como dice Budapest.
Alerta en Colonia
Hablando de
ocupaciones. Hoy domingo, la ciudad de Colonia será tomada por fuerzas del
presidente turco Recep Tayip Erdogan. Más de 30.000 turcos han sido convocados
a un gran mitin de reafirmación patriótica y de defensa de su presidente y
dictador en ciernes. Hay máxima alerta por un evidente peligro de violencia
entre esta multitud del partido islamista AKP y grupos izquierdistas turcos o
con la comunidad leal a la organización Hizmet, principal objetivo de la
implacable purga y ola de represión desatada tras el golpe militar fallido.
También organizaciones kurdas están en alerta. La escalada bélica entre
ejército y PKK se traslada a orillas del Rin. El islam ha acelerado su cada vez
mayor control de espacios públicos. Aunque sus inmigraciones son de origen
distinto, en Francia y Alemania, también en otros países, las comunidades
islámicas intentan distanciarse de un terrorismo que en su mayoría condenan.
Pero refuerzan su rechazo a toda vocación integradora. Y reafirman su voluntad
de constituir un poder propio en el seno de las sociedades democráticas que los
acogen. La inmensa cuestión que zanjará el futuro está en que la compatibilidad sea
posible o no.
FRANCIA
1 - 26 de julio 2016
Dos hombres armados con cuchillos degüellan a un sacerdote que estaba a punto de comenzar la misa y hieren a un feligrés. Son abatidos por la Policía
2 - 14 de junio 2016
Un terrorista de Daesh asesina con un cuchillo a un oficial de la Policía y a su esposa en Magnanville
3 - 13 de nov. 2015
Una serie de ataques coordinados en París provocan 130 muertos. El ataque más mortífero se produce en la sala de fiestas Bataclan. Daesh lo reivindica
4 - 14 de julio 2016
Un terrorista tunecino arrolla con un camión a la multitud en el Paseo de los Ingleses. Mata a 84 personas y hiere a más de 200
ALEMANIA
1 - Wurzburgo, 18 de julio 2016
Un refugiado afgano de 17 años hiere a hachazos a 3 personas en un tren en Wurzburgo
2 - Múnich, 22 de julio 2016
Un joven alemán de origen iraní de 18 años mata a nueve personas en un centro comercial y se suicida
3 - Ansbach, 24 de julio 2016
Un refugiado sirio hace estallar su carga explosiva y hiere a 15 personas a las puertas de un festival
BÉLGICA
Bruselas, marzo 2016
Ataque coordinado con maletas con explosivos en el aeropuerto y el metro. Mueren 32 personas y hay 340 heridos
TURQUÍA
Estambul, 28 de junio 2016
Atentado suicida de tres terroristas en el aeropuerto Ataturk. Causan 43 muertos y 239 heridos. El Gobierno atribuye el ataque a Daesh
Total
298 muertos
1.145 heridos
«MEIN KAMPF», EL TESTAMENTO DEL DIABLO
Por HERMANN TERTSCH
ABC cultural Sábado, 30.07.16
Hitler destiló todo su veneno en «Mein Kampf». Levantada la
prohibición que pesaba sobre el libro, Alemania se ve sacudida por la edición
crítica. Las alarmas no han tardado en saltar
Caricatura de Hitler de los años 40
HITLER SEDUJO HASTA LA MUERTE A UNA DE LAS SOCIEDADES MÁS
CULTAS. AHÍ ESTÁ LA CLAVE DEL MISTERIO
LOS MIEDOS Y LOS NERVIOS, LA INSEGURIDAD Y LA ANGUSTIA HAN RODEADO A ESTA EDICIÓN COMENTADA
Ningún humano personifica el mal en el mundo moderno como
Adolfo Hitler. Nadie provoca tanto rechazo, evoca tanto horror, hiela la sangre
como aquel hombre menudo del flequillo y el bigote breve. Otros dictadores
asesinaron a muchos más millones de inocentes que él. Véase Mao o Stalin. Estos
mantuvieron sometidos al yugo del terror y el dolor a muchos más mucho más
tiempo que aquel pintor austríaco fracasado que protagonizó una irresistible y
a la postre diabólica ascensión, elevado por los siniestros avatares del primer
tercio del siglo XX al liderazgo supremo del llamado Tercer Reich. Un tercer
imperio alemán que iba a prolongarse un milenio para consumar el triunfo del
poder total del superhombre ario en el planeta y se quedó en una dictadura de
doce años que comenzó con entusiasmo y triunfos y acabó en la ruina y el
horror.
Marcas de fuego
Hitler fue el cerebro y ejecutor del crimen supremo, el
Holocausto. Con él, generó un agujero negro en la Historia de la humanidad con
efectos en todos los campos de la existencia humana, metafísica incluida. Los
hornos crematorios se convirtieron en referencia clave para la comprensión del
ser humano por sí mismo. Auschwitz y Hitler son las marcas de fuego de la
civilización a partir de 1945.
Hay partes de Europa en las que Stalin, con el archipiélago
Gulag y sus millones de asesinatos y su política genocida, ocupa un puesto
parejo. Pero el carácter único del Holocausto lo relega a un segundo puesto. Y
salvo en naciones víctimas directas suyas, la victoria sobre Hitler evitó a
Stalin disputarle ese liderazgo absoluto del mal. Nacionalsocialismo y
comunismo, dos ideologías criminales, no son tratadas igual en las democracias.
Hitler encabeza el ranking del mal en solitario.
Por 99 céntimos
Muy entrado ya el siglo XXI, volvemos a estar ante una
prueba de cuánto se le teme. El problema se presentaba en el año 2015. Vencían
los derechos de edición de Mein Kampf, la autobiografía y el programa
ideológico del dictador, el libro sagrado del nazismo. Los derechos de Hitler
que tuvo la editorial nazi Eher hasta 1945 fueron asumidos entonces por el
mando militar norteamericano, que en 1947 los cedió como parte del confiscado
patrimonio nazi al Estado de Baviera. Esto facilitó la prohibición de
publicación desde 1945. Pero hace años, ante la cercanía de la fecha del
vencimiento, autoridades e historiadores comenzaron a estudiar lo que es mucho
más que un problema legal o cultural.
A partir del 1 de enero del 2016 la prohibición quedaba
obsoleta. Ya era casi de hecho ridícula y desde luego inaplicable en la era de
internet. Los alemanes podían leerlo en la red desde hace tiempo por 99
céntimos de euro. Por lo demás, el libro nunca dejó de editarse en inglés, ya
que los derechos en ese idioma estaban desde 1933 en Random House. Más aún, Mi
lucha está disponible en decenas de idiomas en ediciones pirata en todo el
globo. En algunas zonas del Tercer Mundo ha sido publicado prolíficamente y
goza de una siniestra y preocupante popularidad.
Mein Kampf es un libro que funde la autobiografía de Hitler
con la narración de su vida, un en parte farragoso análisis histórico, una
larga disquisición ideológica y su mensaje programático. No es cierto que el
nivel de su prosa sea el propio de un colegial flojo, como dijeron en su día
algunos de los compañeros de partido de Hitler. Lo cierto es que la mayoría de
los que así se expresaron morían en 1934 con toda la cúpula de las SA a manos
de las SS.
Poder total
Hitler escribió Mein Kampf en su breve estancia en la
prisión del castillo de Landsberg, en Baviera, cumpliendo solo parte de una muy
leve condena por el fallido golpe de Estado del 9 de noviembre de 1923 en
Múnich. Que la República de Weimar no castigara más al jefe de aquel golpe fue
para muchos el comienzo del naufragio, consumado diez años después con la
llegada al poder de Hitler tras las elecciones de enero de 1933.
Hitler no llegó al poder por intrigas de palacio en un
régimen ya totalitario, como Stalin. Hitler convenció a los alemanes de que le
confiaran a él y solo a él el poder total en un Estado moderno de una sociedad
desarrollada como pocas en el mundo. Hitler llegó al poder por medio de la
palabra y la urna. Ese hecho terrible es incontestable. Y su libro Mein Kampf,
del que se vendieron en Alemania 12.5 millones de ejemplares en más de mil
ediciones entre 1925 y 1945, es la principal y más completa exposición del
pensamiento de Hitler y del mensaje nacionalsocialista que llevó a la seducción
total y criminal a la inmensa mayoría del pueblo alemán.
Consta de dos volúmenes, el primero publicado en 1925 y el
segundo, año y medio después. Fue un éxito de ventas en la República de Weimar
y uno de los activos del lanzamiento de la popularidad de Hitler. Pero ni mucho
menos el superventas que podría deducirse de la cifra total que se nutre ya de
las ediciones que se regalaban en todo tipo de ocasiones, incluidas las bodas,
a partir de 1933, con Hitler en el poder.
En las redes del odio
La clave para entender todo el tratamiento de enorme
preocupación y alarma que ahora se otorga a lo que no deja de ser un panfleto
nazi escrito hace casi cien años, está en que el libro contiene realmente todo
el veneno que fue necesario después para crear el inmenso Estado totalitario y
criminal hitleriano con su extraordinaria industria del exterminio. Y existe al
parecer bastante acuerdo entre los expertos en que ese veneno permanece
intacto.
Sin duda, habría gustado poder destruir en su día hasta el
último ejemplar y haber borrado la existencia misma del libro maldito. Como se
destruyó la cárcel de Spandau en cuanto murió Rudolf Hess. Para impedir toda
referencia. Pero el libro existe. Y el miedo persiste. Hay quienes se han
sentido ofendidos por el hecho de que el Estado y su cuerpo científico y
académico crean aún a los alemanes susceptibles de caer en las redes retóricas
del odio que maneja Hitler o que manejan a Hitler cuando escribe en aquella
cárcel en 1924.
Hitler era entonces un hombre de 35 años, veterano de
guerra, sin apenas estudios, con un aluvión de lecturas desordenadas, con
fascinación por la Historia y por los grandes movimientos de interpretación
romántica de la misma, autodidacta entre autodidactas que desprecian el mundo
académico. Volcado en su celda a explicar sus fantasmas, su odio a los
Habsburgo y a los judíos y sus planes para una lucha de razas que sustituya a
la lucha de clases y un Estado total y absoluto para cimentar la supremacía
aria en Europa y en el mundo.
Muchos creen que ni ellos ni la sociedad alemana o austríaca
de hoy necesitan ayuda ni protección para leer como seres adultos y libres este
texto como otro cualquiera. Y se ven capaces de desenmascarar por su cuenta –o
al menos leer sin ser seducidos– un libro de tan evidente propaganda racista y
totalitaria. Cuando sus falacias son ya de dominio público, todos conocen el
final de su delirio criminal. Y sin embargo, el fin de la prohibición se
convirtió casi en un asunto de Estado que los políticos decidieron solventar
por la vía científica y académica. Se concluyó que lo mejor era publicar una
edición comentada para contextualizar el contenido: «No hay duda de que sería
irresponsable científica, política y moralmente, dejar que este convoluto
racista de la inhumanidad vagabundeara libremente y sin comentarios, sin
contraponerle una edición crítica de referencia que, por decirlo de alguna
manera, ponga en su sitio al texto y a su autor», así lo justifica Andreas
Wirsching, el director del Institut for Zeitgeschichte.
Como han expuesto desde Sebastian Haffner a Joachim Fest, y
otras decenas de biógrafos, Hitler no era un hombre de extraordinarias dotes y
talento. Muy al contrario, era un hombre inmensamente limitado por insuficiencias
de formación, conocimiento y aptitud, por sus complejos, debilidades y fallas
de carácter. Y sin embargo, sedujo hasta la muerte, nunca mejor dicho, a una de
las sociedades más cultas, ricas y sofisticadas del mundo. Ahí está la clave
del misterio que genera los miedos y los nervios, la inseguridad y la angustia
que han rodeado a esta edición comentada.
1.966 páginas
En realidad, tanto la política como los académicos, el
historiador Wirsching lo dice muy claramente, reconocen en Mein Kampf un producto
altamente tóxico y peligroso que, puesto en circulación sin más, puede por sí
mismo hacer aún un daño considerable al sistema. Así, como no se puede evitar
la publicación del texto de Hitler, se flanquea al mismo con un ejército de
acotaciones, comentarios y salvedades en un colosal esfuerzo enciclopédico de
contextualización científica y erudita. El resultado es una soberbia edición,
a cargo del Instituto Alemán de Historia Contemporánea, en dos tomos, como el
original; un total de 1.966 páginas en las que, además del libro, está gran
parte del conocimiento experto sobre el nacionalsocialismo y la Historia del
primer tercio del siglo XX.
Como dice Ian Kershaw, uno de sus grandes biógrafos, Mein
Kampf es la exposición más clara y directa de lo que pensaba Hitler. Y la
principal fuente de ideología nacionalsocialista. También Hitler lo vio así y
el texto no sufre variaciones de contenido en las dos décadas hasta el final de
la guerra. Aunque no dejará Hitler de hacer correcciones hasta con la guerra ya
perdida en 1944, siempre meros recambios de una o dos palabras, incluida la
corrección de alguna falta de ortografía.
Monstruosa aventura
Hay consideraciones históricas más o menos realistas
mezcladas con pasajes delirantes. El odio profundísimo a los Habsburgo; contra
el «patriotismo dinástico» de un Estado plurinacional que esclaviza a la nación
alemana al igualarla a las eslavas; la demonización de la socialdemocracia y el
marxismo como armas del poder judío mundial. Sobre todo es omnipresente en el
libro, desde el descubrimiento del líder antisemita Karl Lueger en Viena a su
propio elaborado discurso de odio sobre la necesidad de «extirpar» a la raza
maldita, esa judeofobia racista y política, visceral e intelectual, que todo lo
contamina hasta convertirlo en el más largo y elaborado panfleto antisemita de
la Historia.
La obra es una fuente de información histórica de enorme
interés, desde el momento en que es el libro capital, la principal fuente
escrita, de la ideología nacionalsocialista que cambió el mundo de una forma
tan terrible que aún no ha sido del todo asimilada. Resulta inquietante
comprobar, releído muchos años después, lo justificadas que se antojan las
consideraciones del Gobierno alemán y bávaro y de los diversos académicos e
historiadores. Parece muy evidente que las sociedades europeas actuales, pese a
conocer el final de la monstruosa aventura hitleriana, no están inmunizadas
contra el veneno que en inmensas dosis, agazapado entre pasajes inofensivos,
inanes, interesantes o tediosos, contiene este libro. Que será siempre un
testimonio de un odio cultural, químicamente puro, que jamás se ha sintetizado
mejor en palabras.
UNA PUREZA IMPROBABLE
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 30.07.16
Ojalá podamos mantener en Europa las garantías cuando
lleguen los días más duros de esta guerra
«Mi Gobierno no va a
ser el que cree un Guantánamo a la francesa». Quien habla con tanta rotundidad
es el primer ministro francés, Manuel Valls, que se defiende de acusaciones de
falta de firmeza y de errores en la seguridad en los pasados atentados. La
sociedad francesa, alarmada, exige seguridad. Y el poder democrático reconoce
errores pero alude a las libertades para explicar debilidades inherentes a la
democracia. Ojalá podamos en Europa mantener esa exquisitez en presunción de
inocencia y garantías legales cuando lleguen los momentos realmente duros en
esta guerra que están aun por venir. Es improbable. En la guerra quedan en
suspenso muchos derechos.
A ver cómo se
defiende la puesta en libertad de sospechosos tras cuatro «bataclanes» y una
docena de «casos aislados» como el de Múnich o el de Ansbach. Las sociedades
europeas soportan mucho. Pero nadie sabe hasta cuándo lo harán sin que se
descargue, no se sabe cómo, una tensión cultural que crece sin cesar. Hace
años, unas caricaturas movilizaron a los musulmanes en todo el mundo. Ahora en
Europa se mata a inocentes en nombre de Alá pero las comunidades musulmanas
solo se quejan de «islamofobia». Aunque conste el lamento de muchos musulmanes
por esas muertes del terrorismo islamista, cuando se exige mayor control de las
mezquitas porque de allí sale el yihadismo, los líderes musulmanes manifiestan
que «no permitiremos la injerencia del Gobierno en nuestros asuntos». Es
difícil expresar ciertas verdades sin ser acusado de la célebre islamofobia,
pero Valls reconocía ayer el peligro que emana de las mezquitas al declararse
«partidario de que, por un tiempo, no se permita financiar la construcción de
mezquitas desde el extranjero». Europa entra en una guerra en la que la
sociedad libre solo sobrevivirá si triunfa. Y solo puede hacerlo si logra
someter a sus leyes a comunidades cada vez más numerosas que por su religión se
niegan a ello. La victoria es improbable. La victoria con las manos impolutas
que quiere Valls sería muy deseable, pero parece imposible.
LOCOMOTORAS DE DISCORDIA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 29.07.16
La hostilidad entre políticos solo es el reflejo de los
odios que unos cultivan y otros toleran
ERA el día de ayer
uno muy especial para los maltratados nervios de los españoles. Ellos ya
empiezan a notar claramente, pese a las celebradas cifras de la EPA y del PIB,
los inquietantes indicios de que España puede estar en el umbral de otro
batacazo monumental. Político, económico y en su convivencia. Y tienen miedo.
Lo que no parece importar demasiado a ninguno de los contendientes en los
navajeos de estos pasados meses.
Todos parecen
empeñados en ganar en el jueguito que tanto admiraban algunos en aquel guardián
de discoteca griego con conocimientos contables que se llamaba Yanis Varoufakis.
Él jugaba a lo grande en esa teoría de los juegos en la que se decía un gran
experto. Presumía de que Angela Merkel acabaría asustándose y dejaría paso a su
locomotora griega en el cruce. Y entonces tendría razón y habría ganado. Como
se sabe, no fue así, la locomotora de Merkel pasó por encima a la griega de
Varoufakis y de su jefe Alexis Tsipras. Y este ahora sobrevive, sin locomotora
propia, escondiéndose de noche de los votantes de su partido y presentando
cuentas por la mañana ante los contables extranjeros.
Pues, pese a sus
resultados poco reconfortantes para aquel matón de camiseta, nuestros políticos
están empeñados en emularlo. Llevan siete meses apostando a ver qué conductor
de locomotora se asusta antes. Siguen sin corregir rumbo y es previsible que
todas las locomotoras de juguete choquen y estallen en la cabeza al españolito
de a pie. Ese que no acaba de creerse el espectáculo de egoísmo, mezquindad,
falta de patriotismo y pasión cainita que se ha apoderado de todos los
políticos en un espectáculo que parece una grotesca traca final en que se
escenifica en clave de negra humorada el hundimiento de un sistema que nos
había concedido estabilidad política y paz civil. Mariano Rajoy dijo ayer que
intentará sumar lo que no ha sumado. Quiere hacer lo que todos quieren
impedirle. Todo menos irse. Y la alternativa es profundizar en el lodo. Las
terceras elecciones acabarán por destruir los aprecios que se mantienen vivos y
dispararán la discordia.
Es posible que el día
en que algunos decidieron usar de nuevo la guerra entre españoles para ganar
elecciones se diera ya un paso irreversible. Se comenzó a despreciar el pacto
de buena fe de hace cuarenta años. Ya nadie parece saber qué es eso de la buena
fe. La hostilidad entre políticos solo es el reflejo de los odios que unos
cultivan y otros toleran. Y ahora estalla la siguiente carga que es el nuevo
paso de la sedición de una clase política golpista catalana alimentada y mimada
desde Madrid. Financiada y protegida en su impunidad, pese a la cada vez mayor
contumacia en el delito.
Ayer se atrevía el PP
a publicar un tuit que parecía una provocación gratuita: «El Estado vigila para
que ni un euro de los españoles vaya al proceso independentista». No hay
necesidad de insultar a la gente con mentiras tan obscenas. Cuando el proceso
golpista en la Generalidad gasta ingentes cantidades de dinero para la
destrucción de España. Otro tuit, este de Rajoy, anunciaba también ayer: «El
Gobierno seguirá actuando con firmeza y proporcionalidad para garantizar el cumplimiento
de la ley en Cataluña». ¿De verdad que necesitan ofender con frases en las que
no hay verdad ninguna? ¿Qué proporcionalidad frente al golpe de Estado en
marcha? ¿Qué firmeza en defensa de la ley cuando no se cumple ninguna y todas
sus violaciones han sido impunes hasta hoy? Nadie sabe cómo acabará esto.
Muchos creemos que no puede ya acabar bien. Pero los españoles se merecen, en
estos momentos de discordia y zozobra, algo de verdad y un mínimo de respeto.
Nadie parece querer darlos.
EL ABSURDO SUICIDA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 26.07.16
La mayoría de los millones de musulmanes que han venido o
vendrán no quieren matarnos. Aunque los haya que sí, y no pocos
SE han abierto los
amplios salones europeos de unos pueblos avejentados, débiles, consentidos y
disipados a una tropa de muy saludables guerreros del desierto desbordantes de
hormonas e instintos vitales. Se nos dice que hay que hacerles sitio porque
ellos lo necesitan y porque aquí también los necesitamos. Como se han invitado
unos a otros y se ha corrido la voz, ellos son ya muchos más que los miembros
del servicio de la finca. Los organizadores de este alegre y bienintencionado
encuentro multicultural tan enriquecedor han prometido que con la llegada de
los invitados se arreglarán muchos problemas de la casa. Ante todo, esa maldita
falta de personal que hay aquí dada la costumbre de no tener hijos que te
fastidien las salidas nocturnas y la «realización personal». Ellos, fíjense
cómo son, se realizan teniendo hijos a mansalva.
Como todos los
humanos valemos lo mismo, se ha deducido que todo lo que hacen unos y otros
vale lo mismo, todas las culturas, todas las tradiciones, las ideologías,
artes, creencias, religiones. Como se suele decir en España: «Todas las ideas
son respetables». Aunque al decirlo nadie suele reparar en que todos los
crímenes, todos los males, todas las perversiones, todas las tiranías parten de
ideas y son todo menos respetables.
En todo caso, aquí en
la Casa Europa vale ya la máxima de que respetamos todo menos a nosotros
mismos. Y desde luego que nos humillen, vejen, aterroricen y destruyan. Los
medios de la prensa solo emiten
programas de consuelo con formato de informativos para fomentar la armonía y
limar las pequeñas diferencias o malentendidos que pudieran surgir. Los
encargados de las noticias han sido bien adiestrados en dar solo pábulo a las
noticias que generen empatía, emociones y sentimientos positivos hacia los
recién llegados. Incluido el perdón preventivo que consiste en ignorar convenientemente
cualquier tipo de emoción negativa o agresión que se haya podido registrar por
parte de los invitados. Aquellos periodistas que intenten crispar exponiendo
los posibles conflictos con muertos o sin ellos no tienen cabida en la
profesión en una sociedad bienintencionada como la nuestra.
Dada la triste
historia de los pueblos de los recién llegados, por nuestra culpa, claro, nadie
puede reprocharles una inestabilidad emocional y tensión psicológica que, con
otras influencias culturales respetables, les lleve a algunos a matarnos a
nosotros que los hemos acogido. Habrá que estudiar esa refrescante novedad de
que algunos de ellos quieran matarnos por no ser como ellos, pero quieran vivir
precisamente de nosotros. De nosotros sí, como nosotros no. Porque aunque
vengan necesitados nos traen la inmensa riqueza de sus costumbres y sus
culturas de sus remotos lugares de procedencia. Aquellos sitios remotos que por
fatalidades de la historia y culpa nuestra son unos infiernos de estados
fracasados en los que todo es miseria, dolor y sufrimiento. Pero ellos, fieles
a sus tradiciones y sus creencias, nos traen hacia acá todos esos hábitos y
reglas de vida que allí causaron aquellas catástrofes. Y es que estamos
cargados de culpa.
Así están las cosas,
Europa juega a la Viridiana de Buñuel con unos mendigos con hacha. Es el
suicidio más absurdo, el absurdo suicida. La mayoría de los millones de
musulmanes que han venido o vendrán no quieren matarnos. Aunque los haya que sí
y no pocos. Pero de no darse un golpe de timón esa mayoría nos destruirá aunque
no quiera. Sin un giro radical en la forma de controlar la inmigración y exigir
la integración y expulsión de los que se nieguen a integrarse, las sociedades
europeas estallarán en divisiones y enfrentamientos y se hundirán las
instituciones democráticas del sistema político más próspero, generoso y libre
jamás habido.
EL FIN DE LA FE EN EL ESTADO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo, 24.07.16
Ataque en Múnich Luces y sombras de la actuación policial
La rapidez con que las autoridades alemanas han resuelto la
investigación del ataque en Múnich contrasta con recientes experiencias que
demostraron errores iniciales; ahí está el vídeo del afgano del hacha que atacó
en el tren en Würzburg
No hay motivación
política ni religiosa en la matanza del centro Olimpia en Múnich. El autor,
David S, un joven de origen iraní nacido en Alemania, tenía problemas
psiquiátricos. Las autoridades lo repetían y resaltaban ayer una y otra vez en
sus intervenciones desde primera hora de la mañana. Los medios alemanes
convirtieron muy pronto ya esta información en la certeza de máxima relevancia
de la cobertura de la tragedia de Múnich. El mensaje es claro: no ha sido un
militante de Daesh, no es un atentado islamista, no han participado refugiados.
Conclusión: nos hallamos ante un trágico y doloroso accidente.
La investigación ha
sido veloz y contundente. Diez horas después del tiroteo no permitía ya ningún
margen a la duda. Lo cual contrasta con las muy recientes experiencias que
demostraron graves errores iniciales de valoración en actos similares. En el
atentado de Niza, 24 horas después aún se hablaba de un «lobo solitario». Hoy
se sabe que contaba con toda una célula de apoyo. Y su vínculo con Daesh es
manifiesto. Sucedió algo parecido con el atentado de Würzburg, también en
Baviera, hace solo una semana. Los medios se apresuraron a hablar de la
depresión e inestabilidad psicológica del autor, el joven afgano de 17 años que
atacó con un hacha y un cuchillo e hirió a muchos pasajeros del tren en
Würzburg antes de ser abatido por la policía. Después se encontró el vídeo en
el que explicaba su acción y martirio religioso con aquellas frases de amenazas
a quienes le habían acogido.
Seguridad perdida
Ayer, en el caso de
Múnich se descartó la conexión islámica, se aludió al tratamiento psiquiátrico
y se negó todo móvil político. Se añadió que Sonboly había estudiado matanzas
pero, cuidado, no las islamistas, sino la de un colegial alemán en Winnenden en
2009 y la del ultraderechista noruego Breivik hace un lustro. Con esa
información, desde los portavoces de la policía a los fiscales, los
ministros del Interior bávaro y federal y la propia canciller Angela Merkel,
todos estaban ayer tan aliviados que no podían evitar que se les notara.
De haber sabido de un
esclarecimiento tan veloz que excluye el escenario de pesadilla –el atentado
del refugiado islamista– quizás Angela Merkel y su ministro del Interior,
Thomas De Maiziere, no habrían regresado de EE.UU. donde acababan
de aterrizar cuando se produjo la matanza. Merkel compareció ante los medios
para intentar transmitir calma a una sociedad que, sea como fuere este caso, ha
sido despojada del inmenso privilegio de la seguridad del que han gozado desde
la posguerra.
Pérdida del paraíso
Merkel tiene razones
para temer que muchos alemanes la relacionen para siempre directamente con esa
pérdida del paraíso. Casi dos millones de nuevos inmigrantes casi todos
musulmanes han cambiado ya profundamente Alemania. Han dividido a los alemanes
como nunca desde la guerra. Y han hundido la credibilidad del gobierno y las
instituciones. Cuando minimizan los riesgos y, aunque tengan razón, a Merkel y
a su gobierno ya no los creen ni los suyos. Es el fin de la fe en el Estado.
Esta es la parte del legado de Merkel que muchos alemanes nunca perdonarán por
buenas que fueran sus intenciones.
Y eso que la
canciller cuenta con la entregada cooperación de los medios y la clase
política. Es absoluto el conformismo con las versiones oficiales en todo lo que
tenga que ver la violencia y el delito relacionados con extranjeros y
refugiados. Ahí está la Nochevieja de Colonia en la que los medios alemanes
compitieron con las autoridades en sus esfuerzos por ocultar los hechos reales
de aquella agresión sexual multitudinaria por bandas de refugiados e
inmigrantes ilegales.
Verdades ocultas
Colonia en enero fue
la quiebra del periodismo alemán, prisionero de una corrección política que cada
vez es más censura inquisitorial. En aquel inmenso escándalo y al saberse que
la agresión sexual masiva tuvo réplicas en decenas de ciudades, surgieron –de
forma efímera– verdades mucho tiempo ocultas. Policías afectados revelaron la
sistemática ocultación de delitos y agresiones de refugiados e inmigrantes
ilegales. Todo ello en aras de impedir que la extrema derecha utilice la
realidad para fomentar el racismo. La verdad es políticamente incorrecta y por
eso hay orden de ocultarla por el bien de la armonía civil y multicultural de
la sociedad alemana.
Muchas verdades se
ocultan con tan bondadosas intenciones. Casos que quedan en ese limbo que
convierte todo suceso en accidente. Sin culpables más allá de algún enajenado.
Y sin responsables políticos, por supuesto. Pocos recuerdan ya al joven de 27
años que mató a cuchilladas a un pasajero de 57 años e hirió gravemente a tres
más en la estación de Grafing cerca de Múnich el 10 de mayo. Se insistió mucho
en que el asesino era «de nacionalidad alemana» pero la prensa nunca reveló su
origen. Lo cierto es que acuchilló a los pasajeros como el afgano en Würzburg,
al grito de Alahu Akbar (Alá es grande). Grito que por cierto también lanzó el
viernes en Múnich Ali David Sonboly cuando salió del aseo del McDonalds y comenzó a
disparar contra un grupo de chicos. Lo escuchó nítidamente una albanesa
musulmana que estaba allí mismo. Y que sabía lo que oía. Pues ayer ese
testimonio, una vez todo tan claro, ya había caído en el olvido.
PELIGROSO TRIUNFADOR
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 23.07.16
Trump se consagra en Cleveland

Se le ha ridiculizado, despreciado y caricaturizado con saña
implacable. Pero hace tiempo que se borraron todas las sonrisas displicentes
ante el proceso de primarias absolutamente inaudito protagonizado por el
multimillonario neoyorquino, que concluyó en Cleveland el jueves. Donald Trump
ha sido despreciado por las élites norteamericanas y él se ha vengado. Ha
ganado el pulso a todas las fuerzas de los dos grandes partidos y del inmenso
poder mediático y económico que habían decidido liquidarlo como candidato.
Cuando el jueves en Cleveland Trump subía a la tribuna a aceptar la nominación
como candidato del Partido Republicano a la presidencia de los Estados Unidos,
dirigía la revuelta de esas clases perdedoras y silenciosas. Ha demostrado más
energía que todos sus enemigos juntos. Pese a toda la hostilidad, el horror y
el miedo que despierta, Trump puede vencer a Hillary Clinton. Ella es una
nefasta candidata, una bendición para su adversario. Nadie simboliza hoy mejor
la casta política. Su arrogancia intelectual y su corrección política, con
todos los clichés y consignas de la militancia del Partido Demócrata, han sido
un regalo para el éxito de Trump en movilizar contra el estado de las cosas,
contra Washington, contra Barack Obama y su heredera. Que carga con los fiascos
del presidente saliente y de los propios como secretaria de Estado.
Como cualquier populista, Trump reiteró en su discurso en
Cleveland esa necesaria descripción de un panorama tenebroso de EE.UU., en cuya
oscuridad total se percibe una luz. Que es él, faltaría más, la única
esperanza. Su tono mesiánico en Cleveland ha confirmado la alarma de los que
creen que es un peligro para la democracia norteamericana. Y por su irreflexión
y carácter, incluso una amenaza para la paz mundial. Consuelo y tranquilidad
debiera ser que la gran democracia norteamericana, con su tan bien pensado
sistema, ha demostrado siempre estar a la altura de todos los avatares de su
grandiosa historia.