SUICIDIO POR VENGANZA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 30.12.14
De consumarse el desastre, el norte buscará una salida
propia; el sur se podría desperdigar en Estados más o menos fracasados, ya al
margen del Primer Mundo
«PUDO
haber salido bien». Esta es la peor frase imaginable, dicha dentro de una
década o dos y en referencia a la crisis europea. Entramos en ella hace un
lustro y en ella nos jugamos el futuro de los europeos para este siglo. «Pudo
haber salido bien» sería el lapidario juicio que lo diría todo a próximas
generaciones sobre lo que pasó en 2015 y los años siguientes. Explicaría lo que
pudo ser y no fue: un proyecto para salvar a Europa de la irrelevancia y
marginalidad y mantenerla en el mundo como un actor respetable al mismo nivel
que las potencias tradicionales o emergentes. Es una trágica paradoja que el
nuevo torpedo contra la línea de flotación de la Unión llegue cuando algunos de
los países más frágiles parecen retomar equilibrio y rumbo.
Porque lo peor de la
crisis puede comenzar ahora. Cuando incluso en Grecia los esfuerzos ya hacen
vislumbrar resultados. Puede ser tarde. Puede que la paciencia fuera
insuficiente. O que no hay paciencia suficiente en la actual cultura mediática
de la urgencia. ¿Cuánto sufrimiento puede demandar un esfuerzo de salvación,
cuando no se ha sufrido el dolor de la catástrofe de la que ha de salvarse? ¿Es
culpable del sufrimiento quien creó la situación insostenible con un gasto
jamás cuestionado por el pueblo? ¿ O lo es quien intenta crear una situación
sostenible con una austeridad maldita para unas masas vapuleadas por
información y desinformación? Da igual la respuesta. Muchos son los mismos.
Lo cierto es que en
los países pobres de la Europa meridional, la cura de la peste de malos hábitos
ha requerido un tratamiento de choque. Y todo indica que este tratamiento ha
hecho enloquecer al paciente. Que exige la voladura de la clínica. Y un
incendio para aplacar su ira por un agravio real o imaginado. Los países del
norte, con su propio populismo egoísta, preferirán acabar con la comunidad de
propietarios que comparten con los enloquecidos sureños con su populismo de
saqueo. Por mucho que comprendan su drama. Los griegos o los españoles pueden
decidir que, para vengarse de la realidad, votarán a fuerzas que sabotean la
lógica en libertad de la economía, de la sociedad abierta y de la UE. Y que
quieren recurrir a viejos métodos de gobierno, profusamente utilizados en el
siglo XX, que invariablemente generan miseria y muerte. Los suicidas por
venganza no pueden pedir a los demás que enloquezcan con ellos. Ni que les
financien unos delirios que acabarían en hambre y crimen. Ahí puede estar el
fin de la aventura común. De consumarse el desastre, el norte buscará una
salida propia. El sur se podría desperdigar en Estados más o menos fracasados,
ya al margen del Primer Mundo.
Dijo ayer
el caudillo de Syriza, el nuevo movimiento comunista de Grecia, que la crisis
griega y su deuda serán pronto cosa del pasado. Como su amigo de Podemos en
España, les dice a sus votantes que su país es inmensamente rico, y que no
viven todos con opulencia y sin apenas trabajar porque les roban los potentados
y los extranjeros. Ese populismo vulgar y mentiroso requiere, una vez en el
poder, de mucha coacción para impedir su desmentido por los hechos. Puede ser
que el proyecto europeo esté condenado. Los próximos años lo dirán. Lo que es
evidente es que no hay ninguno mejor para luchar por el bienestar en libertad
de 500 millones de europeos en el mundo actual. Ojalá aquellos que creen, como
muchos griegos y españoles, que no se puede estar peor de lo que hoy están, no
tengan ocasión de comprobar entre lágrimas y dolor lo falsa que es esa
convicción suicida.
EL NAUFRAGIO VENEZOLANO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 27.12.14
Venezuela es un país en el que en la calle puedes encontrar
antes la muerte que los productos de la cesta de la compra
La verdad
es insoportable en esta Venezuela de finales del 2014. Por eso apenas se
escucha ya ninguna en los medios controlados por el régimen chavista del
presidente Nicolás Maduro, que son casi todos. No solo en los medios al servicio del chavismo se huye de toda verdad, sino que se escuchan las burdas
mentiras que pretenden luchar contra la terrible realidad de la vida cada vez
más primitiva, insegura, angustiosa y menesterosa del maltratado pueblo
venezolano.
El Banco Central
Venezolano ha dejado de publicar informes sobre la economía, sobre precios y
escasez. Pueden costar caros. Con la inflación desbocada ya y el barril de
petróleo a poco mas de cincuenta dólares, la mitad que hace un año, la economía
venezolana, o lo que quedaba de ella, ha entrado en colapso.
Maduro no puede pagar
nada y a nadie. Y tiene que aplicar medidas de economía de guerra en vez de las
dádivas tan habituales cuando, como ahora, se enfrenta a un año electoral. Con
la población ya en estado de emergencia, por pura lucha de supervivencia. En un
país donde tienes más posibilidades de encontrar en la calle la muerte que los
productos de la cesta de la compra que buscas.
Pero el presidente
solo sabe lamentarse de conspiraciones a las que culpa de todos sus males. Al
hundimiento del precio del crudo se unen ahora las sanciones de Washington
contra cuadros del régimen.
Pero es sobre todo el acuerdo de Washington con La Habana lo
que tiene desencajado al régimen. Ni con todo el aparato del estado venezolano
cuajado de agentes cubanos y con su permanente suministro gratuito de petróleo
a la isla ha logrado Maduro ser tratado en Cuba como algo más que un lacayo.
Durante este año han negociado los Castro con Obama un apaño para sobrevivir
ellos. A costa de abandonar a su suerte al ridículo, inepto y desistido Maduro.
Cuya disparatada aventura naufraga sin remedio.
UN CUARTO DE SIGLO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 26.12.14
Solo un cambio de actitud de Putin puede evitar que prosiga
el deterioro interno de Rusia
HACE exactamente un cuarto de siglo, unos compañeros y yo
contábamos los muertos que, en silencio absoluto, eran enterrados en uno de los
parques de Bucarest. Era una escena que se repetía por toda la geografía
rumana. Eran tumbas improvisadas y poco profundas, cavadas en la hierba helada
o en las tierras más sueltas de los setos. Con su cruz y la foto del muerto,
muchos jóvenes, a veces un hombre de mediana edad, también mujeres. Habían
muerto todos en los tres días precedentes. Pero seguían muriendo. Los francotiradores
sembraban el terror en todo el país. Habíamos llegado en un convoy de Médicos
sin Fronteras. Nos habían dejado pasar por la frontera del puente sobre el
Danubio que une la ciudad búlgara de Ruse con la rumana Giurgiu. Está en la
ruta de la muerte. Por allí llegaron muchas desgracias en siglos. Llegaron los
turcos y el vasallaje. Y los fanariotas a cobrar tributos. Por Ruse Ruskuc
bajo el imperio otomano cuando en 1905 nacía allí aquel sefardí convertido en
vienés que fue Elías Canetti, entramos los testigos a ver hundirse aquel
régimen miserable. Era un golpe final del terremoto de libertad que sacudió a
Europa hace un cuarto de siglo. El régimen de Nicolae Ceausescu fue el único en
caer con violencia de todos los miembros del Pacto de Varsovia. Con poca
violencia y muy mala organización de unos aparatos comunistas ya en plena
descomposición. Aunque existieran planes en otros países como en la RDA y los
preparativos para una represión sangrienta masiva como la de Tiananmen en
China en junio de aquel año estuvieran muy avanzados allí.
Los Balcanes occidentales, Serbia, Montenegro, Kosovo,
Albania, sufren aún la catástrofe del nacionalismo y la bárbara guerra. Por lo
que hacen aún cola para entrar en la UE. Pero todos los miembros en 1989 del
Pacto de Varsovia son hoy socios en la Unión Europea. En la que también están
las tres repúblicas bálticas exsoviéticas. Todos han evolucionado hacia la
sociedad libre de mercado, muchos con inmensas dificultades. Pero todos se
sienten mejor dentro de las organizaciones occidentales que fuera de ellas.
Todos entraron voluntariamente en la Unión Europea y en la OTAN. Y lo hicieron
ejerciendo su derecho soberano. Nadie lo hizo para cercar a nadie, y mucho
menos a Rusia. Por eso, si Ucrania ejerce su legítimo derecho como estado
soberano de solicitar su ingreso en la UE y en la OTAN, se debe analizar esa
solicitud desde los criterios aplicados a todos los demás antes. No
subordinarlos a supuestas sensibilidades de terceros. Es cierto que Rusia teme
este ingreso, pero no por los motivos que aduce. Jamás han tocado la OTAN ni la
UE un centímetro de territorio o soberanía rusos. Lo que teme el Kremlin, que
no Rusia, es que Ucrania tenga una democracia con éxito que demuestre que
también allí se pueden compatibilizar libertad, orden y bienestar. Los rusos
verían que no es designio divino que tengan un zar con poderes despóticos,
aunque organice elecciones amañadas. Solo un cambio de actitud de Putin puede
evitar que prosiga el deterioro interno de Rusia. Y sus dificultades
exteriores. Lo revela también la rebelión que protagonizan ahora sus dos
aliados, Bielorrusia y Kasajstan. Estas dos autocracias se niegan a la plena
sumisión que les exige Putin al quererles imponer que cumplan sus represalias
de respuesta a las sanciones. El problema no está en el ejercicio de su
soberanía de los demás, sino en la inadmisible amenaza de Moscú de no tolerar
esa soberanía. Que hace más necesario que nunca que las democracias disuadan
juntas y aliadas a quien en Crimea y Ucrania oriental ha demostrado su vocación
expansionista.
«A SU IMAGEN»
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes. 23.12.14
Esta libertad se debe al valor absoluto que nuestra cultura
otorga al ser humano
UN buen consejo para hacer frente a la tantas veces
irrefrenable tentación de entregarnos al zeitgeist, al espíritu de los
tiempos, y someternos a la subcultura de la tribu televidente interconectada
está en recordar que el mundo no se estrenó anteayer. Cuanto más sepamos del
pasado, mejor entenderemos lo que pasa y nos sucede. Más libres y serenos somos
frente a imponderables y añagazas, y menos esclavos de modas, histerias y
pasiones. Es una buena práctica esforzarse por ir más allá de la historia
abstracta. E imaginar personas concretas hace cien, hace trescientos y hace mil
años en conflictos cotidianos, personales y políticos. En sus temores,
inquietudes, emociones y conocimientos condicionados por la época en que
vivían. Así es más fácil ponderar nuestras propias obsesiones, angustias y
entusiasmos. Todos los que nos precedieron y se convirtieron en polvo gozaron y
padecieron, sintieron como nosotros ser individuos únicos en el mundo.
Cierto es que el sentido de trascendencia está tan atrofiado
como el propio hecho religioso. Pero no es difícil explicar una continuidad en
la familia humana en la cultura occidental. Ha logrado construir a lo largo de
siglos de guerras, reformas y debates una sociedad libre y abierta que, con
todos sus grandes defectos y sus lacras, es admirable. Basada en la libertad de
la palabra y el pensamiento, ha sido capaz de incorporar a sus mecanismos
internos los recursos para la corrección de sus defectos y enmienda de vicios
sin poner en riesgo sus pilares fundamentales.
Si esta civilización ha llegado aquí y ha vencido en
desarrollo y eficacia, en compasión y libertad, a todas las culturas extrañas
alternativas, ha sido por la libertad de la que gozó la creatividad del ser
humano. Y esta libertad se debe al valor absoluto que nuestra cultura otorga al
ser humano, basado en la fe religiosa de que fue concebido a imagen y semejanza
de Dios. Que hoy sean muchos más los que dicen que Dios ha sido hecho a imagen,
semejanza y necesidad del ser humano no cambia en absoluto los profundos
anclajes de nuestra libertad, que están en el concepto del ser humano surgido
del Viejo y el Nuevo Testamento. Cuanto más conocimiento tengan sobre este
legado las jóvenes generaciones, mejor armadas estarán contra quienes quieren
desterrar a la ignorancia ese carácter sagrado del ser humano. Despojado de él,
la persona puede ser tratada como un animal más o menos sumiso y habilidoso
para sus experimentos sociales. Estos lo saben y por eso combaten todo
conocimiento del relato religioso judeocristiano en la cultura. Lo han hecho
con tanta eficacia que hoy un profesor puede preguntar en la Facultad de Historia
qué es el Monte Gólgota y nadie en clase lo sepa. Quedan muy pocos niños que en
el Museo del Prado sepan algo de lo que se expone o cuenta en los cuadros que
se les enseñan. Estos próximos meses hasta abril se da en Madrid una gran
ocasión para quienes quieran a sus hijos y nietos un poco más blindados contra
supersticiones políticas totalitarias. En una exposición en el Centro Fernán
Gómez sobre arte sacro titulada «A su imagen», se ofrecen obras soberbias de
grandes maestros en recorrido didáctico a través de los Testamentos. Desde el
Greco a Velázquez, de Rubens a Goya, de Cranach a Murillo, los genios forman un
espectacular paseo por el mensaje religioso de la Biblia. Y muestran a un
tiempo la historia de la persona en el mundo occidental. Es una gloriosa
exaltación del ser humano, del sagrado individuo, «a su imagen». Es una gran
muestra sobre el elemento clave diferenciador entre nuestro concepto de la vida
en libertad y otros, religiosos o políticos, que son sus enemigos
irreconciliables.
MIEDO AL ISLAM
Por HERMANN TERTSCH
ABC Lunes, 22.12.14
La amenaza yihadista La reacción
Una gran pancarta rezaba «Respeto y tolerancia, también para
nuestro pueblo», otra algo menor pedía «Mut zur Wahrheit» (Valor para la
verdad) y otra «Por la libertad de expresión». Esos eran tres de los mensajes
de la gran masa de manifestantes del pasado lunes en la ciudad alemana de
Dresde. Cada lunes son más los alemanes que se dan cita en estos encuentros. A
pesar de los intentos del poder por disuadir de acudir y su insistencia en
condenar los encuentros. Y sin embargo, estos, que comenzaron con apenas unos
cientos, reúnen ya a decenas de miles. Como sucedió en 1989 ante los ojos
incrédulos y mentes espantadas de los dirigentes de la Alemania comunista
(RDA). Lo consiguieron todo y el régimen que reprimió y difamó a aquellos
manifestantes dejó de existir. Las pancartas de 1989 en demanda de Verdad,
Libertad de Expresión y Tolerancia se han elevado con razón al relicario laico
democrático de la historia de Alemania. Lo que puede sorprender es que
pancartas que piden lo mismo que entonces ahora sean consideradas por la mayor
parte de la prensa y los políticos alemanes como consignas de la islamofobia,
la xenofobia, el ultraderechismo. Resulta inaudita la virulencia con la que
algunos medios de izquierda y derecha atacan a los organizadores. El ministro
federal de Justicia, Heiko Maas, se atreve a llamarlos «una vergüenza para
Alemania», términos de una contundencia que no se acostumbran a utilizar. El
objeto de la indignación, de la ira y las descalificaciones no es otro que
Pegida, asociación cuyo nombre es el acrónimo en alemán de Patriotas Europeos
contra la Islamización de Occidente. Un nombre que hace poco meses nadie
conocía y que hoy está en boca de todos.

No parece muy xenófobo el lema que pide «respeto y tolerancia»
y añade «también para nuestro pueblo», en referencia al alemán. Ni los que
exigen que Alemania no sea campo de batalla del fanatismo. Es una demanda que
sienten como justa millones de alemanes que creen que su dinero y su
hospitalidad son objeto permanente de abuso dentro y fuera de sus fronteras.
Parte lo han manifestado ya con su creciente apoyo a Alternative für
Deutschland (AfD), un partido contrario al euro. No es un fenómeno distinto al que
se ha generado en otros países europeos como Holanda, Suecia o Francia. En
estos países, sin el pasado traumático de Alemania, cristalizó pronto en
partidos de corte populista, algunos ultraderechistas. Es cierto en Sajonia,
cuya capital es Dresde, no existen las comunidades islámicas que hay en Berlín
o Bruselas, en los extrarradios de ciudades francesas u holandesas. Pero sí
existe el miedo a que las haya. La sociedad alemana oriental teme los efectos
de la actual oleada de inmigración por asilo político que se abate sobre
Alemania. Los centros de acogida no se construyen en las zonas residenciales
opulentas de Múnich, Fráncfort o Hamburgo en las que viven los directivos de
los medios celosos vigilantes de la corrección política. Pegida responde así a unos
miedos reales y legítimos de sectores de la sociedad alemana que no son mejores
ni peores que el resto. Pero que sí muestran el coraje de expresar una opinión
que muchísimos conciudadanos comparten y no proclaman por miedo a ser difamados
como ultraderechistas. Es evidente que la ultraderecha alemana quiere pescar y
pesca en ese río revuelto. Y lo es que la descalificación de los manifestantes
y desprecio a sus temores solo favorece a esa ultraderecha.
El mundo
siempre se asusta, y con razón, cuando cree ver surgir un movimiento de
ultraderecha en Alemania. Demasiado terrible es el pasado. Pero precisamente
por la presencia permanente de este pasado de horror, en Alemania no ha
existido desde 1949 ni existe hoy un fascismo, ni de derechas ni de izquierdas,
que ponga en riesgo las instituciones. Los intentos de combatir como si fuera
ultraderechista todo aquel que cuestione los tabúes de la corrección política
pueden ser contraproducentes. Porque el miedo al islam existe, por mucho que lo
nieguen los diarios de la corrección política. Porque tres generaciones después
de la llegada de las primeras grandes oleadas de musulmanes a Europa se percibe
el agotamiento de los intentos de integración. Que coincide con la irrupción de
un islamismo político que se proclama enemigo a muerte de nuestra sociedad. E
intenta imponer también en Europa leyes y costumbres de sociedades fracasadas y
subdesarrolladas. Sectores de la sociedad europea demandan respeto para sus
propias comunidades. Según una encuesta de Die Zeit, solo un 13% de los
alemanes consideran a Pegida absolutamente injustificada. Y un 77% apoyan total
o parcialmente a los manifestantes. Estos datos revelan que la sociedad en gran
parte acata la corrección política, pero no la comparte ni considera veraz.
Este abismo entre la opinión pública real y la opinión política publicada
estallará algún día. Porque los gobiernos han ignorado las legítimas demandas y
los temores de su población. Y nunca han exigido a la inmigración ese lógico,
necesario y asumible esfuerzo de integración en un país al que han acudido en
busca de ayuda. La tolerancia abusiva hacia una intolerancia importada dinamita
las reglas mínimas para que la tolerancia exista.
OBAMA, CUBA Y EL ADANISMO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 20.12.14
Los cubanos han comprobado que el día después del anuncio es
igual que el anterior
El
presidente Barack Obama se mostró ayer convencido de que Cuba se abrirá pronto
al mundo con la decisión del restablecimiento de relaciones diplomáticas
anunciada el miércoles simultáneamente en La Habana y Washington. Y de que esta
apertura traerá pronto un proceso en beneficio del respeto de los derechos
humanos en la isla. Al hacer estas declaraciones Obama pareció ayer en algún
momento haber interiorizado el discurso del régimen cubano, que atribuía todos
los problemas de la isla a esa falta de relaciones entre Cuba y EE.UU. y a las
represalias norteamericanas, lo que el castrismo llama falazmente bloqueo.
Pareció olvidar Obama
que Cuba tiene relaciones ininterrumpidas con el resto del mundo. Que la isla
está llena de hoteles extranjeros y de turistas de todo tipo. Y que los males
que aquejan a la isla existen y persisten única y exclusivamente por la
voluntad y decisión implacable de la dictadura de negar a la población sus
derechos y libertades y reprimirla con brutalidad.
En su conferencia de
prensa de fin de año el presidente norteamericano demostró seguir tan adanista
como cuando comenzó su primer mandato, al pretender ser el primer presidente
norteamericano en afrontar con corrección los problemas. Recordaba ayer con
ello a aquel discurso de El Cairo en 2009 en el que vino a menospreciar la
política de sus antecesores hacia los países árabes así como los lazos habidos
con sus protegidos. Y anunció a bombo y platillo una nueva era. Los resultados
de su presidencia en Oriente Medio son notorios.
El presidente Obama
parece decidido a tomar rápidas decisiones rápidas para que la nueva era en las
relaciones se note cuanto antes. Sin esperar a ningún gesto ni concesión por
parte del régimen comunista, que en nada ha cedido más allá de soltar a unos
presos. Esto lo ha hecho el régimen muchas veces a lo largo de su historia. Y
después han llegado brutales temporadas de represión. Pero Obama tendrá que
contar con el Congreso que, dominado por los republicanos, exigirá que este
proceso, al que nadie se opone radicalmente, sí deje de ser un éxito gratis
total para la dictadura.
Existe un consenso muy amplio en el mundo en que vale la pena
intentar espolear un cambio para sacar a Cuba de esa parálisis en la miseria.
Pero muchos dan más valor que Obama a la necesidad de exigir de inmediato a la
dictadura medidas concretas. Después de la sorpresa, emoción y entusiasmos
iniciales, se ha recuperado pronto la serenidad con sano escepticismo que todos
los conocedores de la dictadura cubana recomiendan. Y los cubanos han
comprobado, sin mayor sorpresa, que el día después del anuncio es igual que el
anterior.
APOTEOSIS DE LA RENDICIÓN
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 19.12.14
Si algo está claro es que el apaciguamiento nunca ha
funcionado. Una regla sin excepción.
EDUCAMOS desde hace ya varias décadas a los niños en la idea
de que casi todo da lo mismo mientras nuestro pequeño mundo no se vea alterado.
E insistimos en que nada merece realmente la pena de que suframos ningún mal ni
disgusto. Sabemos que nosotros tenemos derecho a prácticamente todo. Pero
también que los supuestos deberes son discutibles porque nosotros no los hemos
elegido. A cambio sí debemos llorar siempre una lágrima por los males y la
injusticias que sufren los más desfavorecidos. Y odiar siquiera un poco a los
que son más poderosos y más ricos que nosotros, porque ellos son los culpables
de todos los males que aquejan al mundo. Solo queremos paz para gozar de
nuestros derechos que, como la propia palabra mágica indica, no se nos pueden
quitar. Como regalo divino, inalterable por las circunstancias, los sucesos ni
el ser humano. Si se presenta pocos o muchos con actitudes violentas o
amenazantes para imponer su criterio habrá que preguntarse qué motivos les
mueven. Para concluir siempre que lo lógico ya es ceder. Darle lo que pide al
que amenaza. Porque la paz es el bien supremo. Y no porque haya justicia, que
no. Porque no peligra nuestra subsistencia. Al fin y al cabo, el mensaje que
todo cachorro de ser humano recibe hoy en día en el mundo occidental, en las
sociedades abiertas en las que aun existe libertad y orden y muy razonable
bienestar, es que su único objetivo realmente esencial en la vida es permanecer
vivo sobre la faz de la tierra el mayor tiempo posible. En ninguna época ha
sido atractivo morir. Pero nunca como ahora está la gente dispuesta a todo por
seguir vivo.
Gracias a este masaje cultural hemos logrado convencer a
todos de que huir del conflicto es el fin supremo de la política. El gran
precursor del apaciguamiento moderno fue Neville Chamberlain que fue a darle en
Múnich a Hitler el algo -los Sudetes- para que éste dejara en paz a los
británicos. A diario la brutalidad y el terror se imponen a la sociedad
civilizada en miles de casos porque ésta ha perdido el concepto de resistencia.
Si algo está claro es que el apaciguamiento jamás ha funcionado. Una regla sin
excepción. Todo apaciguamiento fracasa. Cuanto más tarde, con más coste. Ahora
asistimos a lo que es la apoteosis del apaciguamiento. En el cine. Donde se
canta a la gesta, a los valores y la lucha y las convicciones. La compañía Sony
fue agredida hace semanas por hackers. Le robaron infinidad de datos. Películas
no estrenadas, fondos de producción y muchos datos comprometidos e íntimos de
gentes del cine. Algunos dieron el salto a los medios. El daño fue inmenso. La
autoría fue reclamada por un grupo de hackers llamados «Guardianes de la paz»,
hoy sabemos que de Corea del Norte. Amenazaron con más y mayores agresiones si
se estrenaba una película llamada «La entrevista» en la que unos periodistas
reciben la orden de asesinar al dictador norcoreano. Este supo de la película y
decidió que no se estrenaría. Y así será. Sony renuncia a estrenar la película
y lo justifica: Por miedo. El gigante Sony y el mercado norteamericano se
someten a las órdenes censoras de Kim Yong Un. Este gesto espectacular del peor
y más cobarde apaciguamiento tendrá efectos inmensos. Cada vez está más cerca
el día en que renunciaremos a todos nuestros sacrosantos derechos a cambio no
ya de sobrevivir, sino de evitar un peligro. Toda película, todo libro,
periódico o programa podrá ser vetado por tiranos grandes o pequeños, cercanos
o remotos si la amenaza es lo suficientemente creíble y contundente. La
claudicación occidental ha saltado al estrellato.
P.E.G.I.D.A.
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 16.12.14
El miedo no es fascista ni nazi. Pero genera fascistas y
nazis si se desprecia a la ciudadanía que lo sufre
UN fantasma muy real recorre la política alemana en las
últimas fechas y siembra el espanto entre los partidos y toda la opinión
publicada. Se llama Pegida. No significa nada ese palabro que hace muy pocos
meses no existía. Es el acrónimo de la asociación «Patriotische Europäer Gegen
Die Islamisierung Des Abendlandes» (P.E.G.I.D.A.) cuyo largo nombre se traduce
fácilmente como «Patriotas europeos contra la islamización de Occidente».
Conocido el nombre de la asociación quizás extrañe menos el éxito de sus convocatorias.
Hay muchísimos europeos preocupados hoy por la islamización de barrios
europeos, por el fin de la vigencia de costumbres e incluso leyes europeas en
el seno de comunidades cada vez más numerosas en Europa. La evolución
demográfica deja claro que, para el año 2050 y en algunos casos mucho antes,
habrá muchas regiones europeas con mayoría islámica. En las que
democráticamente se podrán imponer leyes y reglas contrarias no solo a los
hábitos europeos, sino también a la libertad de las personas y la dignidad de
las mujeres, a las tradiciones cristianas y los usos de las sociedades
abiertas, herederas y cultivadoras del legado de la cultura occidental y la
Ilustración. Son los valores que han generado en Occidente las sociedades
prósperas y libres, frente a las sociedades fracasadas y sin libertad bajo el
imperio del islam. La alarma sonó hace muchos años. Pero la política europea
descalificó a las voces que advertían contra una evolución que ya parece
irreversible. Desde Oriana Fallaci a Giovanni Sartori o Roger Scruton, todos
los intelectuales y estudiosos que han osado advertir sobre los peligros del
islam no integrado, han sido difamados como ultraderechistas o islamófobos. La
corrección política actúa como implacable censura e inquisición contra la
expresión de la realidad.
Pegida no ha generado más miedo al islamismo ni más
xenofobia de la que había en Alemania. Solo ha logrado que muchos superaran el
miedo a expresar el miedo a esa presencia de cada vez más extranjeros y
especialmente musulmanes en su región. El miedo a ser tachados de fascistas,
nazis o xenófobos lleva a muchos a callar. Al no poderse expresar, este miedo
produce resentimiento. Quien lo sabe y aprovecha es la ultraderecha siempre
pendiente de aguas turbias en las que pescar. E intenta secuestrar sentimientos
y movimientos. A los políticos tradicionales por el contrario les da absoluto
pánico lo que consideran un campo de minas. El mínimo indicio de comprensión
por el miedo de esta gente común, es expuesto por el adversario como una
intolerable adhesión a postulados racistas. Lo más fácil por ello para muchos
políticos es tachar a Pegida de mero movimiento racista y neonazi que hay que
despreciar y perseguir. A hacer méritos ha salido en tromba el ministro de
justicia, el socialdemócrata Heiko Maas, que los considera «una vergüenza para
Alemania». Y punto. Su jefe, el vicecanciller socialdemócrata, Sigmar Gabriel,
más cauto, ha pedido a «los ciudadanos cuyos temores no pueden despreciarse»,
que «se distancien de los nazis que los utilizan». Merkel también hace equilibrios.
Alemania es hoy el país con más solicitudes de asilo del mundo. Hace tres años
eran 19.000. Este año será diez veces esa cifra. El miedo no es fascista ni
nazi. Pero genera fascistas y nazis si se desprecia a la ciudadanía que lo
sufre y que se siente acosada en su patria. Europa tiene un problema. Pero ese
problema no es Pegida. El problema de lejos es el brutal islamismo bélico en
expansión. Y aquí es el islam politizado que crece como cuerpo extraño. Al que
nadie exige ni él ofrece lealtad a unas democracias occidentales que son la
mejor organización de convivencia jamás habida.
OBSEQUIOSO COLABORACIONISMO
Por HERMANN TERTSCH
Neupic 11.12.14
Llegaron como una banda de
las SA. No eran dos ni tres, ni cuatro ni cinco. Ni ocho ni diez. Entraron
todos a la sala de maquillaje con Pablo Iglesias. Después subieron al otro
piso. Fueron todos a la redacción como si fuera suya, a saludar, arengar o intimidar
con su presencia masiva. Todo un espectáculo. Así lo describía un
testigo. El propio Raúl del Pozo que tanto simpatiza con Juan Carlos
Monedero y otros del nuevo partido, lo contaba así en su diario “entraron en
24 horas insolentes y en tropel, con autobuses que les esperaban en la puerta,
buscando la complicidad de los cámaras y huelguistas. Daban miedo, contaba uno
de los contertulios. Caminan con la arrogancia de los intransigentes, pero
aseguran que no quieren hacer la revolución sino limpiar las cuadras”.
Después se produjo el incidente con Sergio Martin, que le preguntó a Pablo
Iglesias si estaba contento con la liberación de etarras. Una pregunta
absolutamente pertinente porque en innumerables ocasiones se ha manifestado,
tanto Iglesias como Juan Carlos Monedero y otros de Podemos, perfectamente
solidarios con ETA y sus organizaciones. Hay grabaciones de Iglesias
felicitando a ETA por no dejarse engañar por la constitución y seguir matando.
Otras en las que pide la liberación de todos los presos de la banda asesina.
Otras muchas en las que explican él o Monedero su empatía y comprensión hacia
la “lucha” de ETA como llaman a sus asesinatos y demás trayectoria criminal.
Pues Pablo Iglesias se enfadó por esta pregunta y lo hizo saber. Y convocó a los
inquisidores que, obedientes, se han indignado. A ver con quién se han creído
los periodistas que están hablando cuando hablan con el caudillo de Podemos.
El
partido de Pablo Iglesias no tiene aun más que un par de meses de vida y sus
relaciones con los periodistas pasan ya por ser de las más complejas jamás
habidas en democracia entre un partido político y los medios. Desde el primer
momento, los líderes de Podemos se han mostrado selectivos en su trato con los
medios. Los había amigos, aceptables y enemigos.
El núcleo del poder dirigente
del partido lo forma la cuadrilla de profesores comunistas de la Universidad
Complutense con experiencia política oficialista en Latinoamérica. Comenzaron a
desembarcar a principios de la pasada década en Venezuela. Los había llamado
Hugo Chávez para adoctrinar cuadros del chavismo, ensayar la revolución y la
construcción de un régimen en el que la ingeniería legal permitiera garantizar
el carácter socialista irreversible. Allí estuvieron los de primera hora
Roberto Viciano, Juan Carlos Monedero y muchos otros. Iglesias llegaría más
tarde.
Más allá de las labores de algunos de ellos en los procesos
constituyentes de amarrar a imagen de Venezuela los regímenes de Ecuador y
Bolivia, siempre con fluido contacto con los otros actores del proceso,
especialmente el régimen de Cuba, han sido allí formadores de cuadros
comunistas y ante todo son expertos comunicadores, el mejor con diferencia
Pablo Iglesias.
Ellos saben sacar el máximo partido a los medios, pero saben
también lo que tienen que ocultar y resaltar, según el momento, de quiénes se
han de servir y quienes pueden ser peligrosos y hay que neutralizar. Todo ello
lo han explicado en clases para otros cuadros comunistas. De eso han vivido
bien y muchos de ellos se han hecho su considerable patrimonio en España con la
paga por ayudar a arrebatar el suyo, su patrimonio además de la libertad, a
venezolanos, bolivianos o ecuatorianos.
En seis meses se han hecho con un
escenario mediático en el que levantan fascinación. Las cadenas privadas se
lanzaron a su promoción y se convirtieron en la clave de su éxito político. Con
una irresponsabilidad generada por la codicia que es de esperar algún día
paguen sus dueños y mandos. La inmensa mayoría de los profesionales del
periodismo los trató desde un principio con benevolencia cuando no efusiva
simpatía.
Cuando comenzó a haber roces con algunos en la televisión, prestos
recurrieron a la amenaza de las demandas. Y se pusieron algunas. Algunos otros personajes de la órbita de la ultraizquierda hicieron lo mismo.
Yo tengo dos
demandas de Gonzalo Boye, un abogado chileno ahora muy mimado por el PP, editor
de un panfleto de la ultraizquierda que insulta a todas las instituciones. Boyé
no se preocupaba tanto por su buen nombre cuando ayudó a ETA durante todo el
secuestro de Emiliano Revilla, a quien vigiló en su agónico cautiverio en el
zulo. Culpable de ayudar a los asesinos en aquella larga empresa criminal,
cumplió diez años de cárcel por ello. Mis alusiones a su pasado y simpatías no
le gustan. Y me quiere callar la boca. Como la cúpula de Podemos. Tampoco a
Iglesias y Monedero les gusta que se les recuerde su pasado. Y ellos parecen
gozar también entre los jueces de empatía.
Mientras sus demandas se aceptan con
facilidad, acaban de rechazar en los juzgados una de una asociación policial
contra Monedero por acusar éste a la policía, sin pruebas, nada menos que de
traficar con drogas y ser responsable de las muertes por heroína en el Pais
Vasco. Dice el juez que eso es libertad de expresión. Yo no necesito que el
juez que me toque con la inauditas demandas de Boyé tenga tan amplios criterios
sobre la libertad de expresión para rechazarlas. Las amenazas y las demandas son
muy eficaces. Y han surtido efecto inmediato.
Gran parte de los periodistas han
enmudecido en sus críticas. En un país en el que los jóvenes periodistas
salen de unas facultades que, con honrosas excepciones, son centros de zafio
adoctrinamiento izquierdista, las simpatías por Podemos vienen hechas.
Cuando
en la Facultad de Periodismo de la Complutense da clases de historia un Carlos
Hermida que organiza actos de desagravio a ¡Stalin! una mayoría simpatiza
automáticamente con los comunistas de nueva recreación chavista. Solo se tienen
que concentrar en asustar para hacer callar a quienes les tratan como lo que
son, una amenaza para las libertades y sobre todo hoy para la libertad de
expresión. Esa la han comenzado a maniatar sin haber tocado poder alguno.
Todo
el aparato mediático del izquierdismo y el sindicalismo se mueve con su
habitual unanimidad pero si cabe mayor contundencia para aplastar a todo el que
critique o se enfrente al nuevo partido, sus líderes y ante todo su intocable
caudillo.
El caso de TVE con Sergio Martin es paradigmático. Y ellos
quieren erigirlo en ejemplarizante, para dejar claro que quien osa criticar a
Iglesias es llevado a la picota, lapidado y ejecutado en la vía pública. El
resto lo hace la cobardía proverbial de nuestra sociedad. Tan dispuesta a salir
en ayuda del vencedor que, según intuyen muchos, van a ser al final estos
ultras comunistas con la vocación de enterrar nuestra democracia.
El obsequioso
colaboracionismo que demuestra la profesión periodística con los taimados jefes
de una jauría totalitaria es solo una vergüenza más. Débil consuelo es saber
que la valentía en otras profesiones, sean jueces o fontaneros, no es mayor.
Hermann Tertsch
@hermanntertsch
Periodista - @abc_es, @TheObjective_es, @Neupic y más
Analista político - @Telemadrid y otros medios
Escritor
LOS JUEGOS DE VÉRTIGO DE VLADÍMIR PUTIN
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 13.12.14
TENSAR LA CUERDA
Washington y Bruselas tienen claro ya que Putin ha entrado
en un juego de tensar la cuerda con Occidente hasta límites desconocidos
SIN COMUNICACIÓN
Desde hace seis meses no funciona el teléfono rojo entre
Moscú y Washington. La comunicación al máximo nivel está congelada

El
presidente de Rusia, Vladímir Putin, está jugando con fuego. No solo porque
mantiene su agresión militar en Ucrania mientras su economía da claras señales
de haber entrado en caída libre. Sino porque hay ya certeza en la sede de la
OTAN, en Washington y las principales capitales europeas, de que Putin ha
entrado en un juego de tensar la cuerda con Occidente hasta límites
desconocidos. Y ha otorgado para ello protagonismo al Ejército, marina y
aviación. Con una presencia masiva en la periferia de los países de la OTAN,
Putin parece apostar por una escalada de un matonismo con el que generar
divisiones en la alianza en la disposición de solidaridad entre las sociedades
democráticas. Existe seria preocupación de que cualquier incidente pueda acabar
con efectos no deseados por nadie. Y desde hace seis meses no funciona el
teléfono rojo. Las relaciones entre Moscú y Washington están congeladas y no
hay comunicación a máximo nivel. Los intentos occidentales de restablecerlos
han sido rechazados por Moscú. Esto explica el endurecimiento de posturas como
la de Angela Merkel y el secretario general de la OTAN, el noruego Jens
Stoltenberg, que advierten en durísimos términos a Rusia sobre los peligros y el
sinsentido de esta estrategia de amenaza y desestabilización de Europa.
Con un rublo que se
desmorona, un precio del petróleo que ha hundido y liquidado sus presupuestos y
perspectivas, la riqueza en plena fuga de Rusia hacia lugares más seguros y la
población cada vez más afectada, no ya por las sanciones occidentales sino por
las represalias impuestas a las mismas por el propio Putin. El presidente
pletórico y triunfante que hace seis meses anexionaba Crimea con desprecio
total a la comunidad internacional, a las leyes y los tratados fronterizos y
acuerdos firmados por Rusia, hoy se enfrenta a un mar de incógnitas. El nuevo
zar triunfador de entonces ha de enfrentarse a un rápido deterioro del nivel de
vida en Rusia que puede ya manifestarse con rotundidad en este mismo invierno.
Putin ha emprendido una ofensiva de objetivos inciertos. Pero se mueve por
campos sembrados, literalmente, de minas. Y su mensaje es cada vez más
nacionalista y agresivo en respuesta a las advertencias tanto internas como
externas de que su política puede derivar muy pronto en una catástrofe social
para los rusos.
Rusia ha incrementado
su actividad militar fuera de sus fronteras de forma espectacular desde hace
más de un año. Pero el nivel de las pasadas semanas y estos día alarma. Las grandes
maniobras ahora en el Báltico y la región de Kaliningrado, enclave ruso entre
Polonia y Lituania, dos estados de la OTAN han extremado la angustia en toda la
región, en permanente tensión por la invasión rusa de territorios ucranianos.
Son casi diarias las provocaciones de los aviones rusos en las cercanías o
dentro ya de los espacios aéreos de países de la OTAN y la Unión Europea. En la
misma política se inscribe el anuncio de las maniobras y de la presencia
permanente de bombarderos estratégicos rusos en el Caribe y en el Golfo de
Mexico.
Amenaza real
Suecia, los países bálticos, la propia Finlandia que revisa rápidamente su situación para acogerse a garantías de defensa de la Alianza
Atlántica y por supuesto Polonia, fronteriza con la Ucrania invadida por Rusia,
han registrado esa alarmante acumulación de operaciones pero también de
incidentes que son evidentemente intencionados. En este año han sido ya más de
400 los casos habidos. El último una espectacular interceptación por parte de
F-16 holandeses, en misión de vigilancia de la OTAN en el Báltico ante la
presencia de nada menos que treinta cazabombarderos. El ministro polaco de
Defensa, Tomasz Simoniak, anunció ayer una inminente reacción de la OTAN ante
«una actividad sin precedentes de los rusos». La frase parece antigua pero es
la más actual: Europa está en estado de alarma ante una amenaza militar rusa.
AUTOESTIMA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 12.12.14
Imaginen una España llena de universidades que sirvieran a
la autoestima y no al resentimiento y al odio
LAS grandes universidades del mundo, las que se respetan a
sí mismas, suelen generar vínculos con sus alumnos y entre ellos, que muchas
veces perduran de por vida. En el mundo anglosajón es donde estas lealtades al
Alma Mater más se cultivan y la universidad de Georgetown de Washington, de la
que es exalumno también el Rey Felipe VI, es una de ellas. La Asociación de
exalumnos en España de esta bella y célebre universidad jesuita junto al río
Potomac, me invitó a hablar en su cena de gala con un motivo de alegría como
era un homenaje a uno de sus fundadores, David Hatchwell Altaras. Este gran
empresario, presidente en la actualidad de la Comunidad Judía de Madrid, es
amigo por partida doble porque es hijo del inolvidable Mauricio Hatchwell
Toledano, una inolvidable y magnífica personalidad en Madrid, en Israel y allá
donde estuviera. Las máximas de aquel gran judío español son las que componen
fundamentos y andamiaje de lo que llamamos el mundo occidental.
Me había comprometido a hablar sobre las amenazas en el
mundo, que es lo que llaman un tema inagotable, inabarcable y maleable. Se
puede hablar sobre amenazas diez minutos o diez horas. Sin repetirse. Hablé
solo de dos, las que considero en estos momentos las más graves e inminentes
para el mundo libre o la sociedad abierta occidental y desarrollada. Una es la
amenaza imperialista de un régimen inestable y débil, como es el ruso, dirigido
por un autócrata como Vladimir Putin. La otra es la amplísima amenaza islamista
que va desde el proyecto del califato del atroz Estado Islámico en Siria e Irak
hasta el yihadismo durmiente en las ciudades europeas. Y la falta de capacidad
del islam para hacer frente a las perversas formas ideológicas criminales que
han surgido en su seno entre Afganistán y Nigeria, entre Indonesia y
Casablanca. Pero también dejé claro que la principal amenaza para nuestra
sociedad libre, la que convierte todas las demás en muy peligrosas cuando no
existenciales, es la profunda crisis de autoestima del mundo occidental. Que en
su éxito permanente hasta ahora en la creación de riqueza y bienestar ha
sembrado todas las hierbas tóxicas que pueden acabar con su libertad y así con
la sociedad más eficaz, rica, compasiva, rica y solidaria que jamás ha
existido. Los hijos de la libertad y el bienestar han perdido el recuerdo de la
falta de todo lo que gozan. Y no han educado a sus hijos en los mandamientos de
quienes han de luchar por defender sus conquistas. Que comienzan por valorar el
legado real de sus mayores, por conocer y respetar las enseñanzas de la
historia y no dejarse engañar por embustes y quimeras. Y por la decisión,
vocación y voluntad de preservar, frente a la adversidad y los enemigos, ese
código básico que llevó a la sociedad abierta a lograr una vida cada vez mejor
para cada vez más seres humanos: la libertad de pensamiento y la libre
creatividad y competencia y el respeto al carácter sagrado del ser humano.
Falta la autoestima. Y se ha perdido la memoria y la ignorancia lleva al riesgo
a repetir terribles errores. Si no hay reacción, vuelven los bárbaros,
concluía. Los exalumos de Georgetown, reunidos en torno a una mesa en la Gran
Peña, no me contradijeron.
Pero sí demostraron en un largo debate cuajado de ideas, que
más allá del «kulturpessimismus» global, existe, quizás muy particular en esta
España llorosa y maltratada, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, que tienen
la autoestima necesaria para generar esperanzas para propios y extraños.
Imaginen una España llena de universidades que sirvieran a la autoestima y no
al resentimiento y al odio. Imaginen una España llena de universidades que
sirvieran a la autoestima, la iniciativa, la libertad y el respeto y no al
resentimiento y al odio.
GROSSE KOALITION, GROSSE KATASTROPHE
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 09.12.14
Hasta en su escenario habitual, Alemania, las grandes
coaliciones han tenido siempre objetivos de reforma concretos en momentos
críticos
YA están lanzados tirios y troyanos, algunos hasta con buena
fe, a divagar y disparatar sobre las alianzas de Gobierno tras unas elecciones
que no se celebrarán antes de un año. Ya han lanzado las teorías sobre una gran
coalición todos aquellos que desde hace tiempo desacreditan a los dos grandes
partidos como el origen de todos los males. Y ahí están también, por supuesto y
como auténticos pardillos, todos los que, desde estos dos partidos y desde
fuera, hacen juego a una escalada de especulaciones políticas que solo sirven a
los enemigos del sistema democrático. La palabrería sobre una gran coalición es
tan mala cuando es inocente como cuando, como en la mayoría de los casos, no lo
es. Solo sirve para proyectar la imagen de unas direcciones del PP y PSOE deseosas
de imponer juntas una política que les asegure el mantenimiento conjunto o
alternativo del poder, el bloqueo de la regeneración del sistema y la nación y
la defensa de sus intereses comunes. Visto desde la profunda desconfianza,
acritud y hostilidad reinante hoy en España, es garantía de una inyección de
apoyo a los partidos que quieren hacer saltar por los aires el sistema.
Hasta en su escenario habitual, Alemania, las grandes
coaliciones han tenido siempre objetivos de reforma concretos en momentos
críticos. O eran única salida. Siempre con la tranquilidad de que el resto de
las fuerzas parlamentarias eran fuerzas de lealtad incondicional al sistema
democrático y a la Constitución. Hoy incluso en Alemania hay ya problemas al
respecto, debido a la irrupción en el escenario político de fuerzas como los
«poscomunistas» de Die Linke o el emergente partido antieuropeísta Alternative
für Deutschland (AfD). El ensayo de Turingia con un gobierno dirigido por un
excomunista de Die Linke, Bodo Ramelow, rompe tabúes. Merkel, que se quedó a un
par de escaños de la mayoría absoluta, es canciller solo porque en la política
federal se considera inaceptable un pacto como el habido en Turingia entre SPD,
los Verdes y Die Linke, juntos con mayoría en el Bundestag. Incluso en Alemania
y también en Austria ya supone un riesgo de auge del populismo y de partidos
ultras. Pese a una lealtad constitucional que allí se sobreentiende y en España
es inconcebible.
Unas conspiraciones de pacto de gran coalición ahora pueden
estar en la mente y quizás hasta en la agenda de algunos. Serán inútiles entre
partidos desarbolados, dos perdedores buscando un apaño. Aun con mayoría
aritmética, no harían más que una coalición agónica desde su primer día. Y que
daría paso a un frente popular en el que los moderados no tendrían nada que
decir. Entonces se abriría el peor escenario, que podría acabar en lo que la
Grosse Koalition siempre quiere evitar, la Grosse Katastrophe. De ahí el dicho
de «Grosse Koalition, kleine Katastrophe». La gran coalición es siempre una
pequeña catástrofe para el régimen parlamentario. Que debe servir para evitar
catástrofes grandes. Aquí es un sueño pensar que podía evitarla. Dada la
descomposición política que nadie parece capaz de frenar, dinamitada toda lealtad
a la Constitución por parte de la izquierda y los nacionalistas y demolida toda
autoridad del Gobierno del PP, lograr un gobierno estable será una quimera. Una
absurda ilusión, con un radicalismo revolucionario crecido en la hegemonía de
la izquierda y a falta de una fuerza que estabilice un proyecto de ley, orden y
unidad ante el desplome del PP desideologizado y sin credibilidad del actual
Gobierno. Así las cosas, esos planes y habladurías de la Grosse Koalition
prometen poco más que la Grosse Katastrophe de una España al final gobernada
por el totalitarismo izquierdista y fuera de la comunidad de países
civilizados. Si no reaccionamos antes, el apaño no nos salva.
REALIDAD Y CARICATURA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 06.12.14
Presentar a EE.UU. como segregacionista es tan ridículo como
pretender que el color prejuzga culpabilidad e inocencia
Hay casos de violencia policial abusiva o gratuita que son
tan notorios que la negativa a emprender la vía judicial para investigarlos
resulta una ofensa al sentido más elemental de la justicia. No solo en Estados
Unidos, pero muy especialmente allí.
Es cierto que existe una brutalidad y violencia en cierta
delincuencia en ciudades norteamericanas que demandan muchas veces un uso de la
fuerza infrecuente en Europa. En una sociedad armada hasta los dientes. Hay
accidentes. Y el derecho a la defensa propia también lo tiene la Policía.
Pero hay casos que apenas admiten discusión. En los que un
abuso de fuerza policial es causa directa de una muerte gratuita y evitable.
Ante testigos. Es el caso de Eric Garner que provoca la nueva oleada de
protestas por ciudades norteamericanas. Después de los serios disturbios de
Ferguson, en el estado de Misuri, al archivarse la causa contra un policía
blanco que dijo haber matado en defensa propia a un joven negro.
El caso de Nueva York es distinto. Están grabadas las
súplicas de Garner, aplastado contra el suelo por un policía, cuando pide aire.
Y repite sin cesar un desesperado «no puedo respirar».
Los problemas derivados de la discriminación racial y los
prejuicios son evidentes. Especialmente cuando en medio siglo la mayoría de la
sociedad negra no ha logrado converger con la sociedad blanca como lo han hecho
en dos décadas la asiática y la latina.
Como no se resuelven dichos problemas es con la caricatura
que tanto se ha visto, oído y leído en tantos medios. Aquí en España de forma
grotesca. Porque presentar a Estados Unidos como una sociedad segregacionista
es tan ridículo como pretender que el color de la piel prejuzga culpabilidad e
inocencia.
Algunos están tan seguros de que el culpable es siempre el
policía blanco como el KuKlux Klan de lo contrario. Tanto prejuicio como
muestran muchos al informar, no lo tienen los protagonistas de los peores
enfrentamientos allí.
SALVADORES BAJO SOSPECHA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 05.12.14
Ayer volvimos a ver las dimensiones de las trampas en las que está anegado nuestro sistema
ESTÁ ya claro que al flamante partido Podemos se le ha acabado la bula de la que ha gozado desde su aparición. Como también se ve que flaquean algunos de los muchos e inmensos apoyos que ha tenido en los primeros seis meses de vida y que lo han convertido en un fenómeno sin precedentes en la democracia española. La forma de reaccionar de sus dirigentes a las primeras acusaciones muy bien razonadas de sus propias acciones y actitudes corruptas ha dejado claro que los martillos del pecado tienen aún mayor predisposición a pecar que aquellos que han sido objeto de sus violentas diatribas. Y no es que estos últimos no las merecieran, que sí. Ayer mismo volvimos a ver las dimensiones de las trampas en las que está anegado nuestro sistema. Que son la causa de la indignación y la rabia que a su vez alimentan a estos cachorros del proyecto totalitario para España, auspiciado por regímenes extranjeros.
El informe del Banco de España al juez Andreu sobre Bankia vuelve a generar una conmoción que atraviesa literalmente a la sociedad española. Cuando algunas cuestiones parecían ya solventadas, véanse la estabilización de Bankia y su viabilidad y credibilidad bajo Goirigolzarri, y formaban parte del incipiente escenario tranquilizador que el Gobierno se esfuerza por hacer ver a la sociedad, estalla otra vez, con toda la carga tóxica de engaño, cinismo, falsedad y ocultación. Y vuelven a incendiarse el ánimo de las víctimas y el instinto de quienes se alimentan y crecen en estos vapores de la putrefacción.
Pero la rabia rediviva por el testimonio de una nueva estafa no debe ocultar que el subproducto político de la corrupción que es Podemos ha demostrado ya ser corrupta en sus orígenes, sin haber tenido siquiera oportunidad de acceder aún a ningún cargo de responsabilidad con mando sobre cualquier partida presupuestaria. Y su figura principal para practicar el viejo recurso comunista del «entrismo», la infiltración en otra organización para ocuparla y tomarla desde dentro, la lleva a cabo Podemos con un miembro de Izquierda Unida, Tania Sánchez, sobre la que recaen ya cien mil sospechas de corrupción en el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid. Para cualquier observador avisado resulta del todo grotesco que se erijan en adalides de la lucha contra la corrupción en España unos comunistas subvencionados por el régimen más corrupto de Latinoamérica. El país que ha pagado, patrocinado y promocionado a personajes como Juan Carlos Monedero o Pablo Iglesias es uno de los más corruptos de la Tierra. Estos chicos han ganado mucho dinero, y se sospecha que lo siguen ganando, en esas relaciones con un régimen que, aparte del saqueo a su población y la malversación sistemática de los ingresos por su petróleo, tiene estrechos vínculos con el narcoterrorismo. Que este grupito de profesores tóxicos del paleocomunismo, financiados con dinero de procedencia muy siniestra, llegara a capitalizar la ira de los españoles para lograr acabar con la democracia sería una catástrofe no solo terrible, trágica y sangrienta, sería sobre todo absurda. Como sería grotesco que lograran su primer éxito de fagocitar a IU y quedarse con las estructuras y el patrimonio del PCE, el único partido con continuidad histórica en España, gracias a las artimañas de una dirigente implicada en toda una sinfonía de cambalaches irregulares en el Ayuntamiento de Rivas. Millones de españoles piden venganza por la corrupción. Quieren una satisfacción por tanto agravio. Pero la venganza no es recomendable para tomar decisiones sobre el futuro de sus hijos. Los españoles tienen seis meses para buscar formas de combatir la corrupción sin darle el poder a la corrupción misma con vocación liberticida. Así se pierde la libertad, se gana la miseria y además se hace el ridículo.
LAS AMENAZAS DEL NUEVO SIGLO
Por HERMANN TERTSCH
Miércoles, 03.12.14
Encuentro con WIZO (Women's International Zionist Organization)
Buenos días a todos. Antes de nada quiero dar las gracias a
Astrid Misrahi por su cariñosa invitación a hablar hoy aquí ante Uds. y por
supuesto a su siempre increíble capacidad de organización. Y darles a todos
Uds. las gracias por venir hoy aquí a escucharme. Más aún cuando vamos a hablar
de una cuestión nunca agradable en sí como son las amenazas. Que, por mucho que
teoricemos sobre ellas, siempre tienen su origen en una emoción, en la más
fuerte de las emociones junto al amor, que es el miedo. Vamos a hablar de las
cosas que razonablemente nos deberían dar miedo. Ese miedo razonable que desde
pequeños nos ayuda a sobrevivir porque nos advierte y nos enseña a tomar
medidas para evitar que la amenaza se cumpla, que el riesgo pueda consumarse,
que el daño se produzca.
Han venido por tanto todos Uds. a este tradicional Embassy con sus deliciosos
desayunos a pasar un poco de miedo, -no una mañana de terror, se lo prometo-, a
recibir una dosis de miedo sano para que al final, si logro lo que me propongo,
salgan con unos cuantos datos y enfoques que les hagan entender un poco mejor
el mundo de hoy. Que es radicalmente diferente del “mundo de ayer” que evocaba
Stefan Zweig en aquel su canto nostálgico y desesperanzado sobre Europa que le
quitó las ganas de vivir. Pero que en muchos aspectos es el mismo. Porque lo que
nos jugamos las sociedades libres y los individuos que las habitamos es lo
mismo: la dignidad de vivir en libertad, la libertad de poder elegir el vivir
con dignidad.
Este año se ha cumplido un siglo desde aquel 28 de junio, día de San Vito, en
el que los disparos de un joven nacionalista serbio contra el heredero del
Imperio Austro-Húngaro supusieron el detonante de la mayor explosión habida en
la historia hasta entonces, que fue la Primera Guerra Mundial. En esa guerra se
hundió el orden tradicional europeo para no volver. De aquella guerra surgieron
las rebeliones de masas que cristalizaron en las ideologías redentoras, las
ideologías criminales de comunismo, nazismo y fascismo. Ellas nos llevarían, hace
ahora exactamente 75 años, a la Segunda Guerra Mundial. Ambas desplegarían un
terror desconocido en el mundo hasta entonces. Y el nazismo consumaría en los
años siguientes hasta 1945 el crimen total. En el que la voluntad del mal
alcanza unas dimensiones metafísicas que lo convierten en el hito negro de la
humanidad, el Holocausto. Tenía razón Theodor Adorno al cuestionarse si después
de Auschwitz aun tendría sentido la poesía. Con enorme dificultad se pudo, pero
nada pudo volver a ser igual. Nada debe ser igual. Y nada es igual desde
entonces. Por mucho que tanta gente por todo el mundo no sepa ya qué es lo que
ocurrió en Europa entonces, en aquellos oscuros años, a manos de una de las
naciones más cultas del momento. El holocausto y sus autores demostraron que,
si de eso es capaz, "si eso es un hombre" como dijo Primo Levi en referencia al nazi, los hombres son capaces de cualquier cosa, de lo apenas
imaginable. Se escribió y se escribe poesía. Pero entre ellas siempre estará
inamovible Paul Celan, superviviente inmediato con su poema Todesfuge, con su
celebre y terrible “Leche negra….” que advierte sobre la oscuridad total en el
abismo. Los tres nombres citados, Stefan Zweig, Paul Celan y Primo Levy eran
judíos. los tres se suicidaron en diferentes momentos, ante la monstruosidad
intuida o sufrida en carne propia.
Y sí, el mundo volvió a encarrilarse después. Los países que tuvieron la suerte
de quedar en el bando de la democracia durante la Guerra Fría lograron hacer de
la libertad y el bienestar en permanente progreso hasta constituir unas
sociedades occidentales a ambos lados del Atlántico norte que son las comunidades humanas más libres, justas, compasivas, solidarias y eficaces que
jamás hayan existido. Y con sus métodos de libertad en pensamiento, competencia,
movimiento e información, demostraron su plena superioridad práctica y ante
todo moral sobre todo otro tipo de organización social habida. Todos los
sistemas intentados como alternativa a la sociedad libre no solo fracasaron
trágica y calamitosamente a la hora de cumplir sus promesas de justicia y
bienestar. Acabaron todos, y es un hecho incontrovertible, convertidos en
regímenes criminales de mayor o menor intensidad.
Les he recordado que hace 100 años empezó la Primera Guerra Mundial y hace 75
la Segunda. Pues hace 25 años, con la caída del Muro de Berlín y el telón de
acero, concluyó la Guerra Fría. Quiere esto decir que desde 1914 a 1989 se
extiende un arco trágico de acontecimientos de dos guerras grandes y una guerra
fría que algunos historiadores han dado en llamar el siglo corto o una larga
guerra civil europea de quince lustros. Hace 25 años yo estaba en Europa
oriental. Llevaba ya allí más de un lustro recorriendo todos los países de
Europa Central y oriental que habían quedado en la órbita de Moscú y por tanto
con dictaduras comunistas. Aquel terremoto de la libertad en el que se fueron
hundiendo uno a uno los regímenes comunistas fue algo inolvidable. Fue un año
lleno de emociones, de lágrimas de alegría y gozo derramadas por viejos que
jamás creyeron que vivirían de nuevo en libertad en una Europa unida. Y jóvenes
entusiasmados porque lograban ver imponerse un acto de justicia de proporciones históricas, ver triunfar el derecho de todos aquellos pueblos orientales
aplastados a vivir en libertad como los hermanos europeos occidentales. Los
avances europeos desde entonces han sido la historia de un gran éxito. Aunque
los regímenes comunistas en los Balcanes se transformaron en nacionalistas para
sobrevivir y se lanzaron a una guerra terrible y fratricida, ésta quedó localizada y se acabó extinguiendo. Han pasado cosas maravillosas. En Europa
podemos viajar libremente sin pasaporte desde Tarifa hasta Tallin en Estonia,
muy cerca de San Petersburgo. En la mayoría de los países con la misma moneda.
Somos 28 países voluntariamente unidos en el mayor polo mundial de prosperidad
junto a EEUU. Muchos otros países hacen cola ansiosos por entrar en este club.
Pese a todas las crisis. Vivimos más y mucho mejor que el resto del mundo.
Hemos logrado niveles insospechados de seguridad social e igualdad. Y somos los
mayores contribuyentes al desarrollo del resto del mundo, gracias a lo cual se
ha reducido drásticamente la pobreza y el hambre en todo el globo, pese a toda
la propaganda en sentido contrario.
¿Entonces por qué tenemos miedo? ¿Por qué tenemos permanentemente tan mala conciencia? ¿Por qué esta angustia? Porque 25 años después del triunfo
de la libertad hay mucho miedo en Europa. Y las ideologías derrotadas por sus
crímenes y fracasos pretenden volver como si nada hubiera ocurrido en el siglo
XX. Lo hacen cabalgando sobre animales muy negros y peligrosos como son la
desmemoria y la ignorancia. Yo creo que tenemos ante nosotros varias amenazas
evidentes para esa sociedad abierta de la que hablaron y que defendieron Karl
Popper y Isaiah Berlin entre tantos otros. Esta sociedad que se caracteriza
porque se mejora y perfeccionada destierra defectos y vicios por medio del
conflicto, asumido siempre por cauces del diálogo, por la confrontación libre
de las ideas, voluntades e intereses, el respeto a las leyes, la básica
presunción de la buena voluntad y la vocación de excelencia. Y quiero hablarles
brevemente de dos de ellas, el despotismo político de Rusia y China por un lado
y el fanatismo ideológico religioso del llamado yihadismo y el proyecto
totalitario islamista por el otro.
Pero también quiero dejarles claro que en mi opinión, el principal peligro para
la sociedad libre y abierta occidental surge de su propio seno. Que el peor
enemigo está en ella misma. Y está en la incapacidad de esta sociedad del éxito
de mantener la voluntad de autodefensa llegado a cierto grado de bienestar. De
perder en diferente grado de intensidad, todas las sociedades occidentales sufren
este mal.
Aunque no me cabe duda de que, como en la mayoría de los fenómenos de la
decadencia y debilidad de pensamiento y obra, España está por desgracia en la
vanguardia del deterioro. Por diversas circunstancias históricas que nos es
imposible desarrollar aquí,
1. el desprestigio de la cultura, civilidad y la autoridad,
2. el igualitarismo más agresivo contra la excelencia individual y el
resentimiento contra el mérito,
3. el culto a la transgresión y al desprecio a límites y valores,
4. el desprecio por la propia verdad histórica y su legado,
5. todo ello con un inmenso problema de autoestima,
6. Un relativismo que todo lo impregna y emponzoña,
han alcanzado en España niveles generales que en el resto de Europa solo se
conoce en comunidades marginales. Cuando en España solo un 16% de la población
encuestada se declara dispuesta a luchar por defender a su patria, estamos ante
un gravísimo problema. Que no sería distinto en otros países occidentales,
aunque nunca con ese dramatismo que se da aquí.
La falta de autoestima y de respeto por los mayores y su legado convierte en
quimera la voluntad de defensa. Nada hay que merezca el sacrificio para estas
nuevas generaciones. El relativismo convierte en equiparable lo radicalmente
distinto y opuesto, hasta la libertad y la opresión, por lo que, en una
confusión orwelliana, una sociedad ignorante no aprecia lo que tiene y por ello
no ve sentido ni objeto que defender. Las palabras en ese relativismo pierden
su sentido real y dan así una victoria a los totalitarios que acechan. Como ya
decía en los años cincuenta y sesenta Ferdinand Peroucka, un brillante
periodista y escritor exiliado de Checoslovaquia, la lucha contra el
totalitarismo debe comenzar siempre por reconquistar para las palabras su
auténtico sentido. Ese sentido que los totalitarios le roban a las palabras. La
perversión del mensaje no está solo en la propaganda totalitaria actual como en
las nazifascistas y comunistas de antaño. También está en la permanente
tendencia a confundir, equiparar y dar el mismo valor a los hechos que a las
opiniones. Y a todas las opiniones entre sí Discutir opiniones es una cosa,
negar hechos otra muy distinta y sin embargo nunca son distinguibles hoy en
día. El negacionismo del holocausto es en este sentido el gran caso. El caso
especial y terrible que revela que jamás una opinión puede acabar con un hecho.
Lo hechos no son opinables. Y quien quiera negar el hecho, el hecho con
mayúsculas, nunca es inocente. Esa confusión entre hechos y opiniones se ha
convertido en plaga en España. Pero no solo en España. Otro efecto de ese
relativismo es la pretensión tan nociva de que todas las ideas y opiniones son
respetables. En absoluto. No es así. Creo que ante este público no tengo que
explicar este extremo.
Brevemente me referiré a la amenaza de los despotismos orientales, definición
inexacta aunque estén de hecho en nuestro oriente. Rusia ha experimentado bajo
el presidente Vladimir Putin una involución en la que, años de confusión y
desorden crearon las condiciones para este nuevo bonapartismo del Kremlin. Eso
de consuno hace tres lustros. Hoy tenemos en Rusia un régimen en el que se
vota, pero no se elige. Y nadie de fuera del círculo del poder político del
Kremlin en pacto con los oligarcas puede atreverse a plantear critica ni
alternativa. Todo oligarca y todo político o movimiento que intentara plantar
cara a las ambiciones de Putin y sus socios está hoy en la miseria, en el
exilio o muerto. Pese a ello, Putin no se puede sentir seguro. 25 años después
de hundirse la URSS Rusia ha aumentado su dependencia de las materias primas.
Hoy el 68% de sus ingresos procede del gas y petróleo. Del 32% restante la
mayor parte también procede de exportación de materias primas de minería y
otros. Es una estructura tercermundista de su exportación que da la razón a
quienes dicen que Rusia es como una Burkina Faso con armas nucleares y siete
husos horarios. De ahí que Putin necesite mecanismos para una cohesión nacional
que evite que esa precariedad, que ahora queda en evidencia con la caída del
precio del crudo, tenga efectos negativos sobre su poder absoluto. El elemento
nacionalista ha pasado aquí a ser clave. Y como Slobodan Milosevic en su día en
Serbia, Putin ha asumido el liderazgo con religión y nación. De ahí el
llamamiento a proteger a todos los rusos que quedaron fuera de Rusia tras el
hundimiento de la URSS, como Milosevic pretendió hacer con los serbios en las
demás repúblicas de Yugoslavia. Putin intento recomponer la URSS, cuya
disolución calificó como la mayor desgracia del siglo XX, nótese que lo
consideraba peor que la Segunda Guerra Mundial que asoló Rusia y el propio
Holocausto. Lo quiso hacer a través de la Asociación Euroasiática. Y estaba a
punto de conseguirlo el año pasado con Kasajstan ya convencido y su títere
bielorruso de Lukashenko también. Y ya había comprado al ucraniano Yanukovich
cuando les sorprendió una reacción del pueblo ucraniano que, de repente, tras
veinte años de independencia, se volvía a ver bajo la bota de Moscú. Y los
ucranianos demostraron en el Maidan de Kiev que preferían la guerra y la muerte
frente al gigante a volver a caer para generaciones bajo su dictado. El sueño
euroasiático de forma pacífica ha quedado frustrado definitivamente. Noten que
digo “de forma pacífica”. La sonora de otras formas terribles planea sobre el
continente.
Es muy probable que Putin hubiera asumido su derrota de no haber tenido
enfrente una presidencia norteamericana como la actual y una Europa sumida en
profunda crisis económica, de identidad y de liderazgo. Pero tras ver que Obama
era capaz de tragar cualquier cosa durante la crisis de Siria, la idea de una
política de hechos consumados en Ucrania se convirtió para Vladimir Putin en
una tentación demasiado fuerte. Conocen lo sucedido en Crimea. Después vino
Ucrania oriental. Ahora pese al alto el fuego, Putin se dispone a crear
continuidad territorial entre Rusia y Crimea a través de Ucrania oriental y la
costa del mar de Azov. Más allá podría crearlo por Odessa hasta Transnistria.
Rusia está creciendo militarmente a costa de su vecino. Es un hecho.
Putin no está dispuesto a que Ucrania tenga éxito como democracia. Porque de
darse los rusos comenzarían a sacudirse la renovada leyenda de que ellos no
quieren ni necesitan libertades individuales. El éxito de la democracia polaca
no tenía el mismo efecto. Sus diferencias entre Rusia y Polonia son grandes. Y
ante todo porque es católica. Pero dada la estrecha relación también en
identidad religiosa entre Rusia y Ucrania, un éxito de la segunda en generar
prosperidad en libertad se convertiría en una atracción para los rusos y una
amenaza intolerable para Putin.
¿Hasta dónde llegará Putin?
Hasta donde se le deje. Yo comparto la opinión de muchos amigos polacos de que
el aventurerismo de Putin puede llevarle también a ocupar territorios de la
OTAN. En el Báltico o Polonia. Y que si no se le pone coto, siempre reaccionará
a cualquiera de los previsibles problemas internos de Rusia con una operación
de agresión en el exterior. Respecto a China solo dos palabras. Su imperialismo
en su panza asiática solo acaba de empezar. Y puede verse animado por el
imperialismo ruso en Europa. Después, nadie duda sobre la vocación totalitaria
sin fisuras de China, nacionalista como ni siquiera Putin lo es. Y con un
desprecio tan radical al valor del individuo que nos es desconocido acá.
Llegado el momento ejercerá su inmenso poder económico, político y militar para
intentar imponer sus criterios y su forma de vida. Sin compasión. Pobres de
nosotros occidentales si quedamos en el futuro totalmente a su merced.
Finalmente tenemos una gran pesadilla en el mundo que es el yihadismo como
aterradora amenaza omnipresente. No se trata solo del terrorismo, ni siquiera
del Estado Islámico que ha hecho realidad el comienzo de ese califato que el
islamismo político siempre ha buscado. Se trata del peligro general que supone
para la civilización occidental una religión que se revela irreformable y que,
pese a los esfuerzos de muchos musulmanes de buena fe, se ha convertido en el
mayor motor de totalitarismo y crimen del mundo contemporáneo. Estamos en todo
caso desde hace años ante todo en una guerra interna en el islam entre el
sunismo y lo que este considera su principal herejía, el chiísmo. Está en Irán
como potencia chiíta y Arabia Saudí, Egipto y Turquía como grandes países sunitas.
Y todas las piezas en un inmenso tablero. Y una fuerza original, brutal que es
el nuevo Estado Islámico, un cada vez mayor ejército de islamistas de todo el
mundo, cuajado de jóvenes occidentales, cuyo fin es la muerte y el martirio y
basan su identidad en el rechazo al compromiso. Nadie sabe si las grandes
potencias, la chií y las sunitas, aplastarán al ejército Islámico. De momento,
éste resiste a una guerra que le hace una amplia y poderosa coalición
internacional dirigida por EEUU. Y como resiste, combate con fiereza y apenas
pierde territorio, cada día tiene mayor prestigio en todo el mundo islámico
desde la costa atlántica hasta Indonesia y Afganistán. Y ya esta minando a
todas las sociedades sunitas incluida la turca que no es árabe y es miembro de
la OTAN. Hay millones de musulmanes en todos los países occidentales en los que
su progresión es vertiginosa dado el hundimiento demográfico de las poblaciones
autóctonas. En unas décadas tendremos amplias partes de Europa con sólidas
mayorías musulmanas. Y esto por desgracia hay que destacar que parece un
proceso ya irreversible a estas alturas.
El futuro está abierto. El determinismo histórico es una falacia. Es ya muy
posible que las fuerzas totalitarias de nuevo y viejo tipo arrollen y destruyan
la civilización de la sociedad abierta como los bárbaros arrasaron Roma. Nadie
olvide que aquello sucedió. Bajo Roma se vivía en el imperio de la ley. En el
siglo II y III se vivía con gran seguridad en el campo incluso en provincias
remotas como las islas británicas. Dos siglos mas tarde la gente tuvo que huir
a las ciudades amuralladas y a los castillos y durante mil años no volvió a
conocerse la seguridad romana perdida.
No quiero terminar sin recordar que en este eterno dilema de la sociedad
abierta y la voluntad de defensa de la misma frente a sus enemigos mortales
tiene un papel clave Israel. Ha sido y es inspiración de todos aquellos que
creemos firmemente en que la sociedad de la pregunta y el debate en libertad,
la sociedad abierta occidental, puede y debe defenderse contra sus enemigos. Y
que hay valores por los que merece la pena luchar y matar y morir. Tenemos un
deber moral inexcusable en este sentido hacia nuestros antepasados y nuestros
descendientes. Nunca ha habido un totalitario o enemigo de la libertad que
fuera amigo de Israel. Igual que ningún déspota jamás toleró bien la existencia
de una comunidad judía en sus dominios. Hoy que Israel está en pleno debate
sobre su identidad y lucha tanto contra los enemigos tradicionales como contra
ese relativismo y la frívola incomprensión de las sociedades occidentales, los
que creemos que la sociedad abierta y libre debe ser defendida, le rendimos a
Israel en su defensa de nuestros valores, un especial homenaje.
Nota de Θεανώ Βροντίνος:
En el Blog de Tersites se puede leer el poema de Paul Celan y su traducción.
Todesfuge - Fuga de la Muerte en la versión de José Ángel Valente.