ESAS EXCESIVAS CORTESÍAS
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 28.10.16
La excesiva cortesía con los enemigos del Estado es una
actitud suicida española única en Europa
LA diputada Marian Beitialarrangoitia anunció ayer muy
solemne que ellos, su organización Bildu que surgió como brazo político de la
banda terrorista ETA, busca sus referentes en «los países más avanzados de
Europa» y no en este Madrid atrasado y reaccionario de Mariano Rajoy. El
presidente del Gobierno, que parece disfrutar en estos debates parlamentarios
muy especialmente en sus diálogos con los peores enemigos del Estado, no se
dejó por supuesto ofender tampoco por ella y la trató con enorme cortesía.
Beitialarrangoitia no habla mal. Cierto que viste con ese uniforme abertzale de
desaliño codificado que parece tener que probar que se vive en el bosque con
Kaspar Hauser, se duerme en un coche o se quiere asustar a la suegra. Pero esta
mujer articula mucho mejor sus malas ideas que los eslabones perdidos que el
filoetarrismo solía enviar a la Villa y Corte. Rajoy con estos radicales
siempre es un bienqueda. Y por ello no contestó como habría sido necesario para
aclarar unas cuestiones que pronto pueden tener cierta urgencia a la vista del
tono de las intervenciones de otros enemigos del Estado como el propio
Iglesias. Porque cuando Beitialarrangoitia le dijo a Rajoy que ellos prefieren
mirar hacia otros países europeos más avanzados, el presidente debió decirle
que tenga cuidado y no mire mucho, porque acaba de extraparlamentaria. Porque en
todos los países europeos más avanzados, que lo son precisamente por cosas como
esta, los enemigos del Estado, de su unidad, de su integridad, de su soberanía
y su Constitución, no están en el Parlamento, sino en la marginalidad
extraparlamentaria.
Solo España, señora Beitialarrangoitia, es tan ridículamente
generosa con los enemigos de la Constitución que les permite acudir a las
elecciones, les paga la campaña, les perdona los delitos y les entrega
televisiones y radios públicas y privadas. Cuando intervienen sus
representantes en el Parlamento se les trata con guante blanco como si fueran
los más dignos y nobles delegados de los más probos y patriotas partidos fieles
a las leyes. Con leyes de otros países europeos doña Marian estaría en la calle
o en una pestilente taberna con sus correligionarios. Que serían muchos menos
si no hubieran recibido, desde hace más de 35 años, inmensas cantidades de
dinero por las buenas y las malas. Hoy ya no necesitan asustar. En el País
Vasco como en Cataluña, ser leal a la Constitución es garantía de un calvario
mientras ser enemigo del Estado solo acarrea ventajas para la vida privada y
social. La excesiva cortesía con los políticos anticonstitucionales por parte
de los gobernantes encargados de proteger el Estado y la Constitución es la
metáfora total de la actitud de España frente a sus enemigos. Que en la
República, cuando ya podían ir a buscarte a casa para pegarte un tiro, la
Pasionaria se ciscara en el Parlamento, era lógico porque apenas quedaban
demócratas que lo defendieran. Que ayer Pablo Iglesias llamara a los
parlamentarios delincuentes potenciales, dijera que él no debe respeto al
Parlamento sino «al pueblo» y defendiera a las marabuntas ideológicas que lo
deslegitiman revela que estamos ante el principio de un acoso al sistema
democrático que será brutal en cuanto se escenifique mañana sábado el fracaso
del Frente Popular que planeaba Pedro Sánchez. Si Sánchez y sus seguidores eran
capaces de fraguar una alianza con tales enemigos de la democracia y el Estado,
es que ya son parte de ellos. Cuando tenga constancia Rajoy de ello, lo mismo
empieza a tratarlo con cariño. Sería preferible que no. Que fueran los
demócratas españoles quienes miraran a Europa y sin complejos ridículos
trataran a los enemigos de España y la democracia como otros países tratan a
los suyos. Como enemigos que quieren hacer daño a todo lo que se ha de
proteger.
SEXO, DINERO Y HORDAS PODEMITAS
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 25.10.16
Los mentores de Podemos asaltando el Parlamento en Caracas
son el mejor argumento para un PSOE constitucional
YA sabemos todos que en España se habla en debate público de
lo que quiera la izquierda. La izquierda en general y la extrema izquierda en
particular. Y es así por una exótica comunidad de intereses de propietarios de
televisiones con pocos escrúpulos y la cúpula del Gobierno del Partido Popular,
además de una hegemonía mediática izquierdista siempre promovida y financiada
por la izquierda por lógica, y por la derecha por cobardía. Esto pasa con la
corrupción, a diario y de forma obscena. Porque parece haberse asumido que
robar para la izquierda es una forma algo irregular y poco burocrática de
redistribuir. Mientras que la derecha roba por pura codicia para el Jaguar, el
Rolex y el esquí en helicóptero. Ahí mismo está esa grotesca pirueta
intelectual por la que los presidentes José Antonio Griñán y Manuel Chaves son unos
señores honradísimos que jamás se han beneficiado personalmente con un par de
miles de millones robados. Cuando ese dinero robado es lo que les permitió
comprar y secuestrar voluntades durante décadas, convertirse en reyezuelos con
mando incontestable y hacer de Andalucía su cortijo socialista de
subdesarrollo, ignorancia y dependencia. Con poder y fortuna para hundir en la
miseria y aupar a la opulencia a enemigos, amigos, familiares y compañeros. A
ver si eso no es beneficiarse personalmente.
La doble vara es también escandalosa con las supuestas
afrentas morales. Un alcalde del PP que dice que una señora tiene las tetas
gordas sufre un acoso infernal, él y su familia. Si uno de Izquierda Unida dice
que una señora, incluso la misma, tiene las tetas gordas, igual de gordas, se
comenta un día, se sonríe y a otra cosa. Imaginen que un dirigente del PP
hubiera dicho que sueña con darle una paliza hasta hacer sangrar a una
presentadora de televisión. Pues el caudillo de Podemos lo dijo y aún esperamos
a que sus jaurías feministas de ultraizquierda nos cuenten si les parece mal
hacer sangrar a una mujer para la mejor excitación sexual de su líder o
directamente comprenden el placer de Pablo Iglesias.
Todo esto serían meros ejemplos del encanallamiento y la
vileza general de las televisiones, si no tuviera una vertiente política tan
tóxica que es una causa principal del deterioro de la convivencia y de las
instituciones. Las dos televisiones políticas de ese increíble y vergonzoso
duopolio estaban volcadas en hacer campaña contra la gestora socialista y
agitar en favor del voto del «No» en desacato de la decisión del Comité
Federal. Les urge romper el PSOE. Para impedir su retorno al
constitucionalismo. Los frentepopulistas, que el 26 de junio a las 20.00 horas se
creían en La Moncloa, han fracasado en todo desde entonces. No les queda sino
la pataleta. Y hacer planes para sembrar la violencia en las calles. Para lo
que contarán como siempre con la ayuda inestimable y gratuita de dichas
televisiones. Con dichas cadenas todo el día llenas de podemitas y de los
periodistas omnipresentes, nadie, absolutamente nadie, ha sacado a colación muy
pertinente el acto más escandaloso y brutal que en el escenario político
internacional se ha producido estos días: el asalto al Parlamento venezolano
por las turbas del régimen de Maduro, patrono y financiador de la dirección de
Podemos. La noticia de que el Parlamento de Venezuela ha sido ocupado y
violentado por las hordas del hampa que obedece a los mentores de Podemos
habría ayudado mucho a explicar por qué el PSOE debe recuperar la hegemonía de
la izquierda dentro de la Constitución y no entrar en alianza con grupos
totalitarios dirigidos por agentes de un régimen delincuente. Que intenta en
España como allí usar la violencia contra la ley. Pero el duopolio habla de lo
que quiere. Y sus respectivas cadenas podemitas, siempre de lo mismo.
BUDAPEST, 1956: UN GRITO DE LIBERTAD
Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo, 23.10.16
«Era el 23 de octubre de 1956 y los jóvenes que acudían al
centro no podían imaginar que la fecha pasaría a la historia como una de las
fechas simbólicas del heroísmo colectivo y de la voluntad de una nación de
luchar y morir por su libertad y dignidad»
LOS turistas en esa joya de gran ciudad fluvial
centroeuropea que es Budapest tienen desde hace unos años una atracción añadida
a museos, palacios y cafés en una exposición permanente en la calle Andrassy
60. Durante muchos años en el siglo XX, la mera mención de esta dirección
producía escalofríos a los húngaros. Allí estaba la «Casa del terror», el
cuartel general de la Policía política, primero de nazis húngaros y alemanes
durante la II Guerra Mundial e inmediatamente después, y durante décadas, de
los comunistas. Que heredaron de los nazis el cuartel, los calabozos, los
métodos y hasta algunos verdugos. Ellos ampliaron los calabozos por los sótanos
hasta convertirlos en un inmenso laberinto subterráneo bajo los venerables
edificios de aquel barrio de bulevares de la alta burguesía. El chekismo
húngaro del AVH alcanzó cotas de sadismo legendarias. «Me tumbaron boca abajo,
uno se me sentó en el culo y me levantó los pies y otro me golpeó las plantas
con una barra de hierro hasta que eran un guiñapo de carne. Después de eso me
obligaron a estar nueve días de pie sobre las heridas, sin comer, beber ni
lavarme». Así describía su experiencia Bela Szasz, uno de los pocos
supervivientes a la purga de «titoístas» de 1949 en la que fue ejecutado Laszlo
Rajk, ministro del Interior comunista. A Rajk, Szasz y otros se les acusó de
titoístas, socialdemócratas y espías. Todo falso. Rajk había sido otro
comunista igual de implacable que sus verdugos.
Y, sin embargo, en un guiño peculiar de la historia, la
mentira y la injusticia con Laszlo Rajk lo habrían de convertir en el símbolo
del lamento nacional por toda la larga y cruel noche de crueldad,
arbitrariedad, mentira y terror. Sería el nombre de Rajk el que habría de
desencadenar el alud de acontecimientos insospechados y colosales que se
convertirían en el gran levantamiento nacional contra el imperio soviético, en
la gesta inspiradora de todas las insurrecciones contra la tiranía comunista.
Praga en 1968 sería, doce años después, el siguiente gran hito y trágica
frustración. Otros doce años más tarde, en 1980 y en Polonia, se pondría
finalmente en marcha la definitiva revuelta general de Europa oriental contra
el imperio soviético. Llegaría en 1989 con la caída del Muro de Berlín y la
reunificación alemana y europea. El 23 de octubre de 1956 húngaro desenmascaró
para siempre al poder soviético y expuso que la culpa no era de un hombre ni
cien, sino del sistema y la ideología comunistas.
Todo comenzó con la muerte de Stalin el 5 de marzo de 1953.
En Alemania Oriental y en Polonia estallaron revueltas. Fueron rápidamente
aplastadas. Moscú dejaba saber que, aun muerto Stalin, el imperio era
inamovible. Pero en Hungría se abrió pronto la lucha de reformistas y
ortodoxos. Antes de que, en el XX Congreso del PCUS, el líder soviético Nikita
Jruschov denunciara los crímenes de Stalin. Era una paradoja que el impulso
reformista de Jruschov llegara a Hungría cuando los estalinistas habían cerrado
el breve paréntesis abierto por el reformista Imre Nagy. Pero el XX Congreso
fue un muy duro revés para los estalinistas, y los reformistas húngaros habrían
de aprovecharlo. El 6 de octubre, fecha solemne porque en 1849 el Imperio
austriaco ejecuta ese día en Transilvania a los 13 líderes de la revolución de
1848, organizan en Budapest el entierro público de Laszlo Rajk y otros
dirigentes liquidados en 1949. Acuden centenares de miles. «Siete años han
estado los huesos de Laszlo Rajk, ejecutado por acusaciones falsas, en una
tumba sin nombre. Pero su muerte es ya un símbolo para la nación húngara y el
mundo. Los cientos de miles que desfilan ante estos féretros les presentan
honores, pero ante todo quieren, con apasionada esperanza y decisión
inamovible, llevar a la tumba a una época». Quien así hablaba en el discurso
fúnebre era Bela Szasz, compañero de Rajk, antes citado por las torturas que
sufrió. Aquel acto fue un golpe letal a la dirección de Rakosi. Los húngaros
comenzaban a creer que la libertad era posible. La chispa, como en 1848, fue un
memorándum de demandas al poder, esta vez no a Viena, sino a Moscú. Y se hizo
en la Universidad Técnica de Budapest, el 22 de octubre. Se exigían elecciones
libres, pluralismo político, prensa libre, reintegración de los símbolos
nacionales y el nombramiento de Imre Nagy como jefe del Gobierno. Pronto hubo
una demanda más: la salida de las tropas soviéticas de Hungría. Habían salido
de Austria un año antes, un envidiado precedente. Y se concluía con un
llamamiento a una concentración en memoria de 70 trabajadores polacos muertos
por la Policía en junio en Poznan. El cóctel explosivo estaba servido.
El día de la manifestación, hoy hace 60 años, la dirección
comunista entró en pánico. Era el 23 de octubre de 1956 y los jóvenes que
acudían al centro no podían imaginar que la fecha pasaría a la historia como
una de las fechas simbólicas del heroísmo colectivo y de la voluntad de una
nación de luchar y morir por su libertad y dignidad. Por la mañana, el poder
comunista había prohibido la manifestación. Cuando ya habían sonado los
primeros disparos, encargó al estalinista Ernö Gerö una alocución radiada que,
lejos de intimidar, incendió al país entero. A partir de ahí los
acontecimientos escapan a todo control. Y en la madrugada del 24 rugen los
primeros tanques rusos por las calles de Budapest. El legendario Paul Lendvai,
entonces un joven periodista en la agencia MTI, se topa con un T-34 en la
puerta de su casa. «Cuando vi el tanque ruso comprendí que ya no era una
revuelta contra la dictadura. Era un levantamiento nacional».
El poder comunista colapsó, los insurgentes se armaron en
cuarteles y comisarías y los combates con los rusos y las fuerzas leales al
régimen se extendieron por toda la ciudad. Cines y galerías, bloques de viviendas,
cafés y museos se convirtieron en trincheras, la ciudad se llenó de barricadas.
Se sacó a Imre Nagy de su arresto domiciliario y ya el 24 era nuevo jefe de
Gobierno del movimiento nacional, se dictó una amnistía y anunció la
reactivación de los partidos políticos. Matanzas como la muerte de cientos de
manifestantes a tiros de las fuerzas soviéticas ante el Parlamento no
debilitaron la voluntad del ejército de civiles improvisado y dirigido por
militares y policías. En medio de cruentas batallas en la ciudad, Nagy
anunciaba la salida de Hungría del Pacto de Varsovia y la proclamación de una
neutralidad como la lograda por Austria. Y pronunciaba aquel dramático
llamamiento a las potencias aliadas a no dejar solo al pueblo húngaro. Solo
respondió el silencio. El 4 de noviembre llegaban a Budapest masivos refuerzos
soviéticos desde la URSS y de forma implacable imponían la lógica militar y
después la represión y búsqueda de insurgentes. Nagy y sus colaboradores
huyeron a la Embajada yugoslava, que creía amiga. Hoy se sabe que Tito colaboró
con Moscú en la crisis. Nagy fue entregado, ejecutado dos años después y
enterrado en una fosa sin nombre, como Rajk en su día. Y volvieron las
tinieblas de la dictadura. Pero nada volvería a ser como antes. Y en 1989 una
multitud mayor aún que la que honró a Rajk en 1956 se reunió para enterrar con
nombre y honores a Imre Nagy. Y ante el féretro y casi un millón de personas,
un joven pidió la salida inmediata de las tropas soviéticas de Hungría. Y
aquella vez sí sucedió, los rusos se fueron. Aquel joven era Viktor Orban, un
líder húngaro ya de otra época. Pero que también habría y habrá de dar que
hablar.
MATARÁN MUCHO MÁS
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 22.10.16
Maduro y Cabello no se van a arriesgar a acabar en una
cárcel norteamericana. Han decidido cerrar la jaula y oficializar la dictadura
Nadie podía seriamente esperar que el régimen de Nicolás
Maduro cumpliera con buena fe y lealtad institucional sus propias reglas
constitucionales porque estas lo llevaban directamente a su autoliquidación.
Por eso, la suspensión del recuento de firmas por parte de unos cuantos
juzgados, que da al traste con todo el proceso revocatorio de la presidencia de
Maduro, no puede extrañar a nadie. Maduro y el régimen criminal
narco-político-militar que preside no creen posible dejar el poder en impunidad
y con su inmenso botín intacto. Por eso van a aferrarse al poder. Por todos los
medios. Y todos son todos.
Emulan la resistencia de sus patronos cubanos, los Castro.
Estos se acercan a los sesenta años en el poder. Quienes crean imposible, por
las dimensiones de la catástrofe, que pueda sobrevivir el régimen, deben recordar
situaciones dramáticas en Cuba o Zimbabue que el poder capeó graduando el nivel
de la represión. Modulando la miseria y el miedo. Durante décadas. Maduro y
Cabello no se van a arriesgar a acabar en una cárcel norteamericana. Han
decidido cerrar la jaula, oficializar la dictadura y cubanizar la gestión del
miedo. En ello ayuda a Maduro el expresidente español Rodríguez Zapatero, en el
que es probablemente el más ignominioso e infame papel jamás desempeñado por un
exmandatario español en el extranjero.
La oposición tiene que enfrentarse a la certeza de que su
apuesta era perdedora desde un principio. Gran parte de la MUD se obstina en
ignorar con quién trata. No son gobernantes que discrepan en formas o valores.
Son una mafia comunista dedicada a la usurpación, el robo y el narcotráfico.
Debe asumir que no hay forma constitucional de poner fin a la pesadilla. Por lo
que o busca otra o se resigna a sufrir una dictadura en miedo y hambruna muchos
años. Porque Maduro y Cabello no se irán sin matar mucho más de lo que ya han
matado.
LEÑA AL MONO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 21.10.16
El PSOE podría enviar a Podemos a esa marginalidad de la que
nunca debió salir
LLEGABA ayer cargada de razón la portada de ABC. La gestora
del PSOE –su presidente, Javier Fernández, ya lo había hecho hace semanas con
coraje– desenmascara a Podemos como organizador de la agresión violenta a
Felipe González y de la campaña de descalificación y hostigamiento contra los
socialistas en general. Así es. Los intentos de Pablo Iglesias de secuestrar al
PSOE han fracasado con la defenestración de Pedro Sánchez, ese socialista que
había interiorizado tanto el mensaje anticonstitucional de sus potenciales
socios comunistas que se había convertido en un infiltrado en la cúpula de su
propio partido. Los tumultos del 1 de octubre en Ferraz acabaron con aquella
grotesca contradicción. Dinamitaron esa alianza de todo lo peor que había
fraguado Sánchez en el verano entre chiringuito y playa.
Ahora Podemos se lanza al monte y a la calle. Quiere
violencia. Necesita violencia porque el parlamentarismo escandinavo se le ha
atragantado. En junio la dirección del proyecto neocomunista de Podemos sufrió
su peor revés desde que inició su desembarco con la infiltración y el secuestro
del movimiento 15-M gracias a los dineros del régimen chavista de Venezuela.
Cuando todos estaban convencidos de que las encuestas estaban en lo cierto y el
impulso de la agitación mediática era suficiente para la conquista de la
hegemonía de la izquierda, llegó el gran fiasco. El sorpasso tan cacareado y
pretendidamente seguro se quedó en el peor gatillazo del macho alfa Pablo
Iglesias. El asalto a La Moncloa, que al cierre de colegios a las ocho de la
tarde se daba por hecho, quedó en gran cagada. De aquella frustración nacen los
sinsabores y las desavenencias, los piques personales, los desacuerdos tácticos
y los cismas ideológicos. La magia de Iglesias se ha desvanecido. Su narcisismo
incontenible y cada vez más ridículo comienza a aburrir hasta a la parroquia de
la ultraizquierda.
El PSOE tiene la oportunidad de desenmascarar, leña al mono,
este proyecto totalitario, peligroso, corrupto y ridículo a la vez. Para que la
izquierda democrática recupere su espacio político que dejó ocupar por estos
hijos totalitarios de Zapatero. Del hombre que, después de generar estos
monstruos podemitas y otros enemigos de la convivencia entre españoles,
prosigue su caída al pozo más profundo de la vergüenza e iniquidad, ahora fuera
de nuestras fronteras. El PSOE hace bien en denunciar la violencia y el encanallamiento
de Podemos. Pero debe hacerlo mirando a sus filas. Dos días después de la
agresión a Felipe González, el PSOE aún otorga a Podemos el control de las
instituciones locales en las principales capitales españolas. Y muchos
dirigentes aún prefieren pedir perdón a Podemos que derrotar su miserable
discurso. El PSOE debería probar ahora una política con autoestima y de
izquierdas dentro del marco de la Constitución y con lealtad a España. Quizás
así pudiera empujar a Podemos a las cavernas de la marginalidad violenta. De
las que nunca debió salir. Y de las que nunca habría salido sin un PSOE
envenenado por Zapatero, sin ayuda foránea totalitaria y sin el apoyo masivo de
unas televisiones y un Gobierno del PP carente de toda idea u objetivo que no
sea la supervivencia del jefe. La alternativa es muy negra. El PP y el PSOE en
crónica debilidad encaran una ofensiva violenta en la calle que sin duda ganará
adeptos con el deterioro general de la situación y la urgencia de aplicar unas
reformas que el PP de Rajoy ha sido incapaz de hacer hasta hoy. Eso podría
darle a Podemos la oportunidad que no merece y que no merece España.
EL INFIERNO DEL MAL PERDÓN
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 18.10.16
Cuando se perdona lo imperdonable y se tolera lo intolerable
se rompen los códigos de convivencia
EL Papa Benedicto XVI, en una de las célebres
conversaciones con Peter Seewald, comentó hace años el mucho daño que había
hecho a la Iglesia el perdón. Puede sorprender la frase cuando el perdón es
esencia misma del mensaje de Cristo y de la Iglesia misma. Hablaba el Papa
bávaro de los escándalos de abusos sexuales habidos en el seno de la Iglesia
católica y que tan infinito daño hicieron a la misma. Y lamentaba que durante
décadas se entendiera la caridad cristiana en el perdón de forma que había
generado una fatal percepción de impunidad. Porque no puso coto a los desmanes
y probablemente hizo proliferar esas detestables prácticas. Y porque por bien
intencionado que fuera, aquel perdón era muchas veces una afrenta y un dolor
añadido a las víctimas. El Papa lamentaba que tras el perdón cristiano hubiera
otras motivaciones como la comodidad o miedo al conflicto de las autoridades
eclesiásticas.
Las sabias palabras de Benedicto XVI contra el mal perdón
vienen a cuento cuando se buscan explicaciones a conductas execrables como las
de Alsasua el sábado. Cuando se perdona lo imperdonable y se tolera lo
intolerable se rompen los códigos de convivencia. Y la impunidad hace crecerse
al injusto, al violento y al malvado, que recurrirá a su ventaja para cometer
nuevas afrentas, nuevos crímenes y abusos. Cuando se concentran cincuenta
adultos para dar todos juntos, sin objeción de ninguno de ellos, una paliza de
hospitalización a cuatro personas indefensas, entre ellas dos mujeres, es que
allí fallan esos códigos de la convivencia civilizada. Que tantos individuos
tengan atrofiado todo sentido de nobleza y justicia no es accidental. Tamaña
vileza solo puede deberse al odio. Y revela el daño del mal perdón que durante
tantos años se ha aplicado al movimiento separatista antiespañol, a sus
crímenes y a su constante labor de destrucción de la legalidad española en
Navarra y el País Vasco y la libertad constitucional.
Se ha tolerado lo intolerable que es la siembra del odio.
Las componendas en Madrid con los nacionalistas y la indolencia de la clase
política hicieron que la única ley que realmente se aplicara fuera la del
mínimo esfuerzo. Ese perdón culpable empezó por tolerar que se quitaran unas
banderas preceptivas y culminó décadas después en un cobarde acuerdo bajo la
manta entre el gobierno Zapatero y la banda terrorista ETA. El Estado incurrió
en complicidades inconfesables y en parte delictivas para cumplir ese pacto
infame. Desde entonces los postulados del terror avanzan y ganan fuerza en las
instituciones. Aunque en los últimos años Cataluña tomara el papel de
vanguardia destructora. La derrota policial de ETA se convirtió por interés de
Zapatero en la victoria de un separatismo que el frentepopulismo quiere de
aliado. Con unas generaciones jóvenes que ya solo conocen su historia
inventada. La cultura de la impunidad, del mal perdón, ha sido el principal
motor de la expansión del separatismo antiespañol del País Vasco y Cataluña.
Que no mata porque no lo necesita. Que tiene de cómplice a la izquierda
antisistema de Podemos. Y a la indiferencia general de la sociedad española
como mejor aliado. Nada simboliza mejor la impunidad que los 300 asesinatos de
ETA sin resolver que no se investigan. Hay quienes no resignan. Ahora se
estrena una película de Iñaki Arteta sobre «los 300». La Fundación
Villacisneros lanza una iniciativa para reabrir casos no resueltos. Quien
quiera que hechos como los de Alsasua se hagan imposibles, quien crea en
reconquistar para la legalidad y la libertad toda España debe entender que la
batalla se centra en el fin de la impunidad. De los asesinos no identificados,
de los bárbaros del sábado o de Arturo Mas.
TRUMP PIERDE, NADIE GANA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 15.10.16
Lo dijo el venerado ex secretario Henry Kissinger: «El poder
es el mayor afrodisiaco para las mujeres»
Todo indica que ahora sí, que se ha conseguido romper la
campaña y la carrera de Donald Trump hacia la Casa Blanca. Los últimos
cartuchos parecen definitivos. No para romper la voluntad del fiero candidato.
Sí para quebrar la de su entorno. No solo la de los republicanos de piel más
fina. La presión ha sido brutal. Inaudita incluso para los altos niveles de
crueldad de estas campañas. El golpe final pueden haber sido estas mujeres que
se han acordado a tres semanas de las elecciones de que Trump las había acosado
de forma terrible. No se habla de esas otras mujeres que reclaman desde hace
años ser reconocidas como víctimas del matrimonio Clinton, del expresidente
demócrata Bill como violador y de Hillary como encubridora que las hizo callar
para proteger la carrera de ambos. Antes fue el vídeo en el que el
multimillonario Trump decía unas groserías como las que Ted o Jack Kennedy
dirían a diario en el gimnasio. Y sin otro sentido que lo dicho por el venerado
ex secretario de Estado, Henry Kissinger. Que «el poder es el mayor afrodisíaco
para las mujeres».
Con esos mimbres se organizó la última ofensiva para
demonizar y criminalizar a Donald Trump. Con éxito. Se abre la distancia entre
los dos candidatos. Los donantes tiran la toalla. El villano Trump ha puesto
tan nerviosos a todos que les ha forzado a tirar sus caretas y mostrar lo peor.
Y lo peor de las elites políticas, económicas y culturales queda grabado en el
disco duro de la nación. También la falta de escrúpulos del presidente Barack
Obama con su administración volcada en liquidar a un candidato. Erigieron a
Trump en mal absoluto y han generado un odio que no amainará el 8 de noviembre.
Va a ganar una Hillary Clinton a la que no respetan ni los suyos. En una
constelación internacional maldita, los Estados Unidos comenzarán una
presidencia débil y podrida desde un principio, con los peores augurios.
LA ZONA DE CONFORT
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 14.10.16
El Nobel a Dylan es casi tan ofensivo, en todo caso tan
significativo, como el Nobel de la Paz a Juan Manuel Santos
ES difícil enfadarse porque le den el premio Nobel de
Literatura a Bob Dylan, ese poeta judío americano cuyas canciones son parte de
la vida de todo Occidente desde hace tres generaciones. Pero es más difícil aún
argumentar que Bob Dylan es el literato vivo que más merece un galardón
mundial, lo que era al fin y al cabo el objetivo de este premio antes. Antes.
Cuando todavía teníamos aquello que llamaban un canon. Aquello que, como Harold
Bloom advertía, era un código de calidades y autoridades y un mapa espiritual y
moral, creado con la acumulación por los siglos del talento, el conocimiento,
la sabiduría y el trabajo de los mejores testimonios de la existencia del ser
humano sobre la tierra. Ese canon, otrora instrumento de formación con vocación
de código universal es ya solo una vieja referencia para una comunidad letrada menguante
y marginal. Bob Dylan gana porque el jurado quiere dar el Nobel a alguien cuyo
nombre y cuyas obras no tengan que buscarse en wikipedia. Estamos en la segunda
generación en la que pocos individuos leen textos que superen las dos páginas.
Otorgar un premio de literatura que sea popular entre gente que no lee es una
tarea complicada que se resuelve con Bob Bylan. Cuyos textos son por cierto
bellísimos. Todo adecuado a las comodidades de las nuevas generaciones
occidentales. Todo debe adecuarse a la zona de confort en la que se consume con
buena conciencia, sentimentalismo y superioridad moral. Las sociedades
desarrolladas se sienten bien con las certezas y los sentimientos acompasados.
Mientras se multiplican las amenazas externas y crece la indefensión de estas
sociedades tan dormidas como decididas a combatir con furia todo lo que les
moleste el sueño.
Esta zona de confort es una de las consecuencias
catastróficas del sesentaiochismo en EE.UU. y en Europa. Que nos ha traído en
medio siglo de deterioro permanente a esta situación de perfecta postración
intelectual y moral que hoy vemos en los medios de comunicación, en las
universidades y en la cultura, todo bajo la vigilancia de un izquierdismo
difuso pero implacable. El producto final es la tiranía de la corrección
política que es ya la peor amenaza para la democracia y el pensamiento libre.
Todo comenzó con la relativización general y obligatoria de todos los valores,
empezando por los cristianos. Y hemos llegado ya a la inversión total de los
valores de la civilización occidental. En esa zona de confort solo hay que
estar de acuerdo en que todo viene a ser lo mismo, Mozart y los Fitipaldis, el
perdón cristiano y la venganza musulmana, la libertad y la ausencia de ella, el
terrorista de las FARC o su víctima, mentir o decir la verdad, Bob Dylan o
Theodor Mommsen. Como lógica consecuencia ya tenemos fuerzas que otorgan más
valor a la vida de los animales que a la humana. Y nadie se inmuta ya ante la
permanente carnicería del aborto de humanos tan fácilmente asumida como si
fuera extirpar espinillas. En el centro de todo se sitúa el bienestar que no es
sino dispersa comodidad, y el «pensamiento puré» de la emoción primaria, y la
entonación en contraposición al esfuerzo, a la disciplina, a la autoridad, al rigor
y a la verdad, y por supuesto en lucha a muerte contra un canon occidental
cuyos pilares están en nuestras raíces judeocristianas. En el fondo es por ello
el Nobel a Dylan casi tan ofensivo, en todo caso tan significativo, como el
Nobel de la Paz a Juan Manuel Santos por su acuerdo con el narcoterrorismo de
las FARC. Ambos son prueba de la imparable quiebra de los valores que hicieron
de Occidente la tierra de los hombres libres.
LA BELLA Y LA BESTIA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 11.10.16
(Con manipulación y sin escrúpulo) han convertido a Trump en
una colosal caricatura del mal absoluto
DICE el actor Robert De Niro que el candidato Donald Trump
«es un cerdo y un perro», «un estafador» y «un mierda», para no quedar mal con
sus compañeros de Hollywood que llaman al candidato republicano «criminal»,
«gusano», «reptil», «miserable» y «basura». ¿Se acuerdan del pecado capital que
se achacaba a Donald Trump al principio de la campaña? Que insultaba. ¡Qué
horror! Qué finos éramos todos entonces. Ahora hasta en las radios más piadosas
en España se vomitan desprecio, odio justiciero y epítetos terribles contra ese
Trump. Y los periódicos de la moderación de EE.UU. y Europa adjetivan como
«hooligans» barriobajeros cuando castigan como dicen que merece a ese vil
sujeto. En un año de permanente ridiculización y demonización, con una voluntad
manipuladora libre de todo escrúpulo para causa supuestamente tan noble, han
convertido a Trump en una colosal caricatura del mal absoluto. Pero el éxito
enemigo no ha sido total aún. Trump no queda descolgado por reveses que reciba.
El monstruo sigue vivo. Y aunque han intentado destruirlo para que no se
presentara a las elecciones cuando falta un mes, fue al debate con sus enemigos
preparados para enterrarlo y salió mucho más que vivo. Tras hacerle un inmenso
roto a su rival, la dama impecable que pretende cumplir todos los postulados de
generosidad, compasión, honradez y bondad que el alma más bella de la
democracia anhela.
Dicen que el monstruo es además un puerco y un depravado
porque en un vídeo de hace doce años vierte en privado entre amigos comentarios
muy groseros sobre mujeres. De esos que no hacen todos los hombres, pero sí los
muy groseros. Y se escuchan en millones de vídeos porno que circulan por todo
el mundo. Por esas frases se pretendía que abandonara, que no se presentara a
las urnas. Tras ganar a 16 rivales republicanos. Y sin las trampas utilizadas
por Hillary Clinton contra Bernie Sanders. Le acusa a Trump de ser un peligro
para las mujeres precisamente su rival, que humilló y maltrató a víctimas del
más agresivo depredador sexual que ha pasado por la Casa Blanca, su marido. Al
que ella ayudó a silenciar a agredidas. Por el bien de la carrera política de
ambos. A Trump le acusan también de haberse beneficiado de trucos contables y
otras maniobras legales para maximizar su exención fiscal. ¡Qué monstruosidad!
Lo que hacen todos los grandes empresarios que convirtieron a la pareja Bill y
Hillary Clinton en una máquina de hacer dinero. Una Hillary que cobra a precio
de oro favores que van desde elogios al Rey saudí por «su defensa de los
derechos de la mujer» a centenares de gestiones que son allí, aquí y en China
tráfico de influencias. La mujer que destruyó 33.000 correos secretos que le
habían pedido. Y que se sabe ha mentido para ocultar terribles fallos de
gestión en el departamento de Estado. Esa es la que acusa a Trump de falta de
transparencia.
Yo detesto las formas de Donald Trump, su chulería y
matonismo, detesto el proteccionismo económico y comercial que propugna y
detesto su falta de matices. No querría un Trump presidente. Pero es un ser
humano más auténtico la bestia que la bella. Donald tiene una honradez básica
de la que Hillary carece. Clinton es gélida mentira toda ella. Alarma ver cómo
la hipocresía y el cinismo de la bella Hillary han logrado reunir tras de sí a
todo lo que hasta ahora era política y moralmente respetable en EE.UU. y
Europa. Todos en la caravana de la complicidad de su manipulación y mentira.
Aunque maten a la bestia, han quedado convertidos en un páramo de escombros los
aplaudidos jardines de la probidad ilustrada de nuestra democracia.
UN PREMIO MENTIROSO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 08.10.16
Sin gloria Se premia a Santos para evitar su final político
No hay que ser muy malpensado para albergar la convicción de
que el premio Nobel que ayer le dieron a Juan Manuel Santos por un Acuerdo de
Paz rechazado por su pueblo iba en principio a ser compartido. Y que solo el
alarde de coraje cívico y dignidad de Colombia, que votó mayoritariamente «no»
a la impunidad del crimen, impidió que recibiera también el Premio Nobel el
jefe de las FARC, Rodrigo Londoño, Timochenko. Y quizás también Raúl Castro, el
anfitrión y maestro de ceremonias de las negociaciones y del acuerdo de paz
fallido. Acuerdo fallido, porque los colombianos entendieron que su principal
objetivo era blanquear el crimen y legalizar sus conquistas bajo la permanente
amenaza de la reanudación de la violencia criminal contra la democracia
colombiana. El veredicto de los colombianos hacía muy difícil premiar a todos
los responsables del acuerdo rechazado. Por lo que se premia a Santos para
evitar su final político y lograr que las negociaciones sigan bajo la batuta de
un director tan comprensivo hacia las exigencias de los mandos del
narcoterrorismo instalados con su amo protector en La Habana. A la
socialdemocracia europea le gustan mucho los experimentos sociales exóticos. Es
la permanente debilidad por Castro, por Chávez, por Timochenko. Lejos de su
casa, claro. El premio Nobel de la Paz fue siempre controvertido. Pero ya ha
derivado en lo que parece la elección anual de un personaje u organización como
símbolo de la bondad de intenciones de toda la corrección política. Junto a
personalidades sin duda muy dignas se ha premiado a izquierdistas comprometidos
con las peores causas enemigas de la libertad y se llegó al ridículo con el
Premio en 2009 a un presidente Barack Obama cuando su único mérito era ser
presidente medio negro. Ayer tampoco se cubrió el Nobel de gloria. Aunque
gracias al pueblo colombiano se evitó lo peor.
BENDITO DESASTRE EL SUYO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 07.10.16
Vuelve a haber esperanzas razonables de que no nos volvamos
todos locos en España
LA dinamitación del PSOE de Rodríguez Zapatero se ha
consumado. Ese inmenso favor a los españoles, la liquidación de la peor amenaza
para el régimen democrático, se lo debemos a Pedro Sánchez. Nadie vio las
inauditas cualidades destructivas del dirigente socialista cuando llegó hace
dos años al mando. Pero ha hecho un gran servicio de voladura y demolición. Su
desastre es nuestra bendición. Tiene sentido que fuera el líder socialista más
polarizador y al tiempo más obtuso de su historia el que llevara las
contradicciones de la vetusta organización más allá de sus límites de
tolerancia. Y nos liberara así de tan perverso artilugio que había permitido
combinar en su juego de poder la pretensión legitimista con el asalto
revolucionario y anticonstitucional. Mientras armaba y nutría a los enemigos
del Estado en sus diversas formas separatistas y totalitarias. El sábado pasado
reventó hecha añicos la organización que, desde esa pretendida lealtad a la
Constitución de 1978, ha alimentado desde antes ya del 2004, año negro para la
historia de España, la permanente agresión a las estructuras institucionales, a
las leyes y al orden político y económico de España y Europa. Con Sánchez ha
estallado el PSOE de las cabezas, dos almas y dos colas. Zapatero lo creó y
Sánchez lo ha dinamitado.
Al posarse el polvo y disiparse el humo ha hecho aparición
un hombre sereno para decir las verdades necesarias para neutralizar tantas
mentiras acumuladas desde hace tres lustros y en su apoteosis estos dos pasados
años. Javier Fernández, un miembro socialdemócrata del PSOE que no pide perdón
por considerarse un defensor del sistema democrático, ha expresado esa verdad
evidente que hizo inevitable la voladura. El PSOE está podemizado porque lleva
muchos años secuestrado por quienes han querido hacer del bloque de izquierda
una formación guerracivilista enemiga de la constitución y de la ley, en la que
nunca puede gobernar la moderación. Porque el mensaje revanchista totalitario
cuajó en gran parte de su militancia, especialmente en la joven, cuanto más
ignorante más adoctrinada en el frentepopulismo. Los cuadros democráticos del
PSOE son pocos y débiles por muchas razones. Entre otras porque la derecha ha
entregado los medios disponibles a la izquierda radical para destruir todo
atisbo de moderación en una guerra mediática inaudita.
No va a ser fácil salvar lo que queda de PSOE de ser arrastrado
definitivamente al odio revolucionario de Podemos y a la aventura destructora
del separatismo en Cataluña. Sus muchos militantes «podemizados» son resultado
de esa incansable agitación ideológica radical cuyo único motor real de
voluntad política es el odio al PP, a la derecha «franquista» imaginaria y a la
propia idea de España. Pero precisamente porque Podemos y sus satélites no son
una opción democrática, sino totalitaria y violenta, hay espacio en España para
una izquierda democrática. Que puede ocupar la linde izquierda del centro mucho
mejor y con mejor derecho que esos sucedáneos socialistas que le salen al PP y
que sistemáticamente traicionan al voto recibido con actitudes y políticas
ajenas. Podemos puede inicialmente beneficiarse de la frustración de verse
alejar el gobierno de un Frente Popular que creían ya hecho. Pero si se
racionaliza el debate político entre partidos democráticos, se renuevan sus
cúpulas y se entierran ciertos discursos, puede darse la oportunidad de acabar
con la grotesca anomalía de los extremismos comunista y separatista. Se puede
refundar un acuerdo nacional que muestre al separatismo sus límites en las
fronteras inamovibles del territorio y el Derecho. Y afrontar los duros tiempos
europeos que se vienen encima. Gracias a las inmensas insuficiencias de
Sánchez, vuelve a haber esperanzas razonables de que no nos volvamos todos
locos en España.
LA TOLERANCIA INTOLERABLE
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 04.10.16
Las elites tienden a una tolerancia peligrosa para quien la
sufre. Peligrosa e intolerable
EN Dresde corrieron ayer las lágrimas durante la celebración
del Día de la Unidad Alemana. Algunas invitadas a las solemnes ceremonias se
echaron a llorar de miedo y angustia en la agónica travesía que sufrieron desde
el templo de la Frauenkirche a la ópera de Semper. El cortejo oficial que hizo
a pie el breve trayecto se vio flanqueado por una turba que gritaba con
indignación y odio: «Fuera, fuera», «Merkel, largo de aquí», «traidores»,
«vergüenza». Había mucha gente ayer en las calles de Dresde que no había ido a
celebrar sino a demostrar la muchísima loza de convivencia que se ha roto en Alemania.
No respetaron ni a Angela Merkel ni al jefe del Estado, Joachim Gauck. El
domingo abuchearon al alcalde de la ciudad por invitar a musulmanes a la
fiesta. Hace días atacaron al alcalde de un pueblo cercano porque quería acoger
a refugiados en una casa restaurada del pueblo. Los incendios en centros de
refugiados proliferan. A los bomberos se les impide el paso. Siempre hay gente
aplaudiendo las llamas.
El centro de Dresde fue mucho tiempo paisaje de ruinas por
las bombas británicas del 13 de febrero de 1945 sobre una Alemania ya vencida.
Bombas incendiarias lanzadas por el odio británico desencadenado por los
alemanes en Coventry o Londres cinco años y millones de muertos antes. Ayer
odiaba allí gente que no odiaba hace unos años. ¿Se han vuelto locos? ¿Habrá
alguien responsable? Merkel no se hacía esta pregunta ayer. Con esa manida
coletilla de «vamos solucionando las cosas» y una frase displicente hacia «los
intolerantes», daba por zanjado el asunto. Así las cosas, cada vez serán más.
Porque allí estaba la extrema derecha que tanto ha crecido y muchos alemanes
que nunca han sido ultraderechistas pero no soportan ya esa arrogancia del
nuevo despotismo ilustrado. De unos gobernantes que desprecian la intolerancia
de los pobres y de quienes no son tan elegantemente indolentes como ellos.
Quizás porque ellos no han de convivir en sus barrios con pobres de países
remotos y compartir la escasez de vivienda, servicios, sanidad. Y sufrir la
intolerancia del recién llegado y su acoso e imposición de formas ajenas y
hostiles en los espacios públicos.
Horas antes comparecía en Budapest el principal adversario
político de Merkel en Europa, Viktor Orban. Había convocado un referéndum para
pedir a los húngaros que no acepten cuotas de refugiados. Y aunque la participación
no llegó al 50 por ciento, anunció que cambia la constitución para anclar en
ella el veto a dichas cuotas. Orban es tachado de ultraderechista despreciable
por los medios europeos biempensantes. Generador de odio, dicen, intolerante.
Sin embargo, en Hungría no hay incendios ni acosan ni agreden a los alcaldes ni
atacan a las autoridades en ceremonias de fiestas nacionales. Y ese baremo tan
fiable como es la presencia judía para medir tolerancia y seguridad también
revela que en la demonizada Hungría cada vez viven más judíos, mientras de la
tolerante Francia huyen amenazados. Pero la prensa alemana y francesa está
empeñada en que Hungría tenga los mismos problemas que Alemania y Francia.
Orban se niega y no se le perdona. Como no se quiere perdonar a los británicos
que decidieran el Brexit. Es más fácil insultar que ver qué sucede en Europa
para que cada vez menos se fíen de los ilustrados gobernantes. Como muchos no
querían ayer perdonar a los colombianos su maravilloso heroísmo, ejemplo de
dignidad y sentido de la justicia. Ese que les ha llevado al glorioso corte de
mangas a los ilustrados amorales de todo el mundo que querían imponerles la
tolerancia con el mal que es la impunidad del crimen de la narcomafia
izquierdista latinoamericana. Las elites tienden a una tolerancia peligrosa
para quien la sufre. Peligrosa e intolerable.
ORBAN CAMBIARÁ LA CONSTITUCIÓN PARA QUE NO ENTREN REFUGIADOS
Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Budapest
ABC Martes, 04.10.16
Presentará la reforma en el Parlamento y buscará el apoyo de
la extrema derecha
Un nuevo partido liberal El «Perro de dos colas» obtuvo
muchos votos tras pedir a los húngaros que tacharan el «sí» y el «no»
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, presentará mañana
mismo en Consejo de Ministros sus planes para una reforma constitucional que
haga imposible a todo gobierno húngaro aceptar cuotas de inmigración impuestas
desde el exterior. El Partido de Orban y su aliado democristiano están hoy a
falta de dos escaños para los dos tercios requeridos para esa reforma
constitucional. Pero el primer ministro tiene la tranquilidad de que el partido
ultraderechista Jobbik no podría nunca negarle los votos necesarios para una
reforma que él mismo había pedido, eso sí, sin referéndum.
AFP
Orban, ayer en el Parlamento húngaro, se dispone a
pronunciar un discurso
Con esta rápida iniciativa legislativa, Orban quiere dejar
claro que el evidente revés que supuso no alcanzar el quórum necesario para dar
validez a un referéndum convocado por él mismo no entorpecerá su proyecto
político en este campo de la inmigración. El primer ministro dijo el domingo
que la cuestión principal para Hungría y para Europa en los próximos tiempos
estará en el debate sobre esta inmigración que quieren imponer desde fuera.
«Hemos decidido que serán los húngaros y no otros quienes decidan con quién
conviven sus hijos y nietos en el futuro. Decide Budapest, no Bruselas».
Con las cifras alcanzadas, el Gobierno subraya que el
domingo se emitieron más votos favorables al rechazo de las cuotas que síes en
el referéndum para el ingreso de Hungría en la Unión Europea. También han
citado muchas otras consultas con plena vigencia y unos listones muchísimo más
bajos como el reciente de Holanda sobre la política de la UE en Ucrania. Todo
ello no puede eclipsar el revés político que supone no lograr validar por falta
de participación un referéndum convocado desde el poder sin que nadie le
urgiera a ello. El primer ministro quiere hacer olvidar cuanto antes este error
de cálculo y a un tiempo mantener vivo el debate político de la inmigración que
considera el eje de toda la política europea, pero también de su agenda de
batalla de las ideas de cara a Europa y a sus elecciones generales en 2018. Las
elecciones que habrá el próximo año en Francia y Alemania parecen garantizarlo.
Partido liberal
Está claro que le costará a Orban renovar por tercera vez
consecutiva una mayoría absoluta abrumadora como la que ha gozado. Aunque nadie
interprete la abstención en el referéndum como un reforzamiento de la muy débil
oposición de izquierdas sí hay un factor nuevo que podría causar inquietud en
las filas del partido Fidesz de Orban. Los votos nulos han sido muchos en las
grandes ciudades, en algunos barrios de Budapest hasta por encima del 10%.
Parecen responder al llamamiento de un fantasmal partido liberal que, medio en
serio medio en broma, se hace llamar el Perro de dos colas (MKKP) y en
octavillas y carteles pidió se tachara en la papeleta tanto el sí como el no.
Esto los distinguía de los partidos de izquierda que pidieron la abstención. Un
pequeño partido liberal podría hacerle daño entre la gente joven en un momento
en el que tendrá que prestar también atención al discurso de la ultraderecha de
Jobbik, que ya es la segunda fuerza según los sondeos, bien por encima del
partido socialista. En el Parlamento aún tiene el partido socialista más
escaños (29) que la ultraderecha (23).
La verdadera extrema derecha
En Hungría se produjo, tras hundirse los socialistas en
2010, un fenómeno opuesto al de Europa Occidental donde, hasta surgir los
populismos, todos los partidos migraban hacia la izquierda. La izquierda
húngara se redujo a un partido socialista con 29 escaños de una cámara de 199.
Mientras Fidesz (Orban) ocupaba todo el centro derecha y la derecha. Y en la
ultraderecha quedaba Jobbik con una retórica inicial racista y radical. Jobbik
ha suavizado sus formas y está al alza en los sondeos. Y es la oposición más
firme a FIDESZ.
VIKTOR ORBAN SE DECLARA VENCEDOR EN UN REFERÉNDUM QUE CARECE DE VALIDEZ JURÍDICA
Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Budapest
ABC Lunes, 03.10.16
Sólo votó el 42,4 % y se necesitaba más del 50% de
participación para que fuera vinculante
Interpretación libre Orban interpreta el resultado como un
mandato político para no aceptar refugiados
Otras votaciones En otras elecciones, en el país votó entre
el 65 y el 70 por ciento del censo; un 20 por ciento no lo hizo ayer
El referéndum sobre las cuotas de inmigración no alcanzó en
Hungría ayer el 50% de participación necesario para ser jurídicamente válido.
Votó en torno al 42,4% del censo con un abrumador 98% de votos de rechazo a las
cuotas de inmigrantes que pueda imponer la Unión Europea. Sin embargo, nada
estaba ayer más fuera de lugar que las campanas triunfales procedentes de
Europa occidental, y Berlín y Bruselas en especial, muy hostiles a la política
del Gobierno húngaro que al saberse que no se alcanzaba el 50% daban por nula y
sin ningún efecto a la consulta. Porque el primer ministro Viktor Orban
anunciaba que el resultado es suficiente para emprender un cambio
constitucional que sancione la opinión masivamente mayoritaria de rechazo
frontal a toda inmigración impuesta.
EFE
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, ayer en el
momento de depositar su voto en Budapest
«Es un gran acuerdo nacional en el que nueve de cada diez
húngaros que han votado han optado por nuestra voluntad soberana en una
cuestión capital para el futuro de nuestros hijos. La cuestión era quién va a
decidir quienes van a vivir en el futuro con los húngaros, Bruselas o Budapest.
Y la respuesta esta clara, Budapest. Este era un paso capital. Ahora hay que
dar forma legal a esta decisión del pueblo húngaro. En los próximos días
presentaré una propuesta de cambio constitucional en la que se plasme la
decisión del pueblo. Bruselas tendrá que entender que no puede imponerse contra
la voluntad de una opinión como la hoy expresada», aseguró ayer el primer
ministro.
Orban ya había anunciado por la mañana cuando votaba y
parecía asumir ya que no alcanzaba la mitad del censo, que no necesitaba una
validez jurídica de un referéndum que iba a interpretar como mandato político.
Y nada más cerrar los colegios, el vicepresidente de Fidesz, el partido de
Orban y vicepresidente del Parlamento Gergely Gyulas informó a ABC que «en
cuestión de días su gobierno presentará un proyecto legislativo para anclar
legalmente la voluntad expresada por los húngaros».
Medidas legislativas
Fuentes de Fidesz reafirmaban esta línea argumental de que
no se llegara al 50 por ciento lo que se había comenzado a estimar probable en
las últimas semanas. «Más de 3.200.000 votantes han expresado su temor a que,
desde el exterior y en contra de la voluntad de los húngaros, se tomen medidas
que puedan cambiar dramáticamente la vida en Hungría como sucede en otros
países». Por ello se van a tomar, y con carácter urgente según reafirmaba el
vicepresidente del parlamento, medidas legislativas para blindar la prohibición
de aceptar cuotas obligatorias de refugiados.
Declaración de guerra
Estas serán recibidas por Bruselas previsiblemente como una
declaración de guerra. Lo cierto es que el gobierno contará con una amplia
mayoría para aprobar tanto leyes como la reforma constitucional. Le sobrarán
votos porque el partido ultraderechista Jobbik que también había pedido el No
en el referéndum, difícilmente podría negárselo en el parlamento para dicha
reforma constitucional. Este partido había anunciado que pediría la dimisión de
Orban si no alcanzaba el 50%, como ha sido el caso. La ultraderecha es el único
partido de la oposición que puede realmente hacer daño a Orban que sin duda
intenta fortalecer su plataforma electoral de cara a las elecciones de 2018 en
que ambiciona repetir por tercera vez consecutiva su mayoría absoluta. Los
demás partidos de la oposición, salvo el minúsculo partido liberal, no se
atrevieron a pedir el Sí a los refugiados ante el masivo rechazo popular a tal
opción. El habitual cuerpo electoral está entre el 65 y 70%. Un 20% ha dado la
espalda a la consulta por diversas razones. Por rechazo al obvio uso de la
consulta para la reafirmación del poder político de Orban o por saber que la
opción de rechazo estaba asegurada. Un mero 1,8% de los participantes ha votado
a favor de las cuotas y de las tesis de Bruselas sobre el reparto obligatorio.
Improbable
Gyulas ya había manifestado a este periódico dos días antes
que era improbable que se lograra ese 50% y recordó que ni en el ingreso de
Hungría en la UE ni en su entrada en la OTAN hizo falta esa mitad del censo y
en ambos casos estuvo por debajo. Quitó importancia a los entusiasmos de los
medios de Europa occidental ante la noticia de que no se había alcanzado el
quórum. «Lo importante es nuestra labor legislativa al respecto que se iniciará
en los próximos días. Este resultado es un voto muy contundente para tomar
medidas que impidan peligros para Hungría». Para quienes desde la Unión Europea
vayan a poner en duda el peso político de un voto como el habido ayer en
Hungría del 95% del 45% del electorado, Budapest puede recordar que también
ayer se celebró un referéndum apoyado por Bruselas en Colombia para el llamado
«Acuerdo de paz de La Habana» con las guerrillas narcoterroristas de las FARC.
En este referéndum, que la Unión Europea celebra con
entusiasmo, la aprobación de la tesis oficial no exigía más que el Sí del 13%
del electorado.
42,4 por ciento
Es la participación registrada en la consulta celebrada ayer
contra las cuotas de inmigrantes impuestas por Bruselas
SÍ
De los húngaros que acudieron a votar, sólo el 2 por ciento
acepta la llegada de inmigrantes a su país
NO
El 98 por ciento de los húngaros no quieren que lleguen
inmigrantes, y mucho menos si se trata de musulmanes
ORBAN DESAFÍA A BRUSELAS
Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Budapest
ABC Domingo, 02.10.16
El primer ministro húngaro asegura que más de un 40 por
ciento de participación daría validez política a la consulta
Unos ocho millones de húngaros están hoy llamados a las
urnas para decidir si aceptarían o no la asignación por parte de la Unión
Europea de cuotas de refugiados. El resultado está ya claro. El rechazo a la
llegada de refugiados en cualquier circunstancia es masivo. La única duda que
ayer se mantenía era si la participación superará o no la barrera del 50% que
valida el referéndum. Esta consulta es una movilización política del Gobierno
húngaro en favor de su propia cohesión y su hegemonía en la sociedad húngara,
además de un pulso político e ideológico a una Unión Europea dominada por la
política de Angela Merkel de aceptar a los refugiados y minimizar las
dificultades y los problemas resultantes.
EFE
Orban, durante una visita a la valla levantada en la
frontera entre Bulgaria y Turquía
El primer ministro, Viktor Orban, se ha convertido en el
líder del bloque opositor a la política de Merkel y los países occidentales en
materia de refugiados. No solo los gobiernos de países del este integrados en
el grupo de Visegrado, la propia Hungría, Polonia, Eslovaquia y Chequia, también
fuerzas políticas emergentes en muchos países de la UE muestran una creciente
oposición a la inmigración en Europa. El Gobierno húngaro es muy consciente de
que está lanzando también una señal a un año 2017 repleto de citas electorales,
incluidas las presidenciales francesas y las federales alemanas. El Gobierno
húngaro lanza por tanto un pulso a lo que llama «la hegemonía de la izquierda
liberal europea» –en la que incluye democristianos y socialdemócratas– que
según Budapest pone en peligro los propios cimientos de la sociedad libre y de
la identidad europea. Las campañas que en este sentido y contra la inmigración
musulmana ha orquestado el Gobierno húngaro han sido tachadas por esa izquierda
europea y por muchas ONG como xenófoba y racista.

Contra la corrección política
El Gobierno de Orban niega tal extremo y atribuye estas
acusaciones a los lobbies izquierdistas y liberales que dominan la política de
Bruselas y a los que considera culpables de la mayor parte de los problemas de
Europa, entre otros de la ceguera ante los problemas que genera la corrección
política. Respeto al resultado ya ha dicho que uno similar de votantes al que
aprobó el ingreso en la UE o la OTAN, entre el 40 y el 50% tiene plena validez
si no jurídica, sí política para lo que se propone. Que no es otra cosa que
exigir que cuestiones capitales para el futuro de los estados nacionales las
decidan estos y no la UE. Húngaros entrevistados por medios occidentales
mostraban al mismo tiempo su rechazo a toda inmigración y especialmente a la
musulmana, pero también escaso interés por acudir a las urnas para algo que
creen resuelto. Una de las respuestas más repetidas era que está claro que los
refugiados no quieren venir a Hungría. «Todos quieren ir a Alemania». Y no solo
Hungría ve con espanto la pretensión de que se instalen una cuotas que
automáticamente repartan a todos los refugiados que van llegando a Europa y así
se modifique la composición demográfica y se generen los problemas que aquejan
a países europeos occidentales con sus grandes comunidades de inmigrantes.
BESTIA NEGRA DE LA CORRECCIÓN POLÍTICA
Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Budapest
ABC Sábado, 01.10.16
VIKTOR ORBAN PREMIER HÚNGARO
Perfil
IGNACIO GIL
Viktor Orban, en una reciente entrevista con ABC
Es el primer ministro de un pequeño país que no llega a los
diez millones, pero tiene un protagonismo que trasciende en mucho al papel de
su país. A Viktor Orban se le odia o se le admira. A sus 53 años es ya un
veteranísimo político en el escenario europeo. Muchos le llaman derechista y
autoritario y es la bestia negra de la izquierda liberal y del consenso
socialdemócrata de Europa occidental. Pero nadie le puede acusar de incumplir
leyes o violarlas. Todas las enmiendas que se le impusieron desde Bruselas a su
política las ha acatado. A los 26 años era un brillantísimo joven que en la
ceremonia histórica del 16 de junio de 1989 exigía ante una multitud elecciones
libres y la retirada de las tropas soviéticas. Y fue becado por la Fundación
Soros, hoy quizás su peor enemigo. Fue primer ministro la primera vez con 35
años. Cuatro años después perdía y pasó ocho en la oposición. Después ganó de
forma abrumadora. Valiente en sus reformas económicas antes como ahora, culto
como pocos políticos europeos, padre de cinco hijos, solo la corrupción que
acecha siempre a las amplias mayorías puede frustrar su futuro como líder de
una nueva forma de hacer política en Europa.
LA ABSTENCIÓN AMENAZA EL REFERÉNDUM HÚNGARO SOBRE LOS REFUGIADOS
Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Budapest
ABC Sábado, 01.10.16
El Gobierno ganará, pero necesita una participación de más
del 50% para que la consulta sea vinculante
El Gobierno húngaro reconoce dificultades para movilizar al
electorado a acudir al referéndum de mañana, en el que pide el rechazo a las
cuotas de inmigrantes que pudiera imponer la Unión Europea. El resultado será
abrumador a favor del rechazo a las cuotas, tal como pretende el Gobierno. La única
duda está en esa participación. Salvo pequeños grupos de oposición de la
izquierda liberal urbana no hay partidarios de una acogida de refugiados. Ayer
los citados grupos de artistas e intelectuales de izquierdas que defienden ese
«welcome refugees» apenas reunieron en un mitin fin de campaña a cinco mil
personas en una Budapest de más de dos millones. El Partido Liberal tiene 5
escaños; los cristianodemócratas, 16; el ultraderechista Jobbik, 23; los
socialistas, 29, y Fidesz, 119. Como la oposición socialista se ha refugiado en
el boicot al referéndum, los partidarios de dar un «sí» a posibles cuotas
europeas son una minúscula minoría en el Parlamento como en la calle. La
actitud general entre la población, incluida la gente joven, está marcado por un
rechazo contundente a una inmigración que se relaciona directamente con el
islamismo. «No podemos correr el riesgo», dicen los carteles oficiales que
invitan a votar «no» el domingo. Y la propaganda sobre los problemas generados
por la inmigración musulmana en Europa occidental es constante.
El vicepresidente del Parlamento y del partido gubernamental
Fidesz, Gergely Gyulas, en conversación ayer con ABC en el Parlamento quitó
importancia a alcanzar el 50% que convierte en vinculante este referéndum y dijo
que cualquier cifra similar a la que aprobó la entrada en la UE o la OTAN, unos
tres millones y ambos por debajo de la mitad del electorado, cumple no la
obligación legal pero sí el papel político que el primer ministro, Viktor
Orban, confiere a la consulta. Como arma frente a la UE, que podría pretender
imponer unas cuotas permanentes de refugiados. A esto se niegan rotundamente el
Gobierno húngaro y también la población. Nadie duda de que el voto emitido será
de rechazo. Pero con una participación electoral que nunca pasa del 65%, la
movilización del 50% del electorado para votar sobre un resultado que se da por
hecho está costando mucho.
Denuncias de la oposición
Fuentes de la muy débil oposición liberal de izquierdas
señalan que el Gobierno ha advertido a los ayuntamientos que aquellos que no
logren una alta participación serán los primeros candidatos a recibir
refugiados en cualquier reparto. Y también hay instrucciones a los empleados
públicos de acudir a las urnas.
Al igual que el primer ministro Orban, en una larga
entrevista en Radio Kossuth, el vicepresidente Gyulas, a sus 35 años hombre
fuerte en el partido, dejó claro que su Gobierno va a impedir en todo caso que
una decisión tan terriblemente transcendental como unos flujos migratorios que
determinarían la composición étnica, religiosa y cultural de Hungría se tome
fuera de sus fronteras. Budapest está dispuesta a la ayuda exterior con la UE y
a una mayor cooperación, pero rechaza radicalmente una inmigración que
construye sociedades paralelas como las que existen en países con pasado
colonial o mucha inmigración laboral como Francia, Reino Unida, Bélgica, o
Alemania. «Aceptamos de buena gana que favorezcan ese tipo de sociedad pero
deben respetar nuestra decisión de no hacer lo mismo. Bruselas no puede decidir
en contra de las voluntades nacionales estas cuestiones». Gyulas dijo que
catastróficas actitudes recientes de gobernantes occidentales y de Bruselas son
culpables del Brexit. Este no se habría producido, señala, sin el caos
migratorio del pasado año, «en el que las élites dirigentes europeas aplaudían
la anarquía en las fronteras y nos demonizaban a los únicos que cumplíamos las
leyes».
La pregunta
Esta es la larga pregunta a la que los ciudadanos tendrán
que contestar sí o no en el referéndum de mañana: «¿Quiere usted que la Unión
Europea imponga la residencia en Hungría de ciudadanos no húngaros incluso sin
permiso del Parlamento (húngaro)?»
Sondeos
Según las últimas encuestas, el 70% de los votantes
rechazarán la imposición de cuotas para aceptar refugiados, frente a un 5% que
estarían a favor, y un 16% de indecisos.
Participación
Según la ley, al menos el 50% más uno de los 8,27 millones
de ciudadanos que tienen derecho a voto deberán ejercerlo para que sea válido
el referéndum. Una cifra que no parece seguro pueda superarse con claridad,
según los sondeos, que sitúan la participación al borde del 50%. En todo caso,
el Gobierno cree que la consulta sería válida si se pronuncian al menos tres
millones de personas, como sucedió con la consulta sobre la OTAN.